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Todo marchaba a la perfecci�n. Mi madre estaba tan satisfecha
con el desempe�o de Eulogia que practicamente se hab�a desligado de todas las
responsabilidades de la casa. Creo que si en ese momento se enteraba de nuestras
garchadas no hubiera dicho nada. Yo estaba chocho y mi verga, ni les cuento.
Adem�s, aplacada mi necesidad sexual, ten�a m�s energ�as para estudiar y
avanzaba a buen ritmo en la facultad. Despu�s de una primera etapa de locura,
todo se hab�a encarrilado y ahora cogiamos casi como personas normales, aunque
segu�amos teniendo algunas maratones, con la colaboraci�n de Alejo y los aportes
de parientas y amigas de Eulogia que, no se por que raz�n, se les hab�a dado por
viajar a Buenos Aires.
Hubo una peque�a crisis cuando Eulogia se puso de novia con
Giovani, el verdulero. Un italiano grandote y bonach�n, que parec�a creado a la
medida de ella, siempre sonriente y de buen humor. Mi madre se atac� un poco
pensando que el enamoramiento influir�a negativamente en el trabajo. Yo pens�
que se me cortar�a la beca sexual y a pesar de que a esa altura ya conoc�a a
otras mujeres, ninguna era como ella. Pero no pas� nada, Eulogia sigui� con su
eficiencia en todos los ordenes.
Como Giovani era conocido ten�a libre acceso a la casa.
Muchas veces cenaba con nosotros, sobre todo cuando no estaban mis padres. Una
noche, despu�s de comer, me fu� a acostar porque estaba cansado. Normalmente nos
quedabamos de sobremesa, divertidos, contando historias. Sabiendolos solos, no
me pod�a dormir, pensaba en que estar�an haciendo. La curiosidad morbosa me hizo
levantar para espiarlos. Fantaseaba con verlos en pleno garche y la idea me
calentaba. Estaban en la cocina franeleando a lo loco, Giovani met�a mano por
todos lados, principalmente en el culo, mientras que con una teta se llenaba la
boca. Estaba de espaldas y no me ve�a, pero Eulogia si me vi� y sin inmutarse
sigui� en lo suyo.
-Gorda, vamos a la cama, necesito coger -le dec�a recaliente
Giovani.
-No. Sab�s que eso no. -se hac�a la estrecha Eulogia.
Que si, que no, siguieron un rato sin desatender lo que
estaban haciendo, cosa que hab�a causado efectos en m�. Ten�a la verga al palo y
ya me la estaba acariciando en los prolegomenos de lo que seguramente se
convertir�a en paja.
-Ya te dije que hasta que nos casemos, no. Si quer�s te la
toco.
-Y bueno, algo es algo, si no despu�s me la tengo que hacer
yo. Mir� como estoy de caliente.
Eulogia, acomodandol� para que yo pudiera ver, lo empez� a
pajear.
Cuando v� el pedazo de Giovani me qued� fr�o. Era de tal
tama�o que necesitaba las dos manos para poder manipularla. Calcul� que
facilmente tendr�a unos 25 cm la largo.
Eulogia era sensacional y sab�a como hacer gozar de una paja
a un hombre. Se la acariciaba suavemente a medida que se la iba apretando, cada
vez, un poco m�s. Cuando lo tuvo a punto, comenz� a incrementar el ritmo del
movimiento hasta que lo hizo acabar. La vaciada fu� proporcional al tama�o de la
pija. Fu� tan larga y abundante que a Eulogia no le alcanz� la mano donde
intentaba recoger la guasca y cay� abundantemente en el piso.
Calmado, pero no satisfecho se fu� porque Eulogia insisti� en
que m�s que eso no aflojar�a.
-Ven� Jorge, sacame la calentura -me llam�
Se apoy� sobr� la mesa as� medio desnuda como estaba del
franeleo con Giovani, yo s�lo le baje la bombacha y me met� entre las nalgas. La
concha era un charco y mi poronga nad� placenteramente en �l.
Despu�s de los primeros orgasmos me pidi� que le hiciera el
culo y se lo llenara de leche, deseo que cumpl� con creces, yo tambi�n estaba
recaliente y con un buen acopio de esperma.
-Como me calienta este hombre, suerte que est�s vos para
calmarme.
En el ba�o, despu�s de largar el semen que le hab�a dejado en
el orto, y viendo que todav�a la ten�a media dura me la lav� bien para chuparla.
Reci�n cuando le acab� en la boca dijo:
-Ahora si, estoy safisfecha. -me di� un beso- Gracias
chiquito.
-Si tanto te calienta, �porque no coges con �l? -le pregunt�.
-Est�s loco, si me entrego por ah� se piensa que soy una puta
y me deja. Yo lo quiero mucho al Giovani, y me quiero casar con �l, es tan
bueno, tan cari�oso y tiene un car�cter tan lindo que se que vamos a ser muy
felices juntos.-dijo arrobada, agregando con picard�a- Adem�s, �viste el pedazo
que tiene? Me muero de ganas de comersel�.
-Me parece que con semejante pedazo te vas a atragantar.- le
contest� y comenzamos a reirnos.
En realidad el miedo de Eulogia ten�a cierto fundamento, ya
hab�a tenido una mala experiencia con su primer novio en San Luis que, despu�s
de cogersela, la dej� y se lo cont� a todo el pueblo. Y aunque estaba muy segura
del amor de Giovani, no quer�a arriesgarse a perderlo.
(continuar�)
PD. Escucho cr�ticas y halagos. Escribanme.