Relato: Mi prima y yo (2) Bueno, os voy a contar el segundo relato de mis historias
ficticias de mi prima y yo, esta est� narrada cuando ten�amos ya 19 a�os, desde
aquella primera vez, tuvimos bastantes experiencias sexuales, pero no de gran
importancia.
Pues en septiembre, antes de que comenzaran las clases de la
universidad, decidimos apuntarnos a un campamento, as� estar�amos lejos de
nuestros padres para poder hacer nuestras travesuras, y yo pienso que fueron los
mejores polvos ya que no tuve ninguna preocupaci�n constante.
El campamento no nos defraud�, aunque nos dejamos en �l un
ojo de la cara, mereci� la pena. Hab�a diferentes caba�as, con dos dormitorios
(Aunque nosotros solo necesit�bamos uno�) Pod�amos hacerlo que nos diera la
gana, cuando quisi�ramos y donde quisi�ramos, ya que la zona estaba vigilada y
no pod�a haber animales salvajes, y yo ya estar�a hablando de fantas�as er�ticas
en medio del campo a la luz de la luna y de las estrellas si no fuera a ser por
los guardas que vigilaban por la noche.
Llegamos sobre las doce, nos trajeron la comida a la caba�a a
las doce y media, y terminamos a la una, yo imagin� que Mar�a no tendr�a ganas
de hacer el amor, pero cuando terminamos de cenar, me dijo que ten�a un poco de
tomate bajo el labio (aunque en realidad no ten�a) y empez� a comerme la boca.
Nuestras lenguas chocaban entre ellas, mientras yo desvest�a su camis�n, acab�
en seguida, ya que no llevaba nada m�s y ella bajaba la cremallera de mi
bragueta tan despacio que parec�a que me iba a derretir la poya. Yo manoseaba
sus senos, tambi�n muy suavemente, y nuestras bocas segu�an tan unidas como si
nos las hubiesen cosido, usando como hilo nuestras lenguas, y como aguja
nuestros labios. Entonces ella dejo de besarme y se dispuso a besar mi miembro,
que hab�a aumentado considerablemente de tama�o. Yo mientras daba caricias en su
pelo, al medio minuto o as� ella dej� de lam�rmela, y me baj� los calzoncillos,
liber�ndome de mi �ltima vestidura. Me sent� en una silla, y coloqu� a mi prima
encima de mi miembro, con cuidado, una vez consegu� penetrarla, volv� a agarrar
sus senos y empec� a besar y a lamer su cuello, su cuello, empezando por su
clav�cula, pasando por la vena y terminando en la zona de detr�s de la oreja,
que ol�a a perfume dulce, que me recordaba al olor del regaliz, y el del olor
pas� al sabor, sent�a ganas de saborear un regaliz, y estaba a punto de eyacular
as� levante con cuidado a mi prima y empec� a lamerle su conchita saboreando su
cl�toris como si de miel se tratara, y mientras mi pene soltaba un flujo de
semen. Aquella noche dormimos en la cama desnudos, con nuestros cuerpos pegados.
Al d�a siguiente decidimos alquilar una balsa, y estuvimos en
el lago todo el d�a, sobre las doce de la noche ya no hab�a nadie, y pens� en
una idea bastante morbosa, pagu� al que alquilaba las barcas una buena cantidad
de dinero si me dejaba utilizar la balsa durante la noche, dejamos las ropas en
la orilla y nos montamos en la barca, ella iba delante y yo detr�s, cuando
llegamos mas o menos al centro del lago, ella se abalanz� sobre m� y comenzamos
a besarnos, la cog� de la cintura y comenc� a embestir contra ella, era muy
placentero acompa�ado del suave subibaja de la balsa, entonces suavemente la
tumb� y comenc� a darla besos en la zona abdominal, describ�a c�rculos con la
lengua, e iba subiendo hasta terminar d�ndola en el canalillo, y una vez llegado
all� fui bajando hasta dar un sonoro beso en su concha. Ella re�a y gem�a,
entonces o�mos unas voces que proven�an de la orilla, y vi una linterna
encenderse acompa�ada de unos gritos que dec�an: "�Qui�n anda all�?" Entonces no
dudamos en tirarnos al agua antes de que la luz de la linterna enfocara a la
balsa. Buceamos hacia el otro lado de la orilla, el lago no era muy grande y era
bastante placentero nadar mientras nos bes�bamos y nos estimul�bamos. Cuando
llegamos a la orilla, fuimos directos hacia la casa.
El hombre de las balsas no nos delat�, ya que no le estaba
permitido alquilar balsas tan tarde, as� que dijo que se la hab�an robado. No
hubo d�a que no ech�semos un polvo en la casa, fue muy placentero, pero entonces
entr� en mi una preocupaci�n enorme, mayor que cualquiera que hubiese sentido en
la ciudad. Me estaba enamorando de mi prima, y eso no estaba bien�
Espero que sig�is mi historia, pues probablemente habr� una
tercera parte, que os haya gustado, adi�s�
Primera parte ->
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Relato: Mi prima y yo (2)
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