Relato: Justino (2) Las excitantes aventuras de Justino contin�an, camin�
alrededor de 20 leguas hasta llegar al pr�ximo pueblo, era un pueblo despoblado,
pero se dio cuenta de que a las afueras de �ste se encontraba una edificaci�n en
ruinas en donde podr�a pasar la noche, por el alimento no se preocupaba ya que
tra�a comida que le hab�an dado los hermanos. Lleg� a un castillo en ruinas,
hecho de piedra blanca, anduvo recorriendo por algunos minutos el lugar, cuando,
de pronto, escuch� m�s o menos en la planta baja, el jard�n, unos leves gemidos.
Fue caminando lentamente hasta ese misterioso sitio, al
llegar cu�l ser�a su sorpresa al ver que dos chicos blancos hermosamente con
unos cabellos totalmente negros, hermosos, estaban bajo la fronda de un �rbol
desnudos, mostrando sus bellos traseros sin vello alguno y unas perinolas
blancas bien erectas, pero no muy grandes, m�s o menos de unos 16 cm., adem�s
vio que uno, que se podr�a decir era el m�s joven trataba de introducirle su
ansioso miembro al otro. Justino s�lo ve�a esta escena con una sonrisa dibujada
en su rostro, pero al ver la inexperiencia de los chicos decidi� ayudarles. Les
grit�:
-Hey, �necesitan ayuda?- los chicos al o�r la voz del
muchacho se asustaron demasiado.
-�Qu� haces aqu�, t�? �Qui�n eres?- pregunt� el que estaba en
cuatro.
- Si necesitan ayuda, yo les puedo servir, s�lo digan.
- Oye, l�rgate, no te queremos ver- dijo otra vez el que
estaba en cuatro, pero el que lo quer�a penetrar le hizo una se�a de que se
calmara y comenz� a hablar:
- Est� bien, pero qu� nos podr�as ense�ar.
- Ya lo ver�n- termin� de decir esto Justino y baj� sonriente
ante los muchachos. �stos le dijeron que eran primos, el que estaba en cuatro se
llamaba Jean-Loui y ten�a 15 a�os (era el mayor) y el otro se llamaba Baptiste y
ten�a 13 a�os, pero era el que ten�a la verga m�s grande, con sus 17 cm. trataba
de penetrar a su primo, mas, sin embargo, no sab�a c�mo hacerlo. Para esto
estaba el gran maestro Justino, lo primero que hizo fue desnudarse por completo
dejando ver un bello cuerpo esbelto, adem�s sorprendiendo a los guapos primos
con su m�stil de 30 cm. de largo y 8 de grosor, al ver esto los dej� con la boca
totalmente abierta, la verdad es que ansiaban poseer ese instrumento de carne
viril. Justino se acerc� a Baptiste y le orden� que se hincara y se lo mamara,
el chico, ansioso, casi corri� a mamar el miembro erecto de Justino, engull� la
mitad de un solo bocado, empez� a succionar y lamer de manera maestra, Justino
se retorc�a de placer, pero orden� al muchacho que parara; luego se acerc� a
Jean-Loui, �ste estaba a gatas despu�s de contemplar la pasada escena, ya estaba
listo para la acci�n.
Justino puso su cabeza en la entrada del chico, antes hab�a
echado saliva al aparentemente virgen y apetitoso culito blanco, despu�s fue
introduciendo poco a poco su enorme verga, Jean-Loui gem�a de placer, en su cara
sonrojada se pod�a observar claramente el gusto, Justino empez� un mete y saca
fren�tico, pero siempre con sus ojos cerrados, de esa manera disfrutaba m�s. As�
continu� por varios minutos hasta que, sorpresivamente para los primos sac� su
verga antes de poder terminar, �sta estaba lustra, brillante, Justino les orden�
a los dos que quer�a acabar en sus bocas, aquellos, los dos lindos y fogosos
primos se acercaron al m�stil enorme de Justino y entre los dos pudieron
engullirlo con maestr�a, algo que le hizo al chico gozar sobremanera, su cara se
puso roja del placer, los chicos segu�an entusiasmados con su nuevo juguete
cuando el morenazo de fuego solt� unos fuertes chorros del l�quido blanco que
tanto ansiaban tener en sus bocas los dos primos. El gran Justino termin�
exhausto despu�s de gozar tanto, tan fue as� que al terminar cay� desfallecido
al suelo, v�ctima de un desmayo producido por el extremo placer.
Luego de qui�n sabe cu�nto tiempo, Justino despert�
descansado, pero ya no estaba en el edificio en ruinas, se encontraba ahora en
una habitaci�n muy elegante, estaba tendido en una confortable cama cuando
sinti� algo h�medo y c�lido en esa parte que muchos de ustedes lectores desean,
volteo a ver a ese lugar y pudo contemplar complacido como los dos primos y un
chico m�s, hermoso como los otros dos, daban unos leng�etazos geniales al
miembro erecto del muchacho, estaba m�s que rosa, las venas estaban exaltadas de
tanto gusto. Justino se retorc�a nuevamente al sentir la saliva c�lida de los
muchachos, pero esto termin� cuando el chico nuevo, que se ve�a era mayor y que
luego Justino supo que se llamaba Tierry, orden� a sus primos se apartaran del
instrumento de su nuevo objeto sexual.
Se levant� y se subi� a la cama, empez� a desvestirse dejando
ver una cuerpo esbelto, blanco, con unos pezones rosados que a Justino se le
antojaron besar, morder, lamer; el chico se quit� toda la ropa y dej� ver una
verguita m�s peque�a que la de sus primos, pero m�s apetitosa. Se acerc� a la
cara de Justino y le dio un beso profundo, amoroso; Justino la hal� y comenz� a
devorarse el miembrito del muchacho, luego le mordi� las tetillas dej�ndoselas
rojas. Tierry se incorpor� de nuevo y se fue a sentar justo encima de la
perinola de Justino, fue bajando poco a poco, el morenazo de fuego sinti� que se
ven�a en ese instante, pero se pudo contener; sorpresivamente el chico hermoso
pudo sentarse totalmente en la verga de 30 cm. de Justino, este hecho lo dej�
totalmente desconcertado, mas, sin embargo, era mejor para �l. Tierry comenz� a
subir y bajar primero lento y despu�s r�pido, todo fue tan placentero y gozoso
que Justino no tard� ni diez minutos en venirse, mas justo en el instante en que
el montador sent�a que la leche corr�a en sus interiores se levant� y lami� el
pene grand�simo de Justino, probando de esa manera el el�xir que jam�s hubiera
deseado que se terminara�
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Relato: Justino (2)
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