Relato: Apolo APOLO
En una ciudad de la antigua Grecia viv�a un joven adolecente, que se
llamaba Apolo. Apolo era un chico de 17 a�os reci�n cumplidos. Su rostro era
bello, y ten�a una melena negra contrastada por unos ojos de un verde
profundo. Era un chico que irra diaba fuerza y vitalidad; ten�a una es
palda ancha, unos brazos fuertes y mus culados, y unos abdominales suaves,
duros y marcados. Ten�a un cuerpo fibrado ya que era un joven atleta de su
ciudad.
Corr�an los meses de verano griego y muchas de las joven citas se fijaban en
�l, pero las ignora ba. Ese mismo mes, lleg� a la ciudad un batall�n de
soldados que hab�an ido a lu char a las guerras que se libraban m�s all� de
sus fronteras, entre los que se en contraba Andrei�n, lider de aquel bata
ll�n. Este, con su lle gada, comenz� a fi jarse en los numero sos
adolescentes que campaban semi desnudos al fuerte sol mediterraneo. En
concreto se fij� en uno de insultante fuerza y belleza. Apo lo.
Andrei�n era un fuerte y valiente ge neral de 30 a�os. Hab�a participado en
numerosas bata llas, por lo que con taba con un pres tigio y reconocimien to
en su ciudad. En la antigua Grecia, to dos los hombres im portantes o
persona lidades ten�an consi go un efebo, un be llo adolescente de entre 15
y 18 a�os, al cual se encargaban de instruirlo y de proporcionarle los m�s
extremos place res que puede dar la masculinidad. Este acto estaba bien vis
to, y los j�venes bien educados que eran pretendidos por estos hombres, no
renegaban ser efebos de los mis mos.
La primera vez que Andrei�n vio a Apo lo no dud� un s�lo momento de que ese
fibrado y bello ado lescente ser�a su efebo. Se acerc� a �l y despu�s de man
tener una conversa ci�n, este, como era de esperar, acept� ser efebo de tan
va liente y fuerte gue rrero. Andrei�n se encargaba de ense �arle a Apolo
ins trucciones militares y manejo de armas, que despertaban un especial
inter�s en el adolescente, de seoso de aventuras y nuevas sensaciones. Este
se deslumbraba con su belleza, y mu chas veces tocaba sus m�sculos, como
cuando se ocupaba de palpar sus brazos a la vez que le en se�aba a manejar
un arco.
A los pocos d�as la confianza entre am bos era ya total, se recib�an y
desped�an con profundos besos e intercambiando sa liva, lo que provo caba
importantes erecciones en el pe ne de Andrei�n. A veces, incluso se
masturbaba en pre sencia de Apolo. Un d�a, este �ltimo le pregunt� que qu�
era aquello que ha c�a, que parec�a darle tanto placer. A partir de ah�,
deci di� comenzar a lle var una relaci�n to tal de efebo con Apolo, es
decir, que sirviera como aman te adolescente, el cual era el fin del chico.
El guerrero le dijo que para poder masturbarse, antes tendr�a que recibir de
�l el semen, por lo que llev� al joven a su lado, le sujet� por la cabeza, y
co menzo a meterle su abultado pene en la boca del efebo. Obli g� a este a
mamarla con suavidad, algo que Apolo hizo sin rechistar. Cuando Andrei�n
comenz� a notar contracciones, orden� a Apolo tra gar todo el semen que
llegara a su bo ca, y este, cuando not� la oleada de leche caliente en
trando por su boca, comenz� a tragarla. Esto se repiti� en los d�as
sucesivos, hasta que, por la insistencia del ado lescente, Andrei�n se vio
obligado a dar un paso m�s en la iniciaci�n de Apolo. Andrei�n lo desnu d�
por completo, y ante la erecci�n que le caus� el cuerpo del joven, comenz� a
masturbarse. Sen t� a Apolo junto a �l, cogi� el pene de este con su mano y
em pez� a masturbarlo, parando poco des pu�s, dici�ndole
que "a�n no estaba preparado".
Un d�a, Andrei�n se llev� a Apolo de la ciudad, le dijo que ese era el d�a
en el que se iba a conver tir en un hombre de verdad, por lo que los nervios
y la in triga recorr�an el cuerpo del chico. Llegaron a un pa lacete, donde
hab�a una habitaci�n con un camastro. Se pu sieron frente a fren te,
Andrei�n comen z� a desnudar a Apo lo, toc�ndolo y ma nose�ndolo, mien tras
sent�a c�mo su polla crec�a cada vez m�s. He de decir que el cuerpo de An
drei�n era el de un gran guerrero, fuer te y vigoroso; su po lla era grande
y gor da, con un capullo enorme. Orden� al efebo que se tum base de
espaldas, mirando hacia arri ba. Andrei�n se des nud� tambi�n y se acerc� a
�l.
Le ten�a excitad�simo, y le di jo que le iba a de mostrar lo que era ser
un hombre y un efebo, e iba a trans mitirle su fuerza y su coraje. Levant�
las piernas de Apolo y las puso sobre sus hombros, y este es taba asustado y
exci tado a la vez. Es cupi� Andrei�n en su mano y lo res treg� en el ano de
Apolo y despu�s por su gran polla. Situ� su gran capullo a la entrada del
culo y comenz� a empujar. El adolescente, ex hausto, lanz� un gri to ahogado
que no dej� que se oyera. El dolor y la excitaci�n recorrieron el cuer po de
Apolo, cada vez la polla del gue rrero se adentraba m�s en su interior,
donde chocaba, ha ciendo que sintiera algo de dolor. Pero en ese momento re
coloc� su polla y em puj� con todas sus fuerzas, meti�ndose la hasta el
fondo. La respiraci�n del chi co se aceleraba, a la vez que se contra�an sus
m�sculos. Se sent�a lleno de polla, era genial. En ese momento, Andrei�n
sujet� fuertemente las caderas de Apolo y le dijo chulesca mente:
- Has elegido ser mi efebo, y esto es ser mi efebo.
Entonces comenz� a encularlo con un rit mo animal, impri m�a una fuerza des
comunal en sus em bestidas, d�ndole a su efebo una mues tra de dominaci�n.
Despu�s de 30 mi nutos de enculada salvaje, le pidi� al adolescente que empezara a mastur barse como le hab�a ense�ado, y este co gi� su polla con la
mano y empez� a cascarla fuertemente. En ese momento el placer de las en
culadas se multipli c�... a la vez que au mentaban en veloci dad y fuerza.
Apolo estaba tumbado de espaldas con sus piernas en hombros de Andrei�n, y
este a su vez miraba a los ojos a Apolo mientras se lo follaba. Le pidi�
que se la cas cara en ese momen to con todas sus fuer zas, a la vez que An
drei�n masajeaba con su polla la pr�s tata a trav�s del ano. La respiraci�n
de ambos comenzaba a aumentar su ritmo. Apolo comenz� a sentir una descarga
el�ctrica por su co lumna vertebral que hac�a que se le en cogieran los
dedos. Sent�a un placer es pectacular y comenz� a notar unas con
tracciones, muy fuer tes, y a su vez, An drei�n segu�a enculando con
fuerza. Apolo, exhausto de placer, sent�a que se le escapaba el alma por la
polla, y justo al instante que sali� su primer chorro de semen, solt� un gri
to y cerr� con fuerza los ojos, al mismo tiempo, de la polla de Andrei�n una
c� lida oleada de se men comenzaba a derramarse en el in terior de su culo,
mientras su polla segu�a expulsando leche. Apolo se ha b�a corrido. Apolo ya
era un hombre. Y... Apolo ya era un efebo, por lo que le tocar�a repetir
esto todos y cada uno de los d�as.
DULCE
AMIGA
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Relato: Apolo
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