Relato: En el carwash El mi�rcoles que segu�a Navidad era ser un d�a ocupado para
m�; despu�s de envolver el resto de los regalos para mi hermana de 39 a�os y mis
sobrinas sal� a la casa de ellos. Deb�a conducir como cientos y cincuenta
kil�metros por el campo para llegar a su casa.
Gozamos inmensamente a trav�s del d�a y cuando vino la hora de mi vuelta, decid�
cargar combustible y lavar el coche a trav�s del carwash. Patricia, mi hermana,
menciono que necesitaba un poco de leche del almac�n y este se encontraba
seguido mi donde yo iba a cargar combustible y lavar el auto.
Patricia es agradable, una se�ora con el pelo hasta el hombro que se lo ata
generalmente. Su estructura es la de un tama�o media, joven y yo siempre hab�a
fantaseado sexualmente pero nunca hubo un acercamiento de ese tipo, era un
secreto que hab�a guardo siempre.
Mientras que Patricia subi� dentro de mi coche, not� sus piernas bien
proporcionadas, fueron cubierta dentro de medias verde oscuro; estas combinaban
con su falda verde claro. Al subirse La falda se hab�a montado por encima de sus
piernas y yo miraba fijamente.
Como estaba un poco atrasado, puse mi mirada fija hacia arriba, hacia los ojos
marrones grandes de Patricia... hab�a una expresi�n all� que no podr�a explicar
absolutamente. Me estremec� un poco cuando sent�a las acometidas de la sangre
que bombeaban en mi cuerpo.
Ocultando mi sensaci�n trate de comenzar una charla para cubrir mi confusi�n,
nos dirigimos hacia el almac�n, Pero no pod�a olvidarme de sus piernas.
Podr�a o�r la tensi�n en la voz de Patricia y hablaba todav�a con excesiva
efusi�n sobre lo absurdo, cuando alcanzamos el almac�n, Patricia dijo que ella
iba a tomar su leche mientras que yo aprovisionaba el combustible al coche.
Cuando la puerta se cerr� de golpe se me cerr� el coraz�n, dejando escapar un
suspiro audible. Comenc� a aprovisionar el combustible al coche y a echar
vistazos hacia ella que se ve�a por la ventana del almac�n. Vi a Patricia mirar
a trav�s de los compartimientos de los peri�dicos hacia m�, sucumbi�ndome un
poco. Retiro la manguera del surtidor y me dirijo hacia el carwash.
Mientras que afinaba el c�digo de la maquina, mi coraz�n se hundi� y salt� en el
mismo golpe que Patricia consegu�a entrar en el coche, jadeando levemente
despu�s de aprovisionarse en la tienda. Pod�a oler alcohol en su respiraci�n y
ahora sab�a porqu� ella hab�a tenido un comportar medio extra�o en el viaje. Los
licores siempre nos pon�an un poco extra�o a los dos, por eso Patricia no era
ninguna excepci�n.
La lavada del coche comenz� su ciclo y rodarnos sobre los ejes cuando los
chorros de agua ca�an sobre este. Nuestros ojos mostraban satisfacci�n y en ese
momento sab�amos lo que cada uno deseaba pero nunca nos hab�amos atrevido a
pedir.
Por un momento miraba lejos, avergonzado de m�, en ese momento dos cosas
sucedieron; primero, los cepillos del carwash envolvieron el coche y borraba
toda visibilidad del mundo exterior; en segundo lugar, mi hermana Patricia puso
su brazo a trav�s de mi hombro y se inclino encima mio, trayendo sus labios tan
cerca de los m�os, cosa que no pod�a resistir a un beso inevitable.
Nos besamos profundamente; Probaba su saliva alcoh�lica, dulce mientras que ella
resbal� su mano detr�s de mi cabeza y me tiraba de m� hacia ella profundizando
el beso. Desequilibrado como estaba, alcanc� mi mano por encima de su pierna que
estaban revestidas por las medias verdes. Mi respiraci�n estaba agitada y sent�a
el calor que emana de entre sus piernas.
Todav�a bes�ndonos, consegu�a que mis dedos exploraban la maravilla que mi
hermana ocultaba entre sus piernas. Un gemido bajo de lujuria se escap� de la
boca de Patricia y comenc� suavemente a introducir un dedo. Pero ella saco mi
mano y pens� que era todo lo que me permitir�a hacer. Yo me tranquilizaba
pensando que ella iba a montar el c�lera, pero no, ella dibujo con mi mano un
circulo y se llevo mis dedos hacia su boca, forz�ndome con otro beso m�s fogoso
aun.
El sabor salado de sus l�quidos sexuales mezclado con nuestra saliva, hacia
despertar nuestros sentidos y demostraba que los dos necesit�bamos mas...
Detectando mi necesidad ella rompi� nuestro beso y llev� mi mano a mis labios de
modo que pudiera probar gusto sus fluidos. Mientras que ella iba aflojando mi
cremallera de los pantalones que cubr�a mi pene. Empuj�ndome para atr�s, ella se
inclin� sobre m�, sent�a poco a poco los labios aterciopelados resbalar mi
polla, la sensaci�n mojada de su boca ba�� mi ser entero llenando me �xtasis que
solamente ella me puede dar.
Soltando toda la pasi�n, me encontraba con mi mano derecha en ambos los agujeros
de ella, Patricia se cerraba los dientes un poco, bromeando sobre mi polla
mientras que ambos vibr�bamos a trav�s de una acabada gigantesca, yo en su boca
y ella sobre mis dedos. Patricia estrangul� un poco mi pene hasta poder tragar
todo el semen que tanto deseo.
El �xtasis que mi hermana me daba me hizo arquear sobre el asiento, enterando
mis dedos sobre su ano y su raja gimiendo en voz alta.
Patricia entonces se incorpor� y limpi� su cara con la parte superior de su
mano. Mientras ella se sacaba su falda, yo me acomodaba para seguir con otra
batalla viendo que mi pene r�pidamente lograba otra erecci�n.
Ella sin dudarlo se puso sobre m� e introdujo mi pene en su ardiente raja, Que
ya estaba s�per mojada. Empezamos un bombeo casi perfecto, ella me cabalgaba
como una diosa y yo empujaba hasta tratar de llegar a su �tero. Estuvimos as�
por lo menos como 10 minutos, cosa que hizo que los dos lleg�ramos el cl�max
juntos.
Sin decir palabra, nos acomodamos la ropa y esperamos la luz
verde que indicara salir del carwash.
Los dos nos ve�amos satisfechos por realizar lo que tanto
dese�bamos hace a�os.
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Relato: En el carwash
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