Relato: La despedida de soltera





Relato: La despedida de soltera

Antes de comenzar mi relato os har� un breve resumen de mi
vida para la completa comprensi�n de la historia que os voy a contar.


Soy un chico de 24 a�os que por circunstancias ajenas a su
voluntad lo vistieron de ni�a a los dos a�os de edad. Los problemas econ�micos
de mi madre al quedarse viuda la obligaron a tener que aprovechar la ropa de mis
hermanas mayores para vestirme. No puse ropa masculina hasta los cuatro a�os en
que empec� a ir al colegio y de cara a la sociedad he mantenido mi rol masculino
desde ese momento aunque en casa siguiera conservando mi propio ajuar femenino
que hab�a heredado de mis hermanas y algunas prendas que compraba de vez en
cuando.


La primera vez que sal� como Olga (este nombre fue idea de mi
hermana Paula) fue alrededor de los diecisiete a�os y por casualidad. Para
hacerle un favor a un chico, con una homosexualidad asumida aunque no
exteriorizada, me hice pasar por su novia. La experiencia fue muy productiva y
did�ctica. Adem�s de sentirme mujer fuera de casa esa fue la primera vez que
hice el amor con un hombre.


A modo de aclaraci�n debo decir que siento verdadera
debilidad por las chicas. Es m�s, tengo novia formal, con quien tengo el
comportamiento de un chico normal y que no sabe absolutamente nada sobre mi
"habilidad" para travestirme. Sin embargo, en honor a la verdad, no me puedo
considerar totalmente heterosexual, puesto que, vestido como mujer, he mantenido
espor�dicamente relaciones sexuales con chicos. Me definir�a como un bisexual
con una fuerte inclinaci�n hacia las mujeres.


En la �poca en que transcurre este relato ten�a yo veinte
a�os. Desde que Ricardo, el chico gay a quien hab�a hecho el favor, se
trasladara a otra ciudad no hab�a vuelto a vestirme de chica fuera de mi casa.


El d�a de navidad, estando todos sentados a la mesa, Raquel,
mi hermana mayor, nos anunci� que en verano se iba a casar con Alejandro, su
novio de toda la vida. No supimos que decir, la alegr�a fue inmensa. Nos explico
los detalles de su decisi�n, donde iba a vivir y cosas as�. Mi madre
visiblemente emocionada, se ofreci� para ayudarla en lo que fuera, a lo que
Raquel, agradeci�ndoselo, le dijo que no se preocupara por que ella y Alejandro
ya ten�an casi todo previsto.


En ese momento a mi hermana Paula se le dibuj� una mal�vola
sonrisa en los labios y con una vehemente explosi�n de entusiasmo exclam�.


-. Vale, entonces, ya que no nos dejas ayudarte te vamos a
organizar una despedida de soltera que recordar�s toda tu vida.- y dirigiendo su
mirada hacia mi me dijo. - Y tu me ayudaras �Verdad Olga!


Me qued� de piedra al o�r mi nombre de chica en casa y que mi
hermana me propusiera participar en una fiesta exclusivamente para mujeres. Mire
a Raquel rojo de verg�enza y ella me devolvi� la misma sonrisa perversa que
hab�a visto antes en Paula.


-. Que venga. Lo pasaremos de miedo.


En mi interior sent�a un cosquilleo que me recorr�a por todo
el cuerpo ante el ofrecimiento que se me acaba de hacer pero, no s� por que no
acababa de exteriorizarlo. Empezaron a fluir sentimientos encontrados dentro de
mi cabeza. Por un lado una inmensa ilusi�n por formar parte de una fiesta
exclusivamente para chicas cuyo desarrollo siempre me intrig� y, por otra parte,
un temor horrible a no estar a la altura de las circunstancias. Hacia ya casi
dos a�os que no hab�a salido como Olga y aunque, en ciertos aspectos, hab�a
mejorado mi destreza para transformarme; hab�a perdido cierta pr�ctica en cuanto
a la conducta femenina requerida por mi desinter�s a volver a travestirme fuera
de casa. Algo de todo esto debi� de haber notado mi familia por que mi madre me
cogi� la mano y me dijo en tono cari�oso.


-. No te preocupes hombre. Nosotras sabemos que no vas a
tener ning�n problema. Tu capacidad y habilidad para transformarte en Olga son
envidiables, incluso para nosotras. Yo misma te ofrecer�a mi ayuda si no supiera
que tu superar�s con mucho todo lo que podr�amos a hacer por ti.


Sus palabras me tranquilizaron y, mas animado, promet� hacer
todo lo posible para aprovechar esa oportunidad que mis hermanas me brindaban.


Desde aquel momento, a casi siete meses vista, todo el tiempo
libre del que dispon�a se lo dedicaba a Olga. Lo primero que me propuse fue
bajar de peso, aunque estaba delgado mi cuerpo, casi desarrollado del todo,
hab�a ancheado y cogido ciertos pliegues en algunas partes. Otra cosa que me
preocupaba y que decid� modular fue mi voz, cuando sal�a con Ricardo aun
conservaba algo de mi voz infantil, pero con el tiempo se fue haciendo cada vez
mas grave. Esto me llev� casi todo el tiempo del que dispon�a con algunos
periodos de afon�a. Por lo dem�s todo fue arregl�ndose con el tiempo. Me dej�
crecer el pelo hasta casi los hombros. Y, poco a poco, fui adquiriendo el
comportamiento femenino requerido, como el andar, sentarse, moverse o incluso
mirar coquetamente como una chica; abandonado en todo ese tiempo de dejadez.


Mis amigos de la universidad empezaban a echarme de menos. Me
ve�an raro. Y cuando iban a llamar a casa pocas veces me encontraban. Algunas
veces hasta era Olga quien les abr�a.


Al terminar el curso empezamos Paula y yo a organizar la
despedida. Pero yo no hice casi nada. Paula estaba tan ilusionada que no me lo
permiti�. Entonces tuve m�s tiempo para m�. Pens� en como quer�a aparecer en la
fiesta, incluso dibuj� varios bocetos. Al final conclu� en una Olga
rompedoramente sexy. Me compr� un vestido rojo corto, entallado y muy escotado,
unos zapatos tambi�n rojos con un tac�n alt�simo y un bolso a juego. Un conjunto
de lencer�a negro compuesto por un corpi�o entallado, una tanguita diminuta y un
liguero, todo de seda y encaje; y unas medias de seda naturales. En una tienda
de piercing me agujerearon las orejas y me tatuaron una peque�a rosa en el
hombro. En una �ptica adquir� unas lentillas cosm�ticas azules y me prove�,
tambi�n, de unas cajas de u�as y pesta�as postizas que fueron como la guinda a
un pastel.


Al fin llego el d�a de la despedida, yo me encontraba
especialmente excitada por el acontecimiento y por que todo saliera perfecto.
Paula ya hab�a programado todo y no hab�a mas que ponerse bonita, como ella me
dijo cuando le ofrec� mi ayuda.


En los d�as anteriores hab�a ultimado ciertas cosas. Hab�a
abierto el ba�l de Olga despu�s de casi dos a�os. En este ba�l guardaba todos
los utensilios y accesorios que utilizaba cuando sal�a a la calle de chica. All�
encontr� una especie de faja que simulaba una vagina. Este accesorio lo hab�a
comprado en Londres, en una tienda especializada para crossdressers. Consist�a
en una faja de l�tex con una vagina y algo de vello sint�tico a la que yo le
hab�a a�adido unos rellenos de goma espuma en la parte de las nalgas y en la
cadera. Este accesorio, que no recordaba que lo ten�a, fue un autentico
descubrimiento, que me hizo cambiar mi proyecto anterior de esconder mi pene
solo con la tanga.


Me levant� temprano para prepararlo todo. Lo primero que hice
fue desnudarme totalmente, sin dejar siquiera los anillos ni el reloj. Me
contempl� en el espejo durante un rato para observar detenidamente cualquier
defecto. Hab�a adelgazado cerca de diez kilos, estaba algo blanco de piel pero
no me import� mucho, el pelo me hab�a sobrepasado los hombros y lucia una melena
cuidada y brillante. Me alegr� ver mi cuerpo bien preparado para su
transformaci�n. Seguidamente me met� en el ba�o y proced� a depilarme todo mi
cuerpo con cera y perfilarme las cejas, esto me llev� casi toda la ma�ana, m�s
de lo que cre�a, seguramente por mi falta de pr�ctica. Me duch� detenidamente y,
despu�s, empec� la operaci�n de te�irme el pelo de rubio clar�simo, mi pelo
natural es de un casta�o claro por lo que tuve que usar dos botes para conseguir
el color que me propon�a. Mientras el tinte se insertaba en el cabello fui a mi
habitaci�n y puse la ropa bien ordenada y repas� todo lo que me hacia falta para
tenerlo a mano cuando lo necesitara. Aclare la cabeza y con una toalla la sequ�
tap�ndola de mis hermanas para que no vieran mi cabello te�ido y poder darles
una sorpresa a la noche. Con la misma fui a comer.


Por la tarde dorm� un rato la siesta, dicen que el sue�o
vuelve tersa la piel. A eso de las cinco de la tarde comenc� con la �ltima etapa
de mi "metamorfosis". Molde� mi cabello que luc�a un precioso y sedoso rubio con
un brillo intenso que me ca�a a lo largo de mi cara ani�ada por la depilaci�n.
Poco Olga iba saliendo de su escondite. Con esta satisfacci�n de verme tambi�n
me dispuse a modelar mi cuerpo. Lo primero que hice fue adaptar mi pecho para
conseguir un efecto voluptuoso y sexy. Esta es una operaci�n que requiere mucha
pericia ya que al llevar un escote tan atrevido deb�a ser lo m�s realista
posible. Por lo que tuve que juntar mis propias tetillas hacia el centro y
sujetarlas con una cinta adhesiva el�stica. Seguidamente introduje los rellenos
de silicona en el sujetador del corpi�o lo que le dio volumen y, para terminar,
utilice maquillaje para dar el efecto visual exigido.


Disimular el pene fue mucho m�s f�cil porque la "faja-vagina"
ya estaba preparada para ese caso. Lleva un dispositivo justo por dentro de la
vagina postiza que te permite esconderlo a la perfecci�n, incluso dispone de un
peque�o orificio que te permite orinar sin necesidad de quitarla. Es realmente
muy c�moda y su efecto es tan realista que apenas se nota. Despu�s me puse la
tanguita que se ajust� como un guante.


Las medias se deslizaron por mis piernas y el cosquilleo que
sent� me hizo temblar de placer. Por lo que prolongu� su subida todo lo que pude
hasta el punto de quedarme paralizado. Con esa resaca de excitaci�n coloqu� el
liguero y abroch� las medias a �l. No pude reprimir la tentaci�n de contemplarme
en el espejo una vez puestas las medias y cuando me vi me corri� un escalofr�o
irresistible por todo mi cuerpo. Vi a una chica rubia esbelta embutida en una
armadura de seda negra que estimulaba cada poro de su piel, con unos pechos
voluptuosos y un culito apetecible y carnoso. Mi satisfacci�n iba en aumento y
mi confianza en el �xito que buscaba con mi atuendo se intensificaba.


Pas� al maquillaje con una sonrisa picarona por lo que
imaginaba que pod�a ser la noche. Antes de adaptar las lentillas me refresqu� el
cutis con una crema hidratante. Seguidamente disimul� las imperfecciones y el
color de la barba con cobertores y correctores, con esto consegu� una tez
uniforme en todos los puntos. Con el fondo esta uniformidad se hizo m�s palpable
y con los polvos se volvi� aterciopelada. Para los ojos me esmere en conseguir
una mirada entre perversa e ingenua por lo que, despu�s de peinar y fijar
convenientemente las cejas, us� unas sombras claras no muy intensas como el gris
perla y el violeta muy bien difuminados. Una raya negra muy fina por encima de
las pesta�as y unas pasadas de rimel a las pesta�as que previamente le hab�a
a�adido unas postizas en la parte exterior del p�rpado completaron el efecto.


El rubor de las mejillas le dio a la cara un aire desenfadado
que contrastaba con el primoroso perfilado de los labios, para los que eleg� un
color rosa a la que a�ad� unos toques de brillo. Solo quedaban las u�as. Tard�
un ratito en pegarlas y pintarlas, de un rosa nacarado muy sutil. Eran largas y
hac�an mis manos m�s felinas.


El efecto fue espectacular. Ya no me reconoc�a. Ahora Olga
casi estaba fuera, con un pie en este mundo. Me sent� embriagada del placer que
sent�a al verme ante semejante belleza delante de m�.


Corr� hacia la cama y me puse el vestido en un santiam�n. El
vestido me quedaba tan ce�ido que marcaba casi toda mi ropa interior. Pero lo
que m�s sorprendi� fue mi exuberante y turgente busto que sobresal�a entre el
escote. Su efecto era tan convincente que yo creo que m�s de una lo envidiar�a.


En el tocador, en mi joyero busqu� unos pendientes
largu�simos que me hab�a regalado Ricardo cuando se despidi� de m�. Me los puse
rememorando sus ojos y su sonrisa; junto con el resto del conjunto formado por
un anillo, unas pulseras y una gargantilla con un crucifijo enorme de azabache y
plata.


Los zapatos me elevaron unos cent�metros casi mareantes. Pude
comprobar que los ensayos previos, tan necesarios, hab�an servido para algo. Le
di unos �ltimos retoques a mi peinado, met� en el bolso todo lo necesario, me
puse una peque�a torera de terciopelo negra y me encamin� hacia la puerta de mi
habitaci�n. No sin antes echarme un �ltimo vistazo a mi transformaci�n. Me qued�
boquiabierta por el resultado. Olga hab�a salido del todo e incluso hab�a
superado todas mis expectativas. Mi satisfacci�n disip� todo atisbo de duda
respecto a mi temor ante mi nueva salida como chica.


Lo mismo debieron de pensar mi madre y mis hermanas al verme
bajar por las escaleras. Ya me esperaban expectantes en el vest�bulo y sus caras
eran todo un poema cuando me vieron. Se me subi� el rubor de la emoci�n e
instintivamente adopt� una pose del m�s puro y seductor estilo femenino.


-. �Qu� os parezco ni�as? �Me encontr�is bien?- exclame con
una voz tan melodiosa que a mi misma me maravill�.


-. �Caramba chica! Me parece que hoy a tu lado no nos vamos a
comer una rosca. �Verdad Raquel?


-. �Y que lo digas! �Vaya rubia m�s imponente!


Me besaron y me felicitaron. Cu�ndo me acerqu� a mi madre
percib� que una l�grima le corr�a por sus mejillas.


-. Estas encantadora. � me dijo mientras me besaba en la
mejilla.


-. Venga v�monos. Que es tarde. - dijo mi inquieta hermana
Paula. Y nos cogi� por el brazo sin casi dejarnos despedirnos.


La sensaci�n de notar como la fresca brisa de la noche
acariciaba mis piernas y sub�a por dentro de la falda, cuando pisamos la calle,
me caus� tanta excitaci�n que casi me quedo petrificada. Y sin querer me llev� a
unos a�os atr�s, cuando Ricardo me vino a buscar por primera vez a casa. Mis
hermanas notaron mi turbaci�n y se sonrieron por detr�s.


-. �Que ocurre Olga? �Has vuelto a comprobar las caricias del
exterior en tu interior femenino? � me pregunto Paula con sorna.


-. C�llate tonta � le respond� mientras entr�bamos en el
coche, aun con el cuerpo contra�do por el deleite vivido.


En el coche pude fijarme mejor en como iban en mis hermanas.
Raquel, que iba conduciendo, era la m�s mayor de las dos y tambi�n la mas seria.
Llevaba un traje de chaqueta y pantal�n tipo ejecutivo en azul celeste con unos
zapatos tipo chinela blancos. Su sedoso pelo casta�o, que le llegaba por el
cuello, lo hab�a ahuecado y formado una enorme onda en el flequillo que le ca�a
sobre sus tiernos ojos casta�os. Se hab�a maquillado con unos tonos muy tenues
donde sobre sal�a su carnosa boca de un color coral y se hab�a puesto unas gafas
con una montura negra muy retro.


Paula era la revolucionaria de la familia, siempre con su
estilo desenfadado. En esta ocasi�n lucia una minifalda gris tableada con un top
rosa que le dejaba ver su ombligo con el piercing de un candado y unas botas
casi blancas casi hasta la rodilla. Yo siempre le hab�a envidiado su estilo, su
enorme y cuidada melena, negra como la noche, que esta vez llevaba suelta; sus
expresivos ojos verdes, primorosamente maquillados en tonos violeta; y su c�lida
y sensual sonrisa, perfilada para la ocasi�n en color cereza.


Mientras las miraba sent�a como las medias me rozaban sobre
mis tersos muslos cuando mov�a las piernas. Este roce me imped�a casi articular
palabra y centrarme en la conversaci�n de mis hermanas. Era como un cosquilleo
tan intenso que me recorr�a por todo el cuerpo y que me resultaba casi imposible
de controlar, cuanto m�s las rozaba m�s lo provocaba yo inconscientemente.


Llegamos a un aparcamiento subterr�neo donde dejamos el
coche. Ya fuera nos estaban esperando las dem�s chicas. Todas amigas de Raquel.
Eran ocho a cu�l m�s bonita. Nos presentamos. A m� lo hicieron como una prima
que viv�a en el pueblo de mi padre. Una de ellas no me quit� el ojo desde que
nos vieron venir. Se llamaba Ana y fue compa�era de universidad de mi hermana.
Yo ya hab�a o�do hablar de ella por su predilecci�n er�tica hacia las mujeres.
Reconozco que me sent� halagada por la mirada tan seductoramente di�fana que me
ech�. Y que devolv� con algo de t�mida coqueter�a.


En ese instante lleg� el microb�s alquilado por Paula y que
nos llevar�a a los lugares proyectados para la despedida. Cada una ocup� su
asiento. Paula justo detr�s del conductor para indicarle el itinerario. Raquel
se sent� con una compa�era de trabajo algo repipi llamada Maria y que la abrum�
con sus ideas sobre las actitudes de los chicos con referencia al sexo. Yo me
sent� casi por el medio, al lado de la ventana. Y casi al momento se me uni�
Ana, que me agasajo con cumplidos sobre mi ex�tica belleza llena, seg�n ella me
dijo, de una extra�a ambig�edad. Con una voluptuosa delicadeza para ser un
hombre pero con una potente agresividad en mis rasgos para ser una mujer. Me
dijo que nunca hab�a visto nada parecido en su vida y que dicho contraste la
fascinaba. Le agradec� el piropo con una sensual sonrisa.


El autob�s par� delante de la zona de copas. A esas horas los
bares y pubs estaban a rebosar. Paula explic� esa parada argumentado que antes
de cenar hab�a que llenar el est�mago y la cabeza. Sin embargo, Raquel y yo
sab�amos que lo que quer�a Paula era levantar el �nimo de algunas chicas y de
paso flirtear con alg�n chico. Entramos en un local atestado de gente. Los
chicos nos dirig�an miradas de lascivia cuando pas�bamos y algunas veces notaba
como sus manos rozaban mis nalgas y mis piernas ya de por s� sensibles por la
fricci�n de las medias y la brisa que se colaba por debajo de mi falda. En una
esquina Laura, otra de las chicas que iba cono nosotras, vio a lo lejos a su
novio que estaba con su pandilla de amigos y nos acercamos hasta donde estaban.
Entre ellos estaba un chico que hab�a estudiado conmigo en el instituto llamado
Jorge y que se puso a hablar conmigo, ensalzando mi belleza y pregunt�ndome de
donde era porque nunca me hab�a visto por ah�, a lo que le conteste que estaba
muy equivocado, que me hab�a visto pero que no se acordaba. Qued� un poco
perplejo pero no dijo nada. La conversaci�n se desarrollo durante unos minutos
en los que �l intent� llegar un poco m�s all� con las manos, cosa que yo rechac�
pero que en el fondo me enorgullec�a por que no me hab�a reconocido.


Entramos en alg�n que otro local m�s y puedo asegurar que
alguna de las chicas ya estaban entonadas cuando volvimos al autob�s. Maria
entre ellas.


En el restaurante nos recibi� un hombre bien musculoso,
desnudo de la cintura para arriba, con una pajarita en el cuello, que m�s de una
dej� escapar un suspiro de lujuria al verlo. Nos condujo a una mesa bien
aderezada de atributos f�licos. Hasta el pan tenia forma de pene. La cena
consisti� en platos con alimentos que, seg�n dicen, despiertan la libido, como
el marisco, las n�coras concretamente, cuyo sabor me record� al sexo de alguna
"novieta" m�a. O las ostras que era el plato preferido de Casanova. Todo ello
muy bien decorado con un sutil toque er�tico. Fue una comida de lo m�s deliciosa
y que produjo en m� una ligera desinhibici�n. Ana estuvo toda la cena a mi lado,
hablamos de m�ltiples temas. Uno en concreto me divirti� bastante. Trataba sobre
los chicos y sobre sus absurdas fantas�as sexuales. Me coment� que una vez se le
ocurri� vestir un amigo de chica y llevarlo de copas por ah�. El chico, al
principio reacio, se fue entonando e incluso alguno lo intento ligar. Me confes�
que parec�a como un pavo real pavone�ndose por los locales. Y todo finaliz� con
un buen polvo con ella en los ba�os de las chicas. Me re� como una descosida con
la an�cdota. Mientras ella me com�a con los ojos y no perd�a ocasi�n para
cogerme de la mano o del brazo o ponerme la mano sobre los muslos y masajearlos,
lo que provocaba alg�n que otro escalofr�o.


Con los postres llegaron los regalos. Unos presentes subidos
de tono que Raquel agradeci� no sin cierto sonrojo. Nos sirvieron de postre
fresas con nata y, esto fue la guinda de la noche, un enorme pastel decorado con
la foto de un chico desnudo en una posici�n bastante provocativa y del que
sobresal�a un descomunal pene hecho con bizcocho y crema. Ana, al verlo, no pudo
reprimir el impulso de coger mi muslo y apretarlo con ganas, lo que me hizo
estremecer hasta el paroxismo. Ana vio mi cara crispada y retir� la mano
instintivamente con un semblante de disculpa. Una caricia m�a sobre su pierna la
tranquiliz�. El pastel estaba exquisito, ten�a diferentes sabores, dif�ciles de
describir pero que levantaban unas sensaciones muy sugerentes.


Casi terminando los postres la m�sica comenz� a sonar. Y en
el escenario apareci� una "Drag queen" alt�sima, con unas enormes plataformas y
vestida como una cantante francesa de posguerra pero muy creativa. Su canci�n
era envolvente como una caricia. Se acerc� a Raquel y se sent� en su regazo
mientras la arrullaba con su c�lida melod�a. En ese momento volv� a sentir la
mano de Ana intentando escurrirse bajo mi falda. Esta vez, cuando advirti� mi
turbaci�n, no la retir� y yo tampoco hice nada por rechazarla, muy al contrario,
se la mantuve y le facilit� la penetraci�n alzando levemente el vestido. Raquel
mientras se hab�a animado con la Drag y se hab�a levantado para ir a bailar, a
la que siguieron Paula y las dem�s chicas, empezando por Maria, excitadas por el
alcohol y la vigilancia de los camareros semidesnudos; de los cuales uno no
paraba de clavarme miradas insinuantes que yo aceptaba con galanter�a, mientras
la osada mano de Ana sub�a por mi entrepierna. Me resultaba un poquito dif�cil
tomarme el cupito de licor de avellana que me hab�an servido despu�s del
embriagador y libidinoso postre. Me embargaba la felicidad por como se iba
desarrollando la noche, Olga estaba en la gloria y yo notaba la tranquilidad de
su �xito. Hasta ese instante nadie hab�a notado nada. Mi feminidad interior
hab�a superado a la exterior y hab�a disipado todo temor. La excitaci�n de mis
reflexiones y las caricias hicieron mella en mi cuerpo de hombre y notaba como
mi "cl�toris" se endurec�a produci�ndome cierta incomodidad. Me disculp� con Ana
y me dirig� hacia al ba�o. Ana insisti� en acompa�arme alegando un retoque en su
aspecto.


En el ba�o corr� hacia un reservado. Sub� el vestido. Baje la
tanga y la faja. Me sent� en la taza con la mano en el pene y comenc� a
masajearlo incontroladamente. Con las prisas no hab�a echado el pestillo y de
repente la puerta se abri�. Detr�s estaba Ana, que al ver mi pene erecto qued�
impresionada por la sorpresa.


-. �Tienes pene! �Eres un chico! � exclam� mir�ndome con los
ojos desorbitados.


El calor de la verg�enza inund� mi cara. Ella entr� en el
reservado. Cerr� la puerta, esta con pestillo, y, sin pens�rselo dos veces,
comenz� a chuparme el pene con fruici�n. Una r�faga de placer recorri� todo mi
ser y no pude evitar que se escaparan unos gemidos entrecortados y apasionados.
As� su leonada melena rubia con rabia incontenible, presionando su cabeza contra
mi entrepierna, no dej�ndola abandonar su situaci�n, tragando mi sabroso
"cl�toris" hasta el fondo de su garganta. Me clavaba sus largas y cuidadas u�as
color vino en mis muslos y com�a como una posesa insaciable. Estaba a punto de
reventar. Entonces ella logr� desembarazarse de mis manos y se incorpor� con la
vista perdida. Subi� su ce�ida falda, bajo las bragas y se puso encima de m�,
metiendo toda mi verga hasta el fondo.


-. �F�llame! �F�llame hasta las entra�as mi amor! �M�s
adentro! �Sigue, mi vida!- me repet�a entre jadeos.


Yo le abr� la blusa rompi�ndole el sost�n, le chup� sus
enormes y duros pezones mientras mis manos agarraban su tenso culo, clav�ndole
las u�as con la crispaci�n.


-. Sigue mi putita. M�teme tu linda pollita hasta arriba y
c�rrete dentro �sus movimientos de caderas se aceleraron. Me abrazaba con una
fuerza tan descomunal como alocada y me besaba por toda la cara.


Yo estaba al borde del paroxismo. Mi boca deambulaba por su
cuerpo. Ora en sus labios ora en su cuello y sus pechos. Ella no paraba de
cabalgar sobre mis muslos, cada vez m�s tensos. Me cog�a la cabeza con las
manos, presionando los pendientes contra mi cuello, y hundi�ndola en sus pechos
turgentes. Estaba como endemoniada. Su cuerpo cimbraba y se crispaban. Su pelvis
succionaba mi polla como si me la quisiera arrancar de cuajo.


Sentimos la puerta del ba�o abrirse y Ana me tap� la boca
para que no hiciera ruido. O�mos la voz de Mar�a y Paula.


-. No s� d�nde se habr�n metido esas dos. � comentaban
mientras se retocaban en delante del espejo.


Maria se meti� en el reservado de al lado y o�mos como,
mientras meaba le comentaba a mi hermana la posibilidad de que quiz�s nos
hubi�ramos ido con alg�n camarero. Y confes�ndole que a ella no le importar�a
nada perderse con su prima Olga alguna vez. Una gran carcajada de Paula la
mosque�. Paula le dijo, con una voz misteriosa, que no desesperara por que en
esta vida, a veces, los sue�os se cumplen. Yo disfrutaba con la conversaci�n y
Ana me observaba sonriendo mientras me acariciaba el cuello dulcemente.


Cuando se marcharon aun segu�amos unidas. Tres imprevistas
sacudidas pelvianas me hicieron inundar de semen todo su co�o. Quedando
profundamente exhausta por el esfuerzo.


-. Me parece que nos echan de menos. Es mejor que volvamos a
la fiesta antes de que se preocupen. - Me dijo mientras se levantaba y se
vest�a.


-. Es verdad -le conteste aun sin casi fuerzas para poder
salir de all�.


Tenia todos los miembros entumecidos. A duras penas pude
ponerme la ropa. Cuando sal� del reservado Ana ya se estaba arreglando su
maquillaje. Me puse a su lado y yo tambi�n me puse a la obra. Mientras nos
maquill�bamos me felicit� por mi perfecta caracterizaci�n como chica. Confes�
que, desde que me viera, estaba deseando hacer el amor conmigo por que, como yo
ya sab�a, a ella le tiraban las mujeres. Y cuando se encontr� con semejante
sorpresa, lejos de amedentrarse no pudo reprimir la ocasi�n de hacerlo con, como
ella mismo dijo, la chica con rabo m�s hermosa y sugerente que hab�a visto
jam�s. Se me subi� un sonrojo de vanidad al o�r sus palabras.


En el comedor las chicas ya estaban impacientes por nosotras.
Sobretodo Paula que me interrog� con la mirada. No dije nada pero algo debi� de
notar en mi rictus por que me respondi� con un gesto de rega�ina cari�osa.
Raquel segu�a bailando sin enterarse de nada. Y, por primera vez, pude observar
a la mojigata de Maria con otros ojos. Ella me miraba con cara de lascivia pero
acrecentada por un tambaleo et�lico bastante considerable.


Al rato salimos del restaurante y nos dirigimos hacia el
siguiente local. En el autob�s aun me duraba el temblor de la experiencia
vivida. Aun hoy, cuando lo estoy escribiendo la recuerdo con mucho cari�o. Entre
otras cosas porque fue la �nica vez que hice el amor con una mujer vestido como
Olga. Ana a mi lado me sonre�a y yo pod�a ver tambi�n su satisfacci�n en sus
ojos que brillaban como estrellas. Estaba especialmente radiante.


Paramos al lado de una enorme sala de fiestas. Cuando
entramos nos embarg� un sobrecogimiento al ver la cantidad de t�os que se mov�an
por el local, todos semidesnudos, y por los gritos hist�ricos de las mujeres al
verlos. En el escenario hab�a un espect�culo de "sexy-boys", streptease
masculino con chicos con pollas como estacas. El griter�o era ensordecedor y los
billetes volaban de sus manos a las tangas de alguno de los chicos. No hab�a
nunca en un espect�culo as� y confieso que me excit� bastante. Uno de los
strippers subi� a Raquel al escenario y se pusieron a bailar de forma bastante
picante. Raquel jadeaba de placer y el chico la sentaba encima de la entrepierna
y se mov�a dando peque�os golpecitos sobre sus nalgas. Ana se hab�a recompuesto
de la excitaci�n y no paraba de hacerme caranto�as por detr�s, lo que yo
permit�a encantada mientras miraba como las dem�s chicas se entregaban a la
diversi�n del despelote. Solo Paula, que no dejaba de fijarse en mi con cara de
envidia, y Mar�a que se debat�a entre su moralidad y la diversi�n y que se sent�
en la barra a tomarse una copa al tiempo que desnudaba a los camareros con los
ojos, parec�an un poco fuera del grupo. Raquel desapareci� durante un rato con
el stripper y; al cabo de un rato apareci� toda colorada y algo despeinada, con
una mueca de lascivia en su boca. Todas lanzamos un grito de triunfo al verla.


Estuvimos en la sala casi dos horas. Despu�s el autocar nos
dej� en una discoteca y se despidi� de nosotras dese�ndonos un final acorde a la
noche.


En la discoteca todas nos dispersamos. Unas fueron a bailar,
como Paula y Raquel. Mar�a cay� rendida en un sill�n y casi se queda traspuesta
si no fuera por las dem�s chicas que la animaron. Laura encontr� de nuevo a su
novio y se lanz� a �l como si quisiera desahogarse de lo reprimido durante la
noche. Ana y yo �bamos hacia la barra a refrescarnos con unos destornilladores
(vodka con naranja), pero cuando llegue a la barra ya hab�a desaparecido. A mi
lado hab�a un t�o todo encorbatado, con ganas de querer desfogarse, que me
mandaba besitos intentaba tocarme el culo. Mi mirada y el improperio que le ech�
con una voz marcadamente masculina le hizo poner pies en polvorosa y desapareci�
en un santiam�n. Al poco rato sent� como una mano me tocaba en el hombro y o�
una voz conocida que me dejo petrificada.


-. Hola. Me llamo Andr�s. T� eres la prima de Diego �no?


Me di la vuelta lentamente. All� estaba mi intimo amigo
Andr�s, con una sonrisa de oreja a oreja. El terror a que me reconociera se
dispar� y no pude evitar que me temblaran las piernas. Solo acert� a decir.


-. S�. Me llamo Olga. Encantada Andr�s. � le di dos besos
casi sin sostenerme.


Me dijo que hab�a visto Paula y le hab�a preguntado por
Diego, mi yo masculino. En esto cruc� con Paula un a mirada de reproche que ella
fren� con indiferencia. Ella le dijo que me hab�a quedado en casa. Le explic�
que est�bamos en la despedida de Raquel. Le se�al� hacia donde estaba yo
dici�ndome que era su prima. Paula se ofreci� a presentarme ante la mirada de
Andr�s al verme de lejos. Pero �l le dijo que prefer�a hacerlo solo y que ah�
estaba. Yo lo escuchaba tratando de atisbar algo que pudiera darse cuenta de
quien era realmente yo. Pero �l segu�a trat�ndome como a una chica. Sin ning�n
indicio de sospecha. Procur� esmerarme en poner todo encanto femenino en juego
para disipar toda duda. Sin embargo, no pude evitar que me notara cierto
parecido con Diego. Me dijo que si no fuera por mis ojos azules, mi pelo tan
rubio y, aqu� puso una picara sonrisa, mi escultural figura; seria clavada a mi
primo. Desde ese instante respir� algo m�s tranquila.


Charlamos durante un buen rato. Me invit� al destornillador y
nos fuimos a sentar a una esquina de la discoteca. Su conversaci�n pr�cticamente
versaba sobre las aventuras de �l y su pandilla. An�cdotas que ya sabia por
formar parte de la mayor�a. Me habl� de c�mo era Diego y de c�mo algunas veces
no lo comprend�a por como se comportaba con las chicas, y ellas con �l. De la
tremenda intuici�n que tenia para saber como llevarlas. Incluso tenia temporadas
de no salir de marcha con ellos. Yo lo escuchaba y sab�a que esas temporadas
fueron cuando estaba con Ricardo y estos �ltimos meses en que me preparaba para
volver a ser Olga; y que constantemente me reprochaba. Mientras hablaba no
dejaba de fijarse en mi escote y en mis piernas. Yo procuraba adoptar posturas
incitantes que le facilitara dicha visi�n. Inconscientemente estaba tratando de
seducir a mi mejor amigo y el morbo de poder conseguirlo me excitaba cada vez
m�s. En la pista sonaban ritmos calientes. Vi la oportunidad de aumentar el
juego seductor y le propuse a Andr�s ir a bailar. Yo sab�a que bailar no era lo
suyo y esperaba una disculpa. Lo cog� por la mano antes de que dijera nada y lo
arrastr� hasta el medio de la pista. All� exhib� mis m�s insinuantes pasos y
movimientos. Andr�s trataba de estar a mi altura, se acercaba a m�, me cog�a por
la cintura y se pegaba a mi cuerpo rozando su paquete contra mi vientre. Se le
notaba caliente. Mis contoneos le hac�an suspirar de deseo y sus ojos se
agrandaban como platos. Yo sub�a y bajaba cimbreando por su cuerpo mientras mis
manos rozaban su pecho. En el colmo de la provocaci�n le palp� el cuello con mis
labios humedecidos y not� como un temblor electrizante recorr�a todo su ser. Mis
hermanas nos observaban y me hac�an gestos de reproche pero yo ya no pod�a
echarme atr�s. De repente me entraron unas ganas incontenibles de follarme a mi
mejor amigo. Sin pensarlo m�s enlac� mis brazos por detr�s de su cuello y lo
bes� apasionadamente, meti�ndole la lengua hasta el fondo de su boca. Mi impulso
no le amedentr�. Todo lo contrario. Me apret� contra �l y el beso se prolong�
por unos largos instantes. Cuando nos separamos el efecto aun perduraba en
nuestros sentidos. Yo tard� un rato en situarme y lo primero que vi fueron el
semblante reprobatorio de Paula y el rematadamente sensual de Ana a su lado. Me
acerqu� a ellas un momento para anunciarles mi decisi�n de enrollarme con
Andr�s. A Paula no le pareci� muy bien pero su gesto inquieto delataba todo lo
contrario. Ana sonri� con gesto de envidia, me bes� en la mejilla al tiempo que
me expresaba al o�do su confianza. Me desped� de ellas hasta el pr�ximo d�a. Y
me fui con Andr�s cogidos de la mano.


Montamos en el coche y antes de arrancar nos volvimos a
fundir en otro largo beso. Mientras conduc�a le pregunt� a donde ir�amos. Como
supuse me dijo que siempre llevaba en la guantera las llaves de un apartamento
amueblado que ten�an sus padres y que permanec�a vac�o porque no lo daban
alquilado a nadie. Este apartamento ya lo conoc�a porque ya lo hab�a llevado a
chicas en alg�n fin de semana. Mientras me hablaba yo le acariciaba los muslos y
la entrepierna embutidos en un apretado pantal�n vaquero. Al parar en un
sem�foro aprovech� para besarlo de nuevo y de paso le abr� la bragueta.
Introduje mi mano y empec� a masajear su pene por encima de sus calzones de
seda. Notaba como el aparato se empalmaba y endurec�a. Andr�s hacia esfuerzos
sobrehumanos para mantener la concentraci�n en la carretera. El pene erecto se
abri� paso entre la apertura del calz�n que, con mi ayuda, sali� para fuera del
todo. Estaba duro como una roca. Me agach� hacia �l y comenc� a lam�rselo
lentamente. Andr�s solt� un gemido de satisfacci�n y con la mano me incit� a
meterlo en mi boca hasta el final. Estuve chup�ndolo hasta casi llegar a las
inmediaciones del apartamento. Su intento de contenerse le provocaban espasmos,
hasta que no aguant� m�s y se corri� en mi boca. Yo lam� su semen caliente y con
�l aun en la boca lo bese mientras apagaba el coche. El sabor del semen se
fundi� en nuestros labios.


Para subir al piso tuve que tirar de �l. Tambi�n le cost�
alg�n tiempo abrir la puerta. En lo que era el dormitorio hab�a una cama enorme,
un tocador a sus pies con espejo encima. Mientras Andr�s fue al ba�o yo me
prepar� para que no notara nada durante el acto. Me quit� el vestido qued�ndome
con el resto. Arregl� un poco el pelo y me sent� en una silla adoptando una
postura lo mas insinuante posible. Cuando �l entr� y me vio en ropa interior se
lanz� hacia m� como un poseso y empez� a besarme en los pechos. Yo me zafe de
sus brazos y con una mirada de lujuria le dije.


-. �Te gusta jugar con los sentidos?


Me mir� sorprendido mientras se desnudaba.


-. Me encantar�a atarte a la cama y vendarte los ojos. - Le
dije al tiempo que me tumbaba sobre la cama -. Acariciarte y besarte sin que tu
me vieras, excitando cada poro de tu cuerpo. Dejarte entrar en mi cuando menos
lo pensaras. �Qu� te parece?


Se acerc� a m� y se sent� a mi lado mientras acariciaba mis
piernas. Su tacto firme pasando por mis medias me estremeci� las entra�as.


Se recost� encima de m� clavando su paquete sobre mi "vulva",
jugando con sus menos en mi pelo y bes�ndome en el cuello. Yo me revolv�a de
placer. Bajo hacia mis muslos y empez� a quitarme las medias como en un ritual.
A medida que me deshac�a de ellas me regaba con un leve roce de sus labios.
Cuando termin� con las medias me sent� sobre la cama y me agarr� desde la
espalda mis pechos por encima del sost�n. No pareci� darse cuenta del enga�o
porque sigui� manose�ndolos como si tal cosa. De repente exclam�.


-. �De acuerdo! Har� lo que tu quiera cari�o.


Me costo salir del arrobo en que me encontraba. �l se separ�
un poco y juntando las mu�ecas me invit� a que lo atara.


Lo hice con las medias. Lo ate a los barrotes de la cabecera
y le vend� los ojos con un precioso pa�uelo de seda que encontr� en un caj�n del
tocador.


Comenc� a besarlo por todo el cuerpo rozando mis labios en
cada poro. Mordisque� sus orejas y lam� su cuello con parsimonia. Las tetillas
se le erizaron cuando pase mi lengua por ellas. Encima de �l sent�a su polla en
mi "cl�toris" impaciente por salir. Andr�s estaba fuera de s� y su inmovilidad
aumentaba su �xtasis. No paraba de moverse y de jadear. En ese momento me
deshice de la tanga y palpe su glande con el vello de mi "vulva". Andr�s estaba
al borde del orgasmo. Abr� el orificio de la faja destinada para el ano en
introduje su verga en mi culo hasta emitir un jadeo desgarrado. �l me exhortaba
a seguir y me dec�a palabras soeces. Cabalgu� sobre �l con su pene incrustado en
mi ano hasta que un efluvio incontrolado de semen me inund� toda.


�l estaba deshecho del esfuerzo. No levantaba ni un miembro.
Yo no pude evitar tener una leve eyaculaci�n que sobre pas� la vagina de l�tex
por el conducto preparado para la micci�n. Lo que humedeci� toda la zona.
Entonces me puse encima de su cara y �l comenz� a lamerla como si de un co�o
real se tratara. En ese rato yo hab�a metido su verga en mi boca y lo segu�a
chupando con ganas.


Al cabo de un rato lo desat� y le quite la venda. Fui hacia
mi bolso y saqu� un consolador con correa para atar a la cintura. Se lo ense�e y
le pregunte maliciosamente.


-. �Te gustar�a que te lo metiera por el culo? Machote.


Su respuesta no se hizo esperar.


-. Siiiii. Me encantar�a - y dicho esto se puso a cuatro
patas encima de la cama y me ofreci� su culo virgen.


Hice como si ataba el falso miembro. Baj� la faja y me
acerqu� a �l con mi polla empalmada. Se la met� de golpe. Un grito de dolor
inund� toda la habitaci�n. Empec� a moverme en peque�as sacudidas que fui
acelerando poco a poco y eyacul� todo mi semen dentro de Andr�s con una fuerza
incontenible.


Andr�s qued� casi inconsciente del dolor y del �xtasis. Lo
arrop� en la cama y lo dej� descansar. Mientras tanto yo me dirig� al ba�o y me�
profusamente. Me vest� y me arregl� un poco. Me desped� de Andr�s con un beso en
los labios y me march�.


En la calle ya hab�a amanecido. El servicio de limpieza
regaba las calles y su frescor acariciaba mis piernas y mi cara. Camin� hacia mi
casa lentamente. Pensativa. Emocionada. Feliz.


Me tumbe en mi cama. Y me qued� dormida tal como hab�a
llegado.


FIN


Espero que hubierais disfrutado con mi relato. Me gustar�a
dedicarlo al equipo de .COM, y en especial a Alex por su amabilidad y
comprensi�n.


Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 0
Media de votos: 0


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: La despedida de soltera
Leida: 1734veces
Tiempo de lectura: 24minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























relato erotico follando ami vecinaLos mejores relatos eroticosrelatos porno de mi comadre de la cdmxRelatos porno amor filial follando con mis pequeñas sobrinas bdlol.rumi hijita de 9 añitos relatoRelatos desvirgandorelatos porno de papa e hija de 8relatos eroticos sumisas inocenterelatos eroticos jovencitas 7Relatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezrelatos de maduras campesinas folladorasrelatos colegiala pone su primer cindonlos chantajes y abusos de mi vesina parte 6joven violada pornorelato erótico mi profesor me violaRelatos eróticos con el curaRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatomasaje prostatico pornoRelatos lesbico lo hice con mi hijarelatos gay entregue mi culo virgenwww.relatos.pornograficos.incestosrelato pornocon una venezolanarelatos nudista mi hijanistorias eroticas follando con mi ahijada mientras su hermanita presente mira todorelatos eroticos de trios en familiarelatos cuentos porno bdlol.ru incestome folle a mi alumna relato pornoviejos follando con sus nietasLa vagabunda madura relatosrelatos madurami sobrinita de die a�os relatosmi hijita de 9 añitos relatorelatos eroticos mi hija adoptivaRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezrelatos xxx ancianamaduras en orgiaRelato eróticos Hospital Pornorelatos pornos violando a mi hermanota de 7 añitosmisrelatoseroticos.commisrelatosporno sobrinasrelatos pornos gaysrelatos de medicos .calientesrelatos eroticos abuelito aprovechado 2esppio ami abuela relatosRelatos porno colegialas con papajugando con mi sobrinita relatoRelatos porno con nenita de cinco añitosmi hijita de 9 añitos relatocoiendo a mi hija de 8 relatos heroticosRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelatos pornorecien casada relatomujeres maduras muy guarrasRelatos desvirgando a sobrinarelatos er�ticos no consentidorelatos incesto viendo a mi hija cojerrelatos eroticos en el metrorelatos mi hija mi putatuve sexo con mi hija y la embarace relatorelatos con mi cu�ado no lo esperaba Incesto con hija relatosSexo con mama y mis hermanas relatos con fotosrelatos eroticos la casa de labranzaRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezrelatos eroticos de incesto mami quiero tu culorelatos eróticos espiando a papa y mama Relatos d esposas infieles que aman los penes grandeRelatos aCuliar catirashistoria eroticas de nenas de 9 gratisrelatos eroticos de incestoRelatos porno de vuelta a la finca 3 bdlol.ruconfesiones de sexo con el choferfono historias xxx gay audio/relato15598_Mi-hijastra-jenny-(1).htmlseñora madura haciendo deorinar nalgotasRelato cornudo xxxrelatos zoofilicos me violo mi perroRelatos porno amor filial papa soltero bdlol.rurelato erotico choloRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelato erotico en el conventorelatos eróticos ayudando a mi cuñadarelatos mi abuela me violorelatos de sexo gay con camionerosrelatos viole a mi hermanitaRelatos er�ticos mi hermano me �xitami hijita de 9 añitos relatorelatos eroticos follando delante de mi novio