Relato: Alumna

Yo era profesor de idiomas en una Universidad en el sur de la Ciudad de M�xico. En realidad nunca tuve mucha suerte con las mujeres pero ese trabajo me dar�a la mejor satisfacci�n de mi vida. Tuve una alumna que siempre se sentaba en primera fila y que curiosamente era mayor que yo por 10 a�os. Estudiaba algo sobre libros y sobre Latinoam�rica, lo cual yo conoc�a tanto como ella. A mi me parec�a simp�tica y muy inteligente. Conforme pasaba el tiempo comenz� a vestir de manera cada vez m�s atrevida y era muy notorio para m�, pues siempre estaba en primera fila. Usaba jeans que no le favorec�an, como despu�s supe, sino que le hac�an justifica a su hermoso trasero redondeado y grande, y a sus piernas grandes y antojables. Luego las faldas fueron m�s comunes, y las minifaldas y las medias de red que la hac�an ver muy sexy. el color verde le sentaba genial y su cabellera rojiza tambi�n. Ella sab�a que yo ten�a una relaci�n formal de 6 a�os con la que ahora es mi mujer. Sin embargo eso no impidi� que me declarara su atracci�n pues yo le parec�a atractivo y tambi�n inteligente. La docencia otorga un halo de atracci�n ante las estudiantes del cual me aprovech�. Ella me lo confes� en la facultad, y me declar� que no le importaba ser una especie de puta, de plato de segunda mesa, de calenturienta, no le parec�a que se humillaba frente a m� siempre y cuando la amara en secreto y de manera muy pasional. Ella me dec�a que nunca hab�a sido muy zorra pero que conmigo acceder�a a lo que yo quisiera. En una ocasi�n coincidimos en un concierto de m�sica africana y ambos est�bamos muy tomados, as� que le propuse ir a mi casa, pues yo viv�a s�lo. Ella me dijo que si me quer�a agandallar y le respond� que s�, que mi intenci�n era hacerla m�a. No accedi� de inmediato, pero el vino y la m�sica hicieron que faj�ramos un buen rato frente a mucha gente que hac�a lo mismo, entre universitarios que beb�an, y se drogaban. A nadie le importaba. Finalmente fuimos a un hotel de paso y comenzamos a besarnos como nunca y nos despojamos de nuestras prendas. Nunca hab�a visto senos tan bien formados, pezones tan rosados, tetas m�s duras y hermosas, nalgas tan tersas como la piel de un durazno. Sin embargo, ella me mont� y me ense�� lo que nunca hab�a aprendido. La experiencia que ten�a con hombres era evidente y me di� una lecci�n de amor que nunca olvidar�, y las posiciones y los usos de su lengua, trasero y senos fueron inolvidables. Al final me di cuenta de que ella sangraba y me encant�. Pero no se trataba de una lesi�n sino que era el inicio de su periodo, lo cual nos alegr� bastante y por lo que seguimos toda la noche hasta quedar muy cansados. Hasta ahora sue�o con ese momento a pesar de que soy casado y muy contento con mi matrimonio, dar�a muchas cosas por repetir ese momento con mi alumna, recordarla ebria, bailando y haci�ndome el amor como nunca m�s lo volver� a hacer, como los mismos �ngeles.

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