Shagat-Ka era un demonio.

Pero no siempre fue as�. Hace mucho tiempo, �l era un mortal.
Pero su dios le alz� sobre el resto de sus adoradores, convirti�ndole en un
demonio.

Su nombre de mortal ya estaba olvidado. Nadie recordar�a ese
nombre. Y los que lo recordaran tendr�an tanto miedo de pronunciarlo, que jam�s
ser�a escuchado de nuevo.

Pero el convertirse en un ser inmortal conlleva pagar un
alt�simo precio.

El propio Shagat-Ka no guardaba recuerdos de su anterior
existencia. No recordaba quien era, donde viv�a; ni siquiera su nombre.

Pero su ser guardaba dentro a�n un recuerdo de cuando era
mortal. Este recuerdo era un odio extremo y eterno por la raza de los hombres.
No sab�a de donde ven�a tal sensaci�n, tan amarga.

Pero eso no importaba. Su dios le hab�a mostrado c�mo
disfrutar de otros placeres. Aprendi� a disfrutar del dolor mutuo y ajeno, por
lo que aquella amargura, solo lo alimentaba m�s.

Adem�s, otro sacrificio que tuvo que soportar era olvidarse
para siempre de los placeres del sexo. Jam�s podr�a tener relaciones sexuales
con ning�n ser.

Shagat-Ka recibi� muchas bendiciones a cambio de tanto
sacrificio, por supuesto. Su cuerpo cambio. Le crecieron unas alas en la
espalda, con las que pod�a volar. Su fuerza y su resistencia a los golpes se
aumentaron exponencialmente. De sus u�as surgieron unas descomunales garras como
guada�as de 40 cm. En su cabeza aparecieron unos cuernos con los que poder
empalar a sus rivales, y su mente fue instruida en los misterios de la magia

Como adorador de Slaanesh, su magia consist�a en atacar la
mente de los hombres, haciendo que estos vean im�genes de sus m�s profundos y
oscuros deseos; � de sus m�s terribles pesadillas.

Sus victimas acaban enloqueciendo ante tal cantidad de
emociones de gozo y horror juntas, algunos se arrancan la piel del sufrimiento;
otro ven como su cuerpo explota, al no poder retener m�s tiempo el �nsia que los
invade.

Qu� situaci�n m�s parad�jica. Nunca podr�a tener sexo, pero
era capaz de cumplir hasta el m�s desquiciado deseo sexual de adolescente...

Ese era el precio de la inmortalidad...

L m�xima aspiraci�n de todo mortal es que le conviertan en
demonio, para encontrase cara a cara con su dios, siendo otro ser inmortal, al
igual que �l.

Shagat-Ka adoraba y adorar� por toda la eternidad al Principe
Negro, m�s conocido como Slaanesh.

Slaanesh era el dios del dolor y el placer, el m�s joven de
los cuatro Poderes Ruinosos que amenazaban con destruir el mundo. Hasta ahora,
no lo han conseguido nunca, si bien es cierto que estuvieron a punto de lograrlo
en innumerables ocasiones, pero siempre aparec�a un h�roe "defensor de la
justicia" en el momento m�s inoportuno.

El �ltimo Se�or del Fin de los Tiempos; Archaon, el ungido,
tuvo que enfrentarse cara a cara con un tal Valten, avatar de Sigmar. La batalla
dur� varios d�as. Ninguno ced�a ni un mil�metro, hasta que Archaon fue
derrotado. Con �l, la inmensa horda que pretend�a invadir el mundo fue
dispersada y destruida...

Los Cuatro Grandes deber�an intentarlo en otra ocasi�n.

Estos cuatro Dioses del Caos eran:

Khorne, el dios de la sangre, el coleccionista de cr�neos, el
se�or de la guerra.

Tzeencht, el que cambia las cosas, padre de la magia y las
corrientes m�gicas.

Nurgle, el padre de la descomposici�n, el se�or de la
enfermedad.

Slaanesh, el Pr�ncipe Negro, dios del placer y la seducci�n.

Estos cuatro dioses estaban enfrentados entre si. Pero los
simples mortales que los adoraban, y en ocasiones se atrev�an a invocar a
inmortales demonios menores, pod�an adorar a varios dioses a la vez. Eran los
conocidos c�mo adoradores del Caos Absoluto.

Shagat-Ka fue en una ocasi�n uno de los m�s grandes se�ores
del caos que existieran. Reuni� bajo su estandarte una de las mayores fuerzas
que el planeta pudo contemplar. Tal armada solo ser�a ligeramente comparable con
la de Archaon, Se�or del fin de los Tiempos, en su vano intento de conquistar
las tierras del Imperio. Pero este acontecimiento pertenec�a al pasado.

Los intentos de invasi�n siempre fueron llevados a cabo por
aquellos que no se decantaban por ning�n dios en concreto, los adoradores del
Caos Absoluto.

Y ya hab�an demostrado que no eran lo suficientemente
poderosos como para poder ofrecerles a sus dioses algo para ellos tan ef�mero
como es nuestro mundo...

Por ello, la que una vez fue la horda del ahora conocido como
Shagat-Ka, se atrevi� a invocarle, para que les guiase en una batalla gloriosa
contra las tierras del Imperio de la humanidad.

Shagat-Ka llevaba muchos siglos sin ver el mundo que anta�o
fue su mundo.

Se admir� al contemplar la cantidad de seguidores que lo
adoraban, como si �l fuera en realidad el dios al que todos serv�an...

Hab�a cientos de guerreros de oscuras armaduras, tan
compactas, que no se ve�a ni una m�nima parte del hombre que iba dentro.

Estas unidades ondeaban un estandarte que le resultaba
familiar...

Si, eso era. Era su antiguo estandarte. Aquellos hombres
deb�an ser descendientes de los que fueron sus m�s cercanos compa�eros en la
batalla.

Se acerc� hasta ellos, esboz� lo que parec�a una sonrisa, y
dibuj� en el aire con fuego algo parecido a unas runas. Los guerreros sintieron
una espantosa mezcla de dolor y placer a partes iguales. Algunos cayeron muertos
al suelo, pero los que sobrevivieron, hab�a recibido un regalo magnifico.

-"��DESDE AHORA, SOIS MIS GUERREROS ELEGIDOS!! Dijo
Shagat-Ka. Su voz retumb� en todas partes. Los animales que se escond�an entre
los �rboles muertos de los Desiertos del Caos salieron huyendo, aterrados.

Esos guerreros hab�an recibido una bendici�n de Shagat-Ka. Se
hab�an convertido en elegidos. Sus fuerzas aumentaron al instante, uno solo de
ellos pod�a matar a 100 hombres sin sufrir ni un rasgu�o. Adem�s, recibieron
unas nuevas armaduras, a�n m�s poderosas que las que llevaban.

Pero Shagat-Ka sigui� con la inspecci�n.

Hab�a innumerables filas de mortales menos armados que los
anteriores. Eran sin duda B�rbaros, aspirantes a guerreros del caos. No eran a�n
dignos de recibir ning�n favor por parte de �l ni de Slaanesh, el que les
permitiera unirse a ellos, ya era un honor demasiado elevado para ellos...

Shagat-Ka pudo distinguir varis decenas de carros, tirados
por magn�ficos caballos. Estos carros llevaban en el fuselaje el mismo dibujo
que el estandarte de los guerreros elegidos.

M�s all�, se alzaban orgullosos unos pocos caballeros. Su
estandarte ondeaba el mismo esquema.

Uno de ellos se acerc� a Shagat-Ka. Se quit� el casco, y mir�
a los ojos al demonio.

Su rostro matar�a del susto a cualquier persona. Estaba lleno
de cicatrices, ten�a 4 ojos y su lengua parec�a un tent�culo.

-"Soy Ferathor, jefe de los caballeros de Slaanesh. �T�!
�Pr�ncipe Demonio! �Te pido que tomes mi vida a cambio de que mis caballeros
porten tu marca en la batalla!"

-"��C�MO SE ATREVE UN SIMPLE MORTAL A DARLE ORDENES A ALGUIEN
COMO YO?! VEO QUE QUIERES PROBOCAR MI IRA..."

El caballero ni se movi� ni emiti� ning�n sonido...

-"BIEEEN, BIEEEN. VEO QUE NO TE AMEDRENTAS ANTE LA IRA DE UN
DEMONIO. SI, ERES DIGNO PARA SER MI ESCLAVO. PERO PRIMERO, MUERE EN BATALLA CON
TUS HERMANOS. DESPUES SALDAREMOS NUESTRO PACTO"

El demonio hizo el mismo gesto de antes, pero esta vez ning�n
caballero cay�. Todos resistieron la tortura. Estaba clara que ese iba a ser un
buen pacto. Tendr�a para toda la eternidad un espl�ndido esclavo...

Habiendo revisado todas las tropas, lleg� el momento de
invocar unos cuantos demonios.

Shagat-Ka pronunci� unas arcanas palabras, y delante de �l
aparecieron unas diablillas. Las diablillas son el demonio menor de Slaanesh.
Tienen la forma del cuerpo de una joven, la que ser�a la perdici�n de todo
hombre. Sus formas est�n m�s que desarrolladas y su cuerpo es un placer para la
vista.

Pero estas diablillas no est�n creadas para actuar de
vulgares putas. Su funci�n es torturar a sus victimas, haciendo que sientan un
dolor eterno...

El ejercito estaba listo para entrar en acci�n. Pero, �D�nde
estaban sus supuestos rivales?

Richard van Horstman, hechicero imperial a las ordenas del
emperador Karl Franz, especializado en la magia �gnea � del fuego, not� una
perturbaci�n en el equilibrio de las fuerzas de la naturaleza.

Era como si hubieran tra�do un, ... , un ..., un demonio. Si,
solo pod�a ser eso.

Era un hombre de 44 a�os, pelo anaranjado, barba anaranjada
hasta donde empieza el cuello, y unos ojos rojos de aspecto siniestro.

Iba vestido con la ropa t�pica de los hechiceros del Colegio
Brillante, capa roja, camisa amarilla, guantes rojos, gorro de pico rojo,
pantal�n amarillo, y botas marrones.

Llevaba consigo sus efectos personales: Anillo de fuego
infernal, s�mbolo de su escuela, �ndice de su graduaci�n, bast�n de hechicero
rojo, acabado en una gema amarilla que alberga llaman vivas en su interior, una
espada culla hoja son llamas anaranjadas, y , colg�ndole del cuello, llevaba un
s�mbolo de su familia. El espejo de los van Horstman

El resto de hechiceros imperiales confirm� las sospechas de
Richard. Un demonio hab�a sido tra�do al planeta.

El emperador prepar� de inmediato sus fuerzas para hacer
frente al enemigo.

Cientos de arcabuceros, equipados con los mejores arcabuces
de todo El Imperio.

Miles de alabarderos, procedentes de todos los se�or�os.

Todos los ca�ones y morteros que el gremio de ingenieros
ten�a funcionales tambi�n fueron llamados a la guerra.

Varios poderosos ca�ones de salvas, para destrozar a la
infanter�a rival.

Cientos de caballeros, m�s la poderosa caballer�a de la
Reiksguard, los guarda-espaldas personales del emperador.

Y por �ltimo, toda la milicia capaz de empu�ar un arma.

Tan solo se quedaron defendiendo El Imperio unos 25000
hombres, pero se enviaron mensajeros a los pueblos de elfos y enanos. Hab�a
llegado el momento de forjar una nueva alianza entre hombres, elfos y enanos...

El propio Richard van Horstman pidi� liderar la expedici�n.
Hab�a percibido algo extra�amente familiar en las vibraciones que la presencia
de ese demonio produc�a.

�No ser�a que...? No, no pod�a ser...

Tras tres d�as de marcha, la horda de Shagat-Ka se encontr�
frente a frente con los defensores del imperio.

Eran m�s de los esperaba... Mejor, as� disfrutar�a m�s
destrozando cabezas de humano...

Las tropas imperiales tomaron posiciones. Las m�quinas de
guerra se situaron sobre las colinas, desde donde tendr�an una mejor y mayor
l�nea de visi�n para abrir fuego. Los arcabuceros hicieron lo mismo, mientras
ve�an acercarse al enemigo a sus camaradas.

Richard empez� a concentrar energ�a en las manos, para
despu�s lanzar bolas de fuego contra la l�nea enemiga. El caos contaba con alg�n
hechicero entre sus filas, por lo que opusieron resistencia, pero los a�os de
experiencia permitieron a Richard lanzar el conjuro con facilidad. Despu�s les
tendi� una trampa a las diablillas que se acercaban peligrosamente por el
flanco. Les puso delante un enorme muro de fuego. Muchas murieron abrasadas,
pero otras saltaron las llamas y siguieron adelante.

Los adoradores del caos mientras, no esperaron m�s y se
arrojaron contra sus enemigos. La sed de sangre era demasiado alta como para
esperar una orden de Shagat-Ka, as� que empezaron a avanzar.

Shagat-Ka no se movi�. Se puso en una postura de meditaci�n y
concentr� sus fuerzas.

-"SI, ESO NO SE LO ESPERAR�N..." Pens� para �l, mientras
segu�a reuniendo energ�a en su ser...

Ambos ej�rcitos estaban ya el uno frente al otro, d�ndose de
tortas en combate cuerpo a cuerpo...

-"�Pero que narices hace ese demonio est�pido!"Dijo un
adorador del caos"�Ni se a movido ni ha hecho nada en toda la batalla...!"

Y as� era. Shagat-Ka parec�a una maceta. Pero lo que estaba
haciendo era concentrar todas sus fuerzas. Iba a lanzar el m�s poderoso hechizo
que el planeta podr�a ver jam�s.

-"�YA EST�!" Pens� el demonio. Se puso en pie, emprendi� el
vuelo y se puso en el medio del campo de batalla.

Ante tal aura maligna, ambos bandos se pararon, medio
asustados, medio emocionados. �Por fin hab�a decidido moverse ese demonio!

Todos observaban a Shagat-Ka, y este deslumbr� a su p�blico
pronunciando un hechizo que destroz� los t�mpanos de m�s de uno.

Richard observo lo que pretend�a el demonio y cre� un aura
protectora alrededor suyo.

Una onda de pura energ�a del caos recorri� una basta
superficie.

Todos los seres que se encontraron en esa �rea vieron como su
armadura quedo hecha polvo al instante. Sus armas tambi�n desaparecieron.

Ambos ej�rcitos se quedaron completamente desarmados, y
llevando tan solo la ropa que ten�an debajo de la armadura.

Pero entonces, los guerreros imperiales experimentaron una
horrible mutaci�n.

Sus pollas desaparecieron y sus huevos tambi�n. Sus m�sculos
se les suavizaron y en sus pechos crecieron un par de magnificas tetas. Se
hab�an convertido en mujeres.

Ning�n imperial se escap� al conjuro, salvo Richard, que se
protegi�.

Pero no solo ellos sufrieron cambios. Los adoradores del caos
sintieron unas ganas locas de follarse a las que antes eran sus enemigas.

Y ni cortos ni perezosos, sacaron sus pollas al aire y
empezaron a follarse a sus rivales. Nadie escap� a esta org�a.

Los guerreros del caos follaron tanto y tan duramente a sus
compa�eras que sufrieron ataques al coraz�n y cayeron muertos ambos.

Por todo el lugar se escucharon gritos de placer y despu�s de
muerte...

Esa era su intenci�n desde el principio, matar de placer a
los imperiales que tanto odiaba.

Al cabo de un rato, solo quedaron con vida Richard y
Shagat-Ka.

El demonio busc� a su oponente y lleg� volando hasta �l. Pese
a haber dado todos sus recuerdos, le sonaba la cara de aquel individuo...

-"�No me reconoces, hermano?" Pregunt� Richard

-"�HERMANO, QU� ES ESO DE HERMANO?"

-"Ya no lo recuerdas, pero tu y yo somos hermanos. Soy
Richard van Horstman, y t� eres Eigrim van Horstman, mi hermano..."

Un rel�mpago atraves� el cuerpo del demonio. Hab�a conseguido
recordar. Era cierto, �l era su hermano.

Pero eso no importaba ahora. �l era uno de los hijos de
Slaanesh, uno de sus demonios. Slaanesh era su �nica familia.

Su puso en formaci�n marcial y se prepar� para atacar cuando
su cuerpo se vio envuelto en llamas. Hab�a sido re-trasportado al Reino del
Caos...

Richard hab�a aprovechado el dialogo con su hermano para
liberar las energ�as que hab�a estado concentrando, en forma de una abrasadora
bola �gnea.

La batalla hab�a acabado, y �l era el �nico superviviente.
�C�mo le iba a explicar al emperador que sus hombres se hab�an convertido en
mujeres y que murieron violadas por sus enemigos?

Sea como fuere, deb�a cont�rselo. Y as� lo hizo, pero fue m�s
f�cil de lo que pens�. El emperador hab�a visto la batalla, as� que ya lo sab�a
todo.

-"Richard, hay algo que a�n no comprendo"

-"Decid, majestad"

-"�Ese demonio era tu hermano?"

-"Ver�is, Se�or, mi madre tuvo dos gemelos el d�a en que nac�
yo. Uno era yo, y el otro mi hermano, aquel demonio. Mi padre sab�a que ese ni�o
iba a dar problemas, porque llevaba de nacimiento una mancha en el pecho con la
forma del dios maligno Slaanesh, y decidi� abandonarlo a su suerte en el bosque,
pero por mis investigaciones, s� que le recogieron uno hombres bestia, le
criaron y se hizo un Palad�n del Caos. En el fondo, �l y yo no �ramos tan
distintos, pues yo siempre tuve la capacidad de moldear el fuego a mi antojo; es
por eso que soy hechicero del Saber del Fuego"

-"S� que tu hermano volver�, pero le estaremos esperando..."

FIN