Nunca me he sentido gay, pero no puedo negar que ese d�a experiment� una sensaci�n nueva y deliciosa que no he dejado de saborear siempre que puedo.
Soy un perro y debo darle gusto a mi amo, aunque �l se complazca en humillarme. En este cap�tulo, nuestra peque�a org�a de hombres y perros es interrumpida por un joven adolescente que no sabe donde se mete.
De pronto siento que cae una mano de El Guapo, que duerme en el sill�n junto a nosotros, al principio creo que esta dormido pero, su mano me acaricia las nalgas.
Un joven apuesto conoce a un jovencito igual de apuesto que le ense�a que un pintor tambien puede ejercer otras labores... y que no era tan hetero como pensaba.