Me llamo Juan Manuel, tengo 30 años
y quiero contarles algunas historias mías, sobre todo por una necesidad
de contar cosas que vivo con mucho placer pero también con mucha
culpa, y pienso que me hará bien el expresarlas de este modo.
De chico tuve algunas situaciones
que dentro del juego bordearon lo homosexual y por lo general yo adoptaba
el rol más pasivo. De adolescente conseguí reprimir esto,
pero recién a los 18 años tuve mi primera novia con la que
no llegué a tener relaciones.
De todos modos, durante la adolescencia
tenía fantasías homosexuales y solía, meterme distintos
objetos en el ano mientras Me masturbaba. Perdí mi virginaidad a
los 21 años con una novia que era espectacular en la cama y con
la que aprendí muchísimo. En esa época todo se aplacó
y mis relaciones eran absolutamente convencionales.
Cuando corté, comencé
a tener relaciones con muchas mujeres sin poder enamorarme de ninguna de
ellas. Mis relaciones entonces seguían siendo comunes y corrientes.
Todo empezó a cambiar con
Miriam, una flaca muy fogosa, a quien un día, mientras hacíamos
el 69, se me ocurrió chuparle el culo pensando que se enojaría,
pero para mi sorpresa no dijo nada; es más, parecía que lo
disfrutaba. Una vez, mientras estábamos desnudos en la cama, le
pregunté si le gustaba que le metiera la lengua en el ano; me contestó
afirmativamente y me preguntó si alguna vez me lo habían
hecho a mí.
Asombrado le contesté que
no, entonces me dijo si no me gustaría probar. Lo pensé,
dé un instante y le respondí que en realidad estaba dispuesto
a hacerlo. -Está bien -me dijo-, date vuelta y levantá la
cola. Así lo hice y con el corazón latiéndome a mil,
miré hacia atrás y vi cómo me abría la cola
con las dos manos, sentir la humedad de su lengua jugueteando en mi agujero.
La erección que tenía era tan poderosa queme dolía,
así que comencé a masturbarme. Al rato ella me preguntó
si me gustaba... Me daba verguenza reconocer que me encantaba, así
que conteste "más o menos"; entonces me di vuelta y la
cojí con una furia y una exitación increíble. Nunca
más repetí esa experiencia con Miriam y en mi interior sentía
que había emprendido un camino sin retomo.
Al tiempo empecé a salir
con Luciana, una chica con muy poca experiencia pero que al poco tiempo
comenzó a hacer de todo en la cama. En una oportunidad, mientras
me estaba chupando la pija, le dije que me chupara los huevos, pero le
empujé la cabeza más abajo, guiándola hacia mi culo.
Estoy seguro que entendió la indirecta porque al rato me lo estaba
chupando maravillosamente mientras yo me pajeaba.
Otra noche le agarré la mano
y se la fui llevando hacia mi ano, agarré uno de sus dedos y me
lo fui metiendo en el culito. Ella no hizo ningún comentario, pero
el poco tiempo ya me metía tres dedos, que yo previamente mojaba
con mi saliva. De todos modos, tres dedos me parecían poco, así
que un día caí con un pote de vaselina, le expliqué
que así me dolería menos; A Luciana le pareció bien
y desde entonces le pedía que me metiera los cinco dedos de la mano
y que empujara lo más adentro que se pudiera. Ambos nos sorprendimos
de cuánto se pueden dilatar los esfínteres gracias a la vaselina
- al mismo tiempo yo- Si tuviera dos dedos más también entrarían
entonces, como pude, agarré un lápiz que estaba sobre la
mesa de luz y lo metí entre medio de sus dos manos y ella exclamó
jubilosa: ¡Once, un record!, ¿te gusta, mi amor? -¡Sí!
-exclamé, y en seguida pregunté exultante-- ¿Tengo
el culo bien abierto?-¡Muy abierto, mi amor! -me respondíó.
Realmente ella me daba con todos los gustos.
Pero si había llegado a abrirme
tanto, mi subconsciente no tardó en hallar otro incentivo y fue
entonces cuando se me ocurrió comprar zanahorias; compré
las más derechitas y de todos los tamaños; algunas eran realmente
grandes. Entonces le propuse que las pusiera en fila y que me las fuera
metiendo, una a una, de la más chica a la más grande. Habían
estado en la heladera así que cuando me metió la primera
lo sentí y se lo dije: -¡Están muy frías...
heladas! -Marta asintió, mientras me enterraba la más pequeña
de las zanahorias-. Pero mi culito está bien calentito, ¡muy
calentito!... -le dije mientras ella metía las siguientes una a
una. Ella observó que ya las sentía más calientes
ya que mi culito las estaba calentando y me comunicó que ahora empezaba
la serie de las grandes, también una a una. -¿A ver cómo
se porta mi bebé? -dijo Marta, mientras yo le preguntaba qué
tenía que hacer. Con tono maternal ella me susurró-: Para
portarte apropiadamente lo que tenés que hacer es abrirme bien,
pero muy bien el culo, para que yo pueda penetrarle. ¿OK? -Entonces
me la mandó hasta el fondo mientras me decía-: ¡Te
estás portando bien, me estás dejando que te coja bien! ¡Eso
me gusta! Después le dije que me la sacara y la comparara con mi
pija para ver cuál era más grande; las miró y me dijo:
-¡Mmmm, me parece que ganás vos, así que vamos a buscar
una más grande! Obviamente, mientras me cogía a con las zanahorias
yo me masturbaba tratando de controlarme para no terminar demasiado rápido.
Después de probar otra zanahoria le pedí: -Como me estoy
portando muy bien, de premio quiero que me pongas la más grande.
-Sos demasiado ansioso -me reprochó-. Yo deseo dejar algo para el
postre, pero bueno.... si te duele mucho me avisas, ¿OK? Ahí
va ... -¡Ahhhhhhh! -exclamé; había entrado una buena
parte y me preguntó si me bancaria que me la metiese más
adentro. Le contesté que sí y entonces me la metió
toda. -¡Muy bien, la tenés toda adentro, mi amor! -exclamó
Marta y justo en ese momento no aguanté más y grité:
-¡Chupame la leche! -y al oír ese pedido Marta se zambulló
sobre mi pija y recibió una catarata de semen que tragó hasta
la última gota. Este tipo de relaciones con Marta se hicieron habituales;
primero yo la cogía a ella, sin llegar a volcar, y luego ella me
decía-. -Ahora te voy a coger yo, ¿estás preparado?
-y con un seguro movimiento me separaba piernas y nalgas, y después
de chuparme el culo agarraba la vaselina y primero me metía los
dedos y después las zanahorias. Cuando me metía los dedos
me encantaba preguntarle cuántos dedos tenía adentro; entonces
ella, mientras me los metía, contaba-: Tres, cuatro, cinco, seis...
-y yo me volvía loco.
La historia con Marta se terminó
porque en otros aspectos no sentía que fuera la mujer que me hacía
falta. Ella no se resignaba y me persiguió bastante hasta que se
cansó.
Después, tuve una relación
bastante corta con Liliana; con ella fue todo muy convencional y en la
cama no hubo nada raro. Me aburrí, como era lógico: no había
excitación.
En unas vacaciones en Brasil conocí
a una santiagueña que se llama Raquel; los dos estábamos
bastante entusiasmados y comenzó a venir bastante seguido a Córdoba.
Al poco tiempo ella aprendió
a chuparme el culo y a penetrarme con los dedos, pero era bastante bruta
y con sus uñas largas me lastimaba mucho.
Yo prefería que me metiera
las zanahorias o cualquier otro objeto, pero a ella le gustaba hacerlo
con sus propias manos.
Una vez, mientras me metía
una vela en el culo le dije que me gustaría ver cómo me entraba
y salía; mi intención era que trajera su espejo de mano,
pero en vez de hacer eso agarró mi cámara de fotos y me dijo
-¿Así que te querés ver.... Bueno... ¡te vas
a ver!
Yo me quedé paralizado, alcancé
a pedirle que no lo hiciera cuando de repente estalló el flash y
después me sacó otra foto mientras yo sólo atinaba
a masturbarme, absolutamente excitado. Después de acabar y mientras
pensaba cómo carajo iba a hacer para revelar el rollo, le pedí
que me sacara unas fotos con una mano de ella enterrada en mi orto. No
se hizo negar.
A la tarde teníamos el problema
del revelado del rollo; me daba muchísima verguenza, pero Raquel
insistió y dijo que ella se iba a ocupar. Fuimos a una casa de fotos;
yo la esperé afuera mientras ella las retiraba. Las que me mostraban
con la mano dentro del culo no salieron a pesar de que en los negativos
se veían muy claramente. Viví unas confusas sensaciones de
miedo y vergüenza que nunca antes había sentido.
En otra oportunidad, mientras me
cogía con sus manos alcancé a ver que sacaba algo de la mesa
de luz pero no pude distinguir bien lo que era. Al rato me dijo: -A ver
si te gusta esto... -y sentí algo gordo pero de punta chata que
pugnaba por entrar en mi culo. -¿Qué me estás metiendo?
-le preguntó... -Adiviná... -me dijo, entonces levanté
la cabeza (yo estaba panza arriba con las piernas bien abiertas) y vi que
me estaba metiendo un aerosol marca Impulse. Ella jugaba y mientras me
cogía me hacía funcionar el aerosol que despedía una
fragancia muy dulzona. En ese momento le dije: -¡Menos mal que no
agarraste el Axe! -Ella lanzó una carcajada y enseguida replicó:
-¡Callate que en tu culo entra cualquier cosa ... ! Más tarde
te lo voy a meter. No me lo pudo meter porque esa vez yo terminé
enseguida y al poco tiempo la relación se deterioró por culpa
de sus celos, que no tenían ningún fundamento.
En cuanto a mi gusto por vestirme
de nena es algo que tengo desde muy chico. Cuando estaba solo en el baño
aprovechaba para ponerme bombachas, medias o bikinis de mi Mamá
o mi hermana. Por suerte apareció en mi vida Meli, que fue mi novia
casi dos años y ahora es mi esposa.
Al principio empecé a hacer
lo que solía pedirle a mis ultimas parejas: le pedí que me
acariciara los huevos pero fui guiando su mano hacia mi agujero para que
me metiera un dedo. Ella no dijo nada y comencé a darme cuenta que
todo le parecía bien. Al poco tiempo, con ayuda de la vaselina,
me metía los diez dedos y comenzó a penetrarme con zanahorias.
Inclusive proponía otras
alternativas como nabos, berenjenas, botellas y otras cosas. Obviamente
esto trajo la discusión de mis tendencias homosexuales.
Una vez mientras yo la penetraba
en la posición del misionero me empezó a preguntar si no
me gustaría tener un hombre que me la ponga en el culo. Yo le contesté
con un tímido "no sé". Pero ella insistía
y me pedía, mientras me abria los cachetes del culo con sus manos,
que reconociera que me gustaban los hombres. Esa conversación me
excitaba y mientras la penetraba terminé gritando que si, que me
gustaría tener una pija de verdad en el culo.
Yo le había dicho que me
calentaba mucho que ella me hablara mientras me penetraba. Entonces ella
me decía cosas como que me estaba metiendo una zanahoria bien grande,
que me la metía hasta el fondo, que tenía el culo bien abierto
y muchas cosas más.
Un día mientras me penetraba
con una zanahoria y viendo que a ella le gustaban esos juegos y que no
me decía que no a nada, me animé a pedirle que me prestara
su bombacha. Ella sin pensarlo ni un instante dijo: bueno. Ponemelá
vos, le pedí. - OK, dame una pata. Ahora la otra, asi ... Ahí
está. ¿te gusta?. Yo con la voz quebrada de la excitación
solo atiné a asentir. ¿Y ahora como te la meto? ¿te
corro la bombacha un poquito? Entonces fue mi primera cojida con bombachita
puesta y me encanto. Desde entonces hemos comprado mucha ropa femenina
para mi. Me gusta mucho que me coja vestido de mujer con una zanahoria
bien gorda mientras me dice que soy un puto, mariquita y culo roto.
Hace poco me maquilló y me
hizo que me pusiera un conjuntito de bombacha y corpiño rosa y blanco
y fue a buscar una zanahoria bien gorda que tenía en la heladera.
Entonces me dijo: ¡Que linda que esta la nenita! A ver como abre
el culito... ¡Muy bien, así me gusta! y me mando la zanahoria
hasta el fondo. Después de un rato de cojerme así (yo boca
arriba) me dijo: -Date vuelta putito que te quiero cojer desde atrás..
Entonces me corrió la bombacha con la mano y me empezó a
bombear con la zanahoria como si fuera su pija mientras me decia: -¡Abri
el culo puto! ¡Como te gusta la pija!, ya te voy a conseguir un macho
de verdad para que te coja bien.¡Que puto que sos, Maricón!
Realmente me sentía muy puto
y deseaba e imaginaba que lo que tenía en el orto era una pija de
verdad. A ella le causaba gracia porque yo al poco tiempo empecé
a empujar la cola para atrás como hacen las minas para enterrarmelá
más adentro.
A todo esto, de vez en cuando me
pegaba unos fuertes chirlos en la cola mientras me seguía diciendo
que era un mariquita culo roto y cosas por el estilo. Por supuesto que
mientras ella me coje yo me masturbo por lo que al poco tiempo no aguanté
más y acabé en mi mano.
Desde hace un tiempo suele decirme
"Paola" porque dice que es un nombre de puta y que va justo conmigo.
Tambien tengo una pollerita escocesa con tablitas y una camisita con volados
y puntillas. Me gusta vestirme como niña chiquita y que me pervierta
como si yo fuera un niño muy marica. Me gusta que se burle de mi
y me diga: ¡Ay al nene le gusta vetirse de nena!!! ¡Que mariquita!
Jajajaja ¡A ver como me abre el culito la nena! ¡Muy bien putito!
Recuerdo otra oportunidad en la
que le mostré como había tallado con un cuchillo una zanahoria
hasta darle forma de pija. La miró y lanzó una carcajada.
¡Qué putito que sos! me dijo, ¡qué falta que
te hace una pija de verdad! Entonces ella se la apoyó en su vientre
y yo se la chupé como si fuera de verdad. Ella me agarraba la cabeza
y me la empujaba para abajo para que la tragara más. ¡Qué
hermosa sensación!. De vez en cuando yo alzaba mi cabeza y la miraba
a los ojos y le preguntaba si lo hacía bien. Ella miraba mi carita
maquillada y me decia: !Muy bien mi nenita! ¡Segui asi Paolita! ¡Como
chupas Pao! ¡Que putita que sos!.
Es muy excitante cuando compramos
ropa interior, ya que nadie se imagina que es para mi. Lo mismo pasa con
las zanahorias: pasamos un largo rato en el super eligiendo las más
gordas y derechitas. A veces le digo que alguna es demasiado grande pero
ella dice que la deje porque ella sabe lo que entra y lo que no.
Realmente es una puta que sabe lo
que me gusta. Inclusive mientras me coje yo dejo encendido el grabador
para después masturbarme mientras escucho las barbaridades que me
dice. Tiempo después me case con esa novia.
Ahora es mi mujer.
Desde que nos casamos muchas veces
hemos jugado a que yo me vestía de mujer.
Inclusive una vez me filmo mientras
me cojia con una zanahoria y yo estaba maquillado y vestido con bombacha,
corpiño, medias y portaligas.
Poco tiempo antes de casarme conoci
un chico por internet y pense que era tiempo de probar una pija de verdad.
No lo pense y una noche me fui a su departamento. Cuando llegué
sólo hablamos un rato acerca de lo dificil que es sobrellevar estos
gustos en medio de esta sociedad. Pero el no dejo que me pusiera triste.
Me tomo de la mano, me abrazo y me beso. Me sentí extraño...
era la primera vez que me besaba un hombre.
El era solamente activo, así
que en cierta forma me sentía su nena. Nos desnudamos mutuamente
y nos metimos en la cama... Primero me pidió que se la chupara...
Cuando la vi! era enoooorme. Sobretodo muy gorda. Me la metí toda
en la boca... Me encantaba! Lo que mas me gustaba es que era muy suave
conmigo. Despues de chuparme la cola llego la hora de penetrarme y nos
costo mucho porque el la tenía muy grande. No creí que me
fuera a entrar pero entro! Me puso cremita con los dedos y me puso panza
arriba con las patitas abiertas y apoyadas sobre sus hombros. Empujo hasta
que me la metió toda. Me besaba y yo me pajeaba. Después
de un rato él llego en mi culo pero siguió cojiendome hasta
que yo acabe. Nunca mas lo vi.
Me daba mucho miedo a que se supiera
de mis gustos.
Después de casarme aguante
un tiempo pero me moría por estar con un hombre de nuevo.
Un sabado que estaba solo en casa
empecé a chatear con un chico y me dijo que estaba solo en su departamento
y que fuera. No lo pense y me fui a verlo. No era tan lindo como el anterior.
Era medio gordito y tenia una pija fina y muy curva. Cuando llegue me parecio
que el estaba mas nervioso que yo. Entonces tome la iniciativa y le dije
que nos sacaramos la ropa. Nos acostamos y comenzamos a besarnos, entonces
mi mano bajo buscando su pija y comence a masturbarlo... Después
hicimos el 69 y nos dedicamos a chupar nuestras pijas... Por fin tenia
otra pija en la boca. Pero también la quería tener en el
culo.... Entonces me puse en cuatro patas y levante la colita. Después
de insistir un poco me la metió a toda y me empezó a serruchar.
Entonces le pregunte si a su novia también se la metía por
el culo y el me dijo que si, pero que le gustaba más el mío.
En un momento que la pija de él salió de mi cola me animé
a pedirle: "¿te mole En un momento me la saco y me volvio a
poner en cuatro, me la metió de un solo golpe y me cojió
refuerte mientras yo me masturbaba. Yo llegué primero y un poco
después acabó él. Yo no pude volver a llamarlo porque
compartía el celular con un amigo y no quería que lo llamara
allí.
El último hombre con el que
estuve también lo conocí por internet. Pero al poco tiempo
de comenzar a chatear le confesé que me gusta vestirme con ropas
femeninas.
¡Le regustó la idea!
El es gay asumido así que
me dio su teléfono sin problemas. Está en pareja pero su
novio estaba de viaje por un mes. Después de chatear lo llamé
a su casa y me masturbe mientras hablabamos. Para eso me puse una bombacha
colaless negra de encaje preciosa.
Un sábado que mi mujer se
había ido lo llamé por teléfono y le pregunté
si quería que fuera. Por supuesto que le pareció bárbaro.
Entonces me dediqué a elegir la ropa. Puse en una bolsita un conjunto
de bombacha y corpiño blanco, las medias y el portaligas también
blanco. una minifalda escocesa, una camisita blanca, unas medias para rellenar
el corpiño, un lápiz de labios y un poco de rubor para las
mejillas. Ah! me olvidaba también puse una vincha roja de plástico
para darle algún toque femenino a mi cabello.
Cuando entré a su departamento
me recibió un chico muy alto y delgado con una barba de tres o cuatro
días. Me saludó con un beso en la mejilla y me ofreció
café. Yo acepté y le dije: ¿querés que me vaya
cambiando mientras preparás el café? El asintió y
entonces me fui al baño con mi ropita. Me vestí, me pinte
los labios y salí. El estaba en su habitacion con dos tazas de cafe.
Se levanto y me dio un suave beso en los labios y me dijo: estas muy linda.
Yo me senté en la cama y tomé la taza de café entre
mis manos. Crucé las piernas como lo haría una señorita
educada. El se sentó frente a mi, me miró a los ojos y comenzó
a acariciar mis piernas envueltas en las medias blancas. No recuerdo de
que hablabamos pero me sentía toda una chica seduciendo a su hombre.
En un momento tuve que dejar la taza porque sus manos se metían
debajo de mi pollera y subían hasta mis muslos. En ese momento me
tomo de las manos y me levantó de la cama. ¡que alto era!
Me agarro de la cintura y me apretó contra él. Mientras me
besaba, Yo también lo desnudé a él pero lo primero
que hice fue bajarle el jean y sacar su pija afuera para poder chuparla.
No era muy larga pero era terriblemente gruesa. En ese momento supe que
mi culo iba a sufrir bastante. Pero no era momento de preocuparme sino
de disfrutar esa pija que tenía en mi boca. ¡Qué bien
lo haces! me dijo, "tenes talento natural linda..." Después
de la chupada pasamos a la cama. Ahí descubrí que a él
le gustaba la onda medio bruta. enseguida empezó a meterme dedos
en el culo y los movía mucho sin ninguna delicadeza. Me estaba lastimando
a pesar de que me habia puesto vaselina. Después se puso el preservativo
y empezó a querer penetrarme. Era muy gorda! Realmente no me lo
podía bancar. Me puso en cuatro patas y empujaba sin importarle
que me doliera pero yo le pedía por favor que saliera... Entonces
propuse que se acostara así yo me sentaba arriba de él y
me la metía yo solo. En esa posición yo trataba de regular
para que me entrara de a poco, pero el insistía en empujar. Al mismo
tiempo yo me masturbaba y trataba de calentarme al maximo para olvidar
el dolor. Así fue que al poco tiempo no aguanté más
y acabe sobre su pecho. El no pudo terminar. Yo me fui al baño me
puse mi ropa de hombrecito y después de saludarlo me fui. Mi esposa
estaba por llegar a casa. Bueno, esas son mis experiencias hasta el momento...
No se que haré de aquí en adelante.
Espero que les hayan gustado. Besos
a todos!
Juan (alias Paola)