Relato: Historias de guerra: El regalo





Relato: Historias de guerra: El regalo

EL REGALO



Tras mi primera experiencia con los nazis, mi estancia con
ellos pas� a ser bastante agradable. Me asignaron una habitaci�n bastante grande
y no me faltaba de nada. Los nazis hac�an todo lo posible porque estuviera
c�modo, y me deban un trato genial. Aunque era con Meissner con quien manten�a
una mayor cordialidad, el resto de nazis que hab�a en la mansi�n tambi�n se
mostraban muy amables.


Pasaron varios d�as y se marcharon de la mansi�n varias
tropas, quedando aquello muy tranquilo. De los cinco que me hab�an follado en mi
primera aventura, tan solo quedaba Meissner, que era mi tutor y cuyas �rdenes
deb�a obedecer. Aquellos d�as sin hacer nada me hab�an desconcertado, y no sab�a
si me mandar�an a combatir o me mantendr�a en aquella mansi�n durante mucho m�s
tiempo.


Fueron d�as m�s tarde cuando por fin supe el papel que
ejercer�a. Meissner vino una tarde a mi habitaci�n y me habl� de mi siguiente
misi�n. Mi misi�n era, ni m�s ni menos, que satisfacer a nueve hombres
sexualmente. En un principio la idea me sobrecogi�, pero a la vez me excit� en
cantidad. El caso es que al d�a siguiente regresaba una tropa de combatir, y
seg�n el oficial la mejor manera de levantar su moral era el sexo. Supe entonces
que el papel que ejercer�a era el de putita, y por extra�o que parezca, aquello
me ilusionaba.


Al d�a siguiente, S�bado, Meissner me despert� a las nueve de
la ma�ana, ya que ten�a que prepararme. Volv� a hacer una visita al barbero,
puesto que ya hab�an pasado dos semanas desde mi primera aventura. El barbero
volvi� a depilarme todo el cuerpo, quedando a�n m�s suave que la primera vez.
Sobre las doce de la ma�ana el oficial me orden� comer, para despu�s acostarme
tres horas. Cuando despert�, Meissner me llev� al servicio, donde me hizo
desnudar. A continuaci�n me hizo agachar y, coloc�ndose un guante de pl�stico,
meti� un dedo por mi culo, sac�ndolo manchado de excrementos. Fue entonces
cuando me hizo agachar y con una jeringuilla introdujo gran cantidad de agua
caliente en mis adentros. Me entraron unas ganas horribles de ensuciar, pero el
oficial me hizo esperar cinco minutos, tras los cuales pude expulsar todo lo
retenido. Repiti� esta operaci�n tres veces, hasta que de mi ano solo brotaba
agua cristalina. Con esta operaci�n mi recto hab�a quedado totalmente limpio,
para que los nazis pudieran disfrutar de �l. Cuando Meissner acab� con la
limpieza, me di una ducha generosa, dejando todas las partes de mi cuerpo bien
limpias. Cuando me sequ�, el oficial trajo un uniforme aliado, supongo que para
que sus muchachos se divirtieran.


Sobre las siete de la tarde lleg� la tropa, que fue alojada
en una gran habitaci�n. Yo mientras tanto era metido en una gran caja de cart�n,
la cual envolvieron con forma de regalo y colocaron sobre una plataforma con
ruedas. Aquello comenz� a excitarme, y no paraba de pensar en el momento de que
aquellos nazis me tomaran como su juguete.


Tras cinco minutos dentro de aquella caja sent� que �sta
comenz� a moverse, dirigi�ndose a la habitaci�n donde aguardaba la tropa.
Escuch� al oficial entrar en la habitaci�n y durante cinco les dio un discurso
de agradecimiento. A continuaci�n abri� la puerta para mostrar la inmensa caja
de su regalo, en cuyo interior me encontraba yo deseando ser descubierto. El
oficial se despidi� y tras abandonar la sala not� un gran revuelo que se dirig�a
hacia la caja. En poco m�s de cinco segundos los nazis hab�an destrozado la
caja, descubri�ndome all� con uniforme enemigo. Todos se abalanzaron sobre m�,
cosa que me asust� bastante en un principio, pues ellos cre�an que me trataba de
un verdadero enemigo. Todo se calm� cuando su capit�n, que sab�a de que iba la
cosa, les aclar� que no era un aliado, sino que era un nuevo subordinado del
oficial Meissner, con �rdenes de satisfacerles.


Cuando todo se calm� pude contemplar a los nueve nazis, todos
de uniforme. Eran todos j�venes, sobre los veinte a�os, a excepci�n de su
capit�n, que tendr�a unos cuarenta. �ste se acerc� a m�, me observ�
detenidamente, y a continuaci�n anim� a sus chicos a que comenzaran con la
fiesta. En ese momento se acercaron cuatro nazis y me llevaron hasta el centro
de la habitaci�n, donde me rodearon los nueve. El capit�n, que se llamaba Vogts,
se acerc� y me hizo desnudar. Me desnud� lentamente ante la atenta mirada de los
nueve, y cuando me encontraba desnudo el capit�n me hizo poner a cuatro patas.
Me dio un par de cachetadas y separ� mis nalgas para observar mi ojete. Tras
darle su visto bueno me orden� que le comiera la poya, a lo cual me dispuse
encantado.


Me acerqu� hacia �l y tras desabrocharle los pantalones dej�
su mimbro al descubierto, el cual ten�a un tama�o considerable. Sin hacerle
ascos me lo introduje en la boca, y durante tres minutos le proporcion� una
mamada de lo m�s excitante. Mientras tragaba semejante miembro, el capit�n
acariciaba mi cuerpo, llegando a palpar mi orificio anal. Cuando el capit�n
estaba suficientemente excitado mand� a uno de sus hombres acercarse, y �ste se
coloc� delante m�a. El capit�n me mand� chuparle el culo, cosa que me excitaba
cantidad. El nazi, llamado Hoersen, se coloc� a cuatro patas y yo me acerqu�
para desabrocharle el pantal�n. Acto seguido le baj� los pantalones y
calzoncillos, descubriendo que su trasero estaba totalmente depilado, cosa que
me extra��, a la vez que me excit� mucho m�s. Separ� sus nalgas y acerqu� mi
nariz a su ano, que desprend�a un olor encantador. No pude resistirme a la
tentaci�n y como un poseso me com� a lametones aquel ojete. Aunque en la org�a
anterior ya hab�a tenido la oportunidad de chupar varios culos, no hab�a podido
disfrutar de un culito depilado como el que ahora ten�a delante, con el cual me
deleite a lo grande.


No par� de chupar y olfatear aquel precioso orificio, hasta
que el capit�n me apart� de �l, para hacer algo que me sorprendi� mucho. Se
coloc� detr�s del Hoersen, separ� sus nalgas y le introdujo la poya por el culo,
sin que �ste soltase quejido alguno. Pens� que el capit�n lo har�a
frecuentemente con aquel muchacho, de ah� que �ste tuviera el culo depilado.
Aquella situaci�n me dio un poco de envidia, pues en aquel momento quer�a ser yo
el que calmara las necesidades de aquellos nazis. Contempl� con resignaci�n como
aquel nazi era sodomizado, pero tras pocas envestidas Vogts par� y orden� a
Hoersen que volviera a su sitio. Aquella actitud me extra�� y no supe lo que
pretend�a el capit�n, hasta que �ste se dio la vuelta y pude contemplar su poya,
que estaba llena de excrementos. Comprend� entonces que aquella escena la hab�a
preparado para humillarme, y que me har�a comerle la poya, con todos los restos
que �sta ten�a.


Tal como hab�a pronosticado Vogts se acerc� y con una sonrisa
en sus labios me orden� comerle la poya. Aquella orden provoc� las risas de
todos los nazis, que hasta aquel momento se hab�an mantenido bastante serios. Me
arrodill� ante el capit�n, agarr� su verga y me la introduje casi por completo
en la boca. Cuando la ten�a dentro comenc� a succionar y cuando la sequ� de mi
boca apenas ten�a restos de excrementos, pues ya me hab�a encargado yo de
limpiarlos, quedando mi boca con un sabor amargo. Aquel sabor no me disgust�, y
me volv� a lanzar hacia la poya de Vogts para terminar de limpiarla. Al fin y al
cabo aquellos excrementos proven�an del culito de Hoersen, que tanto me hab�a
excitado.


Cuando la poya del capit�n estaba limpia, �ste se tumb� en el
suelo para que continuara mam�ndosela. Me agach� para realizar mi labor,
quedando mi culito en pompa, lo cual provoc� algunos comentarios de los nazis,
que me advert�an de lo que a continuaci�n me esperaba, y que provoc� que mi
excitaci�n se disparase. El capit�n me ten�a aburrido con tanta mamada, pues lo
que yo quer�a es que aquellos muchachos me cogieran y me follaran a lo grande.


Me encontraba mamando la poya del capit�n cuando de pronto
not� que �ste se corr�a, intentando yo tragar todo el semen posible. A pesar de
mis esfuerzos gran parte del semen salpic� en mi cara y fue a parar a su
vientre. Me dispuse entonces a lamer su vientre, reva�ando los restos de semen,
y trag�ndomelo con entusiasmo, pues aquel sabor me excitaba a�n m�s.


Cuando acab� con el capit�n Vogts, se levant� y se sent� en
una silla, para indicar a sus muchachos que su turno hab�a llegado. De inmediato
se abalanzaron sobre mi todos los nazis, que ya estaban bastante excitados por
lo que hab�an presenciado. Me rodearon y acariciaron todo mi cuerpo, lo cual
casi me hace desmayar. Llegu� incluso a notar una mano que acariciaba mi pene,
pero no llegu� a descifrar quien era. Todos comenzaron a desnudarse y me
hicieron arrodillarme para comenzar a comer poyas. Me vi rodeado por un mont�n
de poyas, pero una destacaba sobre el resto por su enorme tama�o. Fue aquella la
que primero introduje en mi boca, y aunque con bastante dificultad, le di una
sensacional mamada, a la vez que iba pajeando otras poyas. Mientras segu�a
arrodillado mamando vergas, uno de los nazis me hizo separar mis piernas y se
coloc� debajo, haci�ndome agachar mi trasero para lamerme el orificio anal.
Mientras segu� mamando poyas, pero ahora m�s excitado, pues la lengua de aquel
nazi en mi culo me estaba llevando al cielo.


En cuanto tuve oportunidad me inclin� hacia la verga de aquel
nazi tan generoso, y nos fundimos en un 69 que el resto contemplaba con
entusiasmo. Cuando el nazi se cans� de comerme el culo me hizo apartar, y llam�
a Hoersen, el nazi del culo depilado. Los nazis me hicieron tumbar y me
ordenaron comerle el culo a Hoersen. Yo estaba deseando hacerlo, pues
anteriormente me hab�a quedado con ganas del seguir chupando aquel maravilloso
trasero. El muchacho coloc� su trasero sobre mi cara, mientras el resto de nazis
buscaban una posici�n privilegiada para no perderse detalle. Yo me olvid� de los
nazis all� presentes y centr� mi atenci�n en el culito que ten�a delante. Lo
chup� y ol� durante un buen rato, cuando uno de los nazis me orden� meterle un
dedo en el culo, cosa que no dud� en hacerla. Cuando introduje el dedo not� que
su recto estaba lleno de excrementos, y sent� como mi dedo quedaba pringado de
�stos. Cuando sequ� el dedo todos lo nazis se rieron, y me hicieron tragarme
aquellos restos. No me hizo mucha gracia pero tuve que hacerlo, volviendo a
notar aquel extra�o sabor en mi boca. Todos los nazis all� presentes rieron a
carcajadas, y me obligaron a repetir la acci�n. Durante cinco minutos estuve
limpiando aquel recto, teniendo que tragar bastante mierda de Hoersen. A pesar
de ello no me disgust� del todo, y qued� con ganas de volver a encontrarme con
el precioso trasero de Hoersen.


Cuando Hoersen se apart� se acerc� un nazi y levant� mis
piernas, para despu�s meterme un dedo en el culo. Al ver que mi ano se
encontraba bastante lubricado, no dud� en penetrarme con su miembro, que entr�
con un poco de dificultad. Fue entonces cuando se desat� la locura. Por fin uno
de ellos tom� la iniciativa de encularme, y el resto ve�a como mi ano no opon�a
resistencia. Me vino entonces un orgasmo que me hizo gritar del placer, ante las
at�nitas miradas de los all� presente. No tardaron mucho tiempo en callarme,
pues al instante me vi con dos poyas en mi cara que me dispuse a mamar. Mi ano
se fue dilatando y la follada cada vez se me hac�a m�s placentera, notando que
mi recto no paraba de segregar flujos. Un nuevo nazi tom� el relevo y me encul�
en la misma posici�n. En esta ocasi�n el pene era algo m�s grande, pero mi ano
estaba ten dilatado que no not� la diferencia. Tambi�n se fueron turnado las
poyas de mi boca, y uno tras otro se acercaban para que se las comiera. En una
ocasi�n uno de los nazis no me ofreci� su pene, sino su ano. Parec�a que hab�an
descubierto mi debilidad, pues lo que m�s me gustaba era lamer un buen culito.
Aquel culito desprend�a un olor suave, y aunque no estaba depilado como el
Hoersen, disfrut� una barbaridad saboreando aquel trasero. Desgraciadamente la
intenci�n de aquel nazi era humillarme, pues estando yo con mi lengua dentro de
su recto el muy crabr�n dej� escapar una ventosidad que oyeron el resto de nazis
y cuyo olor fue a parar a mis fosas nasales. Todos los nazis se rieron y vi que
m�s de uno se acercaba a mi cara para repetir la misma acci�n.


Pasaron por mi cara cinco traseros que repitieron la misma
acci�n, expulsar un buen pedo en mi cara. Primero me obligaban a meter mi nariz
en su culo, y a continuaci�n expulsaban sus gases sobre mi nariz. A continuaci�n
me obligaban a lamer sus anos, algunos de ellos con restos de excrementos. Me vi
obligado a oler todos los pedos, en lo que fue una gran humillaci�n. Pero como
ya era costumbre, este tipo de humillaciones me excitaban, y acab� disfrutando
de las ventosidades de aquellos nazis. Lo que m�s me molest� de aquello fue que
mientras los nazis me humillaban, hab�an dejado de encularme, y mi trasero
esperaba ansioso volver a ser penetrado.


Cuando los nazis acabaron con los pedos todo volvi� a la
normalidad, y mi culito volvi� a ser penetrado. No pasaron m�s de tres minutos
cuando not� que el nazi que me follaba se corr�a en mi interior, experimentando
un placer hasta ahora nunca vivido. Not� las contracciones de aquel pene dentro
de mi recto y como sus paredes quedaban empapadas de semen. Cuando el nazi la
sac� de mi ano me acerc� el pene a mi boca para que lamiera los restos de semen.
Saboree los restos de semen mezclados con mis jugos, lo cual me encant�.


El siguiente nazi en follarme me hizo cambiar de posici�n, y
me coloc� de lado, coloc�ndose �l a mi espalda. Sin ning�n esfuerzo me penetr� y
comenz� a moverse r�pidamente, lo cual me provoc� grandes espasmos de placer. El
nazi me abraz� e incluso lleg� a besar mi cuello, excit�ndome a�n m�s. Con mi
mano agarraba una de sus nalgas, e intent� alcanzar su ano con uno de mis dedos.
De mi garganta brotaban numerosos gemidos, m�s a�n cuando un nazi coloc� su
miembro sobre mi cara. Lo agarr� con fuerza y comenc� a chuparla, aunque no pude
introducirla en mi boca puesto que mi respiraci�n era muy excitada. La posici�n
en la que estaba siendo enculado era la que m�s me excitaba, pero el �xtasis
lleg� cuando el nazi acab� en mi interior. Me abraz� fuertemente y not�
perfectamente su corrida en mi interior, alcanzando as� un orgasmo que casi me
hace desmayar. Todav�a con su pene dentro el nazi me gir� la cara y me plant� un
beso con lengua, que en aquel momento me gust�. He de advertiros que hasta mi
apresamiento por los nazis jam�s hab�a experimentado una atracci�n homosexual,
pero mi estancia con ellos me ten�a desorientado, pues estaba claro que al menos
sent�a atracci�n sexual por los hombres. Aquel beso me desorient� a�n m�s, pues
no sab�a si existir�a algo m�s que una atracci�n meramente sexual.


A continuaci�n me hicieron colocar a cuatro patas, posici�n
en la que no tardaron en ensartarme. En esta ocasi�n fui enculado por un pene de
un tama�o no muy grande, todo lo contrario del que ten�a en mi cara, pues uno de
los nazis me ofreci� su descomunal miembro para que lo lamiera. Estuve lamiendo
aquella deliciosa poya hasta que se volvieron ha correr en mi interior, quedando
mi culo lleno de semen. Sin dejarme tiempo de reponerme volvieron a introducirme
una gran poya por mi culo, que no tard� m�s de un minuto en descargar su leche
en mis adentros. Conscientes de que mi ano estaba completamente lleno de semen,
los nazis, siguiendo �rdenes de su capit�n, hicieron una pausa para probar otro
juego.


El capit�n, que durante todo este tiempo se hab�a mantenido
sentado en un sof�, me hizo subir a una mesa que hab�a en la sala, en la que me
tuve que colocar de cuclillas para que todos pudieran ver como brotaba el semen
de mi culo. Una vez colocado de cuclillas relaj� mi ano al m�ximo y de �l
comenz� a brotar gran cantidad de semen, ante la atenta mirada de los all�
presentes. Cuando mi ano par� de expulsar semen me hicieron bajar de la mesa
para que tragase todo lo que hab�a expulsado, cosa que me pareci� bastante
asquerosa. Estando de pie inclin� mi cuerpo para obedecer las �rdenes y tragar
todo el semen que hab�a en la mesa. Cuando estaba a punto de saborear aquellos
restos uno de los nazis me agarr� de la cintura sin previo aviso y meti� su
verga hasta lo m�s profundo de mi recto, provoc�ndome un leve dolor. El mismo
nazi que me follaba me recogi� los pelos y empuj� mi cabeza hacia la mesa,
comenzando entonces a tragar todo el semen. A pesar de lo asqueroso que era
disfrut� haci�ndolo, y a la vez que recib�a una bonita enculada pude saborear
aquellos restos de semen mezclados con mis jugos.


A partir de ah� todo se descontrol�, y todos los nazis fueron
pasando uno tras otro por todos mis agujeros. La excitaci�n por aquellos
momentos era m�xima y los nazis comenzaron a correrse uno tras otro. Decidieron
no volver a correrse dentro de mi culito y comenzaron a hacerlo sobre el resto
del cuerpo. El caso es que durante diez minutos no par� de brotar semen de
aquellos penes, yendo a parar a mi cuerpo. La mayor�a de los nazis se corrieron
sobre mi cara, pero el resto de mi cuerpo tambi�n qued� ba�ado de semen. Unos se
corrieron sobre mi espalda, otros sobre mis nalgas, y gran parte de ellos sobre
mi pecho. Qued� totalmente pringado de semen, lo cual me excit� a�n m�s. Tragu�
gran cantidad de semen y apenas pod�a abrir los ojos. Mi pelo estaba totalmente
pringado y sobre mis muslos resbalaban restos de semen que sal�an de mi ano y
resbalaban de mis nalgas. No fui capaz de contabilizar cuantas corridas recib�,
pero calcul� que cada uno de los nazis se hab�a corrido al menos dos veces.
Cuando todos parec�an satisfechos el capit�n orden� a Hoersen que se acercara a
m�, para dejarme satisfecho. El muchacho no lo dud� y acerc�ndose a m� comenz� a
lamer mi cuerpo, teniendo que saborear el semen de sus compa�eros. A
continuaci�n me bes� en la boca y nuestras lenguas jugaron con el semen que a�n
hab�a en mi interior. Hoersen agarr� mi pene y comenz� a pajearlo, a la vez que
introduc�a un dedo en mi ano. No pude resistir m�s y me corr� de inmediato. De
esta manera fue como acab� aquella tremenda org�a, en la que hab�a disfrutado
como nunca.


Cuando todo acab� me desped� de los nazis y me dirig� al
ba�o, donde me di una buena ducha. Los nazis me agradecieron mi actitud y
prometieron volver, deseando que yo volviera a ser su regalo. Aunque para regalo
el que ellos me hab�an hecho a m�, pues yo hab�a disfrutado m�s que todos ellos.
Mi vida desde que ca� preso hab�a ido sobre ruedas, y yo s�lo esperaba que la
cosa siguiese as�. Ya os contar� en pr�ximos relatos mis experiencias junto a
los nazis.


Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 0
Media de votos: 0


Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta






Relato: Historias de guerra: El regalo
Leida: 635veces
Tiempo de lectura: 11minuto/s





Participa en la web
Envia tu relato







Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Encuestas

Afiliados



























misrelatosporno vacacionesrelatos eroticos gAy de 8 me folloXxx relato erótico de mí tía y el sobrinoRelatos papiIncesto con la abuela relatadosrelatosporno la flaquitarelato eroticos con el curaLeer relatos porno de amor filial descubri a mi hija psiho logikrelatosporno el viejito dela esquinarelatos sexo anal con suegrasRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vezporno mmadurasrelatos eroticos mi primera corridarelatos pornos de recien casadasmujer infiel la decubren relatos xxx relatos soy la puta de los amigos de mi maridorelatos filial le coji el culo a mamaporno incesto relatosrelatos porno bdlol.ru criandorelato incesto vi a mi tio con su hijaabuelas muy guarrasrelato hombre y perra cojiendoRelatos papi asiIncesto con la abuela relatadosla nenita de la casa relato xxx sexo gratis puritanasporno grandes pezonesrelatos pornos Tomasito 3madre lechera relato eroticorelatos porno mi papamadre e hijo menor relato sexorelatos d arrimon m mama y hermana en el busRelatos cojiendo con mama en el ranchorelatos eroticos de gorilas con mujeresrelato gay con maduro vecinoRelatos porno amor filial bdlol.rusexo con mi hermana relatosRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatoviole a mi sobrina por el culo relatoRelato porno salí de Rumba y me llenaron de leche el culoviolando a mi hija de 7 relatos pornoRelatos xxx con mi hijasexo en un cine pornoRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatorelatos porno me coji a mi hija me cogi ami hijawww.gigagalleries.comPerversos relatos porno gaysexo anal enfemeninoRelatos eroticos de lactancia con hombres de colorrelatos eróticos gratis iniciación hijarrelatos me iso su esclaba secsualmujeres follando con abuelosrelatos escritos porno de hetero con gaymi hermana puta relatorelatos porno de inocentesme coji a mis hijas relatos eroticosrelato erotico gay mamita me deciamimadre , gaby y yo relatos eroticosme folle a mi hija historias eroticasgays desvirgados por madurosrelato se la coge el almaceneroRelatos pornos de madre viola a su hijo dormidorelatos pornos con profesorestríos relatosgay duchasrelato erotico gay princesarelatos eroticos a solas con mi sobrina pequeñaporno citasCon mi hijastra relatos eróticoshistorias eroticas de nenas de 10 a 11 gratisrelato follo con mi tia en una choza viejarelatos eroticos exhibidas noviasrelato porno oliendo las bragas de la abuelarelatos de coger con el plomeroparejas libres.comamigos hacen puta a mi novia relato pornoRelatos porno;primitaincesto culitos pornorelatosrelato erotico follando con maduritarelato bolivianas pornomadres gordas follandorelato porno d amor filialrelatos XxX zoo vergüenzarelatos eroticos hermanitos gay/relato21975_Las-Chicas-del-Internado.htmlrelatos xxx cortos