Relato: S�, s� soy una perra (3)



Relato: S�, s� soy una perra (3)

Queridos Lectores: Antes que nada quiero agradecer todos sus
amables mensajes, TODOS. Algunos llenos de lujuria y morbosidad. Les voy a hacer
una confesi�n: El viernes antepasado, despu�s de estar casi todo el d�a
ley�ndolos, al anochecer me sent�a sumamente excitada, hasta fiebre ten�a. Las
cosas que me dec�an algunos de mis nuevos amigos y amigas, me pusieron muy
inquieta; adem�s Mi Amorcito no me tomaba las llamadas, segu�a enojado conmigo y
mi temperamento me estaba ahogando. Me alej� del computador y encend� un
cigarrillo para tratar de calmarme. Tambi�n me fui al refrigerador a buscar
alguna bebida fr�a, s�lo hab�a agua y me serv� un buen vaso. Al pasar el agua
por mi garganta y es�fago sent�a como si me saliera vapor de lo caliente que
estaba, qu� bruta andaba ardiendo!



Al escuchar gritos de ni�os corriendo y jugando en la calle,
me fui a asomar por la ventana para verlos. Ah� tuve una perversa idea: primero,
llamar�a a alguno de ellos para que me trajera unas coca colas de la tienda, y
segundo, ya a solas con �l, lo har�a que me calmara la calentura. Sal� con una
bolsa de mano con 5 envases y le ped� a uno de los m�s grandecitos, de no m�s de
12 a�os, que me fuera a traer las sodas a la tienda de la esquina, que le dar�a
"una buena propina". Le puse el dinero en su manita y me met� a la casa. Me fui
al ba�o y me quit� las pantaletas empapadas y me pas� una toalla h�meda por la
vagina para limpiarla, la tra�a encharcada. Abr� la puerta principal y me fui a
la cocina y lo esper�, evaluando lo que estaba a punto de hacer. Ni caso tuvo la
limpieza que me hice en mi papaya, pues pensando lo que le iba a hacer a un
ni�ito, me pasaba los dedos por all� y en pocos minutos ya estaba peor de
mojada, pero ahora parec�a gelatina lo que me sal�a en cantidad.



Cuando escuch� al ni�o llamarme desde la puerta (ni siquiera
supe su nombre y si me lo dijo, ni me acuerdo), casi me vengo antes de que
pasara nada. Le grit� que estaba en la cocina, que cerrara la puerta y pasara
con confianza. En cuanto lo vi frente a mi lo agarr� de las mejillas y le dije
que estaba muy guapo, que me gustaba mucho, que si ya hab�a besado a una chica,
etc.; todo muy r�pido, no quer�a perder tiempo, estaba ardiendo y adem�s no era
bueno que sus amiguitos vieran que se tardaba mucho adentro de la casa conmigo.
Me agach� y le pas� la lengua por sus labios y le abr� la boquita con mis dedos
para met�rsela bien toda y moverla entre sus dientes y enc�as. Ni idea ten�a de
lo que era un beso, pero a los dos minutos aprendi� y me daba su lenguita
tambi�n, para chup�rsela y masaje�rsela con la m�a, mientras le agarraba el
culito y la verguita por encima de sus shorts.



Me enderec� y le agarr� sus manos y las pos� sobre mis
pechos, yo misma se las mov�a de forma circular sobre ellos, viendo c�mo se le
irritaba la cara por la emoci�n nueva que experimentaba. R�pidamente me
desaboton� la blusa y le ense�� las tetas, lo agarr� de la cabeza y le met� un
pez�n en la boca, pidi�ndole que me lo chupara fuerte. Mis pechos quedaban
perfectamente a la altura de su boca, ambos de pie. Qu� b�rbara, era un mocoso,
pero me urg�a atenci�n y no hab�a m�s a la mano, y a �l no se le ve�a muy
forzado que digamos. Con esto quiero aclarar que no soy una pederasta dedicada,
nunca hab�a hecho semejante cosa con un ni�o. Conmigo, cuando ni�a, lo hicieron
muchas veces, yo no; pero me hab�a calentado mucho con sus correos, y aparte Mi
Viejo no daba trazas de volver.



Mientras mi mini amante me dejaba las tetas bien babeadas,
pobrecito no ten�a idea de lo que hac�a y no hab�a tiempo de ense�arle, me fui
arremangando hasta la cintura la falda larga y volada que tra�a, lo tom� del
cuello y lo fui hincando en el piso. Le agarr� la nuca y le restregu� la vagina
por toda la carita. Se asust� y se me quer�a escapar. Yo batallaba mucho con el
fald�n que tra�a puesto y no lo pod�a sostener bien; casi se me va, pero lo
llev� hasta una esquina de la cocina y lo acorral� con mis piernas, fuera de m�,
decidida a abusar de �l. Me quit� la falda completamente y lo volv� a ahogar
entre mis piernas dici�ndole que se calmara, que le iba a dar su propina, que
abriera la boca y me comiera ah�, que eso era rico y le iba a gustar mucho. Lo
agarr� bien del pelo y lo hund� con fuerza entre mis piernas, empezando el
vaiv�n frotatorio sobre su rostro infantil, sintiendo c�mo se resbalaba mi
h�meda vagina y pasaba por su barbilla, su boca, su naricita, sus ojos y su
frente, toda su cara y sus facciones las sent�a perfectamente deslizarse por mi
inundada feminidad. Segura de que como a todos, m�s temprano que tarde le iba a
gustar mi sabor.



Se fue tranquilizando y me com�a la papaya con poca idea pero
muy rico. As� lo tuve unos minutos hasta que me vine en su boquita a chorros. Le
pas� la vagina otro poco por la cara y la boca y me hinqu� con �l para limpiarle
la brillosa carilla con mi lengua. Le agarr� una manita y se la chup� como si
fuera una verga, pensando en met�rmela toda, con todo y bracito en la vagina,
pero ya no hab�a tiempo. Lo levant� y con unas servilletas h�medas lo acab� de
limpiar y le di $200 de regalo del d�a del ni�o, 30 de abril, y le dije que no
fuera a decirle nada a nadie. Le pregunt� si le hab�a gustado y, mirando el
billete, me dijo emocionado que mucho. Bueno, pues si quieres repetir esto, ni
ense�es el dinero ni vayas a decir nada a nadie, okey?, le dije, me lo confirm�
y se fue contento a seguir con sus juegos. Qu� b�rbara! Qu� caliente andaba
verdad? Ustedes tienen la culpa! No, no es cierto, yo soy una calentorra de
primera y con su correos me pusieron peor. Pobre criaturita, ya mero lo mato
entre mis piernonas. Qu� perra soy.



Bueno, siguiendo con mi relato de mi visita al pueblo, esa
noche que sent� a mi pap� junto a mi cama mam�ndome un pecho, yo solita me
desabroch� la blusa del pijama y le di mi otro pechito. Adem�s me baj� el
pantaloncillo y los calzones, tir� a un lado el papelito que me puse como
toallita sanitaria y le agarr� la mano para que me metiera un dedote. Hay pap�,
tiene unas manotas bien grandes y rugosas por el trabajo en el campo. Su dedo
entr� haciendo estragos en las sensibles paredes de mi vagina, me sac� un
suspiro muy sentido. Cuando lo escuch� me solt� los pechos y como si fuera
mu�eca de trapo me puso transversal sobre la cama y me sac� el pantal�n y las
bragas, me abri� de piernas y se hundi� en mi panoch�n de cara, con la lenguota
de fuera a met�rmela bien adentro de mi co�ito. Pas�ndomela desde la pepa hasta
la cola, lami�ndome todita bien recio.



Qu� bruto es mi pap� con las viejas, sent�a que su lenguona
me daba un beso en el ombligo, pero por dentro! Hac�a sonidos de cerdo buscando
entre la humedad, y sorb�a cuando la encontraba, cuando en alguno de mis
espasmos soltaba algo de liquido vaginal. As� me tuvo como por 15 minutos,
sorbi�ndome el alma por la vagina, yo me sent�a desmadejada de tanto orgasmo que
tuve en ese corto lapso, es que pap� todo tiene rugoso y grande: los dedos, la
lengua y la vergota, todo eso es muy grande y rasposo. En ese lapso con su
lengua rasposa bien metida en m�, me ven�a cada 3 � 4 minutos en su boca y �l
todo se com�a, desesperado por el sabor de mis descargas, como todos los hombres
y mujeres que me han probado.



Mi pap� ya tiene 58 a�os, pero es sumamente fuerte. Es
delgado y muy alto, moreno de pelo canoso en las sienes, solamente. Tiene todo
el cuerpo marcado de m�sculos, tiene m�sculos marcad�simos hasta en la cara.
Cuando yac�a yo inm�vil ya, casi desmayada de tanto orgasmo continuo, sac� su
cara de entre mis piernas y se puso de pie. Entre sue�os vi como se desabrochaba
los pantalones y los calzones, y aparec�a su inolvidable garrote; �so, un
garrote es lo que v�!. Las venas resaltaban con furia descomunal por todo el
troncote, impresionantes. Con la ropa hasta las rodillas se zarandeaba la
espectacular vergona, como prepar�ndola para lo que segu�a: introducirla en las
entra�as de su hija consentida. La vagina se me hizo agua cuando empezaron a
aclarase mis ojos despu�s del semi desmayo sufrido por la gran chupada de pepa
que me dio, y pude ver a detalle el monstruo que mi padre tiene all�, recordaba
que ten�a una gran verga, pero lo que ve�a era de no creerse. Las he visto de
todos tama�os y grosores, ya es muy raro que una verga me pueda asustar, pero la
de pap�, madre m�a! Su grosor es lo que m�s llama la atenci�n, de largo es muy
respetable, unos 22 cent�metros, si el c�lculo no me falla, pero de gruesa y
cabezona... terrible! Asesina!



Solita le abr� las piernas y �l sin peder tiempo se arrodill�
en el piso de nuevo, pero ahora dispuesto a sumirme esa delicia de casi 60 a�os.
Como aquella vez, cuando yo era ni�a, se ech� un escupitajo en la mano y se lo
unt� en la super cabezona que tiene y luego otro, cuando la tuvo bien ensalivada
me la arrim� y empez� a hacer presi�n. Al sentir la cabezota me sali� un
autom�tico: -Despacito, papi, dele despacio pap�, la tiene muy gorda. Poco a
poco me fue metiendo el fierro, agarr�ndome por las nalgas con sus manotas y
levant�ndome para irme taladrando firmemente el co�o. Yo sent�a a detalle cada
vena, cada pliegue del tronco de su verga invadi�ndome de seguidillo, sin
pausas, abri�ndome al m�ximo la pepa como si me metieran un envase de coca cola
de a litro. Si la cama hubiera sido inflable la habr�a ponchado con mis u�as,
incluso las s�banas las rasgu� todas, al otro d�a las encontr� como si las
hubiera ara�ado el diablo. Pap� no par� hasta que sinti� que su camot�n top�
dentro del cuerpo de su hija y empez� ahora a sac�rmela despacio, de nuevo
sent�a su rugosa vergota ir de reversa, lij�ndome por dentro, muy rico. All� fue
donde me vino una terror�fica idea: la de resultar embarazada por mi propio
padre!



Con dificultad me desensart� de �l y le dije que le iba a
poner un cond�n. Con el se�o fruncido me respondi� que �l nunca usaba esas
chingaderas y me jal� de nuevo a �l, con la vergona resping�ndole descontrolada,
buscando mi cavidad de nuevo para guardarla. Le dije que no quer�a resultar
embarazada de �l, que comprendiera por favor, que sin cond�n no podr�a ser. Se
detuvo y pensativo me dijo que no le gustaba eso, que Rosa mi hermana, se pon�a
unas cosas en la vagina, cuando lo hac�a con �l, porque los condones no le
gustaban para nada. Cosas, qu� cosas? le pregunt�. Me dijo que eran como
supositorios que ella ten�a. �vulos anticonceptivos!, le dije. Eso mero,
respondi�. Le dije que me esperara tantito, que iba a pedirle unos. No quiso, me
respondi� que c�mo iba a pedirle eso, que le daba verg�enza que Rosa supiera lo
que est�bamos haciendo. C�mo ven a pap�?! Le respond� que entonces se tendr�a
que poner un cond�n, y la cara que puso entre triste y resignada, me hizo pensar
de nuevo en una soluci�n. Es mi pap�, no?



Esos tienen que refrigerarse!, pens�, y se lo dije. No podr�a
tenerlos con ella, lo m�s seguro era que los tuviera en el frigor�fico de la
cocina, puso cara de esperanza y sal� a buscarlos, solo vestida con la camisa de
la pijama que nunca me quit� desde que empezamos.


Me deslic� con cuidado entre la penumbra, no quise encender
luz alguna para que nadie despertara. Al llegar a la cocina abr� el refrigerador
y me empin� a buscar lo �vulos. Los encontr� y cuando me enderezaba para irme al
cuarto, sent� como me tomaban por la cintura y me met�an entre las piernas desde
atr�s una buena verga bien parada y gruesa. Yo pens� que era pap� que no aguant�
y se vino detr�s de m�, pero grande fue mi sorpresa al reconocer la voz de mi
hermano Javier en mi o�do: -Hay manita, c�mo te has puesto... Me estremec� mucho
cuando sent� su voz y m�s cuando sent� su camote bien guardado entre mis
piernas. No me pude contener y cerr� y me recargu� en la puerta del refri y alc�
mi encuarte para restregarme completa de nalgas en �l, andaba desnudo
completamente. Sus manos recorr�an mis piernas, mis caderas y mis esponjosas
nalgas, desesperadas y �vidas al sentir tal consistencia y suavidad. Me enderec�
y le di mi boca as�, volteada de espaldas a �l. Record� su sabor, de cuando de
ni�a me besuqueaba con �l escondidos en los cuartos de la casa y despu�s ni
tanto, en el porche del frente. Sintiendo como me pasaba su vergota como si yo
fuera viol�n por la vagina, de ida y vuelta, riqu�simo...



Mientras me besaba la espalda y el cuello, abr� la caja y
saqu� un �vulo y, haciendo a un lado su grueso mecate, me lo met� en la vagina
lo m�s profundo que pude. Le dije que me lo metiera r�pido y le ofrec� mis
delicias recarg�ndome de nuevo en el refrigerador, volteando a verme sobre un
hombro mis nalgas bien paraditas, se�al�ndole con la mirada por d�nde deb�a
irse. Me pas� el verg�n que tiene por la vagina y me la hundi� toda sin piedad
por atr�s. Como aut�nticos animales incestuosos nos cojimos cerca de 10 minutos
hasta que nos vinimos en un orgasmo simult�neo furioso y delicioso. Me agarr� de
la mano y me dijo que fu�ramos a su cuarto a seguirle. Le respond� que eso era
todo por hoy y me solt� de �l. Me fui corriendo, sintiendo como se me deslizaban
sus mocos por mis muslos y pantorrillas hasta mis tobillos y al suelo... y Javi
me segu�a, dispuesto a llevarme con �l o a meterse a mi cuarto conmigo, y si
lograba tener tiempo de cerrar la puerta antes de que me alcanzara, de seguro me
iba a tocar y a insistirme en que le abriera.



Al pensar en esta posibilidad me par� en seco y le dije la
verdad, que pap� estaba en mi cuarto y que mejor no le buscara. Como si hubiera
visto un fantasma se dio media vuelta y sin decir m�s se alej�. Yo me fui al
ba�o y me lav� bien por dentro la vagina y me coloqu� otro �vulo. Llegu� al
cuarto y pap� estaba sobre la cama encuerado y con la vergona apunt�ndole al
techo. Me pregunt� molesto que porqu� me tard� tanto y le dije que no los
hallaba y que adem�s ya me los hab�a puesto en el ba�o. Me acerqu� a la cama y
me quit� la camisa, en cuanto me vio desnuda me quiso montar sobre su cara para
mamarme la pepa otra vez. Hay pap�! c�mo le gusta comerme. Le dije que ya me
hab�a puesto el �vulo y le iba a saber feo. Insisti�, pero le dije que mejor yo
se la chupaba, que �l ya me lo hab�a hecho y sin mucha insistencia acept�,
claro!



Se la estuve mamando un rato. Se la ensalivaba bien y se la
lengueteaba toda, magistralmente, d�ndole gusto con mi experiencia a mi papito
amado. Hay, qu� verga m�s deliciosa!, me era muy dif�cil met�rmela en la boca,
me la forzaba mucho, y cuando lo lograba se me atoraban los dientes en las venas
y en la cabezota, como cuando me hac�a que se la chupara, cuando s�lo ten�a 13
a�os. Lo ten�a en un pu�o, encantado con mi mamadota, pero se me cans� la boca,
la tiene demasiado gruesa. Me met� entre sus piernas y le lam� y le chup� los
huevotes. Me enderec� y me mont� en su garrote meti�ndomelo poco a poco, sin la
dificultad de la primera vez, gracias a la cogida que me dio mi hermano en la
cocina. Me tom� de la cintura y me azotaba sobre su camote con violencia, sin
medir fuerza y ritmo, casi me desarma, se los juro. Me desmont� de �l y me
empin� y me la meti� tan duro que pens� que me sal�a por la boca y as� me tuvo
como por media hora. Luego me puso de espaldas al colch�n y me la meti� a la
antig�ita, como �l dice. Me agarraba de las nalgas y se apoyaba en sus rodillas,
bien prendido de mis tetitas, chupando y cogiendo, cogiendo y chupando... hay
pap�! me hizo venir como loca muchas veces. Qu� hombre!!



Lo dej� bien satisfecho y me dej� igual, se fue hasta bien
tarde. Tiene raz�n Rosa, pap� es muy cogel�n, me dio hasta el cansancio, por
todos lados. Me la meti� por el culo delicioso, casi se me saltaban los ojos con
su camote gordo bien metido en el intestino. Por �ltimo me hizo mam�rsela mucho
y me ba�o toda de leche, me dej� toda embadurnada de la cara y las tetas, rico
mi papi. Papacito! Ya s� de d�nde nos viene a nosotros lo calientes.



Al otro d�a me levant� bien tarde, me di un buen ba�o,
lav�ndome todas mis partecitas irritadas, que dej� mi papi con su serrucho
rugoso y grande esa noche, sonri�ndome divertida de acordarme con cari�o de ese
viejillo caliente que es mi padre y de ver c�mo me dej� la pepa y el culito bien
rojitos, y las tetas bien chupeteadas. Todav�a tra�a bien paraditos los pezones!


Cuando fui a la cocina a desayunar algo, no hab�a nadie. Se
me hizo raro no ver a mi hermana y a mi sobrino; pap�, Emilio mi cu�ado, y
Javier desde temprano se van a trabajar a los terrenos. Cuando termin� me fui a
mi cuarto a recostarme otro rato, andaba muy maltrecha. Cuando iba por los
pasillos escuch� voces que luego se convirtieron en quejidos y despu�s en
gritos. Era el cuarto de mi hermana Rosa, puse mi o�do en la puerta y era la voz
de Mart�n el que se quejaba y alzaba la voz. Cal� la cerradura y no ten�a llave,
me asom� y pude ver a mi sobrino sobre la cama, con su exasperante vergonon�n en
la mano, haci�ndose una pu�eta de campeonato, atento a algo que estaba frente a
�l.



Al buscar el �ngulo adecuado para ver lo que �l ve�a pude
distinguir a mi hermana, su madre, vestida con s�lo la tanga blanca semi
transparente y con los zapatos cerrados de tac�n muy alto, ambas prendas las que
me hab�a modelado la noche anterior. Ella se contoneaba con lascivia y se medio
empinaba ense��ndole a su hijo su culazo y sus piernotas de campeonato, mientras
�l se zarandeaba con violencia la terrible manguera que tiene, desesperado por
lo que ve�a. Rosa se ve�a excelsa, impresionante. Esa tanga se le ajustaba
deliciosamente en su perfecta parte baja, y los tacones hac�an que sus muslos y
caderas hicieran un conjunto maquiav�lico y bell�simo. Andaba algo m�s
maquillada que la noche anterior, bastante m�s. Sus ojos oscuros brillaban
diab�licamente al mirar c�mo pon�a a su hijo, al borde de la locura con lo que
le mostraba, al ver el tama�o en que lograba poner la de por s�, grand�sima
vergota del adolescente. Sus labios muy rojos brillaban y sacaba su larga
lengua, como si desde all� quisiera alcanzar a lamerle a su hijo la
inflamad�sima cabezota del camote. Ese cuadro me dej� muy impresionada, tanto
que ahora que lo recuerdo, me mojo en cantidad, me excito mucho cuando recuerdo
c�mo luc�a mi hermanita. La perversidad de su cara y de su cuerpo,
mostr�ndoselos a su hijo, nunca la podr� olvidar.



Mi hermana levantaba sus brazos por encima de su cabeza y se
mov�a como serpiente, mirando coqueta a Martincito, de lado, sacando bien sus
nalgas perfectas, enloqueci�ndolo; de por s� ese muchacho est� medio loco y con
eso... tal vez se est� poniendo peor. Es que mi hermanita se ve�a como para
enloquecer a cualquier hombre, y hasta a algunas mujeres. Tra�a el cabello
agarrado en una cebolleta sobre la cabeza, con lo que su cuello se ve�a muy
largo y estilizado. Sus pechitos peque�os pero muy paraditos, quedaban casi
horizontales sobre su torso, eso debido a la escuadra que le hace la cintura
sobre el trasero, sobre ese infame trasero que hasta a m� se me estaba antojando
ya. Cuando pens� en esto, de que hasta a m� se me estaba antojando mi propia
hermana, cerr� despacio la puerta y me fui a recostar a mi cuarto, tratando de
controlar mis pensamientos l�sbico-incestuosos.



Para no hac�rselas tan larga, no aguant� ni 20 minutos
acostada. Me levant� y me puse ante el peinador. Saqu� mi bolsa de maquillajes y
empec� a pintarme como si fuera de cacer�a. Saqu� la tanga m�s peque�a que
llevaba en mi maleta, y me la puse. Me calc� unos zapatos con el tac�n m�s alto
que encontr�, aunque eran abiertos. Me puse una bata, de manga larga, a la
cadera de lacito y me perfum� mucho. Me mir� al espejo y qued� muy satisfecha
con lo que me devolv�a: una fiera capaz de tragarse a cualquier hombre sobre la
tierra... y a cualquier mujer, aunque esta lleve la misma sangre... Agarr� la
caja de condones que ten�a en el bur� y me encamin� despacio por el pasillo,
mirando fijamente la puerta que iba a abrir, no s�lo la de madera del cuarto de
mi hermana, sino la puerta del incesto m�s delicioso que hay: el l�sbico en
grupo, tambi�n con mi sobrino participando con nosotras.



Continuar�...



�


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Relato: S�, s� soy una perra (3)
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