Un 15 de junio sucedi�. No obstante todo se gest� con varios
meses de anterioridad.
Un filosofo coment� alguna vez que en realidad no existe la
l�nea hist�rica que nos determina como sujetos, todo lo que nosotros
consideramos constitutivo de nuestra identidad no es mas que una selecci�n
arbitraria de hechos, donde en v�as de construir una justificaci�n de ser,
relegamos al plano de lo an�nimo aquellos momentos que en la narrativa de
nuestra vida significan incongruencia. No s� si los hechos realmente se
concatenaron para hacer emerger una transformaci�n, o solo es un terco intento
por darle un significado a algo de naturaleza fortuita. La �nica certeza es que
pas�.
En enero del noventa y tres la consultor�a plane� expandirse
como una empresa autogestiva, que redituara dividendos a la universidad y
constituyera un contendiente real ante otras competidoras del ramo privado. Todo
correspond�a a una arriesgada propuesta del consejo administrativo y de
planeaci�n curricular, seg�n la cual los egresados solo podr�an adquirir
experiencia en el mundo laboral real y evitar la sensaci�n de extra�amiento ante
la inserci�n profesional si desde la primera oportunidad de pr�ctica estuviesen
introducidos en un marco de acci�n propio del mercado actual. Para esto era
necesario ampliar la vinculaci�n social original, consistente en programas
gubernamentales del tipo socio-comunitario a nivel micro, a una expansi�n a los
sectores la peque�a, mediana y gran empresa. Entendiendo esta ampliaci�n como la
elaboraci�n de proyectos tanto en beneficio social, como en nichos privatizados,
adecuando cuotas que permitiesen la supervivencia aut�noma de la organizaci�n.
Se crearon nuevos departamentos y se consigui� una apertura hacia otras
licenciaturas de la universidad, como las de mercadotecnia y publicidad,
estad�stica, ingenier�as, psicolog�a, ciencias pol�ticas, etc.
Para marzo entr� en un equipo que, despu�s de una intensa
competencia por la cuenta, se encargar�a de asesorar la expansi�n de una cadena
hotelera.
Edson, en cambio, no la estaba pasando nada bien. En la
administraci�n publica de ese entonces, y siendo sincero opino que en la
actualidad es por el estilo, muchos de los puestos se daban por recomendaciones
y compadrazgos. No era raro encontrase personas en las altas jerarqu�as que
ten�an una capacidad profesional muy baja en comparaci�n con los subordinados
(jefes con pasant�as, subordinados con maestr�as). Personas que, adem�s,
alentaban el servilismo y limitaban la eficiencia, eficacia y efectividad a los
m�rgenes que fuesen convenientes para evitar la ca�da de sus cabezas. Mi chico
se hab�a ganado la antipat�a de compa�eros y jefes, resultando desagradable lo
que anteriormente hab�a servido de argumento para solicitarle ingresar a las
filas de la dependencia. Bloqueos de informaci�n, sabotajes sutiles, sobrecarga
de trabajo y �ltimamente rumores sobre su sexualidad (que en esos a�os a�n no
era tan tolerada como en la actualidad) volv�an denso y estresante el clima de
oficina.
Una noche not� que la frontera entre esperanza y abandono de
toda lucha estaba comenzando a ser cruzada en la vida profesional de mi pareja.
Que hubo, �c�mo te fue?
Pan con lo mismo.
Vaya.
Qu� se le va a hacer. La vida es as�.
Pero eso no le quita que sea una jodienda. �No crees?
Quiz�.
Ven. Yo s� como quitarte ese malestar. Soy un docto en
sico-terapias.
No estoy de humor.
Tantito.
Voy al ba�o.
Fue a lavarse las manos y regres� con la mirada indiferente,
con un tono muy similar pregunt� que si hab�a comprado algo de cenar o sal�amos.
No te preocupes- contest�- prepar� tu pasta favorita.
�Y eso? �Qu� festejamos?
Nada � era mentira, esa tarde me hab�an nombrado
coordinador del proyecto con la cadena hotelera, el rostro de la consultor�a
frente a los clientes y responsable �ltimo de la toma de decisiones. Ten�a
deseos de celebrar ese triunfo con la persona mas importante de mi vida; no
obstante, tambi�n sab�a que hay ocasiones donde realmente se percibe al
mundo como una mierda y lo que menos se necesita es que alguien te
restriegue sus triunfos en la cara. No porque la persona que comparte la
informaci�n desee hacerte da�o, sino porque el terreno de la desesperanza es
f�rtil para canalizar las frustraciones en sentimientos de envidia y codicia
� solo que record� que t� haces que las cosas valgan la pena.
Gracias.
Como parte de mis funciones me correspond�a dirigir la
estructuraci�n de un plan de adquisiciones, as� como discutirlo con los miembros
de la alta direcci�n de la cadena para llegar a una conclusi�n final. No estaba
totalmente solo, me supervisaban varios directores de la consultor�a (antiguos
profesores m�os) que evitaban la aparici�n de variables extra�as que se
convirtiesen en puntos d�biles. A los miembros del consejo directivo de la
cadena los conoc� seis d�as despu�s de la obtenci�n de la cuenta y cuatro de mi
nombramiento. Eran seis personas con un aspecto bastante dispar: Juan Jos� Zarco
padre, un hombre de setenta a�os, estatura media, delgado, blanco, con
apariencia de tener 10 a�os menos, semblante sereno pero estricto, creador de
los hoteles "Posada imperial" que a base de esfuerzo y dedicaci�n hab�a logrado
consolidar; Juan Jos� Zarco hijo, hombre de cuarenta a�os, mas alto que su
progenitor, corpulento, con un rostro duro que inspiraba una mezcla de temor y
respeto, moreno, de aspecto excesivamente pulcro, hijo mayor del fundador de la
organizaci�n, as� como su mano derecha y director general de la organizaci�n;
Marco Antonio Zarco, una persona de 37 a�os, con un f�sico muy similar al del
padre pero de mirada apacible, ausente, casi rayando en la contemplaci�n,
director financiero del grupo, sujeto de personalidad demasiado intelectual,
calculador, pilar de estabilidad para los otros dos hombres de la familia que
participaban en el consejo; Cintia Covarrubias, mujer de 35 a�os bastante
hermosa f�sicamente, alta, trigue�a, espigada, con esa clase que solamente puede
resultar de la herencia gen�tica y cuna privilegiada, su mirada era la mas viva
de todos, hasta ciertos l�mites c�lida sin restarse los niveles de formalidad
suficientes para ejercer el liderazgo, directora del �rea de mercadotecnia y
publicidad; Nazeera Sahed, hija de inmigrantes �rabes, 34 a�os, un t�mpano de
hielo sin expresiones y actitud inquisidora, defensiva y expectante, directora
del �rea legal; Gerardo Cavalcante, el m�s joven del grupo �solamente treinta
a�os- pero lo bastante inteligente para haber llegado a su corta edad a la
direcci�n de relaciones laborales, de todos ellos capt� que era el �nico que
pose�a un destello de ambici�n en su actitud, una especie de acecho y cinismo
que daban la impresi�n de que era el �nico elemento que ten�a sangre peligrosa
corriendo por sus venas: era un depredador.
Aunque mi reacci�n ante la actitud de Edson la noche de mi
nombramiento fue comprensiva no pude evitar sentirme algo molesto y distanciado,
no obstante acord� no suministrarle mucha importancia. Tuve una extra�a
sensaci�n de lejan�a entre el y yo en aquel incidente, pero comprend� que
ocasionalmente sol�a regresar a un raro estado de ausencia cuya barrera me era
imposible atravesar. Ante lo inevitable asum� que era una de las
particularidades con las que habr�a que vivir. Esa misma noche recib� una
llamada:
Tadzio Riciardi Ruocco al habla.
Vaya vaya hermano, que formal te escuchas. Todo un
primog�nito.
�Bianccina! Que gusto. �C�mo est�s? �Por qu� no me hab�as
llamado? �Tan poco dinero recaudas como para no poder gastar unos minutos de
larga distancia?
No me reproches cherre. He estado muy ocupada, ya
sabes, la vida a veces bruta ac�, a veces huidiza por all�, ya sabes, uno
nunca sabe lo que le depara el destino y cuando te das cuenta �bum! Han
pasado siete meses y no sabes que sucede con el cabezota de tu hermano.
Me da gusto escucharte.
Quien sabe...
...
Hermanito, te voy a dar una sorpresa, f�jate que me
aburr� de fingir que me interesa compartir la vida ociosa de mam� y que pap�
es el hombre mas interesante que he conocido en mi vida. As� que de cambi�
de papel...
...
al de hermana interesada por comprobar si a�n circulas en
el mundo terreno. Por lo cual, dentro de algunas semanas, estar� en la
ciudad que escogiste para resguardarte de las consecuencias de tu obra y
cerciorarme in vivo de que as� sea. �Qu� puntada te anotaste al
decirles que eres homo en plena navidad! No sab�a si re�rme, llorar o
ponerme a rezar por la salvaci�n de tu alma una vez que pap� te disparara
con la pistola que guarda en el estudio.
Si, yo tambi�n pens� que merec�a el premio anual de la
estupidez.
Bueno, solo llamaba para avisarte que despu�s de mi
visita a la galer�a de Nueva York estar� contigo. Tengo curiosidad de ver
cuanto has cambiado en estos a�os. Y quer�a saber si me har�as el favor de
recogerme en el aeropuerto, he ido mucho de compras y digamos que no puedo
sola con todos los paquetes.
Claro.
Otra cosa, casi no tengo pasta, as� que �podr�a
hospedarme en tu casa durante mi estancia?
D�jame preguntarle a mi pareja.
�Ah! Dios m�o, cuatro a�os sin verte la cara y ya hasta
pareja gay estable tienes. Adem�s de una sintaxis muy retorcida.
As� es. Tengo que consultarlo con �l, no creo que se
niegue, pero es mejor estar seguros. �Tienes un n�mero en Nueva York d�nde
comunicarme contigo?
Con Trebor, aunque no creo que le agrade escucharte...ya
se que le rompiste el coraz�n.
Es depresivo, naci� con el coraz�n roto.
Bueno, bueno, el tiempo de larga distancia es muy caro,
bye, besos y por favor supl�cale al buen cu�ado su piedad, dile que
es una obra de caridad para una alma sumergida en la bancarrota.
Eso te pasa por comprar demasiado.
Ya nos jalaremos las orejas mutuamente. Ciao bambini.
Ciao.
La ma�ana siguiente coment� con Edson sobre Bianca. Sin dejar
de comer su cereal me contest� que por el no hab�a problema, podr�a usar el sof�
cama nuevo que hab�amos comprado y murmur� sobre la acertada decisi�n de
aprovechar la oferta en la muebler�a. Se levant� presuroso para partir a su
trabajo, se acomod� la corbata y tom� su portafolio. Le dije que si deseaba
podr�a darle un avent�n en mi autom�vil, que solo esperara a que me lavara las
manos. Cuando sal� se hab�a marchado...no me escuch�.
Aunque al principio de mi trabajo con la cadena me sent�a
como un pollo arrojado a una jaur�a de perros, poco a poco me fui acostumbrando
a esa din�mica hasta que pude acumular la suficiente atenci�n para poder
calibrar a mis compa�eros de trabajo. Descubr� que los miembros del consejo
directivo no eran mas que personas serias que buscaban hacer su labor de la
forma mas eficiente posible, sin la segunda intenci�n de atacarme. Solamente
alguien me parec�a de verdadero cuidado: Cavalcante. El tipo no solamente ten�a
la pinta de ser un sujeto bastante ambicioso sino que actuaba como tal,
r�pidamente descubr� que no ten�a escr�pulos si de escalar pelda�os se trataba,
era de esas personas capaz de pisotear o sacrificar a otro si eso tra�a
ganancias adecuadas. La amenaza era visible, podr�a aprovechar la aparici�n de
un consultor joven para hacer dudar de la capacidad de �ste y, paralelamente,
reafirmar su imagen ante los due�os de la cadena. Covarrubias, Sahed y los Zarco
sab�an como jugar ese juego; yo me sent�a en desventaja. Estaba atemorizado,
pero me disgustaba admitirlo, lo cual me ayudaba mucho en los esfuerzos por
ocultarlo. Alguien con cierto acercamiento profesional a esas situaciones me
har�a sentirme mas fortalecido, por lo cual mir� en la amistad de Lucas una
especie de tabla de salvaci�n.
Es natural, todo el mundo teme a lo desconocido- me
coment� durante el almuerzo donde le confes� mi situaci�n- y a lo que nos
muestra que somos m�s vulnerables de lo que en realidad creemos. No hay que
ser psicoanalista para verlo. Es una angustia muy antigua, yo dir�a que
natural: es el miedo a la incertidumbre.
La hora se acercaba, le pregunt� si pod�a acompa�arme al
aeropuerto para esperar a mi hermana. Ese d�a llegaba de Nueva York. El acept�
de buena gana, no ten�a turno de residencia en el hospital psiqui�trico.
Bianca apareci� con los ojos hinchados y el pelo revuelto.
Estaba acostumbrado a verla de otra manera, en cuatro a�os su apariencia se
hab�a modificado demasiado, hab�a pasado de ser la chiquilla que como hermano
mayor me gustaba proteger a ser una mujer. Hab�a cortado sus rizos color miel,
ahora luc�a cabello corto, sus ojos ya no ten�an ese brillo picaresco de anta�o,
hab�a una incipiente madurez.
Bonjour hermanito.
Hola preciosa.
�No me vas a presentar a tu amigo? �O ya eres tan
importante para traer guardaespaldas?
Ojala, �ltimamente me ser�a de gran utilidad.
Bianccina...
Bianca.
Bianca, �l es Lucas Romero, un amigo.
Bueno caballeros, carguemos maletas y salgamos de aqu�.
Estamos obstruyendo el paso. Nice to meet you, Lucas.
Nice to meet you too.
Bonita voz.
Todo marchaba sin sobresaltos en las sesiones de trabajo con
los miembros del consejo. Cavalcante parec�a en todas las ocasiones m�s un
observador externo que miembro activo. Sin embargo su mirada c�nica no cambiaba,
haci�ndome sentir inc�modo ante la posibilidad de quedar expuesto. Era moreno,
alto, con una figura atl�tica producto de horas en caros gimnasios de
entrenamiento personal, cabello rizado corto, cejas pobladas, ojos oscuros,
nariz recta y ment�n cuadrado que a prop�sito luc�a una sombra de barba para
aumentarse la edad y dar un aspecto entre desenfadado y vanguardista. Su vestir
era impecable, exclusivo y caro. Al parecer gran parte de su sueldo lo gastaba
en si mismo. Supuse que era soltero.
Me parece que existe una peque�a incongruencia en algunas
pol�ticas nuestras y de los hoteles adquiridos. Si no tenemos cuidado eso
podr�a dificultad la adaptaci�n del factor humano al cambio de
administraci�n. �No lo hab�an contemplado en el plan de adquisiciones?
No � dije al darme cuenta que ten�a raz�n. El detalle,
aunque m�nimo, podr�a haber tenido gran influencia en el tiempo de reajuste.
Tienen tiempo de estudiar ese rubro y presentar una
propuesta para la pr�xima junta.
En realidad no.
Cuanto necesitar�an de plazo.
Una semana.
Se puede obtener. D�jame ver que puedo hacer.
Pero...
Se har�, ustedes trabajen ese rubro agreg�ndolo a la
estructura del proyecto. Yo me encargo de que les den el plazo. Solamente
aceleren la marcha.
Bien. Gracias Doctor Cavalcante.
No hay problema Riciardi. Ya ve que no soy el oportunista
que todo el mundo comenta.
Esa afirmaci�n me desconcert�, al parecer estaba bastante
conciente de su fama y hasta se mostraba divertido por ello. Sin embargo segu�
alerta, esta revisi�n de los aspectos contemplados en el proyecto con cada uno
de los miembros por separado no ofrec�a oportunidad de lucimiento para �l,
entonces �por qu� iba a desperdiciar su mente en la oportunidad a solas si pod�a
exponerme con toda alevos�a y ventaja ante el grupo? Quiz� la semana solamente
era un plazo para poder preparar su espect�culo. Tuve cuidado, lo que muchos
miembros del equipo de trabajo en la consultor�a vivieron como presi�n.
Como a media semana recib� una llamada de Cavalcante. Estaba
comiendo con Bianca cuando son� el tel�fono.
�Al�?
Tadzio, habla Gerardo Cavalcante.
Hola, que sucede Doctor.
Lo que pasa es que olvid� darte algunos documentos sobre
los perfiles generales de nuestros recursos humanos. Creo que la cadena ya
te dio los suyos y tienes que compararlos con los nuestros para que tu
equipo realice un an�lisis de congruencias.
As� es.
Lo que pasa es que no estoy en la ciudad, ped� una
licencia de urgencia y para que no me descubran me tome unas cortas
vacaciones fuera del tr�fico y smog.
�Y como recoger�a los documentos?
Tienes que venir. No puedo envi�rtelos por fax, son muy
importantes.
Bueno. �A cuanto tiempo de distancia est�?
Una hora.
Anot� las instrucciones. Colgu�. Bianca me observaba
divertida, coment� algo sobre un la esclavitud que no atend� porque me urg�a
prepararme y salir por esos documentos.
�Le avisas a Edson?
�Claro! Sirve que converso a solas con mi cu�ado.
H�blale bien de m�.
�Cu�nto me das?
Llegu� a un hotel en un pueblo cercano a la ciudad, donde
sol�an hospedarse ejecutivos cuando hab�a una alta ocupaci�n en el �rea urbana.
Muchas personas pasaban el fin de semana en ese punto, ofrec�a una calma
contrastante con el ambiente alborotado de la metr�poli apartada por una hora de
camino. El sito estaba semivac�o.
�En que puedo servirle? � pregunt� el recepcionista.
Busco al doctor Gerardo Cavalcante, est� esper�ndome.
Si, nos avis� que vendr�a. Se encuentra en la alberca.
Despu�s del jard�n a la derecha, siga el camino.
Gracias.
Estamos para servirle.
Camin� un poco, sal� hacia un amplio jard�n que conectaba con
la alberca por medio de un camino r�stico de piedra volc�nica. Hac�a calor, not�
que debido a la prisa olvid� vestirme de manera c�moda para el clima. Afloj� mi
corbata. Tambi�n esa zona estaba vac�a, era comprensible debido a que la
actividad del lugar aumentaba durante los fines de semana y apenas est�bamos a
mediados. Mir� una figura sentada junto una mesa, era un hombre leyendo una
revista con un vaso de jugo al lado. Reconoc� a Cavalcante.
Si�ntate por favor.
Gracias.
�No deseas algo de beber? Perdona que tutee pero he
pensado que es demasiado pretencioso dirigirme a ti por los apellidos, dado
que casi tenemos la misma edad y, vamos, esa f�rmula se usa entre los
ancianos.- sonri�. Repiti� su pregunta anterior.
No gracias, lo que pasa es que tengo prisa, mi hermana
est� en la ciudad y quiero pasar tiempo con ella. Solo vine por los
documentos.
Entiendo. Ya ordeno que los traigan. Mientras tanto bebe
algo, lo debes necesitar con lo que traes puesto encima.
Cuando volvi� a sonre�r not� que solamente llevaba un ba�ador
azul marino en forma de bikini. Su cuerpo estaba magn�ficamente trabajado por el
ejercicio: pectorales fuertes, abdomen marcado, brazos con m�sculos definidos,
muslos y pantorrillas con volumen perfecto, ni un gramo de grasa en su cuerpo.
Una l�nea suave de vello triangulaba en su pecho y bajaba hasta el ombligo. Sus
piernas, en cambio, estaban completamente cubiertas. No hab�a ninguna cicatriz,
ni imperfecci�n; era uno de los f�sicos mas admirables que hab�a contemplado en
mi vida.
Otro jugo y para mi amigo...
Una limonada � complet�.
Una limonada � repiti� mientras sonre�a, su dentadura
blanca mordi� levemente su labio inferior, not� cierta actitud sospechosa.
Se acomod� en su silla, cruz� las piernas y pude notar una voluminosidad
prominente entre sus piernas. Debi� el resto de jugo que quedaba en su vaso,
me mir� atentamente � Y dime �sales con alguien?
Si � dud� en contestar � tengo pareja desde hace mucho
tiempo.
Vaya, mas codiciado a�n. Dicen que los hombres
comprometidos son m�s deseables porque su perfume es el aroma de lo
prohibido. �Tu que dices? �Te ha sucedido algo as�?
No creo o quiz� no me doy cuenta.
Me extra�a.
No es tan incre�ble. O quiz� es que no me fijo en...
Aqu� tiene los papeles doctor Cavalcante.
Gracias. Bueno Tadzio, espero no haberte retrasado con mi
impertinencia. Gusto en verte. Te dejo para que llegues con tu hermana, debe
ser muy atractiva...como t�.
Gra-gracias.
No hay por qu�.
Extendi� su mano, contest� el saludo, presionamos, �l desliz�
despacio sus dedos. Volvi� a sonre�r. Se levant� de la silla. Pude observar su
cuerpo por completo. Realmente era como una escultura labrada con mucho cuidado,
sin defectos ni siquiera en los m�s m�nimos detalles. Volvi� la espalda,
alej�ndose. Su espalda era fuerte, recia, finalizando en una breve cintura que
la un�a con unos gl�teos firmes. Not� que en la parte trasera de su muslo
derecho ten�a un tatuaje. Me sent� turbado, aun sent�a el roce final de sus
dedos, algo �spero, algo suave. Sal� inmediatamente, con la mente revuelta por
completo. Se me hac�a incre�ble que me hubiese coqueteado...o quiz� estaba
imaginando cosas.
�Sigues sola?
Si, mi cu�ado no ha llegado. Te salvaste de que le
contara todos los recuerdos vergonzosos que tengo de ti.
Lo pagar�as con tu vida. �Qu� raro! El sal�a hace una
hora.
Tal vez se retras� en la oficina, como me contaste que
�ltimamente lo traen en salsa no ser�a nada extra�o.
Puede ser.
�Qu� tienes, cara de mono?
Nada.
Pues no te creo, pero bueno.
Estuvimos esperando. El no lleg�. Pasaron las horas y nos
pusimos a hacer otras cosas. Mientras ella miraba el televisor yo le�a los
papeles que Cavalcante me hab�a dado. Eran las diez de la noche cuando la puerta
emiti� el sonido de una llave moviendo la cerradura. Bianca hac�a mucho que
estaba dormida. Edson apareci�.
�D�nde estabas? Me preocup�.
Sal� con Anabella, necesitaba hablar. Intent� llamar pero
el tel�fono sonaba ocupado.
Nadie lo ha utilizado.
Quiz� est� mal colgado. Es dif�cil darse cuenta con su
mecanismo averiado, hay que cambiarlo.
Si.
Se desnud� y coloc� el pijama. Lo observ�. Record� la figura
de Cavalcante. Eran muy distintos, Edson tambi�n exacerbaba mi deseo sin contar
con todas las armas que el ejecutivo. Tuve una erecci�n. Lo abrac� cuando se
recost�, acerc�ndosela, siguiendo el protocolo con el cual abr�amos la puerta
del sexo. Se gir�.
Hace calor amor.
Ya lo creo.
Est� tu hermana.
�Y? �Cu�l es el problema?
Me da pena.
No va a escucharnos.
Ma�ana. Estoy cansado. Por favor.
Est� bien.
Gir� quedando boca arriba. Mir� el techo disgustado. Edson se
qued� dormido, comenc� a masturbarme, poco a poco todo se fue poniendo oscuro,
el calor de mi cuerpo comenz� a elevarse, la frente se me humedeci�, una imagen
fue cobrando forma en mi fantas�a, me detuve en seco, era el cuerpo de Gerardo
Cavalcante sentado, mostr�ndome su entrepierna. Mi coraz�n comenz� a latir
nuevamente con fuerza, presion� mi miembro, continu� con el movimiento hacia
arriba y abajo, una presi�n se apoder� de mis test�culos, corri� por mis ingles
y se detuvo en mi abdomen, eyacul� mientras imaginaba el miembro erecto que
formar�a parte de esa escultura de bronce. Deber�a ser una delicia.
Cuando despert� a la ma�ana siguiente Edson ya se hab�a
marchado. Me asust� pensando que no me hab�a levantado temprano. Mir� el reloj.
Me tranquilic�, a�n no marcaba la hora en que hab�a programado la alarma. Me
recost�, extra�ado porque Edson casi siempre sal�a rumbo al trabajo al mismo
tiempo o, en su defecto, mas tarde que yo. Decid� dormir un rato m�s.
Una hora mas tarde sal�a rumbo al trabajo, mientras mi
hermana se levantaba. Le di un beso de despedida acordando que almorzar�a con
ella. Quer�a llevarla a un restaurante de comida regional que por esas fechas
estaba de moda.
Oye, Tad...
�Qu�?
�Tu y tu novio tienen problemas?
No, por qu� lo dices. �Has tenido alg�n contratiempo con
�l?
No, es un amor. Solo que los he notado un poco distantes.
Es nuevo, ha tenido muchas broncas y creo que es mejor
esperar a que se estabilice. No le gusta que me entrometa en sus cosas si no
da pie para ello. Prefiero respetar su privac�a. Puede sentirse invadido si
no lo hago.
Bueno. Nos vemos al rato.
Trabaj� en la oficina. Mientras revisaba algunos datos
financieros de las posibles adquisiciones ca� en cuenta que Anabella no conoc�a
a mi hermana, que ya llevaba una semana en casa. Me extra�� que, con lo curiosa
que era, no se hubiese aparecido con cualquier pretexto en el departamento. Mas
cuando Edson seguramente ya le hab�a platicado que estaba de visita. Marqu� su
n�mero.
Instituto de estudios sociales. �Con qui�n desea hablar?
Con la licenciada Anabella por favor.
Un momento por favor.
�Hola?
Annie, soy yo, Tadzio.
�Sopla nucas! �Qu� gusto! Hace mucho que no te acuerdas
de los amigos. Ya ni a comer pasta invitas.
Perdona, es que, como eres una mujer muy ocupada, luego
rechazas los ofrecimientos.
Si. �C�mo has estado? �Y Edson? Hace un mes que no lo
veo.
Estamos bien � contest� autom�ticamente, con el cuerpo
fr�o al darme cuenta que Edson me hab�a enga�ado, no la hab�a visto el d�a
anterior.
Bueno. Sal�damelo. Dile que no sea malo que a ver cuando
quedamos...
Si- colgu� sin darme cuenta que ni adi�s hab�a dicho.
Apret� fuerte el pu�o. �D�nde diablos se hab�a metido entonces si no hab�a
estado con Anabella? �Por qu� mentir? �Qu� diablos estaba ocurriendo?
Magdalena Z�rate entr� tempestivamente a la oficina, el
equipo hab�a terminado la presentaci�n final del proyecto. Dej� de pensar para
seguir atendiendo mi trabajo. El tiempo transcurri� entre preparativos, toques
finales y revisiones preeliminares. Bianca lleg� a la hora de la comida, como
hab�amos acordado. Arregl� algunos papeles. Salimos.
�C�mo te ha ido, Tad?
Bien, terminamos el proyecto mucho antes de lo que
imaginaba.
Suena bien. �Ed no nos va a acompa�ar?
No. El come en la cafeter�a de la secretar�a.
�Giac! Pero si la comida de las instituciones
gubernamentales es muy desagradable.
El tiempo que le dan es insuficiente para que se traslade
a un sitio m�s decente y regrese a tiempo.
Pobre.
Llegamos al restaurante. Era un sitio peque�o en el centro de
la ciudad, parte de una zona donde se hallaban varios negocios del mismo giro y
constitu�a uno de los pocos atractivos tur�sticos de la urbe. Nos sentamos en
una mesa cercana a un ventanal por donde pasaban un sin fin de transe�ntes,
Bianca le daba la espalda y yo me hab�a situado frente a ella. Hab�amos
ordenado. Beb�amos un aperitivo mientras tra�an las entradas y en el restaurante
del frente vi una figura conocida: Edson.
Estaba sentado frente a un tipo algo mayor, quiz� de unos
treinta y cinco a�os. Edson lo miraba atentamente mientras �l parec�a comentarle
algo muy personal. Bianca inici� una conversaci�n a la cual correspond� con
monos�labos. Mi atenci�n estaba totalmente capturada por la escena desarrollada
varios metros frente a m�. Un ray� atraves� mi columna vertebral al observar que
la mano del desconocido se aproximaba a la de mi pareja, acarici�ndolo y
prolongando el gesto hasta su rostro. El vientre se me contrajo, sent� un vac�o
en la boca del est�mago, mis manos sudaron fr�o y la mente se me nubl� por
completo separando mi pensamiento de la realidad. �Qui�n diablos era ese sujeto?
�Por qu� trataba a Edson con tanta confianza? �Por qu� �l permit�a eso?
Disimul�. Bianca sigui� comentando sobre Lucas y su inter�s en aceptar su
ofrecimiento de mostrarle la ciudad, debido a que sab�a que el trabajo en estos
d�as me estaba absorbiendo demasiado.
Como gustes �contest� como aut�mata � Lucas es un chico
muy agradable. Te divertir�s, conoce muchos lugares.
Bueno, oye �est� soltero?
Si-. Continuamos comiendo en silencio.
De vuelta en la oficina evit� recordar lo sucedido hac�a unas
horas. Me embeb� como nunca en las actividades del d�a. No quer�a pensar, no
quer�a imaginar cosas que no eran, no quer�a desconfiar de Edson, concluir que
su alejamiento era algo m�s profundo que simple estr�s laboral, que me hab�a
traicionado y yo hab�a sido tan est�pido que no lo hab�a notado, permitiendo que
se burlara de mi junto con ese tipo; no quer�a hacerme fantas�as, imaginarlo
teni�ndome l�stima, pensarlo tan lejano de mi que no le importaba que yo me
enterase alg�n d�a y pudiese sentirme una basura, un accesorio sin importancia
para �l, un don nadie que no merec�a decirle todo se ha ido al ca�o, busca tu
felicidad lejos de aqu�; no quer�a, pero lo hice.
Bueno � contest� el tel�fono � consultor�a organizacional
de la UNIE, Tadzio Riciardi Ruocco al habla.
Hola, habla Gerardo Cavalcante. �C�mo estas?
Bien. Trabajando.
Solamente quer�a saber qu� ocurr�a con la presentaci�n.
�Fue suficiente el plazo que consegu�?
Si, no te preocupes. Gracias de nuevo.
Lo sab�a, no solamente eres un tipo guapo, tambi�n eres
eficiente.
Creo que si.
Disculpa �puedo pedirte un favor?
Claro, te debo una.
Lo que sucede es que debido a un compromiso adquirido
previamente no podr� estar en la totalidad de la junta de consejo. Pero no
me gustar�a dejar el voto en manos de alguien m�s, ni tampoco hacerlo de
forma irresponsable.
�Y que propones?
Me preguntaba si podr�a ver los datos de la presentaci�n
en d�a anterior. Bueno si es que los tienen. Si no ya veremos.
Claro, no hay problema.
Edson nuevamente lleg� tarde. Entr� silencioso a nuestra
habitaci�n, quit�ndose los zapatos lentamente, despoj�ndose de la ropa y
enfund�ndose por primera vez en un pijama. Se detuvo un momento en su avance
hacia la cama, revisando si yo estaba despierto. No recibi� ninguna respuesta.
Se introdujo, d�ndome la espalda con un giro imperceptible. Cerr� los ojos. Su
respiraci�n se fue haciendo cada vez mas calmada, poco a poco mas profunda. Se
durmi�. Abr� mis ojos, cansado de fingir que dorm�a. "�Por qu� te hace esto?" me
cuestion� en silencio; "�Por qu� si puedes atraer a alguien tan espectacular
como Cavalcante permites que te hagan esto?" me recriminaba. La noche se hizo
eterna, mir� hacia la ventana y contempl� las luces nocturnas esperando que
pronto llegara el alba. Quer�a gritar, huir, despertar en otro cuerpo con otra
vida, decir que todo hab�a resultado ser un sue�o idiota, horrible, irreal.
Record� mis tiempos pasados, el sentirme due�o del mundo, de mi existencia, la
libertad, la admiraci�n de los dem�s, el deseo agolpado a mi alrededor, extra��
ser el de antes, a�or� no sentir que parte de lo extraordinario resid�a en la
presencia de otro. Desee volver a atr�s.
Toqu� el timbre. Una voz surgi� del intercomunicador.
Pregunt� qui�n era. Respond� con mi nombre. Hubo silencio durante unos segundos.
La voz resurgi� para indicarme que pod�a avanzar. Entr� al edificio, era martes
por la noche, no hab�a asistido al trabajo y debido al clima vest�a una
camiseta, jeans y zapatos deportivos. Mi imagen se reflejaba en las paredes del
elevador, me asust� ver cu�nto agotamiento reflejaba. Durante el d�a hab�a
intentado descansar un poco sin conseguirlo. A pesar de permanecer recostado
todo el tiempo no hab�a podido dormir un solo momento; suced�a tantas veces que
ya era costumbre. El n�mero diez se ilumin�. Las puertas abrieron y avanc� unos
pasos hasta llegar al departamento. Toqu� levemente. Esper�. El sonido de
cerraduras abriendo se mezcl� con mi respiraci�n.
Nuevamente ten�a frente a m� a Gerardo Cavalcante, cubierto
por un albornoz, con el cabello h�medo. Su habitual sombra de barba estaba m�s
crecida, resaltando cierta rudeza en su presencia. Me impact�. Realmente era un
hombre atractivo. No dijo nada, abri� la puerta por completo y se hizo a un lado
para permitirme el paso. Camin� lento, con cierta vacilaci�n en cada paso;
estaba entrando a la guarida del lobo.
Te estaba esperando- dijo con un tono misterioso,
dirigi�ndose m�s al espacio que a m�. Escuch� la puerta que se volv�a a
cerrar. Tom� el portafolio donde guardaba los documentos para entregar. Me
volv� en direcci�n a el.
Aqu� est�n los documentos que necesitabas.
Gracias, sabr�a que vendr�as- coment� sonriendo, percib�
un brillo en sus ojos que emanaba un magnetismo tan fuerte que golpeaba como
un pu�o. Extendi� su mano para tomar los papeles, rozando sus dedos con los
m�os de una manera suave y sugerente. Lo mir� fijamente, tratando de
adivinar qu� deseaba, hasta d�nde era capaz de llegar. La parte del albornoz
que cubr�a sus pectorales se abri� dejando al descubierto esa zona. Mis ojos
se posaron en esa figura tentadora. Contuve mi respiraci�n. Estaba
calibrando lo que suced�a, el hombre se acerc� m�s a m�.
Todo se volvi� confuso de pronto, la sangre corr�a por mi
cuerpo a gran velocidad, sent� perlas de sudor que empezaban a humedecer mi
frente, cuello y brazos. Cavalcante acarici� mi antebrazo, me acerqu� por
inercia. Suavemente elev� la mano hasta mi cuello, su dedo �ndice jug� con el
l�bulo de mi oreja, yo acarici� sus pectorales bajando mis manos hasta su
abdomen, palpando su firmeza de hierro. Dej� de tocarme, desat� el cintur�n de
su prenda, dejando su cuerpo al descubierto, exponiendo completamente lo que en
�l hab�a de perfecci�n y virilidad. R�pidamente me hinqu� para degustar ese
miembro que ya mostraba se�ales de batalla, su aroma era fresco, su sabor
fuerte, su consistencia ruda, comenc� a paladear ese monolito de carne,
saboreando su longitud, jugando con su glande, succionando levemente. Coloc� sus
manos en mis sienes, dirigiendo el ritmo de la felaci�n. Yo continu� con mi
labor engullendo cada cent�metro hasta abarcarlo todo. Sus caderas iniciaron un
ligero movimiento que se fue haciendo mas intenso, su piel se empap� y adquiri�
un color cobrizo, el calor que emanaba se propagaba por mi rostro acrecentando
mi voracidad. Yo sorb�a con m�s fuerza, aumentando la rapidez, codiciando que me
inundara por la garganta, humedec�a de saliva toda extensi�n y grosor, realmente
era fant�stico, una magnitud imponente.
Me apart�, hizo que me alzara y comenz� a desvestirme. No
hab�a duda de qui�n comandaba todo. Mi camiseta, jeans, zapatos se desperdigaron
en la alfombra. Nos recostamos lamiendo nuestros cuerpos con fiereza, como dos
animales en celo que hab�an esperado mucho tiempo para desahogar sus instintos.
Sus labios recorrieron mis muslos, levant� mis piernas para besar la parte
interna, yo acariciaba sus hombros, anchos, voluminosos, su lengua se fue
abriendo paso hasta llegar a mi ano, con sus manos �speras separ� mis gl�teos y
comenz� la lamerlo aplicando algo de violencia. Una fuerza extra�a atac� mi
espalda, mi cuerpo se encorv� y tembl� mientras su lengua recorr�a cada pliegue
de la zona que reclamaba para s�.
Acomod� mis piernas en sus hombros, alarg� la mano y tom� una
envoltura cercana. Abri� el paquete, sac� un preservativo y se lo acomod�. Me
dirigi� una mirada llena de lujuria que me excit� a�n m�s, sab�a lo que se
avecinaba, cerr� los ojos para dejarme llevar por las sensaciones y el placer
que estaba experimentando. Me estremec� al sentir la punta de su enorme falo en
la entrada, tuve miedo pero no dije nada. S�bitamente un ardor indescriptible se
abri� paso en mis entra�as, desgarr�ndome, parti�ndome en dos sin misericordia,
era delicioso y a la vez insufrible. Grit�, supliqu� que se detuviera, que fuera
m�s lento; como respuesta, la acometida aument� de intensidad, haciendo que su
pubis topara con mis gl�teos. Abr� los ojos, Cavalcante me ten�a bien aferrado
mientras tensaba todos sus m�sculos, parec�a un toro de lidia buscando destruir
lo que se le pusiera en frente, c�nicamente disfrutaba de mi estrechez, sonre�a
gener�ndome temor y deseo.
Ya sab�a que ibas a estar muy sabroso.
�Te gusta?
Si, pero mas me gustar� romperte todo.
Espera, me duele.
Prep�rate. Esto fue solo el principio. Puedes gritar si
quieres. Nadie nos escucha.
Sin darme tiempo para reaccionar me tom� las piernas juntando
las rodillas con el pecho. Comenz� a bombear velozmente, con fiereza,
arranc�ndome gritos y gemidos que fusionaban dolor con placer. Embest�a
desaforadamente, sacando su miembro casi por completo para volverlo a introducir
con rabia y voracidad. El ardor cedi� paso a una constante plenitud, cada
irrupci�n de ese enorme tronco parec�a romper todas las paredes de mi recto,
haciendo que gozara como pocas veces. Las s�plicas porque se detuviera se
alternaban con los ruegos para que siguiera as�, para que aumentara, para que me
destrozara furiosamente e hiciera lo que deseara conmigo. Su miembro entraba y
sal�a de mi cuerpo con la energ�a de un torrente, manteniendo mi pene erguido, a
punto de estallar sin necesidad de manipulaci�n alguna. Era todo un hombre,
demostraba por qu� las cosas se le brindaban a manos llenas. Me sent�a un bot�n,
como buen cazador estaba devor�ndome lentamente, disfrutando su trofeo.
Arremet�a con vigor, yo me aferraba a cualquier cosa que hubiese en el suelo con
tal de resistir hasta el final, necesitaba soportar los desgarres de esa verga
enorme para sentir como estallaba en mi interior. La sala del departamento de
Cavalcante rezumaba el aroma de nuestro sudor evaporado, un ambiente fren�tico
incitado por nuestros f�sicos empapados en su totalidad. No ten�a freno,
continuaba entrando y saliendo mientras yo sent�a que estaba a punto de
estallar, de deshacerme a causa de tanto gozo.
De repente, Cavalcante me estruj� con m�s fuerza, las venas
del cuello comenzaron a salt�rsele y los ojos se llenaron de un brillo como
fuego. Comenz� a respirar agitadamente. Gru��. Buf�.
Me vengo- exhal� e intensific� a�n m�s el ritmo y la
fuerza de la penetraci�n, sent� un placer morboso en esa relaci�n que pod�a
igualarse claramente a una violaci�n. Era delicioso sentirme as�, disfrutar
de ese hombre ar�ndome las entra�as con su miembro de veinte cent�metros,
sentir el grosor que expand�a todos los anillos de mi recto introducirse y
prorrumpir a placer, con tal exacerbaci�n que nublaba los sentidos en
oleadas de satisfacci�n.
Un vac�o se apoder� de mi bajo vientre, halando hacia el
interior y luego impulsando algo a la superficie. Bruscamente un choque
el�ctrico se propag� en mis nervios mientras mi pene expulsaba el l�quido blanco
que no pudo contenerse m�s. Al ver esto la masa de carne que me estaba
disfrutando lleg� al cl�max, soltando un grito mientras irrump�a por �ltima vez
con una potencia digna del final. Solt� mis piernas, dej�ndose vencer sobre lo
que quedaba de su presa. Las respiraciones se fueron regulando. Haciendo cada
vez mas relajadas. Sonando en un mismo comp�s.
El cuerpo de Cavalcante, hermoso a�n despu�s de tanta
actividad, yac�a encima del m�o. Mir� hacia el techo. Cerr� los ojos un momento.
Me qued� dormido. El tambi�n durmi�.
Llegu� al departamento a las once. Con el cuerpo lavado para
no dejar rastro alguno. Las cosas se estaban hundiendo. Me sent�a culpable y a
la vez feliz de la revancha. Ah� supe que la venganza no entrega bienestar
completo. Pero est�bamos a mano. Me hab�a desquitado, ahora tocaba responder a
la pregunta �qu� va a suceder con nosotros, si es que a�n hay un nosotros? Nada
pod�a quedarse como estaba. Ya no. Las cosas deb�an decirse a la cara, eso era
innegable. Pero lo har�amos al d�a siguiente, o al que pasara despu�s de ese.
Despu�s de que yo cumpliera con la presentaci�n. Cuando el no fuera tan cobarde.
Pas� a la cocina. Saqu� de mi bolsillo la tarjeta con el
tel�fono privado de Cavalcante, ahora Gerardo.
Estaba esper�ndote.
�Si?
Tenemos que hablar. �Estas muy cansado?
No si es urgente.
Lo es.
�Qu� pasa?
Mira, se que he estado bastante raro en estos d�as. Que
te he descuidado en muchos aspectos. He visto que no le has tomado mucha
importancia, supongo que porque piensas que es producto del estr�s vivido en
el trabajo.
�Y lo es?
En parte. Pero hay otra cosa.
�Qu�?
He unas semanas apareci� mi antigua pareja. Primero con
pretextos sobre asuntos dejados sin concluir con nuestra separaci�n, luego,
cuando le dije que hace tiempo que t� y yo estamos juntos me revel� que su
prop�sito era intentar reanudar nuestra relaci�n. No quise decirte nada
porque eres algo visceral, adem�s, se trataba de un asunto que ten�a que
resolver yo mismo. Ten�a que decir cosas que en su tiempo tuve que tragarme
y me hizo mucho da�o guardar. No pod�a compartirlas contigo, porque eran
cosas entre Danilo y yo. El se fue sin despedirse, siguiendo el camino que
supuso lo llevar�a a ser feliz, no supe nada de �l. Me recuper�, me enamor�
de ti, pero siempre qued� ese ciclo abierto e irresuelto. As� que lo
frecuent� porque ten�a que poner los puntos en claro, cerrar de una vez por
todas con esa parte de mi historia y exigirle que dejara de buscarme. No
pienses que mi comportamiento fue porque sent�a algo hacia �l. Hace mucho
que Danilo dej� de interesarme. Pero si era indispensable que expulsara el
poco veneno que me hab�a dejado aquello. No se si est�s molesto, pero es que
no quer�a que te sintieras inseguro sin raz�n, lo hice por nosotros, porque
desde el d�a que acept� estar contigo he sido muy feliz. Y alguien como
Danilo no val�a la pena para entrar en tensi�n.
Qued� mudo, con un dolor en el pecho que laceraba como
pu�alada. Me abraz�, respond� con la cabeza en el limbo. Estuvimos as� un rato.
Luego se despeg� y se dirigi� a la habitaci�n. Le dije que lo alcanzar�a en unos
minutos. Mir� hacia la ventana. Nuevamente se me espant� el sue�o. Mi vista
descendi� al peque�o rect�ngulo de papel, lo le�.
"Dr. Gerardo Cavalcante. Cadena Hotelera Posada Imperial.
Director general de recursos humanos. Tel�fono ______________."
Record� la despedida al salir del apartamento de lujo:
Si te gust� ll�mame, podemos repetirlo las veces que
desees.
Llor�.
A pesar de lo que hab�a escuchado�quer�a acostarme nuevamente
con Gerardo.