Relato: Violada por dos dalmatas
Yo acababa de romper con Andr�s, despu�s de 4 a�os de noviazgo. Concluida las clases en la universidad, decid� pasar parte del verano en el norte del pa�s con mis abuelos maternos. Necesitaba tranquilidad y reflexionar sobre mi futuro tras la ruptura con mi novio. La casa de mis abuelos est� en una zona rec�ndita y bastante abrupta, cerca del caser�o, hay unas apartadas calas v�rgenes. Despu�s de desayunar, me puse un bikini muy fino de color naranja con un pareo anudado a la cintura y me dirig� a la cala de los contrabandistas. En el bolso de playa, una toalla, el bronceador, una botella de agua y un libro.
El camino, monta�a a trav�s, est� cubierto de un bosque con frondosos pinos. La caminata de 25 minutos vale la pena. A mitad del recorrido un ruido entre los arbustos me sobresalta. Muy cerca del camino la figura de un par de perros, llama mi atenci�n. En un principio me inquieto pero pronto reconozco a los dos d�lmatas. Son los perros de mis vecinas de caser�o, una pareja de hermanas, una viuda y otra soltera que viven a escasa distancia de la casa de mis abuelos.
Los animales me gru�en ense��ndome los dientes, su presencia se vuelve incomoda. Decido aligerar el paso y estos me siguen con un trote continuo y agresivo. El miedo me empieza atenazar los m�sculos y cuando me doy cuenta ya estoy corriendo como una posesa. Los canes corren tras de mi, con mayor o menor velocidad dependiendo del ritmo que yo imprima. Varios minutos despu�s empiezo a notar el cansancio en mis piernas, me paro para recuperar el aliento y los perros me rodean uno por cada lado. Temi�ndome lo peor, decido correr monta�a arriba por una estrecha vereda. Cuando ya las fuerzas est�n al l�mite, me paro jadeante apoy�ndome en el tronco de un viejo pino. De nuevo un ladrido a escasos metros me pone en marcha en una carrera a ninguna parte. Cuando totalmente agotada me paro de nuevo, los hocicos jadeantes de los perros babean a mi lado. Con las �ltimas fuerzas que me quedan, logro alcanzar un palo con el que intento defenderme. Los animales saltan amenazantes mostr�ndome sus colmillos, mientras el palo se me escapa de mis sudadas manos. El sudor me cubre todo el cuerpo y corre por entre mis pechos y mis muslos. Uno de los animales salta sobre m� y me lanza de espaldas al suelo. Solo acierto a taparme la cara tras un grito de horror.
Los perros se acercan, mostr�ndome los colmillos. Noto su aliento junto a mi cara, que sigue cubierta por mis manos, una lengua h�meda y �spera lame mi cuello. Me debato entre una sensaci�n de asco y miedo. El animal sigue lamiendo el cuello y la parte superior de mi pecho, el otro gru�e junto a mis pies.
Con un golpe de hocico levanta el sujetador del bikini que se queda ahora sobre mi garganta, acto y seguido comienza a lamer mis pezones con inusitada avidez. Entre el miedo y la sorpresa, noto como mis m�sculos se tensan. Intento apartar su cabeza de mis pechos con un golpe sobre su cara, el animal ladra sobre mi boca y me ense�a los dientes en se�al de aviso. Paralizada, se entrega a lamerme habidamente los pechos, sus lametones me horrorizan. Mis pezones reaccionan a la lengua del animal y comienzan a ponerse duros como piedras, una agradable sensaci�n me recorre el est�mago. Su lengua trabaja sin descanso y mis pechos se hinchan con cada pasada del animal. Pronto noto como el flujo vaginal mancha las bragas del bikini. La nariz del otro perro olisquea mis bragas, a la vez que su lengua pasa por entre mis ingles. El perro tira con fuerza de las braguitas con sus dientes. En un acto reflejo junto mis piernas para que las bragas salgan m�s f�cilmente. El chucho, del primer lametazo alcanza mi ano, la raja del co�o y mi cl�toris. Dejando tras su lengua un reguero de saliva que se mezclan con mis fluidos. El trabajo de los dos animales conjuntamente, hacen que mi cuerpo se convulsiones en espasmos y en pocos segundos estalle en un espectacular orgasmo. Las convulsiones de mi cuerpo hacen que lo animales dejen el trabajo. Cuando abro los ojos los perros est�n sentados con la mirada puesta en m�, parecen satisfechos de la faena realizada. Me incorporo sobre mis codos y miro a los dos d�lmatas con su pelo brillante y bien cuidado, ahora veo perfectamente que son dos machos y sus penes est�n desenfundados. Observo como se incorporan sobre sus patas, y cambi�ndose el sitio reanudan la sesi�n de leng�etazos. Sin tiempo ni de cerrar las piernas, la lengua del chucho se introduce por mi h�medo chochete, y a trav�s de las paredes de la vagina se desliza hacia el interior, llegando hasta donde nadie jam�s hab�a entrado. Con una habilidad incre�ble el perro me folla con su lengua y en no m�s de 10 u 11 lametones vuelvo a alcanzar otro orgasmo.
Acto y seguido, noto un pene junto a mi boca y como el animal culea para que se lo tome. Estoy tan caliente que no me importa chupar con glotoner�a, le succiono el pene suave y armoniosamente. La lengua del otro d�lmata comienza a lamerme el agujerito del culo. Pronto el esf�nter se comienza a relajar con la humedad y la temperatura de la enorme lengua. El m�sculo ensalivado comienza a penetrar poco a poco por mi agujerito. Al principio solo unos cent�metros, m�s tarde, totalmente relajado y dilatado, la lengua lubrica y limpia bastantes cent�metros en el interior.
Sin esperarlo, el perro al que se la estaba mamando, se revolvi� y gru�o a su compa�ero, este se apart� y el cabronazo golpeo con su polla sobre mi co�o. Levante del suelo las caderas y la verga del perro entro en mi. Su culeo era tan r�pido y persistente que permanec� con las caderas arqueadas gimiendo y sollozando como una perra encelada. La polla del perro se hincho dentro de mi co�o y despidi� una enorme cantidad de semen que inundo mi vagina. Los gemidos de mis orgasmos se debieron o�r por toda la monta�a. Durante unos segundos la verga se mantuvo en mi chochito, pero estaba tan dilatada y mojada que pronto se escurri� hacia el exterior, dejando un reguero lechoso.
Tard� varios minutos en reponerme, primero me sent� sobre mis nalgas y despu�s me puse de rodillas, buscando fuerzas para incorporarme. El dalmata con el pene fl�cido se acerco a mi, y yo le acaricie la cabeza, el animal sumiso se dejo mimar.
Un golpe suave en mi espalda me hace reaccionar, giro la cabeza y veo al otro chucho. Le llamo para acariciarle tambi�n, pero no atiende mi llamada. De nuevo me golpea la espalda esta vez con algo mas de intensidad, giro algo m�s la cabeza y veo que su pene est� muy rojo y abultado. Entiendo lo que est� buscando, y me inclino mostr�ndole mi culo y mi co�o a cuatro patas. Mientras un perro se lame su pene fl�cido y dolorido, el que est� a mi espalda arremete de nuevo con su lengua sobre ni ano. El agujero no muestra resistencia y noto como se abre y se cierra, para volver a abrirse de nuevo. Pronto vuelven las convulsiones, que comienzan por mi culo y me suben hasta la boca del est�mago. En esto, la polla del perro se clava en mi ano mientras sus brazos ara�an mi espalda con cada culada. Andr�s me hab�a dado dos veces por atr�s, pero yo no reaccionaba nada bien, y el opto por abandonar en su empe�o. El d�lmata sin embargo me follaba el culo a la velocidad de la luz. Yo ya me hab�a corrido varias veces cuando lo hizo el cabr�n del perro. Esta vez el nudo de su verga si que se agarro a las paredes de mi esf�nter, y estuvo derramado semen a intervalos hasta que se le aflojo varios minutos despu�s.
Cuando pude, un rato m�s tarde, recompuse mi vestimenta, que estaba tan empapada en fluidos como yo, y acompa�ada de los perros llegue a la playa, donde nos ba�amos y jugamos el resto de la ma�ana.