Nac� en una ciudad del norte de M�xico, hijo de Sonia, madre
soltera, cuando ella ten�a 20 a�os. Cuando mi madre se dio cuenta que yo
anunciaba mi llegada, mi padre, su novio, la abandon� (Nunca lo conoc� y ahora,
ni me interesa saber qui�n es). Mis abuelos no apoyaron el desliz de mi madre y
las actitudes de �stos la hicieron sentirse rechazada, por lo que, en la primera
oportunidad que tuvo pidi� cambio de residencia en la empresa donde ella
prestaba sus servicios y mud� su residencia, primero a la ciudad de Guadalajara,
y despu�s a la ciudad de M�xico, donde actualmente vivimos.

Gracias a que mi madre es una mujer luchadora, inteligente y
de mucha creatividad, sola, sin conocer a nadie, en ciudades tan grande pudo
abrirse paso y triunfar en la vida, y apoyarme para que yo lograra mi carrera
profesional.

Cuando nac�, Sonia (a partir de este momento la nombrar� solo
con su nombre, y ya no me referir� a ella como mi madre, adem�s de que nunca le
he dicho mam�, como es com�n, y ahora ambos pensamos que fue juego de nuestro
destino) estuvo conmigo mis primeras semanas; por raz�n de su trabajo, casi a
los dos meses me tuvo que dejar en la secci�n de maternal de la guarder�a de la
empresa d�nde prestaba sus servicios. Al salir de su trabajo me recog�a y nos
�bamos juntos a casa. A partir de entonces inici� nuestro acercamiento, por lo
que crec� muy apegado a ella, y Sonia muy apegada a mi. No obstante tener varias
oportunidades nunca acept� casarse y se enfrent� sola conmigo a los retos que la
vida presenta a una madre soltera.

Claro que esto que relato yo no lo recuerdo. Sonia me lo ha
narrado. Mis recuerdos principian m�s o menos como a mi edad de 5 a�os, mis
�ltimos meses en la guarder�a, poco antes de que yo iniciara mi educaci�n
primaria; por tanto, la parte medular de esta historia inicia en mi vida
escolar.

Nuestro d�a iniciaba antes de la salida del sol, excepto los
fines de semana. Mientras yo cumpl�a mis obligaciones dom�sticas matutinas
propias de un ni�o, como eran hacer las camas u otras labores menores, Sonia
preparaba el desayuno. Nos sent�bamos juntos a la mesa y juntos sal�amos de
casa; el autob�s escolar me recog�a en la esquina y me trasladaba a la escuela y
luego Sonia se iba a su trabajo. Por la tarde ella me recog�a, despu�s de salir
de sus obligaciones laborales, y juntos regres�bamos a casa.

Al llegar a casa com�amos juntos, hac�amos algunas labores
dom�sticas y para concluir la diaria jornada nos duch�bamos juntos, por lo que
de siempre me acostumbr� a ver a Sonia desnuda.

En mi inocencia yo observaba la diferencia entre ambos: no
�ramos iguales, pero yo no sab�a por qu� yo ten�a "un pajarito" (ella siempre
llam� as� a mi pene) y ella ten�a "un nidito" (as� llamaba Sonia a sus partes
femeninas).

Una tarde, cuando yo ten�a como ocho a�os, en la acostumbrada
ducha diaria que tom�bamos siempre juntos, entre Sonia, mi madre, y yo,
iniciamos el siguiente di�logo:

En ese momento no insist� m�s, pero como en la escuela yo ya
hab�a escuchado "algo" de parte de otros ni�os, con cierto morbo en la primera
oportunidad.volv� a tocar el punto en la ducha

Antes de describir c�mo fue nuestra pl�tica de la segunda
ocasi�n en que intencionalmente volv� a tocar el tema, dir� que, como nos
ba��bamos juntos, era muy com�n que yo enjabonara la espalda, las piernas y
"otras partes" del cuerpo de Sonia, y cuando esto ocurr�a me percataba que ella
entrecerraba sus ojos lo cual me excitaba, aunque yo no sab�a por qu� era la
rara y rica sensaci�n que experimentaba, m�s cuando ella me enjabonaba y tocaba
mi pene que r�pidamente se me pon�a duro.

Sonia guard� silencio dejando que yo le enjabonara todo su
cuerpo, que en esa ocasi�n yo lo hice de forma distinta: lenta y suavemente, m�s
cuando met� mis finos dedos entre su vello p�bico; de forma especial e
intencionalmente separaba sus labios vaginales y sobaba su cl�toris "haci�ndome
el inocente". Yo ten�a mi peque�o pene totalmente erecto en tanto que ella
cerraba sus ojos y se expresaba en leves quejidos de satisfacci�n. Reanud� mis
preguntas para aclarar mis dudas:

Nos salimos del agua y nos secamos como siempre
acostumbr�bamos. Tom�ndome de la mano me llev� a la cama, donde ambos dorm�amos
juntos.

Al llegar a la cama estimul� mi "pajarito" que no lo ocupaba,
ya que estaba totalmente erecto. Se acost� separando sus piernas quedando sus
caderas al borde de la cama y me dijo:

Guard� silencio y ella continu� hablando en un susurro.

Segu� las indicaciones al pi� de la letra. Empuj� mi
"pajarito" que sin mayor problema entr� en el hoyito del "nidito" de Sonia.
Seguramente que Sonia no sinti� nada porque mi "pajarito" entonces era muy
peque�o, pero yo si sent� algo bonito y diferente.

Aferr�ndome con mis manos a las piernas de Sonia, empec� a
realizar el "mete y saca" sin mayor problema. Yo hab�a visto en alguna ocasi�n
c�mo lo hac�an los perros, incluso pens� que pod�amos "pegarnos". Segu� en
silencio durante unos minutos en tanto que Sonia, excitada cerraba sus ojos y
mov�a sus caderas. Luego me dijo:

Obedec� la instrucci�n y me sub� a la cama, mientras Sonia
apretaba y me acercaba sus chichis ofreci�ndome de mamar. Me prend� como un beb�
y succion� en tanto que ella me acomod� de tal forma que qued� montado sobre su
cara, lo cual facilit� que ella succionara mi "pajarito", sintiendo yo unas
"cosquillas" que nunca hab�a sentido.

As� estuvimos un rato hasta que me dio nuevas indicaciones:

De nuevo me dirig� a su entrepierna separando un poco sus
labios vaginales descubriendo una chichita del tama�o de una uva madura (yo no
sab�a que era el cl�toris, menos que era el lugar de m�s sensaci�n de Sonia y de
todas las mujeres), Siguiendo sus indicaciones empec�, primero a lamer y despu�s
a succionar, logrando que Sonia hiciera unos gestos inenarrables que despu�s
supe que eran orgasmos.

As� inici� nuestra relaci�n incestuosa que hemos mantenido en
un mutuo secreto hasta la fecha y sin inhibiciones.

A partir de entonces, desde mis ocho a�os, casi todos los
d�as yo acomodaba mi "pajarito" en el "nidito" de Sonia, y esto fue lo que quiz�
llev� a acelerar mi llegada a la adolescencia.

Poco antes de cumplir los 11 a�os mi "pajarito" era m�s
grande de lo normal (lo comprob� en una ocasi�n con otros ni�os m�s grandes con
quienes yo jugaba y que se masturbaban). A esta edad yo ya ten�a vello p�bico y
expulsaba poco semen. Mi "pajarito" alcanzaba cerca de doce cent�metros de
largo, tend�a a ser gordo y de gran cabeza. Cada cumplea�os, Sonia me med�a con
una regla.

A los 15 a�os ten�a una dimensi�n de 17 cent�metros; a los 18
alcanz� su actual tama�o de 23 cent�metros y es inusitadamente grueso y cabez�n.

Nuestra relaci�n ha seguido y para evitar la posibilidad de
un embarazo sumamente inconveniente, cuando mi semen fue lo suficientemente
consistente, Sonia recurri� a una histerectom�a.

Para concluir esta historia, narrar� solo uno de nuestros
encuentros sexuales, que aun cuando son rutinarios, ya que son casi a diario,
todos son diferentes entre s�.

Llegando ambos de nuestras ocupaciones diarias: Sonia de su
trabajo, yo de la preparatoria y despu�s de la universidad, nuestras actividades
en casa las realizamos desnudos, abraz�ndonos, bes�ndonos y acarici�ndonos cada
vez que nos encontramos hasta que terminamos en la ducha diaria.

Despu�s, como si fuera nuestra primera vez, nos dirigimos a
la cama y damos rienda suelta a nuestros deseos.

Se ha convertido un rito el hecho de tener mutuamente sexo
oral (en algunas ocasiones mi semen ha ba�ado el rostro de Sonia y ella ha
ba�ado el m�o con sus jugos vaginales), despu�s acomodo mi "pajarito" en su
"nidito" hasta quedar exhaustos del feliz y cansado placer que nos dan estos
momentos.

Una tarde Sonia lleg� de su trabajo. Yo la esperaba viendo la
T.V. Se dirigi� a donde yo estaba y empezamos a besarnos como si fuera nuestra
primera vez:

Tom� mi "pajarito" y empez� a succionarlo con su boca en
tanto se desnudaba y qued�bamos los dos como llegamos al mundo.

Abriendo sus piernas se mont� sobre de mi quedando frente a
frente, por lo cual, en tanto yo succionaba sus pezones mi "pajarito" buscaba el
hoyito de su "nidito" hasta quedar totalmente introducido en ese lugar tan
familiar para mi "pajarito" desde hac�a varios a�os.

Mi "pajarito", sumamente grueso y cabez�n empez� a
introducirse lentamente hasta perderse totalmente dentro de Sonia.

En este caso, Sonia empez� el "mete y saca" hasta que explot�
en un fabuloso orgasmo antes de que yo tuviera el m�o.

Sintiendo sus espasmos que apretaban mi "pajarito", hice un
esfuerzo por a�n no correrme para prolongar nuestra dicha. Sonia qued� exhausta,
perfectamente clavada en mi "pajarito" y tom�ndola en mis brazos la lleve a la
cama. La recost� dejando sus caderas al borde del colch�n y sacando mi
"pajarito" empec� a succionar su uvita haciendo que gozara de nuevo otro
fabuloso orgasmo.

Alej� mi lengua del "nidito" de Sonia dejando que de nuevo mi
"pajarito" lo llenara.

Empuj� fuertemente mi "pajarito" en su h�medo hoyito hasta
que sent� que mis huevos tocaban sus nalgas.

Inici� con furia el mete y saca: casi toda hasta fuera y
fuertemente toda hasta el fondo, casi toda hasta fuera y fuertemente toda hasta
el fondo, casi toda hasta fuera y fuertemente toda hasta el fondo, casi toda
hasta fuera y fuertemente toda hasta el fondo, casi toda hasta fuera y
fuertemente toda hasta el fondo, en tanto Sonia jadeaba de placer sintiendo mis
fuertes embestidas (yo hab�a aprendido perfectamente las lecciones que mi madre
me dio desde ni�o).

Sonia aferraba sus brazos con fuerza a mi espalda subiendo su
pubis y entrelaz�ndome con sus piernas para que mi "pajarito" le llegara m�s
profundo, hasta que ahogando sus gritos lleg� a un nuevo y feliz orgasmo que yo
complet� con fuertes chorros de leche en su interior:

Explotamos juntos en abundantes y fuertes jugos qued�ndonos
de inmediato profundamente dormidos, yo con mi "pajarito" dentro del "nidito" de
Sonia.

Claro, mi "pajarito" sin sacarlo del "nidito" de Sonia
disminuy� su grosor y magnitud, en tanto, el "nidito" de Sonia se sec�. Pero m�s
noche, la naturaleza nos despert� cuando mutuamente, dormidos y por instinto ya
hab�amos iniciado un nuevo acto sexual.

El rechazo que mi madre sufri� de sus padres, mis abuelos, a
causa del anuncio de mi llegada por sostener relaciones con su novio, mi padre a
quien no conozco ni me interesa saber qui�n es, fue el inicio de nuestro
destino. Los encuentros con la familia de mi madre son muy remotos; casi nunca
se dan, y, por razones obvias, evitamos las relaciones con nuestros vecinos.

Muchos personas que nos conocen no piensan que somos pareja,
no obstante que el mismo destino nos llev� a que yo nunca me he dirija a ella
con el digno mote de "mam�", como es costumbre en cualquier familia normal.

Actualmente tengo 23 a�os. Sonia me aventaja con 20, aunque
ella es "traga-a�os, ya que aparenta cuando mucho 30, quiz� debido a la
felicidad que ha experimentado como mujer sexualmente activa.