Relato: Complejo de edipo





Relato: Complejo de edipo


RELATO




Soy una mujer casada, tengo 36 a�os y un hijo de 18 a�os, mi
marido tiene 50 a�os, nos conocimos en la universidad, donde el era profesor y
yo estudiante, tuvimos un romance y quede embarazada a los 19 a�os, nos casamos
y segu� estudiando hasta finalizar los estudios de derecho.



Mi marido sigue de profesor en la universidad, yo tengo el
despacho en casa, ya que trabajo como abogada libre asociada de un importante
bufete y mi hijo estudia en el instituto.



Soy de constituci�n peque�a, mido 1,55 y peso 50 kilos, pero
bien proporcionada y bien conservada, a base de gimnasio y comida sana, soy una
mujer normar de 36 a�os, ni muy guapa, ni muy fea.



La relaci�n con mi marido es buena, aunque despu�s de 17 a�os
juntos y con la diferencia de edad, nuestra vida sexual se hab�a vuelto mon�tona
y casi inexistente.



A mi hijo lo quiero con locura, ya que por razones
profesionales, hab�amos decidido no tener mas familia (Tengo implantado un DIU)
y al ser hijo �nico, le damos todos los caprichos, nos volcamos totalmente con
el, sobre todo yo, que soy muy cari�osa.



El tambi�n ha sido siempre muy cari�oso conmigo, nos
abrazamos y nos besamos constantemente y por cualquier motivo, a mi me encanta
"achucharle" y a el le encanta que lo haga.



Nuestra relaci�n madre-hijo era totalmente natural y digo
era, porque a partir de un determinado momento comenc� a notar como que algo
estaba cambiando en el comportamiento de mi hijo.



Todo empez� en la primavera en que mi hijo cumpli� los 16
a�os, sin que apenas nos di�ramos cuenta, comenz� a suceder�..



En los momentos de cari�o, el siempre se hab�a dejado
achuchar, sin mas, pero de pronto, comenz� a participar�.



Comenz� de forma suave, con besos y caricias adicionales a
las que yo le propinaba, hasta que sin darnos cuentas, se fueron invirtiendo los
papeles, pasando finalmente a ser yo la achuchada y el el achuchador.



Al principio, eran simples caricias con sus manos en mis
espaldas, pero poco a poco, me fui dando cuenta que sus manos se mov�an por
todas las partes de mi cuerpo a su alcance, entre ellas, naturalmente mi culo,
puesto que mis abrazos normalmente eran de frente.



Mi hijo, con sus 18 a�os, mide 1,70 , con lo que me saca 15
cm. y pesa 70 Kg., 20 m�s que yo, asi es que, me manejaba como si fuera una
mu�eca.



�ltimamente se hab�a cogido la costumbre de levantarme del
suelo, cuando nos abraz�bamos, para lo cual no ten�a mas remedio que agarrarme
con fuerza por mis gl�teos y en muchas ocasiones, cuando estoy con un vestido
que tengo para estar c�moda en casa, este se me sube y sus manos se posan
directamente sobre mis bragas.



Yo al principio, trate de no darle importancia, considerando
que todo era normal, fruto de la efusi�n que pon�amos en nuestros abrazos y
cari�os.



Y en realidad todo era tan normal que lo hac�amos cuando nos
apetec�a, estuviera o no su padre delante, porque el tambi�n lo consideraba
normal, ya que era lo que hab�amos hecho siempre.



Pero mi intuici�n de mujer me dec�a que algo hab�a cambiado,
asi es que comenc� a poner una atenci�n que antes no pon�a y a detectar detalles
que iban confirmado mi sospecha de que el comportamiento de mi hijo para conmigo
estaba cambiando.



La alegr�a que sent�a cuando yo le abrazaba, hab�a pasado a
ser otra cosa� y mi cuerpo hab�a pasado a ser algo atractivo para el.



Poco a poco fui comprendiendo que con sus 18 a�os, en plena
efervescencia hormonal, yo me estaba convirtiendo sin querer en el objeto sexual
que m�s a mano tenia.



No sabia si el era consciente o simplemente lo hacia en
autom�tico, pero en cualquier caso, dado el enorme cari�o que sent�a por el,
bajo ninguna circunstancia estaba dispuesta a poner en peligro nuestra
maravillosa relaci�n madre-hijo.



El hecho de abrazarme y levantarme delante de su padre,
denotaba que el lo consideraba normal, asi es que yo en principio, decid�
considerarlo tambi�n normal.



De todas formas yo ya hab�a dejado de estar en autom�tico,
prestaba atenci�n a todos los detalles y adem�s estos cada vez se iban haciendo
m�s evidentes.



Ya no era necesario que yo lo achuchase, porque ahora era el
el que continuamente y cada vez que se le presentaba la ocasi�n, llegaba y me
daba un abrazo de oso, de frente o por la espada y esta nueva modalidad, pon�a
mas en evidencia sus intenciones, puesto que sus manos se mov�an entre mi
barriga y mis pechos, al principio de forma sutil y luego cada vez de forma mas
descarada.



Yo simplemente me dejaba acariciar y participaba d�ndole
besos como hab�a echo siempre, pero esto tambi�n comenz� a cambiar.



Cuando me abordaba por detr�s, me besaba en el cuello y en la
mejilla, cada vez mas cerca de la boca y cuando lo hacia por delante, lo hacia
en el cuello y en muchas ocasiones en la boca, de forma r�pida, como sin
querer�.



Cada vez tenia mas claro que mi hijo se estaba dando el lote
conmigo, con mi consentimiento t�cito, puesto que le dejaba hacer y el al no
recibir oposici�n por mi parte, segu�a avanzando, con caricias cada vez mas
explicitas y atrevidas.



El lo segu�a haciendo todo de la forma mas inocente y
espont�nea, pero a mi hab�a veces que ya me daba corte que me hiciera
determinadas caricias delante de mi marido, que sin embargo parec�a no darle
ninguna importancia, puesto que para el todo era como siempre.



Por mi parte trataba de evitar dentro de lo posible iniciar
ning�n tipo de cari�os con mi hijo, cuando estaba mi marido delante, pero no
pod�a evitar que los iniciase el.



Decid� que si la cosa iba a mas, tendr�a que hablar con el,
para marcarle unos limites a nuestras relaciones madre-hijo, mientras tanto
consider� que delante de mi marido no dar�a importancia a nada de lo que
hiciese, para evitar cualquier tipo de suspicacias.



Por la noche, cuando nos sent�bamos a ver la tele, mi marido
lo hacia en uno de los sillones del tresillo, mientras que mi hijo y yo lo
hac�amos juntos en el sof�, con lo que al voltear el el sill�n para quedar
frente a la televisi�n, nosotros qued�bamos pr�cticamente a su espalda.



Cuando nos ponemos a ver la televisi�n, despu�s de cenar, lo
hacemos normalmente todos con nuestra ropa de dormir.



Yo para dormir (recuerdo que est�bamos en primavera), uso una
calzona amplia muy corta y una camiseta de tirantes, naturalmente con braga,
pero sin sujetador y adem�s, casi siempre, me tapo las piernas con una peque�a
mantita, para no quedarme fr�a, ya que por las noches refresca bastante en el
lugar en que vivimos (Un chalet en un barrio residencial de alto nivel en las
afueras de Madrid).



Digo todo esto, porque en este escenario es en el que mi hijo
dio un nuevo paso, que disip� las pocas dudas que me quedaban sobre sus
intenciones.



Siempre se hab�a acomodado a mi lado y muchas veces met�a
tambi�n sus piernas debajo de mi mantita, as� es que todo era normal, hasta que
un d�a, con el sal�n totalmente a oscuras, con la �nica luz que emit�a el
televisor, meti� una de sus manos por debajo de la manta y la pos� sobre una de
mis rodillas.



Yo ni me inmut�, segu� como si nada pasar�, aunque sab�a que
algo iba a pasar�. Todos mir�bamos hacia la televisi�n, el comenz� a mover su
mano hacia arriba, lentamente, hasta que lleg� al borde de mis calzonas, que al
estar sentada se me hab�an subido totalmente, con lo que tenia su mano en la
parte superior de mi muslo.



Yo empec� a ponerme nerviosa y miraba de reojo a mi marido,
que se hab�a quedado dormido en su sill�n y hasta roncaba levemente. Esto me
tranquiliz� un poco, me relaje y segu� mirando al televisor, aunque mas
pendiente de lo que pasaba entre mis piernas que de otra cosa.



Mi hijo, al llegar con su mano al l�mite posible, comenz� a
meterla hacia la parte interna del muslo, sin ninguna dificultad, puesto que mis
piernas estaban entreabiertas y no ten�a ning�n impedimento.



Situ� su mano en mi ingle, justamente a la altura de mi sexo,
con la �nica barrera de mis bragas, ya que las calzonas de patera corta y ancha,
no supon�an ning�n obst�culo�.



Comenz� a acariciarme en todos los sentidos, tanto el muslo,
como la parte que tapaban las bragas, ambos segu�amos mirando hacia la
televisi�n, aunque yo no la prestaba la menor atenci�n, dada la situaci�n.



Ya no hab�a ninguna duda, todo era explicito, mi hijo
simplemente me estaba metiendo mano, como si esto fuera lo mas normal del
mundo�..



No podr�a definir lo que sent�, en aquel momento se mezclaban
en mi mente el estupor por la situaci�n y el cari�o que sent�a por mi hijo y
aunque ya hab�a pensado en mas de una ocasi�n que antes o despu�s algo de esto
pod�a suceder, en esos momentos no sabia como reaccionar, as� es que opt� por
quedarme quieta y callada y dejarle hacer lo que quisiera, como era mi
costumbre, puesto que nunca le negaba nada a mi hijo.



Mientras tanto mi hijo segu�a a lo suyo, con su dedo me�ique
hab�a comenzado a perfilar mis bragas y a tocar los bellos que sobresal�an de
ella, supuse que esto lo deb�a estar excitando y casi de forma autom�tica, mir�
de reojo hacia �. Y efectivamente, se detectaba un bulto importante, que no
dejaba lugar a dudas.



Yo por mi parte, comenc� a sentir una ligera excitaci�n
tambi�n, tanto por el morbo de la situaci�n en si, como por las caricias que me
estaba proporcionando mi hijo�



No me lo pod�a creer, no solo estaba permitiendo que mi hijo
me metiera mano, sino que incluso me estaba gustando�..



De pronto mi marido se despert� y dijo que se iba a acostar,
mi hijo retir� inmediatamente su mano y yo dije que lo mejor es que nos fu�ramos
todos a acostar y as� lo hicimos.



Mi marido se levant� y se fue directamente al servicio.



Como todas las noches, cuando nos �bamos a acostar, mi hijo y
yo nos desped�amos con un beso y un "achuchon"



Nos levantamos los dos del sof�, como si no hubiera pasado
nada, me agarr� por la cintura con las dos manos, me mir� fijamente a los ojos,
sonriendo y sin decir palabra, dirigi� sus labios a mi boca, despacio,
suavemente y los mantuvo entreabiertos bes�ndome, esperando mi reacci�n.



La pelota estaba en mi tejado, otras veces los besos en la
boca hab�an sido r�pidos y como sin querer, pero en esta ocasi�n sus labios
entreabiertos segu�an pegados a los m�os y yo tenia que decidir si participaba
en el beso o me manten�a pasiva.



Sin poder controlarme, debido a mi estado de excitaci�n,
entreabr� mis labios ligeramente y el inmediatamente aprovecho para introducir
su lengua a trav�s de ellos, suavemente, como con miedo, yo avance mi lengua
hacia la suya hasta que ambas se juntaron, fue como un detonante�.



Comenzamos a besarnos apasionadamente, el meti� una de sus
piernas entre las m�as y agarro mi culo con sus dos manos, apret�ndolo hacia el
y restregando su "bulto" descaradamente contra mi muslo, durante un tiempo que
hab�a dejado de contar para los dos, hasta que me apret� a�n mas y pude sentir
como su "bulto" lat�a en mi muslo, mientras nuestras bocas segu�an unidas en un
apasionado beso.



Sin duda, se hab�a corrido��., se separ� un poco, me mir�
fijamente de nuevo a los ojos, con la misma sonrisa inocente y sin decir palabra
se fue directamente al servicio, dej�ndome sin aliento por el largo beso,
jadeante y totalmente excitada.



Yo me dirig� a mi dormitorio, donde ya se hab�a acostado mi
marido y sin ning�n tipo de proleg�menos, le comenc� a meter mano de forma
descarada, mi marido que estaba medio dormido, me dijo que si es que quer�a
"guerra", le dije que si y me lance directamente al ataque, le saque el pene de
los calzoncillos por un lateral, me monte encima de el, me introduje el pene de
un solo golpe en mi lubricada vagina y comenc� a fall�rmelo como una loca.



Supongo que mi marido no pod�a cre�rselo, puesto que nuestras
espor�dicas relaciones eran rutinarias, pero la situaci�n lo excit� y comenz� a
participar activamente, con lo que yo tuve de forma inmediata un primer orgasmo,
reprimi�ndome para no gritar de gusto�.., seguimos follando hasta que el me dijo
que se corr�a y de nuevo tuve otro orgasmo al sentir latir el pene de mi marido
y su semen en mi interior.



Mi marido se qued� inmediatamente dormido y yo no me lo pod�a
creer, hab�a tenido dos orgasmos, cosa que no suced�a desde hacia muchos a�os,
al principio de mis relaciones sexuales con mi marido.



Despu�s de asearme en el ba�o, me acost�, mi marido se hab�a
dormido de nuevo, pero yo no era capaz de conciliar el sue�o, todo daba vueltas
en mi cabeza, mi hijo, mi marido, lo que hab�amos disfrutado los tres�.



Las caricias de mi hijo hab�an despertado en mi un erotismo
que tenia casi olvidado y con ello hab�a proporcionado a mi marido un placer
inesperado�



No hacia mas que darle vueltas a todo, pensando como deber�a
abordar la nueva situaci�n que se hab�a creado en nuestro hogar y sobre todo mi
relaci�n con mi hijo�.



Finalmente, con la relajaci�n, la cordura se impuso y decid�
que tendr�a que habar con mi hijo, para marcar unos l�mites y unas reglas de
juego en nuestras relaciones�.



Mi hijo me hab�a utilizado como objeto sexual de forma
explicita y no solo no le hab�a echo ning�n reproche, sino que hab�a participado
activamente en su beso, hasta hacer que se corriera por primera vez con su
madre, aunque supongo que mas de una vez se deb�a de haber masturbado a mi
costa.



No pod�a seguir actuando como si no hubiera pasado nada. Si
que hab�a pasado algo y no lo pod�a ignorar, mi hijo iba a querer seguir
avanzando, hasta donde yo le permitiera, as� es que en alg�n momento tendr�a que
decidir hasta donde estaba dispuesta a dejarle llegar, y tambi�n tenia que
decidir sobre mi actitud.



Yo hasta ese momento no me hab�a planteado mi papel en el
juego que est�bamos jugando mi hijo y yo, es decir hasta ese momento lo hab�a
vivido de forma pasiva, era mi hijo el que jugaba y yo simplemente de dejaba
jugar, el estaba disfrutando con el juego, y yo, de forma indirecta tambi�n,
como hab�a podido comprobar esa misma noche, lo que tenia que decidir era si yo
tambi�n quer�a participar en el juego de forma activa�.



Estaba claro que nuestra relaci�n madre-hijo hab�a adquirido
una nueva dimensi�n y los dos deber�amos adaptarnos a la nueva situaci�n, as� es
que decid� hablar con el�



Finalmente me qued� dormida con mis elucubraciones.



A la ma�ana siguiente, aprovechando el momento en que su
padre estaba en la ducha, comenc� lo que pretend�a fuera una conversaci�n seria
y formal madre-hijo.



No pretend�a bronquearle, porque nunca lo hab�a hecho y
adem�s, aunque el era el que lo hab�a iniciado todo, tampoco pod�a considerarle
el �nico culpable, ya que al final yo tambi�n participe y disfrute con el juego�



Le dije en tono de reproche, si le parec�a bien lo que hab�a
sucedido la noche anterior.



Me contest� que me quer�a mucho, que estaba locamente
enamorado de mi y que estaba muy contento de lo que hab�a sucedido, puesto que
hab�a podido comprobar que yo tambi�n estaba loca por el.



Le respond�, que efectivamente, yo tambi�n le quer�a mucho,
pero que el cari�o e incluso el amor entre una madre y un hijo tenia ciertos
limites que no deb�amos sobrepasar.



No me dej� hablar mas, me atrajo hacia el y comenz� a besarme
apasionadamente, yo me abandone a su beso y comenc� a corresponderle con la
misma pasi�n.



O�mos como mi marido finalizaba su ducha y seguimos a�n unos
minutos m�s, bes�ndonos como dos enamorados.



Finalmente nos separamos, yo le dije que ten�amos que seguir
hablando y que mientras tanto, sobre todo, tuviera un poco de discreci�n cuando
estuviera su padre delante.



El asinti�, con una sonrisa c�mplice y se fue hacia el
dormitorio para vestirse.



Lo poco que hab�amos hablado, no solo no hab�a servido para
establecer ning�n tipo de l�mite a nuestras relaciones, sino que por primera
vez, empez�bamos a actuar con la complicidad de dos aut�nticos amantes.



Yo me paso todo el d�a en casa, ya que como he dicho
anteriormente tengo mi despacho en mi domicilio y adem�s de atender los casos
del bufete, pues desarrollo todas las tareas propias de un "ama de casa", en los
d�as de diarios salgo a la compra y tambi�n al menos una vez a la semana al
bufete para despachar los asuntos con mis colegas.



Mi marido y mi hijo, como pr�cticamente hacen lo mismo, el
uno da clases y el otro las recibe, pues coinciden en sus horarios y de hecho
van y vienen en el coche junto, con lo que cuando esta en casa uno, tambi�n
suele estar el otro, o al menos, cuando esta en casa mi hijo, casi siempre suele
estar tambi�n mi marido.



Esta situaci�n deja poco margen de maniobra a mi hijo, para
sus juegos sexuales conmigo, as� es que casi siempre lo hacemos "a salto de
mata", como se suele decir.



Los achuchones con beso de lengua incluido, me los sigue
dando cada vez que llega a casa, demorando un poco su saludo, hasta que su padre
pasa a cambiarse al dormitorio, momento que aprovecha para pegarme un "repaso"
de dos o tres minutos, dej�ndome sin aliento y sofocada.



Un d�a, los dos perdimos la noci�n del tiempo y cuando entro
mi marido en la cocina, nos pillo en plena faena.



Ninguno de los dos nos hab�amos dado cuenta, en ese momento
mi hijo me estaba besando en el cuello y yo estaba con los ojos cerrado, por lo
que el susto que me lleve cuando o� la voz de mi marido fue horroroso, casi me
desmayo del susto.



Pero, mientras que nosotros sab�amos lo que est�bamos
haciendo, para mi marido el espect�culo no era otro que el de su hijo jugando
con su madre como de costumbre, as� es que lo �nico que dijo dirigi�ndose al
ni�o fue que tuviera cuidado que iba a romper a su madre con esos achuchones.



Mi hijo reaccion� muy bien, respondiendo que era el lobo
feroz y que me iba a comer y sigui� durante algunos, para mi eternos segundos,
mordi�ndome el cuello, delante de su padre, luego d�ndome un �ltimo beso en la
mejilla y una palmada en el culo, se fue a su habitaci�n a cambiarse.



Yo tenia que estar roja como un tomate, estaba excitada,
asustada y me temblaban las piernas, como pude, me apoye en la encimera de la
cocina y le dije a mi marido para tratar de quitarle importancia al tema, que
ten�amos el hijo mas cari�oso del mundo.



El me respondi� que le encantaba que nos quisi�ramos tanto y
que le daba envidia que el, por ser hombre, no pudiera manifestarle su cari�o
con la efusi�n que lo hac�amos nosotros.



Adem�s a�adi�, por si fuera poco, que el ni�o ya era todo un
hombre y que era natural que le gustara abrazar y besar a una mujer tan
maravillosa como yo, por lo que no deber�a extra�arme que cada vez lo hiciera
con mas pasi�n, ya que era natural que as� fuese y sobre todo en los hijos
�nicos, en los que el "complejo de Edipo" est� mucho mas acentuado, al no tener
competidores.



Yo que ya hab�a conseguido serenarme un poco, al o�r estas
palabras de mi marido, aproveche para decirle que si esto era as�, cual deber�a
ser mi postura ante la creciente fogosidad de nuestro hijo.



El me respondi� sin dudarlo un momento que de
colaboraci�n�.., sin darle importancia, ya que de esta forma influir�a muy
positivamente en el desarrollo sexual de nuestro hijo, evitando desviaciones,
que son muy frecuentes en hijos �nicos, que no consiguen superar adecuadamente
el ya mencionado "complejo de Edipo".



Esta explicaci�n froidiana, de mi marido, me dej� perpleja,
pero ya que est�bamos en ello, aproveche para decirle que me alegraba mucho que
pensara as�, porque a mi me daba un poco de corte, cuando nuestro hijo me
abrazaba y besaba tan efusivamente estando el delante.



El siguiendo con el razonamiento y la sinceridad con que
estaba tratando el asunto, me dijo que por el no me preocupara, que la �nica
repercusi�n que la fogosidad de nuestro hijo pod�a tener para el, era totalmente
positiva, ya que, sin que yo me diera cuenta (Eso es lo que el pensaba), hab�a
conseguido despertar mi adormecida libido y esto estaba repercutiendo
positivamente en nuestras relaciones sexuales.



Yo le dije que me encantaba que pensara as�, puesto que yo
sent�a verdadera pasi�n por nuestro hijo y que no me gustar�a hacer nada que
tuviera ninguna repersuasi�n negativa en el desarrollo de su personalidad. A�ad�
que si adem�s los efectos eran los que el hab�a descrito, que me alegraba porque
as� pod�amos ser felices los tres.



El para terminar tan interesante conversaci�n, me abraz� y me
dio un beso de amor y pasi�n, momento en el que apareci� nuestro hijo que dijo
socarronamente a su padre lo mismo que el le hab�a dicho hacia unos minutos
cuando nos encontr� en la misma situaci�n��, que tuviera cuidado que me iba a
romper.



Los tres re�mos la ocurrencia y nos sentamos a comer.



La conversaci�n con mi marido me hab�a despejado un mont�n de
dudas y sobre todo habr�a un nuevo abanico de posibilidades y me daba mayor
capacidad de maniobra con mi hijo, cosa que adem�s el ignoraba, con lo que por
primera vez pod�a jugar con alguna ventaja.



Adem�s, entre l�neas hab�a cre�do entender, que mi marido
pr�cticamente me animaba no solo a participar en el juego, sino incluso a sacar
provecho muto del mismo, debido al morbo que esta situaci�n nos pod�a producir y
lo beneficioso que esto pod�a ser para nuestra anodina vida sexual.



Lo que tenia claro es que la conversaci�n con mi marido hab�a
establecido un antes y un despu�s en las relaciones de los tres integrantes de
la familia y adem�s yo pod�a tomar la iniciativa.



Lo que ya no tenia tan claro es hasta donde considerar�a mi
marido que deb�a ceder a la creciente fogosidad de nuestro hijo, pero esto lo
ir�amos determinando con el transcurrir del tiempo y los acontecimientos.



De pronto en nuestro entorno familiar, el sexo se hab�a
convertido en algo omnipresente, mi hijo pensando constantemente en como meterme
mano, mi marido aprovech�ndose indirectamente de la situaci�n y yo viviendo una
aventura incre�ble, entre ambos.



En este contexto se desarrollaba nuestra vida cotidiana.



Los "repasos" de mi hijo cada vez eran mas intensos y
atrevidos, �ltimamente, cuando me abordaba de frente, mientras me com�a la boca
y el cuello, levantaba mi vestido por la parte de atr�s e introduc�a una de sus
manos por la parte de arriba de mis bragas, sob�ndome descaradamente el culo,
hasta donde llegaba.



Cuando nos sent�bamos por la noche a ver la tele, yo hab�a
adoptado una postura diferente, que era sentarme estirada en el sof�, poniendo
mis piernas encima de los muslos de mi hijo, con lo que mi entrepierna quedaba
perfectamente a la altura de su mano y adem�s en esta posici�n elevando una o
las dos, el acceso a mis partes intimas era mucho mejor.



Cada vez que mi marido se dorm�a, que era bastante a menudo,
mi hijo aprovechaba para meterme mano.



Una de esas ocasiones, comenz� como siempre a acariciarme la
entrepierna, hasta llegar a mis bragas, yo elev� una de mis piernas y la dej�
caer hacia un lado, con lo que le facilitaba al m�ximo su maniobra.



La otra pierna la desplac� hasta situarla justo encima del
bulto que ya tenia mi hijo en su pijama, me encantaba sentir el bulto de su
excitado pene, a trav�s de la fina tela del pijama, atrapado dentro de su slip.



El mientras tanto estaba acariciando como siempre los bellos
que sobresal�an de mis bragas, pero ahora en la posici�n en que est�bamos, lo
hacia con su dedo pulgar y con este dedo recorri� el borde de mis bragas hacia
arriba, hasta encontrar un sitio en que las bragas estaban mas flojas y lo
introdujo por dentro.



Lo primero que toc� fueron los pelos de mi pubis, puesto que
el dedo lo hab�a introducido a esa altura, not� en mi pierna apoyada en sus
muslos, como su bulto daba una especie de salto.



Comenz� a deslizar su dedo pulgar hacia abajo, forzando la
tela suave y el�stica de mis bragas, que adem�s, por estar bastante usadas, eran
muy flojas, con lo que con bastante facilidad llego con su dedo al inicio de mi
vagina.



Al tocar mi cl�toris, a mi me dio tambi�n como un espasmo,
debido a la tensi�n acumulada y sin querer un ligero gemido salio de mi
garganta.



El sigui� deslizando el dedo hacia abajo, abri�ndome los
labios mayores y llegando a los menores y a la entrada de la vagina, que en esos
momentos estaba totalmente lubricada.



Solo tuvo que presionar ligeramente y su dedo se comenz� a
introducir dentro de mi, en esos momentos su pene comenz� como a latir bajo mi
pierna y yo comenc� a correrme como una loca, los dos nos est�bamos corriendo a
la vez.



Aunque hacia verdaderos esfuerzos para no gritar, no pod�a
impedir que algunos gemidos se escaparan de mi garganta, mientras me retorc�a y
estiraba mi cuerpo en uno de los orgasmos m�s maravillosos que recuerdo.



Mi hijo hab�a introducido su dedo hasta donde pod�a y lo
mov�a en todas direcciones en lo que en aquellos momentos era mi co�o
chorreante, empap�ndose de los abundantes fluidos de mi maravillosa corrida.



Sac� su mano empapada y la dirigi� hacia su nariz primero y
hacia su boca despu�s, chup�ndose el dedo pulgar, mientras me miraba
directamente a los ojos, con un gesto de satisfacci�n y complicidad.



Yo, sin decir una palabra, le dirig� un beso con mis labios y
los ojos entornados, en lo que quer�a que fuese un gesto de aprobaci�n y tambi�n
de complicidad.



Era la segunda vez que mi hijo se corr�a conmigo, y la
primera que yo lo hacia con el.



Me hab�a tocado directamente el co�o, con lo que hab�amos
mantenido lo que se pod�a considerar como nuestra primera relaci�n sexual con mi
consentimiento explicito.



Despu�s de esta para ambos agradable experiencia, por mi
parte, tenia claro que iba a utilizar a mi hijo para obtener todo el placer que
la mon�tona y casi inexistente relaci�n sexual con mi marido me negaba y que
mientras que para el con 50 a�os, pod�a no ser un problema, para mi con 36 y una
vez despertada mi adormecida sexualidad, lo era.



As� es que aunque decid� seguir dej�ndole de momento a mi
hijo la iniciativa, tambi�n decid� darle todas las facilidades para que ambos
sac�ramos el m�ximo partido de nuestros juegos.



Por las noches, cuando nos sent�bamos a ver la televisi�n, yo
comenc� a hacerlo sin bragas, con lo que dejaba totalmente expedito el camino a
mi hijo, que lo disfrutaba cada vez que su padre se dorm�a, proporcion�ndonos
ambos unas corridas maravillosas, ya que en esta situaci�n, el me met�a los
dedos que quer�a y yo gozaba como una loca.



Esta situaci�n comenz� a darme miedo, puesto que hac�amos
mucho ruido con nuestros jadeos y gemidos y cualquier d�a �bamos a despertar a
mi marido.



Ten�amos que tener mas cuidado, sobre todo yo que era la mas
escandalosa, ya que al llevar tanto tiempo reprimiendo mis instintos, ahora, al
liberarlos, mi cuerpo reaccionaba con unos orgasmos muy ruidosos, que sin duda a
mi hijo le encantaban, ya que cuando empezaban mis jadeos y gemidos, era cuando
el se corr�a siempre.



Las conversaciones con mi hijo, iban siempre en el mismo
sentido, que ten�amos que tener mucho cuidado, para que su padre no nos
descubriera.



El me dec�a que no le importaba que nos descubriera, porque
no hac�amos nada malo, solo disfrut�bamos de nuestros cuerpos y que adem�s lo
que ten�amos que hacer era decirle que est�bamos enamorados.



Yo le contestaba que si estaba loco, que como le �bamos a
decir eso a su padre, pero en el fondo, comenc� a considerar la posibilidad de
hablar de nuevo con mi marido sobre el tema.



Por fin un dia, mi hijo me dijo, as� sin m�s, que quer�a
follar conmigo, que lo deseaba como nada en el mundo, que se mor�a de ganas,
pero que no ve�a la oportunidad, puesto que siempre est�bamos los tres juntos.



Yo, que dicho sea de paso, a estas alturas tambi�n me mor�a
de ganas, le conteste que eso era muy peligroso, que ten�amos que tener mucho
cuidado, pero que tambi�n me mor�a de ganas de hacer el amor con el.



Pasaron los meses de primavera y lleg� el verano, en nuestro
chalet tenemos una peque�a piscina en el patio-jard�n, por lo que durante la
estaci�n calurosa, en casa, casi siempre estamos todos en ba�ador.



Yo concretamente en bikini y cubierta a veces con alg�n
vestido playero, de esos que llevan botones de arriba a bajo, casi siempre sin
abrochar, solo por cubrirme un poco.



En esta �poca, los besos y los abrazos con mi hijo, eran
sumamente placenteros, puesto que nuestros cuerpos estaban pr�cticamente
desnudos.



En muchas ocasiones, me quedo en toples, momento que el
aprovecha para abrazarme, siempre, aunque est� su padre delante, con lo que mis
pezones se me ponen duros y se clavan en su pecho, cosa que nos encanta a los
dos.



Otras veces, en cuanto ve que su padre se mete en casa o bien
el esta fuera y nosotros dentro, mete una de sus manos en mi diminuta braguita,
sobando mi co�o, llegando en algunas ocasiones a corrernos el uno el otro y a
veces los dos.



Por las noches en verano, duermo solo con las bragas, tirada
encima de la cama y �nicamente me tapo con la sabana de madrugada, cuando
refresca.



Mi marido y yo dormimos en una cama enorme, de 2x2, con lo
que cada uno duerme en su parte y pr�cticamente ni nos tocamos a no ser que lo
hagamos a prop�sito.



Mi marido duerme siempre boca abajo, mirando hacia la parte
contraria a la que yo estoy y ronca, aunque no muy fuerte, pero si lo suficiente
para saber cuando est� profundamente dormido.



Yo en cambio duermo de lado, mirando hacia su lado y de
espaldas a la puerta del dormitorio, que adem�s siempre dejamos abierta.



Una noche, estando ambos en la situaci�n descrita, siento que
alguien me est� tocando, me despierto, pero no me muevo, sigo como si estuviera
dormida.



Comprendo que es mi hijo, que ha decidido dar un nuevo paso
en nuestra morbosa relaci�n y r�pidamente me hago cargo de la situaci�n, mi
marido esta en su posici�n normal, profundamente dormido como puedo deducir por
sus ronquidos, as� es que me relajo y me dispongo a seguirle el juego a mi hijo.



El despu�s de acariciar durante un rato mis pechos, yo creo
que hasta que consider� que me hab�a despertado, pas� a mi trasero, que se
encontraba casi al borde de la cama, ya que estaba como en posici�n fetal.



Comenz� acarici�ndome por fuera de las bragas marcando con
sus dedos mi co�o, que en esa posici�n, estaba totalmente accesible, si bien,
cubierto por las bragas.



Yo por si acaso y comprendiendo su prop�sito, me muevo un
poco, poniendo a�n mas en pompa mi trasero y arrim�ndolo totalmente al borde de
la cama.



El comprendi� que estaba colaborando por lo que sin mas
pre�mbulos, intent� hacer a un lado mis bragas, pero en esa posici�n, no
consiguia su objetivo, as� que opto por baj�rmelas, yo le facilit� la tarea,
levantando un poco la cadera y cuando el las baj� por la parte de atr�s, yo me
las baje por delante, con lo cual, r�pidamente quedaron a la altura de mis
muslos y mi co�o totalmente a su disposici�n.



Mi hijo no perdi� ni un segundo, con su dedo pulgar recorrio
todo mi co�o, frotando mi cl�toris y metiendomelo hasta dentro, varias veces, en
mi lubricada vagina, luego sent� como mientras que con sus dos manos separaba
mis muslos, situaba su polla en la entrada de mi vagina y apretando suavemente
fue introduci�ndomela, hasta que sent� su cuerpo junto al mi� y todo su pene
dentro de mi.



Yo hab�a comenzado a jadear y mis caderas a moverse,
facilitando al m�ximo la penetraci�n. El se hab�a quedado quieto, su pene
comenz� a palpitar dentro de m� y sent� como un chorro de semen inundaba mi
interior, se estaba corriendo nada mas met�rmela.



Yo comenc� a tener un orgasmo, con lo que mov�a mi culo
apret�ndole contra el, mientras gem�a sin control, el me tap� la boca con una de
sus manos, para amortiguar mis gemidos y los dos nos convulsionamos en un
orgasmo incre�blemente maravilloso.



De pronto todo termin�, nos quedamos quietos los dos durante
alg�n minuto, yo esperaba que sacar� su pene y se marchara a su cama, pero el
segu�a all� pegado y entonces me percat� que su pene segu�a duro, dentro de mi
chorreante co�o.



Entonces, comenz� a moverse, en un lento mete y saca, que
hacia que se produjera un suave ruido, como de chapoteo, dado que mi co�o deb�a
estar totalmente lleno de semen.



Ahora me estaba follando de verdad, con suavidad, metiendo en
cada embestida su polla hasta el fondo de mi vagina, lo que me estaba comenzando
a producir un gusto maravilloso.



Mi cuerpo comenz� a participar y a moverse r�tmicamente
haciendo que las penetraciones fueran cada vez mas profundas, era como si le
estuviera comiendo la polla con mi co�o, ya que en cada penetraci�n, mi vagina
se contra�a y produc�a un efecto succi�n, como si se la estuviera chupando con
el co�o.



Ahora los dos lo est�bamos disfrutando, nuestros cuerpos iban
avanzando, sin prisas hacia un nuevo orgasmo.



No se cuanto tiempo estuvimos as�, pero fueron varios
minutos, 10 o 15 minutos y de pronto, el comenz� a acelerar sus embestidas y yo
que comprend� que se iba a correr, comenc� a moverme tambi�n mas aceleradamente,
hasta que de nuevo nos corrimos los dos a la vez.



Yo sent� como por segunda vez su semen inundaba mi vagina y
explote en un nuevo orgasmo incre�ble, el por su parte hab�a perdido totalmente
el control y gem�a tanto o mas que yo, montando entre los dos un esc�ndalo que
despert� a mi marido.



Los dos nos dimos cuenta que mi marido se mov�a y
reaccionamos al un�sono, el se tir� al suelo y yo como pude me sub� las bragas y
me qued� quieta bocabajo.



Mi marido, medio adormilado pregunto que si me pasaba algo y
yo haci�ndome tambi�n la adormilada le respond� que hab�a tenido una pesadilla y
que me hab�a despertado dando voces.



El se dio de nuevo la vuelta y sigui� durmiendo, mientras que
a mi me temblaban las piernas y mi cuerpo, preso de los estertores de mi orgasmo
por una parte y del susto por otra, pr�cticamente se colaps� y sufr� una especie
de desmayo.



Cuando volv� en si, no se al cabo de cuanto tiempo, tard�
unos segundos en adquirir conciencia de lo que hab�a pasado, mire
instintivamente al suelo y l�gicamente mi hijo ya no estaba all�. Mi marido
dorm�a de nuevo profundamente.



Una vez situada y comprobado que todo estaba normal, pase a
preocuparme de mi cuerpo, ten�a las bragas arrugadas, tap�ndome simplemente el
co�o y notaba como el semen de las dos corridas de mi hijo resbalaba de mi
vagina, empap�ndolas totalmente.



Me las coloque un poco y sent� como me mojaba toda la
entrepierna, no sabia que hacer, si levantarme a asearme un poco o dejarlo como
estaba. Finalmente opt� por levantarme, limpiarme bien con papel higi�nico y
cambiarme de bragas.



Pude escuchar los ronquidos tenues de mi hijo que dorm�a tan
profundamente como su padre, mientras yo me recompon�a.



De nuevo en la cama, comenc� a pensar sobre todo lo ocurrido.
Mi hijo por fin me hab�a follado y se hab�a corrido dos veces dentro de mi�.,
como ya he dicho anteriormente tengo puesto un DIU, as� es que esto no me
inquiet� lo mas m�nimo.



Lo que tanto dese�bamos los dos se hab�a producido, y adem�s
de una manera para mi sorprendente, no dejaba de asombrarme la osad�a de mi
hijo.



Realmente lo �nico que me preocupaba era que mi marido hab�a
estado a punto de cogernos en plena faena y lo que hubiera pasado si nos llega a
pillar�..



Por otra parte, recordaba los dos orgasmos que hab�a tenido y
las satisfacciones que ambos tenemos con nuestros juegos, tratando con ello de
justificar los riesgos que est�bamos corriendo.



As� segu� divagando y d�ndole vueltas hasta que finalmente me
quede dormida.



Al d�a siguiente, que era domingo y por lo tanto est�bamos
los tres en casa, mi hijo estaba especialmente cari�oso conmigo, literalmente se
me com�a.



Pasamos el d�a en la piscina y por lo tanto yo opte por estar
todo el d�a en toples, aduciendo que estaba mas c�moda, cosa que a mi marido le
perec�a perfecto, ya que siempre ha sido muy liberal y adem�s solo me ve�an el y
nuestro hijo.



Mi hijo aprovechaba cualquier momento para darme un repaso,
tanto dentro como fuera del agua, me abrazaba y sobaba las tetas con total
descaro, delante de su padre, el cual no prestaba ninguna atenci�n, porque
estaba leyendo.



As� y todo mi hijo de vez en cuando soltaba alguna gracia de
las suya diciendo que tenia unas tetas muy bonitas y que me las iba a comer como
cuando era un bebe y se lanzaba a por mi, con la complicidad complaciente de su
padre que sonre�a ante la ocurrencia de su hijo.



Yo cuando pod�a lo evitaba lanz�ndome al agua de la piscina y
el lo hacia detr�s de mi, comenzando a "luchar" y a alborotar dentro del agua,
donde mi hijo se aprovechaba al m�ximo.



Cuando est�bamos fuera del agua, mi mayor preocupaci�n era
evitar que mi marido se diera cuenta de la constante erecci�n de nuestro hijo,
ya que los continuos sobos que nos pegamos lo ten�an continuamente empalmado y
l�gicamente con el ba�ador se le notaba mucho.



Por la tarde, despu�s de comer, mi marido se echo la siesta
yo me tumbe en toples sobre una toalla en el c�sped de la piscina, a la sobra y
tambi�n me qued� dormida bocarriba.



Es esta posici�n estaba, cuando siento como mi hijo se me
hecha encima, apoyando sus brazos en la toalla, para no aplastarme y comienza a
comerme las tetas y a besarme en la boca apasionadamente, yo me dejaba y
colaboraba en los besos, puesto que me encantaba y adem�s era la primera vez que
sent�a el cuerpo de mi hijo encima de mi.



Hab�a metido una de sus piernas entre las m�as y en el muslo
de la otra pod�a sentir la dureza de su polla, que deb�a tenerla a punto de
explotar.



Con mucho cuidado comenc� a abrir mis piernas, invit�ndole a
que se metiera entre ellas completamente, cosa que hizo de inmediato, entonces
sent� su bulto sobre la ingle.



El en un momento, realiz� una maniobra tan perfecta que
parec�a que la tenia ensayada, apoy�ndose en su brazo derecho, con el izquierdo
sac� su polla por la patera del ba�ador, a continuaci�n con la misma mano separ�
mi peque�o tanga hacia un lado y situ� su polla a la entrada de mi vagina.



Comenz� a presionar y yo comenc� a sentir como se iba
introduciendo dentro de mi, en unos segundo me la hab�a metido hasta dentro y
comenz� a follarme despacito, como si no tuviera prisa.



Yo le dije que su padre nos pod�a sorprender y el me dijo que
no me preocupara y que siguiera disfrutando y eso hice, comenc� a moverme a su
ritmo, hasta que ambos explotamos en un orgasmo al un�sono.



Sent� de nuevo como disparaba su semen dentro de mi vagina y
supongo que el deb�a sentir como mi co�o pr�cticamente le com�a la polla con las
fuertes contracciones producto de mi orgasmo.



Ambos gem�amos y literalmente grit�bamos de placer, sin
importarnos no solo que se despertara su padre, sino de que se enterara toda la
vecindad.



Finalmente se desplom� sobre m� y sent� como me aplastaba con
el peso de su cuerpo, dej�ndome pr�cticamente sin aliento, luego comenz� a
besarme con ternura y yo le correspond� de igual modo.



Hab�a sido maravilloso, era la primera vez que follabamos de
una manera mas o menos normal y nos quedamos all� tirados, el con su pene
asom�ndole fl�cido por la patera de su ba�ador y yo con mi bikini hacia un lado
y con el semen escurri�ndome por la pierna.



Despu�s nos fuimos al ba�o a asearnos y nos sentamos a
tomarnos un refresco, como si no hubiera pasado nada.



Yo le coment� que disfrutaba mucho de nuestra relaci�n,
porque �ltimamente con su padre pr�cticamente no ten�amos sexo, debido a que por
su edad, el ya no sent�a mucha necesidad y yo por mi parte me hab�a acomodado a
la situaci�n, pero que con mis 36 a�os, el hab�a despertado de nuevo la hembra
que toda mujer lleva dentro.



El me dijo que yo era la �nica mujer en su vida y que quer�a
que lo siguiera siendo, que era maravillosa y que lo que m�s desear�a en este
mundo era que pudi�ramos dormir juntos.



Yo le dije que eso no era posible y que deber�amos
conformarnos con lo que ten�amos, ya que por otra parte, yo segu�a amando a su
padre y no quer�a hacerle da�o.



El me contest� que el tambi�n quer�a mucho a su padre y que
tampoco quer�a hacerle ning�n da�o, pero que se trataba de un hombre muy culto y
que lo que deber�amos hacer era hablar con el sobre el tema y ver que opinaba al
respecto.



Yo le conteste que a mi me daba mucho corte hablar de ese
tema con mi marido y mucho mas delante de mi hijo.



El me dijo que lo habl�ramos a solas, para lo cual, dijo que
cuando su padre se levantara de siesta, el se iba a marchar con cualquier
pretexto y que nos dejar�a solos para que pudi�ramos hablar.



En eso quedamos y cuando su padre se levant� y se sent� con
nosotros a tomar un refresco, dijo que se ten�a que marchar a ver a unos amigos
y as� nos dejo solos.



Yo inicie la conversaci�n con mi marido record�ndole lo que
en una ocasi�n hablamos sobre el tema del "complejo de Edipo" y la creciente
fogosidad de nuestro hijo.



El me contest� dici�ndome que ya se hab�a dado cuenta que le
hab�a hecho caso, dejando que nuestro hijo disfrutara de mi, como madre y como
mujer.



Yo entonces aproveche para decirle sin ning�n tipo de
pre�mbulo que efectivamente, siguiendo sus indicaciones, no solo hab�a dejado a
nuestro hijo que disfrutara de m� como madre y como mujer, sino que �ltimamente
habia empezado a disfrutarme tambien como hembra.



El sin manifestar ning�n tipo de sorpresa, me dijo que eso
era previsible y que se alegraba de que hubiera pasado, ya que ese v�nculo nos
unir�a para siempre.



A�adi� que lo �nico que lamentaba era que le pudi�ramos ver a
el como un obst�culo para poder desarrollar nuestra relaci�n libremente y que
quer�a que supiera que el no solo no quer�a ser ning�n obst�culo, sino que
estaba dispuesto a colaborar conmigo en todo cuanto fuera necesario para que la
relaci�n con nuestro hijo fuera un completo �xito.



Yo, que no sal�a de mi asombro, por los derroteros que estaba
tomando la conversaci�n, me levant� y lo abrace, dici�ndole que era el mejor
marido y el mejor padre del mundo, nos besamos y all� mismo sobre el c�sped
hicimos el amor apasionadamente.



Cuando finalizamos y todav�a tumbados juntos en el c�sped, le
dije que lo que mas ansiaba nuestro hijo era poder dormir conmigo.



El se qued� un instante pensativo y luego me dijo que cual
era mi propuesta al respecto.



Yo, que no hab�a pensado en este tema, sobre la marcha le
dije, que lo que me parec�a m�s l�gico es que durmi�ramos los tres juntos, ya
que nuestra cama es enorme, yo en el medio y ellos cada uno a un lado.



El me dijo que por el no hab�a ning�n problema, que cuando
viniera nuestro hijo se lo propondr�amos para que diera su opini�n al respecto.



Yo aproveche para preguntarle sobre como �bamos a actuar en
la cama, ya que nuestro hijo, por lo menos al principio iba a querer estar
follando constantemente.



El me dijo que la �nica regla que tendr�amos en la cama era
la de libertad absoluta, para que cada uno actuara como le apeteciera en cada
momento, asumiendo yo el papel de hembra y ellos dos de machos.



Yo le conteste, que por mi parte estar�a encantada de poder
satisfacer a los dos machos que m�s quer�a del mundo y que iba a asumir el papel
de hembra con todas sus consecuencias, aceptando, siempre que me fuera posible
cualquier tipo de demanda que cada macho, o los dos a la vez me hicieran.



El me dijo que esperaba que nos lo pas�ramos lo mejor
posible, sin ning�n tipo de prejuicios ni tab�, pero que tampoco quer�a que yo
hiciera o aceptara nada por la fuerza, que la decisi�n siempre seria m�a.


Cuando est�bamos en esta parte de la conversaci�n, lleg�
nuestro hijo y le pusimos al corriente de todo lo que hab�amos hablado.



El abraz� a su padre y le expres� su agradecimiento por
permitirle disfrutar de su madre como mujer y hembra, dici�ndole que tratar�a de
no defraudarle y siempre desde el respeto que como padre siempre le hab�a
tenido.



Pas� la tarde y lleg� la noche, todos est�bamos un poco
nerviosos y desde luego expectantes por como trascurrir�a nuestra primera noche
juntos.



Yo, a pesar que ese d�a ya llevaba dos polvos para el cuerpo,
uno de cada uno de mis machos, estaba s�per excitada, ante la idea de acostarme
en el medio de los dos hombres que amaba.



Nos metimos en la cama, mi marido en su parte, yo en el
centro y mi hijo al lado de la puerta.



Yo, para que no hubiera problemas, me acost� totalmente
desnuda, mi hijo al verme hizo lo mismo y mi marido tambi�n.



Estaba claro que �bamos a vivir una noche de sexo y todos
est�bamos dispuestos a participar, como mi marido hab�a dicho, con absoluta
libertad.



As� es que nada mas apagar la luz, y para tratar de ser
ecu�nime, con cada una de mis manos busque las pollas de mis dos machos y las
comenc� a acariciar, la de mi hijo estaba ya dura como un palo y la de mi marido
morcillona.



Comenc� a mene�rsela a los dos a la vez, no hab�a pasado ni
un minuto, cuando mi hijo se me subi� encima y comenz� a follarme, yo segu�
mene�ndosela a mi marido, que se me acerco y comenz� a besarme apasionadamente,
a la vez que me acariciaba las tetas.



En esta situaci�n, comenc� a tener mi primer orgasmo y desde
luego estaba dispuesta a que todos se enteraran, gem�a y gritaba como si me
estuvieran matando.



Mi hijo comenz� a lanzar sus chorros de semen dentro de mi
vagina, mientras tensionaba todos sus m�sculos en una corrida tan escandalosa
como la m�a.



Mi marido nos hab�a dejado solos, para que disfrut�ramos el
momento, as� es que mi hijo alternaba entre mis tetas y mi boca, comi�ndome
literalmente.



En cuanto mi hijo se relaj�, lo empuje levemente, d�ndole a
entender que se bajara y as� lo hizo, y�ndose hacia su lado de la cama.



Yo, con mi co�o a�n palpitando y lleno del semen de mi hijo,
me monte a horcajadas sobre mi marido, introduci�ndome su polla de un solo golpe
y comenc� a cabalgar sobre el de forma convulsiva, porque en realidad estaba
disfrutando de un orgasmo m�ltiple y continuado.



Mi marido comenz� a llenar mi interior con su semen, que mi
vagina iba expulsando, chorreando por mis piernas, porque estaba rebosando.


Yo segu�a teniendo un orgasmo tras otro y con el pene de mi
marido sorprendentemente duro dentro de mi vagina, me eche sobre su pecho y
comenc� a besarle apasionadamente en la boca.



Mi hijo que ya hab�a descansado de su orgasmo, estaba
acarici�ndome y cuando me inclin� hacia delante, su mano que estaba acariciando
mis gl�teos, se pos� sobre mi ano, que debido a la postura, estaba totalmente
expuesto.



Yo, a pesar de mi estado de excitaci�n, sent� la caricia y
entre jadeos le dije a mi hijo que ese agujero tambi�n estaba a su disposici�n.



Mi hijo no se hizo de rogar y recogiendo con sus dedos el
semen que escurr�a por mis piernas, comenz� a lubricar con el mi ojete,
introduci�ndome primero un dedo y despu�s dos, dilatando mi esf�nter.



Yo me retorc�a de placer y esperaba con ansiedad que mi hijo
me penetrara por el culo, cosa que adem�s nunca hab�a hecho nadie.



Mi marido que segu�a con su polla dentro de mi co�o, tambi�n
estaba excitado con la idea de que mi hijo me diera por el culo, a la vez que el
me estaba follando.



Por fin mi hijo se decidi�, se situ� detr�s de mi, apunt� su
pene a mi ojete y comenz� a apretar, yo notaba como la punta de su polla
intentaba entrar, pero mis propias contracciones se lo imped�an, as� es que
decid� estarme un momento quieta, relajarme y facilitarle la penetraci�n.



Mi hijo aprovecho el momento y con un fuerte apret�n,
consigui� que su glande sobrepasara el esf�nter de mi culo.



Yo di un grito mezcla de placer y del dolor que me produjo la
desfloraci�n de mi ano.



Mi hijo se asusto y me pregunt� si me hab�a dolido, le dije
que no, que siguiera despacito, pero que siguiera.



Mi culo se hab�a dilatado y mi hijo poco apoco consigui�
met�rmela hasta dentro.



En ese momento comenz� la locura colectiva, yo ten�a las
pollas de mi marido y de mi hijo dentro de m�, y ellos notaban como sus
test�culos chocaban al bombear cada uno en su agujero.



Los tres nos mov�amos r�tmicamente, en una descoordinaci�n
maravillosa en la que yo notaba como sus pollas entraban y sal�an de mis
agujeros y segu�a teniendo orgasmos sucesivos sin parar, con lo que gritaba
continuamente, gem�a y jadeaba como una posesa.



Not� como mi marido se volv�a a correr de nuevo, algo
incre�ble para el y tambi�n como mi hijo se derramaba dentro de mi culo.



Chorreaba semen por todos lados y ellos segu�an fall�ndome
sin parar, apret�ndome como un s�ndwich.


Me estaban matando de placer y tambi�n literalmente, sent�a
que me asfixiaban entre los dos, de pronto note como mi cuerpo se desmadejaba y
perd� el conocimiento.



Cuando despert�, estaba echada de espaldas en la cama,
mientras mi marido y mi hijo intentaban desesperadamente reanimarme.



Abr� los ojos y les sonre�, ellos estaban realmente asustados
y al ver que me hab�a despertado, comenzaron los dos a besarme tiernamente y a
decirme que cre�an que me hab�a pasado algo.



Yo para tranquilizarlos les dije que simplemente me hab�a
desmayado de puro placer y que hab�a sido maravillosos, que los dos hab�an
estado extraordinarios.



Mi marido dijo que hab�a sido una experiencia �nica para el,
que incluso hab�a tenido dos orgasmos seguidos, despu�s de haberse corrido
tambi�n por la tarde y que esto supon�a un despertar sexual a sus 50 a�os.



Mi hijo nos besaba y daba las gracias a los dos por ser los
padres mas maravillosos del mundo, a�adi� que su experiencia d�ndome por el culo
hab�a sido incre�ble, que es mucho mas estrecho que la vagina, que el pene entra
totalmente ajustado y que adem�s el esf�nter se est� contrayendo continuamente,
proporcionando un placer a�adido.



Le dijo a su padre que lo ten�a que probar y este le contesto
que tendr�amos tiempo para todo, pero que hab�a que tom�rselo con calma, ya que
en esta ocasi�n, por ser la primera vez, todos nos hab�amos excitado mucho y me
pod�an haber lastimado.



A partir de ese d�a, nuestras vidas se unieron para siempre,
seguimos durmiendo los tres juntos despu�s de 10 a�os, mi marido con 60 a�os,
cada vez participa menos en nuestras org�as, pero mi hijo con 26 a�os y yo con
46, seguimos follando como locos y seguimos sintiendo la misma pasi�n el uno por
el otro.


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Relato: Complejo de edipo
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