Relato: Cuentos de peep show (6)





Relato: Cuentos de peep show (6)

CUENTOS DE PEEP SHOW 6


Acerca del poder afrodis�aco de los auriculares.


Mi mujer siempre ha sido muy impulsiva. Me he tenido que
aguantar sus desplantes porque su impulsividad es una de las cosas que le da
sentido a mi vida. Esta vez fue el colmo.



Me llam� por tel�fono. su llamada entr� justo cuando discut�a
con un arbitro una decisi�n muy injusta que hac�a que una de mis alumnas de la
escuela de artes marciales perdiera su medalla de primer lugar. Mi mujer me dijo
que acababa de tener un accidente. Yo, con mi mente en dos sitios a la vez,
comet� la idiotez de preguntarle c�mo hab�a quedado el coche que le acababa de
comprar, un Honda. Ella se encabron� porque ciertamente la actitud correcta de
un esposo que la adora era "�C�mo est�s t�? �Te hiciste da�o?", sin importar el
pinche autom�vil. Fue un error, pero eso no significa que la quiera menos. Me
ment� mi madre y a juzgar por el sonido tan feo que hizo el tel�fono supe que lo
hab�a arrojado por la ventanilla del auto. No son figuraciones. Estoy seguro de
ello porque ya ha arrojado un par de tel�fonos desde cualquier ventanilla
mientras habla conmigo. Esta discusi�n me puso de peor humor.



El que a dos amos sirve puede quedar mal con ambos. Con mi
esposa no cumpl� con mi voto matrimonial de protegerla y confortarla, y a mi
alumna no pude salvarla de perder la medalla de primer lugar, pese a la paliza
que le hab�an metido, pues la discusi�n giraba, en parte, en el argumento de que
la contrincante deb�a ser descalificada por exceso de violencia.



El torneo se clausur� y pudimos volver mis alumnos y yo al
hotel en que nos hosped�bamos. Esper� un poco para volver a llamar a mi esposa,
pues si el accidente le hab�a pasado cerca de La Piedad Michoac�n, que es donde
vive mi suegra, faltar�an una hora y media para que estuviera en Morelia y le
pudiese llamar a la casa.



Me ba�� y me puse uno de mis faldones que utilizo para los
eventos de exhibici�n en los cuales debo parecer un samurai. Me llam� la mejor
de mis alumnas, la que recibi� la paliza, precisamente, para decirme que ya
estaban todos los alumnos en la estancia del hotel y que me esperaban. Pese a
que me hab�a comprometido formalmente a acompa�arles en una gira tur�stica por
esta ciudad colonial, tuve que excusarme. As� que le dije a mi alumna. "Por
favor disc�lpame con los muchachos. Mi mujer tuvo un accidente y debo estar
pendiente de c�mo sigue, pero no se desanimen, vayan con las otras escuelas,
Quer�taro es muy bonito. Yo me quedar� aqu� hasta en tanto no sepa m�s detalles.
Ver�s que les va a gustar a todos, y en especial a ti. Aprovecha que tus padres
te dejaron salir de Morelia. Ser� tu primer viaje sola." Ella me dijo que estaba
bien. Yo qued� con mucha curiosidad de ver c�mo diablos se hab�a maquillado el
morete que le hab�an dejado.



Esper� en la habitaci�n del hotel mirando canales aburridos
en la televisi�n. Cuando cre� conveniente marqu� para la casa.



Contest� una voz de hombre que dijo "�Presto!"


"Disculpe, debe estar equivocado..." dije, lament�ndome de mi
estupidez de haber marcado n�mero equivocado de larga distancia. Volv� a marcar,
esta vez utilizando la precauci�n y parsimonia que se estila cuando se hace
alguna transferencia bancaria por internet.



"�Bueno?" contestaron esta vez, otra vez voz de hombre.


"�A qu� tel�fono estoy marcando?" Dije aun dudando, pues
prefer�a creer que hab�a sido tan est�pido de marcar mal dos veces a creer que
estaba un hombre en mi habitaci�n, que es el sitio donde tenemos el �nico
tel�fono de la casa.


"Al de la habitaci�n" contest� el hijo de su puta madre.


"�Qui�n es usted y qu� est� haciendo en mi casa?" Dije ya
furioso. El fulano no me contest�. "Le he hecho una pregunta. �Bueno?...
�Bueno?... �Est�s ah� hijo de la chingada?... �Bueno?... Pinche mudo culero."



Al decir "culero" tom� la llamada mi mujer. Su voz era
nerviosa, una voz que le conozco, la voz de cuando est� encabritada, la voz de
cuando es capaz de cualquier cosa.



"Vaya, ya puedes por fin atenderme" Dijo.



"�Qui�n es el hombre que est� ah�?" Dije con aplomo.



"Ah. �De manera es que sigues interes�ndote en otros temas
primero?" dijo diab�lica, record�ndome que en nuestra llamada anterior el
haberle preguntado por el auto me hab�a costado su comunicaci�n m�s un celular.



"No. No. Espera. Empecemos de nuevo. No me importa un carajo
quien est� ah�..."



"Ah. �No te importa que un desconocido est� conmigo en la
casa estando yo sola y tan d�bil como para defenderme?". Son� m�s diab�lica
todav�a.



"Si. Claro que me importa. Solo que eso no es nada comparado
con mi inter�s de saber c�mo est�s, de asegurarme que no te hayas lastimado."
Dije sumiso.



"Vaya. Ya hasta estaba creyendo que yo era sola en el mundo"
Ella nunca dice que es sola en el mundo y s�lo utiliza esa alegor�a cuando me
reclama que no me la joda en m�s de una semana.



"No de ninguna manera. Me tienes a mi. Oh, te estoy deseando
justo ahora. Desear�a poder apapacharte justo ahora." Fing� pasi�n cuando en
realidad lo que ten�a era miedo.



"Yo estoy bien. Muy bien. Recib� mucho apoyo del muchacho que
me trajo hasta la casa. Se port� muy lindo, la verdad." Yo pens� "Vaya, es
muchacho y es lindo..."



"Que bueno que fue amable. Oye, amorcito, �No es peligroso
que lo hayas dejado pasar?" dije desvalido.



"No creo."



"Dale las gracias y que se vaya" orden� sutilmente.



"De ninguna manera. Se ha portado muy bien y adem�s se sent�
en los orines que dej� en el asiento del Honda, no puedo mandarlo a la calle
as�"



"Bueno amor, no digo que debas ser ingrata, pero una cosa es
que te haya ayudado y otra que sientas que le debes la vida. �Qu� se supone, que
le vas a regalar ropa m�a para que se vista?"



"No es mala idea. Ya vez que tienes unas prendas nuevas en el
caj�n de arriba"



"Vaya" dije perdiendo el control, quiz� alzando la voz en un
momento en que no era conveniente gritar "�Le vas a regalar mis calzones nuevos?
Pinche h�roe ganancioso"



Esper� una respuesta de ella, pero en vez de recibir una
respuesta escuch� que su respiraci�n se alej� del auricular, como si lo apartara
de su boca. El aire reson� como si escuchara dentro de una caracola y luego
adquiri� nitidez. La escuch� decir ya algo lejos del micr�fono: "�Me crees que
el muy cerdo me cort� el tel�fono? No quiero o�rle m�s. Dejar� el auricular sin
colgar. No lo cuelgues por favor, no quiero escuchar que me llame otra vez."
Luego se escuch� el aire de nuevo y luego el repiqueteo de un auricular que se
coloca a lado de la mesita.



Pero un momento. Era mentira que yo hab�a colgado, yo todav�a
estaba en la l�nea. Quise gritar, pero no lo hice. Escuch� que dijo ella "Voy a
ba�arme", y en apariencia eso se lo estaba diciendo al muchacho lindo, pero en
realidad me lo estaba diciendo a mi, como si me dijera "cuelga la bocina si
quieres. O si lo prefieres, �ndate de fisg�n por el auricular y escucha lo que
sucede. Si quieres saber si echo de la casa o no al muchacho lindo, deber�s
quedarte pegado a la bocinilla". Sobra decir que me qued� pegado a la bocina. La
existencia de ruido ces� a mi alrededor, los sonidos de mi habitaci�n callaron,
y todo mi universo se redujo a aquella peque�a rendija auditiva que era una
ventana a la alcoba de mi casa. Era yo un esp�a que tem�a verme enga�ado.
Respiraba yo profunda y secamente.



Escuch� c�mo la regadera del ba�o dejaba de carraspear, pues
la tuber�a hace un ruido muy particular cuando est� abierta. Imaginaba yo lo que
pasaba en mi habitaci�n. Mi mujer, probablemente envuelta en alguna toalla
mientras �l la mira. Escuch� el abrir y cerrar de los cajones. Luego un golpeteo
sobre el colch�n. Escuch� la voz de ella diciendo "Date un ba�o. Est�s ba�ado de
mi".




A mi mente vinieron mil contestaciones posibles a esa
observaci�n suya, contestaciones que yo le dir�a. Al parecer el muchacho lindo
hizo lo mismo porque abri� la boca para decirle una de las que se me hab�an
ocurrido a mi: "Viniendo de ti no me importa".



Se escuch� la regadera. Se escuch� un cuerpo tendi�ndose en
la cama. Escuch� un suspiro remoto pero apuntado hacia el tel�fono, tal como si
ella supiera que yo lo escuchaba todo. Su voz era suave, como ebria, y dec�a "Ya
sal papito". Yo la o�a, pero dudo que el tipo pudiera escucharla. Se cerr� la
regadera. El tipo hab�a durado apenas tres minutos ba��ndose.



Lo que sigui� a continuaci�n no tiene sentido que lo relate
en orden porque no lo recuerdo en orden. Cuando una palabra lo hiere a uno en el
coraz�n, cuando un gemido nace de un enga�o colgado de la cornamenta propia, el
orden no importa, pues cada gemido puede evocarse de manera independiente, ajeno
de contexto, incisivo como el colmillo de una v�bora, omnipresente como una
reuma en el coraz�n, desmoralizante como la noticia de que Dios no existe.
Empec� a escuchar la sinfon�a de mi humillaci�n.



"Ven. Siente aqu�. �Es normal esto?", "D�jame ver. �Aqu�?
�C�mo lo sientes?, "Tenso", "Si. Te percibo tensa. Pero deja te doy un masaje",
"Me haces cosquillas", "�Me detengo entonces?", "Haz lo que quieras menos eso.
Se sienten tan bien tus manos", "Gracias", "�Das masajes muy seguido?", "Casi
no", "Deber�as", "Cuando necesites uno s�lo me avisas y te lo doy", "No hagas
promesas que no puedas cumplir. Soy insaciable", "Esa es una palabra que me
gusta", "�Cu�l? �La palabra soy?", "No, la palabra insaciable", "A ver si
es cierto que te gusta. Muchos corren. Oh, si, es tan rico."



Yo estaba estupefacto. No hab�a m�s que escuchar en realidad.
Cualquier esposo sensato pod�a asegurar que su mujer lo enga�a con s�lo escuchar
lo que yo hab�a escuchado. Despu�s de todo nuestros instintos son predecibles,
yo ya podr�a afirmar que en unos cuantos minutos ella le estar�a dando una
mamada como las que me da a mi, pues ella no es de las que pierden su tiempo.
Escuch� resoplos, gemidos.



"Eso. Coge mis tetas. Apri�talas pero no las pellizques.
Asssssiiiii", "Que rica. Que rica", "Si, si, m�mame el co�o, m�mamelo bien. Que
bruto, lo haces magn�fico".



Para mi tristeza mi verga se comenz� a poner dura. Los
gemidos de mi mujer son algo que me vuelven loco, pero al estar ella
emiti�ndolos en manos de otro hombre no deber�an excitarme tanto, sin embargo
ten�a una erecci�n que si ella misma la viera no la creer�a. Me saqu� la verga
del fald�n con el pretexto de verla. Como si no la hubiese visto nunca, o como
si quisiese confirmar que era real aquella suposici�n de que escuchar c�mo le
mamaban el co�o a mi esposa me estaba poniendo caliente. Escucharla era un
misterio en el tiempo porque era como si ya hubiese escuchado todo, como si ya
supiese que una verga la atravesar�a en unos minutos, como si ya la escuchase
venirse, era un segundo y eran todos los dem�s. Al sacar mi verga del fald�n
tuve que tomarla con la mano, y el contacto de mi mano con la estirada piel del
pene me caus� tanto alivio que no pude sino empu�ar de prisa mi propia tranca.



"�Qu� vas a hacer? Me tienes empinada, �Por qu� me pones
crema en las manos? �Vas a poner tu verga en mis manos? �Qu� barbaro! Si es como
la sienten mis manos tienes una verga fant�stica.", "�Nunca hab�as tenido en tus
manos una verga tan grande?", "No. No s� si m�s rica, pero m�s grande estoy
segura", "Vi�ndolo bien no me importa ser la m�s grande, sino la m�s rica",
"Pues te vas a tener que esforzar. Ay, qu� suavecita tienes la cabeza", "Yo
siempre me esfuerzo", "MMMMMMMMMM" Ya lo esperaba. M�temela hasta adentro. Toda.
Toda. M�tela m�s.", "Toma. Toma".



He ah� que lo temido ya estaba ocurriendo. Un hombre estaba
cabalg�ndose a mi mujer y le arrancaba gemidos. Se escuchaba el golpetear de las
nalgas de ella con las caderas de �l, y nuestro indiscreto colch�n me daba se�a
exacta de la intensidad de los caderazos. Mi mano, independiente de mi orgullo,
hab�a comenzado a menear mi verga. Triste era mi situaci�n, imagin�ndome que me
jod�a a mi mujer mientras otro la jode, empu�ando mi tranca y llorando, y lo
peor de todo, llorando pero disfrutando como una bestia sin valores de aquella
situaci�n tan inusual.



Para mi sorpresa la puerta de mi habitaci�n son�, como si
alguien con una llave la comenzara a abrir. En un extra�o arrebato de auto
humillaci�n, en vez de colgar definitivamente el auricular, tap� el micr�fono
del tel�fono, como si quisiera conservar la rendija que me daba certeza de mi
cornudez. Supliqu� con una voz entrecortada, temerosa y desvalida, tal como
quien caga en un ba�o p�blico y remeda "est� ocupado, est� ocupado". Algo as�
dije, algo as� como "Estoy ocupado, no entre". Pero la camarista no atendi�
razones y se abri� paso por la habitaci�n.



La chica que entr� se sorprendi�, y con justa raz�n. Ah�
estaba yo, sentado en el c�modo sill�n que hab�a movido desde la ventana hasta
el bur� del tel�fono, ten�a un fald�n bajado hasta las rodillas, la verga
ostentando una erecci�n descomunal y bailando como un metr�nomo taciturno que
oscilaba al ritmo de los jadeos de mi mujer y su acompa�ante, mi rostro
encendido y mi mirada excitada, mi abdomen sin camisa y sudando, mi cabello
h�medo, la atm�sfera vaporizada en medida que me estaba yo cocinando en mi
propio fuego, mis brazos tensos y sosteniendo en una de mis manos el auricular
del tel�fono y con la otra mano tapando el micr�fono del tel�fono como si fuese
�ste la boca de un ni�o que delata un crimen cometido por mi y al que yo
estuviese callando.



La situaci�n era embarazosa, pero tambi�n definitiva, pues la
chica que entr� no era una camarista, sino mi alumna preferida. No hab�a mucho
qu� decir ni ocultar, mi realidad era �sta. Su realidad no s� cu�l era, pero s�
cu�l ser�a, pues en vez de marcharse cerr� la puerta tras de s�, y demostrando
ser m�s precavida que yo, coloc� un cerrojo interior a la puerta.



"Est� llorando" dijo ella. Yo qued� sorprendido. Lo menos
aparatoso en toda esta situaci�n es que yo estuviese llorando, sin embargo era
lo �nico que ella hab�a notado como raro o digno de citarse. "�Le ocurri� algo
grave a su esposa?" pregunt�.



Yo sonre�. La mente es un misterio y saca conclusiones muy
�giles que luego hacen que uno se r�a en el peor momento. No entend�. Me parec�a
l�gico que yo estuviese llorando si por tel�fono me anunciaran que mi mujer
est�, por ejemplo, muerta o paral�tica, pero en tal caso, �Qu� explicaci�n
habr�a para que yo tuviera el fald�n hasta las rodillas y la verga bien
paradota? Ahora bien, si nada le hab�a pasado a ella, �Entonces por qu� las
l�grimas?



"�Por qu� no fuiste con los dem�s?" Dije yo y comenc� a
reflexionar que eso de hacer preguntas inadecuadas a las mujeres en los momentos
m�s delirantes s� era un problema m�o que deb�a atender.



"Quise quedarme con Usted. Pocas veces necesita Usted de m�,
y pens� que tal vez hoy podr�a acompa�arle en estos momentos tan duros en que su
esposa est� accidentada..." Dijo temblando. Llevaba puesto su uniforme de
practicas y no llevaba maquillaje. El morete se le ve�a menos mal de lo que yo
imaginaba.



"Mi esposa accidentada. Seguro. Ven. Escucha lo que le est�n
haciendo a mi esposa moribunda. Pero no hables, ella no sabe que yo la estoy
escuchando."



Mi alumna se acerc� como si ignorara al m�ximo que mi verga
parada y desnuda quedaba a escaso medio metro de su cuerpo. Coloc� su oreja con
gran curiosidad y yo le coloqu� la bocinilla en su o�do. Ella escuch� lo que
suced�a al otro lado de la l�nea y yo s�lo pude imaginarme qu� era lo que ella
estaba escuchando de ver sus ojos luminosos brillando como un par de soles, con
morbo, con juego, con duda. A pesar de que la hab�a tenido cerca miles de veces
e incluso hab�amos tenido contacto f�sico, es decir, el obligado que hay en una
academia donde se ense�an disciplinas f�sicas, en realidad nunca la hab�a tenido
cerca, es decir, cerca as�, cerca como mujer, cerca en todos los sentidos, cerca
y que lo importante fuera su olor, su respiraci�n, su belleza. Ella hab�a
entrado a mi academia muy joven. Entr� casi sin pechos y sin culo, y de mi mano
ha ido adquiriendo un par de tetas y un culo admirable, su mirada de ni�a se
hizo de mujer en mis clases. Que me admira es algo que lo s� desde hace mucho,
pero eso no es raro, casi todos mis alumnos lo hacen. Pero ella, ella siente un
orgullo diferente cuando alabo su trabajo y su destreza, ella se siente en la
gloria cuando hago p�blico que es mi mejor alumna, es feliz de que, de las
mujeres, solo a ella llamo por su nombre, a ninguna otra, y a los dem�s que
llamo por su nombre son hombres. Su familia es muy recatada y sus padres hasta
ahora que ha cumplido sus dieciocho a�os la han dejado viajar sola, qu� iron�a,
porque conf�an en mi.


Ella est� ahora con la bocinilla en el o�do, escuchando c�mo
es que joden dos adultos, familiariz�ndose con la animalidad m�s cruda. Mientras
escucha, sus manos temblorosas tocan mi verga, la rozan con un cuidado sublime,
como si mi tranca delirante fuese una flor muy fr�gil que a la menor sacudida se
desintegra. Ella tiembla de miedo y suspira como si fuese ella la que le roba
algo a la vida y no yo. Mi coraz�n late de tal fuerza y estoy tan excitado que
es un aut�ntico milagro que no sufriera un ataque al coraz�n ah� mismo, tal vez
porque no soy un viejo, tal vez porque hago mucho deporte, no s�. Sus manos van
tomando confianza con mi verga y comienzan a empu�arla con mayor fuerza. Siento
que la ocasi�n precisa m�s de mi experiencia que de su inocencia, siento en su
temor que no desea decepcionarme y que lo que teme no es a caer enamorada de m�,
pues eso ya lo est�, sino que yo no la quisiese.



Le quit� la bocinilla a ella y me la llev� a mi oreja. "Eso.
M�mame el cl�toris. Cabr�n, haz hecho que me venga varias veces y me lo has
puesto muy sensible. Qu� delicia. Mmmmmmmmm. Eso. M�temela otra vez, voy a
abrirme de piernas como nunca lo he hecho para que quepas todito. Assssssi.
M�teme las bolas. Cojes como un perro", "T� eres una perra", "Sep�rame las
nalgas. As�, profundo. Mira como me tienes."



Mi alumna se quit� la parte de arriba del traje y no llevaba
sost�n. Sus tetas eran magn�ficas. Con la mano que no ten�a sujeto el tel�fono
la tom� de la nuca y encamin� su boca hasta mi verga y la conduje a que se la
tragara por completo. Mi verga estaba mejor que nunca. Ella estaba sorprendida
de saberse con mi verga hasta la garganta. En sus ojos hab�a cierta comodidad en
el hecho de que fuese yo quien arbitrariamente decidiera qu� se iba a hacer. Con
un almohad�n coloqu� el auricular en el sill�n para recostarme encima de la
bocinilla y dejar libres mis dos manos. Era un vicioso, quer�a la mamada pero no
quer�a dejar de escuchar. Liberadas mis manos tom� con una de ellas la cabeza de
mi alumna y con la otra manipulaba mi verga. Como pude la desinhib� y de rato
estaba mi alumna mamando como una experta, trag�ndose todo el trozo de carne,
manando saliva como un perro rabioso, sobando de arriba abajo toda mi carne,
usando su lengua como una serpiente puta. Con mis yemas le tocaba su morete, y
ella no lo sent�a.



Era una mezcla de sensaciones f�sicas, mentales y
espirituales, pues estaba lo que mi alumna me estaba haciendo, lo que o�a hacer
a mi mujer, lo que le o�a a mi enga�ador, m�s lo que yo pensaba, revolvi�ndose
todo ello en una masa confusa entre mi cuerpo y mis pensamientos. En el
auricular escuchaba c�mo mi esposa ya estaba mam�ndole la verga al infeliz
muchacho lindo, en mi habitaci�n mi alumna no se escuchaba ni dec�a nada, pero
hac�a.



Alumnita querida. Siempre hab�a pensado que eras una cachonda
pero nunca pude imaginar cuanto, eres una golfa hecha y derecha, golosa de
verga, adem�s buen�sima. Chomp, chomp. Qu� rica verga tienes. Amo mamar vergas,
podr�a hacerlo toda la vida. Pues a m� m�mamela cuando quieras. Siento c�mo se
te hincha. Alumnita querida, ya voy imaginando todo lo que te voy a hacer esta
noche, esas nalguitas las voy a desvencijar, las voy a inaugurar, te voy a dejar
bien abiertita. Traga. Traga. Ohuuu, qu� rico. Voy a mamarte el culo. Mmmmm. Te
pones chinito. Te gusta que te jueguen el culo. Dame huevos. As�. Qu� lindo es
verte con esa cara inocente rodeando con tus labios esta verga grotesca, tu la
haces bella, todo lo haces hermoso. Eso, m�teme los dedos, r�mpeme, r�mpeme.
Dame por el culo, as�.



En medio de tanta confusi�n comenc� a sentir como el semen
comenz� a hervir en mi verga y comenz� a manar, ba�ando la cara de mi aprendiz,
llen�ndola de blanco. Yo no dej� que su cara escapara y restregu� mi verga
chorreante en sus mejillas. Ella se entreg� a todas las cochinadas que a mi se
me estaban ocurriendo. Era un �ngel violado, un diablo nacido, una flor que
despierta la primavera. En el auricular el muchacho lindo tambi�n se regaba en
mi mujer, dando gritos de gozo. Colgu� el tel�fono por fin. Yo acerqu� el rostro
de mi alumna al m�o y nuestro primer beso fue con sabor a semen. La abrac� con
ternura, pues quer�a su coraz�n henchido para que soportara todo lo que en esa
noche le har�a...



Ella entr� al ba�o para hacer pis y lavarse. Yo aprovech�
para llamarle a un amigo de Morelia. La instrucci�n era sencilla, que fuera a mi
casa y le metiera una putiza al muchacho lindo.



Mi alumna sali� del ba�o y yo la vi caminar como una hada. La
vida se iba a poner ruda, pues al menos en ese segundo me sab�a enamorado de dos
mujeres...


Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 0
Media de votos: 0





Relato: Cuentos de peep show (6)
Leida: 730veces
Tiempo de lectura: 14minuto/s





Participa en la web








Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Afiliados







relato invite amigo a casa y mi esposa estaba en shortRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelatos sesuales mi sobrinitas en el canporelatos eroticos gay con vecinitosrelatos eroticos mi sobrinita precozrelatos eroticos de mi niñes ricorelatos de travesti de su primera vezR.Erotico incesto.descubri que mi madre se prostituye y la cogi.relatos eroticos de mi pequeña hijaIncesto con la abuela relatadosrelatos porno de durmiendo con mi hija pequeñarelatos eroticos con mi nieta en la piscinaintercambio parejas relatosmisrelatospornos infiel con el inkilinohistorias eróticas no consentidorelatos eroticos de incestoRelatos Xxx De Bulma VioladaRelatos porno incesto completossrelatos dominacion colegialaRelatos xxx pornos de cojiendo a fulll a mi sobrinita a la q le gusta todorelato porno la primera ve com mi compadreRelatos eróticos madres con curasporno geysmi papa me preñoRelatos eróticos hombres que han desvirgado culitos gaysrelatos de infidelidad suegrafollando pequeñasRelatos xxx apoyandole a mi hermana en el metroancianas ardientesrelatos eroticos con masajistasrelatos de cuando me chime a mi cuñada q le yebo ganasabuelos follandose a sus nietasRelatos Gay El Entrenadorrelatos nuevos preno a mi mama y a mi hermanarelato de sexo mi jardinero viejo me Mete el guevONacida cachorrita zoofiliarelato incesto gabirelatos eróticos gay- incesto en familia: mi hermanito menor me provoca con su modales femeninorelato erotico hijastra d 7relatos porno de desvirgine a mi ahijadaRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatowww.relatos de sexo trasvesti mi esposa compra pantaletas para mimi sobrina me la chupa relatos eroticosrelatos porno en el metro con 8 viejitosrelato erotico hija violadaRelatos erótico abuelito aprovechadoporno msdurasRelatos eroticos entre compadresrelatos porno sexo abuelo nietadoña chela parte IV porno relatosrelatos porno la familia incestuosarelatos de ninas culiando con hombresconserje relatos eróticosrelatos cachondos mis tias hermnas de mi madre guarrasrelatos eroticos la inocente señorita verorelatos rompi el culo a mi madre borrachaRelatos cojiendo con mama en el ranchohistorias eroticas celo hice a mis 2s sobrinitasrelato erotico madura culonarelatos eróticos desvirgada por mi suegrorelatos lesbicos mama me amaRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezporno relato abuelito aprobechado 3Relato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoWww.de relatos de incesto y amorfilialme follo a mi tia relatosconserje relato pornorelatos sexuales sexo con mi sobrinoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatocriada lesbianasemental relatos er�ticosrelatos eróticos mi padrastoRelatos eroticos mirando porno Relatos eroticos jugando al caballito con una desconocidas de 3 añitosrelatos eroticos de esposas con don raulrelatos porno mironaIncesto con la abuela relatadosfollando virjenesRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelatos eróticos amor filial incestoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoRelatossex soy el marido de mi madrerelato erotico travesti camionero