Mi Hermanita y yo


Desde ni�os fuimos criados muy juntos Margarita y yo. Ella, como hermanita mayor (tiene un a�o m�s que yo) siempre me ha cuidado y protegido. Con ella asist� a mis primeras fiestas, juntos �bamos a los paseos del cole, los dos estudi�bamos en el mismo grado, ella me presentaba a sus amigas. Cuando �ramos muy peque�os, nos ba�aban y vest�an a la vez y no hab�a inconveniente en que mientras uno usaba el toallet el otro se duchara, separados s�lo por una puerta de vidrio.
Ella ahora tiene 17 y yo 16.
Sucedi� hace poco, una noche en la que estuvimos en una fiesta del cole. Hubo mucha m�sica y algo de vino. Margarita ese d�a disgust� con su novio, en plena fiesta y termin� bailando con muchos amigos. Ella, para darle celos a su novio, bailaba muy pegado el cuerpo al de sus amigos, y tomaba vino por vasos completos, y re�a. Todav�a m�s: En plena fiesta, le solicit� a la organizadora una minifalda prestada y se la cambi� por la bata larga que llevaba. As� acapar� la mirada de todos cuando apareci� con una faldita blanca que apenas si cubr�a la parte superior de sus muslos y dejaba adivinar sus diminutos pantis. Con tan breve atav�o, daba giros acrob�ticos de danza y coquetamente asomaba su colita cubierta s�lo por el hilo de sus pantis, de color lila intenso. Eran apenas fracciones de segundo en donde esa visi�n acontec�a, pero la voz fue corriendo entre los chicos que fueron sum�ndose hasta el punto de todos querer bailar con ella, mientras los dem�s hac�an c�rculo alrededor y la animaban con palmas incit�ndola a dar vueltas y vueltas, a la vez que mitigaban su sed con m�s vino. Su novio sent�a frustraci�n, apenas si es necesario decirlo. Yo al principio la miraba divertido y a�n me sum� al grupo que la rodeaba en c�rculo, y tambi�n beb�a vino sin control mientras que bat�a palmas a cada pirueta suya. Sucedi� que uno de aquellos muchachos, excitado por el baile, arrim� con fuerza a Margarita sobre su cuerpo. Todos notamos c�mo en su pantal�n creci� un notable bulto que arrimaba con furia sobre el sexo de mi hermana, mientras que sin recato alguno, con la mano que rodeaba su cintura durante el baile, halaba su faldita hacia arriba para complacer al p�blico formado en c�rculos, mostr�ndole la comisura que peinaba en dos las nalguitas de Margarita. Observamos c�mo s�lo el p�dico hilo de los pantis se bat�a como h�roe tratando de evitar dejar al descubierto el �ltimo refugio de esa colita, sin que fuera franca su victoria pues, de todas formas, era inevitable frustrar la presencia de los bordes rosados del codiciado asterisco, bellamente estrangulado por el delgado hilo. Cuando not� los ojos lujuriosos de las nubes de muchachos y se empezaron a escuchar procacidades dici�ndole a mi hermana que levantara la colita y que dejara en evidencia ese punto de misterio que con furia cubr�a el envidiado hilo , sent� algo indescriptible dentro de m�, una mezcla de ira, y de otros sentimientos que en el momento no entend�a. Le reclam� al novio su falta de coraje para defender a mi hermana mientras que con vigor la tom� por un brazo, en medio de las protestas de todos, a�n las de ella, y la retir� del lugar. Durante el camino, en el coche, Margarita segu�a protestando. Su cuerpo estaba inundado de sudor y su cabello revuelto. Hablaba con evidente ebriedad y le not� fuertes signos de mareo. Aceler� el coche y, cuando llegamos, estaba francamente descompuesta por lo que la tom� en mis brazos y la entr� r�pidamente al toallet. Ella no es una chica que est� acostumbrada a los licores, ni yo tampoco. Debo decir, y s�lo porque es necesario en mi relato como m�s adelante lo comprender�n, que una vez en el toallet, trasboc� con estr�pito y en forma convulsiva, mientras que sus esf�nteres se le hicieron inmanejables por lo que termin� haciendo pis y pop�, aun con su ropa puesta. Yo sent�a realmente rabia al verla reducida a tal estado, y llorando sin consuelo. No pod�a dejarla en esa condici�n, por lo que enjuagu� sus l�grimas y con palabras trataba de consolarla. Con el mejor prop�sito de asearla, abr� su blusa, totalmente impregnada en v�mito, y se la retir� , Otra tanto hice con la peque�a falda, por lo que qued� s�lo en sujetador y con los pantis de hilo casi carmes�, humedecidos por sus orinitos y por la parte de atr�s con vestigios delatores de la cuquita que no hab�a ella podido contener. La despoj� del sujetador mientras que con agua tibia y una toalla retiraba de sus senos los restos de su ebriedad. Luego, abr� el broche femenino de sus pantis, y los dej� caer al suelo, antes que el �cido de sus eyecciones hiciera da�o en su piel. No me perdonaba a m� mismo haber permitido que se embriagara a tal punto, y la reprend�a verbalmente mientras que con otra toalla h�meda limpiaba sus intimidades bajo la espalda y la cintura.
Abr� la ducha de agua tibia, y con mimos y consuelos la recost� en la ba�era , donde coloqu� espuma jabonosa. � Pobreciila, estaba tan indefensa! Una vez en la tina, mientras el agua cubr�a su cuerpo, no pude dejar de observar su conchita: Era de labios delgados, totalmente depilada. Su cl�toris rosadito asomaba como un botoncito en medio de una flor. Not� que el hilo del panti le quedaba ajustado en exceso, pues hab�a un sendero rojo y profundo que corr�a entre el breve puente que transita bajo sus piernas uniendo sus preciosos orificios. Sobra decir que me vi precisado a despojarme de mi ropa para poder ingresar yo mismo a la ba�era y lograr as� mayor comodidad en las maniobras de aseo en que me empe�aba.. Enjabon� sus senos y le dec�a, tonta, tonta, no lo vuelvas a hacer. Ella emit�a leves gemidos entre lloriqueos y dec�a: -.Lo odio, lo odio, odio a mi novio.
-: Nenita , no pienses m�s en �l.
-. No lo quiero, no lo quiero, lo odio
-. Date vuelta que te voy a jabonar la colita, pero antes te voy a colocar un aceite. �Mira c�mo est�, ese hilo casi te destroza!
Tome aceite en mis manos y apenas si pude colocar mis dedos cerca de su conchita cuando sucedi� lo impensado:
Ella levant� las piernas con agilidad de bailarina, quedando tendida de espaldas, como estaba, sobre la tina, pero ahora con sus extremidades al aire, proyectadas hacia arriba.
_. Ay, me duele mucho, en verdad me apretaba bastante ese hilo, pero lo hac�a por �l, porque a �l eso lo excita -, exclam� mientras que proced�a r�tmicamente a cerrar y a abrir sucesivamente su bello esf�nter anal tratando as�, tal vez, de mitigar su dolor.
Entretanto, su sexo depilado qued� suspendido en el aire como una bella mariposa abriendo las alas, con sus pliegues asom�ndose a la luz. �Era tan linda!
. Antes de que yo reaccionara y saliera del �xtasis de mi mirada, sent� su suave mano sobre la m�a. Me tom� por el dorso y la condujo con decisi�n hasta el centro de su ano y me dijo:
-.!Apl�came el aceite, en verdad me arde la colita!
Comenc� a frotarle su maravilloso punto y entonces ella, con agilidad y suave fuerza, dio un impulso hacia adentro y vi a alguno de mis dedos ingresando en su interior tibio.
Sent� que mi asta varonil creci� de s�bito hasta quedar erguida como un soldado listo a la batalla.
Extasiado, no me pude contener y fue as� como de pronto me encontr� besando los labios de su pubis y con mi lengua jugando con esa campanilla ubicada en medio de la flor del placer. Ella gimi� y se abri� a�n m�s, mientras los botones de sus senos se hicieron fuertes
Di suaves giros en su interior con mis maravillados dedos, mientras le dec�a, tonta, tonta, mira lo que hiciste
Bajo sus piernas dej�ndome en plena libertad. Miro mi pene embelesada y con su leng�ita tibia lo recorri� desde la base hasta la punta. Cuando palp� en sus labios la gota salada y cristalina que se asom� por el orificio de mi miembro, la lamio largamente y comenz� a juguetear en la c�spide del glande.
_.�Te gustar�a jugar al doctor, como cuando est�bamos ni�os?, me dijo
-. �Y qu� har�a yo?, contest�
Ser� la doctora y te examinar� . Necesitas una inspecci�n , dijo sentenciosamente
Sin m�s, me volte�. Estando yo de espaldas, abri� mis piernas y beso el orificio sembrado en mis nalgas
Mis bolitas se recogieron al m�ximo para dar paso al pleno crecimiento de mi miembro. Estaba a punto de estallar.
Toma, hermanito, dijo mientras me met�a en dedo en el t�nel de mi cola. -. As� respondo a tus atenciones. Desde ni�a quise hacer esto.
_.!Bandidita. Eres una bandidita!
- Di un suave giro y de nuevo nuestras caras se cruzaron. Ella estaba arrodillada frente a m�, jugando a la doctora y yo como su paciente. Me dej� escurrir de espaldas un tanto al punto de quedar mi cara bajo su sexo depilado. Lo comenc� a lamer y lamer hasta que ella abri� un poco sus piernitas. Me perd� eternamente en los jugos de su cl�toris. Luego pas� mi lengua por esas lindas nalguitas para luego morir en el aroma de su asterisco.
-. Hiciste popis, cochinita, tuve que asearte.
-. Mmm, fue rico que limpiaras mi colita, contest�.
Luego, a�adi� amenazante:
-. Voy a depilar tu pipi.
-. No lo hagas, no lo hagas, interpel� con s�plica-. Sabes que ma�ana tenemos un paseo del cole y me toca en el dormitorio de varones. Si mis amigos me ven depilado pensaran que soy mariquita
-. Pues si no quieres que te depile, tendr�s que hacer lo que te diga
Y mientras sentenciaba lo anterior, tom� mi sexo erguido y lo coloc� en la entrada de su vagina. Sent� su humedad mientras me palmoteaba castigando mis nalgas, y espet�:
-. �Tendr�s que follarme!
�Margarita!!! Dije. �Eres mi hermana!
-: Pues si no me follas, te depilare y dir� que eres mariquita.
No termin� de decirlo, cuando ya ten�a mi sexo en su tierna boca. Sus labios lo chupaban como una ni�a a un dulce y pens� que mis l�quidos fluir�an sin remedio
_!Ah, no!, dijo ella. �No me dejar�s iniciada!,y abri� sus piernas como bailarina mostrando otra vez su linda vagina. Tom� mi pene con sus dedos de mu�eca hasta hacerlo entrar en la dulce cris�lida de su vagina. Fue inevitable empujar mi cuerpo sobre el de ella. Sent� dolor y ella gimi�. Insist� con fuerza y su cuquita se fue abriendo dulcemente hasta que mis test�culos quedaron al borde. Luego, sin perder el ritmo, fue levantando sus piernas quedando su anito al aire. Sus t�midos gemidos se hicieron intensos y mi humanidad bombeaba dentro de ella como buscando su ombliguito por dentro
�ramos como gimnastas que r�tmicamente ataban en sexo sus cuerpos. Labios y lenguas se sumaron a tan bello quehacer.
De pronto en medio de giros enloquecidos en alm�bares, quedamos trenzados como canes frente al espejo del toallet. Reflejado en el vidrio, vi su lindo traserito entrando y saliendo, entrando y saliendo. A la vista de su anito, no resist� la tentaci�n y decid� penetrarla con mis dedos en su colita mientras ella me segu�a recibiendo furiosamente en su vagina
Cuando sinti� el ingreso de mi dedo �ndice, lanzo un grito, un chillido, que remat� con un �hermanitoooooooo!
Los l�quidos se unieron como r�os calientes, y permanecimos inm�viles despu�s de ir parando como un tren bala que va frenando, chiqui chiqui, chiqui chiqui, hasta quedar detenidos con el universo centrifugado en nuestras cabezas
De lo anterior, han pasado ya algunos meses, y de cuando en cuando ella me dice con picard�a: �Te depilo?

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