Una tarde en el liceo, mientras converso con algunas
compa�eras de estudio se me acerca una ni�a:

"Hola, eres Susana �no?", me pregunta, volteo a mirarla, en
realidad ya la conoc�a, era una ni�a de s�ptimo grado , Teresa Guti�rrez,
"Teresita" como le dec�an, para diferenciarla de otra Teresa mas grande y de mas
edad que hab�a en el colegio, tal como a m� sol�an llamarme Susanita, por la
misma raz�n.

"Si, �Qu� quieres?" le dije mir�ndola de arriba a bajo,
estando yo en noveno grado, a �ste nivel no solemos tratar a los alumnos de
grados inferiores, a m� me lo hicieron, as� que me sent�a con el derecho de
tratar con displicencia a �sta ni�a.

"Bueno, quisiera hablar contigo un momento�a solas, es sobre
algo que te interesa", me responde, "�si? �y sobre qu� ser�?", le pregunto,
dej�ndome llevar por su manito a un sitio mas retirado.

_ "Es que necesito tu ayuda"

_ "�C�mo para qu�?", sigo interrogando

_ "Es que yo s�yo s� que t� sabes"

_ "�Saber qu�?"

_ "Bueno�esteeee�t� sabes�mmm"

_ "�Pero d� mijita que quieres!", le pregunt�, ya impaciente
por tanto balbuceo

_ "Yo quiero saber�sobre�tirar, quiero saber de eso, de sexo"

Esa respuesta me dej� perpleja, anonadada, en �se momento,
con mis ojos bien abiertos del asombro, pude mirar fijamente a �sta ni�a, mas
peque�a a�n que yo, (y yo ya era peque�a para mi edad), como de doce a�os, de
piernas flaquitas, como dos tubitos, bajo su faldita, y sin pechos (yo al menos
ten�a "alguito" aunque no usara sost�n), de piel morena clara, pelo negro y
largo hasta los hombros, recogido por una liga, ciertamente, una ni�ita para mi
criterio. Logro salir de mi estupor y le doy la espalda, sin responder nada,
tratando de alcanzar a mis compa�eras y ligando que nadie haya escuchado
semejante conversaci�n.

"�pero espera!", me grita la ni�a mientras casi salgo
corriendo, como huy�ndole, logra alcanzarme y se me coloca frente a m�.

"! No quiero hablar contigo carajita loca! �Qu� te crees?",
le respondo airada, pero con voz medio baja, cuidando que no me escuchen.

"por favor", me dice, "no te pongas brava, s�lo quiero saber,
puedes confiar en m�, yo quiero aprender, yo quiero, quiero�quiero hacer el amor
y todo eso, y saber de cosas de sexo, de cosas que t� sabes, anda dime,
ens��ame"

"�Pero como te atreves, loca? �Quien te crees que soy? D�jame
en paz o llamo a tu profesor gu�a, loquita, �vete, vete!", le grito, antes de
irme a toda prisa, dej�ndola casi con la palabra en la boca. A partir de ese
momento, no solo qued� perturbada por aquella petici�n tan extra�a sino que tuve
ahora a una "sombra" sigui�ndome y molest�ndome, con su mirada, con su
presencia, en todas partes me la encontraba, a�n fuera del liceo, un d�a
incluso, parece que intent� seguirme hasta mi casa, afortunadamente pude darme a
cuenta a tiempo y logr� despistarla, no dejaba pasar un chance para importunarme
con su petici�n tan extra�a, tan perturbada me encontraba que incluso en casa no
dejaba de pensar en esa ni�a que se revelaba con ganas de ser una puta� como yo
a su edad.

El colmo vino en cierta ocasi�n, luego de Educaci�n F�sica,
est�bamos varias chicas en el ba�o, algunas duch�ndose, otras platicando por
aqu� y por all�, all� se present� "Teresita" con su propuesta, aprovechando un
momento en que me encontraba un tanto retirada, casi rendida, sigo neg�ndome a
su idea de que yo le "ense�e", le respondo airada lo que siempre le dec�a:
"�Pero no ves que apenas eres una ni�a!" su respuesta fu� como para agarrar
palco: "No, te dije que ya no soy una ni�a, mira, ya me salieron pelos", acto
seguido se baja el mono de ejercicio dej�ndome ver aquella cuquita apretadita y
peque�a, efectivamente, con un una pelusilla negra notable en su monte de Venus,
volteo a todos lados, parece que nadie se dio cuenta, pero yo salgo de all�
corriendo.

Pensaba yo que, con el transcurrir de los d�as, Teresita se
hab�a resignado a mi negativa, pues ten�a tiempo sin molestarme, pero no fue
as�. Un d�a, sentada en la placita del Liceo, conversando con varios compa�eros,
se me acerca la ni�a y a boca de jarro, sin saludar ni nada, me pregunta con
cara seria, como molesta, delante de todos: "�Conoces a Abelardo Pe�a, Susana?"

Qued� pasmada, boquiabierta, el mundo se me puso chiquito,
�De donde hab�a sacado Teresita ese nombre? Abelardo Pe�a era unos de mis
cyberamigos, uno de mis "cyberamantes" con quien yo hab�a trabado amistad a
trav�s de Internet, �sta vez fui yo quien la tom� por el brazo y en un sitio
privado le pregunt�, fue all� que se me aclar� todo, Teresita me cont�.

"Hace tres semanas habl� con �l, Susy", me dice Teresa, "en
el Cybercaf� donde estab�s dejaste tu correo y Messenger abierto, as� que lo
conoc�, tambi�n me dijo unas cositas sobre ti, t� sabes", me dijo, al tiempo que
la muy sucia me picaba el ojo con zamarrer�a, "�Ah! por cierto, tambi�n revis�
tus archivos, tienes cosas muuuuy ch�veres ji,ji,ji."

Las piernas me temblaban, el coraz�n me lat�a con fuerza, lo
sab�a todo, lo hab�a visto todo: mis fotos donde estoy desnuda, las de mis
hermanas, mis historias, los documentos y archivos que me enviaban mis amigos,
videos, fotos, todo, me qued� muda, no sab�a que decir.

"Por eso s� que t� sabes, es mas chica, te voy a decir mas,
yo le� tus cartas y Abelardo me confirm� que t� lo haces�que t� te dejas coger
por tu perro�yo�yo quiero saber mas de eso�quiero que me digas todo de eso.
Ahorita me voy pero ma�ana hablamos, chao.

Tuve que recostarme en la pared para no caerme, al rato sal�
corriendo hacia mi casa, no pude dormir esa noche, pensando en que todos mis
secretos se sabr�an en mi pueblo, ser�a la comidilla de toda la comunidad, lo de
menos era que me expulsar�an de mi escuela, �Qu� iba a hacer? �Cu�les eran
realmente las intenciones de Teresita? �C�mo reaccionar�a mi t�o, mi familia, si
se enteraban por completo de estas cosas?

Y estaba ese sucio traidor de Abelardo, �C�mo pudo hacerme
esto? (mucho tiempo despu�s, mas serena, puede ver lo que pas�: Abelardo pens�
que estaba hablando conmigo por eso revel� parte de mis cosas, Teresita viendo
el material que yo ten�a archivado solo tuvo que deducir el resto, mi correo
qued� abierto porque el sistema, una vez concluido el tiempo pagado, bloquea la
pantalla, pero detr�s de ella queda abierto todo lo que uno ten�a, y el pr�ximo
cliente, al desbloquearle la pantalla, puede ver lo que el cliente anterior
estaba haciendo), a partir de ese entonces sent�a una "Espada de Damocles" en mi
cabeza, cada vez que ve�a a �sta ni�a, lo peor era que Teresita era hija del
Profesor Ram�n Rodr�guez, mi profesor de Matem�tica y nada menos que
sub-director de nuestro Colegio, a medida que pasaba el tiempo, con cada
insistencia de Teresita, crec�a en m� un resentimiento, un rencor fuerte, hacia
�sta ni�a zorra, que cada vez me resultaba mas dif�cil de aguantar. Y
efectivamente, una vez colmada mi paciencia, no aguant� m�s.

Ten�a muchas presiones en determinado momento, problemas
econ�micos y familiares, incid�an en mi rendimiento en el liceo, estaba con
tantas cosas en la cabeza�y se me aparece Teresita.

"Hola Susanita, �C�mo est�s?", me saluda, "d�jame en paz,
bichita, tengo mucho que hacer ahora", le respondo, "no te me pongas as�,
Susana, mira que todav�a quiero saber todo lo que t� sabes, y yo s� que t� sabes
mucho", me encontraba como bufeando, pod�a sentir como mis narices se agrandaban
con el resoplido que estaba haciendo de la arrechera que ten�a en ese momento,
estaba realmente mal.

"Anda vale, no te pongas as�, t� sabes que yo quiero
aprender", sigue diciendo la putica, "�Cu�ndo por fin me vas a presentar a tu
perro, yo tambi�n tengo uno, si quieres te lo presento".

"�Co�o! �Quieres dejarme en paz, piazo � zorra?, �yo no
quiero nada contigo!"

"�Ah pues! Ahora te la vas de santa, debe ser que t� no eres
puta, mas bien perra, espera que yo le cuente a tu pap� a ver si te la das de
buena".

La gota que derram� el vaso, presa de la ira, la empujo del cuello peg�ndola
a la puerta del laboratorio, que se encontraba abierto pero sin nadie en su
interior, se abre la puerta y la empujo a�n m�s fuerte, cayendo al piso del
laboratorio.

"�Que co�o � madre te crees, pendejita!, �me vas a chantajear
ahora?", le grito presa de rabia.

"�que me vas a hacer marica!, d�jame en paz, voy a gritar",
responde, poni�ndose de pi�.

"Aqu� nadie te v� escuchar, estamos muy lejos del sal�n que
tiene clases ahorita �As� que quieres ser puta?, �quieres que te ense�e a ser
puta? �Yo te voy a ense�ar cabrona!"

Volv� a tomarla del cuello, mientras ella trataba de zafarse,
era f�cil dominarla, yo era m�s fuerte y alta que ella, quiz�s la furia que
ten�a me hac�a m�s fuerte a�n, la agarr� por la entrepierna con un brazo y de un
envi�n logr� montarla en la mesa embaldosada del laboratorio.

"�As� que quieres ser una perra?, okey, vamos a ver que
tienes aqu�, zorrita", le abro las piernas a pesar de su lucha, la empujo para
acostarla en la mesa, le levanto la falda y veo que tiene una rid�cula
pantaletica con dibujitos de ositos estampados.

"�Y estas son las pantaletas de una mujer? �Dame ac�
marica!", le dije, al tiempo que de un tir�n le rompo aquella delicada y suave
prenda de algod�n.

"A ver, a ver, deja que te examine bien", le digo, mientras
intenta incorporarse, un empuj�n fuerte al pecho y vuelve a caer acostada a la
dura mesa de cer�mica del laboratorio, sigo viendo aquella vulva de ni�a,
acariciando su delicado cl�toris y sus pliegues suavecitos, entonces con
brusquedad le meto dos dedos al tiempo que empujo con violencia hacia adentro.

"�Noooo Susana, para, ayyy, me duele!" grita desesperada,
intentando levantarse una vez mas, le cruzo una cachetada al rostro al tiempo
que le abro su blusita azul, despeg�ndose los botones, abajo ten�a una camiseta
blanca, tan suave como la pantaletica, o quiz�s era la furia que ten�a, lo
cierto es que logro rasg�rsela de un tir�n y queda ante m� su pecho desnudo,
contrariamente a lo que pensaba, si ten�a algo de senos, bueno, en realidad eran
unos rudimentarios pezones, bastante gruesos por cierto , que ya empezaban a
brotar de su torso desnudo, sigo metiendo dedo en aquella cuca tan estrecha,
torci�ndolos en su interior para hacer mas espacio, "a ver, a ver, est�s muy
cerrada, perra, pero yo voy a resolver esto", le digo, al tiempo que le meto el
dedo anular de mi mano derecha, para que haga compa��a a mis dedos medio e
�ndice, que ya estaban adentro, explorando aquella gruta tan peque�a.

"�Aaaaahh, noooo Susanita, auxilioooo!", vuelve a gritar la
ni�a, la vuelvo a empujar hacia la mesa, descubriendo su pez�n izquierdo, el
cual retuerzo con un pellizco, "�c�llate puta!", le digo, "nadie te va a
escuchar, �no quer�as ser perra? Esto es lo que hacen las perras, yo te estoy
entrenando, aguanta, todav�a no sirves, bicha", sigo metiendo y sacando mis
dedos de su gruta, ya puedo rotarlos un poco mejor, empujando con fuerza, como
si quisiera llegarle hasta el fondo, entonces veo en la mesa un objeto mas
apropiado: Un tubo de ensayo, el aparato de vidrio, por lo largo, me permitir�a
llegar mas profundo del interior de Teresa, lo saco de su soporte y le digo a la
ni�a: "bueno, vamos a probar esto, a ver si te gusta mas, bichita", acto
seguido, procedo con firmeza a introducirle el tubo de cristal, de 15
cent�metros de largo por dos de ancho, su superficie lisa me permite rotarlo y
empujarlo a�n mas al fondo de aquella almeja adolescente, sigue llorando y
suplicando, pero yo s�lo estaba concentrada en meter aquel tubo, observo c�mo al
sacarlo v� quedando bastante mojado, "�aj�, perra!, � est�s acabando?, �te est�
gustando la vaina, bicha sucia?" , acelero la follada con el tubo, pero alcanzo
a divisar otro objeto del laboratorio: Es un matraz con su macito, �ste es un
envase peque�o de cer�mica que se usa para moler muestras, tritur�ndolas con un
peque�o mazo, �ste macito, tambi�n de cer�mica, era mas peque�o que el tubo,
pero mas grueso, su extremo terminaba en una bola de tres cent�metros de ancho.
"Lleg� la hora de probar otra cosa, Teresita, �ser� que te gusta? No me
contesta, sigue gimoteando mientras v� casi con pasividad c�mo le introduzco con
suavidad aquel mazo de matraz, que entra bastante bien, logro ensanchar un poco
mas la entrada y casi le hundo todo el objeto, apenas si pod�a sujetarlo, la
tranquilidad con que Teresa recibe aquel castigo me enardece a�n mas, el mazo me
parec�a poco para ella.

"Maldita, �cre�ste que me ibas a joder t� a m�, carajita?" le
digo con verdadero odio, "ahora soy yo la que te est� jodiendo, pendeja", en �se
momento, logro ver en el fregadero del laboratorio otro objeto que alguien dej�
all� por descuido: Una botella de refresco, de malta, enseguida alcanzo a
tomarla al tiempo que le digo: "me las vas a pagar, perra, vas a ver", le se�alo
la botella, pas�ndosela por la cara, sus ojos desorbitados en su rostro empapado
de sudor y l�grimas me indicaban el terror de la que era presa, enmudecida
observa como acerco la botella a la entrada de su vulva, brillante, afiebrada
por la cogida y ya un poco entreabierta, con firmeza y suavidad le introduzco la
boca de la botella, para luego meterle con violencia s�dica el cuello de la
botella.

"�Ayyyyyyy, nooooooo, mamaaaaa, quiero a mi mamaaaaa,
mamitaaaaa!", era, ahora que lo recuerdo, bastante pat�tico ver aquella ni�a
gritando, pidiendo ayuda de su madre, gritando con mas fuerza, en �se momento yo
no ten�a piedad, fuera de m�, s�lo me concentraba en meter con sa�a aquella
botella a la cuca de esa ni�a que tanto me hab�a enfurecido, "�Que mam� ni que
nada, gafa! �crees que v� a venir a salvarte, piazo e�puta? �toma, toma!",
segu�a el castigo sin cuartel, hubo un momento en que, casi sin moverse, Teresa
resist�a la penetraci�n continua que yo le daba con la botella, la sacaba y la
met�a, la sacaba y la met�a, la cuca estrecha se resist�a a la forma del envase,
que s�lo llegaba hasta un poco mas abajo del cuello ,entonces, no aguant� mas y
le dije: "vas a ver, puta, vas a ver; �toma perra!" , con la palma de mi mano
derecha empujo la botella hasta lo mas profundo de aquella vagina de ni�a,
desapareciendo por completo en el interior de Teresa.

"�mmmmmmggghhhhhaahhhh!", un sonido gutural sale de la boca
entreabierta de Teresita, toda la botella yace en el interior de su concha, 20
cent�metros enteros y cinco cent�metros de grueso en la base de la botella,
llenando por completo aquella vagina y forzando su abertura al m�ximo para una
ni�a virgen...virgen. Teresita ya no era virgen, fue en ese momento que entr� en
raz�n, retroced� un poco y v� aquella escena, casi dantesca: la ni�a con las
piernas abiertas, falda subida a la cintura, montada en la mesa del laboratorio,
torso desnudo, medio cubierto con una camisa rota, respiraci�n entrecortada,
pod�a ver como su pecho y abdomen se mov�an con rapidez por la inhalaci�n y
exhalaci�n violenta, su rostro contra�do, ojos cerrados, todo su cuerpo empapado
de sudor, sus brazos abandonados al lado de su cuerpo, y sobre todo, esa dura
imagen, la botella entre saliendo de su gruta forzada, que dejaba caer un
hilillo de sangre que corr�a por las baldosas verticales de cer�mica blanca de
aquella dura mesa de laboratorio. All� pude darme cuenta de lo que hab�a pasado,
de lo que yo hab�a hecho: Hab�a violado a Teresita, yo hab�a cometido el infame
delito de una violaci�n contra una chica. Tap�ndome la boca , recojo mis cosas y
salgo corriendo de all�.

No fui a clases durante dos d�as, alegando que estaba
enferma, como llamaron a casa preguntando no hab�a manera de evadir el Colegio,
as� que fui, presa del miedo, no pod�a concentrarme en nada, a cada segundo
esperaba que me fuera a buscar el director en cualquier momento, con la polic�a,
mi tio y Teresa, Teresita, a quien no hab�a visto desde aquel d�a. Pasaban las
horas y siempre estaba pendiente de no encontrarla, de verla primero para poder
huir. Ya casi terminaba el d�a de clases y cre� que mi pesadilla se hab�a
terminado, al menos por �se d�a, me dispuse a irme aliviada para mi casa y fu�
entonces que la v�.

Teresita. Con su uniforme impecable, mirada ruda, estaba a
diez metros de m�, y observ�ndome con ojos punzantes, me pareci� una eternidad
aquel momento cuando comenz�, con pasos lentos pero firmes, a caminar hacia m�.

"Ay Dios m�o, lleg� mi fin, ahora si me jod�", pens� para mis
adentros, mientras ve�a como se acercaba, comenc� a temblar y creo que a sudar,
viendo a la ni�a acercarse. Cuando est�bamos ya frente a frente, nos miramos,
sin decir una palabra, yo no me atrev�a a hablar, s�lo ve�a aquella cara seria
de Teresa, lo que pas� me dej� sorprendida y desarmada: Teresa se me acerc� con
rapidez sin darme tiempo de reaccionar y se abraz� a mi cuerpo, con suavidad y
ternura. Estuvimos un rato que me pareci� toda una vida antes de que fuera ella
la que hablara sin dejar de abrazarme: "Disc�lpame, no ha pasado nada, Susanita,
todo est� bien".

Me bes� en la mejilla y luego se fue. Aquello fue tan
desconcertante que todav�a no dejo de pensar en ello, poco a poco, he podido
acercarme a ella, con timidez y muy penosamente ambas hemos platicado de muchas
cosas superficiales, incluso le he ayudado con sus clases, jam�s hemos tocado
hasta el momento temas muy �ntimos y menos recordar lo que pas� aquel d�a, no s�
que puede estar pasando en la mente de Teresita, pero lo cierto es que, quiz�s,
algo bueno puede depararme haber tenido semejante experiencia con ella, no s�,
quiz�s, haber conseguido una amiga de verdad, cosa que no tengo, en fin, s�lo el
tiempo lo dir�...y yo les contar� a ustedes.