Relato: En la profunda oscuridad del bosque





Relato: En la profunda oscuridad del bosque

EN LA PROFUNDA OSCURIDAD DEL BOSQUE


De todos los casos de extra�as desapariciones y asesinatos en
bosques, ninguno fue tan espeluznante, inquietante y a la vez tr�gico como el de
Linda Ringwood, acaecida en 1989. Su caso sigue siendo una inc�gnita para todos
los estudiosos del ocultismo y los fen�menos sobrenaturales, pero solo los
bosques de Monongahela, en el condado de Pendleton, Virginia Occidental, conocen
el secreto de los hechos que transcurrieron la noche del S�bado del 30 de Abril
que originaron toda la leyenda.



Linda Ringwood era una joven de 25 a�os aspirante a
convertirse en una gran corredora de bolsa que en aquel momento estaba saliendo
con Darren Austin, un joven de 24 a�os hijo de un ejecutivo de Wall Street de
bastante fortuna. Linda y Darren hab�an decidido tomarse unas peque�as
vacaciones y disfrutar del encanto de la primavera, por lo que Darren hizo uso
de unas caba�as en un remoto rinc�n del parque Monongahela propiedad de su
padre, que �ste usaba a modo de refugio particular y tambi�n para citarse con
sus m�s que numerosas amantes. �l se desplaz� primero alegando que ten�a que
acomodar la caba�a para dos personas y ella acudi� encantada a lo que cre�a
ser�a una temporada rom�ntica, pero que verdad, posteriormente, se averigu� que
la verdadera intenci�n de Darren era pedirla en matrimonio. Linda sali� de Nueva
York en su coche rumbo a encontrarse con su prometido, pero jam�s llegar�a a su
destino. Lo ocurrido en las angustiosas horas entre su partida y el momento de
ser encontrada casi sin vida solo pudo saberse a trav�s de Matthew O�Connell,
periodista del Washington Post y amigo personal de Linda, quien, a costa de su
carrera profesional, desvel� los horrores sufridos por la joven en lo que se
convertir�a en su �ltimo reportaje, que casi inmediatamente despu�s de su
publicaci�n fue desprestigiado por las autoridades.



Seg�n �ste art�culo, basado adem�s en las notas que la propia
Linda escribi� durante su convalecencia en el hospital, �sta hab�a llegado
bastante cerca de su punto de destino, pero su desconocimiento de las rutas
locales la hizo perderse, por lo que tuvo que detenerse en un par de pueblos a
preguntar. A pesar de la informaci�n obtenida, Linda no pudo avanzar mucho en su
viaje, y estaba deseando llegar a su punto de destino, ya que faltaba poco
tiempo para anochecer. Siguiendo una carretera comarcal lleg� a una peque�a
bifurcaci�n en la que fue incapaz de continuar, por lo que decidi� esperar unos
minutos a que alguien pasara en coche para pedirle informaci�n. Su espera,
parece ser, fue recompensada, y un hombre de 56 a�os, Jerry Springfield, pas�
junto a ella, siendo �ste el �ltimo en verla sana y salva antes de desaparecer.



-Disculpe, �puede decirme como llegar a las caba�as del
monte?.



-S�, claro, solo tiene que seguir esta carretera y llegar�
dentro de una � dos horas. No tiene perdida.



-�Y este otro camino?. Atraviesa directo el bosque.



-A menos que busque la muerte, no entre en el bosque
Townshend. Yo no enviar�a all� ni a mi peor enemigo.



-�Qu� tiene de malo?.



-�Es de fuera, verdad?. Se nota. Si fuera de por aqu�
conocer�a a Charlie Townshend.



-�Y quien es ese Charlie Townshend que tanto lo teme?.



-Un mal bicho, la peor plaga que azot� esta regi�n y el mayor
hijo de puta que haya pisado esta tierra, eso es. Fue un asesino de chicas
j�venes, a las que primero violaba y luego torturaba hasta morir. �l solo mat� a
m�s de 20 chicas y 5 ni�os en apenas 7 a�os. La polic�a le sigui� el rastro
hasta estos bosques y fue abatido a tiros en 1967, nada menos que por siete
agentes. �Y sabe que fue lo que dijo antes de ser abatido?. "Juro ante Satan�s
padre de la oscuridad que no dar� descanso a mi alma y que vagar� por estos
bosques para vengarme de todos aquellos que osen entrar en �l". Y luego muri�
acribillado a tiros, tan cierto como que hay cielo-dijo, lanzando un potente
escupitajo al suelo maldiciendo el solo hecho de pronunciar su nombre-.



-�Y cree que el fantasma de ese Charlie Townshend a�n sigue
habitando esos bosques despu�s de 22 a�os?, �lo dice en serio-pregunt� con total
incredulidad-?.



-�Es usted ciega?. Mire esos �rboles. Estamos a finales de
Abril y no tienen hojas ni flores. Toda esa tierra qued� marchita, muerta, y no
ha crecido nada desde que Charlie Townshend muri�. Cuando la polic�a entr� en su
guarida descubri� que practicaba magia negra y toda clase de brujer�a, y al poco
de morir las personas que entraban al bosque nunca volvieron, � al menos nunca
volvieron cuerdas.



-Dejando a un lado eso, si digamos que quisiera ir por el
camino que cruza el bosque, �en cu�nto tiempo llegar�a a las caba�as?.



-Es mejor que lo olvide se�orita.



-Por favor, se�or. �Cu�nto tiempo-rechin� entre dientes
enfadada-?.



-Una hora, m�s o menos, pero es mejor que siga la carretera y
olvide entrar en el bosque, y menos una noche como �sta.



-�Qu� tiene de malo esta noche?.



-Ustedes los de ciudad siempre tan ignorantes. El 30 de Abril
es la noche de brujas, es la noche de Walpurgis.



-�La que�?. No no no, se equivoca.



-�Acaso no conoce Halloween?.



-Soy americana-respondi� ella en tono airado-, claro que
conozco Halloween.



-Considere la noche de Halloween como la de los muertos
vivientes. Lo de "noche de brujas" es solo un error popular. La verdadera noche
de brujas es la noche de Walpurgis y es esta noche, cuando todos los magos,
brujos y hechiceros de la tierra son m�s poderosos y tienen poder absoluto en
sus dominios. Siga mi consejo y siga esa carretera. Llegar� m�s tarde, pero
llegar� sana y salva.



-Eh s�, claro�Gracias por su ayuda, se�or�



-Springfield, Jerry Springfield, para servirla.



-Pues gracias por todo se�or Springfield. Ya me las arreglar�
yo sola.



El se�or Springfield sigui� su camino, por lo que Linda qued�
tan sola como antes, repasando en su mente todo lo que aquel anciano de pelo
plateado le hab�a contado. "Esta gente de campo siempre tan supersticiosa-pens�
para s� misma-. Es imposible que una persona permanezca en el mismo sitio
convertida en fantasma. Los fantasmas no existen". Linda se subi� al coche y
qued� unos minutos mirando ambas direcciones: a su izquierda ten�a el sendero
del bosque en perfecta recta, y enfrente de ella la carretera que hac�a una
peque�a curva que giraba hacia la izquierda.



-Es mejor ahorrar tiempo, no sea que Darren se canse de
esperarme.



Y desoyendo el consejo del se�or Springfield, Linda Ringwood
gir� el coche para seguir su viaje por el bosque prohibido. No tard� en perder
de vista la carretera principal y en que, mirase donde mirase, no hab�a un solo
rasgo de vegetaci�n verde en toda la zona que alcanzaba a vislumbrar. No pas� ni
un cuarto de hora cuando ya no era capaz de ver a lo lejos las se�ales de la
carretera que hab�a abandonado para aventurarse en territorio desconocido, y
comenz� a pensar que deber�a haber hecho al se�or Springfield, un pensamiento
que se repetir�a muchas veces esa noche.



Sin saber como la noche ya hab�a ca�do y no hab�a apenas
estrellas. El camino se hac�a dif�cil de transitar a pesar de los faros que lo
iluminaban, y por miedo a chocar con algo no pod�a ir demasiado deprisa. Debido
a que el camino era tierra pura y no era totalmente raso, el coche dio unos
cuantos botes, y Linda no advirti� hasta m�s tarde como en uno de ellos una
piedra sali� disparada de rebote y dio en el dep�sito de gasolina haciendo un
agujero, con lo que el coche comenz� a perder combustible lenta pero
inexorablemente. Ella tard� en advertir como el coche iba cada vez m�s
lentamente hasta detenerse, justo en mitad del bosque. En un estado de miedo
primordial Linda se negaba a salir de su veh�culo, pero la idea de querer
arreglarlo para continuar y llegar con Darren la envalenton� para coger la
linterna y salir a ver cual era el problema. Inspeccionando su veh�culo Linda
tard� varios minutos en ver el reguero de gasolina que el coche hab�a ido
dejando, y comprendiendo que ser�a imposible seguir en coche, se decidi�, pese
al miedo que ten�a, seguir a pie el resto del camino, aludiendo que con todo el
trayecto ya recorrido, el final del bosque no estar�a demasiado lejos. Al mirar
a la luna, que estaba en cuarto menguante, vio en ella un aura poco habitual: de
color verdoso por la parte exterior y viol�ceo por la interior. Queriendo
despejar su mente de las fantas�as que hab�a o�do hac�a bastante rato sigui�
caminando a paso r�pido pero sin correr, para no cansarse, deseando llegar y
echarse en brazos de Darren. Entonces, una leve brisa la hizo detenerse, ya que
un escalofr�o la recorri� de pies a cabeza, eriz�ndole los pelillos de la nuca y
los de los brazos. Varias veces se sent�a observada, pero al iluminar a su
alrededor, no se ve�a nada, ni un alma, y si el se�or Springfield ten�a raz�n en
cuanto a que no hab�a vegetaci�n, y por lo tanto no hab�a vida animal, �por qu�
ten�a esa agobiante sensaci�n de acoso?, �por qu� se sent�a como si alguien, con
ojos perversos, controlaba todos sus movimientos pr�cticamente desde que hab�a
empezado a caminar sola?, �ser�a posible que hubiera algo de verdad en las
fantas�as de aquel anciano?.



Un gru�ido repentino y agudo la sac� de sus pensamientos,
azotando sus miedos m�s profundos. Linda se dijo que era imposible: el se�or
Springfield la hab�a dicho que no hab�a fauna all�, �de donde sali� ese
gru�ido?. Cada vez m�s aterrorizada, comenz� a correr pese a no saber en que
direcci�n iba, mirando a todas partes, hasta que, cansada, se par� en mitad del
camino. Apunt� con su linterna en todas partes, pero nada vio. Fue cuando
comenz� la pesadilla que se prolongar�a m�s tiempo del que ella misma hubiera
deseado: como movida por alguna fuerza sobrenatural, una rama golpe� la mano de
Linda y la linterna cay� rota al suelo. Al rebotar, la rama golpe� a Linda y
�sta acab� chocando de espaldas contra un �rbol. Quiso irse de all� pero no tuvo
tiempo: cuatro ramas la apresaron por sus mu�ecas y tobillos con una fuerza
impropia en ellas, inmoviliz�ndola. Intent� liberarse todo lo que pudo, pero no
consegu�a soltarse para huir, y para su desesperaci�n sab�a que ser�a in�til
gritar pidiendo ayuda. Mirando detr�s de ella, se encontr� con un enorme �rbol
nudoso y retorcido cuyo tronco, de pronunciados surcos, le recordaba a una cara
con una mueca de furia. Otras ramas bajaron hasta ella, algunas de ellas, como
impulsadas por una fuerza demon�aca, recorrieron su cuerpo por completo,
rasgando su ropa para hacerla jirones. No tard� en encontrarse totalmente
desnuda, apresada por las ramas, algunas de las cuales, como si tirasen de
ellas, se doblaron, para luego soltarse, azot�ndola en su espalda y su culo.



-�AAAHH! �AAAAAHH! �AAAAAAHH! �AAAAAAAAAAHH!...



Mientras gritaba de dolor con cada azotada, la mente de Linda
repet�a una y otra vez que era imposible que aquello le estuviese ocurriendo de
verdad. Deb�a estar teniendo una horrible pesadilla. Mirando detr�s de ella como
pod�a, pod�a ver como las ramas la azotaban, caus�ndole un da�o terrible,
haci�ndole tremendas marcas, y en algunos casos, peque�as heridas sangrantes. Al
volver a mirar al �rbol, pudo ver en �l algo que no hab�a percibido antes: una
extra�a marca en �l, como dos palos que quisieran formar una "uve", pero sin
llegar a juntarse. Las ramas segu�an azot�ndola, hiri�ndola, y algunas se
enroscaron alrededor de sus piernas, haciendo para su pesar que se abriera.
Otras ramas, �stas algo m�s diminutas, escalaron para encamarse a sus tetas,
enrollarse alrededor de ellas apret�ndolas muy fuertes, y con la punta, rozando
sus pezones de un lado a otro como un p�ndulo. Los toqueteos que estaba
recibiendo hicieron que su cuerpo, en contradicci�n con su mente, se excitara.



-Aaahh aaaaahh aaaaaaahh�noooooooooooooo�esto no puede
seeeeeer�bastaaaaaaaaaaa-solloz�-�basta por favoooooooooooor�aaaaaahh
aaaaaaaaahh aaaaaaaaahh ��AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!!...



El grito de Linda cuando sinti� que una gran rama la hab�a
penetrado reson� por todas partes. A�n con la cabeza sujeta por las ramas, pudo
vislumbrar el tama�o de aquella horrible cosa que la estaba violando: era una
rama cuyo grosor recordaba a la enorme polla de los caballos. La rama penetr�
m�s profundamente, viol�ndola a un ritmo r�pido y cruel. Un peque�o nudo de la
rama, cuando �sta penetraba, chocaba directamente contra su cl�toris, lo que
hizo a Linda proferir m�s fuerte y alto que antes.



-�Aaaaaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaaaaaaahh
aaaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaaaahh!...��Nooooooooooooooooooooooooooooooooo!!...



Todo su cuerpo se mov�a y contoneaba al ritmo de las
embestidas que la gran rama-polla la estaba propinando. Las peque�as se
encargaban de que Linda se moviera al mismo ritmo del bombeo en su vulva con un
peque�o contoneo de caderas. La joven neoyorquina dese� entonces haber hecho
caso al se�or Springfield, y as� no estar�a viviendo la experiencia m�s
traum�tica y terror�fica de toda su vida. Las ramas hac�an bien su trabajo: al
tiempo que la enorme la violaba con todas sus fuerzas, unas segu�an con el
castigo de los latigazos y otras jugaban a tocar sus pezones cuando no daban
peque�os coletazos que hac�a a Linda rechinar entre dientes de dolor.
Imposibilitada ya de toda resistencia, �sta se estaba dejando hacer para que se
terminase lo m�s r�pido posible y con la esperanza de que al terminar podr�a
salir de all�. Su voz quebrada lanzaba constantes jadeos de dolor y placer, con
sus ojos empapados en l�grimas.



-Aaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaaaaahh
aaaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaaahh aaaaaaaahh�oooooooooohh
noooooooooooo�basta, basta
yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa�nooooooooooooooooooooooooooo�por favor
nooooooooo���NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!
��AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRGGHH!!...



El agudo chillido cuando alcanz� el orgasmo fue tremendo y su
cabeza se lade� expresando el cansancio que ten�a. Su vulva chorreante hab�a
dejado la rama empapada como si hubiese llovido sobre ella. Cuando la vio salir
de sus entra�as dio un suspiro de alivio y comenz� a forcejear para romper
alguna rama que le permitiera escapar. Con mucho esfuerzo liber� su mano derecha
y gracias a ello logr� soltarse, saliendo corriendo a toda prisa. Su huida, por
desgracia, no dur� mucho, pues al pasar cerca de otro �rbol una rama la golpe�
en el pecho y cay� al suelo. Las ramas volvieron a rodearla, pero esta vez la
elevaron dos metros del suelo en el aire. Si las ramas la soltaban, se llevar�a
un buen golpe. De nuevo apresada, se horroriz� al pensar qu� ser�a lo siguiente
que le ocurrir�a. Su respuesta lleg� a los pocos segundos en forma de grito:



-��AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRGGH!!...



Su culo fue violentado sin previo aviso, y sus nalgas
quedaron muy separadas. Haciendo todo el esfuerzo del mundo, se gir� para ver
que clase de rama pod�a ser tan grande, pero para su horror, no se trataba de
una rama: �era una ra�z!. Una gran ra�z que curiosamente no ten�a rastros de
tierra, como si nunca hubiese estado bajo el suelo. El dolor de aquella
penetrada la atraves� por todo su cuerpo, ya que era la primera vez que algo se
colaba por "ah�". Al mirar al �rbol para ver lo que estaba pasando, �vio que
�ste ten�a la misma marca en "v" en su tronco!.



-�Ooooooooooh ooooooooooohh ooooooooooohh
oooooooooooooooohh!...



La ra�z la violaba con mucha sa�a, casi como si quisiera
partirla en dos, y de golpe dos peque�as ramas, que juntas alcanzaban el tama�o
de la que anteriormente la hab�a forzado, la penetraron altern�ndose el
movimiento de penetraci�n con el de salida. Para m�s inri, las peque�as
ramas que estaban rodeando sus pechos comenzaron a sobarlos como si fuesen
amasados por manos, y sus pezones pellizcados como peque�as ramas que simulaban
ser pinzas. El dolor al que estaba siendo sometida no era comparable a la
humillaci�n que estaba sintiendo a cada momento que estaba pasando, con cada
penetraci�n que su maltrecho cuerpo recib�a.



-Ooooooooohh oooooohh oooooooohh oooooooooohh ooooooooooohh
ooooooooohh ooooooooohh�basta yaaaaaaaaaaa�oh dios m�o�ya basta-pidi� llorando a
l�grima viva y con la voz rota-�bastaaaaaaaaaaaaa�no puedo m�s�por favor
bastaaaaaaaaaaaaaa�



En contradicci�n a su plegaria, las ramas fueron m�s r�pido y
m�s fuerte. Las que la estaban violando por delante como si se tratase de una
doble penetraci�n llegaron a tocar las paredes de su �tero, removi�ndose en su
interior en todas direcciones. Por su parte, la ra�z que violentaba y desvirgaba
su ano la hac�a moverse una y otra vez, como si intentase penetrarla m�s a�n. En
mitad de aquella terrible penetraci�n, Linda fue dada la vuelta y fue llevada
hasta el �rbol, donde su cuerpo se rozaba contra el tronco debido a la fuerza de
empuje de la ra�z en su culo. El roce de sus tetas con el tronco la doli� tanto
como los pellizcos de las ramas-pinzas. Su cuerpo iba arriba y abajo, movi�ndose
sin parar, roz�ndose, frot�ndose, doli�ndose a cada segundo, pero al mismo
tiempo, tambi�n estaba excit�ndose, indicando que el orgasmo que su mente tanto
rechazaba estaba a punto de llegarle.



-OOOOOOOHH OOOOOOHH OOOOOOOOHH OOOOOOH HOOOOOOHH OOOOOOH
OOOOOOOHH OOOOOOHH OOOOOOOHH OOOOOOOHH
OOOOOHH���NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!...



M�s fuerte a�n que el anterior, el cuerpo de Linda goz� sin
que pudiera evitarse. El orgasmo alcanzado en el cl�max provoc� que las ramas se
apartaran, como quien se retira con el trabajo cumplido, y como si bajase por un
tobog�n, Linda Ringwood lleg� hasta el suelo desliz�ndose por el tronco del
�rbol. Al mirar al �rbol, �ste estaba intacto, y ni rastro de la marca en "v".
Las ramas eran mecidas levemente por la brisa nocturna, y ella crey� alucinar,
pero su cuerpo ten�a todas las marcas que los dos �rboles violadores la hab�an
provocado. Lo peor fue notar como algo l�quido resbalaba entre sus nalgas y
comprobarlo �vio que se traba de sangre!. Presa del terror y la duda, Linda se
qued� quieta unos instantes, intentando pensar con claridad para poder escapar y
volver a casa.



Opt� por regresar al coche, encontrar algo en �l y poder
salir de all� por donde hab�a entrado, aunque ser�a un largo trayecto debido a
lo que ya hab�a recorrido en coche. Caminar se volvi� una tortura para ella por
las heridas que ten�a, pero su determinaci�n la hizo avanzar. Su deseo de
supervivencia la dio �nimos de seguir, y aunque no pod�a correr, no vacil� ni un
solo paso. Aun sin tener una direcci�n clara que seguir, confiaba en su instinto
natural para regresar al punto de partida. A mitad de camino, se vio sorprendida
por el mismo y sobrenatural gru�ido que la hab�a asustado la primera vez, s�lo
que en esta vez estaba demasiado cansada y furiosa para asustarse. Avanz� m�s en
el camino hasta que una densa niebla, gris�cea y repentina, se form� en el
bosque. Pod�a distinguir los �rboles, pero con bastante dificultad. En aquel
instante vio como la niebla se agitaba, como si alguien estuviese corriendo por
ella dejando la estela. Viendo que "eso", fuera lo que fuera, iba directo hacia
ella, intent� correr para escapar del acosador invisible. No lleg� a recorrer ni
veinte metros cuando sinti� que la cog�an de su larga melena casta�o claro y la
tiraban contra al suelo. Intent� levantase, pero unas manos invisibles la
cogieron por los hombros y la volvieron a tirar. Despu�s de quedar en el suelo
Linda sinti� como si alguien muy pesado se hubiese pesado encima de ella
impidi�ndole moverse. Las manos invisibles recorrieron su cuerpo de un lado a
otro, ella pod�a ver la presi�n de unos dedos en su vientre que bajaban por �l
hasta su pubis y de otros que sub�an a sus tetas. Sinti� que unos dedos la
penetraban, que otros jugaban con su pecho y su pez�n y que una boca y una
lengua jugaban con el otro. Ella ve�a como su pez�n izquierdo se mov�a como si
fuese lamido, y como luego iba arriba y abajo como si alguien estuviese
chup�ndolo. El pez�n derecho tambi�n se mov�a, como si un gran pulgar jugase con
�l, y otro pulgar, entre sus piernas, tocaba su cl�toris una y otra vez, al
tiempo que un dedo �ndice y coraz�n la penetraban.



-Aaaaaaahh aaaaaaaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaaaaaahh
aaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaahh
aaaaaaaaaaahh�D�jameeeeeeeeeeeeeeee�noooooooooooooo�ya basta,
su�ltameeeeeeeeeeeeeeee�d�jame marchaaaaaaaaaaaaaaaaaaar�no, no quiero�esto no,
as� nooooooooooooooooo�aaaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaaaaaahh-gem�a
mientras lloraba, presa del miedo y del placer-�



Su invisible amante prosigui� todos sus avances, abusando de
ella. El dedo pulgar que antes jugaba con su cl�toris se desliz� para
penetrarla, y los otros dedos salieron de su vulva para colarse por su
desgarrado ano, forz�ndola de nuevo. Sobre su pierna derecha, aunque no lo ve�a,
sent�a como si algo estuviese haciendo presi�n encima de ella, algo parecido a
una enorme verga. Las manos invisibles se cambiaron de posici�n, y de ese modo
su pecho izquierdo era sobado, el derecho era lamido y chupado y su co�o segu�a
siendo tocado. Su cuerpo recibi� las caricias de mala gana, con un tremendo
calor que la invad�a, lo que dec�a que se estaba excitando cada vez m�s. Su
vulva ya estaba m�s que h�meda, y sus pezones totalmente empitonados.
Repentinamente cesaron todos los toqueteos y crey� que su violador se hab�a
conformado, pero no pod�a estar m�s equivocada cuando sinti� que sus hombros
eran cogidos con fuerza y que un enorme y rugoso manubrio la penetr�.



-�AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!...aaaah aaahh aaaaaahh
aaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaahh�



Tras la penetraci�n inicial, Linda jadeaba levemente con cada
acometida que recib�a. El tama�o de aquella cosa era impresionante, y su ritmo
era fuerte, sin flojear ni por un segundo. Era la tercera vez en toda la noche
que estaba siendo violada, y cada vez era peor. Por su mente desfilaron
preguntas de terror y incertidumbre: �qu� suceder�a despu�s?, �c�mo suceder�a?,
�que ser�a lo pr�ximo que la violase?, �vivir�a para contarlo?, �la creer�a
alguien si llegaba a escapar de all�?...



-Mmmm mmmm mm mmmmm mmmmm mmmmmmmmmm�



Los gemidos de Linda fueron acallados por una especie de boca
invisible que la besaba, y una lengua que buscaba la suya para jugar con ella,
aunque �sta solo deseaba que aquella noche pasase cuanto antes. Las embatidas se
hicieron m�s poderosas, su amante parec�a tener prisa por acabar cuanto antes.
Una mano se agarr� a una teta suya con tanta fuerza que la hizo gritar, mientras
la otro baj� para ponerse en su culo y apretar tanto como pudo, sin dejar de
penetrarla con toda su fantasmal hombr�a.



-Oooohh ooooohh oooooooooooh oooooooooh oooooh ooooooh
oooooooooh oooooooooh oooooooh oooohh ooooohh oooooohh
oooooooooh�nooooooooooooo, otra vez noooooooooooooo�voy a correrme�aaahh aaaaahh
aaaaaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaahh�oh dios me corro me
corroooooooooooooooooo ��AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRGGHH!!.



El tercero orgasmo de la noche sobrevino al igual que los
dem�s, fuerte, poderoso y a la vez humillante, vejatorio. Tendida en el suelo,
en un estado de extenuaci�n casi total, Linda permaneci� tumbada, jadeando y
llorando, llev�ndose las manos a la cabeza. Su amante invisible se hab�a
retirado y la niebla, de la misma manera en que lleg�, desapareci�. Al mirar a
los lados, Linda pod�a ver el bosque al igual que antes gracias a la luz de la
luna. Sus intentos por levantarse y moverse eran vanos: su cuerpo estaba agotado
por tanta vejaci�n, pero su voluntad, determinada a vivir, la hizo levantarse
cogiendo una gran rama y utiliz�ndola a modo de bast�n para caminar. Sus dientes
casta�eteaban debido al fr�o que ten�a por estar desnuda en mitad de la noche,
por lo que aceler� un poco su ritmo para llegar al coche y encontrar algo en �l
con lo que vestirse y calentarse. Las esperanzas que estaban fragu�ndose la
hicieron continuar alrededor de media hora, hasta que se par�, cansada, sin
haber llegado a ninguna parte. Fue entonces cuando se pregunt� si no hab�a
estado caminando en c�rculos. Dada la imagen que presentaba, ser�a algo bastante
probable. Prob� a ir en diferentes direcciones para comprobarlo, confirmando sus
sospechas cuando, tras dejar una rama clavada en el suelo junto a un �rbol, pas�
al lado de �sta varias veces. Desesperada, se arrodill� rogando al cielo por
encontrar el modo de escapar de aquella prisi�n natural. Esperaba cualquier
se�al, a excepci�n de lo que se le present� delante suya: ��un lobo!!.



-Quieto�quieto lobito bonito�no voy a hacerte da�o�



El lobo manten�a sus fauces abiertas, ense�ando sus dientes
en actitud atacante. Linda sigui� intentando calmarlo hasta comprender que era
in�til al ver, sobre su frente, la marca en "v" que antes hab�a visto en los
�rboles. Los ojos del lobo brillaban con una intensidad sobrenatural, sin
apartarse de ella. Se mov�a a pasos lentos, como si estuviese esperando
cualquier movimiento de su presa humana, la cual, presa del p�nico, y a�n
sabiendo que no podr�a escapar de la rapidez de un lobo, ech� a correr sin
direcci�n fija intentando despistar a su cazador. De vez en cuando, a la
carrera, Linda echaba la vista atr�s para asegurarse de que su perseguidor
estuviera detr�s de ella. Pese al tremendo cansancio de su cuerpo, el miedo que
ten�a era tan grande que le daba fuerzas renovadas para seguir a trav�s del
bosque. Para su desgracia, una ra�z surgi� repentinamente del suelo poni�ndole
la zancadilla y cayendo al suelo. Cuando quiso darse cuenta el lobo estaba
bastante cerca de ella, mir�ndola fijamente con sus ojos brillantes como el
fuego. Linda lo despist� tirando una piedra para que fuera en otra direcci�n,
pero por tercera vez las ramas volvieron a apresarla. En esta ocasi�n no la
violaron, si no que la postraron a cuatro patas en el suelo. Cada esfuerzo que
hac�a por soltarse provocaba que �stas apretaran m�s fuerte, de modo que tuvo
que abandonar toda idea de resistencia si no quer�a morir asfixiada. Con sus
ojos abiertos de par en par contempl� al lobo acerc�ndose a ella hasta quedar
cara con cara. Las ramas tiraron de Linda para que se enderezase levemente, lo
justo para que sus tetas quedasen a la altura del hocico del animal.



-Aaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaahh
aaaaaaaaahh aaaaaaaaaaahh�uuuummmmmmmmm ummmmm mmmmmmm mmmmm mmmmmm mmmmmmmmmmm
mmmmmmm�oh no�m�s nooooooo�oh dios m�o, ay�dame�



El lobo, que hab�a abandonado su expresi�n de amenaza, estaba
lamiendo las tetas una y otra vez, por todas partes, centr�ndose en sus pezones,
y saltando de uno a otro cada poco tiempo. La rasposa lengua del animal
provocaba en ella algunos temblores de placer que la somet�an a su estado de
locura absoluto. Su bajo vientre comenz� a arderle de la calentura que el
salvaje c�nido le proporcionaba con tanto lameteo, aunque su mente intentaba
apartarse de aquella escena todo lo humanamente posible para no seguir sufriendo
tanto.



-Oooohh oooooooohh ooooooohh oooooooohh oooooohh oooooohh
oooooooooohh oooooooooohh oooohh oooooooooohh�



El lobo se hab�a hartado de lamer sus pezones y se hab�a
cambiado de lugar pasando su lengua por su reventada vulva. La velocidad de los
lametones era terrible, indescriptible. Linda sent�a como sus mejillas
enrojec�an de pura excitaci�n, aun siendo �sta no deseada por ella. Los jugos de
su concha comenzaban a salir abundantemente, y aquel animal lo beb�a todo con
una glotoner�a colosal, sin dejar nada fuera. A lo largo de minutos y minutos el
lobo lami� todo lo que quiso y mucho m�s, y cuando se cans�, pas� a la siguiente
fase: se mont� a la grupa de su humana-loba y la penetr�.



-��AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!!.



Como c�nido que era, y al igual que sus hermanos de raza los
perros, el lobo ten�a una gran verga rojiza, que en aquel instante hab�a
introducido hasta el fondo de la joven Linda Ringwood. Un nuevo sentimiento de
dolor, desgarro, miedo, terror y humillaci�n se apoder� de ella, al tiempo que
sent�a como la verga canina la penetraba, pero no era como las ramas, � aquella
presencia invisible, si no que el lobo la violaba a una velocidad de v�rtigo,
m�s deprisa que todas las anteriores veces.



-�Aaaahh aaahh aaaaahh aaaaahh aaaah haaaaaah aaaaaaaahh
aaaaahh!...�d�jame ir, su�ltameeeeeee!...ooooooohh noooooooooo�aaaahh aaaaahh
aaaaahh aaaaahh aaaahh aaaahh aaaaaahh�no quiero m�s�m�tame ya, acaba con
esto�pero no sigas�no puedo m�s�no puedo�



A mitad de su violaci�n se desmay�, pero las ramas le
hicieron despertarse a base de varios golpes en su cara, algunos de ellos en
heridas ya abiertas, con lo que, una vez bien despierta, segu�a sintiendo todas
y cada una de las acometidas que la estaban dando. La verg�enza que sent�a, la
sensaci�n de estar siendo manchada, de estar "sucia", se le hac�a insoportable,
y no falt� mucho para que Linda pensara en el suicidio con tal de que su tortura
terminase de una vez. El lobo segu�a martilleando a ritmo endemoniado, y el
cuerpo de Linda temblaba por completo con cada bombeo dentro suyo.



-Aaaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaaaaaahh
aaaaaaaaahh aaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaahh
aaaaaaahh aaaaaaaaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaahh aaaahh�



Linda apret� los dientes para soportar la presi�n de la verga
en su cuca y a la vez la del peso del lobo sobre su espalda. Aumentando a�n m�s
su dolor, dos peque�as ramas surgieron del suelo, rodearon sus pezones y se
dedicaron a tirar de ellos todo lo que pod�an, provoc�ndole a la joven un dolor
muy intenso, dolor que se mezcl�, escasos instantes despu�s, con la llegada del
primer orgasmo animal que tendr�a.



-Aahh aaaahh aaaaah aaahh aaaaahh aaaaaahh aaaaaaah aaaaaahh
aaaaaahh aaaah aaaaaah aaaahh��aaaaahh aaah aaaaahh aaaaaaaahh aaahh
aaaaaaahh!���AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!!...



A la neoyorquina le parec�a imposible que su cuerpo pudiera
aguantar tanta tortura y violaci�n. El dolor de sentir su cuca casi a reventar
por la bola que se le form� dentro de ella era inmenso, como si quisiera
reventarla por dentro, como si quisiera partirla en dos. Durante dolorosos
minutos aguant� aquella bola que llenaba sus entra�as hasta que por fin comenz�
a deshinchar, y finalmente, salir. La sensaci�n de vac�o se acompa�� por un
suspiro de alivio, creyendo que el lobo-esp�ritu se hab�a conformado, pero fue
todo lo contrario: aquella fue la primera de las 4 � 5 veces que el animal la
tom� por una perra a la que violentar hasta la extenuaci�n. Orgasmo tras orgasmo
Linda solo pod�a limitarse a dejarse follar todas las veces, incapaz siquiera de
pronunciar palabra. Ya casi no pod�a con su cuerpo. Sin previo aviso, las ramas
la liberaron y el lobo hab�a desaparecido, como si nunca hubiera estado all�. El
terror que Linda sent�a, la paranoia, la duda de cuando volver�a a atacar, de
donde, hizo que mirase en todas direcciones, y al hacerlo un brillo a lo lejos
hizo renacer en ella la esperanza: �era su coche!.



Lleg� hasta �l de milagro y se puso a registrar la guantera:
pa�uelos, mapas, un mechero zippo, unos guantes�en el maletero hab�a una rueda
de recambio, un par de jers�ys, ropa interior sexy que hab�a llevado para estar
con Darren�no era mucho, pero por lo menos ten�a algo con lo que abrigarse. Sin
embargo, un nuevo gru�ido la puso de nuevo en guardia. Del miedo que ten�a pas�
s�bitamente al odio, a la furia, y cuando dos detalles se cruzaron por su mente,
descubri� una oportunidad de destruir al que durante aquella interminable noche
la hab�a violado repetidas veces bajo diferentes formas, y sab�a exactamente
como hacerle salir.



-�VAMOS CABR�N!, �SAL SI TE ATREVES!...��S� QUIEN ERES,
CABR�N!!, ��ERES CHARLIE TOWNSHEND!!, ��EL ASESINO DE CHICAS Y NI�OS!!, ��VEN
POR M� SI TIENES VALOR!!, ��MUESTRA TU VERDADERA CARA!!...



A varios metros de distancia, el suelo pareci� haber lanzado
un gran escupitajo, pues enormes trozos de tierra fueron lanzados al aire, y
tambi�n un gran objeto de forma difusa. El objeto cay� pesadamente a tierra, y
al acercarse para ver que era, Linda comprob� con horror que era un esqueleto
humano. No hab�a carnes, solo huesos manchados con restos de tierra, pero no
tard� en comenzar a temblar sin control alguno. Incapaz de cerrar los ojos Linda
Ringwood contempl� la escena m�s escalofriante de toda su vida: ��al esqueleto
se le estaba formando la carne!!. M�sculos en sus extremidades, intestinos,
pulmones, tendones, masa cerebral�Fue como ver la descomposici�n humana a la
inversa. La piel empez� a surgir lentamente, el pelo brot� de los brazos y la
cabeza, las cuencas se llenaron con los globos oculares, la lengua apareci� en
la boca, las u�as se formaron, y con una mirada de loco, el difunto Charlie
Townshend hab�a revivido ante ella. Era altivo, de presencia amenazante, casi
asfixiante. Linda dio un aullido de aut�ntico terror.



-��AAAAAAAAAAAAAAAAA AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!!...



-�No era esto lo que quer�as?, �no quer�as verme con mi
verdadera cara?.



La voz de Charlie Townshend parec�a de ultratumba, y poco
ten�a de humana. Se asemejaba al crujir de las hojas secas en oto�o, con un
sonido reverberante, gutural. Era la voz de un verdadero demonio.



-��Soy Charles Mason Townshend, y este es mi bosque!!,
��ESTOS SON MIS DOMINIOS Y TODO EL QUE ENTRE SUFRIR� MI IRAAAAAAAAAA!!.



La cara de Charlie Townshend comenz� a alterarse, a cambiar.
La mueca de furia se hizo m�s pronunciada, sus facciones se agudizaban, su
cuerpo temblaba y crec�a, convirti�ndose en una bestia de aspecto aterrador. Los
ojos se inyectaron en sangre, brazos y piernas duplicaron su grosor, su pectoral
creci� enormemente, y la expresi�n de su cara parec�a salida del mism�simo
infierno. Linda ya hab�a conseguido lo que quer�a, pero ahora deb�a actuar con
rapidez: intentando escapar de �l, se meti� en el coche y cerr� la puerta,
mientras el monstruo en que Charlie Townshend se hab�a convertido lo golpeaba y
balanceaba queriendo sacar de all� a su v�ctima. Abriendo la guantera, Linda
cogi� algo de ella que luego necesitar�a y lo aferr� en su mano deseando que el
monstruo no se percatara de �l. Sacando la puerta de sitio y lanz�ndola lejos,
el monstruo cogi� a Linda y la tir� contra el suelo al lado del coche. Se ech�
encima de ella y con los instintos que ten�a, Charlie Townshend hizo lo que
mejor sab�a hacer: violar. Ella permanec�a inm�vil en el suelo, dejando que �l
hiciera lo que quisiera para que no la golpease o la zarandease y perdiera el
tan preciado objeto guardado en su mano derecha. La boca del monstruo se peg� a
sus pezones, y una fina lengua se enroll� a ellos, estruj�ndolos,
retorci�ndolos, excit�ndolos, mene�ndolos de un lado a otro. Al mismo tiempo,
unos labios potentes succionaban el pecho completando la secuencia. Dos enormes
manos recorr�an su cuerpo, una con el otro pecho bien cogido y la otra debajo de
sus nalgas, metiendo tres dedos por su ano. El dolor que ella sent�a era
inmenso, pero deb�a resistir si quer�a que la jugada saliera bien, y de ese modo
tuvo que soportar que �l hiciera lo que quisiera, pero solo por el momento.
Pronto se vengar�a.



-Mmmm mmmm mmmmm mmmmmm mmmmmmmm�noooooooo, no
sigas�paraaaaaaaaaaaa�



El Charlie-monstruo sigui� acos�ndola y abusando de ella, en
lo que ser�a su �ltima violaci�n. Linda deb�a fingir como una actriz si quer�a
parecer convincente y no despertar las sospechas del psic�pata sobrenatural que
la estuvo forzando tantas veces. �ste se puso encima suya, apuntando su
desproporcionadamente grande verga directa a su vulva. Los esfuerzos por
penetrarla la causaban mucho da�o, se nota que le costaba trabajo meter algo tan
gordo, pero la rabia con que empuj� hizo que al quinto � sexto consiguiera su
objetivo.



-��IIIIIIAAAAAAAAAAAAAA AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!...



Aquello no era fingido, no pod�a. El desgarro que sinti� en
su interior fue tan intenso que se sinti� como si la hubiese alcanzado un rayo.
El grito que lanz� casi la dej� sin voz. Se sinti� tan ultrajada que el objeto
que agarraba en su mano cay� al suelo, pero con tal suerte que qued� al alcance
de su mano para que volviera a cogerlo antes de que su violador se percatase de
�l. Las manos de la bestia se pusieron en sus hombros, agarr�ndola con firmeza,
casi ara��ndola, para as� embatirla mucho m�s fuerte. Le daba la impresi�n de
que aquello era como un ariete medieval que intentase echar un port�n abajo. La
presi�n de la acometida la estaba destrozando, la lastimaba m�s all� de
cualquier l�mite imaginable. Su concha, de tanto esfuerzo durante tanto tiempo,
estaba enrojecida y le ard�a de tanta rozadura como hab�a tenido.
Charlie-monstruo se incorpor� sobre sus rodillas, agarr�ndola a ella de las
nalgas para levantarla de medio cuerpo para abajo, viol�ndola con un �mpetu
propio del demonio en que se hab�a convertido. Meneaba las caderas hacia
adelante al tiempo que la atra�a hac�a �l, para luego hacerlo hacia atr�s cuando
la alejaba, logrando una penetraci�n casi total cada vez, y con ello un dolor
m�s intenso para su desdichada v�ctima.



-�OOOOOOHH! �OOOOOHH! �OOOOHH! �OOOOOOH! �OOOOHH!
�OOOOOOOOHH! �OOOOOOOHH! �OOOOOOOOHH! �OOOOOOOOOOHH! �OOOOOOHH! �OOOOOHH!...



Los largos y casi eternos minutos que estuvo en aquella
postura se sent�a como una mu�eca que estuviesen destrozando en pedazos. Lo peor
fue que, inevitablemente, su cuerpo respond�a al baile que le estaban dando, y
se estaba excitando pese a que su mente se esforzaba por impedirlo. Los gemidos
de placer que Charlie Townshend profer�a y su aceleraci�n al moverla indicaban
que el estaba pr�ximo al orgasmo, lo mismo que ella.



-Oooooooooooohh oooooooooooohhhh oooooooooohh oooooooohhh
oooooooooooohh ooooooooohhh oooooooooohhh ooooooooooohhh oooooooooooohhh
ooooooooooooohh oooooooohh oooooooohhh�mmmmmmmmm�oooooh
nooooo���NOOOOOOOOOOOOOOOOO OOOOOOOOOOOOOOOO!!.



-Ooorrgh ooorrghh ooooorrgh oooooorrgh oooooorrghhh
oooorrgghh ��OOOOOOOOOOOOOOOOO OOOOOOOOOOOOOOOORRGGHH!!.



La brutalidad del orgasmo fue suficiente como para que
Charlie-monstruo permaneciese como paralizado el suficiente tiempo para que
Linda reaccionara. A�n penetrada por �l, se incorpor� como puedo y con las u�as
le ara�� la cara con tanta fuerza que se llev� piel de �l en ellas. El grito que
dio fue desgarrador, y como instinto apart� de �l a Linda, la cual, al verse
libre, fue de inmediato detr�s del coche, buscando lo que necesitaba bajo �l.
Con la mano comprob� que su salvaci�n hab�a llegado. Con las manos formando un
hueco cogi� todo lo que pudo y cuando Charlie Townshend fue a por ella, con su
cara marcada por las heridas, Linda le lanz� toda la gasolina que hab�a debajo
del coche y que hab�a formado un charco. Luego lo hizo otra vez, pero ya no era
posible hacerlo una tercera. Satisfecha, y con el objeto en su mano, Linda
sonri� por primera vez en toda la noche.



-�No hace un poco de fr�o aqu�, hijo de puta?. Toma, para que
entres en calor�



Cogi� el zippo que ten�a en sus manos, lo encendi� y se lo
tir�. El cuerpo se Charlie, rociado por la gasolina, empez� a arder casi
instant�neamente, y pronto se vio literalmente envuelto por las llamas.



-��Arde, maldito cabr�n!!, ��ardeeeeeeeeeeeeeeeeee!!...��arde
para siempre en el infierno!!...��MUEREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!...



Lo m�s r�pido que pudo abri� el maletero y cogi� uno de los
jerseys para poder abrigarse y entrar en calor. Horrorizada vio que Charlie
Townshend, ya humano de nuevo, iba a abalanzarse sobre ella para matarla con las
llamas de su cuerpo, y se apart� justo a tiempo para que �l chocara con el coche
y �ste explotara, haciendo que el asesino y violador volase en pedazos por los
aires. Linda, al verlo, se arrodill� totalmente emocionada viendo que todo hab�a
acabado y tras llevarse las manos a la cara se puso a llorar.



El inesperado fuego la mantuvo de nuevo caliente durante
mucho rato. Cuando las llamas comenzaron a menguar busc� r�pidamente una rama de
buen tama�o, arranc� un trozo de su jersey para enrollarlo por un extremo y
acerc�ndolo al fuego hizo una antorcha con la que guiarse en la oscuridad. El
resto de la noche lo pas� deambulando buscando la forma de salir, y en ese
tiempo su jersey, antes intacto, acab� hecho jirones. Tras horas y horas de
caminar, Linda cay� al suelo desmayada, sin darse cuenta de que no estaba
pisando tierra yerma sino asfalto.



Linda Ringwood fue encontrada tendida inconsciente en la
carretera por el agente de polic�a Francis Corwin, el cual estaba haciendo su
ronda habitual de la ma�ana. La mala suerte hizo que casi la atropellase, pero
�ste fren� a tiempo de evitar la tragedia. Lo que m�s horroriz� a �ste, seg�n
declar� despu�s, no fue el estado en que se encontraba su cuerpo, magullado y
herido por todas partes, ni las marcas que se le hab�an quedado, si no que su
pelo se hab�a vuelto completamente blanco. Darren Austin, al enterarse de la
tragedia, estuvo con ella en todo, a lo largo de los dos meses que permaneci� en
estado comatoso en un hospital de Nueva York al que fue trasladada tras saber
�ste lo ocurrido. Cuando despert�, lo hizo dando un chillido tan fuerte que tuvo
que ser sedada para evitar alarmar a los otros pacientes de la planta y para
evitar que se hiciera da�o. La polic�a la interrog�, pero se encontraron con
incongruencias y un relato solo pod�an calificar como "alucinaci�n por trauma".
Durante varios d�as se hicieron equipos de b�squeda que rastrearon el bosque
Townshend buscando lo que llamaban "una bestia salvaje" � "un perturbado mental"
que rondase por all�, pero no obtuvieron resultados. Linda, por su parte, entr�
en un silencio total del que solo se romp�a cuando Darren la visitaba, pero el
resto del tiempo lo dedicaba a escribir y dibujar d�a y noche, dibujos que
motivaron su traslado del hospital a una cl�nica privada debido a los desmayos y
mareos que provocaba en quien los le�a. A pesar de lo ocurrido, Darren Austin
sigui� al lado de la que era su novia, cas�ndose con ella seis meses despu�s de
lo ocurrido. Las cicatrices del cuerpo de Linda, casi todas, fueron
desapareciendo, y su estado mental fue rehaci�ndose mediante varias terapias
psiqui�tricas y de hipnosis.



Linda Austin, de soltera Ringwood, muri� a los dos a�os de
casada en la caba�a donde �sta y Darren estaban pasando unas vacaciones. Fue el
propio Darren quien, al o�r un extra�o sonido que lo despert�, se levant� de la
cama y deambul� por la caba�a, para encontrar a su esposa ahorcada de una de las
vigas de la casa, en el piso bajo de la misma. En la c�moda que us� para
deslizar la cuerda y subir para suicidarse encontr� todas las notas que redact�
en el hospital y que hab�a mantenido en secreto al salir de all�, y a sus pies
una de las numerosas fotos que se le hab�an tomado como prueba f�sica de los
abusos cuando fue llevada al hospital: �era una foto de espaldas donde,
abarc�ndola por completo, se ve�a perfectamente el dibujo de dos grandes palos
casi juntos, formando una marca en "v"!.



Linda Austin fue enterrada en presencia de familiares y
amigos. Fue en ese lugar donde Darren conoci� a Matthew O�Connell, �ntimo amigo
de Linda y tambi�n compa�ero de instituto y universidad. Cuando �ste le dio el
p�same por la muerte de su esposa, Darren respondi� casi impasible "Linda ya
hab�a muerto hace mucho tiempo. Por lo menos ahora tendr� la paz que tanto
busc�". �ste, que hac�a poco se hab�a incorporado al Washington Post como
reportero, qued� intrigado por aquella frase y decidi� investigar el caso en
honor a la memoria de su querida amiga y compa�era, para lo cual interrog� a
todos aquellos que hubieran tenido contacto con ella. La investigaci�n, que se
prolong� seis meses, termin� cuando Matthew, a trav�s de los doctores, supo de
las notas de Linda, que estaban en posesi�n de Darren, el cual las hab�a
guardado en secreto, y aunque en un principio quiso deshacerse de ellas, se vio
incapaz de hacerlo, por lo que se las entreg� a Matthew, deseando que aquella
tragedia nunca volviera a repetirse. Tras leerlas, pudo formar un amplio
reportaje que por desgracia jam�s lleg� a publicarse, pues sus superiores,
alegando que la v�ctima estaba loca, se negaron a poner semejantes
"elucubraciones de una mente enferma". A espaldas de ellos Matthew lo mand�
igualmente a las rotativas, siendo r�pidamente despedido. Al poco de salir
publicado, todos los organismos oficiales desprestigiaron el reportaje
calific�ndolo como "desvar�os alucinatorios de mentes calenturientas", y Matthew
fue denunciado por el peri�dico por negligencia profesional. Aunque busc� a
alguien que corroborase su historia, todos aquellos a los que una vez interrog�
hab�an dimitido de sus trabajos � hab�an desaparecido sin m�s. Matthew perdi� el
juicio y ya nunca m�s fue contratado como periodista.



Al mes de la muerte de Linda, las autoridades mandaron vallar
los l�mites del bosque Townshend, seg�n ellos para proteger a la poblaci�n de un
animal salvaje que habitaba la zona, esperando con ellos acallar rumores y
leyendas. Su efecto fue todo lo contrario, pues alentados por aquello, algunos
j�venes locales y for�neos han seguido yendo para comprobar si la leyenda es
cierta, con lo que las desapariciones han continuado hasta la actualidad, pero
ninguna fue tan dram�tica y conocida como la de Linda Ringwood, quien al final
de sus notas, casi a modo de advertencia para todos y con letra temblorosa,
escribi�: "no est� muerto�no entr�is al bosque�nunca entr�is en el bosque��l a�n
vive��l siempre est� all�siempre est� vigilando�al acecho�en la profunda
oscuridad del bosque�".




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Relato: En la profunda oscuridad del bosque
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