Suavemente, con delicadeza y despacio, fui introduciendo la
media de color carne en mi depilada pierna izquierda que apoyaba sensualmente
sobre la baranda de la cama, observando de reojo en el espejo de la pieza mi
desnudez femenina y observando c�mo resaltaba mi muslo depilado y las cadera
izquierda. Mi otra pierna ya ten�a la media liguero contorne�ndola y resaltando
la l�nea m�s gruesa que reluc�a en la parte de atr�s.
Es tremendamente excitante sentir la media sobre la suave
piel. Estaba desnuda prepar�ndome ansiosa para la llega de mi esposa. V� mi cara
transformada con una linda peluca rubia de pelos rizados, mis labios rojos
resaltando mi boca ansiosa de placeres y las pesta�as postizas que hac�an m�s
sensuales mis ojos pintados de azul con las cejas delineadas con l�piz negro.
Un suave toque de colorete resaltaba mis mejillas, mientras
los aretes con perlas rojas resaltaban con fuerza. No dud� en lanzarme un beso
sensual a la imagen que reflejaba el espejo. Una vez acab� de ponerme la media
me di vuelta hacia el espejo observando con delicia c�mo iba transform�ndome en
una mujer. Mir� con detenimiento mi depilado pecho que dejaba resaltar en
vergonzoso erotismo mis tetillas. Mi cl�toris parado, con sus dos bolas
depiladas colgando, mostraba la simultaneidad del hombre y de la mujer.
S�lo una peque�a mata de pelo adornaba el pubis. Acarici� la
verga que mostraba al hombre pero con la pasi�n de la mujer que estaba all� ante
el espejo. Dirig� mi mirada hacia mis pies que dejaban ver las u�as un poco
largas y con fuerte barniz rojo. En esos excitantes momentos me sent�a una mujer
y quer�a ser tratada as�. Volte� a ver mis nalgas que mov� con poses cada vez
m�s mariconas.
S� era una mariquita. Y me gustaba serlo. Par� mis
movimientos porque a�n me faltaba por arreglarme. Encima de la cama estaban los
ligueros, unas tanguitas de hilo, blancas y con un peque�o bordado que mostraban
dos lindas mariposas, unos zapatos de tac�n alto, rojos y con un mu�o en la
parte delantera, destalonados �me encantaba cuando caminaba y pegaban contra mis
pies--, los senos artificiales, brassieres blancos, y un vestido escotado negro
cuya falda supermini terminaba arriba de mis rodillas, casi en las nalgas. Poco
a poco fui coloc�ndome la indumentaria sinti�ndome nena por completo. Mi mujer
encontrar�a a Mar�a Yolanda esper�ndola. Quer�a ser tratada como una puta, una
zorra. Me sent�a maravilloso porque siendo hombre adquir�a el car�cter de la
mujer que, de un momento a otro, hab�a salido al exterior.
Llevaba en el transformismo seis meses. Mi esposa s�lo lo
admit�a los �ltimos siete d�as del mes. Hab�a comprado un ajuar completo:
zapatos de diversas clases y estilos, pantys, medias, ligueros, aretes,
vestidos, bluyines, tenis femeninos. Ten�a tanto que ocup� buena parte del
closet. Ten�a para cada ocasi�n y para cada deseo. Unas veces era la mucama: un
gorro blanco sobre mi cabeza, delantal negro descubierto por detr�s, medias
negras y zapatos de tac�n bajo. Arreglada le serv�a a mi esposa. Era su
sirvienta, su esclava. Otras veces me convert�a en una verdadera puta. Otras
vestida con bluyines descaderados, una camiseta ombliguera y unos tenis rosados.
Algunas veces me transformaba en una mujer dominante. Todos los roles y papeles
femeninos los hac�a. Hasta vestido de colegiala me convert�a en una ni�a a la
que se le bajaban sus pantis para darle unas nalgadas y ser castigada. Todo el
mundo femenino en sus m�s variadas sensaciones pude sentirlos.
Hoy, esta noche, quer�a ser lesbiana. Muchas veces deseaba
ser penetrada por un hombre que me hiciera su mujer, lo que a�n no hab�a hecho y
sab�a que no contar�a con el consentimiento de mi esposa. Pero ten�a que
hacerlo. Cada vez ese deseo de estar con un hombre con pantalones, un macho
fuerte, en fin, un verdadero hombre, porque yo no era el hombre que siempre
hab�a pensado y a quienes todos ve�an como tal, sino que, por cosas del destino,
hab�a terminado como una mujercita, una nenita, una mariconcita que no se hab�a
dado cuenta de lo mariposa que era. Con lujuria ansiaba comportarme frente a un
hombre como una mujer y, sobre todo, ser desvirgada, tomada, sometida, mientras
mi cuerpo rodeaba con postura y comportamientos femeninos, rendida ante la
realidad, a ese macho que me har�a suya.
Pero, y eso lo ten�a muy claro, no deseaba ser una mujer por
completo. A�n segu�a siendo hombre y quer�a seguir si�ndolo. S�lo que hab�a
descubierto un mundo donde pod�a conjugar el papel de hombre y de mujer,
maravilloso mundo donde sin dejar de ser hombre pod�a ser mujer. Creo que los
que somos as�, m�s que dudas y temores, tenemos la seguridad de conocer ambos
mundos, sin importarnos ser lo uno o lo otro. La idea de mi esposa de dejarme
ser mujer los �ltimos d�as del mes me parec�a que cubr�a ambos lados de mi
personalidad, aunque deb�a reconocer que me estaba gustando m�s el lado
femenino.
Me gustaba transformarme y las veces que lo hac�a me
convert�a en una verdadera nenita, sin embargo en los dem�s campos de mi vida mi
actuaci�n y sentimientos eran plenamente masculinos. No s� en estos momentos
hasta d�nde va a llegar Mar�a Yolanda. Hace un mes estaba muy loca y le dije a
mi esposa que quer�a estar como mujer quince d�as, a lo que se opuso. Pod�a ser
todo lo mujer que quisiera, pero s�lo en los d�as pactados, me dijo. Ella
tambi�n necesitaba un hombre. As� que dej� la idea.
Rumiando estos pensamientos sent� que lleg� mi esposa. Sal�a
a recibirla movi�ndome mariconamente. Me bes� y me dijo: "Est�s linda mamita. Me
imagino lo desesperada que estabas para transformarte. Te cuento que en la
reuni�n de trabajo me excit� pensando c�mo te encontrar�a. Casi no puse atenci�n
a lo que all� se dec�a. Mi imaginaci�n estaba contigo, y lo m�s extra�o es que
me alborot� pensando en la mujer que iba a encontrar. Hasta me re� interiormente
imaginando a Laura que estaba en la reuni�n. Con las ganas que te tiene. �Si
supiera que no eres m�s que una nena!. Pensando eso advert� lo puta que era yo
al aceptarte y al saber que me excita verte de mujer". Le di un apasionado beso.
"Voy a la pieza a cambiarme. Mientras tanto mu�equita sirve unos traguitos, pon
m�sica. Ya regreso primor", me contest� mientras me acariciaba una nalga. Ella
fue a nuestra alcoba y yo me puse a servir los tragos de ron como toda una nena:
movi�ndome sinuosamente.
Una vez serv� todo me sent� en el sof� con las piernas
cruzadas como lo sabemos hacer nosotras las mujeres. Al oir unos taconeos dirig�
mi mirada hacia la parte que daba a la alcoba. All� ven�a mi esposa
despampanante, con sus tetas al aire, zapatos de tac�n alto y unas diminutas
tangas rosadas. No llevaba medias. Muy pintada. Parec�a una puta de verdad. Mi
cl�toris reaccion� alzando un poco la falda y queriendo salir de la prisi�n a
que lo somet�an mis pantis. Mi esposa, moviendo su lindo cuerpo, se acerc� con
el peculiar contoneo de su cuerpo que siempre me hab�a excitado sobremanera.
"�C�mo luzco, querida?" me pregunt� mientras una mano
acariciaba el pez�n de su teta derecha. "Preciosa. �Y yo?" le respond�. "Divina
est�s tesoro. Camina como la nena que eres, desfila como una putita", replic�.
Yo comenc� a caminar contoneando mis nalgas y haciendo las poses que me
encantaban y me hac�an sentir femenina. Mientras me mov�a mi esposa se sent� en
el sof� a beber y mirarme. Le lanc� besitos y me pasaba la lengua por mis labios
rojos. Ella se baj� los pantis e inici� un suave masaje� en su chimba.
"Ah,ah....qu� rico...me siento lesbiana...ah,ah,ah...oh,...me imagino lo que
sienten las lesbianas...pero tu eres mi esposo...ah,ah,...no, eres mi esposa, si
mi mujercita....ay querida, mu�vete, hazme un streap tease...s�,s�,linda...s�,
eso, acaba de bajarte el vestido....�pero qu� mujer eres! �c�mo te mueves
mamita!...ah...ah...rico, s�, rico...sigue chuquilla, putita linda", hablaba mi
mujer con voz entrecortada. Estaba ella muy excitada, un poco de saliva corr�a
por la comisura de sus labios, sus ojos bien abiertos, casi en hipnosis,
indicaban lo excitada que se encontraba. Yo ya me hab�a quitado el vestido y las
tangas. Estaba desnuda con mi gallito mojado.
Muy mujer, muy femenina, muy puta, muy mariposa. Me sent�a
loca y me comportaba as� movi�ndole a mi esposa mi trasero, ya no de hombre sino
de nena, de la nena Mar�a Yolanda. Nada me importaba, al exterior, sin pena, sin
verg�enza, con pasi�n y lujuria, sacaba la hembra, porque sin duda quien me
viera as� ten�a que concluir que yo era una hembra. "Mami, amor m�o, soy una
mujer, quiero ser mujer...ah...ah..soy tu nena...quiero ser la mujer de esta
casa....ay...ay...Oh, mami...qu� rico es sentirse mujer...quiero que me trates
como tu esposa, tu lesbiana....ah,ah...huy,huy...mi lechita est� que
sale....mami, por favor, d�jame ser la mujer de esta casa...ay...ay...har� lo
que quieras....se siento tan bien...", le dec�a a mi esposa mientras me
acariciaba con una mano las pelotas de nosotras las TV, mientras con la otra
tocaba mi culito, mi chimba, mi cuca.
Me volte� y abr� mis nalgas. "Qu� te parece esta chimbita que
tengo", le dije a mi esposa. Ella se acerc�, se agach� y me meti� la lengua en
todo el huequito. "S�, as�...sigue cabrona, dame lengua, soy tu
nena...oh,oh...rico, s� rico...qu� maricada tan sabrosa". Luego de darme lengua
por un buen rato se separ� levant�ndose. Se me acerc� y comenz� a sacar su
lengua como un colibr� y yo, m�s alborotada, hice lo mismo. Ambas lenguas
estaban en el aire toc�ndose, enred�ndose. Su boca ol�a a culo, al culo m�o. Un
espectador al vernos dir�a que dos lesbianas se estaban dando lengua. Y en
verdad �ramos dos lesbianas: mi esposa y yo la nenita. Quer�a tragarme la lengua
de mi esposa cuando me le acerc� y fund� mi boca con la de ella, mientras mis
manos acariciaban su esplendoroso culo y ella pasaba las suyas por mi cuello.
"C�meme mami, c�meme ya que no aguanto m�s" gimi� mi esposa. Ca�mos las dos al
suelo.
MI cl�toris busc� su culito. "No, mami, por favor...hoy
no...quiero que me comas la chimba..." me dijo. Suavemente le respond�: "Tu
sabes que cuando soy mujer s�lo me como tu culito". "No, por favor, c�geme por
la chimba....har� lo que quieras", insisti� ella. Una idea se me vino a la
cabeza. "�Lo que quiera?" le repliqu�. "S�, lo que quieras mamita...lo que
quieras tata m�a...pero t�mame por la cuquita que est� toda mojada...", me
respondi�. Alborotada, sabiendo lo que iba a hacer al d�a siguiente, le clav� mi
gallito que entr� de una ante lo mojada que estaba con sus jugos. "Qu�
rico...c�mo me clavas mami...ah, ah, ahggg, ay, ay, sigue
cielito..sigue...cl�vame toda..c�mo me siento de puta....ah.ah...", gem�a mi
esposa mientras mov�a sus nalgas contra el tapete y alzaba sus piernas como una
puta y las mov�a. Mi vaiv�n era suave, haciendo meneos y moviendo las manos como
una verdadera maricona.
Cog� una de sus piernas y le quiet� el zapato, luego con la
otra hice lo mismo y continuando con la comida comenc� a besarle sus pies
pas�ndoles la lengua del tal�n a los dedos. Ella coloc� sus piernas por delante
quedando con sus rodillas junto a su cara y los dos pies en mi cara. Se los
besaba, se los lam�a. Mi mano derecha fue a mis nalgas introduciendo el dedo
�ndice en el ano hasta donde pude. En esa posici�n y con los gritos de ambas
solt� mi leche y ella lleg� a un orgasmo mientras gritaba: "Me vengo
querida...me vengo...te amo putica...". Fue una sesi�n de pasi�n que nos dej� a
las dos sudadas y exhaustas.
Luego de vestirnos las dos con piyamitas transparentes le
dije a mi esposa que no se le olvidara la promesa. "�Qu� quieres cari�ito?, me
pregunt�. Inmediatamente le respond�: "Pues ver�s querida que ma�ana te
levantar�s y ser�s la empleada del servicio toda la ma�ana. Andar�s con zapatos
de mucama, desnuda con el peque�o delantal que dejar� ver tu trasero.
Yo ser� una ama dominante y te tratar� como una sirvienta".
Mi esposa sonri� y dijo: "Ser� tu sirvienta y me dar�s unas buenas nalgadas como
a m� me gusta". Las dos nos dormimos. Pero antes de que el sue�o me doblegara
pens� de nuevo en que estaba urgida de un macho que me hiciera suya. Me dol�a
con mi esposa la traici�n, pero en mi cabeza rondaba con insistencia la idea de
tener un marido a espaldas de mi mujer. Lo iba a hacer porque ella no lo
tolerar�a. Y yo no dejar�a que se diera cuenta. Me estremec� de solo pensar que
pod�a conseguir novio y marido. As� me dorm�.