Relato: Herencia Familiar





Relato: Herencia Familiar

Luego de tantos a�os he decidido contar la historia de mi
vida me llamo Ricardo y tengo 35 a�os de edad, esto que les voy a contar empez�
hace ya mucho tiempo cuando yo tenia 8 a�os, en ese tiempo viv�a en un pueblo
rural de la Provincia de Buenos Aires en la Argentina y era el hijo �nico de una
familia que se dedicaba a la producci�n agropecuaria. En esa tranquilidad que
otorga la vida en el campo pasaba mi ni�ez con mis padres, como cualquier otro
chico iba a la escuela y tambi�n ayudaba a mi padre en el campo, �l dec�a que
deb�a aprender el trabajo ya que alg�n d�a la propiedad iba a quedar para m� y
deb�a saber administrarla. Esta felicidad se vio perturbada con la enfermedad de
mi madre a quien los m�dicos le diagnosticaron una enfermedad terminal y en un
corto tiempo falleci�. Su muerte cambio mi realidad, mi padre decidi� que me
quedara mas tiempo junto a el para ayudarlo y abandone la escuela, el
aislamiento en el que viv�amos hizo que el contacto con otras personas se
hicieran muy escasos el pueblo quedaba lejos y hab�a dejado el colegio por lo
cual no ten�a amigos y mi �nica relaci�n humana real era con mi padre quien por
otra parte no era demasiado comunicativo, esto me convirti� en una persona un
tanto t�mida y cerrada, cuando ven�a alg�n vecino a visitar a mi padre yo por lo
general me escond�a, le hab�a tomado temor a las personas.


Pasaron dos a�os desde la muerte de mi madre y se a�ade otro
hecho doloroso que determino mi futuro. Una ma�ana mi padre sali� con la
camioneta hacia el pueblo a vender unos cerdos, pasaron muchas horas y no volv�a
en mi preocupaci�n no sab�a que hacer, hasta que veo que un veh�culo policial
ingresa a mi casa busc�ndome y el oficial me dice "Nene vas a tener que venir
con nosotros, tu pap� tuvo un accidente y muri�, junta tus cosas que te
llevaremos a un lugar donde te van a cuidar".
Estuve como un mes en una
instituci�n de menores bajo la tutela de un juez. Mi madre no ten�a familia que
pudiera hacerce cargo de m� y m� padre ten�a un hermano que hab�a fallecido hace
unos a�os, solo me quedaba como familia a m� t�a Irene es decir la mujer del
hermano de pap� y mi prima Mariela a quienes nunca hab�a conocido personalmente.
El juez decidi� darle la tutela y la administraci�n de los bienes a mi t�a, ella
viv�a en una localidad cercana a la Capital Federal.


As� fue que empec� a vivir con ellos, mi t�a era una mujer
joven 35 a�os, refinada y muy hermosa, ten�a un peque�o comercio y de eso viv�a;
y mi prima Mariela en ese momento ten�a 14 a�os de edad y era bonita como la
madre. Para encuadrar mi situaci�n lo primero que me dijo mi t�a Irene fue
"Mira Ricardo yo entiendo toda la desgracia que sufriste pero en realidad no
quer�a hacerme responsable de vos, lo hice por tu padre de quien tengo un buen
recuerdo, pero quiero que sepas que en esta casa vas a tener que ganarte el pan
y no pienses que vas a tener los mismos derechos que mi hija Mariela, de tu
parte quiero obediencia y disciplina, cuidado con traerme problemas, no soy una
persona con paciencia y ante cualquier desliz te voy a castigar �entendido?.


"Si t�a", respond� con mucho temor "Bien, en principio
quiero que te hagas cargo de la limpieza de la casa todos los d�as, es decir
limpiar los pisos, asear el ba�o y arreglar las habitaciones, en este canasto
se�al�ndomelo con su mano dejamos la ropa sucia enc�rgate de lavarla, yo
voy a revisar que todo lo hagas bien, nada de limpiar por encima".
As� de
esta forma comenc� a conocer la autoridad de mi t�a y el lugar que ocupar�a en
la convivencia con mi nueva familia. En un galponcito precario que se hallaba en
el patio de la casa tuve mi improvisada habitaci�n, ten�a que levantarme muy
temprano para prepararles el desayuno a mi t�a que deb�a ir a atender el negocio
y a mi prima que se iba a la escuela, cuando se marchaban empezaba empezaba con
mis tareas dom�sticas, luego al mediod�a regresaban y les preparaba el almuerzo
(algo sab�a cocinar lo aprend� luego de la muerte de mi madre). El trato de
ellas hacia mi era como el que se le da a un sirviente, no me dejaban comer con
ellas en la mesa ten�a que estar parado cerca por si necesitaban algo, luego que
ellas terminaban pod�a comer yo. Al poco tiempo comenc� a conocer el car�cter de
mi t�a, se iba justo a dormir una siesta y yo por falta de tiempo no hab�a
arreglado su cama, la escuche llam�ndome a los gritos "Ricardo ven� para ac�"
fui temeroso a su llamado "Idiota mi cama est� toda desarreglada, no
haces las cosas como se debe, esto no puede ser"
tom� un cinto y me golpeaba
con furia, yo ca� al suelo tratando de protegerme pero ella sigui� golpeando
"No puede ser que quiero descansar un poco y esta todo hecho un desastre"
le
ped� clemencia diciendo "Perd�n t�a, no me di cuenta, no va a volver a pasar,
por favor perd�neme enseguida le arreglo la cama"
mientras con mis brazos me
agarraba de sus piernas. Ese primer castigo hizo que me diera cuenta que la
disciplina con la cual me quer�an educar no se sustentaba solamente en palabras.
Mi prima Mariela que observaba la situaci�n y el temor que me hab�a generado el
castigo me llam� a su habitaci�n y me dijo "Ahora ya sabes que pasa si no
haces las cosas como corresponde, ves este cinto yo tambi�n lo voy a usar si no
me obedeces, o queres que le diga a mam� ya viste que sabe como corregirte"

yo con mucho miedo le respond� "Si Mariela voy a hacer lo que me mandes, pero
por favor no me pegues"
, se le dibujaba una sonrisa mal�vola mientras con
sus manos jugueteaba con el cinto. Al otro d�a por la ma�ana antes de que
Mariela se fuera a la escuela y mientras mi t�a desayunaba, mi prima viene hacia
el comedor muy enojada y le dice a la t�a "Mam� mira, mis zapatos est�n
sucios este bobo no me los limpio y yo no puedo ir al colegio con los zapatos
con esta mugre"
mi t�a me mira y me dice �Por qu� no limpiaste esos
zapatos?
Me agarr� el temblor y le digo " No t�a los iba a limpiar ahora
antes de que ella se vaya"
Entonces mi prima que tra�a el cinto grita "No
ten�s escusas quiero que ni bien me saco los zapatos los limpies"
y me los
tira en la cara con fuerza, mientras me agachaba para recogerlos siento un
latigazo en la espalda que me propino Mariela y as� una seguidilla de golpes,
solo atin� a encogerme para soportar el dolor y luego arrastr�ndome hacia sus
pies le ped�a perd�n "Perd�n Mariela por favor no me pegues mas, ahora te
limpio los zapatos"
mi t�a vi�ndome en el suelo a los pies de Mariela se
acerca, yo pensaba que me iba a defender pero me equivoqu�, se saca la pantufla
que llevaba puesta y apoya su pie en mi cabeza "Pensaste que te iba a
defender, no Ricardo Mariela hizo muy bien en castigarte, ayer te lo dije y
espero que aprendas esta vez".
Tom� los zapatos, el bet�n y el cepillo y
creo que a ese calzado le saque un brillo que parec�an nuevos.


Luego se fueron y mientras hacia los quehaceres dom�sticos,
pensaba en escaparme de la casa � Pero a donde iba a ir? Ni siquiera sab�a donde
estaba y no conoc�a a nadie. Empec� a resignarme y deb�a esmerarme en tratar de
de no darles motivos para que me castigaran.


Mas tarde siento que la puerta de la casa se abre, era
Mariela que volv�a de la escuela, corr� a su habitaci�n y le traje sus
pantuflas, lo primero que pens� fue en quitarle sus zapatos y lustr�rselos, ella
estaba sentada en el sill�n del living viendo televisi�n como era su costumbre,
me arrodille ante ella y le digo "Mariela aqu� te traigo las pantuflas te voy
a quitar los zapatos para limpi�rtelos"
ella ri� con ganas y dijo "Bien
me parece que aprendiste la lecci�n, as� me gusta que seas primito, pero ya que
estas con el cepillo l�mpiamelos arrodillado a mi lado"
le quite los zapatos
y mientras se los limpiaba siento que apoya sus pies sobre mi cuerpo y empez� a
jugar con ellos restreg�ndomelos por la cara sintiendo el sudor impregnado en
sus medias azul oscuro de colegiala y percibiendo su aroma mezclado con el cuero
del zapato. Sent�a una sensaci�n extra�a, Mariela era una adolescente muy
bonita, ve�a sus piernas hermosas, sus ojos verdes y su pelo casta�o, teniendo
yo 10 a�os de edad todav�a no ten�a erecci�n ni eyaculaci�n no sab�a que era eso
todav�a, pero si me invad�a un cosquilleo en el cuerpo muy placentero. El roce
de sus pies contra mi cuerpo y su aroma despertaron en mi una extra�a sensaci�n
y una atracci�n por ella muy fuerte.


Quer�a que esas sensaciones se repitieran y entonces esperaba
ansioso la llegada de Mariela del colegio para correr a llevarle sus pantuflas y
postrarme para sentir sus pies sobre m�.


Pasaron desde mi llegada a la casa 3 a�os, ten�a ahora 13 y
el acostumbramiento a mi servidumbre era completo, estaba en la etapa de
desarrollo del despertar sexual y esa atracci�n por Mariela hab�a aumentado,
entonces me pas� algo que sello mi vida. El ritual de quitarle los zapatos era
para mi sagrado, Mariela venia muy cansada y hac�a fr�o, dijo que ten�a los pies
helados, lo primero que hice fue tomar sus pies y darle masajes para que se
calentaran, hac�a ya unos meses que el solo contacto con ella me provocaba una
erecci�n que intentaba disimular, pero ese d�a cuando con su pie restreg� mi
cara empec� a sentir un calor muy raro y hermoso en mi sexo y notaba que un
liquido caliente me mojaba. Me asuste un poco y con la escusa de que me dol�a el
estomago llev�ndome sus zapatos me fui al ba�o, me di cuenta que era la primera
vez que eyaculaba, era tan placentero que quer�a sentirlo nuevamente, ten�a en
mis manos los zapatos de Mariela, los besaba e introduc�a mi cara en su interior
para sentir el olor de sus pies que fueron los autores de provocar ese divino
momento, mi pija se pon�a dura y en pocas sacudidas con la mano, sali� ese
liquido caliente y blanco que hizo estremecerme.


Ahora buscaba cualquier motivo para acercarme a sus pies, le
preguntaba si no quer�a que le diera masajes y ella se sent�a sorprendida por mi
actitud servil y me dec�a "Que te pasa que estas tan atento conmigo, mam� te
castig� por algo que hiciste mal, si fue as� seguramente lo tenes merecido"

y me ofrec�a su pie para que se lo masajeara lo que para mi era una gloria.


Trataba de controlarme para que no se dieran cuenta del
estado de excitaci�n que viv�a, ahora tambi�n cuando lustraba los zapatos de la
t�a Irene y sent�a el aroma de su interior generalmente terminaba masturb�ndome.


Mi t�a hasta ese momento nunca me hab�a pedido que yo le
quitara los zapatos, entonces pens� que sus pies tambi�n me proporcionar�an el
mismo placer que me daban los de Mariela, esperaba que volviera del trabajo para
que cuando llegara yo traer�a sus pantuflas para que estuviera comoda,
seguramente la agradar�a mi actitud y pense darle una escusa para hacerlo.
Escucho que abre la puerta y corr� a su habitaci�n a traerle sus pantuflas, ella
estaba sentada en el sal�n del comedor tomando un refresco, tra�a puestas unas
botas con un taco medianamente alto que sin duda habr�an cansado sus pies, me
acerco y me arrodillo ante ella dici�ndole "T�a Usted debe estar cansada no
quiere que le quite las botas, le traje sus pantuflas para que descanse sus
pies" "Pero que bien, que est� pasando ac� o estoy so�ando o Mariela te est�
poniendo en tu lugar, por supuesto que tengo los pies cansados, no aguanto mas
estas botas"
cuando se las quite sent� ese aroma para m� hermoso que se
forma con el encierro del pie con el cuero, ve�a sus pies preciosos con las
medias negras que ten�a puestas, los tome con mis manos y le daba un suave
masaje lo que provocaba la satisfacci�n de mi t�a "Hay que lindo como
necesitaba esto segu� as� con suavidad"
me alegr� que le gustara y mi pija
se estaba poniendo muy dura, entonces en un impulso casi inconciente dominado
por el deseo puse la planta de su pie contra mis labios y cari�osamente se lo
besaba, mi t�a sorprendida me dice "�por qu� me besas los pies? Me di
cuenta de lo que hab�a hecho y le conteste "T�a perd�neme no lo tome a mal
pero estuve pensando que he sido un tanto desagradecido con ustedes, me dieron
un lugar donde vivir y me mantienen es la forma de agradecerle por lo que ud.
hace por m�, se merece esto y mucho m�s" "No lo tomo a mal, me parece bien que
reconozcas lo que hacemos por vos, sabes muy bien lo que me cuesta mantener la
casa y los estudios de Mariela, y vos has venido a ser un gasto extra, para m�
era mucho mas sencillo contratar una chica para la limpieza quien hoy en d�a por
pocas monedas har�an el mismo trabajo que haces vos, as� que no pienses que
adul�ndome voy a ser mas blanda, si venis a mis pies es porque esa es tu
obligaci�n �est� claro?" "Si t�a ud. tiene raz�n no quer�a que pensara otra
cosa".



Las palabras de mi T�a hab�an sido mas que elocuentes, yo
significaba una carga econ�mica para ella y pod�a ser reemplazado por una
empleada que hiciera la limpieza de la casa. El temor a que pasara eso hizo que
me convirtiera a�n m�s en una persona servil, trataba de agradar a mi t�a para
que se sintiera orgullosa de m�, cuando se sentaban a la mesa a comer le corr�a
los asientos y hac�a una reverencia, permanec�a parado al lado de la mesa y si
se le vaciaba la copa autom�ticamente se la llenaba con el vino que ella beb�a.
Despu�s de cenar iban al living a mirar televisi�n, yo les serv�a caf� y les
preguntaba si no quer�an que les masajeara sus pies, lo cual generalmente hac�a.


Quer�a que mi t�a Irene se diera cuenta que si contrataba a
una chica no har�a todo esto.


El tiempo pasaba y estos fantasmas fueron aventandose, pero
al mismo tiempo mi esclavitud se acentuaba no solo por la forma en que me
trataban sino porque yo demostraba cada vez una mayor sumisi�n y aceptaci�n de
mi lugar en la casa. Me fui convenciendo de que no ten�a ning�n tipo de derechos
y que era l�gico que as� fuera ya que ellas eran distintas y superiores a mi y
les deb�a estar agradecido sirviendolas lo mejor posible.


Extra�amente as� como me excitaba el contacto con los pies de
ambas, tambien mi sometimiento lo viv�a como algo placentero y los gritos, malos
tratos, humillaciones y castigos que me propinaban me empezaron a gustar y me
daba cuenta que para ellas no hab�a cosa que le agradara mas que yo les
suplicara perd�n besandole los pies.


Una ma�ana en que les serv�a el desayuno por una torpeza mia
se cayo al suelo la taza de caf� con leche que tomaba mi t�a, la misma se rompi�
y adem�s de ensuciar el piso manch� sus zapatos, encolerizada tom� el cinto y me
dec�a "Inutil, mira lo que hiciste, lo vas a pagar, sacate la camisa, vamos
rapido"
me sac� hacia el patio de la casa a cachetadas y esa ma�ana hacia
muchisimo fr�o y all� con el torso desnudo empez� a darme fuertes latigazos
"No podes ser tan torpe, haces todo mal, estupido"
desp�es de darme como 20
latigazos, me tomo de los pelos y me arrastr� hasta el comedor "Ahora vas a
limpiar todo lo que ensuciaste con tu lengua y ese va aser tu desayuno"
Me
hizo lamer el suelo manchado con el caf� con leche, mientras ella estaba parada
observando y pisando el lugar manchado. "Ahora quiero los zapatos bien
limpios, vamos usa esa lengua que para lo unico que la tenes es para hablar
pavadas"
lam� bien sus zapatos y la suela de los mismos que ten�a pegado el
liquido derramado, mientras mi prima se reia a carcajadas viendome en esa
situaci�n. Le serv� el caf� a mi t�a nuevamente y luego me arroj� a sus pies
pidiendole que me perdone, ella permanec�a inmutable dejandome que le ruegue y
le bese los pies hasta que desp�es de c�mo 10 minutos dice "Sos un pobre
tarado, eslo �nico que sabes hacer llorar y pedir perd�n, no te mereces ni
siquiera eso"



Cuando se fueron yo hab�a quedado en un estado de excitaci�n
muy grande y lo primero que hice fue massturbarme pensando en mi t�a Irene.


Me es dificil poder resumir 25 a�os de convivencia, porque
hoy todav�a vivo con mi t�a Irene, ella actualmente tiene 60 a�os de edad, mi
prima Mariela se cas� hace ya muchos a�os y no la veo muy seguido ya que vive en
el sur del pais con su esposo e hijos.


Mi t�a hizo que pudiera terminar mis estudios y hoy tengo un
empleo que ayuda a mantener la casa, junto a su jubilaci�n y al dinero
proveniente del alquiler del campo de mis padres. No me cas� ni tampoco por el
momento me interesa, t�a Irene intent� convencerme de que tratara de formar una
familia, diciendo que debo despegarme de ella, pero yo no puedo dejarla sola, no
permito que haga las cosas de la casa, sigo encargandome de las tareas
dom�sticas, de servirle el desayuno y hacerle las comidas y ella mas all� de que
pensara en mi futuro, sabe que sigue disfrutando del dominio que ejerce sobre
mi, a�n hoy me sigue gritando y en ocaciones utiliza el cinto cuando hago algo
que a ella le parece que est� mal y para mi no hay nada mas hermoso que sentir
su autoridad y demostrarle mi sumisi�n cuando me tiene entregado a sus pies,
masajeandoselos o besandolos.



Me gustar�a que personas que experimentaron una situacion
similar a esta ya sea en el lugar de sumiso que yo tuve y tengo, o si en
realidad sos o fuiste como mi T�a y prima que tienen a un sumiso en su casa, se
contactaran conmigo para contarme tus vivencias y saber si esto solo me pas� a
mi, el correo es
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Relato: Herencia Familiar
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