Mi nombre es Tony y llegu� a vivir a este pueblo del sur de los Estados Unidos hace quince a�os a ra�z de mi divorcio. Yo ten�a 32 a�os y desde entonces conozco a mis vecinos y a su �nica hija Micaela que para aquellos entonces habr� tenido la edad de unos diez a�os. Compr� esta casa porque me gust� mucho el solar, pues los due�os anteriores ten�an plantado un bonito jard�n con una alberca bien decorada y lo que m�s me encant� fue el jacuzzi en el cual se pod�a controlar la temperatura. Adyacente a la alberca esta un quiosco donde instal� equipo para ejercitarme, pues realmente no me queda tiempo para ir al gimnasio y tom� la rutina de llegar del trabajo, hacer un poco de ejercicio, nadar unos cuantos minutos y luego relajarme con una copa de vino en el jacuzzi.
Desde entonces veo a Micaela aparecer por un zagu�n lateral que imagino el due�o anterior y mi vecino hicieron en com�n acuerdo, pues parec�an tener buenas relaciones y era com�n que ellos compartieran las herramientas para el mantenimiento de sus casas, pero me pareci� un poco sorpresivo que Micaela apareciera con su peque�o traje de ba�o y a veces me la encontraba jugando en mi jacuzzi por las tardes despu�s del trabajo. Me acostumbr� a ver a Micaela, aunque al principio me sent�a inc�modo pues yo usaba traje de ba�o bastante reducidos, pues toda mi propiedad tiene una cerca de 6 pies de altura, la cual me daba esa sensaci�n de privacidad.
Vi llegar a Micaela a mi casa hasta la edad de 18 a�os, justo en la �poca que terminaba su preparatoria. Muchas veces lleg� incluso con sus amigas usando aquellos reducidos bikinis, pero en realidad las admiraba y Micaela era una bonita se�orita, llenita de cuerpo, pero ten�a una carita angelical. Nunca me cre� ning�n deseo perverso, pues aun cuando ya era mayor de edad, me hab�a acostumbrado a ver a la hijita del vecino, la peque�a Micaela.
Un d�a menos esperado llegu� del trabajo y veo a esta preciosa ni�a tomando el sol en su traje de ba�o. Era Micaela, que luego me contaba que se hab�a ido a estudiar a Francia, pero que este a�o pasar�a sus vacaciones con sus padres. Hab�a cambiado. Ten�a la misma cara angelical, pero sus curvas se hab�an solidificado en una anatom�a m�s muscular que de grasa. Realmente, creo que fue la primera vez que tuve un pensamiento perverso e imagin� a Micaela chup�ndome la verga mientras le manoseaba aquellos pechos s�lidos y hermosos que hab�a desarrollado. Realmente solamente pue un pensamiento impulsivo, pues reaccionaba que frente de mi estaba la hijita de mis vecinos.
-No haces ejercicio ya? � me pregunto.
Le explique que debido a la sorpresa de encontrarla nuevamente en la alberca no hab�a llegado a mi cuarto para cambiarme. Cuando fui a mi cuarto estaba con el dilema si ponerme pantalones cortos o mi traje de ba�o tipo bikini. Me decid� por el traje de ba�o, pues recordaba que Micaela deber�a de estar acostumbrada vi�ndome con diminuta ropa.
-Me vas a tener que disculpar, pero tome algo de tu vino. � me dijo cu�ndo de nuevo me incorporaba.
Ya no ten�a la voz de ni�a, me hablaba una mujer y en dos a�os de no verle, parec�a ser una mujer diferente. Micaela ten�a 20 a�os y yo rondaba los 42. Hice la rutina de mis ejercicios clavado en la imaginaci�n del culo de Micaela. Regularmente solamente hago 15 minutos de pesas, pero para evitar la tentaci�n al estar cerca de ella, extend� mi rutina a 45 y despu�s que estaba empapado en sudor fui a ducharme al ba�o de la piscina, el cual me ayudo pues solamente es de agua fr�a y yo con el calor del ejercicio, mezclado con el calor de lo que me imaginaba haciendo con Micaela, ayudo a relajarme. Me tir� a la alberca y cuando sal�, Micaela ya estaba en el jacuzzi. Ella sab�a cu�l era mi rutina, pues tan pronto salgo de la piscina siempre me voy al jacuzzi de agua caliente y todos los propulsores del agua encendidos dando masajes en el cuerpo. Ten�a una sonrisa ambigua, no s� si picaresca o nerviosa, pero imaginaba que era producto de las tres copas de vino que me dijo ya hab�a tomado. Siempre se sent� frente a m�, pero en esta ocasi�n ella tom� la vertical para sentarse a mi lado. Yo realmente me sent� incomodo, pues nunca la hab�a tenido tan cerca de m� y con la posibilidad que sus padres llegasen a buscarla.
- �Wow! Con raz�n te mantienes muy bien, esa rutina me parece dur�sima. � Lo dijo mientras con su mano me acariciaba en forma de masaje mis pectorales. Aquel toque me lleg� como un torrente el�ctrico a la punta de mi verga, haci�ndome cosquillas en los huevos. Por un momento me siento como un jovenzuelo inseguro de nuevo pues, aunque he tenido muchas experiencias sexuales, esta es la primera vez que una chica de 20 a�os parece coquetearme, y no solamente eso, es la hijita de mis vecinos, la ni�a que conozco desde que ten�a diez a�os.
- �Te pusiste chino! � lo dijo con una coqueta sonrisa pues mi piel se erizaba con aquel sutil toque. Se levant� y Micaela sal�a del jacuzzi para luego sentarse a la orilla y atraparme con sus piernas la espalda. � No te muevas, te voy a dar un masaje. Sent� la yema de sus dedos retocando mi espalda, pero sent� una sensaci�n exquisita cuando el calor de su entre pierna rozaba mis costados. Luego sent� ese calor hirviente de su vulva, y no s� si era yo el exagerado, pero estaba mucho m�s caliente que el agua del jacuzzi. Estaba tan concentrado en el masaje y el calor de su sexo, y de repente siento el calor de sus pezones que los rozaba en mi espalda. Se hab�a quitado su sost�n.
Quiz� soy un poco ingenuo o simplemente fue que me aturdi� la sorpresa, pero solamente fue hasta aquel momento que sent� sus pezones en mi espalda que supe que Micaela buscaba algo m�s.
Por experiencia y por lo menos para m� se me hace incomodo las relaciones sexuales en el concreto de una piscina, pero m�s que todo por esa sensaci�n que los padres de Micaela fueran a buscarla, la llev� hacia mi cuarto donde primeramente ella tom� el control. Me acost� en la cama y ella me dio un rico masaje con sus ricas tetas de unos 34C, me dio una mamada profunda, que solamente por la suerte y mi experiencia de 42 a�os de esa �poca, no me hizo acabar en los primeros minutos. Micaela era literalmente una puta en la cama, se dio gusto de mamar mis huevos, de llenarme de besos negros. Yo quer�a comerme esas tetas, quer�a comerme su sexo, pasar mi lengua por la abertura de su culo, pero tuve que esperar una hora, pues ella se estaba dando gusto de hacerme lo que ella quer�a.
Cuando me toc� a m�, fui directo a sus tetas, me las com�, las sabore�, estaban ricas y s�lidas. Con mis dedos ya hab�a recorrido su vulva, estaba llena de miel, como una miel derretida. Apenas ten�a un minuto de succionar su cl�toris, cuando su primer orgasmo llego. Pens� que de ah� en adelante ser�a menos intenso, pero para mi sorpresa dos minutos despu�s gimi� con m�s �mpetu. Pude sentir que el segundo orgasmo hab�a sido m�s intenso, rio, pues me dec�a que algunos de los dedos de sus pies se hab�an acalambrado. Aquello nos sac� del momento intenso, pero yo apenas llevaba menos de cinco minutos mamando su vulva y quer�a continuar, pues aquella vulva estaba exquisita, era peque�a y su cl�toris resaltaba apenas abri� las piernas. Esta vez la pongo en cuatro, pero ella piensa que la voy a penetrar, pero yo me hinco al filo de la cama y sigo d�ndome gusto chup�ndole todo su ardiente sexo, hasta finalmente llegar a su exquisito culo. Succion�ndole el culo estaba, mientras mis dedos jugueteaban con su cl�toris, cuando vino el tercero. Se dej� caer, y Micaela se mov�a como si estuviera pose�da, parec�a que algunos de sus m�sculos de sus piernas y espalda se contra�an sin control alguno. Por un momento me sent� consternado, pero me emocionaba el placer que transmit�an sus gemidos.
A los dos minutos se hab�a recuperado, me mir� y me dio una sonrisa picaresca, como diciendo, quiero que me metas tu pija. Me dio otra mamada de un par de minutos, se puso en cuatro y ella misma dirigi� mi verga hasta su ya m�s que mojada conchita. Fue una delicia ver desde ese Angulo su hermoso culo, ese culo que desde los diez a�os vengo viendo, pero ahora yo lo tengo desnudo y me la estoy clavando. No s�, de solo pensarlo se me vuelve a para la verga. Apenas tres minutos de estarla bombeando cuando de nuevo siento la contracci�n de sus m�sculos en la vagina, estaba experimentando su cuarto orgasmo. Nuevamente tuvo esa contorsi�n muscular, pero yo segu� detr�s de ella bombeando su concha y ella ya no gem�a, era un grito de placer que hizo que me excitara y me viniera. Le llen� su peque�a conchita y pude ver como mi semen sal�a de aquella diminuta y hermosa abertura.
Nos relajamos un poco y mientras yo sal�a por mas vino, ella entr� al ba�o a ducharse. Pens� que la sesi�n hab�a llegado a su final, pero me sorprendi� con su pregunta: �Cu�l es tu fantas�a sexual? -Realmente no ten�a ninguna, todo lo que se refiere al sexo ya lo he practicado, as� que se me ocurri� simplente decirle que cogerla por el culo.
�De veras queres cogerme el culo? � me hab�a preguntado
Le conteste con un ademan de �si� y ella me hizo una mueca, porque no recuerdo palabras, pero insinuaba que se lo pod�a coger.
Le pregunte que, si ya lo hab�a hecho antes, a lo que respondi� negativamente. Mi verga se volvi� a poner bien erecta, con solo el hecho que esta ni�a peque�a de unos 5 pies y 2 pulgadas de altura, con unas 120 libras de peso, me hac�a aquella pl�tica, pl�tica que nunca imagin� tener, mucho menos experimentar lo que hasta el momento hab�amos experimentado. Por los siguientes minutos pas� acarici�ndome con sus u�as afiladas, con su lengua me hac�a cosquillas alrededor de mis orejas, llegaba a mis tetillas y me las succionaba, de vez en cuando me chupaba la verga y los huevos. De repente se subi� sobre m�, como que va a cabalgarme, pero se queda hincada, busca mi verga y la apunta hacia su culo. Hace varios intentos de esa manera, pero su ano est� bien cerrado, no entra. Me da una sonrisa y sigue intentando, mi verga se desliza por todos lados, hasta entrar de nuevo en su concha, pero no en el ano. Dej� que siguiera de aquella manera hasta que la invite a cambiar de posici�n. La puse de costado junto a m�, acostados de lado en la cama, y mi verga se deslizaba por toda la abertura de sus nalgas, haciendo brotar m�s l�quido seminal y poco a poco siento que su culito se va dilatando. Me tom� el tiempo necesario, pues no quer�a lastimarla y que su primera experiencia no fuese una decepci�n absoluta. Cuando logr� penetrar la cabeza de mi verga ella dio un gemido de dolor, pero se mantuvo. Yo sent�a esa presi�n de los m�sculos de su ano apretando mi verga, lo que hac�a producir m�s l�quido seminal, que mitigar�a el dolor y hacer m�s placentera aquella acci�n. Por minutos nos mantuvimos quietos, cuando de repente fue ella la que comenz� a poner acci�n a peque�os movimientos. Sent� tan rico cuando sent� toda mi verga adentro de la peque�a Micaela, y ella as� me lo hab�a dicho: Tengo toda tu verga adentro de mi culo. - �C�mo lo sabes? -le pregunte. -Siento tus huevos peg�ndome en la entrada. Me respondi�.
En aquella acci�n, ya hab�amos tomado una inercia constante. Yo empujando coordinadamente para penetrarla, y ella para ser penetrada. Mientras tanto, mis dedos jugaban con su conchita bien depilada y de repente volvi� otra explosi�n. Esta vez hasta una lagrima brot� de los ojos de Micaela y pude ser testigo de su primer orgasmo anal. S� que fue anal, pues ella me describi� la diferencia momentos despu�s. Ya dilatado su culo y bien lubricado, hicimos varias posiciones, pero ella me llev� a mi segunda eyaculaci�n al volver a la posici�n original de cuando intentaba abrirse el culo. Vi en sus ojos que gozaba de placer al verme gozar de su culo. A pesar de una faena bastante larga, mi verga se mantuvo erecta en el ano de Micaela, que hasta despu�s de unos tres o cinco minutos se levant� y vi como mi esperma sal�a con una especie de espuma de su bonito y rojizo culo.
Nos duchamos juntos, se visti�: en este caso solamente se puso su bikini y se fue para su casa. Luego despu�s les cuento por qu� 7 a�os despu�s relato esta experiencia. Ahora yo tengo 48 y Micaela 27 y la he vuelto a ver.

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