Relato: El estudiante de internado Hace poco tuve un grupo de estudiantes de internado visitando la finca. se quedaron dos d�as. Uno de ellos era un chico de 1.75, unas 150 libras de pura fibra, musculosito, con un culo de maravilla. Cuando caminaba se le marcaba la raja del culo en el jeans y se notaba que tenia su buen paquete.
EL grupo se qued� en una parte y yo le pedi que me acompa�ara a otra. Todo el d�a estuve vigil�ndolo, convers�ndole y lujuri�ndole el nalgon, las piernotas y el paquete.
en la tarde, cuando todos estaban cenando, el segu�a trabajando conmigo. Lo invit� a tomarse una coca cola fr�a y entr� en mi cuarto. se notaba la tensi�n. Yo me le fui acercando y el se disculp� por estar sudado. me la acerqu� m�s y el baja la mirada mientras me le levant� la cara le paso la mano por el jeans. Tiene la verga dura, dur�sima. Le comienzo a lamer el cuello y las orejas y el olor a machito me marea. Es un olor fuerte, a sudor, a chiquillo y a mi me pone tan tan caliente.
Lo beso suavemente mientras le agarro las nalgas. Me pongo en su espalda y comienzo a zurrarle mi verga dura entre esa raja tan tan rica. Se siente demasiado bien. Le bajo el pantal�n y me arrodillo detr�s de el para morderle las nalgonas, duras, firmes, oscuras, lampi�as.
Se le nota que le gusta aunque est� temblando.
Le doy vuelta y veo que su pinga oscura con la cabeza roja, rodeada de una mata de pelo grueso, negro azabache.
le chupo el pico por un rato mientras lo dedeo en el culo. El se queda quieto, creo que es dif�cil para un chiquillo tener a un hombre adulto haci�ndole eso pero no parece ser su primera vez.
voy a la mesa de noche y saco un poco de lubricante y un cond�n. Lo siento en una bamca del bar, alta y firme y ah� mismo le zampo mi verga
de un solo golpe. Sin compasi�n. Se queja y chilla un poco pero aguanta. El culo lo tiene tan apretado que me duele el huevo de met�rselo. lo mando a que se abra las nalgas con las dos manos y me lo cojo duro. en un minuto siento como el se tensa y se viene encima de la banca y eso me hace venir. los dos estamos sudados y de un solo golpe se nos pasa la calentura.
Se sube el pantal�n, me mira y me dice que se va a duchar y a conversar con sus compa�eros. Fue sexo rudo, r�pido, furioso y delicioso. Esa noche vuelvo a pajearme pensando en ese chiquillo de secundaria.
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Relato: El estudiante de internado
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