GORDOS DE CABOTAJE (1)
PARTE I: NUEVAS EXPERIENCIAS
Cronol�gicamente, este relato ver�dico sucedi� dos a�os
despu�s de mi historia con el profesor de ingl�s.
1975.
Plena dictadura militar.
El a�o anterior hab�a cursado quinto grado de la secundaria
Las �nicas materias que hab�a aprobado en los ex�menes de
diciembre eran las matem�ticas y parad�jicamente el ingl�s. Absolutamente todas
las dem�s me las hab�a llevado para febrero: literatura, historia, italiano,
etc.
Ten�a algunos problemas en casa.
Mi padre hab�a emigrado al pa�s vecino en busca de nuevas
fuentes de trabajo, y yo estaba en la encrucijada entre seguir estudiando o irme
a ayudarlo en su b�squeda.
Mi madre a�n estaba aqu�, y viv�amos junto a mi hermano
menor.
Pas� todo el verano estudiando para los ex�menes y de pronto
cay� el ultim�tum.
"O apruebas todos los ex�menes o te vienes para ac�. Ya
consegu� trabajo y estamos necesitando gente de confianza" me dijo mi padre en
una de las charlas telef�nicas que mantuvimos en los �ltimos d�as de enero.
Se hab�a asociado con una persona que le hab�an recomendado
unos amigos de aqu�, y juntos hab�an puesto una distribuci�n de prendas de
vestir casual, jeans, camisas, camperas. La idea era abrir un comercio de venta
al p�blico con los mismos art�culos, y era all� donde necesitaba de mis
servicios.
Despu�s de casi un a�o de no verlo, ese lunes vendr�a a
visitarnos junto a su socio. Ese mismo d�a ten�a el examen de historia que me
llev� toda la ma�ana.
No me pareci� que hubiera tenido un mal desempe�o en el
escrito, y me qued� satisfecho con mi oral. Pero nunca supe si hab�a aprobado
ese examen.
Ahora estaba yendo para mi casa en el autob�s. Ten�a la
excitaci�n propia de un hijo en reencontrarse con su padre despu�s de mucho
tiempo sin verse. Eran las 2.30 pm. �l ya deber�a estar en casa, ya que su vuelo
iba a llegar a mediod�a.
Finalmente llegu� a casa.
Fui al comedor.
Ya hab�an comenzado a almorzar, y vi a mi padre que se
levantaba de la mesa e iba corriendo a mi encuentro. Nos fundimos en un abrazo y
me bes�.
Fue en ese momento que vi a su socio que se levantaba de la
mesa, y se acercaba a saludarme. Se me abrieron los ojos de par en par.
Si tuviera que compararlo hoy con alguien conocido, debo
hacer referencia a la imagen de John Goodman tal como aparece en la pel�cula
"Aracnofobia", exactamente igual, hasta con los anteojos muy parecidos, pero
bastante m�s peludo. Gordo, rechoncho, pero no obeso, unos 135 a 140 kilos y 180
cms de altura. Tendr�a aproximadamente entre 35 y 38 a�os. Cachetes grandes, al
igual que el resto de la cabeza. Los anteojos le daban un toque distinto,
sensual, ocultando a medias esos ojos que se empeque�ec�an por las abultadas
mejillas, y por su sonrisa espont�nea. Pechos gigantes ocultos por su camisa de
manga corta que permit�an ver abundante vello por doquier. Brazos fuertes e
igualmente peludos, y manos y dedos generosos. El punto m�s alto era su enorme
trasero, al igual que sus muslos y piernas. Vest�a un par de pantalones inmensos
que igualmente le quedaban muy ajustados desde el abdomen hasta los tobillos.
"Hijo" dijo mi padre, "te presento a Arturo, mi socio. �l me
ayud� desde el primer d�a. Le estoy eternamente agradecido"
Nos dimos la mano.
Otra vez sent� ese calor intenso con el contacto. Para ser
realmente sincero, nunca me atrajeron los osos, a no ser que superaran con
creces ese kilaje. Esto era extra�o, porque sent� por �l, de repente, esa
atracci�n que sent�a por los obesos.
Cruzamos las miradas por unos instantes y finalmente dijo
"Mucho gusto, espero que ya hayas decidido ir a ayudarnos. Tu padre me hab�a
hablado muy bien de ti y ten�a un buen concepto tuyo. Ahora que te conozco
personalmente, me caes mejor a�n."
Me sorprendi� sobremanera su facilidad para ir al grano
directamente.
Mi madre me sirvi� el almuerzo, y mientras ellos terminaban
su comida, Arturo no dejaba de preguntarme cosas.
"De qu� materia era el examen que diste hoy?"
"C�mo te ha ido con �l?"
"Cu�ndo tienes el siguiente?"
"C�mo vas con las matem�ticas? Porque puede que necesitemos
ayuda con los n�meros en el nuevo emprendimiento."
"Tienes novia?" pregunt� como al pasar.
"C�mo?" pregunt�.
Casi me atraganto. Su pregunta me sorprendi�. Le contest�
negativamente. Y formul� otra que me dej� boquiabierta:
"Vas de putas?"
Ir de putas significa levantar prostitutas en la calle, o
bien usar los servicios de aquellas en los prost�bulos.
Mi madre se qued� petrificada por la pregunta, y mir�
instintivamente a mi padre, que le hac�a gestos con la mano como rest�ndole
importancia al hecho. De todas formas notaba una sonrisa nerviosa mi progenitor.
Pasado el asombro, le contest� que no. Y cambiamos de tema.
.
Comenc� a hacerle preguntas yo mismo, para averiguar m�s de
�l.
Quer�a saber si viv�a s�lo, si era casado.
Me contest� que viv�a con sus padres. Se hab�a casado una
vez, pero que no hab�a resultado. "Todas las mujeres son..."dijo y se
interrumpi� de repente, finalizando con un" ...iguales" luego de intercambiar
miradas con mi madre. Yo estaba cien por ciento seguro que "iguales" no era la
palabra original destinada a finalizar su comentario.
Mi madre de todos modos se levant� de la mesa, con cara de
pocos amigos, y dijo: "Voy a buscar el postre".
Apenas ella desapareci� en la cocina, mi padre la sigui� como
para darle alguna explicaci�n.
Quedamos a solas. Yo estaba finalizando mi almuerzo, cuando
Arturo se ech� un pedo sonoro.
"Bueno, alegr�a!" exclam�. En lugar de sentir asco, me volvi�
la sensaci�n de morbosidad, y le sonre�.
Me devolvi� la sonrisa. Y me gui�� un ojo.
Apareci� mi madre trayendo una bandeja con porciones de
helado.
Despu�s de finalizar. Arturo pidi� echarse a dormir una
siesta por un par de horas, antes de salir con mi pap�.
Los �nicos dormitorios en mi casa eran los de mis padres y el
m�o propio que compart�a con mi hermano, que siempre estaba de fiesta cada vez
que ven�a alguien de visita a casa, porque a �l le tocaba pasar la noche en el
sof� cama de la sala de estar, y no ten�a restricciones para hablar por tel�fono
todo lo que quer�a. Los rezongos ven�an luego con la cuenta telef�nica, pero eso
era otra historia.
Mi madre le ense�� el resto de la casa, y al llegar al
dormitorio, le dijo que la cama de la derecha era m�a, y que �l pod�a usar la de
la izquierda que era la de mi hermano.
Yo estaba m�s excitado que perro con dos colas, porque quer�a
ver a Arturo sin camisa. La sola posibilidad de poder verle esos gigantescos
pechos peludos me pon�an muy mojado. Fui al ba�o un par de minutos, y cuando
volv� al dormitorio, �l ya estaba metido en su cama de espaldas a la m�a en
posici�n fetal. Mierda, me hab�a perdido de ver su strip tease.
Una s�bana cubr�a su inmensidad. Lo mir� y me imagin� a mi
mismo all� dentro acompa��ndolo, pegaditos, haciendo alguna chanchada y me
excit� much�simo. �l se puso boca arriba de repente y pregunt�:
"T� no duermes siesta? No quieres acompa�arme?"
"No, tengo que estudiar para el examen de ma�ana". Contest�,
dudando si la invitaci�n era para acompa�arlo en el cuarto en mi propia cama, o
compartir la que �l estaba ocupando.
Tom� un libro que estaba sobre mi mesa de luz, y me retir�
cerrando la puerta despacito detr�s de mi, sin dejar de mirar la cama ocupada
por el gordo, cuando apenas dos segundos antes de que terminara finalmente de
cerrarse, escuch� un pedo.
Estuve a punto de volver a abrir la puerta y entrar
nuevamente al cuarto!
Pero no lo hice.
Dos horas y media despu�s.
Mi padre y su socio salieron a hacer un recorrido por la
ciudad. Era la primera vez que Arturo visitaba mi pa�s, pero ten�an conocidos en
com�n, aquellos quienes lo hab�an recomendado para contactarse con �l.
Al mismo tiempo, mi madre sali� al supermercado, as� que por
dos horas por lo menos no iba a volver a casa. Mi hermano estaba jugando al
f�tbol con los amigos desde temprano, y no volver�a hasta la noche como lo hac�a
diariamente.
Fui a mi dormitorio, cerr� la puerta con llave. La fantas�a
que ten�a me hizo
excitarme en un forma indescriptible. Me saque toda la ropa.
Abr� la cama donde hab�a estado el cuerpo de Arturo y me met� en ella. El solo
contacto con esas s�banas que lo hab�an acariciado a �l hac�a tan s�lo unos
pocos minutos, me hizo tener una fuerte erecci�n. Me met� literalmente dentro de
las s�banas, aspir� fuerte, y no sent� absolutamente nada. En realidad era muy
extra�o, y reci�n ahora me percataba de que tampoco hab�a rastros de
transpiraci�n en las s�banas. La almohada apenas ten�a un par de pelos de �l.
Pero nada m�s que eso hubiera hecho sospechar a nadie, que esa cama hubiera sido
usada por ese gordote.
Perd� la erecci�n.
Desilusionado, y realmente resignado, fui desnudo como
estaba, a la sala donde hab�a estado estudiando, tom� el libro, y decid�
continuar con la tarea acostado en mi propia cama.
Abr� las s�banas, y me sent� en el borde del colch�n. Sent�
h�medo.
Sorprendido, toqu� mi almohada y not� que tambi�n estaba
h�meda y tibia.
Qu� estaba sucediendo?
Abr� las s�banas, y palp� todo el interior de mi cama. Todo
h�medo e igualmente tibio. Alguien hab�a estado all�. "Arturo" pens� enseguida.
Qu� tipo perverso! �l hab�a dormido en mi cama.
El pene me comenz� a crecer de una forma vertiginosa. Me met�
completamente dentro de las s�banas, y sent� algo mojado y pegajoso en el lugar
donde hab�a apoyado mis nalgas. Sobresaltado, volv� a destaparme. Y fui
acerc�ndome a donde sent� que estaba el l�quido.
Lo que vi me dej� perplejo y excitado en partes iguales.
El hijo de puta se hab�a masturbado dentro de mi cama, y
hab�a vaciado all� todo su esperma.
Acerqu� mi cara al charco de semen. Lo toqu� con el dedo y me
lo llev� a la boca. Le pas� la lengua a mi dedo mojado muy despacio, hasta estar
completamente seguro que el hacer eso no me iba a causar n�useas. Me chup� el
dedo, y fui por m�s. Agregu� m�s dedos al trabajo. Me los met� en la boca todos
juntos, sabore�ndolos. Y despu�s fui directamente a lamer la s�bana mojada,
hasta que no qued� casi rastros de la chanchada que Arturo hab�a hecho all�.
Me masturb�.
Esa noche, mi padre y su socio volvieron para la cena.
Yo me fui a dormir antes que nadie porque me ten�a que despertar temprano por
mis ex�menes.
Un rato despu�s, lleg� Arturo al dormitorio. Encendi� la luz.
Era evidente que yo me ten�a que haber enterado de lo que hab�a sucedido esa
tarde en mi cama, pero ninguno de los dos habl� del tema jam�s. Yo estaba
acostado dando la espalda a la cama vecina donde �l estaba ahora.
"De qu� materia es el examen que tienes ma�ana?" pregunt�.
"Literatura." Contest�, sabiendo con certeza que la pregunta
era un mero pretexto para saber si yo a�n estaba despierto o ya me habr�a
entregado a los brazos de morfeo.
"Pudiste estudiar esta tarde?" Estaba muy seguro que �l
pretend�a entablar una conversaci�n muy diferente a la que aparentaba en primera
instancia. Me gustaba su perversidad. M�s que eso, en realidad, me excitaba que
fuera as� de perverso.
"S�" decid� contestar simplemente.
"Espero realmente que te vaya bien ma�ana" dijo, apag� la luz
y cruji� la cama contigua, haci�ndome adivinar que finalmente se hab�a metido
dentro de ella.
Un pedo se oy� en el silencio.
Esa noche no pude dormir. Me despertaba a cada rato. Arturo
dorm�a de costado, siempre de espaldas a mi. Roncaba como un oso. En una
oportunidad, prend� la luz y vi que �l estaba totalmente tapado excepto su
pierna izquierda, que se pod�a apreciar desde encima de su rodilla, hasta su
pie.
Me acerqu� a ver m�s de cerca. Una pierna inmensa,
extremadamente gruesa, tremendamente gorda y muy peluda. Cre� que iba a caer en
la tentaci�n de tocar, pero me volv� a resistir.
Mir� a Arturo que segu�a emitiendo esos ronquidos
maravillosos. Adivinaba esos grandes pechos por debajo de la s�bana. Ese culo
inmenso, redondeado y sus gruesos brazos se delineaban por dentro de la tela
humedecida por su transpiraci�n. Otra vez, vino la excitaci�n.
Apagu� la luz, fui al ba�o y me masturb�.
Cuando volv� a mi cuarto sin encender la luz, no escuchaba
los ronquidos de Arturo.
Me introduje en mi propia cama nuevamente, y un par de brazos
gigantes me abrazaron, y me apretaron contra un cuerpo muy peludo.
Arturo estaba all�, metido en mi cama de una sola plaza y
apenas cab�amos ambos all�.
Una mezcla de placer, excitaci�n y terror me embarg� en dosis
iguales. Ser�a redundante explicar las razones del placer y la excitaci�n. El
terror radicaba en que �sto estaba sucediendo en mi propia casa, a unos pocos
pasos de la habitaci�n donde estaban mis propios padres.
Arturo pareci� adivinar mi preocupaci�n, y se levant� de la
cama dici�ndome que me sacara el slip, se dirigi� a la puerta y le pas� llave.
Al volver a mi cama, se meti� dentro, me volvi� a abrazar y
me dijo susurrando al o�do:
"No tengas miedo. S� que te gusta, pero no vamos a hacer nada
hoy aqu�. S�lo vamos a dormir as� abrazaditos, y si quieres franeleamos un
poquito. Me gustar�a hacer algo m�s contigo, pero no aqu� ni ahora. Debes
decidir si te vienes con nosotros o te quedas. Me encantar�a que tu opci�n sea
la primera. Si decides ir a trabajar con nosotros, tengo muchas cosas que te
puedo ense�ar. No te confundas, no soy marica, ni me gustan. Soy muy machito.
S�lo que me gusta hacer esto muy de vez en cuando, y �nicamente con alg�n amigo
discreto. Si tu quieres, podemos ser muy buenos amigos."
Me apret� contra �l nuevamente, y mi piel not� que tampoco
llevaba su ropa interior. Sent� como se rozaban nuestros penes erectos, nuestros
test�culos hirviendo, y yo pens�: "No vamos a hacer nada m�s que esto??? Qu�
desperdicio!!!"
"Hay algunas reglas que tenemos que cumplir los dos. Reglas
que te las ir� diciendo de a poco. La primera y la m�s importante, es que bajo
ning�n motivo, nadie se tiene que enterar de esto. Si tu padre se entera, creo
que me mata. Alg�n problema, con la primera regla?" Continu�, siempre en voz muy
baja, como para preservar la intimidad.
"No, en lo absoluto" Contest�, ahora intrigado, queriendo conocer las dem�s
reglas.
"Muy bien. Otra regla es que hasta que t� no viajes, no haremos m�s que esto.
Por lo tanto, el abrazo mutuo, las manos en la espalda del otro, para evitar
algo m�s expl�cito, por llamarlo de alg�n modo. Sin embargo, podemos explorarnos
con muslos y piernas. Est�s de acuerdo con la segunda regla.?
"Creo que s�. Aunque no estoy seguro de poder cumplirla:" dije medio en broma,
medio en serio.
"Jajajajaj, no te preocupes, que yo te la voy a hacer
cumplir, porque no te pienso soltar" Dijo, y le cre�. Me estaba apretando
firmemente contra �l.
Sus muslos me estaban acariciando los genitales en ese
momento. Y yo aprovech� para hacerle lo mismo a �l.
Ambos suspiramos.
"La tercera regla y la m�s importante es que todo lo que
hagamos, debe ser simplemente sin sentimientos. No quiero ning�n compromiso
contigo, y no quiero que t� lo tengas conmigo tampoco. Eso quiere decir que no
va haber amor entre nosotros, pase lo que pase. S�lo jugueteo, con posibilidad
de sexo m�s adelante. Pero eso es un requisito indispensable, porque no puedo ni
quiero que nadie sospeche de esto. Si est�s de acuerdo, seguimos, sino, me
vuelvo para mi cama. Qu� dices?"
Era muy claro. No estaba dispuesto a entablar una relaci�n de
pareja, y yo la verdad que no la quer�a con alguien muy conocido de mi padre.
Por lo que acept� sin inconvenientes. Quiere jugar, bueno, juguemos.
No iba a perderme la oportunidad de disfrutar con ese cuerpo
inmenso, h�medo, peludo. Si de diversi�n se trababa, bienvenido. Yo estaba
escaso de experiencias y �vido de sexo. Luego de mi debut con el profesor de
ingl�s no hab�a tenido absolutamente ninguna otra relaci�n sexual con nadie.
S�lo innumerables pajas me satisfac�an el apetito y estaba todo bien, pero
siempre aspiraba a m�s.
Uno de los hobbies que hab�a encontrado, era el de ir a las
librer�as, hojear revistas de deportes y buscar todo material concerniente a la
lucha de sumo, el deporte de obesos semidesnudos. Cuando finalmente encontraba
algo de ese material, compraba la revista y me mataba en el ba�o de mi casa.
Ahora, igual me hubiera gustado romper con las reglas de
Arturo, pero fue exactamente como �l hab�a dicho. Permanecimos abrazados,
refreg�ndonos los genitales, hasta que nos quedamos dormidos.
"Ya es la hora" grit� mi padre mientras golpeaba la puerta de
mi cuarto. "Vas a llegar tarde para tu examen" finaliz�.
"La mierda" dije, sobresalt�ndome del susto
Segu�amos abrazados con Arturo dentro de mi cama. Por suerte
mi padre ni siquiera hab�a intentado abrir la puerta. Nunca lo hab�a hecho
antes, en realidad. S�lo lo peligroso de la situaci�n fue lo que me atemoriz�.
Arturo roncaba.
Lo tuve que despertar para que me liberara, porque parec�a
como si me tuviera apresado bien fuerte con sus enormes brazos.
"Buen d�a" me dijo, "Dormiste bien?" pregunt� con una sonrisa
maliciosa.
"S�." Le dije.
Not� que ambos todav�a est�bamos con alg�n grado de erecci�n.
"Apres�rate, vas a llegar tarde para tu examen" me aconsej�.
"No voy a ir a dar mi examen" dije.
Not� un gesto de sorpresa en �l y sal� del cuarto, tras
ponerme �nicamente los pantalones.
Fui a la cocina, donde mi padre me estaba preparando el
desayuno mientras sorb�a una taza de caf�.
"Papi" le dije "No voy a ir a dar el examen. Estuve
pens�ndolo muy bien, y decid� irme a trabajar con ustedes cuanto antes."
"Muy bien, hijo. Decidas lo que decidas siempre va a estar
bien para mi" me dijo.
"Est�s seguro, pap�? " le pregunt� con una sonrisa maliciosa.
Soltamos una carcajada cada uno.
Seguro que ambos est�bamos pensando en cosas diferentes en
ese momento.
CONTINUAR�
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