-Katy: -gronch gronch- y qu� -gronch- vamos a hacer �hoy?
-gronch gronch-
Charlo con Alfredo en nuestra habitaci�n mientras almorzamos un surtido de
frutos secos que nos ha tra�do Cecilia.
-Alfredo: pues hoy hay a nuestra disposici�n una extraordinaria actividad propia
del balneario. Se trata de hacer una salida junto a los otros hu�spedes e ir a
visitar las Cuevas del Drag�n.
-Katy: �cuevas? pero tienen aguas termales como la piscina?
-Alfredo: no no, nada de eso. Se trata de un gran conjunto de cuevas que hay en
el monte. Haremos como si fuera una excursi�n el grupo de hu�spedes que se haya
apuntado a la salida, suelen ser de 20 a 30, y nos internaremos en la zona
transitable del conjunto. Llevaremos tambi�n nuestra comida en bolsas como si
fu�ramos boy-scouts, y comeremos en la entrada, que ya est� adecuada a ello con
mesas y sillas.
-Katy: uy que bonito, como si fu�semos escolares. �Pues vidilla! tenemos que
apuntarnos a la salida �no?
-Alfredo: s�, vete t�, que ir�s m�s r�pido, vete a la recepci�n y d�selo a la
chica que maneja ah� que nos a�adir� a la lista.
Sin demorarme un instante corro hacia la recepci�n, donde encuentro la misma
chica que me recibi� el lunes. Muy amablemente me hace un peque�o resumen de lo
que ser� la excursi�n; saldremos a las 10 junto con un par de monitores y cada
cual con las bolsas de comida que le ha sido entregada. Llegaremos ah� entre 11
y 12 y nada mas llegar nos internaremos en la cueva. La zona donde transitaremos
est� debidamente preparada e iluminada y no nos har� falta linterna alguna. La
visita nos tomar� una horita durante la cual tambi�n recibiremos las
explicaciones del monitor acerca de cuantos a�os tiene la cueva, como se form�,
historia, etc. En acabado saldremos a la entrada y coincidiendo con su hora
comeremos. Dispondremos despu�s de un ratito de ocio en que podremos hacer lo
que gustemos, y a las 5 emprenderemos el camino de vuelta hacia el balneario.
-Katy: me parece fant�stico, pues a las 10 estaremos aqu� puntuales, el se�or
Alfredo y yo, Katy.
-Recepcionista: pues pasen ustedes un d�a alegre, y no olviden que los monitores
estar�n en todo momento a su disposici�n, si necesitan lo que sea no tienen mas
que ped�rselo.
Ilusionada como una ni�a regreso a nuestra habitaci�n. Como supuse no encuentro
a Alfredo pues estar� haciendo sus habituales ba�os en la piscina. S� encuentro
per� a Cecilia, la chica del servicio que est� limpi�ndonos la habitaci�n.
-Cecilia: buenos d�as se�orita Katy, �como le prueba el balneario?
-Katy: muy bien gracias, vine aqu� como un capricho de ni�a pero estoy pasando
unos d�as fenomenales. Hoy vamos a ir a visitar nosequ� conjunto de cuevas que
me ha contado Alfredo que est�n en el monte.
-Cecilia: oh s�, las Cuevas del Drag�n, lo van a pasar ustedes fenomenal. Son
una de las m�s particulares atracciones del Balneario de las Rozas. Est�n
situadas en el cercano monte de...
-Katy: s� s�, tranquila que ya me lo ha explicado todo la recepcionista, y m�s
nos contar�n los monitores me ha dicho.
-Cecilia: por supuesto se�orita Katy, no ca� en ello. Pasen ustedes un buen d�a.
Me dice desde la puerta disponi�ndose a marchar cargada con los enseres de
limpieza.
-Katy: ya te contar�.
Con este despido Cecilia cierra la puerta y yo me pongo impaciente a esperar el
regreso de Alfredo. Este llega al cabo de poco y en un tris-tras nos vestimos
m�s adecuadamente para la salida que preparamos. Llegamos a la recepci�n que yo
contemplo entusiasmada repleta de gente. A ojo debemos ser unas 20 personas. Hay
un par de monitores, un hombre y una mujer, que se reconocen facilmente por ser
j�venes. Van equipados como verdaderos alpinistas, con sus mochilas, botas y un
decisivo detalle consistente en un bloc con la lista de los integrantes de la
excursi�n. Alfredo y yo les informamos de nuestra llegada ante lo que el monitor
dice;
-Monitor: �venga, ya estamos todos, marchando!
La marcha en s� no pasa de ligero paseo. En 10 minutos salimos de la ciudad.
Nuestro grupo, si no fuera por los monitores o por mi, parecer�a una excursi�n
de la inserso, de estas que llevan los viejos a pasear, pues practicamente todos
los integrantes son clientes del balneario mayores como ap�stoles.
Durante la caminata se me acercan diversas veces alguna que otra vieja para
charlar conmigo acerca de como conoc� a Alfredo, cuantos d�as me quedar�, qu� he
conocido, etc. Ello hace el tr�nsito llevadero como una pluma, y no me he dado
ni cuenta que llegamos a la entrada de la cueva.
-Monitor: bien, ya estamos, pueden ustedes dejar todo el equipaje junto a mi
compa�era, que se quedar� en la entrada, y nosotros vamos a explorar la Cueva
del Dragon.
Ordenadamente vamos entrando todos dentro, no es como algunos programas de tele
que he visto de "al filo de lo imposible" que los espeleologos tiene que escalar
dentro la cuevas con cuerdas y linternas en el casco, sino m�s bien como una
"casa del miedo" de la feria, el camino est� bien delimitado e iluminado. En
resumen es precioso, las llamadas estalactitas que descienden del techo como
l�grimas de piedra, junto a los extra�os colores que componen la piedra hacen
que parezca todo un cuento de hadas. Nos internamos dentro un buen rato, el
monitor va dando de vez en cuando alguna que otra explicaci�n sobre cosas
geol�gicas, longitud de la cueva, e incluso alguna que otra leyenda arrastrada
desde tiempos inmemoriales.
Yo tengo en el bolsillo un peque�o plan que llevo preparando desde nuestra
habitaci�n del balneario. En un momento dado pasamos al lado de una peque�a
galer�a oscura y yo pienso "esta". Cuidadosamente ya hab�a ido retrocediendo el
paso de Alfredo y yo para quedarnos al final del grupo. Tomo Alfredo de la mano
y haci�ndole el gesto con el dedo �ndice en la boca -sssssssht- lo arrastro para
ella. Nos insertamos un par de metros en la oscura galer�a y Alfredo dice:
-Alfredo: �que..
Su pregunta se ve rapidamente interrumpida por mis labios. Lo beso con goloser�a
mientras en gestos (lo acaricio libidinosa) le voy explicando porqu� nos hemos
separado del grupo. Me comprende rapidamente y me responde (tambi�n en gestos)
que est� de acuerdo con mi idea.
Ambos nos desnudamos con presteza pues tenemos que concluir nuestros planes
antes de que el grupo vuelva a pasar de regreso a la salida. Yo me agacho y al
tiempo que le bajo los pantalones, le engullo la verga glotona. Se la mamo con
desesperaci�n pues s� que no puedo pasarme media hora comiendo, y tengo que
degustarla sin pausa. Mientras se la como, me saco las prendas que he vestido
para la salida y las tiendo en el suelo como alfombra, pues el suelo no es ni de
cocha, ni de cesped, ni de arena, sino dura piedra. Me tumbo encima de la
provisional colcha y le apuro:
-Katy: �venga ya!
Nuestros ojos parecen ya haberse habituado a la oscuridad que nos rodea, y con
los escasos reflejos provinientes del camino iluminado las cosas se ven bien.
Alfredo me penetra generoso y al primer impulso yo suelto un peque�o gemido.
-Katy: �aaaaaah!
Cual es mi sorpresa cuando al cabo de un par de segundos de yo gemir, el gemido
vuelve a nosotros en forma de eco.
-eco: ooh....
-Katy: ...dios, esto tiene eco...
Digo alarmada en voz baja.
-Alfredo: s�, es otro de los enigmas de la cueva, ser� mejor que no grites
mucho, sino quieres despertar al Drag�n que duerme je je je.
Con esta peque�a broma vuelve a impulsar su cintura y me la mete otra vez
profundamente. Yo me muerdo la lengua y dejo escapar el gemido pero en mudo
aire, sin vibrar mis cuerdas sonoras. Alfredo y yo nos amamos un rato en el que,
sobrepas�ndome, se me escapa alg�n que otro gemido m�s, que vuelve en dos
segundos respondido por el eco del drag�n. Primero Alfredo me folla en posici�n
del peregrino, conmigo tumbada en las ropas tendidas. Despu�s me pongo a 4
patitas y me vuelve a penetrar cual si fu�ramos hombre y mujer de nehandertal.
La cogida de Alfredo es ruda y visceral como nunca la recuerdo. Como yo no me
puedo quejar con mis gemidos, de tal rudeza, esta se desata y tira sin l�mites
de mi. -Rudeza- sin embargo que acabo sintiendo deliciosa como nunca, a cada uno
de los impactos de la cintura de Alfredo con mis nalgas.
Estoy a�n con mi mente olvidada en la 4� dimensi�n, cuando empiezo a oir las
vozes del grupo que regresa. Con presteza nos vestimos y esperamos a que pase el
grupo. Mientras esperamos ocultos, con mi mano metida en su pantal�n, le digo.
-Katy: esto no se ha acabado aqu�.
Una vez el grupo nos ha ya sobrepasado, nos unimos a �l por detr�s. No parecen
haberse dado cuenta porque nadie parece alarmado por ninguna p�rdida. En 10
minutos volvemos a salir al bosquecillo de la entrada de la cueva. Nos sentamos
todos por grupos en diferentes mesas y comemos hambrientos las viandas tra�das.
-Se�ora: �qu� te ha parecido Katy? verdad que es bonita la cueva?
---------------
El resto de cap�tulos de esta serie no ir�n a la categor�a "sexo con maduros"
por eso os recomiendo la sig�is mediante mi ficha de autor: