Relato: Deb�a ser M�a (La m�s puta del barrio)





Relato: Deb�a ser M�a (La m�s puta del barrio)

Ten�a una gran obsesi�n, un deseo demasiado intenso de poseer
a esa rubia perra. Su f�sico era de un gran atractivo, de una complexi�n
bastante grande pero no por ello menos sensual. Para colmo, el saber de fuentes
fidedignas cuan grande era su afici�n por mamar pijas,tragarse la lefa y porque
le hicieran el orto, hac�an que el deseo fuera a�n mayor.


Sus tetas eran perfectas, de un tama�o nada exagerado pero
podr�a decirse que bastante grandes, siempre se paseaba por el barrio con ropas
deportivas apretadas que la hac�an verse muy provocativa. Sus remeritas
musculosas se le trasluc�an, haciendo notorios sus hermosos pezones, ya que, por
lo visto, nunca usaba corpi�os.


Su tremendo culo y sus atl�ticas piernas, iban casi siempre
enfundados en calzas de lycra o algod�n que se adher�an a su piel dibujando
perfectamente el contorno de ese cuerpo que deb�a conocer de mil batallas.
Quiero creer que su marido sab�a que era muy cornudo, as� como el tambi�n
tendr�a sus aventuras en sus cont�nuos viajes, ese pedazo de mujer necesitaba
ser satisfecha a menudo, no pod�a apagarse tanto fuego con tan poca agua....


Para colmo, la cruzaba obligatoriamente todos los d�as, ya
que ella era la due�a y encargada de atender un peque�o y coqueto negocio de
flores frente a la estaci�n, por lo tanto, nos ve�amos cuando me iba a trabajar
y tambi�n cuando volv�a, dado que yo tomaba el tren en esa misma estaci�n.


Siempre le dec�a alguna pavada tal como que ella era la que
m�s resaltaba entre todas las flores y ese tipo de cosas, sin conseguir
demasiado. Hasta que un viernes todo cambi� misteriosamente para m�. Le dije
como al pasar, otro de los acostumbrados piropos, me sonri� y me empez� a dar
charla animadamente. Esto me pareci� sumamente extra�o, ya que nunca pasaba de
una sonrisita de compromiso.


Pero esa tarde, hablamos de montones de cosas, esto me
resultaba apasionante porque nunca hab�a tenido oportunidad de hablar tanto con
ella. Verla tan de cerca, gesticular y analizar las peque�as muecas que hac�a
con su cara al hablar, me hizo encari�arme de cierto modo con ella y,
obviamente, calentarme a�n un poco m�s.


Nuestra conversaci�n se fue diluyendo de a poco, hasta que
nos despedimos con un beso en la mejilla. Cuando me iba, me dijo si a la tarde
siguiente querr�a pasar por su casa a tomar unos mates o a conversar un rato
m�s, ya que el s�bado no trabaj�bamos ninguno de los dos, yo porque no era d�a
laboral para m�, ella, por decisi�n propia.


Entre la grata sorpresa y la alegr�a, le contest� que por
supuesto, no habr�a problema, a eso de las cuatro de la tarde, pasar�a por su
casa.


Completamente extra�ado por tan radical cambio de actitud, me
fui a casa, dej� las cosas sobre la cama, me cambi� y part� r�pidamente a mi
cita obligatoria de los viernes despu�s del trabajo, f�tbol con mis amigos.


Para ahorrar detalles innecesarios, el partido estuvo muy
bien, transcurriendo todo con normalidad, pero cuando terminamos de jugar y nos
juntamos todos en el kiosko de la esquina para tomar algo, Fernando, uno de mis
amigos, me dice:


�Cheee, hablaste ya con M�a?�.


Le dije:


�S�, porque me lo pregunt�s?, me extra�� bastante pero me dio
m�s bola que nunca....nos pusimos a hablar hoy cuando yo ven�a del laburo...�


Fernando codeando a otro de los chicos, lanz� una carcajada.


Como yo no entend�a nada, le dije;


�De que te re�s pelotudo?�


Y me respondi�;


�Pasa que estuve hablando hoy temprano con M�a, y as� como al
pasar, jodiendo con cuestiones sexuales, deslic� en la conversaci�n que vos sos
el de la tripa m�s grande del grupo de amigos�.


�Pero vos sos un marmota, si eso no es verdad!�


�Bueno, pero por lo menos te ayud� a que te d� bola, o no?,
viste como le interes�s ahora a la guacha?�.


�La verdad que s�, bueno es evidente que le gusta la verga
como loca, pero boludo, como le vas a decir eso si vos y Claudio la tienen m�s
grande que yo y uds. dos ya estuvieron con ella?�


�Bueno, un tercer puesto entre diez no est� tan mal, no?�


�Y bueh, igual no me queda otra que ir con el equipamiento
que porto de fabrica, asi que...ja ja que le voy a hacer?�.


�Cuando se encuentran?�


�Ma�ana a la tarde en casa de ella�.


�Buen�simo loco, suerte�.


Esa noche, casi no pude conciliar el sue�o, las posibilidades
rebalsaban mi cabeza y tanto tiempo de desear acercarme a M�a, ahora estaba por
verse compensado, pero habr�a que ver como zafaba de la broma-ayuda de mi amigo.


Aprovechando que el s�bado no trabajaba, me qued� hasta bien
tarde en la cama, tratando de recuperar el sue�o perdido durante mi noche en
vela. Me levant� cerca de la una de la tarde y me d� una buena ducha, me vest�,
almorc� y mat� el tiempo con la playstation tratando de no pensar demasiado.



A eso de las cuatro sal� hac�a la casa de M�a, ansioso pero
sereno a la vez, tampoco era la primera mujer con la que iba a estar, ya lo
hab�a hecho con muchas. En cuanto a la broma, si bien mi verga no es lo que
Fernando le hab�a contado a M�a, estaba seguro que no iba a pasar papelones ni
nada similar, con unos 19 cent�metros en erecci�n no se est� nada mal en ese
aspecto, no?, por otra parte, yo no me pensaba hacer cargo de esa situaci�n, as�
como ella no me revelar�a lo que hab�a hablado con mi amigo, yo tampoco ten�a
porque saber nada, por lo tanto, mi plan era disfrutar sin problemas, no pensar
en tener que cumplir con una determinada expectativa ni nada por el estilo, en
todo caso, si ella se ve�a decepcionada de que no tuviera una pija de 25
cent�metros, era su problema.


Estaba tan sumergido en estos pensamientos, que casi sin
darme cuenta, llegu� a la puerta de su casa, toqu� el timbre y enseguida sali�
ella misma, me abri� la puerta y con un beso de amigos me invit� a pasar.


Llevaba una diminuta remerita de hacer ejercicios sin mangas,
obviamente, se notaba por sus erectos y llamativos pezones, que debajo no hab�a
soutien. Unos minishorts que a duras penas cumpl�an minimamente con su cometido
casi imposible de abarcar todo ese culo impresionante y unas coloridas ojotas,
era un atuendo bien de entrecasa, pero no dejaba de verse infartante por m�s
simple que fuera vestida.


Caminaba delante de m�, hacia la cocina, me iba hablando de
la casa y de las refacciones que necesitaba, yo asent�a y emit�a alg�n �Ah�
oportuno, pero realmente toda mi atenci�n estaba concentrada en un solo punto,
su culo espectacular que se mov�a de una lado al otro provocativamente, debido
al sensual movimiento que imprim�a a sus caderas al andar.


Cuando llegamos a la cocina, nos sentamos uno a cada lado de
una peque�a mesita, me ofreci� unas galletas, tom� una mientras ella pon�a agua
a calentarse para hacer mate.


Volvi� a sentarse y no s� si por su forma de ser o como parte
de estudiados movimientos, resaltaba partes de la conversaci�n toc�ndome o
directamente agarrando una de mis manos que descansaba sobre la mesa.


Como al pasar le pregunt� por su marido, me respondi� que
estaba cerrando un importante trato de venta en Paraguay y que no volver�a hasta
la pr�xima semana...


Unos minutos despu�s volvi� a levantarse, ya que el agua
estaba a punto de hervir, al igual que yo con los roces de sus manos en mis
brazos. Cuando fue a darse vuelta, la tom� por el brazo y atray�ndola hacia m�
le com� la boca de primera. Me devolvi� el beso en forma apasionada, agarrando
fuertemente mi culo con sus manos y metiendo su lengua en mi boca como si
hubiera esperado mucho ese instante, casi desesperada. Me sorprendi� un poco el
�nfasis que puso en el beso, la forma en que llevaba las riendas de lo que
est�bamos comenzando, yo estaba acostumbrado a ser quien guiaba cuando estaba
con una mujer, pero en este caso, M�a se impuso de entrada como la que manejar�a
los hilos en nuestro encuentro. Ya que yo era qui�n hab�a dado el puntapi�
inicial y ella ahora estaba completamente sacada, desenfrenada, la dej� hacer,
no sin ponerle muchas ganas y pasi�n.


Mientras me besaba fren�ticamente, me traspasaba saliva todo
el tiempo, me chupaba los labios con ansias, lengueteaba mi barbilla y mi cuello
apasionadamente, haciendo lo mismo yo con ella y moj�ndonos mutuamente con
nuestra saliva.


En un instante, me separ� de ella con un empujoncito para
tomar distancia y comenz� a sacarse en forma muy sensual su diminuta remerita,
la mov�a hacia los costados bailoteando en forma super sexy, moviendo lentamente
las caderas, para luego, con un leve tironcito por encima de su cabeza,
retirarla por completo, dejando ante mi vista extasiada, dos pesadas y
bamboleantes, pero paradas mamas, portando inmensas areolas sonrosadas, las que
estaban coronadas por dos preciosos pezones bien parados y un tanto mas oscuros
que sus areolas, casi rojizos. Pero el conjunto era sumamente atractivo,
rezumando potencia de hembra experimentada y lujuriosa continu� con su show y
sin dejar de contonearse, comenz� a bajar poco a poco su shortcito, dejando a
cada instante m�s y m�s piel al desnudo. Finalmente, la diminuta prenda qued� en
el suelo entre sus perfectas piernas, entonces dio una vueltita con las manos
recogiendo su cabello por detr�s de la nuca. Una peque�a bombachita roja tapaba
apenas su parte delantera y se hund�a incre�blemente en su culo por detr�s. Que
mujer!, no pod�a dar cr�dito a tener semejante hembra servida en bandeja, pero
ten�a que despabilarme de ese ensue�o y actuar....


Me acerqu� a ella y la bes� suavemente, mord� su cuello y sus
hombros, para luego tratar de abarcar con mi boca esas tetas erectas, mordisque�
sus pezones, les pas� la lengua, los mord� a gusto mientras ella gem�a relajada
y deseosa. Despu�s de un buen rato de manosear, morder y chupar sus pechos,
empec� a bajar su tanguita con la mano derecha mientras estimulaba su cl�toris
con un dedo de la izquierda, ella, completamente entregada, me bes� con m�s
fuerza y con su tanga a�n en las rodillas, se separ� un poco de m�, desabroch�
uno a uno los botones de mi camisa, al tiempo que besaba mi pecho y mordisqueaba
mis tetillas. Mis pantalones eran jeans abotonados, por lo que de un solo y
fuerte tir�n, desprendi� todos los botones para comenzar a bajarlos, solo lo
hizo a medias, debido a su ansiedad por revelar el contenido de mi slip que ya
abultaba notoriamente.


Cuando desliz� el calzoncillo hacia abajo, mi verga salt�
como impulsada por un resorte invisible y un h�medo latigazo cruz� la cara de
M�a. La calentura que ella me provocaba era tanta, que mi pija se hab�a llenado
de l�quidos preseminales, por lo que, cuando se liber�, salpic� su contenido en
la hermosa cara de mi rubia.


Sus ojazos verdes me miraron fijamente, pas� su dedo �ndice
por la r�faga de mis l�quidos en su cara y cuando lo abarc� casi todo a lo largo
de su dedo, lo llev� a sus carnosos labios y lo chup� hasta que no quedaron
rastros de mi peque�a descarga, saboreandolo como si se tratara del mas
delicioso de los helados.


Su actitud natural y sexy, me puso m�s que loco, mi verga
anhelaba su contacto, sent�a un hervor dentro m�o y la necesidad de expulsarlo
sobre esta hermosa puta. All� de pi� y con los pantalones todav�a a la altura de
los muslos, me los baj� un poco m�s y relami�ndose, abri� la boca y se clav� mi
poronga hasta el fondo de la garganta, la trag� toda como si fueran solo cinco
cent�metros. Yo pod�a sentir como, cuando llegaba a su garganta, ella la forzaba
y hac�a que mi pija la traspasara, d�ndome una especie de cogida oral. De todas
las veces que me la hab�an chupado, nunca ninguna mujer me hab�a hecho esto de
hacer pasar mi pedazo por su garganta. Era sumamente excitante, una sensaci�n
que agregaba bastante goce a la tradicional mamada.


Su chupada fue de antolog�a para m�, era realmente una
maestra en estas cuestiones, me mordisqueaba el tronco mientras lo manipulaba
con movimentos circulares, como si se tratara del acelerador de una moto, ese
movimiento envolvente con la mano mientras me deleitaba con su boca era
demasiado, no me sent�a muy lejos de acabar, ya que estaba muy pero muy excitado
desde el momento en que la v� abrirme la puerta.


Unos momentos despu�s, puso su culo casi en mi cara y
continu� chupando mi verga, ofreciendo su concha a mi boca sedienta. Se la
empec� a chupar con deleite y fruici�n, sent�a su vulva empapada por la
excitaci�n, a cada instante, obvservaba el espect�culo de su incre�ble mamada y
el bamboleo excitante de sus pesadas tetazas. Nuestro salvaje sesenta y nueve
continu� por espacio de unos cinco minutos en los que M�a me acab� dos veces en
la boca, en medio de por dioses, jadeos y gemidos varios.


En todo ese lapso, me sent�a acabar casi cont�nuamente, pero
ella se deten�a siempre en el momento preciso, controlando as� mi tiempo de
culminaci�n.


Cuando una vez m�s, sent� que acababa, se detuvo y chup� mis
bolas y mi culo por un buen rato, d�ndome gran placer, cuando sinti� que mi pija
dejaba de palpitar con fuerza y el peligro de eyaculaci�n pasaba, se mont� a
horcajadas sobre m� d�ndome la espalda y tomando mi verga erecta, la gui� hasta
la entrada de su concha enrojecida, apoy� mi glande sobre sus labios vaginales y
cuando sinti� que estaba bien ubicada, se empez� a mover procurando que el
pedazo de carne se metiera en su concha.


Me cabalg� largos minutos en forma deliciosa, sus caderas
hac�an el deleite de mi verga enterrada en sus profundidades, con sut�les
movimientos circulares y de sube y baja enloquecedores, me transportaba a un
sue�o, ya que eso era lo que representaba para m�, estar en esa situaci�n con
ella. Yo tomaba sus duras tetas por detr�s apret�ndolas con fuerza y chupaba su
espalda, para clavarme m�s en ella, la agarraba por el cabello, tir�ndo su
cabeza hacia atr�s, entonces yo levantaba mi cola y mis caderas del suelo,
haciendo que mi pija llegara a su punto de m�xima penetraci�n. En un momento,
levant�ndose de repente, me dej� por un instante y entr� apresurada al ba�o,
emergiendo al instante del mismo con un pote de aceite para el cuerpo y un
desodorante.


Cuando lleg� frente a m�, se qued� de pi�, yo a�n recostado
en el piso, pod�a as� admirar todo el porte de yegua de esa bestia que ten�a
all� parada. Ella abri� el pote de aceite y comenz� a vertirlo sobre m�, se
agach� y lo distribuy� por todo mi cuerpo, unt�ndolo fuertemente con sus manos
en mi palo enardecido. Luego se esparci� un poco de aceite sobre su voluptuoso
cuerpo y se mont� nuevamente sobre mi verga, pero esta vez, de frente a m�.
Aprovechando esta posici�n, agarraba sus tetas y desparramaba sobre ellas los
trazos de aceite que hab�an quedado....como me calentaban esas gomas
resbalosas!, por dios!, eso me aceler� much�simo.


Mientras me cog�a, comenz� a frotarse el ano con aceite,
luego de un instante tomo el tubo de desodorante y comenz� a chuparlo como si
fuera un falo, para ese entonces, mis dedos hab�an tomado el lugar de sus manos
en su propio ojete y se lo cog�a literalmente con los dedos. Cuando su culo
cobr� una apropiada dilataci�n, hizo que retire mis dedos de all� y sin mas
miramientos, se clav� el desodorante en el orto a modo de consolador.


Se autoestimul� durante diez minutos mientras segu�a
galopando sobre mi pija candente que entraba y sal�a sin parar de su vagina que
no cesaba de chorrear, perd� realmente la cuenta de sus orgasmos, acab�
innumerables veces sobre mi garcha y un par mas a causa del objeto que taladraba
su retaguardia.


La excitaci�n ya me embargaba en demas�a, por lo que no cre�a
poder aguantar mucho m�s, con jadeos entrecortados y alterado por la excitaci�n,
le avis� que en un instante acabar�a, ella se puso en pi� en seguida, se
arrodill� a mi lado y comenz� a pajearme fren�ticamente y a besarme en forma muy
morbosa y con la lujuria trastocando sus rasgos me dijo;


�Te cort� la acabada tantas veces, que ahora vas a ver lo que
es acabar de verdad, me vas a dar toda tu leche y me la voy a chupar toda toda,
hasta que no quede ni una gota, entend�s?, y despu�s me vas a tener que coger de
nuevo y de nuevo hasta que tus huevos queden secos, sab�s pendejo?�


Le respond�;


�Te voy a garchar hasta que te duela la concha perra, me
encanta cogerte, sos toda una fantas�a para m�....sab�s hace cuanto deseo
hacerte todo esto?, ahhh, ahhh ah� te acabo!�


Mientras manten�amos nuestra particular charla, M�a no hab�a
dejado en ning�n momento de manipular mi miembro, por lo que hab�a alcanzado un
espectacular cl�max y me encontraba en el punto de ebullici�n, sent�a un gran
ardor en mi interior que herv�a a borbotones. Ella, poni�ndose entre mis
piernas, me lam�a los huevos y con su mano continuaba paje�ndome, cuando sinti�
que mi verga se tensaba en el esfuerzo final, la chup� deliciosamente, la mordi�
y la recorri� un par de veces con su suave y experta lengua, en ese instante
comenzaron a brotar de mi pene, intensos y frondosos chorros de blanca y espesa
esperma que M�a trataba de albergar in�tilmente en su boca, la acabada era tan
cuantiosa que le empapaba la barbilla, el cuello y algunas gotas se encontraban
ya desparramadas sobre sus melones. Juro que ese fue el d�a en que m�s leche
expuls� mi miembro de una sola vez, el trabajo de M�a hab�a tenido resultados
sorprendentes.


Sin dejarme siquiera descansar diez segundos, me puso su culo
caliente sobre la cara, dici�ndome;


�Chup�me bien el orto nene, dame lengua, estoy recaliente!�


Entonces, me dediqu� a besar ese agujero precioso, separando
sus potentes y bien formados cantos con mis manos, comenc� a intentar penetrar
en su ano con mi lengua, de tanto en tanto la levantaba un poco y le lam�a larga
y deliciosamente la raja de su concha que todav�a goteaba y de la cu�l se
desprend�a un gran calor. M�a se meti� golosamente mi alica�da verga en la boca
arranc�ndole las �ltimas gotas del anterior polvo, en cuesti�n de unos pocos
segundos, me la puso a punto nuevamente, ya que la mamada que me daba para
revivir a mi pija, era simplemente gloriosa. Nunca podr� explicar en palabras el
trabajo que realizaba esa mujer con la boca, algo maravilloso. Los dos gem�amos
intensamente, pero ella insult�ndome me dijo;


�Ahhh ahhggghh, asi pendejo de mierda, chupa ese culo que
ten�s que dejarlo listo para tu verga, quiero que la claves toda en mi hoyito y
que me estaque�s como la cerda bien puta que soy, ven� dale, clav�me...�


Cuando comprob� que mi nabo ya estaba al taco de nuevo y con
grandes muestras de


calentura, se levant�, se puso en cuatro patas sobre un sof�,
se tom� al respaldo del mismo, me ofreci� su espl�ndido culo, abri�ndolo con sus
manos, clavando sus u�as en sus propias nalgas, me dijo;


�Ven� papi clava tu pija en este agujero, llen�me de carne�


Ni lerdo ni perezoso, me pus� sobre ella, tom� el pote de
aceite que estaba al lado del sill�n y vert� una generosa cantidad sobre su ano
y lo comenc� a refregar fervorosamente con mi cipote, hasta que el peque�o
agujero fue cediendo y abri�ndose poco a poco para albergar al pedazo de carne,
que a cada instante la invad�a un poco m�s.


Desesperada por sentir el fragor y fricci�n de la carne en su
culo, me espet�;


�Dale, bombe�me, bombe�me fuerte, hac�me lo que quieras,
lastim�me�


Clav� entonces mi tranca a fondo y comenc� a embestirla
brutalmente, con fuert�simos movimientos que le arrancaban excitantes gritos
ahogados. Le recog� el cabello sobre la cabeza y agarr�ndola de all� con fuerza,
empec� a tirar de su pelo sin miramientos, acompasando cada tir�n con mis
propias estocadas.


Tras solamente un par de minutos, de darle y darle sin
respiro, se ocup� en dejarme bien en claro que estaba teniendo un sensacional
orgasmo que la dej� casi sin fuerzas debido a los fuertes espasmos y temblores
con que culmin�.


Sin importarme su acabada, segu� bombeando con fuerza en su
da�ado agujero posterior, cuando sent� que mi orgasmo se acercaba a pasos
agigantados, pas� mis brazos por debajo de los suyos y asi�ndola fuertemente por
los hombros, continu� clav�ndola hasta que mi leche le inund� los intestinos, la
saqu� r�pidamente de su culo y le solt� dos latigazos m�s de acuosa leche sobre
la espalda para luego desparramarla con mis manos.


Se dio vuelta y me hizo sentar en el sill�n, se puso en
cuclillas frente a m�. Por lo que pod�a ver como de su culo brotaban abundantes
colgajos de mi propia lefa, tom� mi pija a�n erecta y palpitante por la reciente
acabada y comenz� a mamarla nuevamente, apretando la punta de mi glande con sus
dedos consegu�a extraer hasta las gotas que hab�an quedado guardadas en los m�s
rec�nditos intersticios de los cuerpos cavernosos de mi poronga. Su lengua y sus
labios, merecen la mas alta de las calificaciones, ya que me deleitaban y
enloquec�an nuevamente, como ya hab�an hecho varias veces esa tarde.


Cuando la verga me qued� reluciente, pareci� darse por
satisfecha, en su cara se denotaba la satisfacci�n y un poco de cansancio por la
intensidad de nuestra batalla. Me bes� prolongadamente, el interior de su boca
estaba revestido del gusto a mi leche, aunque no me import� en lo m�s m�nimo, la
bes� con pasi�n, amas�ndo una vez m�s sus tetas de ensue�o, chupando su cuello y
volviendo a comerme sus pezones...


Finalmente nos duchamos juntos, bes�ndonos y acarici�ndonos
con deseo. Ver ese cuerpazo empapado y enjabonado es un espect�culo digno de
presenciar, sobre todo si se tiene derecho a toquetearlo y besarlo a gusto y
placer...


Salimos de la ducha, nos secamos con interminables muestras
de pasi�n y deseo, luego nos vestimos y yendo hacia la cocina, me ofreci� algo
de tomar, acept� su oferta, por lo que aprovechamos para charlar un rato y
darnos algunos besos m�s.


Le dije que deb�a irme pero no tendr�a problema en volver a
visitarla, sonri� y me despidi� con un h�medo y caliente beso de lengua
dici�ndome picaronamente;


�Ma�ana a las cuatro?�


A lo que respond� sin vacilar;


�Por supuesto, hasta ma�ana hermosa.�


Al d�a siguiente regres�, tambi�n lo hice el resto de la
semana, incluso hubo un par de d�as en los que me qued� a pasar la noche con
ella. Estuvimos as� hasta el regreso de su marido.


Luego, cada vez que su esposo se iba de viaje, me llamaba o
nos encontr�bamos y arregl�bamos algo juntos.


La peque�a mentira de mi amigo con respecto al tama�o de mi
verga, pas� completamente desapercibida, o al menos nunca me hizo notar que no
disfrutara a pleno de nuestras intensas cogidas que sol�an durar varias horas.


Recuerdo con gran excitaci�n una oportunidad en que nos
enfiestamos M�a, yo y dos de mis amigos que ya la hab�an cogido antes, pero ese
ser� tal vez el material que d� forma al pr�ximo relato...


Hasta la pr�xima.


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Relato: Deb�a ser M�a (La m�s puta del barrio)
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