Un d�a vagando por el historial web de mi computadora lo
encontr�. Era un mail dirigido a mi esposa, pero a una direcci�n de correo que
yo desconoc�a. El tipo era Rogelio, un antiguo novio de ella, al que
supuestamente, Liza hab�a dejado de frecuentar mucho tiempo atr�s. Pero el le
escrib�a con una naturalidad y familiaridad que me asombraron desde el primer
rengl�n. "Mu�equita m�a" le dec�a, "estamos viviendo el mejor momento de
nuestras vidas" y cosas por el estilo. El tambi�n es casado, pero siempre supe
que hab�a quedado prendado de mi esposa desde a�os atr�s, antes de que yo mismo
la conociera.
Mi coraz�n lat�a con mucho m�s fuerza. La sangre herv�a en
mis venas cuando le� como el le describ�a lo que le har�a "como cada jueves". El
jueves. Era el d�a en que ella tomaba el caf� con sus amigas. Ahora me sent�a
como un est�pido�La fecha�Un mes atr�s. Eso significaba que cuando menos hac�a
un mes que Rogelio se culeaba a mi esposa y yo sin saberlo. Rabia, celos, pero
tambi�n vino a mi mucho morbo. �Qu� har�an y como? �Y donde? La respuesta estaba
all� mismo. O� sus pasos, as� que copi� y pegu� r�pidamente, guard�. M�s tarde
lo envi� a mi mail para releerlo despu�s. Esa noche no pude dormir pensando si
ser�a mejor reclamarle o esperar. Decid� esperar.
Al otro d�a en la oficina estudi� el texto. El hablaba de un
CD que hab�a olvidado y entonces adivin� que se ve�an en la casa de mis suegros.
Ellos no est�n viviendo en esta ciudad por el momento, pero Liza conserva las
llaves. Es una casa bastante grande y bonita que yo conozco bien pues ya la
hemos visitado anteriormente con fines sexuales tambi�n, est� amueblada y tiene
muchas habitaciones por lo que brinda variedad de ambientes. Y ahora mi esposa
la ocupaba para ponerme los cuernos.
El jueves a la hora de la comida Liza me dijo que en la noche
llegar�a tarde debido al caf�, como siempre, yo le dije que no hab�a problema
pues tambi�n llegar�a algo tarde, que ten�a algunas cosas que hacer. Ya durante
la semana me las hab�a ingeniado para duplicar las llaves de la casa de mis
suegros sin que ella se diera cuenta y pensaba escabullirme all� dentro para ver
lo que pasaba. Liza tiene 27 a�os, es blanca con cabello casta�o un poco debajo
de los hombros, delgada, tiene una cintura muy estrecha, lo que hace lucir mucho
sus nalgas que tienen buen tama�o, incluso alguien dijo alguna vez que estar�an
ligeramente grandes en relaci�n al resto de su cuerpo. Las tetas son m�s bien
peque�as con pezones rosados, casi marrones. Mide 1.70 de estatura y su cara es
muy bonita, es una chica que sin ser despampanante cualquiera desear�a tenerla.
M escond� en un armario que esta bajo las escaleras, con
puertas tipo persiana. Desde all� se dominaba parte de la sala y el comedor.
Ella lleg� primero, ten�a ganas de salir y matarla a golpes pero me aguant�,
quer�a ver lo que era capaz de hacer con otro y eso me excitaba mucho. Cerr� la
puerta, dej� algunas cosas sobre el sof� y se fue a la cocina con una bolsa.
Escuche ruidos y despu�s me lleg� el olor de una rica cena. Maldita, y encima le
cocinaba al cabr�n. Poco despu�s subi� a cambiarse. Despu�s de ducharse escuch�
como bajaba, tacones altos, esper� verla vestida muy sexy pero me equivoqu�:
baj� completamente desnuda. Usaba zapatillas negras de tac�n alt�simo, un juego
de collar, aretes y pulsera de perlas, reloj y su sortija de bodas, muy bien
peinada, maquillada y depilada, su piel luc�a suave y con un aroma exquisito que
hasta el armario me lleg�. Se ve�a preciosa, muy elegante y sensual.
No pasaron ni dos minutos cuando el lleg�. Toc� la puerta y
ella fue a abrir. No hubo palabras, yo no alcanzaba a ver la puerta, solo pod�a
escuchar, pero no escuchaba nada. Cerraron la puerta. Seguramente la estuvo
besando y acariciando. Despu�s de unos minutos pasaron frente a m�, el primero,
seguido de mi esposa desnuda, mir� la mesa puesta y la felicit� con un beso en
la frente y unas nalgaditas. Ella se ve�a feliz de agradarle y lo abraz�. Estaba
dominada, entregada, completamente sumisa ante Rogelio que no dejaba de
manosearla por todos lados. Mientras cenaban Liza se comport� como la m�s atenta
sirvienta, siempre al pendiente de que nada faltara. Y estuvieron platicando de
muchas cosas.
A estas alturas, yo ya estaba convencido de que me cas� con
una puta barata, y que ahora era m�s de Rogelio que m�a, con raz�n �ltimamente
andaba tan contenta, continuamente sonriendo, pero a la hora de la cama siempre
hab�a un pretexto, o lo hac�a con desgano, solo se descubr�a el trasero y me
dejaba hacer. Eso s�, el culo estaba prohibido pues era muy doloroso para ella.
Despu�s de la cena y unas copitas, el dijo:
-bueno, y ahora de postre me das las nalgas (y la sent� en
sus piernas mientras se las soba)
-claro mi amor, lo que tu quieras (lo abraza por el cuello y
empieza a besarle)
-ah, y ahora si traje la c�mara, ya no te me escapas
-esta bien
-quiero que poses junto a la mesa de billar de tu padre
-ah, si ya me lo hab�as dicho
-y tal vez te haga algunas tomas amarrada a la columna
-ji ji ji, eres un travieso, por eso me encantas
-bueno pues, vamos arriba a coger
-vamos
Los escuch� subir a los besos y risas, ella se ve�a muy
contenta y dispuesta. Los escuche entrar al sal�n de juegos y poner m�sica. Sal�
del armario y como pude fui subiendo las escaleras para poder ver lo que hac�an,
record� el balconcito que da al ventanal del sal�n y al que se pod�a llegar por
uno de los cuartos, as� que me escabull� hacia all�. Ahora ten�a una vista mucho
mejor, ella bailaba sobre la mesa de billar mientras el la capturaba en la
c�mara. Liza solo baila as� cuando est� muy excitada y sin duda ahora lo estaba.
El la besaba ocasionalmente y la segu�a. Liza no paraba de moverse hasta que el
le dio la orden de sentarse en el mueble de piel, ella lo hizo y se encontr� de
frente con Rogelio. Inmediatamente, le busc� el pene. Desabroch� el cintur�n y
bajo el pantal�n y la trusa, fue dif�cil debido a la tremenda erecci�n que
Rogelio ten�a. Tom� el pene entre sus manos y empez� a frotarlo despacio, y
tambi�n los huevos. Era grande, largo aunque no muy grueso. Ella lo ve�a con
devoci�n, se notaba que ese pene ya le hab�a causado mucha satisfacci�n y le
inspiraba respeto.
Luego se lo meti� a la boca. Lo chupaba muy bien, alternando
mamadas y masajes. Lo met�a y sacaba con destreza y lo saboreaba. Rogelio como
pudo se sac� el pantal�n completamente y despu�s la camisa hasta quedar
completamente desnudo. Liza pasaba su lengua a todo lo largo del pene, y luego
lo besaba y succionaba. Hab�a que ver como mi esposa tan pulcra y decente estaba
c�modamente sentada en un sill�n de piel, completamente desnuda y con las
piernas cruzadas mam�ndole la verga a un negro parado a un lado del sill�n que
la tomaba del cabello para imprimir el ritmo que el quer�a mientras con la otra
mano sosten�a su copa de vino. Toda una puta. El se alej� un poco del sill�n y
se puso frente a ella, que tuvo que acercarse poniendo sus rodillas sobre la
alfombra, y as� hincada a sus pies sigui� mamando con una religiosidad que yo
nunca hab�a visto.
Las nalgas de mi esposa se mov�an bien rico mientras mamaba y
Rogelio de vez en cuando se agachaba para apretarlas y pellizcarlas. El estaba a
punto de venirse, entonces se le ocurri� la brillante idea: se vino en medio de
jadeos y gritos, mi esposa lo mamaba como desesperada acarici�ndolo lo m�s que
pod�a, justo antes de eyacular, saco la verga de la boca de mi mujer, tom� la
copa vac�a y la llen� con su semen mientras mi esposa le besaba los huevos y
nalgas. Yo no pod�a creer lo que estaba viendo. Imagin� lo que pedir�a pero
ser�a demasiado, ella se negar�a completamente. Error. El negro se tir� al
sill�n y mi esposa hincada entre sus piernas se dedic� a limpiarle la verga de
todo residuo hasta dejarla bien limpia y parada otra vez. Cuando termin�, ella
misma cogi� la copa con semen de la mesita y la empez� a mover con una sonrisa
perversa y mirando a Rogelio. El se puso de pie y la levant� del suelo,
sent�ndola sobre la mesa de billar.
No se que tanto habr�n dicho, pues yo estaba muy lejos y con
un vidrio de por medio pero vi a mi esposa sin dejar de sonre�r, llevarse la
copa con semen a la boca y beb�rselo todo, incluso metiendo su lengua a la copa
para alcanzar lo que se hab�a pegado. Mientras ella se entreten�a en la copa y
con la cara hacia el techo, Rogelio se acomod� entre sus piernas y le fue
ensartando la verga a mi esposa, primero la puntita. Cuando vi que Liza abr�a
los ojos desmesuradamente y se volteaba a mirarlo fijamente, supe que se la
hab�a metido toda. Parado entre sus piernas y tom�ndola de las caderas, Rogelio
empez� a moverse lentamente. Liza ya hab�a dejado la copa a un lado y se apoyaba
con las dos manos sobre el pa�o, las piernas dobladas por las rodillas abrazando
a Rogelio con los muslos, y mir�ndolo fijamente a la cara. As� tuvo un orgasmo.
El se separ� y la bajo de la mesa, inmediatamente mi esposa
se volte� y puso sus codos sobre el pa�o, ofreci�ndole a Rogelio sus nalgas, tan
redondas y suaves. El le beso el cuello y la espada hasta llegar al trasero
donde se entretuvo m�s tiempo. Le acariciaba las piernas con las dos manos, de
los besos pas� a lamerle las nalgas, Liza met�a la cabeza entre los brazos y se
tomaba de los cabellos de tanto placer. Eso si era ver como mi esposa daba las
nalgas. Pasados unos momentos, con las manos Rogelio se las abri� y le empez� a
lamer el culo. Liza se estremeci�, abri� los brazos y se dej� caer sobre la mesa
abriendo un poco m�s las piernas para ofrecer mejor el culo. Incre�ble. Si me lo
contaban no lo cre�a, ten�a que verlo con mis propios ojos, mi esposa
aferr�ndose a los costados de la mesa, recostando su cabeza en el verde pa�o y
vestida solo con unas zapatillas altas, teniendo otro orgasmo dejando que un
negro le mamara el culo a placer, mientras se preparaba la verga para algo m�s.
Pens� que ya no pod�a asombrarme m�s. Pero me equivoqu� de
nuevo. La tom� de los cabellos y la sac� del sal�n. Yo me met� al cuarto otra
vez. Estaban en la estancia, es muy amplia y tiene mucha resonancia, ahora si
podr�a escuchar. No s� de donde sac� unos lazos y la empez� a amarrar a una
columna, ella se dejaba hacer gimiendo y movi�ndose un poco, se notaba que
estaba a reventar de caliente
-Roy por favor, cul�ame ya
-c�llate puta, aqu� mando yo
-mira que ya no aguanto
-espera, traer� la c�mara
-ap�rate
La hab�a amarrado de pies y manos de frente a la columna, de
manera que el trasero estaba expuesto. Las ataduras se ve�an firmes pero mi
esposa no se mostraba inc�moda. Desde mi escondite pod�a verla de perfil, un
poco desde atr�s. La estancia estaba iluminada y el cuarto oscuro, de manera que
no corr�a riesgo de ser descubierto, a menos que se les ocurriera venir a seguir
culeando en esta habitaci�n. Ella se ve�a preciosa y el volvi� con la c�mara.
-veamos, te har� unas preguntas y m�s te vale responder bien
(trae tambi�n su cintur�n)
-ya cul�ame de una buena vez
-c�llate (un cinturonzazo a las nalgas)
-aayyy! Perd�n
-responde ahora �eres mi puta?
-si, soy tu puta (mientras la graba con la c�mara)
-�Qu� puedo hacerte?
-Lo que tu quieras, soy tuya
-�por donde quieres que te meta la verga?
-Por tu hoyito favorito mi amor, mi culo
�Por aqu�? (poniendo un dedo entre sus nalgas)
-si, por all�
-�alguien m�s entra por aqu�?
-no amor, mi culo es solo para ti (maldita puta)
Y entonces por fin el negro se compadece de ella y empieza a
met�rsela, lentamente. La cara de mi esposa empieza a ponerse roja del dolor,
gime y solloza, pero no reclama. Por fin Rogelio se la acaba de meter, mi esposa
sigue amarrada a la columna por lo resulta un poco inc�modo para el pues tiene
que agacharse. Opta por desamarrarla bajando sus manos y tirando de la cuerda
para liberar sus pies, entonces ella empuja sus caderas hacia atr�s y se acomoda
levantando las nalgas para facilitarle el trabajo a su amante. Entonces empieza
el mete y saca, primero despacio aunque se ve que mi esposa ya esta acostumbrada
a esa verga, todav�a duele un poco al principio. El la toma te las tetas y le
besa la cara y el cuello. Le llama puta y esposa infiel, le jala los cabellos,
le dice ramera y perra en celo, ella solo acepta todo y con las manos aun atadas
le jura fidelidad prometiendo sumisi�n eterna. Esto ya era demasiado, mi verga
ya me dol�a. Para entonces hab�a perdido la cuenta de cuantos orgasmos tuve,
pero ya nada me importaba. Nunca hab�a gozado tanto. Los mir� terminar y besarse
m�s, el la desamarr� y se dio una ducha mientras mi mujer descansaba desmadejada
sobre la cama en el cuarto de enfrente. Luego de vestirse lo acompa�� a la
puerta y el se march�.
Mientras Liza se duchaba aproveche para escabullirme y
marcharme a casa. No se que pasar� ahora con mi matrimonio pero lo que si s� es
que mi vida sexual ha cambiado para siempre. He visto a mi esposa, la que me
jur� lealtad en una iglesia vestida de blanco, volverse una verdadera puta con
otro hombre. La mir� de esclava sexual cuando conmigo es siempre altiva, ella
cree que yo no s� nada, para ella soy un idiota que solo le da todo mientras
otro se la coge por todos lados. Pero la experiencia de verla empalada en esa
tranca me gust�, a�n me excita recordarlo. Y aunque le he preguntado por el y
ella me dice que hace tiempo que no tiene noticias de Rogelio, creo que la
dejar� seguir con su romance y hasta se me podr�a ocurrir algo m�s. Soy un
cornudo contento. Ya les contar� luego.
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