La ma�ana siguiente la pasamos tranquilamente en la playa.
All�, los dos solos tost�ndonos al sol, aprovech� para intercambiar opiniones
con mi mujer. En contra de lo que inicialmente pudiera haber pensado Ana no se
arrepent�a en absoluto de la experiencia de la noche anterior. Es m�s me coment�
que para ella se hab�a abierto de repente una nueva perspectiva en su vida, y
por tanto en la de los dos, en la que, pensaba, el sexo iba a ocupar un nuevo
lugar predominante y abierto, fuera de las represiones que hasta la noche
anterior lo hab�an encerrado. Me confirm� lo que hab�a disfrutando follando con
Manuel y comiendo su polla a medias conmigo. Eso, me dijo, colmaba todas sus
expectativas sexuales. Sin embargo tambi�n comentamos el que esta nueva
situaci�n deb�a fortalecernos como pareja y no separarnos. Ana me dijo que
desear�a explorar el sexo en cualquier direcci�n pero evitando el hacerlo de
forma individual. Ella quer�a que yo estuviera presente hiciera ella lo que
hiciera, con quien lo hiciera y con cuantos deseara y por su puesto igual en mi
caso.
Carpe diem , meditaba yo, los a�os que tenemos que recuperar.
La playa estaba repleta de parejas, grupos, hombres y mujeres solos y yo
apreciaba sus cuerpos desnudos y pensaba �con cuales follaremos esta noche?.
Pasaba delante de nosotros una joven vestida solo con un sombrero de paja y me
la imaginaba debajo de mi gimiendo de placer.
Comimos con Manuel, Rachel y los valencianos y quedamos con
ellos en la playa para despu�s de la siesta.
Ana y yo dormimos como lirones hasta casi las siete de la
tarde. Cuando bajamos a la playa all� estaba Rachel desnuda, con sus piernas
abiertas como siempre, mientras Manuel charlaba en la orilla con otra pareja, �l
algo mayor con coleta y perilla y una mujer bajita, morena pero muy bien
proporcionada repleta de dorados por todas partes, aros en los tobillos, en las
mu�ecas pulseras, en la cintura, sobre el pecho, etc. En alg�n momento not� que
nos miraban fijamente antes de continuar hablando. El hombre parec�a evaluar lo
que val�a mi mujer con experta mirada. Por fin se despidieron amigablemente
d�ndose la mano y la pareja se tumb� a cierta distancia de nosotros.
�Qu� tal pareja? - nos salud� Manuel- cuando vengan los
valencianos debo proponeros una cosa. Va a ser muy divertido.
Luego charlamos un rato de la noche anterior. Manuel nos
confes� que se consideraba totalmente bisexual y que disfrutaba tanto
haci�ndoselo con un t�o como con una mujer. Recordamos algunos momentos como por
ejemplo lo preocupado que me vi� cuando estaba follando por la boca a Ana que
disfrutaba como nunca. Yo le pregunt� a Rachel que qu� tal lo hab�a pasado y
ella con su gutural espa�ol nos dej� de una pieza:
demasiado poco follar, espero esta noche follar m�s.
Al poco, ya con los valencianos, Manuel nos pregunt� si nos
apetec�a ir de fiesta esa noche. Yo, la verdad, soy m�s bien poco de bailes y
fiestas pero a Ana le encantan. Al fin dijimos que s� y Manuel nos previno que
ser�a algo especial. Era una fiesta privada en un chalet cercano y nos advirti�
que estuvi�semos dispuestos a todo y que, desde luego, si no nos encontr�bamos
preparados lo mejor era renunciar a ir. Ana quiso saber alg�n detalle m�s pero,
insisti�, que a ella le encantar�a y que tal vez yo estuviera algo m�s remiso.
Por mi parte no solo no estaba remiso sino que preve�a que podr�a ser un paso
adelante en nuestra reciente liberaci�n sexual. En similares t�rminos se
expresaron Lucia y su marido y decidimos ir. La fiesta empezaba a las doce y
quedamos en que ir�amos en nuestro coche los cuatro con los valencianos en el
suyo detr�s.
Despu�s de cenar subimos a arreglarnos. Ana repiti� vestido
pero esta vez se puso un tanga blanco sujeto por unas tiras transparentes del
grosor del hilo dental. Era en realidad un peque�o tri�ngulo que apenas cubr�a
su precioso y peludo chocho. Se pinto los pezones con l�piz de labios de un
granate intenso lo que provocaba que se transparentaran casi por completo. Ana
me insisti� en que yo tambi�n llevara tanga y me coloqu� uno negro que era el
m�s amplio a pesar de lo cual notaba que se me sal�a casi todo. Llamamos a la
habitaci�n de Luc�a y Emilio que estaban ya listos, Luc�a con un cort�simo
vestido de tirantes y Emilio con la t�nica de la noche anterior.
Esperamos en el hall a Rachel y a Manuel. Cuando Rachel sali�
del ascensor nos quedamos de piedra: llevaba un pareo sujeto al pecho abierto
por delante, que al caminar dejaba su depilado co�o al descubierto. Me entraron
ganas de tir�rmela all� mismo. Iba descalza y en cuello y tobillos llevaba
brazaletes negros con aros tipo de perro. Manuel vest�a un pantal�n de cuero y
chaleco sin nada debajo.
En el aparcamiento, antes de entrar en el coche Rachel se
quit� el pareo y qued� desnuda junto a su marido. �ste at� el collar con una
cadena met�lica que llevaba y tir� de ella hasta sentarla rudamente en el coche.
Conduje durante un buen rato, sin quitar ojo a Rachel que
abr�a desmesuradamente sus piernas, por oscuras carreteras hasta tomar un camino
polvoriento por donde avanzamos hasta llegar a una alta valla de piedra.
Pulsamos el timbre y nos abrieron la verja entrando en una zona ajardinada que
finalizaba en un hermoso chalet de tipo andaluz. Dejamos los coches junto a los
dem�s, unos veinte calcul� a ojo, y entramos. Manuel nos entreg� a cada uno un
peque�o antifaz dorado que nos pusimos inmediatamente. A Rachel, Manuel con
cinta de embalar, le tap� totalmente los ojos antes de ponerle el antifaz.
En el interior, una gran sala en penumbra, hab�a una docena
de personas charlando tranquilamente en dos o tres corros. Estaban repartidos
aproximadamente a cincuenta por ciento entre hombres y mujeres y, a simple
vista, se ve�an espl�ndidas mujeres algunas bastante j�venes y con ropa muy
sexy. La entrada de Manuel tirando de Rachel desnuda y con los ojos vendados
hizo que m�s de una cabeza se girara apreciativamente.
Pronto aparecieron dos camareros, hombre y mujer, con
bandejas con bebidas. Ella era una joven de color, alt�sima, vestida con un
peque�o vestido negro con dos aberturas por donde sal�an sus tetas. �l, negro
tambi�n, llevaba solo un pantal�n con una gran abertura delantera, que dejaba a
la vista todo su paquete, una enorme polla en estado de semierecci�n. Pasaron la
bandeja entre los grupos y pude observar como algunos de los asistentes
acariciaban descuidadamente bien la enorme polla del negro o los globos de la
negra. Algunos mas atrevidos subieron ligeramente la falda de la chica
acariciando su culo. Tomamos una copa todos menos Rachel y seguimos paseando por
la casa.
M�s all� de la sala hab�a un patio con arcadas y suelo de
c�sped que terminaba en una piscina iluminada. En mitad del patio se alzaba un
peque�o escenario circular iluminado y con una canap� alargado de terciopelo
granate donde una mujer yac�a desnuda reposando de espaldas mientras, en pi�, un
gara��n moreno con aspecto de �rabe, la follaba inmisericordemente. Comprob� que
aquella era la peque�a mujer de la playa sobre todo por los dorados colgantes de
su cuello y las tobilleras. Cerca del escenario miraba un hombre que, a pesar de
su antifaz, me pareci� su pareja de la playa, y se masturbaba tranquilamente con
una copa en la mano.
Junto al escenario en una peque�a mesa auxiliar se pod�an ver
todo tipo de artilugios: condones de toda forma y color, vibradores de m�ltiples
tama�os, arneses, bolas chinas, peque�os l�tigos, ...
Nos acercamos a saludar al de la coleta que nos saludo sin
dejar de tocarse la polla. Manuel nos lo present� como Hans. Era un extranjero
cincuent�n con pinta de vividor. Hans nos present� a Helga, su mujer que al oir
su nombre volvi� la cabeza hacia nosotros. Se sujetaba ambas piernas con sus
manos lo m�s levantadas posibles para facilitar la penetraci�n del �rabe. Nos
sonri� y nos dijo algo que no entendimos entre los quejidos. El �rabe le
apretaba las tetas a la vez que la follaba. Hans sonri� y nos dijo, en perfecto
castellano, que si quer�amos joderla se lo dir�a a Ahmed. Declinamos de momento
la invitaci�n.
Mientras Manuel peg� un tir�n hacia debajo del cuello de
Rachel oblig�ndola a arrodillarse y la gui� hasta la polla de Hans. Rachel
comenz� a mamar mientras charl�bamos tranquilamente y Hans con la mano libre
impulsaba ferozmente la cabeza de Rachel.
Los quejidos de Helga atronaban cada vez m�s el patio. Estaba
totalmente plegada con sus pies por encima de la cabeza. Las embestidas del
�rabe eran cada vez m�s intensas y con aquellos tremendos empellones parec�a que
en cualquier momento la iba a sacar del canap� y por supuesto del escenario. En
unos segundos Ahmed se incorpor� entre quejidos y aproximando su verga a la boca
de Helga la llen� de leche gote�ndole la barbilla y el pecho. Permaneci� con el
rabo en su boca hasta vaciarse completamente y desapareci� del patio. Hans nos
cont� que para la fiesta se hab�a permitido la libertad de traer como invitados
a varios de los alba�iles que trabajaban en le reforma del chalet.
Helga, tras recuperarse unos instantes, baj� con nosotros,
nos bes� en la boca a todos, llen�ndonos con los restos del semen del �rabe y se
qued� tranquilamente observando la mamada de Rachel.
Yo estaba ya a punto de reventar. Tom� de la mano a Ana y nos
separamos del grupo acerc�ndonos a la piscina. En el borde una pareja desnuda,
con los pies en el agua se acariciaba con fruici�n. A sus pies, con el cuerpo
sumergido, un joven le com�a el sexo a ella. Luego se pasaba a �l y chupaba su
polla mientras la pareja se besaba.
Volvimos a la sala interior y la actividad era incre�ble. Los
grupos que hac�a poco charlaban tranquilamente practicaban sexo en casi todas
las formas y posiciones posibles. El negro hab�a dejado en el suelo la bandeja
con los vasos y ten�a emparedada a una gorda tremenda que gritaba como loca con
aquel poll�n en el agujero del culo. Debajo un var�n enjuto y viejo la follaba
por el co�o. Entre quejidos, bufidos, insultos, etc la gorda se corri� ensartada
por las dos pollas. La vi poner los ojos en blanco y estirar todos sus m�sculos,
que no eran muchos, hasta que tras unos instantes pareci� volver en s�. La gorda
se levant� y le pidi� al negro un descanso:
ahora a t�, mi amor.
El camarero agarr� su verga, incorpor� levemente al t�o, lo
coloc� a cuatro patas y se la clav� por el culo sin demasiado esfuerzo.
Salimos nuevamente al patio. Helga con un arn�s negro
sodomizaba a Rachel que mamaba indistintamente las vergas de Manuel y de Hans. A
su vez Manuel se morreaba con Hans y tiraba violentamente de sus pezones. Not�
como la respiraci�n de Ana se aceleraba y me volv� a besarla. Detr�s de ella
estaba Emilio que apretaba sus manos contra las tetas de mi mujer. Su mujer
estaba con el vestido totalmente levantado mostrando su cuerpo desnudo.
Desnud� a Ana y me quite el pantal�n. Me acerqu� a Lucia y
comenz� a comerme sus tetas. Le quitamos entre los tres la poca ropa que llevaba
hasta quedar totalmente desnuda. Se agach� y sac�ndome el rabo del tanga comenz�
a chupar; a su vez, Emilio, desnudo, restregaba su polla contra mi mujer hasta
que Ana se agach� y comenz� a com�rsela. Las dos mamaban como posesas, Ana
mir�ndome con la polla de Emilio en la boca, con sus hermosas tetas
balance�ndose y Lucia que tan pronto se la com�a completa o se dedicaba con
fruici�n a mis huevos mientras me masturbaba.
Junto a nosotros el grupo de Rachel cambi� sus posiciones,
Helga dej� de follar a Rachel y coloc� a Manuel a cuatro patas, se coloc� detr�s
de �l y lo penetr� con brutalidad, Hans se acerc� por delante y golpe� con su
miembro la cara de Manuel impregn�ndolo de liquido. Luego sin m�s agarr� la
cabeza de Manuel y le introdujo la verga hasta los mismos cojones. Aquella
pareja estaba bien avenida, mientras follaban a Manuel se besaban por encima de
su cuerpo.
Dos cincuentones de carnes fofas vestidos con medias y uno de
ellos pintado como aut�ntica puta y sin m�scara se acercaron a mi mujer y,
arrodill�ndose, le mamaban ambos a la vez el co�o y el culo. Not� que Ana estaba
ya a punto de correrse pues sus mamadas eran cada vez m�s profundas y
descontroladas.
Ayudame a com�rsela, me pid� entre quejidos.
Me agach� sacando la polla de la boca de Lucia y le com� el
rabo a Emilio. Uno de los dos recien llegados, el de las medias, se puso detr�s
de Ana y le meti� la polla por el co�o. El otro se incorpor� y se dedic� a
follar por la boca a sus amigo mientras Luc�a se cuadr� y consigui� que la
follara mientras se la segu�a chupando a su marido.
Aquello era mas de lo que pod�a esperar. Era un autentico
intercambio con los valencianos pero con mucho m�s morbo del que jam�s hubiera
podido imaginarme. A medias con mi mujer le chupaba la polla a un hombre, algo
que hasta poco antes solo era una remota fantas�a. Mientras a Ana se la estaba
follando un desconocido que le chupaba la polla a otro con pinta de julandr�n. A
su vez yo me tiraba a la Luc�a que se retorc�a de placer debajo de m�.
Ana dej� de mamar y not� que se corr�a a la vez que su
hombre. El de las medias daba brutales empellones contra el culo de mi mujer a
su vez que chupaba con ahinc� la minga de su amigo. Fruto de aquellos lametazos
el que no lleva mascara se corri� con ganas en la boca de su amigo que hac�a lo
propio en el co�o de mi mujer. En esas Emilio me sujet� la cabeza con furia y
empez� a hund�rmela hasta las am�gdalas golpeando con sus enormes huevos mi
barbilla. Not� como un chorro hirviente de puro semen llenaba mi garganta
desliz�ndose por mi boca y desbordando mi cara. Escup� lo que pude y lo dem�s lo
compart� con Ana y segu� dando pollazos en el co�o de Lucia hasta que not� como
en un profundo punto de mi cerebro estall� un tremendo orgasmo.
All� mismo quedamos rendidos pero, pens�, la noche no ha
hecho m�s que empezar.