Era lunes y el caso es que yo hab�a estado fuera el fin de
semana por motivos familiares, por lo que no hab�amos podido tener ning�n
encuentro. Apret� la mano durante unos segundos hasta que me d� cuenta del lugar
donde estaba. Mis mejillas volvieron a enrojecerse. Toc� entonces el timbre que
indicaba el inicio del recreo. El profesor esper� a que todos estuvi�ramos fuera
para cerrar la clase. Hasta hac�a pr�cticamente un mes ten�amos bastante
libertad y, en ocasiones, hac�amos manitas en clase. Pero hubo una ola de robos
y el director tom� la decisi�n de no permitir la presencia de alumnos en las
clases mientras no hubiera profesores, tal y como es el caso de los recreos. No
obstante, pronto encontramos otro lugar para, de vez en cuando, poder tener algo
de intimidad. El edificio de la escuela tiene una especie de callej�n en la
parte trasera, que comunica con la cocina y alguna salida de emergencia. Bien,
pues all� nos dirig�amos precisamente. �bamos cogidos de la mano, aunque Ra�l
casi iba tirando de m�. Cuando cre�mos estar fuera de miradas indiscretas, nos
besamos intensamente. Las manos de Ra�l fueron a mi culo r�pidamente. Me aup� un
poco para que llegara a su boca con facilidad.

La verdad es que a�n no me he descrito. Soy bastante bajita,
si llego al metro y medio de estatura, es con suerte (y algo de plataforma o
tac�n :P). Me llamo Ana, pero dado mi tama�o, Anita es como suelen llamarme m�s
a menudo mis allegados. Soy rubia, con el pelo liso y corto a la altura de los
hombros, ojos marrones claros y guapilla de cara. Tengo poca chicha, la verdad.
Soy m�s bien delgada, cuarenta y pocos kilos, caderas estrechas a�n y pecho poco
desarrollado (talla setenta, para los entendidos). La verdad es que no es poco
pecho para mi edad, pero si me comparo con Luna, que es la tetona de la clase y
tiene ya casi una noventa, pues salgo bastante malparada. Con el resto m�s o
menos s� doy la talla, aunque de las que menos tiene entre mis amigas y
compa�eras. No soy virgen, aunque lo de la penetraci�n lo he hecho poquitas
veces. Cuando lo hice por primera vez, me gust�, pero a la semana siguiente
ten�a una fama entre los chicos y chicas de mi clase de bastante �permisiva� en
el sexo. Eso me molest� bastante y desde entonces elijo mejor con quien
acostarme. Eso no quita que disfrute del sexo, aunque de otros modos. Tampoco es
que sea ninguna viciosa, s�lo s� disfrutar de mi cuerpo cuando me apetece, que
no es decir poco a estas edades ;).

Entre el sobeteo y que me hab�a aupado, la falda del uniforme
se hab�a arrollado ligeramente, dejando mis muslos m�s a la vista de lo normal.
Cerca de cinco minutos estuvimos d�ndonos el lote.

- Cu�nto te he echado de menos!

Me dijo cuando separamos nuestros labios.

- Ya lo veo.

Le dije palp�ndole el paquete mientras le miraba a los ojos
con cara inocente. Eso le encantaba.

- Yo tambi�n te he echado de menos.

A�ad�. Ra�l puso sus manos en mis pechos durante unos
segundos. Luego hizo adem�n de quitarme el jersey, cosa que le facilit�. Ambos
�bamos vestidos con el uniforme de la escuela. �ste consiste en pantal�n gris,
camisa y jersey azul marino para ellos y falda tableada de cuadros, camisa y
jersey tambi�n para nosotras. Los t�picos calcetines hasta la rodilla y unos
zapatos negros sin apenas tac�n completaban mi atuendo.

- Hazme una paja, Anita.

Le mir� extra�ada. Normalmente no hac�amos nada en el
colegio, s�lo nos magre�bamos y nos bes�bamos. Aunque no iba a ser la primera
vez tampoco. Le desabroch� lentamente el pantal�n. La excitaci�n del momento
crec�a seg�n iban apareciendo sus calzoncillos. Una imponente erecci�n se le
marcaba. Met� la mano para sacarla de su escondite. Estaba caliente y palpitaba
en mis manos. En la punta, unas gotas de l�quido preseminal mojaban el capullo.
Yo misma extend� esas gotas, lo cual le hizo soltar un jadeo de placer. Escup�
repetidas veces sobre mi mano y me di a la labor de extender mi saliva por toda
su polla. Mientras yo le iba pajeando, �l se avalanzaba sobre mi cuello,
colm�ndome de besos y mordisquitos. Ah� est�bamos los dos de pie, yo con su
polla en la mano, �l sobando mis escasas tetas y bes�ndome. Si lo pienso, la
verdad es que yo tambi�n habr�a reaccionado como ellos.

- JO � DER!

- Juanma, qu� demonios p...? Ay va la ostia!

Justo en ese momento mi mano rodeaba todo el capullo. Me par�
en seco, con la polla firmemente sujeta con la mano. Ra�l tambi�n se hab�a
quedado helado. Juanma y Roberto eran unos compa�eros de nuestra misma clase.
Juanma era repetidor y Roberto un vecino suyo, por lo que se llevaban bastante
bien. Se acercaron lentamente. Yo segu�a con la polla bien cogida.

- As� que es esto lo que hac�is en los recreos, por eso nunca
se os ve el pelo.

- Menudos listillos.

- Si se enterara Don Agust�n.

- No le gustar�a nada.

- Nada de nada.

- Seguramente os expulsar�an.

- Se enterar�a todo el mundo.

- Vuestros padres.

- Todos los padres.

- Ser�ais el tema de conversaci�n de todo el patio de recreo.

- Qu� verg�enza!

En aquellos instantes estaba tan tremendamente acojonada, que
no s� ni c�mo logr� articular las palabras:

- Pero... vosotros no vais a decir nada... verdad?

Todos fijaron la vista en m�, incluso Ra�l.

- No veo por qu� tendr�amos que call�rnoslo.

- S�, eso, no veo por qu�.

- Podr�amos daros algo a cambio.

- Algo a cambio... algo a cambio, qu� podr�ais darnos?

- Os dar� veinte euros a cada uno.

Intervino Ra�l con voz quebrada.

- Ja! Veinte euros dice, menudo negociador est�s hecho.

- No puedo daros m�s, en serio.

- Qu� pena! Roberto, deber�as ir a llamar a Don Agust�n.

- S�, claro.

- Espera! Yo... bueno, yo...

- S�, t�...?

- Yo podr�a haceros una paja como a �l

Enrojec� completamente de verg�enza. Nunca imagin� que podr�a
haber dicho eso, y mucho menos que fuera a cumplirlo! No obstante, mi mano
segu�a aferrada a la polla de Ra�l, que se hab�a emblandeciendo poco a poco,
pero ahora hab�a recuperado parte de su vigor.

- No s�, no s�. La verdad es que Sof�a ya me hace unas pajas
de vicio. T� qu� opinas Roberto.

- Bueno, yo creo que podr�amos dejarlo pasar. Al fin y al
cabo tampoco es para tanto, no?

- De acuerdo, aceptaremos con una condici�n.

- Cu�l?

- En vez de una paja, nos har�s una mamada a cada uno.

- Una...?

- S�, una mamada. No te hagas la inocente ahora. Hay o no hay
trato?

- Vale.

Respond� finalmente con la cabeza gacha y voz d�bil. Mi cara
deb�a parecer un tomate de lo roja que estaba. Ambos se bajaron la cremallera y
sacaron sus pollas ya duras. Por fin solt� la polla de Ra�l.

- Vamos, nena, te est�n esperando.

Me puse en cuclillas delante de ellos, cog� el miembro de
Juanma y me lo llev� a la boca lentamente. Saqu� la lengua y chup� el glande.
Ten�a un vago sabor a orina, pero r�pidamente desapareci� bajo la influencia de
mi saliva. Lo saqu� de mi boca y tom� la de Roberto. Repet� la misma operaci�n.
Escup� varias veces sobre ambas pollas y con las manos fui extendiendo la
saliva. Volv� a la verga de Juanma, que ya estaba resbaladiza y me la met� en la
boca. Entr� y sali� de mi boca unas cinco veces. Entonces cambi� y fue Roberto
quien penetr� mi c�lida boca con su miembro. Y as� estuve un rato. Entonces not�
unas manos sobre mis tetas. Era Ra�l, que finalmente se hab�a animado a
participar. Me desabroch� la camisa y mi sujetador blanco de encaje fue
contemplado por todos los que est�bamos all�.

Yo lo �nico que quer�a era que aquello terminara cuanto
antes, de modo que me dediqu� en cuerpo y alma en orde�ar a aquellos dos chicos.
Daba varias cabezadas r�pidas en las que sus pollas entraban y sal�an a
velocidad de v�rtigo, entonces me deten�a en la punta, jugando con mi lengua
sobre la peque�a obertura. Hac�a circulitos por todo el capullo, ampli�ndonos
poco a poco. Entonces, apretaba entre mis labios el glande, como si estuviera
aspirando, ejerciendo una deliciosa presi�n sobre sus j�venes miembros. Al mismo
tiempo, mi lengua jugueteaba r�pidamente y se mov�a nerviosa de un sitio a otro
por toda la boca sin dejar zona intacta. Luego de eso, bajaba lentamente
introduciendo lo que pod�a de verga en mi boca, casi entrando en la garganta.
Volv�a a sacarla y meterla otras cuatro o cinco veces y cambiaba de pene,
pasando al del otro.

Una cosa sobre la que no hab�amos hablado era d�nde iban a
correrse. A m� la verdad es que se me pas� completamente, pero ese
acontecimiento ten�a que llegar. Fue Juanma quien termin� el primero. En ese
momento, su polla se hallaba alojada en mi boca, siendo acariciada por mi lengua
juguetona. El estallido de placer me tom� por sorpresa, de tal forma que los
tres primeros chorros inundaron mi boca con facilidad. Retir� entonces su polla,
que a�n rezumaba esperma, aunque en chorros no tan potentes ni abundantes, pero
que consiguieron mancharme un poco la cara y las piernas. Y sin tiempo a
reaccionar, de hecho ni siquiera hab�a escupido a�n el semen de mi boca, Roberto
comenz� a correrse como un poseso. Los gruesos chorros mancharon mi pelo y mi
uniforme. Escup� entonces el semen de mi boca, aunque el sabor ya me hab�a
inundado por completo.

- Bueno, ya est�, no?

- No, qu� va! Mi polla est� sucia de leche. Termina tu
trabajo.

- Ser�s cabr�n.

- Un trato es un trato.

Me volv� a agachar y les limpi� la verga a ambos con no
demasiada delicadeza, pues estaba algo cabreada. Entonces, Juanma a�adi�:

- Y ahora dame las bragas.

- Qu�!?

- Pues eso. Ha sido una mamada bastante normalita, no me he
podido correr a gusto en tu boca y encima nos las has limpiado de mala gana. Si
te hubieras esforzado m�s... Venga, d�melas ahora mismo o me chivo de todo.

De mala gana met� mis manos bajo la falda y agarr� mis
braguitas por los laterales. Seg�n las iba bajando, se iban enrollando
t�picamente. Doblada sobre m� misma, levant� el pie derecho y luego el izquierdo
alternativamente para sac�rmelas y, hechas un revoltijo, se las entregu�. Encima
eran de mis favoritas, unas braguitas rosas con los bordes blancos, un lacito en
la parte delantera y en la trasera un dibujo de un osito. Las estir� y las mir�
durante unos segundos. Luego se las guard� en el bolsillo.

- Sab�a que esto te gustaba. Tu cuerpo no miente.

Y se marcharon. Y all� me qued� sin bragas, con mi novio al
lado con la polla tiesa al aire. Se la chup�, por supuesto, metidos en faena, lo
mismo daba. Estaba en ello, con el capullo en la boca, chupando con fruici�n al
tiempo que mi mano derecha agitaba su polla y con la izquierda acariciaba sus
huevos, cuando son� el timbre de final de recreo. Apur� el ritmo hasta conseguir
que Ra�l se corriera, esta vez con cuidado de no mancharme nada. A pesar de
todo, un par de goterones en mi faldita a cuadros evidenciaban lo que hab�a
ocurrido.

Lo peor de todo fue el rato que pas� cuando mi madre vino a
recogerme a la salida de clase y me pregunt� por las manchas. Completamente
avergonzada, argument� que era pegamento que me hab�a ca�do en clase de
�Trabajos manuales� (bueno, era una mentira a medias :P).