Relato: A Alina la devoro el negro Fat John



Relato: A Alina la devoro el negro Fat John

A ALINA LA DEVORO EL GORDO JOHN



(Desvirgadas en Barcelona -9- )



Barcelona, barrio mar�timo de la Barceloneta, a inicios de
Junio de 2005



Era ya viernes. No hab�a instituto por la tarde.



La temperatura en Barcelona pasaba de los 30 grados. La
humedad hac�a que la sensaci�n de calor fuese a�n muy superior. Todos deseaban
que acabase el curso de una vez y pasarse el d�a en la playa de su barrio, la
Barceloneta.



Alina hab�a llamado con el tel�fono m�vil a su t�a, no ir�a a
comer a su casa, como siempre hac�a cuando sus padres no volv�an hasta la noche,
le dijo que iba a hacer un trabajo con sus compa�eras a la biblioteca y despu�s
ya se volver�a directamente a su piso.



En el patio del instituto, en la hora del desayuno, hab�a
vuelto a hablar con sus amigas de Fat John, un antiguo alumno del instituto que
conoc�a porque viv�a en su calle, en un piso de una casa cercana al puerto de
Barcelona.



Se hab�an visto en los veranos anteriores en las playas
cercanas a la ciudad, eran del mismo barrio y casi todos los j�venes se
conoc�an. Fat John siempre iba bien acompa�ado de chavalas impresionantes, del
barrio o de otras zonas de la ciudad.



Sus compa�eras le dec�an que Fat John iba por ella, que ya se
lo hab�a ligado� Todo porque en la playa de la Barceloneta, las �ltimas semanas,
se hab�a acercado varias veces a hablar con ella, y todas dec�an que no quitaba
los ojos de sus muslos y de su cuerpo, tal vez el bikini evidenciaba que cada
vez estaba bien desarrollada, ya no era la ni�a de pechos planos de a�os
anteriores�



Fat John ten�a antiguamente fama de ser el chico m�s salido
del instituto� Dec�an que se hab�a tirado a la mitad de las t�as�



Adem�s, su padre era uno de los due�os de una de las
discotecas m�s de moda de la zona baja de la ciudad, y se hac�a el chulo
invitando a todos sus amigos y amigas del instituto. Siempre presum�a de las
t�as que se ligaba, especialmente impresionantes chicas forasteras, a las que
deslumbraba con su posici�n de privilegio en la discoteca y su espectacular
moto. Parec�a preferir especialmente jovencitas de aspecto n�rdico, inglesas,
alemanas, suecas, rusas, aunque no despreciaba ninguna de las guapas chavalas
locales e incluso las bell�simas j�venes latinoamericanas que tanto abundan en
la Barcelona del 2005.



Como su sobrenombre indica, Fat John es un chico gordo, pero
su volumen le da un aspecto apabullante, junto a su color de piel, negro
chocolate, debido al origen jamaicano de �l y toda su familia.



Fat John no es un muchacho guapo, ni atl�tico, ni correcto,
pero su aspecto general, sus gestos, sus miradas que continuamente parecen
desnudarte, le han transformado en un s�mbolo sexual, es la sombra del violador
lascivo y deseado en los ensue�os e inconfesables deseos nocturnos de gran parte
de las muchachitas que le conocen, aunque s�lo fuese de lejos, de vista�



A veces, es suficiente cruzarte con �l en las aceras, la
calle, la playa, para sentir un extra�o escalofr�o cuando te mira con aquellos
ojos penetrantes� Es como si su mirada te violase� Fat John es el fantasma de
los deseos m�s ocultos y prohibidos�



Incluso hay alguna de sus compa�eras que confiesa encontrar
al gordo John muy atractivo, alguna muchacha con experiencia que piensa que los
chicos muy guapos y atl�ticos son en el fondo unos medio ni�as ego�stas que s�lo
est�n pendientes de su propio aspecto�


Fat John no, �l sabe que su aspecto es desagradable, pero
pasa de eso, �l s�lo pretende follarse cuantas m�s chavalas mejor, y, si es
posible, desvirgar a todas las jovencitas de su barrio antes de que las pillen
otros�



Sus amigas dicen que el verano pasado se hab�a tirado seguro
a dos de las chavalas de la clase de Alina, a Laura y Anita, ellas mismas lo
hab�an reconocido, incluso sab�an que Laura continua siendo una de sus
preferidas, y que ahora iba a por ella, a por Alina� Que ya les explicar�a�



Alina no hab�a salido nunca sola con un chico, s�lo cuando
iba con un grupo de su clase de segundo de Secundaria a dar una vuelta a las
playas del barrio. A veces pasaban por las zonas en las que se re�nen los
nudistas, pero Alina a�n no se hab�a atrevido a ba�arse sin nada de ropa.



Alguna vez hab�an ido al cine, pero no le gustaba ir en
grupo, porque una vez un chaval de la clase que se sent� a su lado le toc� un
pecho y quer�a meterle la mano por la cintura bajando hacia las braguitas. Se
hab�a cambiado de sitio�



Al salir de casa por la ma�ana, se encontr� en la calle a Fat
John, y este le dijo que aquella tarde estaba s�lo en casa, que viniese con �l,
que ten�a ganas de hablar con ella�



Ella le contest� que no con la cabeza, y le dijo que ten�a
que hacer una trabajo de Tecnolog�a en la biblioteca para la semana siguiente.
�l le sonre�a y le dec�a que s�, que la esperar�a a la salida�



A la hora de la salida, Alina vio que efectivamente el joven
gordo jamaicano la estaba esperando sonriente a la puerta del instituto. Junto a
�l estaba su nueva moto BMW, de la que sol�a presumir por todo el barrio. Sus
amigas empezaron tambi�n a sonre�r, ya hacerle bromitas, y le dijeron en tono de
burla que ya la estaba esperando su "novio", que ya hab�a ligado...



Ella dec�a que no, que se iba con ellas a comer un bocata y
luego a la biblioteca a trabajar, pero, casi sin darse cuenta, sus amigas
desaparecieron cuando ella hablaba con el gordo para intentar decirle que no iba
con �l, y se dio cuenta de que se hab�a quedado sola con el joven negro
jamaicano.



Ahora tendr�a que correr para atrapar a sus amigas, pero
acababan de subir a un autob�s que iba al centro de la ciudad, y ahora ya estaba
definitivamente sola con el chico que quer�a que fuese a su casa�



Sinti� una especie de v�rtigo, mezcla de inquietud y terror,
cuando not� la mano de �l en su cintura, en la piel desnuda entre el final de la
camiseta y el inicio de los tejanos, y �l la gir� hacia s�, la mir� fijamente
sonriendo de manera extra�a, y le puso, sin preguntarle nada, un casco de moto
en la cabeza, mientras �l se pon�a otro.



Alina no sab�a ir en moto, �l le dijo que se agarrase bien
fuerte a su cintura y se dejase llevar. Al cabo de unos momentos, la moto con el
jamaicano y la jovencita corr�a por las calles de Barcelona en direcci�n a la
zona litoral de la Barceloneta. Iba bien agarrada con sus brazos a la cintura
del chico, y notaba la textura de la chaquetilla de cuero que �l llevaba.



Era la primera vez que se agarraba a un hombre que no fuese
su padre o uno de sus t�os. Tambi�n los olores eran nuevos, el cuerpo del
muchacho ol�a a una colonia extra�a, diferente, pero muy utilizada por los
chavales latinos del barrio.



Fat John dej� la moto en un peque�o taller junto a un
edificio cercano al puerto de pescadores, agarr� de la mano a la chiquilla y
poco despu�s entr� en su casa. Alina se dejaba llevar, todo era nuevo, no sab�a
porqu� no sal�a corriendo y hu�a, pero tambi�n se sent�a atra�da por saber lo
que le quer�a decir el muchacho� �O tal vez hacer?



El pensamiento la hizo enrojecer sin que �l se diese cuenta,
ya que, despu�s de subir cuatro pisos, sin esperar el ascensor, sac� sus llaves
y entraron en uno de los apartamentos. Ella se sinti� fatigada de tantas
escaleras subidas a ritmo sorprendentemente r�pido por el joven gordo jamaicano.



Hab�a personas en la casa. Eran familiares de Fat John. Puede
que hermanos m�s peque�os y abuelos. El chico habl� con ellos, que miraban a la
jovencita y sonre�an murmurando entre ellos y se�al�ndola. Alina no entend�a
nada, hablaban en una especie de ingl�s extra�o.



Era un apartamento muy moderno, muy bien decorado, con
muebles caros y aspecto se�orial... Especialmente le chocaba a Alina la gran
amplitud de cada estancia, de cada habitaci�n, muy diferentes de su casa, un
piso de ochenta metros cuadrados y de las otras viviendas que conoc�a hasta
entonces de sus amigas u otros familiares.



Fat John la hizo entrar en una habitaci�n, deb�a ser la suya,
y vio que el jamaicano cerraba la puerta y le daba una vuelta a la llave y se la
guardaba.



-Para que no nos molesten, Ali, ahora cuando hablemos �le
dijo el chico gui��ndole un ojo. Sab�a que sus amigas la llamaban Ali, como
diminutivo de Alina.



Alina se sinti� de nuevo inquieta. La familia de Fat John no
podr�a entrar en la habitaci�n para molestarlos, pero se dio cuenta de que ella
tampoco pod�a salir�



Mir� la habitaci�n. Era muy grande.



Unos armarios de estilo antiguo. Un televisor plano digital
colgado de una pared cercana a la cama. Un mueble de trabajo con libros,
papeles, mil cosas diferentes, y un ordenador port�til muy moderno.



-Me paso las noches chateando con mi pe�a por Internet,
sabes, nena� - le aclar� �l al ver su mirada.



Una mesita de noche con un reloj y una lamparita. Dos
butacones. La cama, bastante grande, demasiado incluso para un muchacho gordo
como �l, era una de esas dobles de matrimonio que hab�an recuperado de alguna
mansi�n antigua o comprado en alg�n anticuario y ten�a una nueva vida en la
habitaci�n del joven jamaicano.



Una ventana cerrada, con unas cortinas, que parec�a dar a una
vista sobre el puerto de Barcelona. De alguna vivienda vecina llegaban melod�as
de las emisoras de m�sica latina de la ciudad.



Alina acababa de mirar todo lo que hab�a en la habitaci�n de
Fat John, cuando unos brazos la agarraron por la espalda y unos labios le
besaron el cuello.



Se gir� alarmada. Fat John estaba pr�cticamente desnudo.
Mientras ella miraba la habitaci�n, el joven jamaicano se hab�a desprendido
r�pidamente de los tejanos, la chaquetilla de cuero y la camiseta, se hab�a
quitado las botas de llevar la moto y estaba desnudo, solo llevaba unos
calzoncillos negros de tipo slip que dejaban caer por delante su barriga su
cuerpo.



Alina se dio cuenta de que el jamaicano era impresionante, un
enorme cuerpo moreno, a�n m�s tostado por el sol del mar Mediterr�neo, un
vientre muy abultado que probaba su obesidad, y un bulto enorme, evidentemente
su pene y sus test�culos, debajo de la tela negra del slip�



S� El bulto era muy grande, tal vez, tal vez� S�
posiblemente el chico, pens� Alina con horror, estaba eso que sus amigas
llamaban "empalmado"� S�, deb�a tener el pene duro� Pens� en las pel�culas que
les hab�an pasado en las clases de sexolog�a del instituto� La diferencia de un
pene en reposo y el mismo pene en estado de erecci�n m�xima� Y, por lo que ve�a,
el del gordo John parec�a se enorme�



Entonces, inesperadamente, Fat John la empuj� hacia atr�s.
Alina tropez� con la cama y cay� de espaldas sobre las s�banas.



La chiquilla iba a levantarse, pero el joven se ech� sobre
ella de un salto, y la inmoviliz� apretando su cuerpo desnudo contra ella y
sujet�ndola con los fuertes brazos.



Alina inici� una protesta al ver que la cara del jamaicano
cada vez estaba m�s cerca de ella, pero �l le hizo una se�al de que callase, de
que les pod�an o�r su familia desde fuera de la habitaci�n.



Alina call� y se qued� en silencio, nunca supo porqu� no
grit�, era la pregunta sin respuesta que se hac�a en tiempos posteriores cuando
reviv�a una y otra vez � la verdad es que con una extra�a ansiedad er�tica-,
aquella escena de su desvirgamiento, que nunca supo tampoco si deb�a llamar
violaci�n o no�



Fat John se inclin� y la bes� en los labios. Alina cerr� los
ojos y le dej� hacer. No sab�a si le gustaba o si sent�a un gran asco al notar
como el gordo negro le introduc�a la lengua dentro de su boca mientras respiraba
con una especie de anhelo expectante. Con las manos, la tom� de los hombros, le
acarici� el cuello y las orejas. Recorri� los labios de la jovencita con la
punta de los dedos, introduci�ndolos en la boca de la chiquilla.



El jamaicano se arrodill� ahora junto a ella. Le quit� las
zapatillas deportivas y, entonces�



Fat John le baj� la cremallera de los tejanos, y se los fue
bajando poco a poco, lentamente, acariciando sus muslos mientras los iba
desnudando� Al final, se los acab� de quitar, y los lanz� al otro lado de la
habitaci�n� Alina not� tambi�n que el gordo le quitaba los calcetines y los
lanzaba tambi�n por los aires� S�lo llevaba ya la braguita y la camiseta�



Alina sinti� una especie de v�rtigo, al tiempo que el obeso
chico se deslizaba encima de ella.



Fat John volvi� a unir su cara a la de ella, uni� los labios
y la volvi� a besar durante largo tiempo, explor� su boca con la lengua y empez�
a notar aquel dolor en los test�culos que le aparec�a cuando estaba preparado
para correrse y aguantaba todo lo que pod�a� Y ahora faltaba todav�a para dejar
su esperma en libertad�



Alina sinti� dentro de su boca el gusto de la boca de �l, y,
a pesar de aquella sensaci�n inicial de asco, no rechaz� ahora la lengua del
joven jamaicano. El hipop�tamo not� los brazos de la chica desliz�ndose en su
espalda, al tiempo que jadeaba suavemente y se le aceleraba la respiraci�n



Fat John se apart� levemente de ella y se quit� el negro
slip. Su enorme miembro salt� libre en toda su potencia y esplendor,



R�pidamente, de modo que ella no tuviera tiempo de pensar en
lo que le estaba haciendo, le sac� la camiseta y la dej� solo con la braguita.
Empez� a jugar con sus pechos, todav�a peque�os, pero erguidos y puntiagudos.
Pellizc� los pezones y la jovencita se estremeci�.



�l se dio cuenta que el cuerpo de la muchacha estaba
brillante por el sudor, la tarde era muy calurosa y h�meda. Y no hab�a conectado
el climatizador de la habitaci�n, Fat John pensaba que el calor y el sudor eran
mucho m�s excitantes que una atm�sfera fr�a�



Inclinado de costado a su lado, continu� sus manejos con el
cuerpo de la chica, acarici�ndola ahora con suavidad, ahora con violencia, y
ella cada vez respiraba m�s agitadamente al sentir como el joven negro jamaicano
exploraba su cuerpo.



Y as�, lentamente, pero sin dejar que la jovencita tuviese
tiempo de darse cuenta realmente de lo que le iba a pasar en unos momentos,
lleg� a la parte que casi siempre resultaba m�s dif�cil cuando estaba con chicas
v�rgenes, all� cuando a veces se produc�an las resistencias.



Con una mano la cogi� debajo de los hombros, bes� sus labios,
lami� su cara y le dio mordisquitos en el cuello, cada vez con m�s fuerza, al
tiempo que con la otra mano recorr�a el vientre de la chica y, entonces, muy
lentamente le fue bajando la braguita hasta dejarle el cuerpo completamente
desnudo.



Era una sensaci�n inigualable tocar el sexo de la chiquilla y
acariciar la parte interna de sus muslos, pero para ella tambi�n lo era, porque
al hacerlo, Alina dej� ir unos leves gemidos de excitaci�n. El gordo jamaicano
pens� que no se hab�a equivocado con la chavala, era una putita como todas�



Fat John llev� su cuerpo hacia el de Alina.



El joven jamaicano se coloc� al lado de la adolescente, la
bes� de nuevo profundamente en los labios y sigui� mordi�ndole y lami�ndole el
cuello y los pezones.



Luego la movi� suavemente hasta que qued� bien colocada en la
cama, a su gusto para lo iba a hacer. Le mordi� algo m�s fuerte el cuello, al
tiempo que le musitaba que era un vampiro, y le acarici� las caderas y los
muslos. Alina se puso a temblar de excitaci�n.



Entonces, el joven jamaicano lleg� al bajo vientre de Alina,
jugueteando con los pelitos rubios del vello que le estaba naciendo en la
entrada del sexo.



Ella, al notarlo, se arque� hacia arriba, como si su cuerpo
pidiese que �l presionara con m�s fuerza.



�l llev� su cara a la de ella, uni� los labios bes�ndola y
volvi� a introducir su lengua en la boca de ella, explor�ndola y absorbiendo su
h�meda saliva. Oh, que inmenso placer palpar con su lengua la de la chiquilla�
Una leng�ecita que ninguna otra lengua hab�a acariciado hasta aquel momento�



Fat John estaba situado encima de la jovencita, su cuerpo
enorme dominaba todos los �ngulos, y ella empezaba a sentir el peso enorme del
gordo inmovilizar su cuerpo adolescente.



Alina disfrutaba sorprendida de s� misma, y la excitaci�n que
los manejos del joven negro le produc�an hab�a anulado completamente cualquier
sensaci�n de asco que el gusto de la boca del gordo le pudiese ocasionar.



Las manos del joven jamaicano tantearon las entradas del sexo
de Alina, empezando a juguetear con sus dedos entrando en la vagina. Ella not�
que algo entraba en su cuerpo y sinti� un primer indicio inesperado de p�nico,
pero enseguida se apercibi� que eran los dedos del joven jamaicano jugando
dentro de ella.



Y la sensaci�n era cada vez mejor, aquello era mucho m�s
excitante que lo que nunca hab�a imaginado en alguna de sus fantas�as cuando se
tocaba imaginando que los t�os m�s bestias y cerdos del instituto se la met�an
dentro.



Alina vio con sorpresa que el joven jamaicano se apartaba de
ella y se deslizaba hacia los pies de la cama. Se coloc�, arrodillado, entre sus
muslos, abri�ndolos con suavidad, y le bes� y lami� el vientre. Su lengua
entraba y sal�a, rodeando el ombligo de la jovencita. Era una deliciosa
sensaci�n, pens� ella. Cada vez la sorprend�a con las nuevas cosas que le iba
haciendo.



La cabeza del joven jamaicano sigui� bajando, sin abandonar
sus manejos con la boca. Alina se dio cuenta del lugar a donde se dirig�an los
labios del chico.



Los labios del muchacho besaron el sexo de la chica, y no
s�lo fueron sus labios, sino que tambi�n su lengua fue tanteando los suaves
pliegues de su piel.



Ella qued� paralizada por la sorpresa, al sentir que la
lengua del jamaicano empez� a entrar en su sexo y, luego, mientras con les dedos
le iba separando poco a poco los labios de la vulva... Alina not� que se
excitaba hasta casi no poder resistirlo, pero continuaba paralizada por la
sorpresa.



Al fin, la lengua de Fat John culmin� su b�squeda incansable
y hall� el peque�o cl�toris de la chiquilla, tan sensible que, al tocarlo la
lengua del gordo jamaicano, al principio la sensaci�n fue casi dolorosa.



Pero, enseguida, la lengua del joven negro, empe�ada en lamer
aquel lugar cada vez con m�s presi�n, fue provocando en Alina la m�s aguda de
las sensaciones que jam�s hab�a experimentado, desterrando la par�lisis que la
sorpresa del contacto inicial le hab�a provocado.



Ya incapaz de refrenarse, perdiendo todo control, Alina
empez� a mover sus caderas arriba y abajo, cada vez con un ritmo m�s acelerado,
totalmente absorta en el placer que estaba sintiendo, que fue acumul�ndose y
acumul�ndose hasta que se entreg� completamente a �l, que se hab�a ido colocando
encima de ella, apret�ndolo con los brazos, bes�ndolo� Sent�a el peso de �l,
pero no quer�a apartarse, no quer�a dejar de sentirlo encima de sus pechos, su
vientre, apretar sus muslos contra el cuerpo de �l�



Ahora ella le introduc�a la lengua en la boca como �l le
acababa de ense�ar a hacer, rodeando con sus muslos las caderas y las piernas
del chico y empezando a transformar sus gemidos en casi gritos, al punto que el
joven jamaicano le tuvo que tapar suavemente la boca poni�ndole la enorme mano
en la cara, aunque le era igual que su familia oyese los gritos de la jovencitas
cuando las desvirgaba. Ya estaban acostumbrados, e incluso les complac�a.



Fat John vio que la chiquilla ya estaba perdiendo el control,
acerc�ndose a la explosi�n final, que ya no podr�a retardar mucho m�s tiempo.



Se coloc� bien encima de ella, aplastando sus pechitos con su
t�rax y besando sus labios con m�s fuerza que nunca, se dispuso por fin a
penetrarla.



Baj� una de sus manos, busc� el sexo de la jovencita para
situarlo, agarr� su pene, bien duro, hinchado, erguido y caliente, y en un
r�pido gesto lo coloc� en la entrada del sexo de Alina.



Y, suavemente, empez� a introducirlo en el cuerpo de la
chiquilla. "Aqu� lo tienes, ya a va a ser todo para ti, puta..." -pens� Fat
John, llegando tambi�n a su momento de m�xima excitaci�n�



Alina continuaba abrazada al cuerpo del joven jamaicano,
besaba sus labios, su cara� Sus fantas�as se estaban haciendo realidad, aquello
que hab�a imaginado tantas veces en largas noches antes de dormir, tener encima
de ella el cuerpo desnudo de aquel negro gordo con fama de ser el m�s follador
del instituto� Ahora era realidad� Not� como el sudor de su cuerpo se un�a al
sudor del cuerpo del muchacho�



Oh, s� Olor a sudor y perfume latino�, y el cuerpo de �l
encima de sus pechitos... La presi�n sobre sus pezones hac�a que estos casi le
doliesen de la excitaci�n que le produc�a, al tiempo que �l continuaba lamiendo
su cara y mordiendo su cuello, mientras la besaba de aquella manera tan sucia�



Ausente de la realidad y entregada a aquellos manejos,
apretando los muslos de �l con la cara interna de los suyos al tiempo que los
rodeaba, se dio cuenta s�bitamente de que algo enorme, duro, ardiente y vivo
estaba empezando a penetrar en su cuerpo. Como si fuese un sorprendente
descubrimiento, se dio cuenta de que el joven jamaicano le estaba intentado
meter la polla en el sexo. Ahora s�, jadeante, se volvi� a quedar quieta, como
paralizada, mir�ndolo fijamente a unos ojos muy cercanos que tambi�n se
detuvieron y se clavaron en los suyos.


.


Ya se ha dado cuenta, pens� Fat John, de lo que estoy
haciendo ahora, sabe que la estoy penetrando, ya lo ha notado. Tal vez intentar�
soltarse o gritar, pero est� perdida� Ya no puede resistirse� S�lo tengo que dar
un golpe hacia adelante para desvirgarla. Y lo sabe�



Fueron �nicamente dos o tres segundos de observaci�n mutua,
pero parecieron durar siglos�.



Alina not� como aquella cosa enorme continuaba intentando
entrar, aunque parec�a ser muy grande para aquel lugar peque�o. La chiquilla
sinti� entonces una duda, una inquietud, el impulso de salir de la cama donde la
sujetaba su grasiento violador y salir corriendo�



Pero s�lo fue un instante fugaz, una sensaci�n imposible�
Porque�



Entonces el joven jamaicano hizo un movimiento r�pido,
impuls� su cuerpo hacia delante, al tiempo que gritaba como un chacal, o tal vez
como un hipop�tamo, y la jovencita not� que el pene de �l penetraba en su cuerpo
al mismo tiempo que sent�a un dolor agudo en su vientre, como un tremendo
pinchazo, un cuchillo que la cortase, un desgarro s�bito que le hizo dar un gran
grito de sorpresa y dolor�





Algo enorme se abri� paso dentro ella, haci�ndose espacio
donde no parec�a haberlo, el dolor intenso que le produc�a hizo que perdiese por
unos momentos la noci�n de lo que le rodeaba, mientras la mano del negro tapaba
su boca para evitar que sus gritos de dolor alarmasen a los vecinos o a la
familia al ir meti�ndole toda la polla en su tierno cuerpo adolescente.



Oh, Ali, Ali� Qu� buena que est�s, puta� -musit� gimiendo Fat
John, en la cima del placer y la excitaci�n mientras acababa de introducir todo
su miembro en el vientre de la jovencita-� ahora ya la tienes dentro... Ya eres
m�a� Y ahora voy a acabar de follarte, me duelen los huevos de aguantarme,
putita...



Alina recuper� el sentido de la realidad, sintiendo que el
enorme pene del gordo se mov�a dentro de ella, entrando y saliendo, al ritmo que
marcaba el cerdo desvirgador, ahora s� que la asustaba�



Se hab�a convertido en una especie de chacal furioso y
salvaje que se mov�a violentamente encima de ella, aplast�ndola con su enorme
peso, no dej�ndola respirar, sac�ndosela y meti�ndosela con un ritmo fren�tico,
provoc�ndole a�n algo de dolor cada vez que se la met�a, haci�ndole da�o cuando
alguna vez le pegaba un mordisco incontrolado en el cuello, el cuerpo o los
brazos, gimiendo, jadeando, gritando�



Alina notaba sorprendida como recuperaba, con los violentos
movimientos de �l encima y dentro de su cuerpo, aquella incre�ble sensaci�n de
excitaci�n y placer que ten�a hasta el momento que apareci� el dolor cuando el
gordo negro jamaicano le rompi� el himen, desvirg�ndola.



Fat John hab�a perdido cualquier sensaci�n racional. Ya no
pensaba, ya era s�lo un enorme cerdo obsceno y lujurioso que copulaba sobre el
cuerpo de la jovencita que acababa de penetrar y desvirgar, acerc�ndose a
aquella especie de ataque epil�ptico que le llevar�a a la explosi�n final que
por fin inundar�a el cuerpo de la chica con el r�o desbordado de su semen, y los
cojones dejar�an de dolerle�.



Los dos segu�an sudando a mares, y Fat John, ya fuera de s�
como un loco rabioso, ni cuenta se dio que la chiquilla volv�a a participar
activamente en lo que �l le estaba haciendo.



Fat John no era en aquel momento un ser humano sino el m�s
terrible de los demonios de las cuevas perdidas de las costas de Jamaica,
aquellos parajes prohibidos muy al sur de Spanish Town... As� lo ve�a ahora con
terror la jovencita, pero era otra vez aquel horror excitante que la llevaba a
no rebelarse, a entregarse al monstruo y colaborar en lo que aquella bestia
grasienta le estaba haciendo.



La chiquilla jadeaba e intentaba tener m�s aire, estaba casi
sin respiraci�n, con el coraz�n acelerado de forma incre�ble.



�l se mov�a encima de ella como las olas del peor tsunami y
la jovencita sent�a como si la atropellasen cien caballos salvajes, y luego la
pisotease una manada de elefantes enloquecidos.



Not� como el gordo le pon�a ahora de nuevo las manos en el
culo, debajo de las nalgas, agarrando con fuerza cada mitad del trasero, y
mir�ndole a la cara, vio que el jamaicano hab�a perdido por completo cualquier
control, y que tambi�n estaba a punto de no poder respirar o de un ataque al
coraz�n. Ella, de forma instintiva, levant� los muslos y los cruz� apretando las
caderas y las nalgas del chico contra su sexo invadido por el miembro de �l.



Era el momento anterior a la inminente explosi�n, cuando �l
iba a derramar litros de semen dentro del cuerpo de la jovencita. Verle la cara,
la excit� a�n m�s, no ten�a sentido, porque se hab�a convertido en una m�scara
horrorosa llena de sudor que ca�a sobre ella, pero, al mismo tiempo, Alina sab�a
que su cuerpo estaba preparado para lo que viniese ahora�



Finalmente �l puso r�gida su espalda, con el rostro cada vez
m�s distorsionado, y empez� a gritar frases sin sentido incomprensibles para
Alina, al tiempo que se la met�a y se la sacaba con movimientos violent�simos



Alina sinti� como borbotones de una especie de l�quido denso
y muy caliente inundaban el interior de su sexo. Alina, como si fuese una
experta, guiada por el instinto, acompa�� los movimientos de �l, y le puso la
mano en la boca porque los gritos de placer del gordo negro jamaicano eran cada
vez m�s altos. Deb�an o�rse en todo el patio de vecinos�




Se notaba cada vez m�s mojada por aquel l�quido hirviente,
que no paraba de inundar su vientre, al tiempo que los salvajes movimientos del
joven hipop�tamo se fueron haciendo ag�nicos y m�s lentos, mientras los gritos
se iban apagando y transformando en gemidos de placer que alternaban con las
boqueadas que el jamaicano daba para llenar de aire su pecho y recuperar el
aliento.



Fat John continu� gritando, ya no tan fuerte, y ronroneando
de placer como un gato satisfecho, se dej� ir sobre el cuerpo de la jovencita
que acaba de desvirgar, hundi�ndose en los pechos y la cara de ella, chupando la
miel de sus pezoncitos, y dej�ndole la polla, dura, hinchada y potente, clavada
hasta lo m�s profundo del vientre de Alina. El peso del cuerpo del gordo la
asfixiaba, la ahogaba, pero el dolor y el ahogo la excitaban a�n m�s� Se sent�a
casi morir� Aquello no pod�a resistirlo mucho m�s�



Entonces la jovencita con un nuevo impulso inesperado, le
envolvi� de nuevo la cintura y la cadera con los muslos y se abandon� a una
especie de �xtasis que la estaba invadiendo, como si un hormigueo que le nac�a
en el sexo la hiciese flotar en el para�so desconocido de las hur�es del har�n
del Sult�n.



Alina sinti� como una especie de trompetas y timbales le
anunciaban algo tremendo, y grit� ahogadamente en el momento en que, tal como
Fat John hab�a previsto, not� el pene de �l como un ser que estaba vivo dentro
de ella, movi�ndose en un extra�o y c�lido mar, ahora sin provocarle ya dolor, y
un placer que nunca hab�a sentido le lleg� como una explosi�n inesperada que le
hizo perder, como antes le hab�a pasado a �l, cualquier consciencia o sentido de
la realidad�



La chiquilla ahora gritaba y se mov�a violentamente en medio
de gigantescas convulsiones que le proporcionaban un placer salvaje nunca
imaginado ni sentido m�nimamente cuando se tocaba en las soledades de la noche�
Alina fue experimentando un orgasmo inhumanamente prolongado., y ahora era �l,
Fat John quien le tapaba la boca para apagar sus gritos y no alarmar a los
vecinos o a su familia.



Poco a poco, Alina se fue calmando, la explosi�n de placer se
fue apagando, y la jovencita se fue quedando quieta en la cama, con todo el
cuerpo del gordo jamaicano encima suyo, con el miembro de �l dentro de su
cuerpo, y not�ndose tan exhausta, asfixiada y paralizada que crey� que nunca m�s
podr�a levantarse. Pens� que se ahogaba, que no respiraba, que se mor�a, pero
despu�s aquello, pens� que no le importaba.



Durante unos momentos, la cabeza de Alina qued� en blanco.
Sab�a que �l la estaba aplastando con su peso, que lo ten�a encima, que aquella
salvaje bestia lujuriosa hab�a hecho todo lo que hab�a querido con ella, que
todav�a no se la hab�a sacado, aunque parec�a mucho m�s peque�a, se deb�a haber
desinflado, pero todo le era igual, ya estaba bien todo aquello.



Nunca lo olvidar�a, y sab�a que siempre buscar�a repetirlo,
ahora mismo si tuviese fuerzas para moverse... Fat John pesaba mucho sobre ella,
pero no quer�a que cambiase de posici�n. Le gustaba sentir su peso y los olores
desagradables mezcla de sudor agrio y otras cosas que dejaba ir la piel negra
del joven jamaicano. De vez en cuando el mov�a la boca y aplastaba sus labios en
los suyos, a lo que ella correspond�a abriendo la boca y acarici�ndolo con su
lengua.



Fat John se retir� poco a poco del cuerpo de la chica.
Observ� con satisfacci�n una mancha roja en la s�bana, prueba que la chiquilla
hab�a sangrado al desvirgarla. Vio que ella continuaba respirando con
dificultad, a�n jadeando, recuper�ndose lentamente. Ten�a que reconocer que
pocas veces, en los �ltimos meses, se hab�a excitado y gozado tanto como
rompiendo y estrenando a aquella chiquilla.



Alina notaba calor, como si estuviera en combusti�n. Nunca
hab�a sentido tanto calor en su vida, se notaba h�meda de su sudor y del que
hab�a recibido del cuerpo del jamaicano cuando estaba encima de ella. Ol�a a
tabaco, y, ahora se daba cuenta, a aquel caracter�stico olor a perfume latino
que exhalaba Fat John.



Fat John, Fat John, cabr�n de mierda, cerdo violador� suspir�
Alina�. Sab�a todo lo que ten�a que hacer con su cuerpo, no hab�a dejado ni un
cent�metro de su piel sin explorar, y la hab�a hecho sentir los placeres que
nunca pod�a haber imaginado. Y le hab�a hecho tambi�n las cosas m�s puercas que
se pod�a imaginar, como lamerle con la lengua todo el interior de su sexo, y
precisamente eso hab�a sido el inicio de lo mejor.



Y, tambi�n, claro, cuando la desvirg�, el pinchazo y el dolor
cuando le met�a aquello enorme en su vientre. Pero, incluso el recuerdo de ese
dolor le resultaba ahora agradable e incluso excitante al recordarlo, y eso, que
ahora, al enfriarse, notaba un cierto dolor lejano en su vientre, como si el
enorme pene del muchacho gordinfl�n la hubiese dejado resentida.


Fat John, pens� Alina, estaba muy bueno, nunca lo habr�a
imaginado, tan gordo y enorme, con un culo gigantesco muy marcado y unas nalgas
que resaltaban monta�as en las que agarrarse, muslos y piernas grandes y
dominantes�



Ella no sent�a ninguna clase de culpa. Simplemente estaba
contenta, satisfecha, plena, aunque exhausta y dolorida. No era ninguna cosa
horrible, como le hab�an intentado hacer creer tantos a�os, haberse dejado
follar por un t�o. Se dio cuenta de que sin ser consciente de ello, hac�a mucho
tiempo que deseaba hacer aquello. Y ya lo hab�a obtenido. Se gir� y mir� a Fat
John, que tambi�n la observaba con los ojos abiertos. Le acarici� el pelo de la
nuca, disfrutando de la sensaci�n que le produc�a ese contacto en la punta de
los dedos.



Pasado un momento, Alina volvi� a sentir aquel impulso de
atrevimiento que la llevaba siempre a intentar ir m�s all�, a provocar. Segura
que �l pensaba que ella ahora estaba nerviosa, o asustada, o que se iba a poner
a llorar por lo que �l le hab�a hecho. Pues se equivocaba, se iba a llevar una
sorpresa.



Alina coloc� uno de sus brazos por detr�s del cuello de �l,
abraz�ndose, y llev� la otra hacia el vientre de �l, hasta conseguir encontrar
la polla del joven jamaicano, que incluso ahora descansando era grande y larga,
y entonces la agarr� con la mano. Al ver la cara de sorpresa de �l, lo mir� con
una expresi�n de desaf�o sonriente en sus ojos y una sonrisa en la boca, que
quer�a imitar la de �l cuando se pon�a ir�nico al mirarla.



Ella sigui� mir�ndolo sin soltarle el pene. El muchacho
jamaicano la mir�, sonriendo, y le dijo unas palabras en lengua inglesa que ella
no entendi�.



Entonces Fat John se movi� de nuevo y agarr� el cuerpo de la
adolescente como quien mueve un saco de patatas.


La coloc� de espaldas en la cama. Puso la almohada bajo el
vientre de la chiquilla para levantarle el culo y poder penetrarla mejor.


Ohhh�. Qu� espalda m�s deliciosa�. Qu� nuca m�s adorable� Y�
qu� culo, que nalgas, blancas, sonrosadas, carnosas, perfectas� Separ� las
nalgas, vio el agujero� Ella no sab�a lo que estaba pasando, no se lo imaginaba,
a�n no pensaba que�



Fat John se arrodill� detr�s de Alina� Atrajo con sus brazos
hac�a s� los muslos de la jovencita, las caderas, la coloc� de rodillas� Avanz�
su pene hacia el culo de la muchacha� Dud� un momento entre volver a penetrarla
por la vagina o introducir su miembro en el agujero del culo� S�, claro, sin
dudarlo, en el culo, ten�a que volver a desvirgarla, no dejar nada para otra
ocasi�n�


Escupi� en su mano, moj� su pene con la saliva para facilitar
la penetraci�n� Coloc� la punta del pene con la mano en el agujero del culo, la
sujet� bien, y comenz� a penetrarla, peg� un empuj�n hacia delante, le meti� el
pene hacia adentro, lenta pero completamente�



La chica se qued� primero paralizada, sorprendida� No se
esperaba aquello� Cuando fue a darse cuenta de lo que el gordo negro jamaicano
quer�a hacerle, ya ten�a clavado su pene dentro del culo� Y le doli� Le doli�
mucho�Alina dio un grito desgarrador, porque aquello enorme le hizo mucho da�o
al penetrar en su culo� �l la desvirg� por segunda vez aquella tarde�



La agarr� fuertemente por el culo, y empez� a cabalgarla
fren�ticamente, y la chica se agarr� a �l, sinti�ndose nuevamente presa de una
excitaci�n indescriptible, el dolor se combin� con el placer, era algo
inexplicable, perdi� el mundo de vista, hasta que al sentir que el hab�a llegado
a la explosi�n final, los mismos movimientos y jadeos del joven negro hicieron
que ella tambi�n explotara, de manera que esta vez los hicieron pr�cticamente al
mismo tiempo, y �l, completamente agotado, se fue quedando paralizado encima de
ella, que sinti� otra vez el placer que le produc�a, parad�jicamente, sentirse
aplastada por el peso tremendo del cuerpo del muchacho.



Poco despu�s, �l not� que la jovencita se ahogaba bajo su
cuerpo, que la aplastaba y le faltaba respiraci�n. Entonces se movi� por fin y
sali� lentamente de encima de ella para quedar boca arriba. Cuando Alina,
jadeando y respirando entrecortadamente, completamente exhausta y agotada, se
gir� para mirarlo a la cara y ver su expresi�n, se dio cuenta de que el
jamaicano se hab�a quedado dormido de forma fulminante, e incluso empezaba a
dejar ir unos ronquidos.



Se qued� de lado sobre �l, recorriendo su cuerpo con sus
manos y aprovechando que �l estaba dormido para tocarle el pene -ten�a ganas de
hacerlo-, besar su cuerpo e incluso -qu� guarradas estoy haciendo, pens� Alina-
lamerle aquel sudor agrio que cubr�a el cuerpo del joven jamaicano.



Y se dedic� a jugar con el pene de �l, volviendo a comprobar
lo grande que era incluso sin estar excitado, -todo eso, mucho m�s grande, ha
estado dentro de m�, parece imposible- y jug� por primera vez con los test�culos
del joven jamaicano, cubiertos por una espesa selva de pelos negros y
ensortijados.



�Ay! Pero sent�a dolor, le dol�a la vagina, y le dol�a el
culo� Notaba como pinchazos en el culo cuando se mov�a, le molestaba el peso de
su propio cuerpo� Pens� que tal vez le doler�a m�s cuando se sentase en una
silla�



Y, debajo de la tetilla del coraz�n, vio que el jamaicano
ten�a un peque�o tatuaje, con una serpiente cobra y un pu�al. No le hab�a visto
antes el tatuaje, no se hab�a fijado en aquella mancha de tinta en el t�rax de
�l�


Alina le frot� el pecho con la palma de la mano y...



Cerr� los ojos, profundamente dormida�



Despert� cuando casi estaba anocheciendo. Se hab�a quedado
dormida varias horas. Mir� el reloj de la mesilla de noche y eran casi las nueve
del atardecer. El jamaicano segu�a durmiendo, ahora roncando de forma casi
escandalosa. Alina se sorprendi� de no haberse despertado antes. Le cost� un
esfuerzo ponerse de pie, y sinti� molestias en el vientre y en el culo, recuerdo
evidente de que el joven jamaicano la hab�a desvirgado con aquella polla enorme.



Vio en la s�bana la mancha de sangre, pero no se alarm�
porque hab�a le�do muchas veces que era lo que pasaba cuando lo hac�as por
primera vez. Sent�a en el sexo una cierta sensaci�n de mojado, como si hubiese
alg�n l�quido viscoso en su interior...


Se mir�, desnuda, en el espejo del armario del tocador de la
habitaci�n y se acarici� la cara, los pechos, el sexo, los muslos, pensando en
que eran las manos del joven jamaicano.



En la cama el jamaicano, que se hab�a despertado al notar el
movimiento de la adolescente, miraba su cuerpo sonriendo de placer y
satisfacci�n por los dos polvos que le hab�a metido a la muchacha�





Alina encontr� la braguita y la camiseta, se las puso, se
acerc� a la cama y, a tientas para no tropezar, sali� de la habitaci�n y entorn�
la puerta.



Fat John la sinti� salir de la habitaci�n. Se notaba
demasiado cansado para volver a empezar, y se hizo de nuevo el dormido.



Realmente, la chiquilla le hab�a sorprendido. Estaba
buen�sima, y era fant�stica para foll�rsela. Era muy ingenua y carente de
experiencia, pero su deseo de aparentar todo lo contrario, seguridad y valent�a,
junto con su cuerpo adolescente, le hab�a proporcionado uno de los mejores
placeres de los �ltimos meses. S�, realmente le hab�a gustado mucho.



"Ya tengo otra putita en la caba�a"�. -pens� Fat John



El joven jamaicano volvi� a dormirse. Pronto roncaba
estrepitosamente.



Alina camin� por las calles del barrio hasta llegar a su
casa.



Entr� en su piso.



Sus padres, como siempre, a�n no hab�an vuelto a casa.
Normalmente lo hac�an hacia las diez de la noche.


Su hermana Juani tampoco estaba. A saber cuando volver�a�



Se recost� en el sof�, ufff, el culo le segu�a doliendo... y
se puso la tele.



Not� dolor tambi�n en el vientre. S�, no lo hab�a so�ado, el
gordo la hab�a desvirgado aquella tarde, no hab�a sido un sue�o�



Cambi� de postura en el sof�, tambi�n el culo le segu�a
haciendo da�o�



Not� que ol�a a sudor, que su ropa y su piel se hab�a
impregnado con los olores del sudor y la colonia del jamaicano. Sus padres lo
notar�an, y le har�an preguntas. Ten�a que eliminar los olores del hombre�



Alina suspir� y se dirigi� a la ducha�




Ep�logo:



Al d�a siguiente, eran las diez de la ma�ana.



A�n en la cama, Alina recibi� un mensaje telef�nico escrito
de su amante de la tarde anterior.



La esperaba en una de las playas de la Barceloneta,
concretamente en una de las que son el centro de reuni�n de los ba�istas
naturistas que practican el nudismo.



Fat John la esperaba en la llamada Playa de San Sebasti�n.



Alina dud�, pens�



S�, al final se dio cuenta de que hab�a iniciado una nueva
vida�



Ya era una mujer�



Y podr�a presumir de acompa�ante, en aquella playa hab�a
siempre un grupito de chicas de su instituto�



Una hora despu�s, en la playa, Fat John vio complacido que
Alina se dirig�a hacia el.



Y Alina corri� por primera vez completamente desnuda por una
playa de Barcelona�



Mientras, su amante, el negro jamaicano, la observaba
sonriente, presumiendo de su nueva amiguita�






Barcelona, Agosto de 2005


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Relato: A Alina la devoro el negro Fat John
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