La historia que voy a relatar es absolutamente ver�dica y
marc� mi vida, dividi�ndola en un antes y un despu�s.
Me cas� muy joven ( 22 a�os ) con una mujer bonita y de
buenas medidas ( 100-60-95 ), hija de un matrimonio separado en el que el padre
se hab�a borrado por completo, aunque alguna vez escuch� decir que fue mi suegra
quien lo ech� de la casa.
Despu�s de ese episodio, mi suegra se dedic� a cuidar a su
hija y nunca m�s se le conoci� otro hombre. Era una mujer muy exhuberante, tanto
en su aspecto f�sico como en su comportamiento, una tana de car�cter fuerte e
indomable, una aut�ntica madonna de 48 a�os.
Los primeros a�os del matrimonio, alquilamos un departamento
a pocas cuadras de la casa de mi suegra, pero antes de vencer el contrato yo me
qued� sin laburo y entonces Marta ( mi suegra ) nos ofreci� una pieza en la
parte superior de su casa, que dada la situaci�n, nos vimos obligados a aceptar.
No pod�a sospechar entonces, los acontecimientos que estaba
por vivir.
Compartiendo el mismo h�bitat, fue inevitable que sin
quererlo y en m�s de una ocasi�n haya observado a mi suegra entrar o salir del
ba�o en ropa interior. Estas situaciones alimentaron mi morbo y modificaron mi
forma de mirarla y de pensar en ella, comenc� entonces a tejer fantas�as que
pon�an en serio peligro la convivencia normal con mi esposa y su madre.
Contra mi voluntad, mi calentura por mi suegra iba en
aumento. Una noche de verano en la que pensando en ella no pod�a pegar un ojo,
fui hasta el ba�o a tomar una ducha fr�a que bajara mi temperatura. Baj� las
escaleras en silencio para no despertarla, ya que ella dorm�a en la habitaci�n
de abajo, junto al ba�o y para mi sorpresa escuch� gemidos desde su dormitorio,
de modo que me acerqu�, sospechando que al fin hab�a tra�do un hombre a su
alcoba.
Esa s�la idea me puso a mil y me acerqu� a su puerta para
escuchar y espiar lo que pudiera: sssssssiiiiiii ! dammi quel magn�fico
bastone qui hai, �����. inf�lamelo �. � AAAGGGHH, Ay Dio m�o, mi eccita da
morire �! Ah�..! Ah��..! Ah�..!, � sento que non posso propio di pi� ! �..
Madonna santa, AAGGHH, sto godendo �.., sto godendo, !. Yo no pod�a creer lo
que escuchaba, quer�a ver lo que estaba pasando pero ten�a miedo de ser
descubierto.
Tom� coraje y entreabr� la puerta para poder mirar por la
peque�a abertura y lo que v� me dej� paralizado.
Mi suegra arrodillada en la cama, con sus bragas a la altura
de los tobillos, su culo redondo y pronunciado, algunas carnes ensanchando
obscenamente su cadera generosa, el corpi�o blanco de puntillas abrochado en la
espalda pero con los breteles ca�dos a los costados, sus tetas, sus incre�bles
tetas ( no menos de 130 ) coronadas con dos pezones gigantescos. Recorr� con mi
vista su cuerpo como si lo estuviera oliendo a pocos cent�metros. Sus cabellos
color azabache ca�an desparram�ndose sobre sus hombros y espaldas, su vientre se
agitaba el�ctricamente con cada movimiento, como si a cada segundo tuviera un
orgasmo y otro y otro, en forma continua e inacabable. Mord�a sus labios,
gimiendo en forma ahogada, reprimiendo los gritos que seguramente estar�a dando
de haber estado sola en la casa. Mir� sus hombros redondos, luego sus brazos,
fuertes, cubiertos de carne firme y al fin llegu� hasta sus manos. La derecha
sosten�a una pija descomunal que entraba y sal�a de su concha peluda y negra y
que le proporcionaba parte del goce inmenso, genital, haci�ndola acabar una y
otra vez; la izquierda en cambio, sosten�a aquello que alimentaba su fantas�a,
la causa verdadera de sus orgasmos, el verdadero objeto del deseo. La foto de
alguien a quien yo no pod�a distinguir desde mi lugar.
Ella la observaba como pose�da, la acercaba y la besaba con
lujuria, sacando su lengua en busca de aquello que deseaba e imaginaba tener
dentro de su boca, por momentos frotaba la foto contra sus pezones y le ordenaba
� succia, succia amore m�o, succiame tutta ! y al mismo tiempo se
levantaba una teta chup�ndose ella misma un pez�n.
Finalmente dej� la foto sobre la almohada pero sin dejar de
mirarla fijamente y qued� con su mano izquierda libre; fue entonces que
introduci�ndose dos dedos en el culo y moviendo aceleradamente la el pene que
entraba y sal�a de su concha, cay� de golpe con la cara sobre la almohada y la
mordi� ferozmente para reprimir el grito, el �ltimo, el del orgasmo potente y
final, el que empap� la cama, el que yo me hubiera tragado sorbo a sorbo, si no
fuera que estaba petrificado, loco, sin tomar entera conciencia de que se hab�a
despertado en m� de un modo irrefrenable el deseo por mi suegra y que estaba
dispuesto a todo, absolutamente todo, para ser yo quien pudiera darle el placer
que ella so�aba.
No sab�a en que manera pod�a abordar a Marta y lo primero que
se me ocurri� fue revolver al d�a siguiente en un caj�n de su c�moda en busca de
la foto. Pens� que conocer su su secreto me permitir�a presionarla y obligarla a
someterse a mi voluntad. Fue un fracaso, s�lo encontr� fotos familiares de su
hermana M�nica que viv�a desde hac�a a�os en el sur del pa�s ( al parecer una
bestia impresionante con un busto de 160 ) y fotos de su infancia en Italia,
junto a la t�a que las cri� cuando eran chicas. Nada importante.
Sin embargo encontr� la pija con la que se masturbaba,
observ� sus fant�sticas dimensiones, la tom� con ambas manos acerc�ndola a mi
cara, al respirar sent� los olores que hab�a dejado mi suegra al penetrarse,
eran fuertes, invasivos, se metieron en mi cuerpo provoc�ndome el deseo de
probar su gusto, pas� la lengua lentamente, como si estuviera saboreando los
jugos de su concha, aunque cualquiera que pudiera verme habr�a pensado que me
estaba comiendo la pija enterita. En ese momento advert� que al pie de la cama
hab�a quedado tirada la bombacha que yo hab�a visto en sus tobillos, la levant�,
me desnud� lentamente y me ech� de espaldas sobre la cama.
Con los ojos cerrados continu� oliendo y probando los sabores
de Martita y con la mano derecha agarr� mi propia pija envolvi�ndola con la
bombacha. Era como si ella misma que hiciera la paja mientras yo la chupaba, los
huevos me dol�an por la leche acumulada t en cada movimiento sent�a que iba a
estallar. Marta, por favor, dame m�s, sacudime la pija, chup� por favor,
quiero llenarte de lechita, quiero que sientas mi leche caliente sobre tus
tetas, voy a acabarte sobre los pezones, ahora, siii, siiiii suegrita
siiiiiiiiiiiiii ! El esperma sali� como tiro cayendo sobre mi cuerpo y mi
cara, yo segu�a paje�ndome fren�ticamente y la leche sal�a hacia todos lados sin
parar. Al final me qued� tumbado y exhausto, pegajoso por el semen desparramado
por mi cuerpo, pero feliz, porque sent�a que hab�a gozado como nunca con una
fantas�a que pronto tendr�a que hacerse realidad.
Pronto enviar� la segunda y �ltima parte.