Soy una mujer de 29 a�os, me llamo Ana, y estoy casada con
Claudio desde hace 9 a�os. Tenemos un hijo, Daniel, que tiene 8.
Las cosas no van muy bien �ltimamente en el aspecto
econ�mico, por lo cual tuve que salir a trabajar. Dado que soy escritora,
publiqu� un aviso en el peri�dico para escribir o leer libros a quien lo
necesitase. Realmente no recib� muchos llamados, por eso cuando un vecino,
enterado porque hab�a puesto un cartel en el mercado, me par� en la calle y me
ofreci� leerle a su sobrino, acept� de inmediato. El Sr. Alberto era un
jubilado, tendr�a m�s de 70 a�os, sin duda. Su sobrino, Ariel, era discapacitado
mental, no total, simplemente ten�a muy pocas luces, lo suficiente como para ir
a una escuela especial.
Ten�a 16 a�os, y viv�a con su abuelo porque sus padres hab�an
fallecido en un accidente automovil�stico, 5 a�os atr�s.
Yo ten�a en mente leerle alg�n cl�sico, acorde a su edad y
nivel, pero el t�o me sorprendi� al darme �l mismo el libro que quer�a que le
leyese. Ese primer d�a el viejo no se movi� de mi lado. El chico se sentaba
frente a nosotros, y segu�a el cuento muy concentrado. Todo perfecto, hasta que
unos d�as despu�s el viejo me agarr� antes de entrar, y me coment� que hab�a
notado que el chico iba perdiendo inter�s por lo que yo le le�a. Me dijo que
ser�a ideal que yo representase las historias, como una especie de obra de
teatro. Yo le contest� que no era actriz. �l ofreci� pagarme el doble de lo que
cobraba habitualmente, y dado el mal estado en casa, deb� aceptar. Mi duda
pasaba por encontrar algo que se adaptase a una mujer sola, y que �l pudiera
entenderlo.
No te preocupes, yo te conseguir� el material, pero ma�ana no
olvides de vestirte con una falda corta.
Al otro d�a yo me puse una mini muy linda, y una remera
suelta.
El texto parec�a ser medio extra�o. Yo actuaba, me paraba, me
sentaba, gesticulaba...
"Ella entreabri� t�midamente sus piernas, para que el ni�o
pudiera ver sus bragas...", mir� al viejo como para terminar con eso, el me
gui�� un ojo. Me llev� a la cocina, y me dijo que lo hiciese, que �l sabr�a
recompensarme. Yo volv�, pensando que el �nico que me ver�a ser�a Ariel, y nadie
m�s sabr�a del asunto.
Abr� un poco mis piernas, dejando mis blancas bragas a la
vista de los ojos del chico, que se qued� con la boca abierta. No pas� de eso,
luego continu� con mi tarea como si nada.
Al otro d�a, el viejo me pregunt�: -�Siempre andas con bragas
blancas?.
La pregunta me sorprendi�, era evidente que el chico le hab�a
dicho que me hab�a visto las bragas, y el color de las mismas, pero de all� a
venir a preguntarme...
-�Y para qu� quiere saber...?
- bueno es porque la protagonista del cuento siempre usa ese
color...
- Yo no voy a volver a mostrarle las bragas a su sobrino,
creo que ya fue suficiente con esto...
- No creo, me contest� d�ndome un billete de 50 d�lares.
Fui a la sala de estar para comenzar con la lectura. �l me
estaba esperando.
Comenc� a leer, lo m�s extra�o es que el cuento era sobre una
mujer que le le�a a un paral�tico, algo muy parecido a lo que yo estaba
haciendo. El cuento dec�a que deb�a leerle sentada en su falda, por lo cual me
sent� sobre las piernas de Ariel. Yo llevaba un pantal�n negro de tela, ajustado
al cuerpo, y de tiro bajo, lo cual hace que al sentarme, parte de mis bragas se
dejen ver por atr�s. El chico enseguida not� el contraste de la braga blanca con
el negro del pantal�n, y comenz� a tocar el borde de la ropa interior, jugaba
con ella. A todo esto, yo continuaba sentada encima suyo, y comenc� a notar que
estaba excit�ndose, porque su bulto iba creciendo. Debo confesar que parec�a
estar muy bien de eso, deber�a tener un tremendo paquete. Mi pantal�n era
el�stico, tipo calza, y en un momento de calentura mand� su mano hasta tocar mi
culo por dentro del pantal�n. Yo quise levantarme, pero me ten�a tan agarrada
que no me solt�. Di gracias a Dios cuando en un momento, el texto dec�a que
deb�a ir al ba�o. Cuando iba al toilette, ambos me siguieron.
-�Qu� creen que est�n haciendo?
- es parte del acto, dijo el viejo.
- Ni loca, dije.
El viejo se abri� un poco el saco y dejo ver un arma, como si
fuera una amenaza. Yo, muy asustada, me baj� los pantalones.
- Hazlo en la sala, me dijo.
El hijo de puta quer�a que orinara en el medio del estar. No
pude aguantar la situaci�n, y me hice encima, sin haberme quitado la braga,
ensuciando tambi�n los pantalones, que los ten�a por los tobillos. El viejo le
dijo al chico que me ayudara a quit�rmelos, a lo que este obedeci�.
- Ahora las bragas, le dijo.
Me las baj� lentamente, dejando mi empapado co�o a la vista
de los dos.
- Es hora de limpiarla, dijo el viejo. Yo estaba inm�vil.
El chico comenz� a pasar su lengua por mi co�ito, yo ya
estaba mas caliente que asustada...
Me tir� al piso, me sac� la remerita y el sost�n, y continu�
chupando.
Le quit� su ropa, pudiendo ver por primera vez su tremendo
aparato. Lo tom� con mi mano y comenc� a masturbarlo. Parec�a como loco. En un
momento gir� mi cabeza, y estaba el viejo completamente desnudo, con la polla
entre las manos...
El chico me penetr� como un pose�do, yo saltaba de un lado al
otro. El viejo se acerc� y me la puso en la boca. Le hice una mamada mientras el
sobrino me follaba. Ambos acabaron al mismo tiempo, uno en mi boca y el otro
adentro m�o.
Yo ya hab�a perdido la cuenta de las veces que me hab�a
corrido. Ariel me dio vuelta, y comenz� a lamerme el culo, a lo que el viejo
disfrutaba sob�ndome las tetas. Cuando lograron ponerse nuevamente en
condiciones (especialmente el viejo), Ariel me la dio por el culo y el viejo me
masturb�, explorando todo mi interior con una habilidad infrecuente para m�.
Segu� yendo a esa casa a trabajar un tiempo m�s, exactamente
por 6 meses, ya que el viejo muri� de un ataque, y Ariel fue internado en un
asilo. Al d�a de hoy jam�s he vuelto a sentir tal placer con mi marido...