El a�o en que me mud� a este barrio yo ten�a 14 a�os y para
el A�o Nuevo, los vecinos se reun�an en la calle compartiendo sidras, Pan dulce
y bailando hasta el amanecer. As� conoc� a Estela R., solterona que rondaba los
40. Se notaba que hab�a sido una mina espectacular. Estaba un poco descuidada
pero todav�a era apetecible.
Me sac� a bailar y pronto congeniamos. Nos divertimos toda la
noce tomando y bailando. Quedamos en encontrarnos al �d�a siguiente para ir a
andar en bicicleta. As� lo hicimos, fuimos al parque y bordeamos el r�o.
Cuando nos cansamos paramos a tomar unos mates. Ella tendi�
una lona y all� nos sentamos. Le pregunt� si ten�a novio y me dijo que hac�a
mucho que no lo ten�a. Me confes� que estuvo a punto de casarse y una semana
antes encontr� a su novio en la cama con una mujer casada.
Sus ojos se llenaron de l�grimas. Tom� su mejilla y le dije
que no llorara, que no val�a la pena. Le dije que era una mujer muy hermosa y
que seguramente m�s de uno estar�a gustoso de casarse con ella. Alz� la vista y
me mir� fijamente.
Me pregunt� qu� le parec�a ella, si me gustaba como era. Le
dije que s�. Que me agradaba su forma de ser y su cuerpo. Se acerc� a m� y
comenz� a besarme La tend� sobre la lona y comenc� a acariciarla. Ella suspir�,
puso su mano en mi bragueta, abri� el cierre, sac� mi verga y comenz� a
chuparla. Era la primera vez que una mujer me hac�a eso. Sus caricias y su
lengua pronto me hicieron acabar.
Mi leche rebals� su boca y manch� su cara y sus cabellos
leonados. Se baj� su jean y su roja bombacha, hizo que me recostara boca arriba
y se sent� sobre mi cara. Puso su vulva en mi boca y comenz� a amacarse
salvajemente.
Mi lengua iba y ven�a Sus pelos (pues no estaba depilada)
quedaban entre mis dientes. Me entusiasm� y la tom� de sus nalgas abri�ndole el
culo. Se tir� sobre m� y comenz� a mamar mi verga quedando ambos en posici�n del
69. Tras un buen rato de lenguetazos y restriegos acabamos al un�sono. Una vez
que nos repusimos y, algo m�s tranquilos la penetr� guiado por su mano
experta.Ensayamos varias poses y termin� ofreci�ndome su culo el que penetr� sin
resistirme.
Pasamos una tarde incre�ble bajo esos �rboles y con el solo
ruido de la naturaleza de fondo.
Estela y yo desde aquel d�a nos hicimos inseparables y no
pasaba un fin de semana sin que sali�ramos a "tomar mate" a la vera del r�o,
donde dabamos rienda suelta a nuestros instintos ensayando nuevas poses ante la
mirada escandalizada de los vecinos, que , sin vernos imaginaban por qu� una
cuarentona y un quincea�ero pod�an entenderse tan bien ...