Relato: Intercambio de comadres



Relato: Intercambio de comadres

Cuantos esposos no quisieran cogerse a sus esposas sin que
estas opongan resistencia a todo lo que uno quiera hacerles?


Cuantos esposos decear�an introducir su verga en ese rico
culito de su esposa, que generalmente es negado? y m�s a�n en el culito de la
comadre que por lo regular se nos apetece y s�lo queda en fantas�a?


Pu�s bien, enseguida narrar� como ha sucedido en mi caso, el
cogerme a mi esposa y a una comadre a mi entero placer y sin que lo sepan.


Somos un matrimonio que vivimos en Toluca, Estado de M�xico y
que por obvias razones cambiar� los nombres para que no puedan identificarnos
quienes nos conocen.


Mi esposa Gaby de 36 a�os, es de complexi�n regular, mide
1,65 de estatura, morena clara, no es gorda ni delgada, cabellera casta�o
obscuro y que me encanta, sobre todo cuando la trae suelta, sus pechos son entre
medianos y chicos, pero firmes y con pezoncitos rosados, sus nalgas no muy
prominentes, pero se ven sabrosas ya que es de cadera ancha y eso la hece verse
con un culo apetecible, yo Alberto de 38 a�os, 1,70 de estatura, complexi�n
regular, ambos trabajamos para el gobierno de nuestra ciudad, somos bur�cratas
de clase media, nuestro sueldo nos permite vivir si no con lujo, por lo menos
sin preocupaciones.


Como suele suceder nos hicimos amigos de un matrimonio j�ven,
vecinos de a lado de nuestro hogar, ella Ver�nica y el Jorge, 28 y 33 a�os
respectivamente, ambos originarios del Estado de Morelos y que por cuestiones de
trabajo tuvieron que radicar en esta ciudad de Toluca y casualmente junto a
nosotros.


Ver�nica me empez� a gustar desde que la conoc�, cuando
pasaba al frente de mi casa, ella alta 1.70, blanca, cuerpo esbelto, cabellera
larga como me gusta, color caoba, pechos medianos pero muy sensuales, sol�a
mostrarlos generosamente con ricos escotes, pero lo m�s rico, sus nalgas
redondas, paraditas, ese culito me exitaba e incluso llegu� a masturbarme cuando
desde mi ventana la ve�a pasar.


Su esposo por razones de trabajo sal�a muy temprano y llegaba
muy tarde, por lo que ella sal�a sola a realizar sus compras y cuando yo pod�a
aprovechaba para estar al pendiente cuando pasara y poder verla a mis anchas,
sobre todo ese culito que me hac�a so�ar cada noche con �l.


Una ocasi�n que estaba yo lavando mi auto en la calle, que es
una privada donde no hay tr�fico, llegaban mis vecinos de compras en su auto
estacion�ndose frente al m�o, me saludaron cordialmente a lo que respond� y
aprovech� para hacerles pl�tica y ponerme a su �rdenes, como todo buen vecino,
charlamos un buen rato pu�s eran muy amenos y despu�s descubr� tambi�n muy
gustositos, como mi esposa y yo, no quise dejar pasar la oportunidad y los
invit� el pr�ximo viernes a cenar en casa, a lo que aceptaron encantados, ya que
nos ca�mos bien.


Le coment� a mi esposa y prepar� una suculenta cena a base de
mariscos, encarg�ndome yo de abastecer la cantina con lo necesario, lleg� el
viernes y mi esposa vest�a una falda negra debajo de las rodillas pero abierta
de los lados lo que dejaba admirar cuando se sentaba todos sus largos muslos,
una blusa semi escotada, llevaba madias color tabaco y zapatilla cubierta en
color vino, como su blusa, se ve�a elegante pero sexi, ha se me olvidaba, su
cabellera como a mi me gusta, suelta y esponjada; mi vecina Vero llevaba
pantalones en color beige y se le marcaba su biquini, blusa delgada sin mangas
transparentabase su brassiere, y zapatillas de tiras sin medias, resaltaban sus
pies blancos, se ve�a juvenil y sexy.


Durante la velada charlamos de todo, mientras corr�a el vino
nos fu�mos desinhibiendo e iniciamos pl�ticas de sexo, de la infidelidad, del
intercambio entre parejas, ellos por lo que se podr�n dar cuenta eran mas
liberales, sin embargo mi esposa no, era m�s chapada a la antig�a, no se
espantaba pero se sent�a inc�moda con estos temas; el rumbo de la pl�tica y el
alcohol nos empez� a calentar, adem�s de que notaba las miradas de mi vecino
hacia las piernas de mi esposa, que como estaba sentada, se le notaba el
comienzo del calz�n de la pantimedia, y eso se ve�a rico, a su v�z yo pod�a
apreciar por atr�s, el biquini color negro de mi vecina y sus vellitos que se
asomaban en su blanca espalda lo que hac�a que me imaginara lo dem�s -si as�
est� el caminito, como estar� el pueblito-.


No pod�a faltar el baile, primero con la mujer propia y
despu�s con la ajena, Vero ten�a una forma de bailar muy rica, sobretodo cuando
se trataba de salsa o merengue, sus senos brincaban amenaz�ndose salir de su
lugar, y que digo de su culito sabroso que con el movimiento del baile se met�a
m�s su calz�n entre sus nalguitas y continuamente lo sacaba con sus manos; entre
tanto mi esposa, me lo dijo despu�s, bailaba con Jorge esos ritmos y este
aprovechaba para discretamente rozar su verga en ella mientras sus manos tocaban
sus senos y cuando eran vueltas, tocaba sus nalgas, ella dice que no le agrad�
la forma en que la trat� el vecino, por su forma de pensar e incluso me dijo que
no quisiera otra situaci�n similar.


Esa noche no pasamos de ah�, me sent� tan caliente y motivado
que mi esposa y yo hicimos el amor con mucha pasi�n, imaginaba cogi�ndome a mi
vecina y ella quin sabe que pensaba.


Despu�s de esto comenzamos a reunirnos cada viernes, ya sea
en su casa o en la nuestra y las pl�ticas volv�an a lo mismo, sexo e intercambio
de parejas, bailabamos, nos emborrachabamos y mi vecino y yo le fajabamos a la
mujer del otro, perno no pasaba de ah�.


Cuando era en su casa aprovechaba cuando iba al ba�o para
buscar sus prendas intimas, buscaba en el cesto de ropa sucia encontrando sus
pantaletas usaditas con aroma a mujer, las ol�a profundamente e incluso las
chupaba e imaginaba su vagina jugosa y su culito en esa prenda, terminaba
masturb�ndome ah� mismo, pero yo quer�a buscar m�s, saber de sus variedades de
lencer�a, de lo que pudiera encontrar.


Mi vecina cada v�z me gustaba y calentaba m�s, incluso en una
ocasi�n que ellos salieron de fin de semana, tuve la osad�a de brincarme a su
casa ya que nuestros patios eran contig�os, sab�a yo que una ventana de su ba�o
no cerraba por lo que por ah� entr� a su casa, cual era el motivo? indagar m�s
sobre sus intimidades; en el ba�o nuevamente encontr� sus pantaletas reci�n
usaditas con ese aroma ya conocido por m�, alguna ten�a una manchita de sangre
de su menstruaci�n y de nuevo otra masturbada, mi fierro estaba firmes y tieso,
en otra m�s me encontr� algunos vellitos de su vagina, mmmm que caliente;
despu�s pase a su recamara y por fin encontr� la varidad en un caj�n de su bur�,
lencer�a de toda, desde la tradicional pantaleta hasta la tanga m�s atrevida en
esas �pocas, debajo de su ropa me top� con un consolador de regular tama�o, lo
ol� y lo chup� pensando en que ha estado dentro de ella, en otro caj�n me
encontr� sus pantimedias y es otra de las prendas que me exitan, su aroma es
enervante, tanto en la entrepierna como en los pies, hab�a medias y ligueros, de
diversos colores, estuve m�s de dos horas hasta que tuve que salir
apresuradamente por que escuch� ruido de un auto estacion�ndose, no sin antes
guard�ndome una pantaleta usadita para posteriores masturbadas, afortunadamente
no eran ellos.


Tanto nos reun�mos que acabamos siendo compadres, nos
eligieron como sus padrinos de bautizo de su segunda hijita, pero eso no fue
impedimento para seguir reuniendonos y tomar la copa, e incluso con mayor
confianza por el compadrazgo, mi comadre Vero cuando estabamos ante la mesa se
re�a y se recargaba en m�, pon�a su mano en mis piernas, no sab�a si era
casualidad o premeditado, pero tampoco ten�a yo el valor de indagar, porque
ahora ya eramos compadres de grado, entre tanto las charlas de mi compadre iban
en aumento, insist�a en que mi esposa era muy guapa y que me envidiaba por tener
una mujer as�, sab�a que �l la asediaba pero ella no daba su brazo a torcer, no
pasaba de leves roces e insinuaciones inocentes.


Mi deseo aumentaba a pesar de ello, d�ganme, cuantos
compadres no quisieran cogerse a su comadre? Muchos no se atreven pero el deseo
si que lo hay, o no?


La borracheras eran cada v�s mas intensas y prolongadas hasta
el amanecer, nuestras esposas nos aguantaban pero ca�an antes que nosotros, se
iban a acostar con el alcohol en la cabeza, y coma ya saben, es cuando ellas se
dejan hacer de todo, porque casi ni sienten y si sienten ni se acuerdan, a m� me
encanta el sexo anal pero a mi esposa no, por lo que aprovechaba esas ocasiones
para follarmela por el culo.


Ese vienes no fue la excepci�n, ellas se retiraron y despu�s
de que mi compadre se fue, yo me encamin� hacia mi rec�mara y como era verano,
mi esposa estaba destapada acostada boca abajo, con un camis�n liviano y corto,
la rec�mara se iluminaba por la luz de la calle por lo que sin encender la
l�mpara, se ve�a claramente; esa noche se me ocurri� adem�s de todo, sacar unas
fotos a mi esposa y tom� mi c�mara instantanea, me acerqu� lentamente a los pies
de la cama y desde ah� pod�a observar la pantaleta de mi esposa, estaba metida
entre sus nalguitas y se asomaban algunos pelillos, comenc� a tomar fotos y ella
ni en cuenta, despu�s hice a un lado su calzoncito para descubrir su dulce
conchita y con mi mano izquierda trat� de abrir sus nalgas para admirar ese rico
canal entre ellas, mi verga estaba a reventar, despu�s de varias fotos en esa
posici�n, me dispuse a la acci�n, le saqu� su pantaleta blanca de algod�n, deje
la c�mara y me acerque para besar y morder levemente sus nalguitas, percibiendo
su aroma a hembra, poco a poco, para no despertarla, yo abr�a sus nalgas para
pasar mi lengua entre ellas, el aroma de su culito era delicioso, ese hoyuelo
obscurito que tantos deseamos coger, comenc� metiendo lentamente mis dedos en su
conchita para lubricarla, pero que creen, estaba mojadita, acaso los toqueteos
de mi compadre? Bueno eso ayud� para masajearle los labios vaginales y su
cl�toris, ella gem�a pero no despertaba, pero mi objetivo era otro as� que me
dediqu� a �l, su culito, me acerqu� un pomo de gel y comenc� a untarlo entre sus
pliegues anales, lentamente, disfrutandolo, mis dedos empezaron a ceder en tan
apretado hoyito, poco a poco, ella s�lo gem�a no se si de placer o dolor, pude
meter hasta tres dedos y ella solo se mojaba m�s, en eso se escucha el timbre de
la puerta y al asomarme por la ventana v� a mi compadre que hab�a olvidado su
celular, por lo que de mala gana me dispuse a atenderlo, baje y lo hice pasar,
al salir dirigi� su mirada hacia la recamara ya que la puerta estaba abierta y
pudo observar claramente la posici�n en que hab�a dejado a mi mujer, el me mir�
p�caro y me pidi� pod�a observar, yo caliente y con el alcohol en la cabeza sin
pensar le dije que s�, regres� a lo que estaba haciendo pero el saber que mi
compadre miraba no dejaba concentrarme, segu�a masajeando su culito hasta
tenerlo listo para penetrarla, mi mujer profundamente dormida, en eso se me
ocurr�� una loca idea, dejar que mi compadre aproveche lo que ya hab�a yo
avanzado, le hice una se�a de que se acercara y lo hizo con cuidado, a se�as le
indiqu� que prosiguiera con mi tarea y �l lo entendi�, not� que ya ten�a la
verga muy parada y la llevaba apretando con la mano, no cre�a mi proposici�n
pero con la mirada reafirm� mi deseo y no dud� m�s, acerc� sus manos a sus
piernas y a�n as� me ve�a para ver si no me arrepent�a, al ver mi mirada de
lujuria avanz� hasta los bordes de su vagina, acerco los dedos a su conchita y
luego los oli�, parece que fue su medicina, acerc� su rostro y comenz� a
introducir la lengua en ella, la conchita de mi esposa ya escurr�a jugos, si
sinti� algo sab�a que era su maridito que casi siempre se la cogia despu�s de
cada juerga y s�lo se dejaba sentir entre sus sue�os, Jorge ya no aguantaba m�s
y se baj� los pantalones sacando una verga de casi 25 cms, angosta y larga, (la
m�a tiene un tama�o regular de 17 cms) con la mirada solicitaba mi aprobaci�n a
lo que yo asent� con un moviemiento leve de mi cabeza, aprovech� ese momento
para acercarme nuevamente mi c�mara y captar la rica cogida que le dar�an a mi
mujer; mi compadre se sub�o a la cama y acerc� su cosota a la vagina de mi
esposa y presionando lentamente se la enchuf� hasta el fondo, - AAAAAHHHHHHHH
dec�a dormida Gaby � Jorge no pod�a creer tanta belleza, estarse cogiendo a su
comadre sin que lo supiera y con el consentimiento de su compadre, la foll� m�s
de media hora hasta que arroj� su semen dentro de ella, pero �l a�n no
terminaba, tambi�n ten�a entre sus platillos preferidos en sexo anal, adem�s ya
estaba previamente lubricado p�r m�, no pod�a desaprovechar, Jorge me miraba
constantemente y yo s�lo lo animaba a continuar, volvi� a meterle los dedos para
volver a dilatar su anito mientras su verga nuevamente se paraba, adem�s, como
me dijo despu�s, el culo de mi esposa le atra�a desde que la conoci�, so�aba con
�l y esperaba que alg�n d�a podr�a cog�rselos, ahora era una realidad, coloc� la
cabeza de su pene en la entrada de ese rico ojetito y empuj� con suavidad a lo
que poco a poco empez� a entrar sin mucho problema, acu�rdense que su verga era
larga y delgada por lo que no lastimaba mucho a mi esposa, AAAAAHHHHGGGG dec�a
ella, pero esa verga entraba lento pero seguro, ya llevaba la mitad y yo casi me
vengo de lo exitado que estaba, tomaba fotos y m�s fotos, en una de esas me puse
detr�s y enfoqu� mi c�mara entre las piernas de �l, se ve�an sus huevos, la
vagina de mi esposa y la vergota entrando en ese ojete exquisito, ya no pude m�s
y eyacul� abundantemente, mientras tanto el segu�a avanzando en ese estrecho
rinc�n hasta que sus huevos chocaron en la vagina de Gaby, la ten�a hasta el
fondo, el empez� lentamente con el vaiv�n entrando y saliendo, dur� m�s de una
hora en esta acci�n anal, mi verga de nuevo parada y masturb�ndome, hasta que
Jorge explot� en su interior y yo junto con �l, que venida, que calentura, que
cogida � MMMMMMMMMM - sin m�s mi vecino se retir� a su casa por lo que o
acompa�� a la puerta, al regresar y ver esos hoyitos abiertos y escurriendo
semen, no pude resistirme e introduje mi pene el cual se deslis� f�cilmente por
lo mojado que estaba; al d�a siguiente mi esposa me dijo que hab�a amanecido
algo adolorida y con mucho semen, que como me la hab�a cogido.


Imaginen como me calentaba y masturbaba cuando despu�s ve�a
las fotos adem�s de oler la pantaletas que a�n tenia de Vero mi vecina.


El tiempo pas� y no se hab�a presentado otra oportunidad
igual, adem�s yo quer�a hacer lo mismo a Vero pero mi vecino Jorge no daba se�as
de querer corresponder a la cogida que le dio a mi esposa, incluso llegue a
pensar en chantajerlo con las fotos que ten�a de �l clav�ndose a Gaby, pero no
fue necesario porque el d�a menos esperado lleg� la revancha.


Resulta que tres meses despu�s, ellos nos invitaron a pasar
un fin de semana en una casa que ten�an en Cuautla, Morelos, la casa era de
campo bastante amplia con alberca y jardines, llegamos el s�bado al mediod�a e
inmediatamente no instalamos en unas caba�itas para los huespedes al fondo del
jard�n, ni tardos ni perezosos nos cambiamos nuestros trajes de ba�o, mi esposa
coservadora como era, se puso un traje de una sola pieza en color blanco con
algunas franjas de colores, a pesar de ello se v�a super, y m�s a�n al mojarse
porque se trasparentaban sus senos y lo negro de los vellitos de su vagina, sin
contar alguno que otro que se escapaba por la orilla del traje, su culo se
antojaba pu�s tambi�n se le marcaba la franja entre sus ricas nalgas.


Vero imponente, bikini en color verde lim�n que resaltaba su
piel blanca, sus senos casi de fuera y sus nalgas no se diga, el calz�n entre
ellas, que espect�culo tan maravilloso; mi compadre Jorge no quitaba la mirada
de Gaby, la verga se le marcaba semirrecta en su traje de ba�o, seguramente
recordaba que ese culo de vieja ya se lo hab�a cogido y ella sin saberlo, por mi
parte no dejaba de admirar a Vero que nadaba en la alberca, sus movimientos se
me hac�an de lo m�s cachondos, como diciendo c�janme, me urge, mi verga tambi�n
brincaba de gusto con ese paisaje.


La tarde transcurr�a en ese ambiente cachondo, entre copa y
copa hasta que ya estabamos a medios chiles (medios borrachos), ellas juguetaban
en la alberca con nuestros hijos, en eso mi compadre caliente me dijo si esa
noche podr�amos repetir lo mismo que aquella ocasi�n en mi casa, a lo que yo le
dije que si, siempre y cuando me dejara inentarlo con mi comadre Vero, al
principio se sorprendi� pero despu�s comprendi� que hab�a que corresponder a lo
que ya le hab�a yo permitido con mi esposa; despu�s de meditarlo un poco acept�
pero me dijo que entonces las emborracharamos bien para que no hubiera problemas
y fueran a despertar.


Con ese acuerdo ambos nos dedicamos a cuidar que los vasos de
nuestras esposas no estuvieran vac�os, incluso motivamos el baile en el jard�n
donde intercambiamos parejas, procurando no dar a notar nuestro deseo por ellas
para no despertar sospechas, con tanto baile y calor, m�s sed y m�s cubas.


Al filo de la medianoche ellas se encontraban bastante ebrias
por lo que procedimos a llevarlas a su respectiva rec�mara de las caba�as que
nos hab�an prestado al final del jard�n, lo ni�os temprano se los hab�a llevado
su hermana de Vero a dormir dentro de la casa principal, por lo que estar�amos
solos.


A mi esposa que ya estaba casi dormida, con muchos trabajos
pude quitarle el traje de ba�o y la recost� desnuda tap�ndola solo con una
s�bana de la cama, s�lo de imaginar lo que vend�a despu�s me pon�a muy caliente,
ella inconcientemente se dio la vuelta quedando boca abajo, como le gusta
dorm�r, para comprobar su sue�o pesado empec� a meter mano entre sus piernas
hasta llegar a su vagina donde met� un dedo a la v�z que con otro acariciaba su
cl�toris, pero la mejor prueba era su culito ya que ella poco permit�a que yo me
acercara a �l, sobretodo en su juicio, abr� sus nalgas e introduje despacio el
dedo medio, en tiempo normal ella habr�a brincado y no permitido la caricia, sin
embargo ni se inmut�, se�al de su completo estado de embriagu�z y cansancio,
lista pens� yo, ir� a buscar a mi compadre a su caba�a, espero no se haya
arrepentido.


Llegu� a su puerta y toqu� levemente, �l abri� y con una
sonrisa p�cara me dijo que Vero estaba lista, que fuera yo cuidadoso para no
lastimarla; casi se sal�a mi coraz�n del gusto, tambi�n yo le dije que Gaby
estaba m�s que lista por lo que se encamin� a mi caba�a y yo entr� en la suya,
sin hacer mucho ruido llegu� a la rec�mara que estaba semi abierta, las luz de
las farolas del jard�n iluminaba su interior y santo cielo, ah� estaba Vero mi
comadre durmiendo profundamente boca arriba con los senos al aire, s�lo
conservaba puesto el calz�n de su biquini y lo ten�a de lado, seguramente mi
compadre la trabaj� un poco antes de cederme el paso, ni tardo ni perezoso me
acerqu� hacia ella como temiendo fuera a despertar, pero su respiraci�n era muy
profunda lo que me dio cierta confianza para iniciar con mi cometido, prevenido
tra�a conmigo mi ca�ra digital por lo que inici� con algunas fotos, primero de
su cuerpo entero y despu�s de su lindo rostro, sus senos, su triangulito que
sal�a entre el calz�n y de sus largas y blancas piernas, mi verga ya dol�a de
dura pero no quise cometer errores por apresurado, enseguida empec� con el
toqueteo a sus pechos, sus pezones se endurec�an al contacto de mis llemas de
los dedos, sus senos blancos y muy suaves, un poco m�s grandes que los de mi
esposa, sus pezoncitos rosaditos como ciruelas tiernitas, acerqu� mis labios y
comenc� a chuparlos con ternura, mi comadre me encantaba y depertaba mi m�ximo
morbo sexual, ella no daba muestras de sentir por lo que continu� con mi tarea,
besaba uno y pasaba al otro, enseguida inici� mi descenso por su est�mago y
abdomen, lentamente iba llegando a su monte de venus.


Baje un poco su biquini � tanguita y se asom� lo poblado de
su vello el cual empec� a besar y ya percib�a el aroma de su vagina que me
volv�a loco desde que lo conoc� en las pantaletitas que le hab�a robado, - que
exquisito afrodisiaco � separ� un poco sus labios vaginales y su cl�toris
apareci�, rosadito y muy rico, con la punta de mi lengua lo repas�, ah� mi
comadre peg� un ligero brinco, sinti� entresue�os la caricia, lo que me ayudo
porque su vagina comenz� a lubricar, quit� por completo su calzoncito y abr� sus
piernas para besar m�s a gusto su parte �ntima, de arriba abajo, beb�a sus
gotitas que emanaban calidas y juguetonas, ya no aguant� m�s y me fui encima de
ella penetr�ndola, gem�a suavemente y se mojaba m�s, estuve limando casi una
hora, quer�a que no se rompiera ese encanto, - cogi�ndome a mi comadre - �C�mo
se estar�n cogiendo a mi esposa, pregunt�bame? Al recordar me exitaba a�n m�s.


Despu�s e terminar dentro de ella la volti� con cuidado boca
abajo, no pod�a despreciar mi platillo favorito, ella se dejaba como bulto, al
tener su culo frente a mi tuve nueva erecci�n, tom� mas fotos a ese trasero y a
lo que hay dentro de �l, un rico hoyito caf� claro, tambi�n de su vagina por
detr�s, que vista.


Su ligero aroma era enervante, me puse a besar y chupar su
anito, ni pucheros hac�a, trataba de introducir mi lengua para aflojar un poco
ese reducido huequito, introduje un dedo, luego dos y hasta tres, me acerqu� a
su tocador y encontr� crema l�quida para el cuerpo la cual me sirvi�
perfectamente para mis intenciones, ya bien lubricada me sub� en sus nalgas y
apunte mi verga a su culito empujando con suavidad, al principio cost� trabajo
pero poco a poco fue cediendo, lo ten�a tan apretadito que tard� en
acostumbrarse, a pesar de que el alcohol relaja, ella gem�a yo creo porque entre
sue�os tambi�n le dol�a, pero volv�a a su respiraci�n pesada, otra hora y yo
entrando y saliendo riqu�simo, hasta que por fin tuve que eyacular de tanta
exitaci�n, todo mi semen dentro de Vero.


Para cerrar con broche de oro tom� nuevas fotos de sus
hoyitos llenos de lechita m�a, era un espect�culo digno de admirar, finalmente
sal� y me encontr� a mi compadre fumando y con una cerveza en la mano, sentado
en el jard�n, ya daban casi las cinco de la ma�ana, ya no dijimos m�s que
gracias y nos retiramos a descansar a su respectiva habitaci�n y con su
respectiva pareja.


Cuando entr� me encontr� a Gaby acostada de lado y destapada,
pude apreciar sus hoyitos tambi�n abiertos y llenos de semen; al d�a siguiente
mi esposa dice amaneci� adolorida, le dije que me hab�a aprovechado de ella y
que me hab�a encantado, a lo que entre sonriente y molesta me dijo que qu�
l�stima que no sinti� absolutamente nada.


Desayunamos con mis compadres y yo miraba muy linda a mi
comadre, reci�n ba�adita pero con carita tambi�n de crudita, entre m� dec�a que
rico la disfrut�. Hasta pronto.




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Relato: Intercambio de comadres
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