CHRISTIAN...
Con Christian la relaci�n am�n de furtiva, fue, dir�a que
hasta divertida.
Fui al barrio de los comercios orientales donde puedes
encontrar de lo mismo que en las tiendas caras, pero a precio de oferta.
Necesitaba unos pantalones vaqueros. No pude dejar de detenerme ante el
escaparate de una papeler�a. Me divierte y entretiene mirar los cientos de
chucher�as que all� se pueden encontrar. De reojo vi pasar por la acera de
enfrente a un adolescente muy majo. Lo mir� abiertamente. Me mir�. A medida que
pasaba me fui dando la vuelta, sin dejar de mirarlo y �l cada tanto, volv�a la
cabeza a mirarme.
Como no se detuvo, segu� mi camino. Y de pronto, oh sorpresa,
apareci� por la esquina y continuamos mir�ndonos. Pasamos uno enfrente del otro,
sin parar de contemplarnos, pero sin hablarnos. Yo hab�a decidido asegurarme que
le interesaba y �l seguramente, que yo le hablara.
Volvimos a dar la vuelta. Volvimos a encontrarnos. Y as�,
unas tres o cuatro veces.
Que situaci�n tan tonta pens� y decid� abordarlo, pero �l
hab�a pasado sin detenerse. De pronto, casi en el segundo en que yo pensaba ya
abandonar, se volvi�. Lo esper� y al pasar por mi lado le habl�.
-Hola, soy nn.
-Hola, me dio la mano, �..!, soy Christian.
-�Quieres hacer algo conmigo?
-S�.
-�Te gustar�a se acariciado?, movimiento de cabeza afirmativo
de su parte, �besado? �masturbado?... a cada pregunta, un s� con voz apenas
audible, pero con gesto afirmativo de cabeza.
-�D�nde vamos? �Quieres venir a un hotel?
-No puedo, me espera mi padre.
-Veamos...
Y busca que te busca, sobre nuestras cabezas hab�a unas
galer�as de peque�as tiendas, a las que se llegaba por varias escaleras, y todos
los tenderetes o vac�os o cerrados a esa hora.
Subimos, buscamos un rinc�n menos visible y nos sentamos en
el suelo. Desde abajo, a lo m�s s�lo se ver�an nuestras cabezas por el borde de
la baranda, esperamos unos instantes, nadie por aqu�, nadie por all�... le met�
la mano por el borde del pantal�n, como llevaba el cintur�n bien ce�ido, le dije
que se lo soltara y le baj� la cremallera. Llevaba un anorak que se lo puse
sobre las piernas, por si acaso se asomaba por all� alg�n intrusillo.
�Oh suerte!!!... mi mano encontr� una maravillosa polla,
larga, suave, tierna y muy jugosa en la punta y dura como un garrote. La
excitaci�n del chico era may�scula.
Lo masturb� con deleite con mi mano escondida por el anorak,
mientras, cabezas gachas, nos bes�bamos furtivamente. Mi otra mano intentaba
subir por debajo de su camiseta para acariciar sus pezones que descubr� muy
sensibles.
Le dije que me avisara cuando fuera el momento, que no tard�
mucho en llegar...
Entonces, met� la cabeza bajo el anorak y mi boca concluy� la
faena iniciada por mi mano, y recib� muy adentro, uno, dos, varios chorros
espesos y calientes de su delicioso semen... que tragu� golosamente.
Cuando, limpio el largo y grueso falo, saqu� la cabeza, el
chico ten�a la suya apoyada en la pared y con los ojos cerrados, a�n estaba en
�xtasis.
Nos levantamos de all�. Intercambiamos nuestras direcciones
postales para citarnos, cosa que ninguno ha vuelto a hacer. Recuerdo su hermoso
rostro, su cabello rubio y sus ojos de miel... pero nunca vi la polla que
acarici� y que tan deleitosamente me com�.
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