Relato: Jefe cumplidor





Relato: Jefe cumplidor


Jefe cumplidor (Historia de Mariana y Juli�n)


Juli�n




Mi mujer y yo somos una pareja perfecta en todos los aspectos
excepto uno. Mucho antes de conocernos, ella tuvo una relaci�n con otro hombre
con el que no lleg� a casarse. Sin embargo, no hab�a podido olvidar su buen
equipamiento sexual. Yo, en cambio, tengo que conformarme con un miembro peque�o
y delgado. Y aunque Mariana nunca ha dado se�ales de echar de menos una verga
m�s grande, siempre he sabido que era as�. Empec� a pensar en su antiguo novio y
me di cuenta que me excitaba la idea de que otro hombre, con un buen nabo, por
supuesto, le pegara un polvo. Le expliqu� esta fantas�a y se puso tan cachonda
como yo.



Un d�a, durante nuestras vacaciones, nos fijamos en un chico
que estaba en la playa. Se alojaba en nuestro hotel y anim� a mi mujer a que
intentara lig�rselo. Lo consigui�, y aunque estaba mejor equipado que yo, no era
nada del otro mundo. Sin embargo, mientras desayun�bamos a la ma�ana siguiente,
disfrut� escuchando su relato con pelos y se�ales. Fue de lo m�s estimulante.
Pero lo verdaderamente caliente estaba por venir.



Hace poco estuvimos en la boda de un compa�ero de trabajo.
Fue una de esas celebraciones multitudinarias en un hotel. Mi esposa era, con
ventaja, la mujer m�s atractiva de la fiesta y aunque conoc�amos a pocos de los
invitados, los hombres hac�an cola para bailar con ella. Yo me lo pasaba en
grande viendo como se pon�an calientes y me imaginaba lo que ser�a ver a mi
mujer foll�rselos.



Uno de los pocos conocidos era Dar�o, mi jefe. Resultaba
pr�cticamente imposible no darse cuenta como devoraba a mi esposa con la mirada.
Bailaron un par de veces y sus manos no paraban un instante. Era evidente que la
deseaba. De pronto, perd� de vista a Mariana. Di unas vueltas por el sal�n de
baile busc�ndola y ni rastro. Sin embargo, al cabo de diez minutos, la v� entrar
acompa�ada de Dar�o. Se dirigieron al novio y le entregaron algo que este guard�
en el bolsillo con un gui�o. Mi mujer me dijo que ten�a que hablarme. Me cont�
que a Dar�o se le hab�a puesto dura mientras bailaban y que hab�a insistido en
decirle que la encontraba muy seductora. Incapaz de resistir la tentaci�n, ella
le meti� mano en la bragueta y le dio un par de meneos en la polla por encima de
la ropa. Comprob� con sorpresa que la verga de Dar�o era a�n mayor que la de su
inolvidable y antiguo amante.



Corrieron como locos al ascensor y subieron a una habitaci�n
que los reci�n casados ten�an reservada para pasar la noche. Nada m�s entrar,
comenzaron a porrearse y a meterse mano y ella no tard� en pedirle que le
mostrara su precioso miembro. De rodillas, le baj� la cremallera y comprob� el
tama�o de aquel cipote. Absolutamente extasiada, mi mujer pugnaba por sacar el
enorme falo a la luz y, una vez conseguido, empez� a com�rselo con ardor.



-"Te gustan las pollas, �verdad?"-pregunt� mi jefe.


-"Por supuesto"-fue su respuesta-"Sobre todo cuando son
grandes como la tuya."


-"As� que te gustan los nabos especialmente grandes"-continu�
�l-"Debe ser porque tu marido lo tiene m�s bien peque�o."


-"S�, es cierto. Pero no impide que disfrute de un buen
pepino siempre que se me presenta la ocasi�n. La �nica condici�n es que luego se
lo cuente."



Le impresion� la habilidad de mi mujer chupando pollas, pero
cuando ella le propuso pegar un polvo, el respondi�:



-"No es el momento ni el lugar. Despu�s de la fiesta."



Luego le explic� que su mujer hab�a viajado a visitar a su
madre y que estaba solo. Mi mujer estaba visiblemente excitada. � "�Te importa
que me vaya con Dar�o al terminar la fiesta?"-me pregunt�. Al principio vacil�
un poco, pero luego me hice a la idea. Debo reconocer que con solo imaginar la
escena me excit�. Mi mujer se march� de nuevo en busca de Dar�o y volvieron a la
pista de baile. Seguramente le contar�a que le hab�a dado mi aprobaci�n. El me
miraba directamente mientras hablaban y se me puso dura. Al terminar la pieza,
Dar�o me abord� para comentar que se llevaba a mi mujer a su casa para ense�arle
el jacuzzi. �"Luego la acompa�are"- me dijo. Se marcharon cogidos del brazo,
como dos viejos amantes.



A la ma�ana siguiente, mi media naranja me lo cont� todo�




Mariana




Al llegar a casa de Dar�o, nos desnudamos y nos sumergimos en
el agua caliente y burbujeante del jacuzzi. Tengo que confesar que el jefe de
Juli�n siempre me ha parecido buen�simo y que la idea de tir�rmelo rondaba en mi
cabeza desde que mi esposo me habl� acerca de sus fantas�as. Dar�o tiene 34
a�os, la misma edad que mi marido. Es alto, guapo y tiene un cuerpo musculoso
que me vuelve loca. Como ya dije, el tipo esta muy bueno. Pero lo m�s
impresionante de su anatom�a es, sin duda, la enorme polla de 25 cent�metros-y
lo s� porque la he medido completamente erecta-tan gruesa como mi pu�o y con las
venas n�tidas surcando el tronco fuerte. El glande, algo m�s grueso que el resto
del cuerpo y tambi�n muy grande, parece una especie de berenjena enrojecida. El
cuadro lo completan dos huevos gordos y peludos, rebosantes de leche.




Me dispon�a a hacerle una mamada y trat� de acomodarme entre
sus piernas, mojada y estremecida de deseo. Pero Dar�o ten�a otros planes. Me
tom� entre sus brazos y me sac� del agua, deposit�ndome en la loza fr�a. Se
arrodill� sobre m�, bes�ndome y lami�ndome por todas partes, recorriendo con sus
labios y su lengua mi boca, los sobacos, mordiendo y chupando todo mi cuerpo. Yo
hac�a otro tanto y chupaba con avidez sus pezones, me met�a los dedos de sus
pies uno a uno en mi boca, mientras sus manos segu�an reclam�ndome. Est�bamos
trastornados de pasi�n y nos acarici�bamos y frot�bamos mutuamente. Nos dejamos
envolver por el frenes� y sent�amos un roce febril en toda la piel. Nuestras
manos resbalaban por todas partes, presionaban, masajeaban, se restregaban por
todo el cuerpo. Sent�a a la vez la palma de sus manos en mis tetas y en mi culo
y sus dedos pellizc�ndome los pezones, y magre�ndome el cl�toris. Yo no me daba
abasto toc�ndolo por todos lados con distinta intensidad y ritmo, mordiendo su
duro culo o lamiendo sus muslos velludos.


Pas� la lengua por mis pechos y tom� mis ardientes pezones
entre los dientes. Empez� a succionar y morder mientras que al mismo tiempo me
cog�a las tetas con ambas manos. De un lado a otro, arriba y abajo, la lengua de
Dar�o se concentraba en la aureola de mis pezones y luego volv�a a mordisquear
la puntita, succionando y jalando, tirando con un poco m�s de fuerza cada vez,
hasta que sent� que mis tetas y mi co�o iban a estallar de placer. Sin dudarlo,
hundi� su rostro en mi entrepierna. Separ� mis labios con los dedos, introdujo
su lengua en mi vagina y comenz� a follarme con ella. Dar�o lo lam�a como un
beb� hambriento. La puntita de su lengua jugueteaba con mi cl�toris y recorr�a
mi vulva con leng�etazos arriba y abajo que me hac�an estremecer entera. Luego
volv�a a introducir su lengua en mi co�o mojado, efectuando movimientos
rotatorios en su interior, hasta que consigui� que me corriera tres veces antes
que cesara en el intento. Despu�s me hundi� un dedo hasta el fondo, sin dejar de
comerme el conejo. En ese momento perd� el mundo de vista, mientras gritaba y me
agitaba en un orgasmo.


Cuando me recobr�, ya Dar�o me hab�a llevado en brazos hasta
su habitaci�n. Cuando llegamos me arroj� de espaldas sobre la cama,
completamente desnuda, y fue acerc�ndose con su enorme verga en una de sus
manos. Lo pajeaba con lentitud, mostrando alternativamente su cabezota rosada.
El alivio que me hab�a producido el orgasmo anterior ya hab�a desaparecido. La
sola presencia de aquel macho desnudo frente a m�, hac�a que mi vagina se
lubricara a mil y que los deseos de ser penetrada por aquel miembro gigante
aumentaran a cada segundo.


Fabio se qued� de rodillas en la cama y me hizo una se�a para
que lo atendiera. Mi mente estaba nublada de lascivia. Aquella verga, que no
hab�a tenido oportunidad de disfrutar como deb�a, finalmente iba a ser m�a. La
tom� con las dos manos, porque el espacio era suficiente y empec� a pajearlo
moviendo mis dedos por separado y recorri�ndola entera. La piel corr�a
perfectamente sobre aquella superficie dura y fibrosa. Dar�o se inclin� y
acarici� mis pechos con delicadeza. Me puse realmente caliente y le mam� la
verga como una loca. Agarr� la tranca entre mis labios, pas� la lengua por toda
su extensi�n, mord� suavemente y, a continuaci�n, me la met� en la boca y la
succione con deseos incontenibles. Su nabo me llegaba hasta la garganta y mi
lengua empez� a golpearlo llev�ndolo de lado a lado de la boca. Se chocaba con
la parte interior de mis mejillas, mis dientes lo rozaban, mi lengua lo empujaba
hacia fuera y cuando s�lo ten�a la punta en mis labios lo succionaba
completamente de nuevo. Dej� que la saliva me resbalara por la barbilla para que
la verga le quedara bien lubricada y fui acompa�ando la acci�n con un movimiento
de bombeo de mi mano, al tiempo que con la mano libre le palpaba los huevos.


Dar�o empezaba a gemir con la picha en mi boca, pero ahora
era yo quien ten�a el control. Empec� a mamarle la verga con frenes�,
recorri�ndola entera con lengua y mis dientes, refreg�ndola contra mis labios,
alternando con movimientos de bombeo de mi mano y succiones fuertes en el glande
que provocaban un chasquido en mi boca. Mi saliva resbalaba sobre su polla
ardiendo. Yo segu� chupando y succionando su piel aterciopelada, tragando sus
primeros jugos al tiempo que me admiraba de las dimensiones que estaba tomando
el agujero de la punta de su nabo. Me encanta tomar la delantera y los jadeos y
gemidos de Dar�o me estaban poniendo al l�mite. Deseaba probar sus cremosos
l�quidos, sentir como golpeaban contra mi boca y se esparc�an por toda mi
garganta. Lo cierto es que recib� mucho m�s de lo que esperaba. Mientras segu�a
mam�ndosela furiosamente, sus gru�idos me anunciaron que estaba a punto de
correrse. Separ� un poco los labios para verlo, pero mantuve mi boca hambrienta
lo bastante cerca del glande como para que no se me escapara ni una gota de su
eyaculaci�n.


Segu� bombeando con ambas manos y observe sorprendida como su
pollaza empezaba a palpitar suavemente. No dispar� el semen con tanto br�o como
yo hab�a supuesto y se limit� a hacer unas leves contracciones r�tmicas. Se la
volv� a mamar con fruici�n. Entonces su polla comenz� a agitarse cada vez m�s
r�pido y me ech� hacia atr�s para ver como surg�a de su extremo un potente
chorro de l�quido. Dar�o dio un chillido y entonces se corri� de verdad. Volv� a
colocar mis labios sobre su polla justo en el momento en que el primer chorro de
semen surg�a de la puntita.


- �Dame tu leche, toda tu leche! - le grit� enloquecida


Enloquecido de placer, Dar�o me cogi� con fuerza de los
cabellos y me clav� su verga hasta el fondo de la garganta, al tiempo que me
gritaba:


-�Te voy a hacer tal traje de leche que tu marido no va a
tener que comprarte ropa en un a�o! �Tr�gate toda leche, puta! �Tr�gatela!


Juro que eso intentaba y tragu� y tragu� mientras sus
convulsiones me clavaban m�s la polla. La sent�a en la garganta y sus huevos en
mis labios. Apenas pod�a respirar. Un chorrito del preciado l�quido me resbal�
por la comisura. La leche flu�a a borbotones y me resultaba imposible trag�rmela
toda. Me retir� un instante para tomar aliento y Fabio sigui� corri�ndose.
Cuando mi boca se situ� delante de su verga y empec� a mover la cabeza para
apresarla, ya era tarde. Sent� sus huevos en mis labios y como su polla golpeaba
mi rostro. Intent� apresarla pero era como un p�ndulo sin control que se
restregaba y chocaba contra mis mejillas, mi nariz, mis ojos. Mis labios se
volvieron locos persigui�ndola. Pronto, toda mi cara, mi cuello y mis tetas
estaban recubiertos de semen. Al fin la engull� y mam� y mam� hasta que
finalmente se afloj� entre mis labios. Se la chup� hasta dejarla lo m�s limpia
posible y me relam� para no desperdiciar ni una gota. Me coloqu� entre sus
brazos para descansar unos instantes. Mientras nos bes�bamos le dije que me
parec�a un hombre incre�ble y que no pod�a esperar a sentirlo dentro de m�.


En menos de quince minutos Dar�o ya se hab�a recuperado y su
verga estaba otra vez enhiesta, dura como un hierro. Lo tumb� de espaldas a la
cama y fui recorriendo con mi lengua su polla, sub� por su abdomen mientras
refregaba mis tetas en su verga, pas� por su pecho y finalmente qued� encima de
�l. Le cog� la estaca y lo enfrent� al agujero de mi inflamada vagina. En un
solo movimiento, me la enterr� toda. ��Ahhhhh� que buenooooohhhh!


Sent� c�mo su polla perforaba mi co�o y empec� a moverme
r�tmicamente clav�ndome su nabo hasta los huevos en cada movimiento. Me revolv�a
en su polla y la hac�a entrar y salir, delante y atr�s, arriba y abajo. Yo
marcaba el ritmo y mis movimientos se convirtieron en un aut�ntico baile
enloquecido. Mis tetas se bamboleaban al comp�s de aquella cogida y pod�a ver el
rostro congestionado por el placer de Dar�o que me sujetaba de las caderas.
Arriba y abajo, �cada vez m�s r�pido, cada vez m�s duro, m�s! Lo �nico que se
o�a en la habitaci�n eran nuestros gemidos y bufidos. De rato en rato le gritaba
toda clase de obscenidades que no hac�an sino excitarlo m�s. Nunca hab�a
imaginado que una mujer pudiera sentirse tan llena y saciada con una polla entre
las piernas. Me parec�a estar en el para�so.


Despu�s de casi un cuarto de hora de cabalgata desaforada,
Dar�o me cogi� de las caderas y me levant�. Su palo sali� de mi cuerpo y lo
sent� ardiendo, cent�metro a cent�metro para finalmente quedar apuntando hacia
arriba. Me llev� de la mano hasta una mesa y luego de apartar todas las cosas
que hab�a encima me hizo tumbarme boca arriba con la espalda apoyada y el culo
fuera.


-�Est�s caliente verdad? Est�s caliente y necesitas una buena
polla, �cierto?


Al borde del paroxismo, no se me ocurri� otra cosa que
gritar: -�S�, f�llame, dame tu picha!


Dar�o me levant� una pierna para que mi almeja quedara m�s
abierta y me traspas� con su polla. Bombeaba con fuerza y me marcaba el ritmo
con azotes en el culo. Yo estaba despatarrada con el brillo de la locura en mis
ojos y de mi boca sal�an toda clase de perversiones. Dar�o se concentr� para
clavarme su nabo m�s profundamente y entonces me arque�, jade� y me retorc�
envuelta en un orgasmo impresionante.


Todav�a estaba con la respiraci�n agitada y la cara contra�da
por el placer cuando sent� como me volv�a a arrojar sobre la cama, esta vez boca
abajo. En verdad que este tipo era impresionante. Si hubiera imaginado el placer
que me proporcionar�a su pistol�n, seguramente no hubiera dejado pasar tanto
tiempo. Me cogi� fuertemente de las caderas hasta hacerme quedar en cuatro patas
y me penetr� de un solo golpe. Emit� un grito que debieron escuchar todos los
vecinos, mientras Dar�o iniciaba el salvaje vaiv�n de su cogida. Pod�a sentir el
golpe seco y duro de su pelvis contra mis nalgas, que se estremec�an a cada
embestida.


-�Te gusta mi verga, zorra?-preguntaba Fabio, embistiendo con
furia una y otra vez.


-�S�, mi amor, me gusta mucho tu pene enorme�!


-�Eres una viciosa, Mariana! , �Qu� pasa? �El cornudo de tu
marido no te coge bien?


-�No, mi amor, nadie es como t�, eres el mejor amante que he
tenido, no te detengas�Estoy loca por tu polla..!


Por supuesto que todo era producto de la calentura del
momento y no tuve reparos en decirle a Dar�o que me rompiera, que me golpeara.
Cuando por fin lleg� al orgasmo, yo me hab�a corrido tantas veces que estaba a
punto de desmayarme de tanto placer. Un torrente de leche me inund� la vagina en
el momento en que yo tambi�n alcanzaba un nuevo orgasmo.


-�Si cari�o, d�mela toda, quiero tu leche caliente! alcanc� a
gritar entre espasmos y convulsiones mil�


Todo termin� entre abrazos y caricias, restregando nuestros
cuerpos sobre la cama.


Esa primera vez, antes de vestirnos para regresar a casa,
Dar�o me peg� otros dos polvos y yo se la volv� a mamar una vez m�s. Cuando
llegamos a casa eran casi las siete de la ma�ana. Hab�amos estado follando por
horas�



Juli�n



El la acompa�� y entr� en casa. Yo trat� de hacerme el duro y
le pregunt� si le hab�a gustado el jacuzzi.


-D�jate de tonter�as-me solt� Dar�o-Acabo de tirarme a tu
mujer y lo sabes perfectamente. A partir de ahora me la voy a follar cada vez
que quiera, porque de vez en cuando necesita una polla que la llene de verdad.
Te ayudar� a mantenerla feliz y contenta. �Alguna objeci�n?


-Creo que no- contest�.


Cuando se march�, mi mujer estaba extasiada. Me dijo que
agradec�a mi enorme comprensi�n y me llev� a la cama para ponerme caliente
cont�ndome como se la hab�a follado mi jefe. Me describi� hasta el m�nimo
detalle mientras le com�a el co�o, todav�a h�medo y caliente del semen de Dar�o.


Ahora, mi mujer y su amante viven d�as de sexo fren�tico,
teni�ndome a m� como testigo invisible porque nunca les importa desatar el vicio
en mi presencia. Dar�o viene por las noches, solemos tomar una copa y luego se
lleva a Mariana a la cama. Puedo o�r perfectamente los sonidos de su ardiente
follateo: Los gritos de placer incontenible de mi esposa pidi�ndole que le haga
pedazos la vagina o sus ruegos ficticios de esclava teatral que enardecen a
Dar�o cada vez que, por ejemplo, la sodomiza:


-�No, mi amor, por favor, por ah� no! �Soy tuya mi amor, usa
mi boca, mi co�o, como quieras, pero por favor, te lo ruego, no me vuelvas a
partir el culo, mi vida!


Segundos despu�s, el grito agudo, terrible, de Mariana y el
golpe de la pelvis de Dar�o contra sus nalgas, se�al de que se lo ha encajado en
el ano de un solo envi�n, como ella adora que �l haga. Ambos permanecen varias
horas entregados a las variaciones del sexo afiebrado. Algunas veces los esp�o.
La escena es simplemente impactante. Dar�o foll�ndosela a cuatro patas,
hundiendo su estaca en la carne de la hembra, mientras esta lo ayuda abriendo
sus nalgas con sus propias manos y le grita exigi�ndole que la destroce. Por
momentos y sin ninguna consideraci�n, Dar�o la toma de los cabellos y le da
vuelta, clav�ndole la verga hasta la garganta. Los gemidos y gritos de Mariana
se vuelven entonces guturales, salvajes. Entonces, casi nunca puedo contenerme y
termino haci�ndome una paja, llen�ndome de leche por todas partes. No es
habitual convertir una fantas�a en realidad.



Mariana



Me parec�a una hipocres�a negar mi afici�n por las pollas
grandes, a�n cuando mi marido la tenga m�s bien peque�a (pero no diminuta,
tampoco voy a exagerar). No estoy de acuerdo con la opini�n de algunos sex�logos
en el sentido que lo m�s importante de un miembro viril no es su tama�o sino su
habilidad en la actuaci�n. Creo que una buena polla de 20 o 25 cent�metros
resulta mucho m�s placentera que una de 12 o 14 (aunque aseguran que la media
occidental es 15).


El t�pico de que una verga grande hace que te duela el co�o
en el momento de la penetraci�n, nada tiene que ver conmigo. Mi almeja absorbe
todas las pollas, por inmensas que sean �como lo es la de Dar�o, el jefe de mi
marido y mi amante actual- No me importa cu�n h�bil pueda ser una picha, ya que
soy yo quien juega con ella. Y cuando digo jugar, no me refiero solo a los
movimientos del gran manubrio dentro de mi vagina. Hablo de mis contracciones,
contorsiones, meneos rotatorios y dem�s ejercicios y, naturalmente, de mis
prolongadas mamadas. Pasar la lengua en todas direcciones � largo, ancho y
c�rculo- constituye un placer sexual �nico, indescriptiblemente mejor que el que
te depara una polla peque�a, que pronto se termina y da poco de s�.


Se que muchos lectores pensar�n que Juli�n y yo somos una
pareja amoral y despreciable. Acepto lo de amoral, pero no el t�rmino
"despreciable". Juli�n tolera que me folle a su jefe porque sabe perfectamente
que disfruto haci�ndolo y m�s que nada, el desea que yo me encuentre sexualmente
feliz y satisfecha. Pero, por otra parte, se ha dado cuenta de que tambi�n lo
beneficia a �l ya que, despu�s de tirarme a Dar�o, yo tengo unas ganas inmensas
de que me la meta mi marido.


Dimensiones de polla aparte, yo quiero a Juli�n, mucho m�s
que a Dar�o y si supiera que el sufre o se deprime por mis actividades sexuales,
las abandonar�a de inmediato.


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Relato: Jefe cumplidor
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