Al igual que mis relatos anteriores, el presente est� basado en un caso real. Quiero tambi�n recordarles que los nombres y lugares no se corresponden con los reales y que la historia, a�n siendo real en sus hechos fundamentales, est� adornada convenientemente para que resulte m�s amena para el lector y para mi desarrollo como escritora.

Paso ahora a relatar la desdichada aventura vivida por una madre y su hijo que decidi� tomar unas vacaciones no convencionales.

Roser y su hijo hab�an decidido ese a�o pasar las vacaciones en un pa�s africano. una mujer de buen ver, alta, fuerte,con buen culo y tetas redondas y unas largas piernas, pero con cuerpo contundente, una MADRE QUE ME FOLLARIA , como se dice. Rubia, en mi rostro destacan unos hermosos ojos azules y en mi cuerpo unos pechos abundantes

A pesar de que no llegaban a los 20 a�os y su madre 40 a�os, hab�an visitado ya muchos otros pa�ses del mundo, pero nunca hab�an estado en Africa. Les gustaba conocer nuevas culturas, aprender la forma de vivir de las gentes e integrarse en sus vidas, por eso, no eran demasiado partidarios de viajes organizados ni de lugares muy tur�sticos y les gustaba m�s la aventura.



El viaje fue largo y penoso en un destartalado Land Rover de los a�os 80 que parec�a que iba a estropearse a cada metro. Afortunadamente llegaron sin m�s percances y r�pido comenzaron la b�squeda de una casa donde pasar la noche.

A diferencia de la capital y del aeropuerto, donde pod�an verse numerosas personas de raza blanca, en este pueblo ya apenas pod�an verse blancos y la inmensa mayor�a de la poblaci�n era negra. En su paseo por el pueblo, tan solo se cruzaron con un hombre blanco que result� ser franc�s y que les pudo indicar donde podr�an alojarse.
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Volvieron a salir a deambular por el pueblo para, adem�s de conocerlo, tambi�n para encontrar alg�n otro turista que pudiera informarles. Caminando, volvieron a encontrarse con el franc�s de la tarde anterior y ya con m�s confianza entablaron conversaci�n, si bien su franc�s no era del todo muy fluido.
era un pais peligroso, tanto por los peligros de los animales como de los guerrilleros que moraban escondidos entre la selva y la sabana. Al parecer eran antiguos miembros del ej�rcito que fueron expulsados del mismo al tomar el poder el actual presidente y que se resist�an incontrolados en el inh�spito territorio.

A�n asi, Roser la madre insisti� en que les gustar�a explorar algo la zona, conocer alguna peque�a aldea y que no se alejar�an mucho. Eso si, precisar�an un veh�culo, combustible, un gu�a y provisiones para estar fuera unos 5 o 6 d�as.

Todo ello no fue problema un blanco de alli elunico.. los acompa�� hasta la casa de un hombre, que parec�a uno de los ricos y poderosos del pueblo, con el que pudieron negociar todo esto y explicarles cuales eran sus deseos.

A los 2 d�as, sal�an de viaje en un a�n m�s destartalado coche que el que les hab�a traido hasta all� y conducido por un negrito que no parec�a muy ilusionado con la idea de llevarles, m�s bien parece que hab�a sido obligado por su jefe a hacerlo. Para colmo, no parec�a saber nada de ingl�s, ni de franc�s ni, por supuesto de espa�ol.

Con las indicaciones que su jefe le hab�a dado y con lo poco que pudieron decirle y dibujarle, los condujo por carreteras de grava, que luego se convirtieron en caminos de tierra y se fueron adentrando en la sabana. El negrito era adem�s poco comunicativo y toda la informaci�n que pudieron obtener era que se llamaba Baba.

Despu�s de todo un d�a de viaje y diversas paradas para comer y descansar, al caer la tarde se adentraban un par de kil�metros en la selva y cruzaban un r�o. .

Muy pronto alcanzaron una peque�a aldea donde iban a pasar la noche.

All� deb�an vivir unas 150 personas que se quedaron perplejas al ver llegar un coche, al principio asustadas por desconocer sus intenciones, pero luego tras hablar con el gu�a negro, se mostraron amables y confiadas. Eso si, era probablemente los primeros blancos que ve�an, as� que Roser y Marcos se sent�an observados fijamente por todos.

R�pidamente les ofrecieron agua, una choza donde pasar la noche y algunos alimentos que no eran f�cilmente identificables y cuyo olor no era precisamente apetecible. Durmienr�n toda la noche de golpe del cansancio.Por la ma�ana ella se vistio comouna europea y el chico tambien.Eso era otro mundo, otro lugar, donde una mujer vestida de forma llamativa desencadenada miradas furiosas de deseo. Llevaba una minifalda muy corta, ligera, que dejaba bien al descubierto mis muslos y por el calor, hab�a dejado mis pechos sin sujetador, cubiertos solo con un top ajustado blanca, que permit�a bien adivinar mi anatom�a. Intent� protegerme un poco, estirar mi falda, pero ya era tarde



Pasaron en aquella aldea toda la ma�ana y poco tiempo despu�s de comer, la pareja y el gu�a se despidieron amablemente de aquella gente, montaron en el coche y continuaron camino rumbo a su siguiente parada, otro poblacho m�s interior y al que llegar�an antes de caer la noche si todo iba bien.

A las 3 horas de viaje, pararon en un paraje paradis�aco y se dispusieron a comer algo. Mientras com�an, Pedro echaba un ojo a los rudimentarios planos que hab�an conseguido en la ciudad y mientras, M�nica se sent�a acosada con las miradas lascivas que Baba le echaba y que parec�an decir � te he visto desnuda �.

Al terminar de comer, se dispon�an a subir de nuevo al coche cuando un disparo les detuvo. Miraron atr�s y enseguida vieron aparecer corriendo a unos 10 hombres negros bien armados que, en cuesti�n de segundos se les echaron encima.

Roser y Marcos se quedaron paralizados, mientras Baba presa del p�nico, ech� a correr. En segundos, una docena de disparos sonaron y pudieron ver como su gu�a ca�a al suelo abatido por las balas.

Acto seguido y entre enormes gritos, ataron las manos a la espalda a los 2 chicos con esposas policiales, mientras ellos estaban atemorizados por la escena del asesinato que hab�an contemplado.

Marcos intent� dialogar con ellos sin resultado. Les habl� en ingles, en franc�s pero no parec�an entenderle ni tampoco mostraban inter�s en hacerlo.

Lo siguiente que hicieron es abrir el coche y registrarlo y posteriormente arrancaron el veh�culo. Pedro se tem�a lo peor, que les robaran todo, incluido el coche y les dejaran all� abandonados, pero no sucedi� as�.

Cuatro de los hombres montaron en el coche y con gran destreza lo condujeron intern�ndose entre los �rboles y perdi�ndolos de vista. Los otros 6, ataron unas cuerdas al cuello de Roser y Marcos y se dispusieron a llevarles caminando tras la ruta que hab�a seguido el coche.

Roser y tambi�n hab�a pensado que les iban a robar el coche y abandonarles, pero ahora la situaci�n era peor. Estaban esposados, con la manos a la espalda, y estaban secuestrados y atados con cuerdas al cuello de las que tiraban y les obligaban a caminar tras aquellos guerrilleros.

Tras m�s de una hora de caminata, llegaron a un campamento instalado en un tupido bosque y donde vieron que tambi�n estaba su jeep que hab�a sido robado antes, junto a 4 rudimentarias chozas.

All�, fuera del campamento, les empujaron contra el suelo, y ataron las cuerdas que rodeaban sus cuellos a un �rbol. Pronto cay� la noche y all�, atados y sin comida ni bebida, pasaron Roser y Marcos toda la noche.

A pesar del cansancio, el hambre y la preocupaci�n sobres su futuro no les permiti� dormir en toda la noche, comentando entre ellos cientos de hip�tesis de que estar�a sucediendo y que iba a ocurrirles. A veces Roser se desesperaba y romp�a a llorar, mientras le dec�a a su hijo que seguramente les iban a matar.

Ya hab�a amanecido cuando dos soldados, acompa�ando a un hombre alto que parec�a ser el jefe se acercaron a ellos. Enseguida los soldados les agarraron por las cuerdas del cuello, oblig�ndoles a ponerse en pie. Siguiendo una indicaci�n del jefe, los soldados les dieron agua amablemente que bebieron con gran ansia. Este hecho, les hizo albergar esperanzas de que aquel secuestro pudiera no ser tan tr�gico como hab�an pensado durante la noche.

Pero la tranquilidad dur� poco. Aquel hombre alto y que parec�a a�n m�s negro que el resto, se acerc� a Marcos y empez� a hablarle en un lenguaje inteligible para los chicos. Al principio con tono normal que poco a poco fue elevando mientras agarraba de la barbilla al chico. Pedro comenz� a hablar, diciendo en ingl�s que no les entend�a y que por favor, les soltaran.

No supieron nunca que fue lo que hab�an dicho incorrectamente, pero el caso es que el jefe se puso hecho una furia. Comenz� a vociferar, propinando finalmente una patada en los genitales a Marcos que le dej� sin respiraci�n. Acto seguido, los 2 soldados desataron a Marcos del �rbol en que estaba junto a mama, empujando a la mujer al suelo y trasladando al chico a otro �rbol a unos 5 metros, at�ndole de nuevo del cuello pero est� vez, ataron el otro extremo de la cuerda a una rama alta, de forma que ten�a que permanecer de pie, y con sus manos a�n esposadas a su espalda. Una vez terminaron de atarle, y mientras Pedro a�n se dol�a de la patada antes recibida, comenzaron violentamente a despojarle de sus ropas, arranc�ndosela toda y dej�ndole completamente desnudo.

La madre contemplaba horrorizada toda la escena, mientras permanec�a atada en el suelo y as� permanecieron ambos unas 2 o 3 horas, hasta que a mediod�a, todos los soldados incluido el jefe se acercaron a aquella zona fuera del c�rculo que formaban las chozas. Eran unos 15 en total y se fueron sentando en el suelo frente a ellos. Los 4 �ltimos tra�an consigo un especie de gran barril que desplazaban rodando y una olla de mediano tama�o de la que sacaban una especie de trozos de carne que iban comiendo y del barril corr�a una especie de l�quido verdoso que pudiera ser licor. Casi todas la miradas se dirig�an a Marcos , quien desnudo aguantaba all� como si se tratara de una especie de diversi�n mientras la tropa com�a.

Una vez terminada la comida, uno de los soldados se levant� del suelo y acerc�ndose a Pedro le agarr� con la mano su pene blanco en tono burl�n, mientras el resto de la tropa gritaba y re�a. Luego se baj� sus pantalones y coloc� su pene negro junto al blanco de Pedro, como realizando una comparaci�n, lo cual provoc� a�n mayores risas de sus compa�eros. La verdad es que la diferencia no s�lo estaba en el color, sino en su tama�o, que casi duplicaba al del hijo.

La fiesta se fue animando y al negrito burl�n se fue a�adiendo otro m�s y luego otro y otro. Todos se acercaban al muchacho, le tocaban con curiosidad sus genitales y re�an.

De repente, a una voz del jefe, que hasta ahora hab�a permanecido sentado, callaron todos y los 2 soldados que antes hab�an atado a Pedro, le desataron del �rbol y le llevaron frente al jefe. Sin mediar m�s palabras, colocaron a Marcos sobre el redondeado barril, manteni�ndolo agarrado por la cuerda del cuello para que no se moviera. Las astillas del barril mal pulido, se clavaban en el pecho y tripa del muchacho que intentaban elevarse, pero los tirones de la cuerda desde el otro lado, le hac�an mantenerse pegado a la madera.

El jefe se situ� detr�s, se baj� los pantalones y, dado que no llevaba ropa interior, dej� a la vista un enorme aparato que situ� a la entrada del ano del chico. Sin m�s demora, comenz� a presionar hasta introducir su enorme falo negro de mas un palmo dentro de Marcos que lanzaba enormes alaridos de dolor a cada acometida que el negro realizada. A cada empuj�n que el jefe daba, se o�a un grito de dolor de Marcos y eran jaleados por los guerreros entusiasmados. Abundantes hilos de sangre chorreaban por las piernas del chico hasta sus tobillos.las envestidas brutales, los huevos negros chocaban con las nalgas blacas . Despues de un grito salvaje el jefe se habia corrido dentro de las entra�as de hijo, sacando su polla negra engrasada de semen blanco

Cuando el jefe termin�, se retir� a su tienda de campa�a y los guerreros siguieron la fiesta. Uno a uno fue desnud�ndose y todos o al menos la gran mayor�a , hasta jovenes ni�os de la guerra, fue penetrando a Marcos que, ya sin fuerzas ni para gritar, apenas mostraba resistencia. La unica mujer guerrillera cogio su pene y le ato una cuerda fina en pene flacido y otra alrededor de sus huevos bien apretadas las dos y comenzo a chupar el pene lamia ,la polla blanca ,al ponerse erecta y ponersela dura su polla ,estaba roja como un salchichon ,el gritaba como loco ,sus huevos como dos tomates ,era una totura salvaje , ademas le mordia la polla ,cuando se corrio y su semen salio como una manguera de leche con sangre , dejando la cara de la guerrillera lllena del lechazo descanso y se desmayo .Cuando el �ltimo termin�, llevaron a Marcos de nuevo junto a Roser y le ataron al �rbol, dej�ndolo esta vez sobre el suelo.

Los guerreros recogieron las olla y el barril que tanta utilidad les hab�a prestado y r�pidamente desaparecieron entrando en sus chozas, como si fueran a dormir una especie de siesta, mientras Roser llorando trataba de consolar y cuidar a su hijo que sangraba abundantemente, pero ambos estaban atados de manos y cuello y poco pod�an hacer.

Y as� permanecieron hasta media tarde, en que 1 soldado se acerc� a ellos y les volvieron a dar agua y algo de comer que sin hacer muchos ascos, ambos comieron.

A lo lejos, pod�an contemplar como los soldados tambi�n estaban comiendo, como su fuera una cena temprana. Parec�a que sus costumbres eran de cenar y acostarse pronto y madrugar mucho.

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