Relato: Peque�a Historia Incestuosa



Relato: Peque�a Historia Incestuosa

Peque�a historia incestuosa


Como saben tengo muchas amigas, pero la historia que quiero
contar ahora tiene que ver con algunas de las ni�as peque�as a quienes suelo
cuidar por las tardes o en fin de semana.


Las vacaciones como siempre, llegan sin que est�s preparada,
y en esa ocasi�n, mi situaci�n no era muy diferente, porque no tenia plata ni
planes para mis vacaciones de verano en el cole, por mi edad, 14 a�os, me era
dif�cil encontrar un trabajo estable, por lo que me di a la tarea de buscar a
mis vecinas, amigas de mi mam� para cuidar de su casa durante las dos semanas
que duran ac� las vacaciones de verano. La primera clienta era mi vecina Sonia,
que tiene un par de pilluelos, un chico y una chica, Oscar de 10 a�os y la
peque�a Sarita de 12, el arreglo fue r�pido pues Sonia quer�a deshacerse de los
chicos, al menos por unos d�as, para pasar junto con Lalo su esposo, solitos las
noches veraniegas. Casi no me dio tiempo de explicar a mam� como eran las
condiciones de trabajo para los siguientes catorce d�as, tom� unas cuantas ropas
de d�a para andar a mi gusto, y dos poleritas largas para la noche, as� como
algo de ropa interior, la m�s deportiva y sexy que pod�a tener con quince
d�lares a la semana, tambi�n algunos implementos de higiene como desodorante
femenino, toallitas para conservar mi panty lo m�s seca posible, despu�s
comprender�n porque son tan importantes para mi, as� como alguna que otra
revista juvenil y un librito muy especial que trataba de temas er�ticos, para
pasar mejor mis horas de aburrimiento, mientras los ni�os durmieran..


Llegue a toda prisa a la casa de Sonia, quien ya me esperaba
en la puerta, para darme algunas indicaciones sobre llamadas telef�nicas y la
estufa, pero por lo dem�s, me dijo, los ni�os estar�n bien, este es el tel�fono
donde nos puedes avisar si hay problemas, pero de preferencia hablaremos
nosotros no queremos que nos interrumpan con mermelada sobre la alfombra y cosas
as�. Me advirtieron que deber�amos dormir los tres en la misma habitaci�n para
evitar que descuidase a los chicos.


Toda la despedida transcurri� con normalidad, por lo menos en
lo que respecta a Sonia sobre sus hijos, Mientras tanto Lalo mir� mis pechos
directamente, lo not�, ambos lo notamos, ese detalle me hizo vibrar entre las
piernas.


Junto a los chicos, vimos alejarse el auto a toda velocidad,
por lo que les indique que deber�amos entrar para ordenar nuestras ideas, ya en
la sala, decidimos mirar un buen rato tv comiendo rosetas de ma�z, preparadas en
el microwave, las pel�culas que Sonia hab�a rentado, eran algo aburridas, as�
que tom� el control de cable, y comenc� a hurgar algunos canales, al pasar por
los canales er�ticos, la tv se sal�a del aire, el peque�o Oscar me dijo que
estaban descodificados, pero que �l sab�a como hacer para verlos, a Sarita y a
m� nos llam� la atenci�n y lo dejamos hacer, y tras algunos movimientos maestros
en el control remoto, el canal xxx estaba mir�ndose claramente, estaban
anunciando algunos de los programas de esa noche, y con exactitud, aparec�a una
chica con atuendo aparentemente escolar, y un rostro de ni�a succionando
tremendo falo, a lo que Sarita exclam� asustada


-Mira Kenia, que le est�n haciendo a esa mujer?, no te
preocupes � le contest� nerviosa, - ahora miraremos si hay algo interesante ac�,
pero ya mi peque�a almejita comenzaba a destilar juguitos, me temblaba, la falta
de sexo durante algunas semanas me hab�a puesto a tope con el solo hecho de
mirar a una chica mamando una verga enorme, imag�nense.


- Ya est� listo, repuso Oscarito, ahora si podemos ver los
canales de mis papis, - que dices?, acaso tus papas ven este tipo de programas?
�claro, me dijo, cuando ellos me creen dormido, conectan el canal y mientras
miran como hacen cositas en la pantalla, ellos se desnudan y se comienzan a
acariciar, mi pap� le besa los pechos a mami, y ella algunas veces hace lo que
est� haciendo esa mujer, me aclar�.


Sarita estaba realmente hecha una estatua, mirando como
entraba la cabeza rojo oscuro de aquel pene, mientras con una mano entre sus
piernitas, se comenz� a tocar el peque�o bollito sobre la panty infantil de
algod�n que acostumbraba. Yo no pod�a ser menos que estos dos mocosos, sin saber
como, met� una de mis manos bajo mi blusa buscando mis pezones, que para ese
momento ya estaban paraditos y duros, mientras que mi otra mano fue a dar a mi
entrepierna la que encontr� mojadita y muy caliente, introduje dos dedos para
localizar mi cl�toris, tambi�n estaba durito, empapado, abr� cuanto pude las
piernas y di rienda suelta a mis jugueteos calientes, mientras miraba a mis dos
protegidos como se calentaban con su primera peli porno, fue sensacional, como
Oscarito extra�a su pantaloncito corto y apareci� un peque�o palito de carne,
que r�pidamente se le puso duro, mientras que para Sarita, la manita infantil le
era insuficiente, se levant� totalmente el vestidito para bajarse la pantaletita
hasta las rodillas, luego volvi� a meter la manita que sal�a brillante de lo
h�meda que estaba.


Yo no entend� de pronto, porque fue que los peque�os estaban
tan avisados en materia sexual, toc�ndose con toda libertad sus sexos imberbes,
ser�a hasta m�s tarde que me enterar�a porqu� a tan corta edad, mis protegidos,
me superaban, pues yo misma a esa edad, no adivinaba siquiera, lo que guardaba
mi peque�a almejita, oculta entre mis piernas y que solamente me serv�a para
soltar fuertes chisguetes de dorada piss.


As� transcurri� m�s de media hora, tiempo suficiente para que
mi co�ito me desbocara descaradamente frente a los ni�os, pues me frot� a toda
velocidad mi abultado cl�toris, hasta lograr uno de los mejores orgasmos que
hab�a tenido, por lo menos en las �ltimas dos semanas.


Casi grito al sentir que mi orgasmo me llenaba por completo
el cuerpo, desde mis pies hasta la punta de mis cabellos, pero la imagen que
protagonizaban Sarita y Oscar, ella peque�a de apenas 12 a�os, con el vestidito
de d�a levantado hasta debajo de sus brazos, la pantaletita infantil por debajo
de sus rodillas, con las piernas totalmente abiertas, recibiendo en plena vulva,
la manita en pleno, brillando de lo mojada, con apenas algunos vellitos sobre su
pubis, y la cara de total abandono, cerrando los ojos, aparentemente sintiendo
alguno de sus primeros orgasmos, entretanto el peque�o Oscar, de rodillas, con
el corto en los tobillos, proyectaba su cadera hacia delante, mientras frotaba
furiosamente su duro penecito, ya rozado por tanta fricci�n, cuando de pronto,
de la puntita de aquel prometedor garrotito, salieron grandes chorros de piss,
dorado l�quido que aseguraba que pronto aparecer�a lechecita masculina.





Ay, Kenia, me hago piss, me hago piss !, gritaba Oscar, -
ya no aguante, lo siento !


No te preocupes peque�o, suelta todo lo que tengas


Me gusta mucho, mucho !, interrumpi� Sarita, sin dejar de
frotarse la vulvita, me gusta, me desmayo, Kenia, ay�dame, ay�dame !, pidi�
la peque�a




Yo sin miramientos, me coloqu� junto a la ni�a, y poniendo mi
mano sobre su propia manita, le ayude a continuar con la caliente labor, ella
retir� su mano, y me dejo hacer, ech�ndose hacia atr�s en la cama, y abriendo
mucho m�s las piernitas, como deseando ser penentrada.




M�s, m�s !, me rogaba


Si mi ni�a, d�jate ir,


Apri�tame manita, duro !


Yo tambi�n quiero que me toques Kenia, pidi� Oscarito


Espera, le dije, primero deja que tu hermanita termine y
ya te ayudo


No, yo quiero ahora, t�came!


Mmmmmmmmmmjjjjjjjjj !!!! �sal�an sonidos de la garganta
de Saita


No te detengas mi ni�a, d�jate ir, siente mis dedos


No me dejes Kenia, sigue, por favor !


No te preocupes, abre bien tus piernitas, te voy a meter
un dedito, si te lastima me dices y lo saco


M�teme lo que quieras manita, rrrrrrrrrrrrrrrrr !




Mientras mis dedos buscaban la abertura de su himen, con la
otra mano, le levant� lo que restaba de su vestidito, para encontrar sus
peque�os y a�n incipientes pechitos, los encontr� tibios, pero con unos
pezoncitos duritos y parados, los apret�, pasando de uno al otro, acariciando la
piel alrededor de ellos, por fin encontr� el himen firme de la peque�a Sarita, y
sacando la mano de sus tetitas, para ayudarme y abrir los labios de la vaginita
de la ni�a, con la mirada busqu� como meter primero uno de mis dedos, d�ndome
cuenta de que la ni�a ya destilaba juguitos viscosos por su conchita, tanto que
parec�a que se hab�a orinado, lo que aprovech� para empujar la punta de mi dedo
medio, insertando solamente un poco, para observar la carita de la ni�a, y
enterarme si le estaba lastimando, ella se dio cuenta y me apur� para que se lo
metiera del todo




Kenia, ya m�temelo, m�temelo, ya no aguanto m�s !, que te
pasa, lo vas a dejar afuera ?


Rel�jate peque�a, te podr�a lastimar


No me importa, tu m�telo,


Esta bien, pero acu�state y abre bien las piernitas,
obedeciendo de




inmediato, se ech� hacia atr�s levantando las caderitas para
encontrarse con mi dedo. Por dedicarme a tan satisfactoria misi�n, me hab�a
olvidado del peque�o Oscarito, quien se hab�a colocado a mi lado, con el pene
todav�a visiblemente duro, paradito, y trataba de frotarse contra mi trasero que
ahora estaba desnudo, pues en mi masturbaci�n me quit� la pantaleta y estaba
boca abajo tratando de meterle los dedos a mi ni�ita, no me import�, al
contrario, me pareci� muy caliente que el peque�o de manera innata tratara de
montarme, para darme su palito. Al contrario levant� mi trasero para acercarme a
�l y sentir su piel calientita, de pronto sent� un chorro caliente, era Oscarito
que otra vez se estaba orinando por efectos de la calentura, pues todav�a no
produc�a semen, yo trat� de centrar su chorrito caliente en mi co�o abierto,
cosa que logr� por un momento, y me proyect� hacia mi "atacante", con lo que
pude meter la puntita de aquel pene que ahora se me antojaba dentro. Un �ltimo
chorro dorado se deposit� dentro de mi vagina, con lo que suspend�
moment�neamente mi tarea con la ni�a, para dedicarme a mover de adentro hacia
fuera la verguita de Oscar, casi no la sent�a, pues estoy acostumbrada a
miembros mucho m�s gruesos, pero el pene infantil es mucho m�s caliente que el
de un adulto, por eso se siente de otra forma, adem�s de que el pubis de
Oscarito sin ning�n pelito, se pegaba a mis nalgas, esto desesper� a Sarita
quien me exigi�




Si no me metes un dedo, le digo a mi mam� que dejaste que
Oscar te metiera su cosa


No te enojes peque�a, es que yo tambi�n necesito algo
dentro, hagamos algo, te propongo que dejes a tu hermanito que te ponga
dentro su palito, que dices?


Bueno, pero solo un momento


Gracias manita, muchas veces te lo he pedido y nunca
quisiste


Pero es que mamita se iba a dar cuenta, tonto, pero
m�temelo ya !


A ver Oscarito, col�cate aqu�, le indique al peque�o,
poni�ndolo en medio de




las piernas de la ni�a, y empuj�ndolo de las nalguitas para
que su pene alcanzara la entrada de la ni�a, - ac�rcate, as�, yo te ayudo a que
lo metas adecuadamente, les dije,


mientras la peque�a Sarita, se colocaba en forma parando sus
caderas y proyectaba su vagina abriendo as� la entradita a su cuevita sexual, yo
misma tom� la punta de aquel pene, que por cierto no era del todo peque�o pues
estaba circuncidado, y lo fui metiendo entre los labios vulvares de Sarita,
sent� claramente como se colocaba la puntita en el centro del himen a�n no
perforado de la ni�a, empuje un poco las caderas de Oscar, para que se pudiera
meter un poco m�s dentro de su hermanita, entr� casi toda la cabecita, ya
dentro, le empuj� por completo para que se hundiera en la vagina nueva de
Sarita, quien dej� escapar un quejido por haber recibido en su interior por
primera vez un miembro masculino, que al parecer no le rompi� la membrana
virginal, sino m�s bien pareci� que fue algo m�s el�stico que en mi caso, que se
rompi� al primer empuj�n de mi primera vez.




Kenia, que rico, que rico se siente, m�telo m�s porfa si?


Espera, Oscarito lev�ntate s�lo un poco, logrando sacar
m�s de la mitad del




pene del ni�o, para que luego de mi atinada ayuda, le empuj�
hacia abajo para que se volviera a meter en su hermanita




Manita que rica te sientes por dentro


Mu�vete como te dije, para que tu hermanita sienta,


Pero es que siento que me voy a orinar


No te preocupes, si quieres hacer piss, ll�nale la cosita
a Sarita, verdad mi ni�a?


Si, pero no me mojes toda, m�telo manito, m�telo


A ver mis ni�os m�s r�pido, m�s r�pido


Kenia me voy a orinar, no puedo aguantarme, siento muy
rico...




Y diciendo y haciendo, fue claro el momento en que solt�
chorros de orina dentro de la panochita de su hermana, porque estos se salieron
por los lados, mojando por completo la cama, eso se me antoj�, y acercando mi
cara a la tierna escena de que era testigo, me dedique a chupar la piss tibia de
los ni�itos a quienes cuidar�a por m�s de dos semanas.


Por algunos momentos m�s la peque�a Sarita, apretaba sus
caderas contra las de su hermanito, haci�ndole sentir la ricura de sus m�sculos
vaginales alrededor de su miembro viril, con lo que por fin logr� llegar a
varios orgasmos, termin� como digo yo misma, relaj�ndose y soltando su peque�o
cuerpecito ya con formas de mujer, mientas su hermanito trataba todav�a de
moverse dentro de ella, adentro y afuera, en innumerables movimientos sexuales,
que en aquellos dos angelitos se ve�a m�s tierno y caliente.


Mi conchita destilaba miel a borbotones, y yo me conformaba
por el momento con apretar los muslos y colocar mi mano entre las piernas para
tocar mi co�ito que a�n mostraba pocos vellitos, y un algo pronunciado cl�toris,
producto de mis muchas masturbaciones, y succionamientos, que hab�a tenido con
algunas de mis amiguitas.


De pronto, Oscarito se desplom� fatigado sobre el pecho de su
hermanita, pero sin haber experimentado la delicia de la eyaculaci�n, debido
desde luego a su corta edad, pero habiendo hecho feliz a Sarita. Ambos
suspiraron, para caer en un profundo sue�o reparador, dej�ndome completamente
caliente, pero al observar la lujuriosa escena de aquellos dos peque�os ni�os,
�l recostado sobre el pechito de su hermanita y �sta �ltima con las piernas
completamente abiertas, ambos mojados y satisfechos, un poco por la orina
derramada por Oscar y otro poco por los juguitos de Sarita.


Instintivamente mi mano descendi� hasta mi entrepierna, que
para este momento como recordar�n, estaba desnuda, sin panty, y con los peque�os
pelitos mojados por mi reciente orgasmo, no se como describirles la rica
sensaci�n de tener a mi lado a dos ni�itos, ni�a y ni�o, en una posici�n sexual,
recordando a�n los movimientos copulatorios que sin saber, hab�an mostrado con
infantil maestr�a, mis dos alumnitos sexuales, me calent� sobremanera, y para no
despertarlos con mis sonoras expresiones que seguramente exclamar�a durante mis
orgasmos, sal� de la habitaci�n, para dirigirme a otro sitio m�s c�modo,
vistiendo tan s�lo una blusita camisera, y mi brassiere juvenil, me dirig� al
saloncito, pero antes llam� poderosamente la atenci�n, la rec�mara de mis
ocasionales jefes, entr� con cierto nerviosismo, la habitaci�n estaba en
penumbras, encend� la luz, y apareci� ante m� una amplia cama tama�o queen size,
con un sobretodo mullido y suave de color claro, que invitaba a echarse sobre
�l. Obedeciendo a mis instintos de relajamiento cont�nuo, me recost� levantando
por lo alto mis delgadas piernas, disfrutando plenamente la comodidad de aquella
cama, evocando las innumerables escenas de sexo que seguramente habr�an
disfrutado Sof�a y Lalo, sin determinarlo, me fui imaginando las poses que
preferir�a aquella joven pareja, imagin� el miembro de Lalo entrando y saliendo
furiosamente de Sof�a, quien pose�a por cierto, un cuerpo aparentemente fr�gil,
delgado, con unos peque�os pechos, casi como los m�os, y unas caderas que por lo
angostas, aparentaban nunca haber sido pre�adas. Las im�genes flu�an en mi
cerebro, cerr� los ojos para poder imaginarme mejor a la pareja, los movimientos
que ella prefer�a, me preguntaba en donde le gustar�a que Lalo la acariciara,
acaso le gustaba que �l le succionara los pezones, a mi me encanta, y en esa
�poca reci�n lo comenzaba a experimentar, tambi�n pens� sobre lo que a �l le
gustar�a que ella le hiciera, tal vez ella lo calentaba succion�ndole la punta
del pene, beb�a ella los chorros de leche que seguramente �l eyaculaba, o
solamente dejaba que cayeran sobre sus senos, o mejor a�n, solamente le gustaba
que �l la llenara con caliente leche la matriz?, tantas preguntas, m�s la
imaginaci�n de una ni�a preadolescente precoz, caliente por naturaleza, me
hicieron calentarme a tal grado que abr� ampliamente las piernas y sin m�s met�
dos dedos de la mano derecha dentro de mi co�ito, mientras con la mano libre,
pellizcaba mis peque�os pezones, apret�ndolos, jal�ndolos, met� mis dos dedos,
hasta tocar casi mi �tero, movi�ndolos de lado a lado, lo que me hac�a sentir
como siempre, ganas de orinar, de terminar, y de venirme, de gritar co�o,
panocha, verga, coger, de querer sentir en mi interior cualquier tipo de verga,
de un adulto mayor, tal vez mi padre, o mi hermano, o el t�o Vic, o de querer
sentir otra vagina como la de Sarita pegada frot�ndose con la m�a hasta hacerme
terminar.


Todo se agolpaba en mi cabeza, llev� una de mis manos a mi
peque�o y oscurito ano, met� un dedo con cuidado, mientras mis otros dedos
jugueteaban con mi vulva, meti�ndose y saliendo a su antojo como si tuvieran
vida propia, como me encantaba masturbarme, no me dejaba crecer las u�as de las
manos, as� que pod�a tocar a mi antojo toda mi sensible piel interior, pasando
por mi himen, el cu�l fue roto por alguien muy querido por m�, como les cont� en
mi historia anterior (
), de pronto, sent� como de lo m�s profundo
de mi sexo, sal�a el orgasmo m�s mojado de la tarde, segu� frot�ndome, r�pido,
despacio, fuerte, apret�ndome los labios de la vulva, mi cl�toris, frot�ndolo
primero y luego metiendo los dedos, as� hasta que logr� un rico orgasmo que me
llev� a otro y otro, no se cuantos, hasta que me quede dormida sobre aquel
mullido lecho matrimonial.


Ya era de ma�ana cuando una rica sensaci�n me despert�, yo
estaba con las piernas totalmente abiertas, y la peque�a Sarita se daba gusto
con mi almejita, la lam�a como si yo misma la hubiera ense�ado, no pude
contenerme y la dej� que me hiciera a su gusto, haci�ndome sentir las m�s ricas
cosquillitas en mi peque�a panochita, la ni�a tal vez por su inexperiencia, o
por su naturaleza a todas vistas sexual, me lam�a exactamente el cl�toris,
abriendo mis labios vaginales lo m�s que pod�a, y bebi�ndose mis jugos. Casi al
momento de comenzar a experimentar un nuevo orgasmo, trat� de detenerla, para
prolongar m�s la dulce sensaci�n, pero solo logr� que mi ni�a Sarita aumentara
la velocidad de sus lamidas, mi vagina dejaba salir una gran cantidad de
l�quidos lubricantes, transparentes y cristalinos, que beb�a con aparente sed.




Despacio mi ni�a, le dije, no quiero terminar tan r�pido,
trata de meter tu lengua


Est�s despierta?, me pregunt�, desde hace cuanto?,


Desde que comenc� a sentir tu leng�ita mi peque�a


Te enojas?


Para nada mi amor, lo que deseo m�s en la vida es sentir
esto que yo misma te voy a ense�ar ... sigue as�, si !, le apure




Yo no daba cr�dito, apenas hac�a menos de 24 horas que hab�a
llegado a aquella casa, y ya estaba disfrutando del sexo a todo lo que daba, y
nada menos que con una peque�ita de escasos 12 a�os, tal vez ustedes se
preguntar�n, porque una chica de tan s�lo 14 a�os, es tan caliente, bueno la
respuesta es, como pudieron leer en mi relato anterior, mi vida sexual comenz�
desde los 11 a�os, a manos de mi experimentado t�o, quien marc� mi vida, o debo
decir mi co�ito, para siempre con el sello de la calentura sexual . . .


Aqu� debo deciros, que mis responsabilidades con los ni�os,
eran ligeras, pues estaban de vacaciones al igual que yo, por lo que pod�amos
retozar en cama hasta bien entrada la ma�ana. No hab�amos reparado en la
presencia de Oscarito, que nos observaba atento desde la puerta de la
habitaci�n, casi me asust�, por lo que decid� preguntarle que hac�a levantado a
esa hora




Es que ya no pod�a dormir, ten�a mucha hambre y baje a la
cocina por un vaso de leche


Esta bien Oscarito, quieres acompa�arnos?, ya nos estamos
divirtiendo, verdad Sarita?


Si, ven manito, mira que rico sabe la conchita de Kenia,
est� calientita, ven




Y obedeciendo como si la gran cosa, Oscarito se coloc� a
nuestro lado, mientras Sarita continuaba con su agradable labor, yo estaba m�s
caliente que nunca, mi piel se erizaba por las dulces sensaciones, era casi un
sue�o, all� est�bamos, dos peque�os, una ni�a pre adolescente y un ni�ito de 10
a�os, ella lamiendo y comi�ndome el co�o, y �l, masaje�ndose la reci�n estrenada
verguita, calent�ndose con el espect�culo que le d�bamos nosotras y esperando su
turno.


Nosotras continuamos con nuestra labor, Sarita lami�ndome
hasta hartarse, y yo vini�ndome como una perra en celo, Cuando por fin termin�,
dej�ndole la carita completamente mojada con mis jugos vaginales a mi peque�a
Sarita, decid� darle un poco de lo que ella me estaba haciendo disfrutar, y
comenc� a frotar su peque�a cosita, meti�ndole con m�s confianza dos dedos de mi
mano, pues recordaba que el d�a anterior, aquel peque�o y coloso bollito, hab�a
engullido ya, su primer verga, la de su hermanito, ella accedi� gustosa a mis
mimos y calenturas, como buen alumna que era:




T�came Kenia, que rico se siente all�, si all� !,. m�s
mete tu dedito, si?, no me lo saques, rogaba la peque�a, hazme sentir eso
riquito de ayer, por favor, por favor !


Claro mi ni�ita, solo abre un poco m�s tus piernitas para
que te pueda meter bien mi dedo, si te lastimo me dices, esta bien?


No te apures, me dijo, ya me gust�


Claro, reclam� Oscarito, yo no estoy ac�, claro, sigan, y
que yo me pajee solo, ustedes sigan, sin mi claro...


Pero Oscarito, te prometo que luego te acariciamos a ti,
no te enojes, mira a tu hermanita, ella est� que se derrite, quieres
met�rselo?


Claro, otra vez como ayer!, exclam� feliz mi peque�o
aprendiz sexual, al tiempo que se acercaba m�s a nosotras


Espera, dijo Sarita, me dieron ganas de hacer piss,
siempre hago cuando me levanto, y con tus manos me dieron muchas ganas
Kenia, me ayudas a orinar?


Claro mi peque�a, y diciendo esto salimos de la
habitaci�n, prometi�ndole a Oscar, regresar cuanto antes



Entramos juntas al ba�o, y por las ganas y la calentura de
mi peque�a Sarita, no alcanz� a sentarse en el retrete, coloc�ndose sobre la
ba�era para orinar fuertes y grandes chorros de dorado l�quido, yo estaba que
me escurr�a, le ayud� abri�ndole la vulva, para que no se mojara las piernas.
Aqu�, hago una pausa para explicar a mis queridos lectores, pues quienes no
hayan experimentado combinar la actividad sexual con orinar, se han perdido de
una de las mejores maneras de gozar el sexo, sobre todo si cuentan con una
alumna de 12 a�os, como mi peque�a Sarita, que adem�s aprendi� r�pido.
Contin�o con mi relato, mientras Sarita terminaba de orinar, yo le seque la
vulva con mis labios, ya antes hab�a aprendido de mi t�o lo rico que sabe la
piss cuando est�s muy caliente.


La sequ� hasta que qued� lista para su hermanito,
regresamos al cuarto donde ya nos esperaba el peque�o Oscarito, con la verga
algo m�s que parada, y listo para penetrar cualquier cosa que se le pusiera
enfrente, a pesar de sus cortos diez a�itos. Para hacerles disfrutar mucho m�s
su momento, le dije a mi peque�a



Mira mi ni�a, primero tienes que aprender a disfrutar de
una buena verga, como la de Oscarito, para que �l se acostumbre tambi�n al
calor de tu cuerpo y no se venga antes de tiempo


Si, me contest� la ni�a, lo que tu me digas, puedo
hermanito?


Si, pero no me vayas a morder, dijo ri�ndose Oscar, y
dejando que su hermanita



le chupara la punta de la verga, se coloc� para que ella
disfrutara de su primera mamada, yo por mi parte les daba indicaciones, sobre
como chupar y como dejarse chupar, para m� aquello era todo un sue�o,
imag�nenme con mi experiencia a los 14 a�os, yo me cre�a toda una maestra, mi
vagina estaba al tope, mojada, escurri�ndome y con ganas de sentir dentro una
verga linda de 10 a�os. Sarita sigui� mis instrucciones y chupaba a su
hermanito como si siempre lo hubiera hecho, de pronto Oscarito grit�, como
pidiendo auxilio:



Ya!, ya no sigas, me voy a orinar como ayer, ya no!


A ver Sarita, saca la verga de tu hermanito de tu boca,
no sea que se vaya a venir y entonces no vas a poder disfrutar de lo m�s
rico, creo que ya es hora de que entrenemos a este caballito y pueda venirse
como se debe, aprieta la colita Oscar, no te vayas a orinar, yo te voy a
ayudar para que le des tu primera lechita a tu hermana


Creo que no puedo, dijo, pero se detuvo la verga con la
mano y apret�ndosela, se separ� de su hermanita.


As� esta bien, le dije, ahora vas a met�rselo por la
conchita y los dos se van a mover como yo les diga, esta bien?


Si !, contestaron al un�sono mis dos peque�os alumnos,
mientras yo acomodaba a la peque�a Sarita para que fuera penetrada por su
hermano



La acost� sobre un studio couch que estaba colocado justo
junto a la cama, de espaldas a su hermanito, con las piernas bien abiertas,
para que �l, colocado detr�s de ella, pudiera penetrarla sin el temor de que
el exceso de sensaciones lo hicieran tener ganas de orinar, en lugar de
venirse, as� que los coloqu�, y luego me dispuse a darles indicaciones para
que pudieran coger a gusto, claro el m�o . . .



A ver ni�os, tienen que irse despacio para que no la
lastimes, de acuerdo?


Si, me dijo Oscarito, mientras, trataba de meterle la
verga a su hermanita, y succionaba uno de sus incipientes pechitos


Que rico Oscar, nunca hab�a sentido tan rico tus besitos,
dijo Sarita, cerrando los ojos, en se�al de que estaba disfrutando de
aquella primer c�pula en forma que le



estaba brindando su propio hermano



Luego de que por fin pudo meterle la punta de su verga, Oscar
se dio a la tarea de meterla y sacarla de aquella rica almejita, insert�ndola lo
m�s profundo que pudo en su hermana, al tiempo que ella dio un peque�o grito al
parecer de dolor, yo me asust� y le pregunt� si algo le hab�a dolido, ella me
contest� con lagrimas en los ojos y sudorosa:




Si, manita me doli� mucho, me duele mi co�ito, ay !


Esp�rate Oscar, creo que ya le rompiste el co�o, no te
muevas, d�jasela adentro, no se muevan, yo estaba calient�sima, nada m�s de
ver aquella lujuriosa escena, mis dos peque�os alumnos, cogiendo, y en el
momento exacto en que ella perd�a su virgo, a manos nada menos que de su
propio hermanito


No, no te muevas, me duele!, suplicaba Sarita a su
hermano


Es que no aguanto, tengo ganas de moverme, tengo ganas de
meterte mi verga hasta adentro


Espera Oscar, si ella no quiere que te muevas, debes ser
cuidadoso, porque si no se van a dar cuenta tus papas de que algo lastimo a
mi ni�a




De alguna forma, pude hacer que el impetuoso Oscar se
detuviera, mientras yo trataba de revisar a mi alumna, pues ya hab�a una peque�a
mancha de sangre, se�al inequ�voca de que un himen acababa de ser derribado.


La peque�a boquita de Sarita, recib�a aquel intruso familiar,
con valent�a, abriendo de par en par las piernas, deseando ser perforada, a�n a
costa de su propio dolor, mientras tanto, Oscar se comenz� a mover a mis
indicaciones, despacio, pero firme, haci�ndole sentir qui�n ten�a las riendas de
su placer sexual, mi ni�a se dej� penetrar, y ya casi sin llorar, le pidi� a su
hermanito que continuara con su rica cogida:




S�guele manito, me gusta, no importa, yo me aguanto,
m�teme tu verga, no te detengas, verdad Kenia, que la siga metiendo?


Si claro mi ni�a, dije yo muy segura y con la cara
caliente de excitaci�n, no se detengan ahora, a mi me doli� la primera vez
pero me aguant�, luego vendr� lo rico, les dije, cuando �l te llene con su
primera lechita




Por fin, Oscarito, pudo seguir con ritmo y mucha fuerza su
mete y saca, para sentir su propio placer, mi mano no estaba quieta, y
meti�ndola entre mis piernas, comenc� a masturbarme con fuerza, al ritmo de mis
ni�os, pod�a ver como aquella peque�a vaginita, engull�a con gusto la peque�a
verguita de Oscar, dejando fuera solamente la bolsa rica de los test�culos del
ni�o, que ya promet�an ser los de todo un hombre, y aunque no ten�a todav�a
vellitos en el pubis, ya sus peque�as piernas casi de ni�o, mostraban algunos
pelitos, lo que me daba un gran gusto, pues estaba segura de que pronto iba yo a
disfrutar de aquel manjar masculino, dentro de mi propio ser.


Luego coloqu� a horcajadas a la peque�a Sarita, para que ella
misma fuera dej�ndose caer sobre la dura verga de su hermano Oscar, y as�
pudiera controlar el fuerte ardor, que se siente luego de que la han desvirgado
a una.




Ni�os rel�jense, no se muevan demasiado, porque de lo
contrario, Oscarito se vendr� r�pido y algo inevitable es que su pene se
pondr� muy blandito y claro que te dejar� con ganas mi peque�a . . .




Sarita muy obediente, se coloc� sobre su hermano, dej�ndose
caer permitiendo que la verga se fuera metiendo poco a poco, con lo que su himen
se termin� de abrir, haciendo ahora si, que mi ni�a disfrutara de aquel inmenso
placer que se siente cuando una es penetrada las primeras veces.


Sarita, no dejaba de moverse, y la verga de su peque�o
hermano, entraba y sal�a con fuerza, las respiraciones de ambos eran cada vez
m�s intensas lo que me promet�a una buena venida de mis dos protegidos. Mientras
tanto mi mano exploraba sin descanso mi vulva, que ya de tan mojada, dejaba
entrar tres de mis dedos, hasta casi el fondo de mi golosa gruta del amor, mi
calentura era grand�sima, ten�a ganas de orinar a mis ni�os, ganas de que
alguien me cogiera sin descanso, me hubiera dejado coger hasta por mi propio
padre (aunque luego sucedi�) pero en ese momento deseaba tanto tener una o dos
vergas en mi co�o caliente.


La respiraci�n de mis alumnos se hizo cada vez m�s intensa,
mientras yo frotaba mi vulva con la misma intensidad que los ni�os, me di cuenta
de que pronto Oscar derramar�a su primera leche dentro de su hermanita, as� que
sin suspender mi pajita, me acerqu� m�s a la parejita incestuosa, y les apur�
para que se movieran mucho m�s r�pido, lo que hicieron de inmediato, dejando que
la verga de Oscar se moviera en las entra�as de Sarita, proporcion�ndole un
inmenso placer, seg�n ella misma dejaba ver en su rostro.




Me voy a venir, me voy a venir!, gritaba la ni�a


No se que estoy sintiendo, dijo Oscar, sin dejar de
moverse dentro del co�o de Sarita, siento como que me orino!,


No dejes de moverte mi ni�o, le supliqu�, mientras met�a
tres dedos hasta el fondo de mi matriz, abri�ndome por completo, no se lo
saques!


Oughhhhh!, que rico,


Kenia, que me est� pasando, siento que se me va a salir
toda la piss, dijo Sarita,


D�jate no te detengas mi peque�a, es algo rico que luego
te va a gustar cada d�a m�s


AAAAY!, ya no aguanto, mu�vete manito m�s!, m�s!


AAAAHHHHHH!




Y casi al mismo tiempo, los tres terminamos, en orgasmos que
nunca he de olvidar, claramente not� cuando Oscar sacud�a violentamente las
caderas peg�ndose a la vagina de Sarita, lo que me dej� saber que la estaba
llenando de su primera leche, mientras Sarita, se arqueaba hacia atr�s,
apretando con las piernas el cuerpo de su hermanito, y as� mis manos se
apretujaban entre mis piernas, dej�ndome sentir m�s de un orgasmo, lo que me
hizo casi orinarme, de gusto, se me erizaba la piel, de placer, mis pechos se
hincharon y mis pezones se pusieron duros y sensibles, casi desmayo de lo rico,
ahora creo que realmente solt� algunos chorritos de piss, pues estaba tan
caliente, que hice cualquier cosa, claro que no qued� satisfecha, porque despu�s
de constatar que la vagina de mi ni�ita estaba llena de semen nuevo de su
hermanito, me puse de bruces a lamerlo como una perrita sedienta, mientras
Sarita disfrutaba de mi lamida. Luego la ni�a se puso a jugar con la verga de su
hermano que no dejaba de ponerse dura, lo que me dio una gran idea: pedirle al
peque�o Oscar que me penetrara, as� que para calmar mi calentura, me puse boca
abajo y con �l detr�s, le ped� que me diera, pues su �mpetu precoz, le hac�a
estar en celo, yo misma no sab�a que hacer para que mi ni�o me penetrara cuanto
antes.


La verdad es que para su corta edad, Oscar ten�a una verga
larga, delgada pero con la cabecita gruesa, lo que me hizo chillar de placer al
sentir como me penetraba ese ni�o caliente, mientras Sarita nos observaba, yo le
ped� a Oscar que no dejara de moverse dentro de mi:



Mi peque�o no me lo vayas a sacar, quiero tu leche en mi
matriz, quisiera que me pre�aras, que me hicieras un beb�, quiero estar
panzona de un ni�o de menos de 12 a�os, m�temelo, no lo saques, mu�vete!, le
urg�a al peque�o Oscar, al tiempo que yo misma me apretaba los pezones, y me acariciaba la piel de los pechos, haci�ndome
que la piel se me pusiera chinita, y mis jugos fluyeran mojando el pubis de mi
peque�o Oscar, este espect�culo fue suficiente para que Sarita se recostar�
sobre el suelo y se comenzara a masturbar imit�ndome, pues los tres hab�amos
iniciado una serie de d�as de lujuria, que tardar�an en terminar por lo menos en
aquella semana, que luego me dar�a otra clase de satisfacciones que luego les
contar�, porque mis aventuras de ni�era no terminaron aqu�, con estos dos pilluelos, mi sexo tuvo mucho
que ver en la familia m�s incestuosa que he conocido.



Fueron los d�as m�s ricos para los peque�os Sarita y Oscar,
cosa que los dos me confesaron a�os m�s tarde, y cada vez que nos reunimos,
retozamos sobre la cama horas interminables, reviviendo el placer m�s intenso,
el que se siente con dos hermanitos que les gusta copular, y que lo comparten
con su mejor amiga, es decir con su maestra: yo, su amiga Kenia. Otro d�a les
contar� m�s de lo que paso durante ese verano. Oscar pre�o a su hermana, y es
seguro que a ese peque�o o esa ni�a linda que seguro tendran ambos, se que yo me
voy a encargar de educar . . . claro est� en los placeres de la cama.


Besos Kenia Liliana.




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Relato: Peque�a Historia Incestuosa
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