VACACIONES CON MI HIJO � 2� Parte
Despu�s de aquella primera experiencia sexual que le
proporcion� a mi hijo, �l, en justa reciprocidad, deseaba darme tambien placer a
m�, sobre todo al comprender que yo tambien lo deseaba y quiz�, lo necesitase
tanto o mas que �l mismo.
Me hizo prometer que yo tambi�n silenciar�a para siempre
aquella experiencia y que la repetir�amos cuando nos apeteciese de nuevo a
ambos, dejando definitivamente la relaci�n si, finalmente, llegaba a casarse con
su novia. Yo le dije que jam�s har�a algo que perjudicase a mi hijo y que, por
supuesto, ser�a libre de hacer lo que quisiese toda su vida y, adem�s, con mi
ayuda mas honesta.
Dicho esto y coloc�ndose de costado frente a m� me puso boca
arriba, comenzando a tocarme los pechos y a chupar mis pezones, por lo que
nuevamente comenz� a subirme una excitaci�n extraordinaria, quiz� es que a�n no
me hab�a enfriado del todo, pero lo hizo con tanta suavidad y maestr�a que me
dej� llevar y me dispuse a disfrutar lo que Dios me permitiese.
El, a medida que chupaba y lam�a ambos pechos, bajaba su mano
izquierda hacia mi sexo, provoc�ndome unos escalofr�os que me hac�an temblar. Yo
le sujetaba la mano impidi�ndole acceder a lo que �l buscaba, pero mi d�bil
resistencia no mostraba convencimiento alguno y �l lo notaba. Pronto alcanz� su
objetivo y comenz� a investigar un terreno desconocido para �l claramente, con
lo que venciendo mi falso pudor, le orient� la mano hacia mi punto m�s sensible:
el cl�toris!! Dios m�o, que placer sent�!! Despu�s de tanto tiempo sin sentir
una mano ajena en ese templo sagrado por f�n compart�a este placer con alguien
ajeno a m� misma, aunque fuese mi propio hijo, algo que, en ese momento,
confieso que no me preocup� nada. Tan solo pensaba en disfrutar de aquello que
mas bien parec�a un sue�o.
Yo, instintivamente dirig� mi mano hacia su pene, tratando de
aumentar mi excitaci�n, comprobando con sorpresa y cierta malsana alegr�a, que
mi hijo estaba a punto para afrontar un nuevo combate, pues empezaba a temerme
que su falta de pasi�n, acabase precipitadamente una sesi�n que promet�a ser
extraordinaria, al menos en lo que a mi experiencia anterior se refer�a. No
obstante, hasta ese momento y a pesar de mi total p�rdida de control, a�n era
consciente de lo peligroso de culminar un coito completo con mi propio hijo y
estaba dispuesta a lograr evitarlo, mas por las consecuencias sociales y las
complicaciones del tipo de relaci�n personal/familiar que nos pudiesen plantear,
que por reparos de tipo moral, pues afortunadamente siempre he sido una mujer
liberal y no muy condicionada por la estricta formaci�n conservadora que hab�a
recibido.
En un momento de descuido por mi parte, mientras disfrutaba
al tacto del pene de mi hijo y el chupaba mis pezones a la vez que con su mano
jugueteaba con mi cl�toris, tremendamente excitado, mi hijo cambi� de posici�n y
dirigi� su boca hacia mi sexo, comenzando a pasar su lengua por mi agujero, que
ansiaba recibir algo mas que ese peque�o trozo de carne blanda. No obstante,
aprovech� para disfrutar de esta fant�stica experiencia y me dispuse a dejarme
llevar hasta que el orgasmo me llevase a perder el control y, posiblemente, el
conocimiento, aunque ten�a claro que no deseaba fornicar con mi propio hijo; me
parec�a excesivo y de imprevisibles consecuencias. Otra cuesti�n es que pudiese
controlarme y controlarle a �l!.
Mi momento parec�a acercarse y aunque trataba de prolongarlo
lo mas posible, mi hijo se encargaba de acortarlo con sus precisas lenguetadas
en mi cl�toris, al cual ya ten�a localizado para bien o para mal, centrando todo
su esfuerzo en ese punto, aunque yo le insist�a en que metiese su lengua lo mas
dentro posible, entre los labios de mi vagina que manaba abundante flujo, pero
en su empe�o de propiciarme el mayor placer posible, abusaba de lo que le hab�a
dicho con anterioridad acerca del punto mas sensible de la mujer. En fin, hac�a
lo que sab�a y no cabe duda que con su mejor intenci�n y disposici�n y que si
las circunstancias lo propiciaban nuevamente, ya me ocupar�a de ense�arle
exactamente como me gustaba que me lo hiciese. Era cuesti�n de experiencia.
Ahora era yo la que le sujetaba su cabeza aprisionada entre
mis piernas pues sent�a un ardor en mi vagina que sab�a era del todo
incontenible y el momento de mi orgasmo llegaba imparable. Empec� a jadear y
resoplar sin control y en escasos momentos tuve �y mantuve- un orgasmo
indefinido, prolongad�simo, exquisito y relajante del todo.
Trat� de mantener a mi hijo en esa posici�n, relamiendo hasta
que se agotase mi placer, hasta que me pidi� una tregua para casi coger aliento,
pues apenas de dejaba respirar. Re�mos bromeando con el hecho y siendo ya cerca
de las 3 y media de la madrugada, le ped�, por favor, que se esforzase por
dormir y dejarme dormir a m� tambien, pues deb�amos mantener al d�a siguiente
una intensa jornada de actividad, pues las ferias de ese pueblo estaban dotadas
de cantidad e atracciones y espect�culos que ocupaban todo el d�a y hasta altas
horas de la madrugada. Al d�a siguiente era la fiesta grande y hab�a una
romer�a, por lo que deber�amos estar en forma. Mi hijo me asegur� que con la
experiencia vivida se encontraba mas en forma que nunca y mostr� orgulloso su
enorme pene que a�n manten�a una erecci�n sorprendente.
Nos levantamos ambos a asearnos y con dificultades, pudimos
conciliar 5 o 6 horas de sue�o agotador.
El d�a siguiente nos traer�a una experiencia definitiva e
inolvidable, comienzo de una nueva relaci�n entre nosotros que, a pesar del
compromiso de aquella noche, a�n se mantiene hoy d�a, con las limitaciones de
las circunstancias y no de forma continua, como fueron los siguientes a�os, pero
insisto, el d�a siguiente y los dos posteriores, fueron de una intensidad que
nos lleg� a provocar peque�os problemas e irritaciones dado lo frecuente y
violento de nuestras experiencias. Yo a�n estaba por casi desvirgar y mi hijo,
bueno, �l totalmente virgen a�n.
Pronto, si as� lo quer�is, sabr�is como termin� mi historia
de aquel viaje. Luego, si dispongo de tiempo, os contar� como fue nuestra vida a
partir de entonces.