Relato: Veterana Ingenua (II)



Relato: Veterana Ingenua (II)

Los d�as siguieron transcurriendo alternando entre d�as de
oficina y escapadas id�licas al hotel, el cual dicho sea de paso, me hab�a
abierto una cuenta personal debido a la frecuencia de nuestras visitas.


Toda ocasi�n era buena para una escapada a la habitaci�n 23,
nuestra preferida y donde pas�bamos nuestros mejores momentos del d�a. Era lo
m�s cercano al amor que una relaci�n sin futuro puede estar. Yo no estaba
enamorado de Andrea ni ella lo estaba de m�, ni tampoco pasaba por su cabeza
separarse de su esposo (Andrea se enojaba cuando me refer�a a �l como "il
cornutto", supongo porque en el fondo era una samaritana). Pero la verdad que
juntos en la cama la pas�bamos b�rbaro. Nos peg�bamos unas cogidas de pel�cula.
Vari�bamos sobre las posiciones y los tiempos, pero no sobre otra cosa. Hab�a
dos puntos sobre los que recurrentemente yo trataba de abordar que eran la
chupada de concha y la penetraci�n anal, pero Andrea no quer�a saber nada.


El primero porque dec�a que despu�s de "eso" no le quedaba
m�s nada y el segundo porque dec�a que le iba a deformar su cola a la cual
cuidaba con gimnasia, masajes y cremas... y la verdad que tantos cuidados hab�an
rendido sus frutos porque la ten�a con esa forma de pera que me gusta a m�, bien
redondita y paradita y sobre todo... firme y sin celulitis. La cola de Andrea
era un misterio, a veces le tocaba unas nalgas musculosas y duras y otras les
estrujaba esos cachetes blandos. Pero eso s�, siempre tan suaves como la piel
del durazno. Andrea ten�a esas creencias vaya a saber uno porque. Cre�a que si
la cog�an por atr�s se le iba a deformar la cola y tambi�n pensaba que el semen
le daba una vitalidad especial, pero seguramente se deb�a a que ten�a buen sexo
y eso la hac�a sentir bien.


A este respecto Andrea no dejaba de pasar la oportunidad para
tragarse al menos una vez la leche que me sacaba. Por supuesto que yo no ten�a
objeci�n, cada gota de semen se la ganaba... y con creces. Comenzaba siempre con
unos tiernos besos en la cabeza, segu�a por el tronco venoso y terminaba en los
huevos. A esta altura ya sal�a ese l�quido de la pija que lubrica tan bien y
pasaba la punta de su leng�ita por el ojo hasta que no aguantaba m�s (y yo
tampoco) y se la met�a en la boca girando su cabeza con una fuerte succi�n.


Por m�s que quisiera evitarlo siempre me sacaba un suspiro en
este punto a lo que ella respond�a con una sonrisa de satisfacci�n al ver el
placer que provocaba en su macho. Sin bajar su mirada de mi rostro raspaba el
glande con sus dientes, y se la tragaba hasta donde pod�a. Yo sab�a que hab�a un
punto en el que le produc�a arcadas y que s�lo lo hac�a por el placer que en m�
esto provocaba. La mayor�a de las veces la dejaba hacer hasta que acababa dentro
o en sus labios los cuales relam�a con su lengua o ayudaba con su dedo a meter
la leche dentro de su boca. Pero eso s�, siempre la dejaba inmaculadamente
limpia.


A veces llegu� a pensar que era una hist�rica de la limpieza.
Cuado adopt�bamos una pose nueva, luego de largas charlas para convencerla de
ello, lo segu�amos haciendo sin variaciones por largos per�odos. Fue as� como
tuvimos el per�odo de "domar el potro" en el cual se sentaba a horcajadas y
jineteaba el potro entre sus piernas. Era incansable y segu�a a pesar de que yo
acabara. Segu�a restregando su chocha hasta que yo volv�a a tener una nueva
erecci�n y con la pija dentro comenzaba a mover sus caderas en forma circular de
manera que provocaba una fuerte fricci�n en todos los puntos de su vagina y la
verga se entonaba como un m�sculo palpitante.


Pero lo que m�s me gustaba de esta posici�n era cuando ella
se calentaba tanto que sus rebotes hac�an mover sus tetas para arriba y para
abajo como si fueran de goma. Cerraba sus ojos y abr�a su boca emitiendo jadeos
que su respiraci�n agitada provocaba. Cuando llegaba dejaba caer su torso sobre
el m�o, el cual yo sujetaba por sus tetas y al apretarlas hac�a que ella me
besara y apretara mi miembro con su vagina en se�al de agradecimiento, lo que
nos provocaba una gran carcajada.


Les recordar� de mi relato anterior que no hab�a estado con
otro hombre que no fuera su esposo el cual s�lo la satisfac�a cogi�ndosela
acostada boca arriba. Por eso la primera vez que cogimos de esta manera me
expres�:





"al fin acabo como todas las mujeres!"





Por dentro la estaba puteando porque hab�a gastado d�as en
convencerla para cambiar de posici�n.


La siguiente oportunidad que cambiamos a una nueva postura no
fue tan trabajoso para convencerla y pensaba que me estaba acercando a mi
objetivo final: romperle el culo.


Le dije que se pusiera en cuatro patas como una perrita y que
sacara la colita para fuera a lo que ella respondi�:





"Bueno probemos, pero ni se te ocurra intentar por el
culito!", en tono imperativo.





No dije nada y me conforme con estar s�lo f�sicamente cerca
de su preciado agujerito. Me coloqu� de rodillas detr�s de ella y me inclin�
para agarrarle las tetas las cuales amase mientras le daba besitos en el cuello.
Andrea empez� a mover su cola para un costado y para el otro sintiendo la
humedad de su sexo en mi entrepierna, se�ales que daban cuenta de su disposici�n
para que la penetrara. Amas� sus nalgas blandas y la penetr� muy f�cilmente
hasta el final de su vagina. Ella exclam�:





"Ay Raulito... me da impresi�n. me llega hasta el
fondo...segu� despacito...despacito. Ahh, que pija divina tienes mi amor".





Segu� d�ndole, al principio con consideraci�n y tratando de
no llegar hasta el final, pero a medida que me calentaba le daba m�s
violentamente y llegando profundamente, como sab�a que a ella le gustaba.





"Pero... pero... me estas haciendo llegar", dijo de
repente Andrea


"Claro zonza. Qu� pensabas? Qu� as� no llegabas?",
respond� yo con algo de sorpresa.





Recost� mi torso sobre su espalda mientras con una mano le
restregaba sus tetas y le daba lengua en su oreja. Ella giro su cara y me
mordisqueaba el cuello. Los dos est�bamos llegando al mismo tiempo y cuando
explotamos mordi� mi oreja de manera salvaje mientras empujaba m�s y m�s su cola
contra mi pija. El dolor fue intenso pero el placer fue mayor y hasta parec�a
que en alg�n punto se hab�an dado la mano. La empuje para delante hasta dejarla
recostada boca abajo y yo me eche a un costado, agotado.





"Me mataste Ra�l", me dijo y seguidamente me pregunto con
cara de sorpresa


"Qu� te pas�? Tienes sangre en la cara..."





La muy turra me hab�a lastimado en la oreja con su mordida.





"Disc�lpame mi amor", me dec�a y empez� a lamerme la
oreja como hacen los animales cuando uno de ellos esta herido mientras con
sus manos acariciaba suavemente mi pija.





Tendr�a que haberme encolerizado con ella pero la verdad que
con ese tratamiento me apacigu�.


Los d�as siguientes tuve que usar un ap�sito para cubrir la
herida y cada vez que nuestras miradas se cruzaban en la oficina Andrea juntaba
sus manos en gesto de s�plica y murmuraba "perd�n". Yo le respond�a con otro
gesto cuando nadie miraba: juntaba el �ndice y el pulgar formando un c�rculo y
con el dedo �ndice de la otra mano lo introduc�a dentro del circulo y le
murmuraba "por el culo" a lo que Andrea respond�a con un movimiento negativo de
su cabeza.


Era la oportunidad de convencerla finalmente para que
entregara su pavito. La siguiente vez que fuimos al hotel pasamos antes por un
caf� con el prop�sito de convencerla. No era cuesti�n de hacerlo por la fuerza,
pues sab�a que esto era in�til. Andrea ser�a inocente e inexperta pero ten�a su
car�cter. Cuando nos sentamos, ella tomo mis manos y pidi� nuevamente perd�n a
lo que yo le respond�:





"Me debes una, tu sabes a qu� me refiero..."


"Ra�l, no... no insistas vos sabes que por ah� no
quiero..."


"Yo es lo que m�s quiero, adem�s, cada cosa nueva que
hicimos la disfrutaste..."


"Si, pero esto es algo distinto... soy virgen por atr�s y
me doler�a mucho..."


"�Y a m�? Te pens�s que no me doli� la mordida?", le
ment�a, pues la verdad era que la herida hab�a inflamado bastante mi ego.


"Bueno, bueno... pero t� eres bastante armado..."


"Ah, mir� vos!", dije haci�ndome el ofendido � "Todas las
minas quieren una buena poronga para gozar y la se�ora quiere una cosita
para no sentirla! Adem�s, no s� que est�s esperando... no te quedan muchos
a�os para probarlo... ni que se te fuera a gastar che! "





Hab�a sido medio crudo pero esperaba tocarla en su punto
d�bil: Andrea le ten�a miedo a la edad.





"Bueno, ya veremos llegado el momento...", respondi� con
un tono de duda.





Con esta aceptaci�n d�bil partimos hacia el hotel. Ella con
algo de temor y yo con la esperanza de que el trabajo de tantos meses rindiera
sus frutos.


Ya en la habitaci�n nos sentamos en la cama y nos empezamos a
pajear y a acariciar. Ella con sus delicadas manos, tan femeninas, acariciando
hacia arriba y hacia abajo mi pija y yo metiendo dos dedos no tan delicadamente
en su conchita.


Los dos mir�bamos el sexo del otro y nos est�bamos calentando
bastante. Me detuve a contemplar su rostro y observ� como se mord�a los labios
inferiores mirando con lascivia la pija que amasaba con sus manos.


Sin que yo dijera nada, se inclin� para empezar a mamar, pero
la contuve. Le dije:





"Primero por el culo mi amor..."


"Espera... no seas goloso... d�jame jugar con el mu�eco
un poquito..." ella respondi�.





C�mo detener a la calentura de una mujer, que es capaz de
enfrentar por s� sola a un ejercito?


Y ah� comenz� a chuparla, arrodillada junto a m�, subiendo y
bajando su cabecita. Pero esta vez era diferente, se la tragaba hasta los pelos.
No iba a durar mucho tiempo sin acabar con este tratamiento.


De repente lo comprend�. Quer�a darme la mamada de su vida
para salvar su culo. La incorpor� suavemente y me dirigi� una mirada como
diciendo: "Te diste cuenta turro".


Con una sonrisa de victoria le dije:





"Suficiente... ahora por atr�s..."





Solita se puso en cuatro patas mientras me dec�a:





"Hacelo delicadamente, mira que nadie entr� por ah�... y
si te digo para, paras �eh?"


"Si, ya s�, ya s�...", dije yo.





Me arrodill� detr�s de ella y al ver aquel peque�o agujerito
me pregunte por primera vez como iba a hacer para que entrara siquiera la cabeza
de la verga. Hice algunos intentos pero parec�a un muro. Hice una pausa, mire su
nuca, su delicada espalda en la que se adivinaban las costillas, sus poderosas
caderas y el resto de sus piernas. Acarici� sus nalgas y estaban completamente
duras, estaba haciendo fuerza con todas sus piernas para no dejarme entrar.
Pens� que ten�a que ablandarla de alguna manera. Empec� a besar su espalda y a
acariciar sus pezones. Con la otra mano acariciaba su concha por dentro y por
fuera. Segu� haciendo esto hasta que se calent� y me dijo:





"Cog�me papito, hazme tuya... dame pija", por supuesto
que se refer�a a su concha.





Incorpor� mi torso y apret� sus nalgas fuertemente. Comprob�
que al fin estaban blandas. No dude y le abr� los cantos como si fueran un
libro... el agujero del culo estaba abierto.


No se como, apunte con tan buena punter�a y empuje que entr�
la cabeza, pero la guacha hacia fuerza para sacarla.





"Ay, ay duele mucho. No... no s�cala", dec�a Andrea.





Ella empez� a hacer fuerza con sus piernas para alejarse y yo
la conten�a agarr�ndola de las caderas, tray�ndola para m�. Era una especie de
empate, as� que empec� a empujar la pija con toda mi cadera y esta empez� a
penetrar el culo lentamente.





"Me quema Raulito... s�cala por favor te pido", se
quejaba Andrea.





Era ahora o nunca me dije, y se la zamp� hasta tenerla toda
adentro de un solo envi�n.





"Me quema las tripas... basta hijo de puta!", me grito.





No iba a renunciar ahora despu�s de tantos meses de esfuerzo,
as� que empec� a bombear con fuerza sin importarme las consecuencias. Mientras
le daba pija por el culo ten�a la sensaci�n de estar montando una yegua en el
hip�dromo y que las gradas me ovacionaban. Quisiera haberles podido contar, como
en otros relatos he le�do, que despu�s de un rato el culo de la mujer se relaj�,
se adapt� a la pija y la goz�, pero no fue as�. Andrea gimote� de dolor y se
dej� hacer, d�ndose por vencida por no tener otra alternativa. Se dej� caer
sobre sus senos y si ten�a su culo en alto era porque yo se lo manten�a con
bastante esfuerzo. Me excitaba el ruido que hac�an sus nalgas cuando chocaban
con mis piernas sudorosas y la presi�n que hacia su culo a lo largo de toda mi
verga. No faltaba mucho para que acabara dentro del preciado culito.
Sinceramente era lo m�s cercano a una violaci�n que pude haber experimentado y
ya me empezaba a sentir mal por esto, pero por suerte hubo un gesto de Andrea
que me redimi�. Para cuando acab� dentro, Andrea hab�a dejado de gimotear y para
mi sorpresa se estaba chupando el dedo. Bueno, pens�... ojal� no la halla pasado
tan mal...


Me recost� en silencio a su lado y me qued� mirando su
espalda. Luego de un tiempo que me pareci� interminable se volte�. En su rostro
se ve�an las huellas de las l�grimas. Me dijo:





"Me hiciste da�o bruto, no quiero hacerlo otra vez por
ah�".





Asent� con la cabeza y nos abrazamos y besamos. Pos� una de
sus piernas sobre m� y la empez� a restregar sobre la pija que respondi� casi de
inmediato. Cuando estuvo bien parada se mont� sobre m� y empezamos con nuestro
cl�sico "montar el potro". Luego de un rato de cabalgar llev� una de sus manos a
su espalda. Me llam� la atenci�n y trat� de ver por un espejo d�nde llevaba su
mano. No s� por que no me extra�� ver como se met�a dos dedos �ntegramente en su
culo. Me sorprendi� mir�ndola por el espejo y me dijo:





"Dale... date el gusto... pero si te digo basta, la
sacas".





No dije una palabra, no pod�a creer lo que estaba diciendo,
me estaba dando una nueva chance.


Me arrodille en la cama y la puse encime m�o d�ndome la
espalda. Esta vez era ella quien guiaba la pija dentro de su culo. La tomo con
su mano y la coloc� en la entrada. Si iba muy r�pido me apretaba fuertemente la
pija con su mano y me dec�a:





"No, no... despacito, ahora mando yo y si me haces doler
en vez de apretarte la pija te voy a apretar los huevos".


"Si cosita, como vos digas... pero segu�...", dije yo
inconscientemente por la calentura, pero muy conciente de su advertencia.


"Ayy, que calorcito... la siento latir adentro... como me
calientas guacho"


"Ahh, que buena estas... por delante... y por atr�s � le
dije mientras apretaba delicadamente una de sus tetas".


"Ahh, que lindo, as� si... despacito... como me hiciste
doler... malo".


"Toma pija mamita... sentila toda adentro".





Ya se hab�a introducido la mayor parte y no pod�a sujetar el
resto con su mano, as� que se dejo apoyar y se sent� sobre m� con toda la polla
dentro y como dice el tango "blanda como el agua blanda". Estaba totalmente
relajada.





"Uhhh, que pedazo... no lo puedo creer... tener toda la
pija adentro... como te siento mi amor".





Otra vez comenz� a chupar su dedo y empez� a mover el culo en
forma circular. Ella sab�a como me calentaba cuando mov�a sus caderas de esta
forma. Para m� era una sensaci�n espectacular, su culo no ten�a fin y me
presionaba uniformemente a lo largo de toda la verga, desde los pelos hasta el
glande. Hasta la presi�n que sent�a en las pelotas por soportar parte del peso
de su cuerpo me resultaba agradable...





"Uhh, que rico... te gusta cabr�n �eh? Le estas dando por
el culo a tu hembrita...".


"Ahh, como aprietas... y pensar que no quer�as..."


"Me duele un poquito, pero no importa, g�zame, ll�name de
pija hijo de puta", dijo esta vez mas cari�osamente.





Con una mano sub� por su cuerpo hasta una de sus tetas y
acarici� su pez�n duro como el cuero.Con la otra baje hasta su pubis y acarici�
su concha.


Ella subi� sus brazos por sobre sus hombros y los pos� sobre
mi nuca, acarici�ndola. Gir� su cabeza hacia atr�s y su boca �vida busc� la m�a,
mientras yo segu�a manose�ndola y la llenaba con mi verga.


Ten�a la seguridad que Andrea se sent�a bien cogida y que le
estaba dando a su macho el placer de poseerla totalmente.





"Andrea... que puta eres...", se me escapo y pens� que
ella se iba a ofender, debido a su forma de ser.





Como respuesta, ella comenz� a mover su culo de arriba hacia
abajo y cuando bajaba lo hacia con bastante �mpetu. Se tomaba una pausa cuando
ten�a toda la pija dentro y mov�a el culo hacia los costados enterr�ndosela un
poco m�s.





"Andrea, me vas a hacer acabar", dije yo.


Ni se te ocurra! Quiero tomar la lechita...", respondi�.


"No me aprietes tanto... estoy acabando..."


"No todav�a no mi amor... aguanta, aguanta..."





La muy puta se empalo m�s todav�a encajando su cola con
fuerza y apretando el recto. Consigui� pararme el chorro de leche por un momento
pero finalmente explot�. Fue la �nica que vez que tuve la sensaci�n de acabar
dos veces en una misma erecci�n.


Andrea desmont� �gilmente y se abalanz� a chupar la verga
chorreante de semen (tambi�n de su culo resbalaban hilos de leche). Antes de que
se la metiera en la boca pude observar como la cabeza de la pija ten�a una
aureola dorada. Era la mierda de Andrea que hab�a embadurnado la verga. Por un
instante Andrea se detuvo para observar lo mismo que yo, pero no dijo nada y se
la trago de un saque.



Ah� estaba Andrea la se�ora fina, ex-modelo, ama de casa
ejemplar, empleada eficiente, conservadora en sus h�bitos sexuales, mamando una
verga llena de semen y mierda como si fuera una puta de la ruta... y la lameteo
hasta dejarla reluciente como sol�a hacer.



Cuando nos fuimos del cuarto, nos dimos el �ltimo beso en
privado y Andrea me dijo:





"Me est�s convirtiendo en toda una puta... y lo peor es
que me gusta..."






En la pr�xima entrega relatar� el fin de mi relaci�n con
Andrea.



Rocco



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Relato: Veterana Ingenua (II)
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