Relato: Abuso carnal (2)



Relato: Abuso carnal (2)




ABUSO CARNAL "II", ILUSTRADO. (AMOR FILIAL)




La consigna materna: �AUTOCONTROL!, imposible, la ni�a carga
con una "debilidad" contumaz, atavismo hereditario.



_____________






Es lunes y la madre ha dispuesto que la ni�a Susan falte al
colegio, pues ha decidido sostener con ella una larga y edificante conversaci�n,
acerca de ciertas preocupantes debilidades que ha observado �ltimamente.



Susan hace un recuento y se complace por tener una agenda
bien nutrida; hoy cita con mamy, a mitad de semana reuni�n con el director de mi
colegio, a esa no pienso ir, y el s�bado, hummmm, ese d�a es la cita en el
estudio de mi papy.



Pensar que hasta hace poco tiempo nadie me daba bolilla,
parece que a las personas les gusta que me porte mal, si no, ni notan mi
presencia.



Mi mamy me ha indicado que la espere en casa un par de horas,
se le ha presentado un asunto importante de �ltimo momento y tiene que salir,
pero a su regreso con toda tranquilidad, podremos tratar acerca de mis disolutas
inclinaciones, �que me habr� querido decir con eso?.



La se�ora sale muy perfumada y arregladita, da las
indicaciones y se despide con mucha prisa, sube a su autom�vil estacionado en el
car port, y Susan sin propon�rselo, logra divisar que una persona sentada
en el asiento posterior se tumba cuan largo es y su silueta desaparece,
aparentemente obedeciendo instrucciones de su madre.




Es Bernab�, dedujo Susan, Mi mamy se larga con el
maestro Bernab�.




Inmediatamente acuden a su mente, como un torbellino, los
l�bricos recuerdos de su primera vez, aquella en que observ� a su madre
sacudi�ndose como desquiciada con el negro garrote de Bernab� taladr�ndola.
Seguro que mi mamy se est�
llevando a Bernab� a otro lugar para gozarlo
sin que nadie los moleste,
fue la conclusi�n de Susan.



Sinti� perturbadores estremecimientos con el recuerdo de su
perrito chamaco, que aprovech� la circunstancia para lamerle su caliente y
babosa almejita cuando ella espiaba a su madre en pleno amancebamiento.







Al tiempo que acud�an a su mente tan perturbadores recuerdos,
la invad�a un voraz apetito sexual, se toc� la almejita con la yema de los dedos
y la sinti� caliente, hambrienta y jugosa, el picor de muy adentro era
irrefrenable y su necesidad de calmarlo resultaba impostergable, ya no pod�a
mas, se encontraba a punto de perder la cordura



Presurosa se sac� el empapado calz�n y de inmediato se
dirigi� a su habitaci�n; al pasar frente a la cocina, chamaco inici� la
persecuci�n dando saltitos pleno de alborozo, atra�do por el intenso olor a co�o
listo para la acci�n, que Susan desped�a a su paso.



Ni bien lleg� a su dormitorio se sent� en el piso con la
espalda apoyada a un costado de su cama, con las piernas separadas, retorciendo
toda su humanidad, como pose�da, mientras chamaco lam�a con gran avidez y
entusiasmo, bebiendo de su manantial.



Pero eso a�n no resultaba suficiente, el escozor ven�a de mas
adentro, de ah�, donde Bernab� hab�a dejado su imperecedera huella.



Obnubilada y en el m�ximo estado de excitaci�n, ya no era
capaz de razonar en absoluto, solo sab�a que deb�a resolver de inmediato su
tremendo apremio por ser penetrada y en ese momento no contaba con mas macho que
su fiel y servicial chamaco.



Sin mas, se hinc� de rodillas y se coloc� en cuatro patas,
tal cual una perra, pero en esa posici�n chamaco no lograba empitonarla por mas
gana que le pon�a al asunto, debido a las caracter�sticas morfol�gicas propias a
los Basset hound, que si bien son bastante largos y el capullo genital
les llega casi hasta media panza, por otra parte tienen las patas demasiado
cortas.



Retom� la posici�n sentada y tumb� el torso al piso, el perro
logr� ensartarla en la cl�sica posici�n del misionero, tan popular entre
humanos, es decir frente a frente con el perro entre sus piernas y las patitas
posteriores casi pegadas a sus nalgas.








Chamaco mediante veloces sacudidas la estaba taladrando,
precisamente ah� donde ella sent�a el hormigueo, la penetraci�n se vio
favorecida por la abundante lubricaci�n que destilaba el manantial de Susan, la
maquinaria ya hab�a entrado en funcionamiento.



Ella desfallec�a de placer, el perro se prodigaba en
habilidades, ning�n humano dispone de un taladro de tan alta velocidad como el
de chamaco, que manera de cepillarla y que grande y gruesa es la pieza de estos
perros, Susan la sent�a caliente y jugosa en su mas rec�ndita intimidad,
refreg�ndola en el lugar preciso del picor, al punto de sacarle un tremendo
primer orgasmo ni bien hab�an comenzado; totalmente enardecida hac�a esfuerzos
desesperados para alcanzar con la boca la inmensa y h�meda lengua de chamaco que
se balanceaba cerca de su pecho. Se corri� mientras se lengueteaban mutuamente y
su cuerpo convulsionaba sacudido por intensos espasmos.



Sin intervalo la ni�a se corr�a una vez mas, un nuevo orgasmo
a continuaci�n inmediata del anterior la sorprendi�, al recibir en sus entra�as
sucesivos chorros de abundante brebaje que el perro en �xtasis disparaba a gran
presi�n.



Se sent�a inflada por la extraordinaria cantidad de l�quido
caliente expelido por el animal, que inundaba su interior, su estado de
perturbaci�n por la gula sexual le imped�a tomar conciencia que una separaci�n
inmediata resultar�a imposible en ese momento, el perro la manten�a abotonada de
la vulva con la inmensa bola que se le form� en la base del miembro, luego de la
copiosa descarga.



Quedaron acoplados y la morbosa ni�a no ten�a idea del tiempo
que permanecer�an unidos por los genitales, en sus intentos por tratar de
zafarse solo consegu�a nuevos orgasmos, la pelota que la engarzaba le presionaba
desde adentro el punto "G", y por fuera le descabezaba el cl�toris haci�ndolo
mas sensible, todo movimiento en ese estado provocaba fricci�n en puntos tan
sensitivos que los orgasmos resultaban irrefrenables y acrecentados por nutridos
chorros de semen caliente que el perro segu�a descargando en sus entra�as.



Transcurrido un buen rato, el bulto del perro se fue
diluyendo hasta que de un r�pido jal�n acompa�ado por un profundo ayyyyyy de la
gozosa, lograron desengancharse, la ni�a derramaba de su intima fuente un r�o
interminable de poluci�n canina, por su parte, chamaco satisfecho se lam�a el
inflamado colgajo que iba desapareciendo de regreso a su capullo.



Susan, qued� exhausta y satisfecha, por unos instantes cay�
rendida en su lecho pensativa y sorprendida por esa nueva experiencia, hasta que
reaccion� y retomando la cordura, dedic� su tiempo en desaparecer los rastros de
su salvaje aventura.



Se entretuvo en la ba�era y se alist� para esperar a su madre
que pod�a llegar de un momento a otro y se asegur� de dejar a chamaco bien
sujeto en la armella de su habit�culo ubicado en el patio posterior, a fin de
evitar que siga haciendo de las suyas.




-O-




Bien pasada la hora acostumbrada del almuerzo sin que su
madre haga su aparici�n, Susan se sirve y calienta su merienda, cuando se
dispon�a a empezar, escucha la puerta de la cochera, ve aparecer el autom�vil
que hace su ingreso, no tuvo que almorzar sola, su madre la acompa��; ambas
devoraron sus alimentos casi sin decir palabra, se tra�an un apetito voraz, era
evidente que ambas ten�an que reponer buena cantidade de energ�a.



Luego del almuerzo, en el ba�o mientras se cepillaban los
dientes, su madre le dice: No pude llegar mas temprano por que se me juntaron
una serie de sosas imprevistas y no me alcanz� el tiempo.



Ya mamy deja de mentirme yo se que te has ido con Bernab�.
Le replic� airadamente, con su desatino caracter�stico.




Mi ni�a no se que tratas de insinuar, pero ahora no vamos a
hablar de m�, sino de todo lo que me he enterado respecto a tus andanzas. Quiero
saber si es cierto que eres una calentona y que andas repartiendo el co�o por
donde quiera que vas.



Huuuuuuuu, si, si mamy es verdad, pero es por culpa tuya, ya
sent�a bochornos desde antes pero bien que me los sab�a aguantar, hasta el d�a
en que te descubr� con Bernab� que te estaba zamarreando en tu cama y para colmo
a chamaco se la antoj�, en ese mismo momento, lamerme entre las piernas; ah�
empez� todo, perd� el juicio y todos los que estaban cerca de m� se aprovecharon
de mis ardores.



Dios m�o, que verg�enza, hija m�a perd�name no sab�a que me
hab�as visto haciendo eso, pero ya que eres una mujercita hecha y derecha,
d�jame decirte que la menopausia me est� viniendo con unos sofocones
insoportables que tu padre no me los puede calmar con las pocas veces que viene
a verme.



Yo mamy tambi�n la estuve pasando terrible con eso de los
cambios hormonales y me aguantaba por que no hab�a probado y no sab�a lo rico
que se siente.



Pero Susan tienes que aprender a controlarte, ser prudente y
discreta; yo lo hice con Bernab� por que pens� que no hab�a nadie en casa y
adem�s el negro degenerado ese ya me tra�a con las pantaletas empapadas,
ense��ndome su tremenda cuesti�n por debajo del "shortcito" cada vez que se
agachaba con alg�n pretexto, ahora mismo que te lo estoy contando se me est�n
poniendo duros los pezones.



Mamita, mamy, yo, yo te comprendo por que Bernab� es mi
maestro y el nos est� ense�ando, a m� y a mi hermanito a gozar al m�ximo en la
cama.



Criatura del se�or, no me vas a decir que Ricardito tambi�n
anda metido en todo esto, y que tu lo has hecho con tu hermano.




Con lagrimas en los ojos, responde Susan, entre sollozos:
Si mamy me fusilaron entre tres, mientras Bernab� me la meti� por adelante y mi
hermano me enculaba, lleg� su amigo Fernando, que me la puso en la boca he hizo
que se la chupara.




Con el coraz�n a cien, a punto de estallar, totalmente
agitada y perturbada, la madre, tomando a su hija entre sus brazos, le dice:
Que terrible, sin duda eso fue una violaci�n, ya imagino como habr�s resistido
para que no ocurra.




Susan tambi�n abraza a su madre y lloran juntas unidas como
una sola persona, y su hija le contesta: No mamita, no me resist�, por el
contrario, yo colabor� como una loca y goc� como una pervertida, me hicieron
venirme innumerables veces.
As� abrazadas se tumbaron en la cama bes�ndose
con desenfreno, primero en las mejillas, luego en los labios mientras la
temperatura segu�a subiendo y las caricias se hac�an mas audaces.




Mi cielo eres una puta igual a tu madre, yo se lo que sientes
en tu chochito cuando estas arrecha, d�jame calmar tus ardores que yo tambi�n
quiero hacerte gozar.




Se com�an la boca, la mamy frotaba a la ni�a por debajo del
calz�n jugueteando con los dedos en su yemita de la concupiscencia. Susan
separaba las piernas y se arqueaba hacia delante colaborando complacida con el
manoseo.



Entre suspiros y gemidos, con avidez, ambas se despojaron de
sus empapadas prendas �ntimas y todo lo dem�s, dejando al descubierto sus
seductores encantos para que pudieran servirse mutuamente con toda comodidad.



La madre se daba un banquete de almeja, como demostr�ndole a
su Susan lo que deb�a hacer a su turno, sin duda se trataba de una mujer muy
experimentada en las artes amatorias en todas sus variedades y le estaba dando
una c�tedra magistral a su hijita, que se ven�a a chorros a cada momento.



Sin dejar de com�rsela por abajo, la do�a gir� el cuerpo y
coloc� las rodillas al filo de catre, con la cabeza de Susan entre sus piernas,
dej�ndole al alcance de la boca su transitada genitalidad, como para que
demuestre lo que hab�a aprendido de ella.








En un cl�sico 69, a lo ancho de la cama, la jovencita se
esmeraba por hacer gozar con la lengua a su progenitora, que luc�a en esa
posici�n su orondo culo, apuntando hacia la puerta del dormitorio.



Ambas almejas tomaban punto a fuego lento, sazonadas en su
propio jugo, la mamy estaba con un orgasmo en ciernes, sin lograr conseguirlo
a�n por falta de destreza de la ni�a que no sab�a atenderla adecuadamente a
pesar de su efusivo empe�o; los esf�nteres de la do�a se contra�an
descontroladamente como implorando placer.



Sorpresivamente la mamita siente en su ansioso ano una
presi�n tibia y l�brica, que la deleita, tambi�n advierte las manos de Ricardito
que tom�ndola de las caderas la jala hacia atr�s.



El miembro invasor se resbala con suavidad culo adentro,
favorecido por sus moderadas dimensiones, adem�s de la sobre carga de
lubricaci�n de toda la zona genital y sobretodo debido al intenso trafico carnal
que hab�a experimentado ese ojete, con el ma�anero de ese mismo d�a.








Susan no perdi� detalle de la enculada, ella tiene ubicaci�n
preferencial, al estar mam�ndole la raja a su madre, su visi�n panor�mica es
inmejorable, es testigo de la furibunda empitonada que ocurre a escasos
cent�metros de sus ojos.



Ricardito, hab�a regresado del colegio y al sentir gemidos de
placer, inmediatamente se dirigi� al lugar de procedencia, encontr�ndose de cara
con el provocativo y pedil�n ojete de su propia madre, sin mas tr�mite de por
medio, ah� estaba Ricardito, ya ten�a enculada a su querida viejita, la que
agobiada por las circunstancias, no pudo menos que seguir rotando el culo, ante
la inminencia de un tremendo orgasmo en camino.



Entre gritos de placer y fuertes contracciones anales, se
corri� la madre estimulada sexualmente por sus dos hijos: As�, que rico me
culeas hijo de sat�n, tu ni�a endemoniada chupa la concha que te ha parido, hay
me muero, me muero, hayyy, hayyy,
gritaba, mientras sacud�a las caderas
fren�ticamente, sac�ndole de inmediato, el polvo a Ricardito que a�n carec�a de
control suficiente para prolongar la aci�n.



Con calientes chorros de semen inund� el rebosante y
complacido ojete de su progenitora, mientras se prende con los dedos del mullido
trasero para no caer victima del fogoso traqueteo.



En pleno �xtasis Ricardito resoplaba y balbuceaba sonidos
guturales, remedo de palabras incoherentes, haciendo d�o con los destemplados
aullidos de chamaco, el que desesperado, desde lejos, enterado gracias a sus
agudos sentidos, clamaba por participar.



Los tres, tumbados sobre la cama, complacidos y satisfechos,
quedaron unidos en un interminable abrazo, mientras se juraban amor eterno entre
lagrimas y sollozos.




-O-




Hoy es s�bado y me estoy alistando para reunirme con mi papy,
me ha citado a las diez y ah� estar� puntualita, solo terminar� de hacerme mis
colitas a los costados y estar� lista, esperando a su chofer para que me recoja.



Suena el timbre a la hora prevista, es Foncho el nuevo chofer
de don Ralph, padre de la ni�a, que viene con el encargo de recogerla.



Foncho es un tipo trigue�o, fuerte, de cabeza cuadrada y con
unos bigotes al estilo del legendario Pancho Villa.



Espera a la ni�a con la puerta posterior abierta, la saluda y
con una venia le indica que suba al veh�culo.



Como de costumbre, los modales y los atuendos de la ni�a no
armonizan con su espectacular f�sico; lleva las consabidas, rid�culas colitas a
los costados, a tratado de maquillarse pero se le ha pasado la mano con el
rubor, tambi�n ha acentuado excesivamente el contorno de los ojos y la mini con
vuelo que viste, cubre ajustadamente su mullido trasero, cuyos carnosos cachetes
se han comido un buen bocado de la faldita.




No se�or conductor, a mi no me gusta ir en el asiento
posterior, yo prefiero ir adelante para vacilarme con el equipo de sonido
durante el viaje.
Dijo Susan mientras se aplastaba descuidadamente en el
asiento delantero.



Posando su provocativo trasero sobre uno de sus tobillos
colocado sobre el asiento, dejaba sus torneados muslos casi totalmente al
descubierto, caus�ndole a Foncho una notoria incomodidad y a la vez despertando
la atenci�n de su estupefacto miembro que no estaba preparado para tal sorpresa.



Con la radio a todo volumen la inquietante Susan se
contoneaba al comp�s de la m�sica, mientras Foncho hac�a esfuerzos por no quedar
bizco, las ventanas nasales le resoplaban dilat�ndose exageradamente.




Hay se�or, creo que a usted no le gusta esta m�sica por que
lo veo sudando y sufriendo, como si lo estuviesen torturando, si quiere cambio
de estaci�n.
Dijo Susan muy sol�cita.



El problema de Foncho es otro, no ha colocado su instrumento
en posici�n placida para una intempestiva erecci�n, �sta lo tom� por sorpresa y
lo tiene aprisionado y doblado por la ropa interior y conforme cobra mas dureza
siente que se le partir� en dos.



Foncho con toda discreci�n, al notar a la ni�a distra�da,
trata de acomodarse el paquete, pero Susan, suerte para la desgracia, logra
sorprenderlo en el operativo.



Ambos disimulan y Foncho hace un comentario acerca de un
supuesto olor a gasolina, pide consentimiento a Susan para detener el auto la
costado del camino, a fin de comprobar si la tapa del tanque se encuentra bien
cerrada, aunque su verdadera intenci�n no era otra que acomodarse el bulto de
una buena vez.



Detuvo el auto, baj� presuroso y se ubic� en la parte
posterior cerca de la tapa de gasolina he hizo el adem�n de revisarla, mientras
se abr�a la bragueta y colocaba cabeza arriba su tremenda palanca, Susan no
perdi� detalle por el retrovisor y empez� a alucinar que no llegar�a intacta al
estudio de su padre.



Foncho subi� al volante y prosigui� la marcha mas aliviado,
pero el alivio no le dur� mucho cuando not� que la ni�a estaba evidentemente
conmocionada, nerviosa y tartamudeando le preguntaba tonter�as, sin quitarle la
vista del bulto, actitud que estimul� la audacia del chofer.




C�lmese se�orita Susan, no ha sido mi intenci�n perturbarla,
se lo juro madrecita.
Dijo Foncho al tiempo que posaba su caliente y
sudorosa mano en un muslo de la ni�a.




Susan sin pronunciar palabra, miraba hacia arriba y juntando
sus manos imploraba al cielo, en silencio: Dios m�o ay�dame, no me dejes caer
en la tentaci�n, d�jame ser buena esta vez y no permitas que trate de aliviar
las premuras de este penitente cristiano.




Foncho sigui� subiendo la mano por entre las tr�mulas piernas
de Susan hasta posarse en su empapado calz�n, logr� bandearse por un costado y
desliz� dos de sus grandes dedos a la babosa vagina de la ni�a que
instintivamente hab�a facilitado el accionar de Foncho, en clara contradicci�n
sus plegarias.



El tiempo y la distancia se hab�an cumplido, el asunto no
llegar�a a mayores consecuencias por el momento, son casi las diez de la ma�ana
y se encuentran a escasos metros del estacionamiento; esta vez la salv� la
campana.



Susan baj� del auto con celeridad, sin despedirse, no por
desaire sino por olvido; Foncho estacion� de inmediato y se dirigi� al retrete
velozmente, le urg�a jugarse un solitario; mientras ol�a y chupaba sus dedos mas
afortunados, se corr�a en una profusa poluci�n. Una vez desahogado se dirigir�a
al "lobby" del estudio para hacerse cargo de la seguridad.



Don Ralph est� esperando a su hija que se ha retrasado unos
minutos, est� solo en el estudio, puesto que el s�bado no es un d�a regularmente
laborable para su personal.



Susan llega sin toda la serenidad que hubiese deseado,
todav�a est� un poco agitada, saluda a su padre con un beso y se disculpa,
tuve que correr del carro a tu oficina para no hacerte esperar mas, por eso
estoy un poco agitada.



Te noto no solo agitada, tambi�n te siento un poco
nerviosa,�Deseas que te sirva una copa para que me acompa�es y te calmes?,
despu�s de todo ya cumpliste la mayor�a de edad.



Hay papi, la verdad si me gustar�a, pero te advierto que no
tengo buena cabeza, no se, tu respondes,�ha?.




Se sirvieron, brindaron y luego de alg�n pre�mbulo sin
importancia, se inicia el di�logo:




Dime coraz�n, me he informado que estas llevando una vida no
muy santa que digamos, con toda confianza, dime lo que tengas que contarme al
respecto.



Hay papi, nada de importancia, solo cositas que las personas
de mi edad hacen con sus amigos.



Mira hija, si me he reunido contigo para tratar este asunto,
no pensar�s que me voy a conformar con respuestas tan et�reas, evasivas y poco
espec�ficas.



Papito no me hables en dif�cil, me est�s poniendo nerviosa y
no te entiendo muy bien, s�rveme otro trago que �ste ya se me acab�.




Ante la presi�n del padre y para armarse de valor en esta
dif�cil entrevista, Susan se sigui� despachando como m�sico, al punto de
estar arrastrando un poco las palabras.




Mira, mira, mira papy, si tu quieres saber si me he encamado
con un hombre, " never in the life", estoy "pito, pito, colorito", como se
dice intacta, �contento?.



La informaci�n que tengo es muy distinta, as� es que si no
colaboras voy a tener que proceder a constatarlo personalmente, a no ser que tu
prefieras que lo haga un facultativo.
Dijo mientras se colocaba un guante de
l�tex en la diestra.




No, no y no a mi no me sacas el calz�n ni de vainas, no
quiero que me revisen y punto.



Vamos lindurita, no te pongas as�, por que esto va a ser por
la raz�n o por la fuerza, no me obligues a ser duro contigo.



Bueno, bueno, ya, est� bien, pero eso si, me das otro trago.




Concedido su deseo, don Ralph meti� ambas manos por debajo de
la faldita y comenz� a bajar cuidadosamente, sinti� el calz�n un poco pegajoso y
con un inconfundible olor a co�o a punto de caramelo.



Al retirarlo completamente vio que estaba empapado, gracias a
Foncho, pero el supuso ser la fuente motivadora, lo que le estimul� la libido, y
un acto reflejo por debajo de su pantal�n no se hizo esperar.




Ahora si�ntate en el sof� de cuero, separa las rodillitas y
apoya los talones en el borde.




A un costado coloc� un chisguete de lubricante acuoso, sus
anteojos para ver de cerca y el otro guante de l�tex del par, todo lo cual
result� absolutamente innecesario, por lo menos para Susan.



Pues tiene ante s� con absoluta claridad, la evidencia de un
intenso trafico carnal por ambos conductos, para cerciorarse y despejar
cualquier duda, introduce un dedo por el acceso vaginal y se desliza sin ninguna
dificultad, por el contrario siente marcadas contracciones y un abundante fluido
que empieza a destilar.



Palpa la v�a ano-rectal con mayor cuidado y el esf�nter cede
de inmediato, su el�stico musculito se ha rendido debido las arremetidas del
aventajado Bernab�, y ya no ofrece ninguna resistencia; por el contrario, ya no
frunce y alberga con holgura el grueso dedo completamente introducido.



Susan desinhibida por el alcohol, lejos de asustarse con tan
exhaustiva verificaci�n, est� excitada y luce en la parte superior de la vulva
una prominente erecci�n que asemeja la cresta de un gallo de pelea, su padre no
puede evitar la tentaci�n de palparla.



La toca, luego la chupa suavemente y la fruta madura de la
ni�a no deja de manar su rica miel, evidentemente est� muy excitada por el
manipuleo y la pose en que ha sido colocada, al punto que no puede evitar un
d�bil pero delator gemido.



La entrepierna le palpita descontroladamente, y exhibe sus
contracciones intermitentes ante los ojos su propio padre, la tentaci�n es
irrefrenable, papy mete la cabeza entre las rodillas de la conmocionada criatura
y chupetea con delirio aquel erecto cuerpecillo que se yergue desafiante.



La ni�a gime nuevamente y menea el culo en se�al de
complicidad, el padre tambi�n le da lengua por atr�s, en agradecimiento.








No tarda mucho en correrse entre acompasados grititos de
placer y contracciones espasm�dicas de su genitalidad, como dando gracias por el
servicio recibido.



Don Ralph muy emocionado y agitado, se baja los pantalones
hasta la rodilla y exhibe un armatoste de buen tama�o, un tanto floj�n, la
muchacha clama penetraci�n, s� � s�, salta y se hinca de rodillas en la alfombra
para colaborar con la causa.



Refriega el rostro contra la pelambrera de su padre, a modo
de pre�mbulo y luego fuerza la entrada de b�lano mas un cuarto a su boca, da
curso a la mamada y juguetea con la lengua pero sin lograr resultados
espectaculares.



El padre colabora, se hace a un lado y se saca zapatos y
lienzos y se tumba en el sof� de cuero con las piernas levantadas, Susan
reinicia su inconclusa tarea con dedicaci�n y esmero, ansiosa por recibir su
buen medio kilo de carne dura entre las piernas, como recompensa.



Abandona por un instante al cabezudo y baja a juguetear un
poco con las pelotas, las lame, trata de meterlas a su boca pero son muy
grandes, no entran juntas; papy apalanca un poco el culo como pidiendo lengua
por el ano, luego de pensar un instante, accede y le masajea el ojete con la
lengua, � bingo!, era lo que faltaba se le pone tiesa como una tranca de
convento y ahora si est� dispuesto para arremeter con ansias.



La coloca a filo de mesita, y la cepilla en forma incesante,
le saca varios conmovedores polvos a la ni�a que est� al tope de la arrechura,
pero �l tiene dificultades para correrse, se unta lubricante del chisguete en el
culo y le pide a su hija que le juegue con el dedo, ella lo hace, pero resulta
insuficiente.



Estira el brazo y alcanza un timbre, lo presiona y al rato se
escuchan unas llaves que abren la puerta de la oficina, Foncho que no hab�a
perdido detalle, hace su ingreso desnudo y completamente al palo; conocedor de
sus obligaciones, se unta la punta de la tranca con el consabido lubricante,
mientras masajea con los dedos el ansioso ojete de su jefe.



El jefe mientras taladra a la hija separa las piernas y
apalanca un poco el trasero para darle las facilidades necesarias a su fiel
servidor, �ste lo apuntala, ejerce un poco de presi�n y el garrote de Foncho se
resbala hasta la empu�adura, el gran jefe sacude el culo con frenes� logrando
doble prop�sito, barrenar a su hija y zamarrear la verga que tiene dentro del
recto.








Los gritos de �xtasis no se hacen esperar mucho, ahora si el
dobletero est� corri�ndose entre gritos y mugidos, est� logrando un tremendo
orgasmo a doble ritmo, Foncho lo culea con fuerza, escuch�ndose el chasquido de
sus carnes en cada arremetida, las que repercuten hasta llegar co�o adentro.



El jefe se da por bien servido y se desengarza, cae rendido
al piso, la ni�a queda con un polvo en ciernes y Foncho sigue con calentura,
tiene vocaci�n culera y no piensa cambiar, educadamente pide permiso a la ni�a,
la pone piernas al hombro y la empitona por el chico, ella afloja admitiendo la
incursi�n.








Ambos empujan a la vez pero en sentido contrario y ocurre con
facilidad lo previsto, un suave resbal�n y ya la tiene al tope.








Una culeada breve pero efectiva, ambos se corren a la vez y
contin�an los chasquidos como si Foncho estuviese aplaudi�ndole el culo de Susan
con su bajo vientre, buen servicio, clientela satisfecha.



Ya repuestos de la acci�n, los consangu�neos llegan a algunos
acuerdos y se hacen mutuamente ciertas promesas, el jefe le da un bien ganado
d�a libre al cumplidor Fonchito y personalmente se encarga de llevar a su hijita
de regreso a casa. Se despiden con un filial besito en la mejilla, conmovedor,
�nooooooooo?.




-O-




OCTOPUSI � 05- 06- 04.




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