Relato: El tio Sergio





Relato: El tio Sergio


LAS AVENTURAS DE CHIQUITIN: EL T�O SERGIO




Era s�bado. Papi se hab�a levantado tarde, hab�a salido a dar
una vuelta con Chiquit�n en una deliciosa ma�ana soleada, y ahora estaba en la
cocina preparando la comida, algo que le agradaba y le relajaba. Chiquit�n se
hab�a portado razonablemente bien todo el tiempo, aunque como siempre hab�a
hecho falta darle una buena azotaina para que se levantara de la cama y ambos
pudieran aprovechar la ma�ana. Ahora habr�a que prestarle atenci�n para que no
atacara el postre antes de tiempo .... efectivamente, al darse la vuelta Papi
pill� a Chiquit�n a punto de llevarse a la boca un trozo del pastel de chocolate
a�n a medio preparar.



Un buen tir�n de orejas disuadi� al muchacho de sus
intenciones.



"Aaaaay, perd�n papi"



"Va a ser mejor que salgas de la cocina, o acabar�s con el
culo caliente"



"Pero tengo que ayudarte a poner la mesa"



"Ya me ayudar�s cuando la comida est� lista" Papi gir� al
muchacho en direcci�n a la puerta de la cocina, y le dio un par de palmadas
fuertes en el culete a modo de empuj�n. "Hala, al sal�n a ver la tele"



Chiquit�n acept� a rega�adientes cuando son� el tel�fono.



"Yo lo cojo, yo lo cojo"



"Noo, Chiquit�n, lo coge pap�"



Tras secarse las manos en el trapo de cocina, Papi descolg�
el tel�fono.



"�Diga?" La cara de Papi se ilumin�. "Hombre, Sergio, que
tal, cuanto tiempo"



"�Es el t�o Sergio? �Es el t�o Sergio? Quiero hablar con �l"



"S�, s�, todo bien, Chiquit�n muy bien, aqu� haciendo
travesuras como siempre. �T� que tal?"



"Quiero hablar con �l, quiero hablar con �l"



"Ni�o, estate quieto. Sergio, espera un momento"



Otro tir�n de orejas y un nuevo par de azotes lograron que
Chiquit�n se separara unos cuantos metros de Papi, dej�ndole hablar
tranquilamente con su hermano.



"�Todo bien entonces? Oye, hace mucho que no os veo a ti y a
Chiquit�n"



"Tienes raz�n. Tenemos que vernos un d�a. �Por qu� no vienes
por aqu� ma�ana?"



"Estar�a bien, pero tengo otra idea. Pap� me llam� y me dijo
que necesitabas un canguro para esta noche"



"Aah, s�, jeje. Bueno, estoy invitado a una cena con
compa�eros del trabajo y tal" Mir� con cierto aire de culpa a Chiquit�n, que
aunque a varios metros de distancia no perd�a ripio de la conversaci�n. "Aun no
se lo hab�a comentado al ni�o porque no s� si ir, no tengo con quien dejarlo.
Pap� tambi�n tiene una cena hoy, los abuelos ahora tambi�n hacen su vida, ya
sabes"



Chiquit�n, exaltado, abri� la boca dispuesto a proponer miles
de ideas, pero la expresi�n seria de su pap� le call� rapidamente. A Papi no le
gustaba que le interrumpieran cuando hablaba por tel�fono.



"Dejarlo solo ni de broma, este es un traste y se quedar�
hasta las tantas jugando a la consola, o en internet. Ya sabes como soy, me
gusta que est� ba�adito a las nueve y media y en la cama a las diez. Y, a ser
posible, bien escarmentado para que no haga de las suyas. Y un canguro de los
buenos, que imponga mano dura, cuesta un ojo de la cara"



"Pues aqu� tienes al t�o Sergio para ayudarte"



"Mmmm, pero ......, t� tendr�s tus planes para hoy. Un s�bado
por la noche ......"



"Hombre, algo que hacer siempre hay. Pero en serio que
prefiero cuidar de mi sobrino"



"Ya, mmm ...... Te lo agradezco mucho, pero no s�. No te lo
tomes a mal, pero es que eres muy blando con el chico. Ya sabes que yo tengo mi
idea de c�mo hay que educarle y ...."



"Nooo, t� dame una oportunidad. Esta noche no me va a tomar
el pelo como otras veces, jeje. De verdad, es importante para mi. Ya te
explicar� por qu�. T� vete a tu cena y no te preocupes por nada"



"No s�, no estoy seguro. En serio que te lo agradezco ...."



"Nada, nada. �Te parece bien si voy por all� a las ocho?"




Papi instru�a a su hermano peque�o sobre como mantener a raya
a Chiquit�n.



"No esperes a que desobedezca cuatro veces seguidas ni a que
te ponga de los nervios. Hay que castigarle ya al principio, cuando est�
tanteando el terreno. T� le mandas hacer cualquier cosa, y �l tiene que
obedecer. Ya, r�pido, sin poner ning�n pero, sin que se lo tengas que repetir.
La primera cosa que le tengas que repetir, tiene que ir acompa�ada de un tir�n
de orejas; o de un azote. Y si a�n as� no obedece, entonces hay que darle ya una
azotaina en condiciones. Y no de cualquier manera; en el culo desnudo; y pegando
fuerte. Cuando empiece a lloriquear y a protestar, p�gale un par de azotes bien
bien fuertes y ver�s como se calla. Y no dudes en utilizar el cepillo. Mira"



Papi cogi� el cepillo y se lo entreg� a su hermano, que lo
tom�, lo observ� y lo palp� con curiosidad.



"Unos cuantos azotes bien dados con el cepillo, y lo tendr�s
como una malva para toda la noche. Tampoco te pases, claro; pero no creo que le
hagas da�o de verdad, est� muy acostumbrado. Tiene que quedarle todo el culito
de un rojo intenso, muy intenso. Y en los muslos tambi�n tienes que pegarle;
duele m�s y es todav�a m�s efectivo. Despu�s, eso s�, muchos mimos. Chiquit�n es
un chico muy bueno y muy dulce, y no lo digo porque sea mi hijo"



Papi sonre�a ahora con ternura, y t�o Sergio tambi�n.



"Hay que darle muchos besitos y muchas caricias, y �l las
devuelve con creces. Y hace todo lo que t� le dices. Pero hay que tener cuidado
con eso; precisamente, como es tan dulce y tan cari�oso, como te descuides acaba
tom�ndote el pelo y haciendo lo que le da la gana. Y �l sabe que es verdad, as�
que en el fondo agradece que lo castigues; los canguros a los que aprecia m�s,
son los m�s severos con �l, los que m�s le pegan. De hecho el favorito es su
abuelo; y ya sabes como es pap�, que palizas daba. Y a su nieto le pega igual de
fuerte que a nosotros de j�venes. Y Chiquit�n le quiere un mont�n, est�
encantado con �l. Primero una buena zurra, luego muchos besos y mimos, y �l se
queda encantado y duerme feliz toda la noche"



Papi not� en su hermano menor una actitud muy distinta a la
de otras veces. Las otras ocasiones en las que se hab�a quedado a cargo de
Chiquit�n, adoptaba una expresi�n de suficiencia y hasta de cierto escepticismo
ante los consejos de su hermano mayor. Sin embargo, ahora observaba a Papi con
mucha atenci�n cuando hablaba.



Sergio, hasta el momento, hab�a sido un desastre como
canguro. No sab�a imponer disciplina, y Chiquit�n se aprovechaba del car�cter
afable y dulce de su t�o para recibir de �l muchos mimos y escabullirse de los
castigos que merec�a. Papi recordaba una ocasi�n en la que hab�a llegado a casa
pasada la una de la ma�ana, y Chiquit�n todav�a estaba en pie. Bueno, estaba
echado sobre las rodillas de Sergio, de hecho, recibiendo una azotaina por
negarse a ponerse el pijama e irse a la cama a pesar de lo tard�simo que era.
Todo el sal�n era un desastre, el suelo estaba sucio y lleno de migas porque
Sergio hab�a dejado a su sobrino cenar mientras ve�a la tele; la ropa de vestir
de Chiquit�n estaba esparcida por el suelo, as� como el pijama. El muchacho
estaba desnudo sobre el regazo de su t�o recibiendo al fin la azotaina que
deber�a haberse llevado muchas horas antes. Pero ni siquiera en ese momento
Sergio supo ser firme. Se dej� conmover por los falsos llantos de Chiquit�n e
interrumpi� el castigo cuando el color de las nalgas del muchacho era todav�a un
rosa m�s bien p�lido. Papi no hab�a dicho nada para que su hermano no se
sintiera humillado, pero cuando �ste se march�, Chiquit�n recibi� de su pap�
unos merecidos azotes en condiciones, dados con la zapatilla de suela m�s dura y
rugosa que ten�a Papi. A continuaci�n, desnudo, lloroso, y con las nalgas ahora
s� muy rojas y calientes, el joven hab�a tenido que limpiar todo el estropicio.



Sin embargo el inter�s que ahora mostraba su hermano menor
por la disciplina tal vez significara que algo hab�a cambiado y que Sergio
quer�a aprender de sus errores en el pasado. De todas formas, nada se perd�a con
probar. Papi disfrutar�a de su cena y, si Chiquit�n hac�a de las suyas, ser�a
debidamente castigado a su vuelta.



"Oye, �y qu� me ten�as que contar? �Por qu� era importante
que te quedaras hoy con Chiquit�n?"



"Ah, jeje. Pues s� que hay una raz�n, pero es un poco pronto
para hablar de ello. Espero dec�rtelo dentro de unos d�as"



"Con que guardando secretos con tu hermano mayor, �eh? Eso
est� muy mal, hermanito" Papi sonre�a con iron�a, y Sergio le devolv�a otra
sonrisa medio enigm�tica, medio avergonzada.



En ese momento apareci� Chiquit�n, que hasta entonces hab�a
permanecido en su habitaci�n ajeno a la visita; el peque�o se ech� a los brazos
de su t�o y lo llen� de besos.



"Ja, ja. �Qu� tal Chiquit�n? Est�s muy guapo, como siempre"



"T� tambi�n est�s muy guapo, t�o Sergio", contest� el
muchacho tirando ligeramente de la corbata de su t�o.



"Muchas gracias. Me he puesto elegante para venir a cuidar de
mi sobrinito"



Papi intervino.



"Bueno, pues os tengo que dejar ya. Un beso, Chiquit�n.
Muuuuua. Ya sabes, a portarse bien" "Y si no se porta bien, ya sabes lo que
tienes que hacer", a�adi� gui��ndole el ojo a su hermano.




Al quedarse solos, t�o Sergio cogi� a Chiquit�n de la mano y
se lo llev� hacia el sof�. All� sent� al muchacho sobre sus rodillas y empez� a
disfrutar de sus besos y caranto�as.



"Mmmm, muy bien, Chiquit�n. Veo que sabes recibir a tu t�o
tan bien como siempre. As�, que ni�o tan bueno. A ver, abre los labios un
poquito. As�, muy bien"



T�o Sergio introdujo la lengua en la boca de Chiquit�n
mientras lo estrechaba contra su pecho y le acariciaba las piernas.



"Papi sigue afeit�ndote las piernas, que suaves est�n. Y
sigue haci�ndote llevar pantalones muy cortos que te marcan bien el culito. As�
me gusta. Como te cuida tu pap� para que est�s guapo; y para que sea f�cil
meterte mano"



Los besos y mimos continuaron durante unos minutos. Asomando
la mano por dentro del pantaloncito de Chiquit�n, t�o Sergio le acarici�
suavemente las nalgas y luego el sexo, que, como era habitual en el chico,
estaba tan duro como el de su t�o. Mientras, el sobrino le besaba y le lam�a el
cuello y por detr�s de las orejas, sus puntos d�biles. T�o Sergio estaba en la
gloria, pero no era el momento para seguir adelante; ya habr�a tiempo para jugar
por la noche, cuando Chiquit�n estuviera ba�ado y metido en cama. As� pues,
separ� al peque�o un poco para hablarle.



"Bueno, Chiquit�n, tenemos trabajo que hacer. Dentro de un
rato hay que darte de cenar, ba�arte, ponerte el pijama y mandarte a la camita.
�Vas a ser un ni�o bueno y colaborar con tu t�o?"



Chiquit�n puso cierta cara de fastidio.



"A�n es muy temprano, t�o Sergio. �Puedo jugar un rato con la
consola?"



"Papi quiere que est�s en cama a las diez. As� que para eso
hay que cenar a las nueve. Tienes media hora para jugar a la consola; ni un
minuto m�s"



"A las nueve es muy temprano, t�o Sergio. La �ltima vez me
dejaste jugar hasta mucho m�s tarde"



"Si Papi ha dicho que cenas a las nueve, cenar�s a las nueve"



"Pero ....."



"Chiquit�n, no discutas"



"La �ltima vez ......."



El tir�n de orejas pill� a Chiquit�n totalmente por sorpresa.



"Te he dicho que NO me discutas, jovencito. Has perdido ya un
minuto discutiendo, te quedan veintinueve para jugar. Si a las nueve en punto no
est�s en la cocina cenando, te llevar� yo mismo hasta all� con el culito rojo
como un tomate. �Est� claro?"



El muchacho, at�nito, no contestaba. Su t�o tuvo que
retorcerle m�s la oreja para que reaccionase.



"Aaaay. S� t�o Sergio, a las nueve en la cocina. Que s�, pero
su�ltame la oreja, por favor. Aaaay"



Chiquit�n se llev� la mano a la oreja ardiente. �Qu� le hab�a
pasado a t�o Sergio? Antes no era as�.



T�o Sergio levant� al joven de su regazo.



"Venga, a jugar. Y ya sabes, a las nueve �en donde?"



"Ya s�eee"



Una fuerte y dolorosa palmada en el muslo desnudo inform� a
Chiquit�n de que su t�o esperaba otro tipo de respuesta.



"En .... en la cocina, t�o Sergio, para la cena"



"Eso est� mejor"




Chiquit�n entr� como una tromba en la cocina.



"�Hay pizza, t�o Sergio?"



Sin mediar palabra, t�o Sergio cogi� al joven de la oreja y
lo arrastr� hacia s�. Antes de que Chiquit�n tuviera tiempo de reaccionar, se
vio inclinado sobre la pierna de su t�o, que hab�a colocado el pie sobre una de
las sillas de la cocina. Adem�s, t�o Sergio tir� hacia arriba de su pantal�n
para ce�irlo todav�a m�s sobre el trasero del chico y dejar todo el muslo, e
incluso la parte inferior de las nalgas, al aire.



"�A qu� hora hab�a que estar aqu�, jovencito?"



"Pues ..... ahora, t�o Sergio"



"Ahora no" respondi� t�o Sergio descargando un manotazo sobre
el trasero de su sobrino. ZAS. "Hace diez minutos" ZAS. "Uno", ZAS, "dos", ZAS,
"tres", ZAS, "cuatro", ZAS, "cinco", ZAS, "seis", ZAS, "siete", ZAS, "ocho",
ZAS, "nueve", ZAS, "diez", ZAS.



A continuaci�n, la mano de t�o Sergio dej� moment�neamente de
castigar las nalgas de Chiquit�n, protegidas por el pantaloncito, y comenz� a
atacar con fuerza la parte superior de los muslos desnudos.



"Si yo te digo", ZAS, "que est�s a una hora", ZAS, "digo a
esa hora", ZAS, "no diez minutos despu�s", ZAS. "�Estamos?" ZAS.



"Uuuuuy, s����, t�o Sergio" "Noooo, en los muslitos no,
aaaaaay" "Perd����n ...."



T�o Sergio levant� al muchacho, acalorado y avergonzado.
Chiquit�n se llev� las manos a sus doloridos muslos y a las no menos escocidas
nalgas. La expresi�n de su t�o hab�a cambiado por completo y volv�a a ser el
hombre encantador que su sobrino recordaba de las otras veces. Le acariciaba el
pelo y le miraba con dulzura. Chiquit�n sonri� a pesar de los azotes que acababa
de recibir.



"Muy bien, Chiquit�n. Ahora si�ntate a la mesa"



"S�, t�o Sergio"



El muchacho se sent� r�pidamente. T�o Sergio sonri� al ver lo
obediente que era tras la azotaina.



"�Hay pizza, t�o Sergio?"



"No, Chiquit�n. Tu papi me dijo que �ltimamente est�s
comiendo muchas pizzas y porquer�as. Hoy cenaremos verduras"



"�VERDURAS? Que rollo, yo quiero pizza"



La mirada de t�o Sergio cambi� en un segundo: ahora indicaba
que el jovencito estaba pisando un terreno peligroso.



"Chiquit�n, no me gustan los ni�os caprichosos. La cena est�
muy rica y vas a com�rtela toda"



El peque�o abri� la boca para protestar de nuevo, pero la
expresi�n glacial de su t�o mientras le llenaba el plato le sugiri� que era
mejor mantenerla cerrada.



"Hala, come y calla. Y no hagas muecas de ni�o malcriado.
Est� muy rico"



"Pero yo no ....."



"�Pero qu� Chiquit�n? �Quieres que te d� una zurra de verdad?
Lo de antes no fueron m�s que unos cachetes"



"No, t�o Sergio"



Chiquit�n baj� la cabeza y empez� a comer, aunque de mala
gana. T�o Sergio sonri� y empez� a comer �l tambi�n.



T�o Sergio acab� r�pido su plato y se sirvi� m�s. Sin
embargo, Chiquit�n hab�a apartado el suyo antes de acabarlo.



"Chiquit�n, tienes que acabarte eso"



"No me gusta, t�o Sergio. �No hay postre?"



"Para los ni�os que no se lo comen todo, no"



"Pero .... lo com� casi todo. No quiero m�s. Y hay que acabar
el pastel que hizo Papi a mediod�a"



"Si quieres pastel, tienes que acabarte eso. Si no, te ir�s a
la cama sin postre"



"T�o Sergio ...... t� antes no eras as�. Quiero postre, por
favor"



"Chiquit�n, est�s empezando a ponerte muy pesado. No te lo
aviso m�s. Ac�bate eso si quieres postre"



"Pues no me da la gana de acabarlo"



Chiquit�n, muy enfadado, dej� los cubiertos sobre la mesa de
forma brusca, haciendo ruido.



S�lo tard� en arrepentirse de esa muestra de mala educaci�n
unos segundos, el tiempo que le llev� a t�o Sergio levantarse, ir hacia �l, y
cogerlo de la oreja.



"Nooo, t�o Sergio, perd�n. Uuuuy, de la oreja no"



T�o Sergio le hizo levantarse arrastr�ndolo por la oreja. A
continuaci�n, gir� una silla para poder sentarse en ella, y empez� a desabrochar
el pantal�n de su sobrino.



"T�o Sergio, no, perd�n, me lo comer� todo"



"Te voy a ense�ar yo a ser maleducado"



Guiado por las manos de t�o Sergio, el pantal�n de Chiquit�n
baj� hasta las rodillas. A continuaci�n, el hombre, haciendo caso omiso de las
protestas del jovencito, lo coloc� sobre su regazo. Las protestas de Chiquit�n
aumentaron cuando su t�o empez� a bajarle tambi�n los calzoncillos.



Las nalgas desnudas del muchacho aparecieron apetitosamente
carnosas ante los ojos de su t�o, dispuesto a hacerlas enrojecer, y a disfrutar
mucho con ello. El culo de Chiquit�n era todav�a m�s precioso de lo que lo
recordaba. Con una gran erecci�n, t�o Sergio baj� los pantaloncitos y la ropa
interior hasta sacarlos de los pies del muchacho. Desnudo de cintura para abajo,
ya solo faltaba tirar hacia arriba del jersey y la camisa para que la
retaguardia de Chiquit�n quedase totalmente lista para una larga y dolorosa
sesi�n de castigo. T�o Sergio lo hizo, se coloc� c�modo en la silla, y levant�
la mano dispuesto a comenzar.



"Por favor, t�o Sergio, no me pegues, no, por favoooor"



La mano de t�o Sergio cay� por fin golpeando el trasero
desnudo de Chiquit�n.



PLAS. "Has estado" PLAS "port�ndote como un ni�o mimado" PLAS
"y consentido" PLAS "durante toda la noche" PLAS "y no me gustan" PLAS "los
ni�os mimados" PLAS "ni consentidos", PLAS "me gustan los ni�os" PLAS
"obedientes" PLAS "que hacen lo que se les dice" PLAS "y que no les dan
rabietas" PLAS "ni son maleducados" PLAS; "esos modales en la mesa" PLAS "no te
los voy a consentir," PLAS "jovencito" PLAS. "A los ni�os" PLAS "desobedientes"
PLAS "hay que pegarles en el culo" PLAS "bien fuerte" PLAS



Los azotes se prolongaron durante un buen rato, animados por
la rega�ina de t�o Sergio y, como no, por los lloriqueos y lamentos de
Chiquit�n. Pero esta vez su t�o no hizo caso de las quejas del travieso sobrino
y sigui� calentando su bonito culete como el muchacho se merec�a. Las nalgas
hab�an cogido ya un bonito tono rosado que se iba volviendo m�s intenso a cada
azote. Pero para llegar al rojo p�rpura que t�o Sergio quer�a conseguir para que
Chiquit�n se portase bien el resto de la noche, su mano, que empezaba ya a
dolerle un poco, no ser�a suficiente.



As� pues, t�o Sergio, interrumpi� moment�neamente el justo
castigo que estaba aplicando. Mientras acariciaba con una mano el caliente
culito de su sobrino, con otra tom� una gran cuchara de madera que le ser�a muy
�til durante la segunda parte de la azotaina.



"Perd�n, t�o Sergio, ser� bueno, te lo ..... AAAAAy" "Nooo,
con el cuchar�n nooooo, uuuuy"



Los azotes con la cuchara tomaron al peque�o por sorpresa. La
dura madera de la concavidad del instrumento impactaba con fuerza sobre �reas
muy peque�as de las nalgas de Chiquit�n, de ah� la intensidad del golpe y los
quejidos de dolor del muchacho. Sus lamentos conmov�an a t�o Sergio, pero
tambi�n le excitaban, as� que el hombre castig� con severidad las zonas m�s
delicadas de las nalgas de su sobrino, as� como los muslos. Los lamentos y
sollozos se redoblaron.



"Aaaaaay, nooooo, por favor, en el muslo no, aaaaaay
........"



T�o Sergio se aplic� durante los minutos siguientes en el
castigo, y no estuvo satisfecho hasta que el culito de Chiquit�n qued� de un
tono rojo muy intenso y muy uniforme, desde el comienzo de las nalgas hasta la
mitad de los muslos. Al finalizar los azotes, mantuvo al muchacho sobre sus
rodillas un buen rato, masaje�ndole suavemente las nalgas ardientes. Chiquit�n
jadeaba e intentaba recuperarse de la azotaina y de la gran quemaz�n que sent�a
en su trasero.



Al cabo de un rato, el chico fue invitado dulcemente por su
t�o a levantarse de su regazo. T�o Sergio se levant� tambi�n y abraz� largamente
a Chiquit�n acarici�ndole el pelo.



"Bueno, bueno, ahora seguro que te vas a portar muy bien,
�verdad que s�? As� me gusta, que seas obediente. Por haber sido tan travieso te
vas a quedar sin postre; ahora vamos a ir a ba�arte. Espero que no des ning�n
problema y no tener que calentarte otra vez"



Cogi� a Chiquit�n de la mano, y el joven le sigui� hacia el
cuarto de ba�o sin atreverse a decir ni p�o. Una vez all�, el sobrino tampoco
opuso ninguna resistencia a que le quitaran el resto de la ropa y lo metieran en
la ducha. Chiquit�n mir� a su t�o con cara de duda; la idea de que lo ba�ara
alguien distinto de Papi no le gustaba nada; iba a decir algo pero pens�, con
acierto, que era mejor callarse y no hacer ning�n tipo de protesta.



T�o Sergio abri� el agua caliente; Chiquit�n lanz� un peque�o
grito cuando su t�o lo hizo girar y el chorro impact� sobre su culete dolorido.
Una fuerte palmada le convenci� de que deb�a seguir callado.



A continuaci�n el t�o se ocup� de su sobrino con esmero,
prescindiendo de la esponja y enjabonando con sus propias manos cada cent�metro
del cuerpo de Chiquit�n. Al cabo de un rato el jovencito abandon� su expresi�n
seria y abatida y ri� bajo las cosquillas que le hac�a su t�o. Se port� adem�s
muy bien y no protest� durante la limpieza del culete, que todav�a segu�a muy
rojo y sensible. Tras la limpieza exterior, t�o Sergio inclin� bien al muchacho
para proceder a la limpieza del interior del ojete; sonri� satisfecho al ver que
Chiquit�n separaba voluntariamente las piernas y no protestaba mientras le
introduc�a el dedo enjabonado.



No obstante, el t�o quiso averiguar si su sobrino hab�a
aprendido realmente a obedecerle. Para ello, tom� el pesado cepillo de castigo
de Papi, de cerdas duras, con la intenci�n de someter a Chiquit�n a un segundo
enjabonado m�s severo. En ese momento qued� patente que el jovencito a�n no
hab�a aprendido a ser realmente obediente y sumiso como un buen ni�o.



"Aaaaay, t�o Sergio, nooooo, ese es el cepillo de castigo,
ese no, que dueleeee ......"



Chiquit�n no paraba de moverse impidiendo que su t�o lo
cepillara. Estaba claro que todav�a era necesaria una �ltima lecci�n. T�o Sergio
dio media vuelta a su sobrino, lo hizo inclinarse de nuevo, y le orden� otra vez
separar las piernas, ahora con la intenci�n de darle una nueva azotaina.



La dura madera del cepillo de castigo caus� un gran impacto
sobre el trasero todav�a colorado de Chiquit�n. El muchacho gritaba, sollozaba e
intentaba moverse, pero no pudo evitar el castigo que necesitaba para ser, por
fin, un ni�o realmente obediente el resto de la noche.



"No te muevas o ser� peor, jovencito ..... el culete bien en
pompa .... vas a aprender a obedecer ...... los ni�os buenos no protestan .....
mira lo que les pasa a los ni�os protestones ......"



Unos cuantos impactos del cepillo despu�s, el color de la
parte inferior de las nalgas y la zona superior de los muslos hab�a pasado a un
rojo oscuro, y los sollozos de Chiquit�n se hab�an convertido en un llanto
sostenido. Muy satisfecho y con una gran erecci�n, t�o Sergio contempl� el bello
espect�culo del culito desnudo de su sobrino puesto en pompa, intensamente rojo
y con los genitales y el ojete bien a la vista. Sinti� una gran ternura por el
muchacho, y sin decir palabra le permiti� incorporarse, lo sac� de la ba�era, lo
envolvi� en la toalla, y lo sec� con gran suavidad, sobre todo al rozar las
nalgas y los muslos.



Poco a poco, Chiquit�n fue dejando de llorar, a pesar del
gran escozor en su trasero. Hab�a comprendido que deb�a obedecer a su t�o igual
que a su pap�. Y lo comprendi� todav�a mejor al ver la recompensa de ser bueno:
t�o Sergio lo llev� a la habitaci�n, lo abraz�, y empez� a llenarlo de besos y
caricias. Chiquit�n se apret� con fuerza contra su t�o, y los dos rieron
contentos mientras se tumbaban en la cama para continuar con los mimos.



Chiquit�n se hab�a convertido en el chico m�s obediente y
cari�oso del mundo, y seguir�a si�ndolo mientras tuviera el culete caliente,
pens� su t�o. T�o Sergio premi� ese buen comportamiento, con caricias en la
pilila de Chiquit�n, que hab�a desarrollado una gran erecci�n. El muchacho se
dej� hacer, y luego correspondi� a su vez a su t�o con caricias con la mano y la
boca hasta que cada uno tuvo su orgasmo.



Antes de dormir, t�o Sergio aplic� una buena dosis de crema
sobre las nalgas de Chiquit�n, al ver lo rojas y calientes que todav�a estaban.
No hab�a duda de que el peque�o no dar�a ning�n problema a lo largo de la noche.
La operaci�n canguro hab�a sido todo un �xito.



Cuando volvi� Papi, le sorprendi� encontrarse la casa en
orden y en silencio cuando no era tarde, sobre todo despu�s de lo que hab�a
ocurrido las otras veces que Chiquit�n se hab�a quedado solo con Sergio. Papi
salud� a su hermano menor y a continuaci�n subi� a la habitaci�n. Chiquit�n
dorm�a tranquilo en cama. Papi apart� un poco las s�banas, observ� el cuerpo
desnudo de su hijo, y encontr� la explicaci�n a tanta calma en el color rojo
intenso que ten�an sus nalgas. Sonri� complacido; Sergio hab�a hecho un buen
trabajo.



Papi felicit� a su hermano antes de que �ste se fuera a su
casa, y no pudo evitar preguntarle la causa de ese cambio de parecer tan
positivo respecto de la educaci�n de los j�venes.



T�o Sergio, contento por la eficacia de sus m�todos
educativos, se anim� a contarle a Papi su peque�o secreto.



"Es que me he decidido a adoptar a un chico jovencito como
hiciste t� con Chiquit�n. Ahora estoy decidido a hacerlo, porque veo que puedo
ser un buen pap�, ense�arle disciplina, y hacer que me obedezca y que se
comporte como un ni�o bueno"



Sorprendido, Papi abraz� a su hermano y lo felicit�.



"Estoy convencido de que ser�s un muy buen pap�"



"Me he pasado los �ltimos meses ejercit�ndome, he sido
profesor particular y monitor de boy scouts en mi tiempo libre. Siempre con
chicos cuyos pap�s apoyaban la disciplina tradicional"



"Por eso has aprendido a zurrar tan bien un culito"



"La verdad es que he practicado mucho", respondi� t�o Sergio
sonriendo.



Papi y t�o Sergio estuvieron hablando hasta muy tarde; cuando
Papi subi� a la habitaci�n y se acost� al lado de Chiquit�n, intent� no
despertar al peque�o, pero fue in�til.



"Papi ......"



"�S�, Chiquit�n?"



"�La pr�xima vez que no est�s podr� quedarme tambi�n con t�o
Sergio?"



Papi sonri�, abraz� al muchacho y lo apret� contra s�,
acarici�ndole el culete. Todav�a estaba calentito.


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Relato: El tio Sergio
Leida: 3385veces
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