Relato: RECIEN CASADA INFIEL



Relato: RECIEN CASADA INFIEL

De como una joven mujer casada folla, sin mirar a qui�n...
Este relato que presento hoy, espero lo publiquen a la brevedad, me llev� cierto tiempo escribirlo, pues mi intenci�n es brindarles una historia cre�ble, bien narrada y sobre todo transcribir tal cual se fueron dando los hechos.

Llevaba dos meses de casada con C�sar, mi vida era muy aburrida.

Sin mucho por hacer: tener la casa en orden, la cena a horario, la ropa de mi esposo impecable, mi marido siempre estaba ocupado con su trabajo, distra�do, la mirada perdida en sus labores, pero nunca una mirada hacia mi, casi me ignoraba como mujer.

Cualquier hombre, que se precie de tal, quisiera tener entre sus s�banas una mujer como yo, una verdadera hembra sedienta de lujuria, predispuesta a vivir el sexo, a la m�xima potencia.

No tard� mucho en darme cuenta que me hab�a casado con el hombre equivocado.

Nac� para ser infiel, pues un solo hombre no pod�a apagar el fuego que siempre estaba ardiendo dentro m�o, no s�lo eso, algo morboso me hac�a disfrutar el doble con mis infidelidades, el peligro a ser descubierta me excitaban, hacerlo casi en sus narices, le daban un toque especial, es que cuando me pon�a cachonda, nada me importaba en ese momento, s�lo me interesaba que me follaran como d� lugar y disfrutar hasta perder la raz�n.

Me gustaba calentar y provocar a los hombres, y culminar con varios orgasmos sobre mi cuerpo. No hab�a nada ni nadie que me parara cuando estaba caliente, sin medir las consecuencias de los hechos.

Los viajes de negocios por tres o cuatro d�as, de mi esposo, (el cual amaba, pero no deseaba) me proporcionaban disponer de mi tiempo libre a mi antojo. Lo que hac�a que tuviera innumerables relaciones con diferentes amantes, hasta he tenido tres hombres en un mismo d�a, en distintos momentos, tambi�n he estado con tres hombres a la vez, como lo hice el d�a antes de mi boda, (est� en el relato�), y no me arrepiento, pues ha sido una experiencia maravillosa que he repetido varias veces a lo largo de mi vida.

Estaba formada para el amor, el placer, era, soy y ser� siempre una mujer ardiente, ansiosa por recibir y dar placeres sexuales, el sexo se escapaba por mis poros, mis labios siempre estaban sedientos por besar una polla erguida y dura.

Ten�a un andar felino, que era nato en mi, nada era hecho adrede, toda mi seducci�n era instintiva, me calentaba ver la mirada lasciva de los hombres sobre mi cuerpo pecador.

Hab�a estado con diferentes amantes, que me colmaban de placer, ese placer que C�sar no estaba interesado en darme, nuestras relaciones sexuales eran mon�tonas, simples y fr�as, casi por obligaci�n, y no me quedaba otra opci�n que buscar sexo con otros hombres.

Me costaba muy poco esfuerzo conseguir que alguien me follara, pues era joven, bonita y dotada de curvas insinuantes, si a eso sumamos mi predisposici�n morbosa, el resultado era una explosi�n.

Esto que les voy a contar hoy, fue una aventura incre�ble para m�, por como se fueron dando los sucesos.

El portero del edificio d�nde viv�a, era un se�or cercano a los sesenta a�os, bastante apuesto para su edad, era muy alto, de cabellos totalmente blancos, delgado, pero con una barriga importante, esa barriga que tienen las personas mayores, lo que lo afeaba un poco, sus carnes estaban flojas, (tambi�n por la edad), usaba anteojos, ten�a un prolijo bigote blanco, pose�a cierto encanto, quiz�s era su simpat�a, siempre atento y amable, era un se�or interesante, que no dejaba de mirarme con lujuria, cada vez que me ve�a pasar.

El portero viv�a con su esposa en el subsuelo del edificio, en un apartamento interno, en el horario laboral lo pasaba en una peque�a oficina de la planta baja, d�nde ten�a sus herramientas, una peque�a mesa, con una silla, desde las ventanas de su oficina pod�a divisar las entradas y salidas que ten�amos los vecinos.

A la hora del almuerzo, cerraba su oficina y se iba a su apartamento, a descansar unas horitas, luego regresaba, y se quedaba en su oficina, cuidando la seguridad del edificio y de los vecinos, nada pasaba desapercibido para �l, todo lo referente al edificio y el barrio, �l lo sab�a. Siempre sol�cito atend�a los reclamos de los vecinos.

Todos llam�bamos al portero don Cosme, siempre estaba cuando alguien necesitaba su ayuda, por la reparaci�n de alg�n electrodom�stico, o cualquier problemita en nuestros hogares.

Hace unos d�as, me acerqu� a su oficina, para pedirle por favor, si pod�a llegarse hasta mi apartamento a ayudarme con una l�mpara que quer�a poner en el living, me dijo que despu�s de almorzar ir�a con las herramientas necesarias y me solucionar�a el problema.

Era una l�mpara para colgar en un �ngulo de la sala de estar, era de bronce, regalo de bodas de un t�o de mi esposo.

En d�as ser�a mi cumplea�os y quer�a que el living luciera espl�ndido porque iban a ir a visitarme amigas y familiares para pasar la tarde juntos.

Cuando sal�a de la ba�era, sent� el timbre de la puerta de mi apartamento, mojada y desnuda como estaba tom� una bata de toalla, bastante corta, la at� a la cintura y fui r�pidamente hasta la puerta, mir� por la mirilla y v� a don Cosme, abr� la puerta y lo invit� a pasar.

Don Cosme me miraba con una insolencia que rayaba lo vulgar, sus ojos me recorr�an entera, mientras mojaba sus labios con su lengua h�meda, al ver que entre sus anchos bigotes asomaba la punta de su lengua, sent� como un cosquilleo ya muy conocido en m�, que me recorri� todo el cuerpo.

No quer�a demostrar bajo ning�n concepto lo que su mirada depravada y su lengua me hac�an sentir, pero me hab�a dado cierta curiosidad este hombre maduro.

�C�mo ser�a c�mo amante?, �c�mo me har�a el amor un se�or casi sesent�n?

Pasamos hacia el living.

-Le pido disculpas don Cosme, por recibirlo as�, pero estaba duch�ndome�(lo miraba, directo a los ojos, con una sonrisa entre inocente pero a la vez endemoniada)

-Me hubiese gustado m�s verte totalmente desnuda, pero bueno�, eres un festival para la vista.

-�Ay, don Cosme! �dije coqueta-, las cosas que se le ocurren, me visto y ya regreso.

-Por m� ni�a, mejor desv�stete.

Una risita c�mplice escap� de mis labios, me dirig� a mi habitaci�n que estaba justo frente a �l, mi paso era lento y mis caderas oscilaban mientras sent�a en mi espalda el fuego que manaba de los ojos de don Cosme.

Como ya he comentado, me fascina hacer poner duras las pollas, sab�a que el viejo estaba babose�ndose, entr� a mi habitaci�n y dej� la puerta abierta.

Disfrutaba de estas situaciones, me regocijaba mostrar lo vedado para cualquier hombre que no fuera mi marido.

Sab�a el poder que pose�a cuando dejaba entrever mis piernas largas y torneadas, en ese momento estaba derrochando las bondades de mi cuerpo a un se�or que casi me triplicaba en edad, pero se me hab�a empezado a calentar mi rajita, pues este entorno que hab�a creado yo misma con mis coqueteos, avivaban mis deseos, apoder�ndose de mi parte carnal y me llevaban a este juego provocador delicioso.

Deliberadamente me despoj� de la bata que apenas cubr�a mi cuerpo, qued� de espaldas completamente desnuda ante don Cosme, lo hice a sabiendas y con la intenci�n de insinuar fantas�as perversas a este hombre.

Frente a mi ten�a un espejo que estaba sobre una cajonera donde guardaba mi ropa interior, disimuladamente mir� por el espejo la reacci�n de don Cosme al verme de espaldas totalmente desnuda, su cara estaba desencajada, sus ojos no atinaban a creer lo que estaban viendo, mi espalda cubierta solo por los cabellos largos y mojados que bajaban a mi estrecha cintura, mi trasero joven, de carnes duras y sugerentes, le estaba ofreciendo una postal exquisita, para su visi�n de macho.

Premeditadamente me agach�, sacando mi culito hacia fuera, y me puse a buscar en el �ltimo caj�n mis bragas, don Cosme no me perd�a de vista, abr� el caj�n, tom� una braga, la m�s peque�a, de puntillas blancas y las fui deslizando lentamente entre mis piernas.

Mis movimientos eran pausados, sin prisa alguna, fui subiendo la peque�a braga hasta acomodarla en mis caderas, acomod� el hilito dental dentro mis nalgas, tom� el sujetador, y pas� las tiritas por los brazos, lentamente lo fui abrochando, mis jugos vaginales estaban humedeci�ndo mi peque�a braga.

En ese momento son� el tel�fono que estaba al lado de la cama.

Me d� vuelta y me puse frente a don Cosme, que estaba parado embelesado, siguiendo mis movimientos, sus ojos brillantes se posaron sobre mis senos apenas cubiertos por las puntillas del sujetador, lo mir� directo a los ojos, y sin bajar la vista me tumb� sobre la cama matrimonial, fui arrastr�ndome hasta tomar el tubo del tel�fono, el viejo se qued� est�tico, incr�dulo por lo que estaba viendo� una mujer muy joven casi desnuda y sin ning�n pudor le regalaba a su vista el mejor de los paisajes.

Era mi esposo el que llamaba.

Para decirme que estaba en la planta baja y me ped�a que bajara a abrirle la puerta, pues se hab�a olvidado las llaves y deb�a urgente subir a nuestro apartamento, que en apuro al salir olvid� las llaves de entrada del edificio, me dec�a si pod�a bajar urgente a abrirle, que no ve�a a don Cosme para que le abriera la puerta.

-Don Cosme, est� aqu� querido, vino por lo de la l�mpara, ya bajo en un segundo.

Salt� de la cama �gil como un gato, tom� un liviano vestido, y le dije a don Cosme que bajaba a abrirle la puerta a mi esposo.

Cuando pas� por su lado, nos rozamos, al quedar mi espalda muy cerca de su cuerpo, extendi� ambos brazos, y levant� mi corta falda, sus rugosas manos de trabajador acariciaron mis nalgas, me qued� parada unos minutos, disfrutando de esa r�pida caricia, se acerc� a mi, pas� una mano hacia delante, y puso dos de sus gruesos dedos dentro de mi nidito totalmente h�medo.

Apoy� su bulto importante sobre mi trasero, y lo fue frotando, lo dej� que se frotara apenas unos segundos, su boca c�lida se pos� en mi cuello, y su lengua h�meda me lami� hasta los hombros, en un ir y venir ondulante, sent�a que mi vagina estaba humedeci�ndose locamente.

-Debo ir ya a abrirle a mi esposo, o sospechar� que algo pasa.

-Eres una reverenda putita, pero� ya llegar� el momento en que te har� ver el cielo, te follar� una y otra vez, perra�, me pedir�s a gritos que te folle, zorra infiel�

Como pude me solt� de sus brazos y baj� a abrirle la puerta a mi marido, que esperaba impaciente y del mal humor por mi demora.

-�Qu� te pas� mujer?, �por qu� te haz demorado tanto?

-Es que no encontraba las llaves. �Respond� lo primero que se me ocurri�. Caminaba a su lado hasta llegar al ascensor.

Cuando regresamos con mi marido, don Cosme, ya se hab�a puesto a trabajar con la l�mpara. Mi esposo se quedar�a trabajando en el apartamento toda la tarde, pues deb�a terminar un proyecto para presentar al d�a siguiente. Sin decir muchas palabras, se encerr� en su estudio a trabajar.

Don Cosme se hab�a subido a una silla, para trabajar m�s c�modo, me par� a su lado y le dije si quer�a beber algo fresco, me dijo que si, que le gustar�a un buen vaso de agua fresca.

Fui al refrigerador, le serv� un abundante vaso con agua y se lo alcanc�.

Subido en la silla, mi cara quedaba a la altura de su polla, se ve�a un bulto bastante significativo, se reclin� un poco y tom� mi cabeza con sus manos y la empuj� hacia su paquete, y empuj�, instintivamente mi boca se abri�, y por sobre la tela del pantal�n fui frotando mis labios en su polla que r�pidamente iba creciendo de volumen.

Sentimos el ruido de la puerta del escritorio de mi esposo que se abr�a, r�pidamente me retir� unos cent�metros y le alcanc� el vaso con agua, que don Cosme bebi� de un solo trago, mi marido fue a la cocina a buscar caf� que se sirvi� y se qued� sentado all� leyendo unos papeles, mientras beb�a su caf�.

Me sent�a muy caliente, a la vez un poco inc�moda por la situaci�n, as� que decid� ir a buscar a los Fern�ndez, para ir a la piscina que ten�amos en la azotea del edificio.

Todas las tardes me encontraba con los Fern�ndez, que era un matrimonio jubilado que viv�a en el piso de arriba y nos �bamos los tres a tomar sol y a ba�arnos a la piscina.

-Querido, me voy a casa de los Fern�ndez, iremos a la piscina como todas las tardes.

-Ok.

Fui a mi habitaci�n, esta vez me asegur� de cerrar la puerta de nuestra habitaci�n, y me calc� una peque�a bikini roja, y sobre ella puse un min�sculo vestido playero.

Me acerqu� a don Cosme, lo salud� y le dije que me iba a la piscina, que cualquier cosa que necesitara, se lo pidiera a mi esposo.

Cuando llam� a la puerta de los Fern�ndez, apareci� Ricardo, as� se llamaba �l, y la esposa Alicia.

-Hola Valeria, mi esposa no est� se fue a la peluquer�a.

-Oh!, qu� pena, y usted no va a ir a la piscina?

-Si, si quieres te acompa�o, pero ya que est�s quer�a pedirte ayuda en algo.

-S�, c�mo no, en qu� puedo ayudarlo?

-Mira, tu sabes, nosotros los viejos no sabemos mucho de tecnolog�a, de estas cosas modernas, y quer�a pedirte si me ayudas con una pel�cula que quiero ver en la pc, es una pel�cula que quiero ver a solas, sin que Alicia se entere, y espero por favor de tu discreci�n.

-Por supuesto, cuente con mi discreci�n.

Ricardo fue a buscar un cd, y me dijo que no sab�a que deb�a tocar para poder ver la pel�cula, que le ense�ara, para hacerlo cuando su esposa no estuviera en casa.

Me puse manos a la obra y al poco tiempo en la pantalla del computador empez� a desarrollarse la pel�cula, que c�mo me imaginaba era un a XXX.

Empezaron a desarrollarse las primeras escenas, era una adolescente muy bella, que visitaba a un se�or maduro, que poco a poco, la iba desnudando, y bes�ndola toda, la ni�a muy predispuesta se dejaba hacer de todo.

La escena era realmente muy excitante�

Con disimulo lo mir� a Ricardo, que estaba sentado al lado m�o.

-�Qu� rica nena, c�mo me gustar�a tener una as�! -Me mir� a los ojos y me pregunt�:

-�A ti no te gustar�a que un maduro te hiciera esas cositas ricas?, vamos Valeria, estamos en confianza, t� no le dir�s a mi viejita que yo veo estas pel�culas y yo no le dir� a tu marido si te gustar�a hacerlo con un maduro.

-En realidad�

Me tom� del ment�n y se acerc� a mi, y me dio un beso en plena boca, abr� mis labios y recib� su lengua, y nuestras lenguas se unieron y se refregaron una con otra.

Ricardo, se puso de pie, me levant� el vestido, y me lo quit�.

Yo no puse ninguna resistencia, lo dejaba hacer, igual que la adolescente de la pel�cula.

-Por favor p�rate, d�jame mirarte.

Me puse de pi� como me orden�.

Sus ojos me recorrieron entera. Se quit� la ropa, se acerc� y me quit� la parte de arriba de la bikini, mis senos saltaron al aire, duros y erguidos, los tom� con sus manos y comenz� a acariciarlos, los llev� a su boca, y los lami� con deleite, me mordi� con sus labios los pezones, mientras, con sus manos me iba quitando el triangulito que ten�a como bikini que cay� al piso.

Me tumb� suavemente sobre la alfombra, abri� mis piernas y comenz� a besarme desde los dedos de los pies, uno por uno, y fue subiendo hasta mi entrepierna, donde enterr� su cabeza calva, su lengua me bes� la vagina entera, luego fue a mi cl�toris, el cual lami� y lami� hasta hacerme correr, una y otra vez, su lengua no paraba de chuparme, me hac�a vibrar y pedirle m�s y m�s� que no parara, y as� lo hizo, casi hasta dejarme exhausta.

Luego se sent� en el sill�n, y me mostr� su pene erguido, me puse de rodillas y me lo llev� a la boca, lo llev� hasta mi garganta, lo sacaba y lo met�a, con mi lengua recorr� todo el tronco de punta a punta, le bes� los huevos, los pelos, estaba desquiciada por una verga as�, o la de don Cosme, o la de cualquiera que me sacara esta terrible fiebre que se hab�a apoderado de mi.

Luego de chuparlo entero, tom� su pene est�tico y me sent� sobre �l, sub�a y bajaba, trag�ndome toda esa carne en barra, hasta que Ricardo estall� larg�ndome un largo chorro de leche tibia que lleg� hasta mis entra�as.

Me qued� sentada sobre su pene ya ca�do, un largo rato, mientras Ricardo se qued� descansando un poco.

-Eres una verdadera mujer follando, me gustar�a que esto se repita Valeria.

-Cuando quieras Ricardo, tu lengua ha hecho maravillas�

Le record� que sacara que el cd de la pc, si no quer�a que su esposa lo descubriera, luego nos fuimos a la piscina como todas las tardes. Y all� estuvimos hablando de lo que �l me har�a en los pr�ximos encuentros, que hab�a visto much�simas pel�culas donde dos o tres hombres se cog�an a una mujer, que le gustar�a tener esa experiencia conmigo y un amigo de �l, si me animaba a hacerlo. Todo con la mayor discreci�n, ya que �ramos personas comprometidas.

-Yo me animo a todo Ricardo, me dar�a mucho placer tener a dos tipos dentro m�o y un tercero que me la de por la boca.

La conversaci�n nos calent� tanto que subimos al apartamento de �l y lo hicimos de nuevo.

Fuimos directamente a la cama matrimonial, luego de besarnos y chuparnos ambos, me puso como la posici�n de la perrita, abri� mis nalgas, y comenz� a besarme el ano, introduciendo primero un dedo, luego dos, y tres, cuando estaba bien dilatado, me penetr� profundamente, entraba y sal�a, sus movimientos se iban acelerando cada vez m�s, hasta que explot� y me llen� de semen el ano.

Cuando regres� a mi apartamento, la encontr� a Alicia en el ascensor, le dije lo guapa que se ve�a con su nuevo peinado, y que fuimos a la piscina con su esposo, que no paraba de hablar de ella y de cuanto la extra�aba. Mientras pensaba que Alicia nunca se iba a enterar que le hab�a dejado al marido seco, que me hab�a comido su polla, y tragado toda su lechita, que lamentablemente ya no quedaba nada para ella, todo me lo hab�a tragado yo, jiji. �Qu� perra soy!.

Cuando llegu� al apartamento, don Cosme ya hab�a terminado su trabajo, y se hab�a ido, mi esposo segu�a trabajando con sus papeles, me puse a preparar la cena, cenamos, luego me puse a ver una pel�cula, y me fui a dormir, no se a la hora que mi esposo se acost�.

Me levant� cachonda, recordando las cosas ricas que me hab�a hecho Ricardo, mi esposo sali� muy temprano para su trabajo, mientras desayunaba me llam� por tel�fono para avisarme que deb�a salir con urgencia de la ciudad, pero que a la noche estar�a de vuelta. As� que me puse a planificar los quehaceres del d�a. Deb�a ir al lavadero a buscar la ropa que hab�a dejado lavando el d�a anterior.

En el subsuelo, frente al apartamento de don Cosme, estaba el lavadero, que era compartido por los vecinos, hab�a varias lavadoras y secadoras, y en un apartado, un lugar para planchar, si es que alguien deseaba hacerlo.

Era muy temprano, los vecinos muchos estar�an a�n durmiendo.

Como hac�a tanto calor fui descalza, me llam� la atenci�n que la puerta estaba entreabierta, �qui�n pod�a estar tan temprano en el lavadero?, decid� salir, pues ten�a miedo que fuera alg�n ladronzuelo.

Sal� y me qued� muy intrigada, me acerqu� a la ventana que estaba abierta, me puse de rodillas y mir� curiosa corriendo la cortina en el m�s absoluto silencio.

Mir� hacia un costado, y no hab�a nada anormal, mir� hacia el otro costado, y me encontr� con una imagen que realmente no esperaba, y hasta me sorprendi�.

A un costado, casi escondido, estaba don Cosme, con su pene erecto fuera del pantal�n, restreg�ndose y sacudiendo su polla con mi vestido negro, que hab�a dejado secar por la noche.

No pod�a creer lo que estaba viendo, don Cosme masturb�ndose con mi vestido negro, no voy a negar que despu�s del impacto que me dio ver esa escena, sent� que una ola de calor corr�a por mi cuerpo.

Me qued� muy quietecita espiando al viejo, ten�a un pene grueso y largo, y lo imagin� muy sabroso, (solo lo hab�a sentido a trav�s de la tela del pantal�n) pasaba todo el largo de su verga por mi vestido, mov�a sus caderas como si me estuviera penetrando.

Realmente este acto de don Cosme, aparte se asombrarme, me calent� mucho, me dio deseos en ese momento de ser el vestido donde sacud�a su herramienta exquisita.

Extendi� mi vestido sobre la parte de arriba de la lavadora, apoy� su tronco s�lido sobre la fina tela, y comenz� con un movimiento zigzagueante, con su mano derecha, tom� su largo pene y comenz� a acariciarlo salvajemente, sus ojos desorbitados miraban hacia la nada, sus movimientos de pelvis eran cada vez m�s r�pidos, en pocos segundos, tom� con su mano libre mi vestido y lo llev� a su boca, bes�ndolo enloquecidamente mientras un chorro de semen ca�a sobre la tapa de la lavadora.

Don Cosme se qued� descansando unos minutos, tom� su aparato muerto, lo guard� dentro de su pantal�n, con un trapo limpi� el lugar donde hab�a largado toda su leche, tom� mi vestido, y bes�ndolo lo fue doblando y lo dej� con el resto de mi ropa.

Sal� disparada hacia mi apartamento, estaba muy excitada por lo que hab�a observado y decid� darme un ba�o de inmersi�n, mientras se llenaba la tina, volv� al lavadero, por mi ropa.

La puerta estaba ya cerrada, don Cosme se hab�a ido, r�pidamente tom� mi ropa y volv� al apartamento.

Cuando regres� la tina estaba lista, esparc� unas sales, me desnud� y met� a disfrutar del ba�o.

La tibieza del agua estaba exquisita, con mis manos comenc� a acariciarme el cuerpo, estaba muy excitada, llev� mi mano a mi vagina, fui introduciendo mis dedos dentro, y comenc� a acariciarme el cl�toris, con mi mano libre me acariciaba los senos, cerr� los ojos, y en mi mente se repitieron los acontecimientos que hab�a presenciado de don Cosme, y tambi�n recordaba la lengua de Ricardo en mi entrepierna, un orgasmo acompasado lleg�, sintiendo que esos dedos que me acariciaban y me hac�an vibrar era el tremendo aparato de don Cosme, el cual quer�a probar y sentirlo todo dentro m�o.

Luego de la delicia de mi orgasmo, me lav� el cabello, y termin� mi ba�o, mientras me secaba, pensaba con qu� excusa pod�a ir hasta la oficina de don Cosme, quer�a que me follara lo antes posible.

Sobre mi cuerpo desnudo, me puse el vestido negro que tanto lo hab�a excitado, sin bragas y sin sujetador, acomod� el corto vestido, pein� mi largo y h�medo cabello y fui hacia la oficina de don Cosme.

D� unos golpes en la puerta, y la voz de don Cosme, dijo que pasara que estaba abierto.

Don Cosme estaba sentado frente a su peque�o escritorio, al verme con el vestido negro, el cual �l un rato antes hab�a besado y refregado contra su pene, sus ojos recorrieron todo mi cuerpo, y su lengua primorosa se asom�, humedeciendo sus labios, y provocando un volc�n dentro m�o.

-�Qu� andas buscando mi ni�a, por aqu�?

Descaradamente me acerqu� y apoy� mi trasero en su escritorio, rozando mis muslos desnudos contra su mano.

-Don Cosme, (no sab�a que decir), hoy es mi cumplea�os, fue lo primero que se me ocurri�.

-Vaya, vaya, c�mo soy un caballero no voy a preguntar cu�ntos, pero t� a�n puedes decirlo, son muy pocos.

-Cumplo veintitr�s don Cosme. Y me sent� sobre el escritorio, me puse m�s c�moda.

-Me gustar�a regalarte algo, mi ni�a.

-�S�? �qu� me regalar�a usted don Cosme?, dije mimosa.

-Te regalar�a y no te ofendas, te regalar�a algo que estoy seguro que te falta.

-�Qu� don Cosme?, pregunt� curiosa.

-Placer, te regalar�a todo el placer del mundo. -�Me dejas que te regale lo que no te da el imb�cil de tu esposo? Mientras sus manos comenzaron a acariciarme lentamente.

No pod�a resistirme a su contacto, sab�a que don Cosme me har�a gozar como a una perra, porque �l estaba caliente conmigo, y yo despu�s de verle el pene, me calent� con �l.

Se levant� de su silla, y me abraz� fuertemente, comenz� a besarme dulcemente en la frente, luego bes� mi nariz, mis mejillas, lleg� a mis orejas, sac� su lengua y me recorri� todo el o�do, su lengua baj� a mi cuello, lo borde� entero, sigui� bajando por el escote de mi vestido.

Yo me debaba besar, recib�a sus besos con gusto, luego subi� su lengua hasta mis labios, los cuales se abrieron para recibir su lengua, le puse mi lengua en su boca, y nos besamos apasionadamente, mientras sus manos acariciaban mis senos por sobre la tela.

No dejaba de tocar mi cuerpo, levant� mi vestido hasta mi cintura, al ver que estaba sin bragas, socarronamente me dijo muy despacio.

-�Qu� puta eres mi ni�a! Ni te imaginas la fiesta que te har�, por puta, por zorra!

De un tir�n me quit� el vestido y qued� ante don Cosme como Dios me trajo al mundo, de un salto don Cosme, puso llave a la puerta y cerr� todas las ventanas, quedando la oficina casi a oscuras, volvi� a sentarse en su sill�n, prendi� la luz de la l�mpara del escritorio, susurrando.

-Quiero ver tu cuerpo, no sabes cu�nto hace que sue�o con este momento.

Qued� sentada en el escritorio, frente a �l.

Comenz� a tocar la punta de mis senos suave y c�lidamente, mis pezones se pusieron en punta, acerc� su boca y con su lengua recorri� toda la aureola, primero lo hizo con una, luego con la otra, mientras tanto sus dedos jugaban con mi vagina.

Me entregu� a sus caricias, y me puse a gozar de todos sus manoseos y leng�etazos.

Don Cosme se acomod� en su sill�n, me empuj� hacia atr�s quedando acostada de medio cuerpo en el escritorio, mis piernas enroscadas en el cuello de don Cosme.

Bes� mis piernas de punta a punta, pasando su lujuriosa lengua por todas partes, hasta que lleg� a mi cuevita imp�dica y mojada, rogaba por su lengua, le ped�a que me la besara, arqueaba mi cuerpo, entreg�ndole mi chochita�

-�Vamos b�sala, vamos ch�pala! Por favor, dame lengua, suplicaba.

Don Cosme, me hac�a desearlo, me lam�a la vagina y sal�a al segundo para ir con su lengua hasta mis senos, los chupaba, los mord�a, y volv�a bajando lentamente hasta mi vagina, me daba unos leng�etazos, y se iba con su lengua hasta mi ano, lo besaba, met�a su lengua, en forma circular, se quedaba unos instantes y volv�a a chuparme la vagina, era enloquecedor lo que me estaba haciendo, me hac�a temblar y rogar por m�s como me lo hab�a dicho el d�a anterior.

Me pidi� que se la chupara lindo, me reclin� un poco, tom� con mis manos su tronco duro, y lo llev� a mi boca, lo lam� locamente, su polla entraba y sal�a de mi boca, luego acomod� mis nalgas sobre el escritorio�

Su trozo de carne dura resbala por la humedad y la saliva de don Cosme, enrosqu� mis piernas en sus caderas, mientras recib�a la polla hinchada de don Cosme, su pene entraba y sal�a de mi vagina sueltamente, tuve un orgasmo, me dej� descansar un poco, y volvi� a la carga, hasta que su esperma s�lido y caliente, inund� mi cuevita.

Nos quedamos abrazados un rato y luego me fui a mi apartamento, al no tener bragas por mis piernas iba corriendo la leche de don Cosme, pero ya no me importaba nada, hab�a conseguido lo que m�s me gusta en la vida, calentar a los hombres y que luego me follen.

Espero sus cr�ticas, buenas o malas, eso me ayuda a crecer,no busco sexo, comentarios a :[email protected] Gracias y buen a�o para todos.



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Relato: RECIEN CASADA INFIEL
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