Relato: La hermana de mi padre (tia/sobrino)



Relato: La hermana de mi padre (tia/sobrino)


RELATOS LASCIVOS "OCTOPUSI"



LA HERMANA DE MI PADRE (AMOR FILIAL � TIA / SOBRINO)


Un jovenzuelo, a�n imberbe, se deleita al m�ximo haciendo
realidad sus fantas�as sexuales, lo que provoca en su t�a carnal una voracidad
inesperada.





Quiero agradecer a miles de personas que escogieron leer mis
dos relatos anteriores, con �nfasis a aquellas que los evaluaron mediante el
voto, y muy en especial a quienes con sus opiniones, me alientan a proseguir en
esta divertida tarea. No esperaba tan abrumadora acogida. Estoy seguro que con
est�mulos de esa naturaleza mi superaci�n est� comprometida.




Caliente como lava el chisguete de licor seminal dispara una
poluci�n interminable, siento que se me va la vida por entre las piernas.


Ni siquiera se trata de un semen maduro, es solo "ag�ita de
coco", "bueno, solo tengo nueve a�itos, aunque pronto cumplir� los diez".
Dijo el jovenzuelo que en este punto inicia su protagonismo en primera person.


Lo record� por mucho tiempo, fue uno de los mejores
"solitarios" que me he hecho, sobre todo por que me inspir� en los encantos de
mi t�a Pamela; para mi gusto, uno de los mas ricos traseros del mundo.


Sin duda este no fue el primero, ni ser� el �ltimo. Ya lo
hab�a hecho antes y estoy seguro que lo seguir� haciendo, por que ella siempre a
sido el argumento inefable de mis mas grandiosas "pajas".


Ahora con mucha mayor raz�n, mis padres discut�an la
posibilidad de que mi sue�o dorado se mudara a vivir con nosotros, por un
tiempo.


Me sobre calentaba saber que pronto iba a poder tenerla tan
cerca, para verla, para olerla y talvez, hasta podr�a manocearla.


Que pajas Dios m�o, que pajas me deparar� el destino,
teni�ndola con nosotros. En mis fant�sticas lucubraciones, no descarto la
posibilidad de aprovechar alg�n descuido para ver un poco mas de carne.


Pamela, hermana menor de mi padre, es ya cuarentona, pero
cada d�a que pasa la veo mas hermosa y provocativa, la sensualidad le brota por
los poros.


Es �gil y maciza a la vez y la pronunciada curvatura natural
que tiene en el torso, exalta magn�ficamente sus masivas nalgas.


Su piel color perla brilla de tersura y su ensortijado
cabello no deja duda de la encantadora fusi�n �tnica propia de nuestra familia,
por el lado de mi padre.


La posibilidad de venir con nosotros, se debe al
fallecimiento accidental de su esposo, con el que hab�a vivido mas de diez a�os,
sin que hubieran tenido descendencia.


Ya hab�an transcurrido casi dos meses del deceso, sin que mi
t�a hubiese logrado encontrar un lugar adecuado y a su alcance para mudarse.


Mis padres y yo vivimos en un peque�o departamento alquilado
y no disponemos de mucho espacio para otra persona.


Pero se trata de la hermana de mi padre, est� sola y necesita
albergue solo por un tiempo, lo que tarden sus tr�mites de herencia y de su
pensi�n de viudez.


Vale la pena hacer el sacrificio y con un poco de buena
voluntad podemos acomodarnos, hasta que resuelva su situaci�n.


Mi t�a Pamela compartir� dormitorio con el peque��n de la
familia, ese soy yo.


Se trata de un reducido estudio acondicionado para que sirva
como segundo dormitorio, es el que yo vengo usando.


Solo agregaron una angosta cama port�til, no cab�a nada de
mayor tama�o, y es ah� donde tuve que trasladarme, mi t�a usar� la m�a, que es
un poco mas grande.


Estoy rebosando de felicidad, las dos camas han quedado
pegaditas, sin espacio de por medio, solo queda libre un peque�o rect�ngulo
delante, para cambiarnos de ropa antes de acostarnos.


Se acaba de mudar y ya estoy pensando en acomodar la hoja de
la ventana posterior de la habitaci�n, con la idea de ver algo, cuando mi t�a me
mande voltearme para no verla ponerse el camis�n de dormir, ah� quiero ver, por
lo meno un poquito de carne.


Lleg� el momento, acaba de ba�arse y trae la toalla como
turbante, me ordena darle la espalda, justo lo que esperaba, ahora est�
quit�ndose la bata.


Estiro el ojo pero no veo nada, hay algo que anda mal y no me
permite ver, mi profunda emoci�n se queda en blanco, tendr� que seguir haciendo
cambios para que esto mejore.


Hasta ahora he tenido que conformarme con olerla, si que me
pone muy calent�n, pero no es suficiente. lo �nico que he logrado es empa�ar la
luna con la imaginaci�n.


Descubro el problema, se trata de la luz, la l�mpara est� mal
ubicada y su propio cuerpo eclipsa el reflejo de su imagen en la ventana.


Tengo la soluci�n, traslad� la l�mpara a la esquina opuesta,
en donde felizmente tambi�n hay un tomacorriente y asunto resuelto; fijo que
esta noche veo algo, me dije a mi mismo, emocionado.


La sola espera de ese momento me tiene excitado, en cualquier
momento entra, hoy si le voy a ver las tetas, o talvez logre distinguirle la
pelambre de abajo, me alentaba entusiasmado.


Lleg� la nueva oportunidad, lamentablemente al rato de haber
iniciado el ceremonial, se da cuenta de la jugada.


Se desviste con mucho cuidado, asegur�ndose de no mostrar
nada, y al d�a siguiente, el lampar�n ha regresado a su sitio original, no lo
hice yo, por supuesto.


Ya hab�a pasado una semana de su llegada y nada, ni un pedazo
de nalga en mi haber, ya se me est� intranquilizando el mu�eco, lo mantengo
controlado con dieta de palma.


Bien dicen que la necesidad estimula la creatividad, yo estoy
urgido, se me ocurren mil planes. Mi calentura es un inmejorable est�mulo,
espero con el arma tiesa una siguiente oportunidad.


He preparado un rol, ojal� resulte. Esa noche,
.............sube el tel�n, el mismo libreto de siempre, igual nada veo, ella
lee algo antes de dormir.


Entro en escena, me hago el dormido, mi t�a se cansa de leer
y se dispone a entregarse a Morfeo, simulo una tremenda pesadilla, con balbuceos
y tembladera incluida, el tremendo fr�o que hace me da las facilidades.


Ocurre lo esperado, mi amorosa t�a se conmueve y trata de
despertarme con besitos en la frente, luego de un s�bito despertar me calmo y le
cuento el sue�o macabro con expresi�n realista.


Parece que mi representaci�n fue buena por que la convenc�, y
muy responsablemente me invita a pasar a su cama para protegerme de mis
fant�sticos agresores.


Dorm� feliz esa noche, muy pegadito a ella, la estimulaci�n
de mis sentidos ahondaron mi deseo, pero me asegur� que no pueda constatar mi
tremenda erecci�n, quiero que baje la guardia.


Dulce despertar, con la mujer de mis sue�os a mi lado ya me
siento su marido.


"He dormido riqu�simo, papito eres una estufita, no he
sentido fr�o en toda la noche", me dijo, me conmovi� y me llen� de esperanzas,
hab�a dado el primer paso.


Nos quedamos en la cama hasta las nueve, como de costumbre,
luego ella sali� a continuar con sus gestiones y yo con las tareas de la casa,
adem�s deb�a repasar algunos cursos de mi escuela, a la que asisto en horario
vespertino.


Mis padres acostumbran salir mas temprano a trabajar, para
cumplir con el horario de ingreso, tienen empleos dependientes aunque en
distintas empresas.


Que felicidad, mi treta me dio excelentes resultados, he
logrado mi salvoconducto para abrigar a mi ti�ta en las pr�ximas noches, se
acostumbr� a usarme como bolsa de agua caliente, papel que me cae como pedrada
en ojo tuerto.


Goc� mi nuevo privilegio durante varias noches, pero ahora
que, ah� no puede quedar la cosa, terminar�a por volverme loco, estoy muy
motivado para un nuevo avance, si fuera posible dar�a el paso definitivo.


Una nueva noche, otra oportunidad. Espero impaciente su
ingreso a la habitaci�n, la siento cada vez mas accesible, creo que mi nuevo
plan es mejor que el anterior.


La primera escena es casi id�ntica, solo que esta vez estamos
acostados en la misma cama, simulo estar dormido, pasa un buen rato, mi muchacho
me acompa�a altivo y atento, ella deja de leer y se dispone a dormir.


Ella supone que ya estoy dormido y cuida de no despertarme.


Falseo un movimiento involuntario y coloco mi erecci�n en la
suculenta cadera de mis l�bricos ensue�os.


Ho sorpresa, detiene la respiraci�n por un instante, su
coraz�n sacude el catre, contin�a est�tica y desconcertada.


Seguramente no esperaba un bulto de es magnitud, trat�ndose
de un polluelo.


Breve espera, me parece un siglo, ahora reacciona, se retira
unos cent�metros y prueba despertarme, para constatar cuan profundo es mi sue�o,
noto la malicia y sigo fingiendo.


Me mueve un poco mas fuerte y yo por supuesto nada, estaba
ante una piedra, igual que mi erecci�n, eso le da gran seguridad de acci�n sin
compromiso.


Est� dispuesta a satisfacer su curiosidad, no lo puede creer
y necesita constatar que el bulto no es postizo.


Con cuidado saca de su camino las cobijas y mira por encima
del pantal�n de pijama, sin tocar, su coraz�n hace bom bom.


Siento el temblor de su mano, la emoci�n le niega el control,
toca con delicadeza, despu�s un poco mas fuerte apretando ligeramente, queriendo
constatar no solo la longitud, sino tambi�n el calibre.



Suspira quedito, est� muy agitada y su coraz�n se quiere
salir, no le permite mayor audacia, caso contrario amenaza con un paro, la
obliga a detenerse.


La cercan�a de la habitaci�n de mis padres es otro
inconveniente, podr�an escuchar.


Hasta ah� llegaron las cosa esa noche, ambos nos masturbamos
por nuestra cuenta y por separado, suponiendo que el otro no se enterar�a.


Viv� de cerca una tremenda paja de mi t�a, sent� su
agitaci�n, el olor de su sexo enardecido y las contracciones provocadas por su
intenso orgasmo.


Como creen que despu�s de eso yo no me iba a jugar un
solitario, claro que lo hice y en la misma cama.


La ma�ana siguiente, mi t�a Pamela tuvo que levantarse mas
temprano que de costumbre, creo que ten�a una cita con relaci�n a sus asuntos.


Ambos nos hicimos los desentendidos y se march�,
despidi�ndose normalmente.


Esa noche, cuando regres� del colegio, mi t�a me recibi� con
el beso acostumbrado, poro ho! sorpresa en lugar de darme el beso en la mejilla,
me lo estamp� en la boca, fingiendo casualidad.


Que rico beso, sent� sus h�medos y carnosos labios sensuales
de hembra hecha y derecha, despertando en mi una gran esperanza y a la vez una
inquietante incertidumbre entre la malicia y la inocencia de azar.


Antes de acostarnos, me ba�� antes que ella, luego entr� a la
habitaci�n y me encuentro con otra sorpresa, el lampar�n, no lo puedo creer, el
lampar�n estaba reacomodado en la esquina que me conven�a.


Mi incertidumbre se empez� a disipar, dos coincidencias el
mismo d�a es demasiado, � acaso estaba siendo muy optimista, de todas formas
intu� que mis posibilidades hab�an mejorado.


Sent� la obligaci�n de colaborar con el destino, escog� para
esa noche el pijama mas f�cil de quitar y no me puse nada abajo, solo un simple
lazo en la cintura aseguraba mi pantal�n de dormir.


Nos acostamos, estoy seguro que esta noche me dejar� ver algo
de lo que me gusta, efectivamente, me hizo una exhibici�n completa y muy
art�stica, sabe hacerlo muy bien, es que tiene mucha experiencia.


Todo ocurri� con naturalidad, como si no supiera que la
estaba mirando, en cambio yo tuve que hacer mil esfuerzos para no abalanzarme
sobre ella, me control� solamente por que este tercer hecho en un mismo d�a
despejaba todas mis dudas.


Con la seguridad del vencedor, y seguramente para sorpresa de
ella, opt� para dormir una posici�n fetal d�ndole la espalda, as� le
imposibilitaba el acceso. Eso me permit�a escoger el momento para la acci�n.


As� nos quedamos dormidos toda la noche, con cierto sabor
raro, como diciendo aqu� falt� algo.


Son las siete de la ma�ana, hora en que mis padres se
despiden y salen a trabajar, simulo retomar el sue�o, mi t�a a�n en el limbo
permanece quieta para dejarme dormir un rato mas, el garrote ma�anero no me deja
tranquilo.


As� nos quedamos durante un buen rato, un lapso interminable,
en silencio, con inocultable emoci�n, estamos esperando lo que sabemos tiene que
ocurrir.


Ambos nos hicimos los dormidos, hasta que por fin dio se�ales
de vida.


Inicio su ritual de constataci�n para asegurarse que ya
estaba profundamente dormido, segu� el juego, despu�s de todo era mi juego.


Esta vez las cosas le resultaron mas sencillas, ya le hab�a
simplificado el camino.


Su estado emocional era el mismo de la vez anterior, pero
aumento considerablemente cuando se dio cuenta que con tan solo jalar la punta
de un cordoncito, tendr�a mi muchacho a su merced.


No se decid�a a hacerlo, el coraz�n se le quer�a salir, ahora
su respiraci�n estaba muy acelerada y se le escapaban algunos gemiditos como
ronroneo.


Se arm� de valor y jal� el cord�n, con mucho cuidado,
despacito, separ� los lienzos hacia los costados, para que no le impidan el
espect�culo.


Temblorosa lo acun� tiernamente entre sus manos, sent� el
calor de su aliento muy cerca de la cabezota que palpitaba de deseo, me
resultaba casi imposible continuar fingiendo.


Pos� sus labios en la punta, suspir�, muy despacio pas� la
lengua y se llevo la babita que se me estaba escurriendo.


Ya no pod�a mas, quer�a saltar, abrazarla y hacerla
completamente m�a, pero tem�a echar todo a perder, quer�a saber hasta donde
llegar�a ella.


No progresaba mas, su falta de audacia le imped�a seguir
avanzando.


Pas� un buen rato haciendo lo mismo, me vi obligado a tomar
la iniciativa y opt� por aparentar un lento despertar.


A mi pesar, no reaccion� como yo esperaba, ella arrug� he
hizo un veloz reacomodo fingiendo dormir, eso signific� un retroceso.


Pasamos un momento inm�viles y en silencio, pensaba a cien
por hora lo que podr�a hacer, no quer�a perder esa anhelada oportunidad, la
hab�a tenido tan cerca.


Simul� quejidos de dolor, ella fing�a no escucharlos, me
quejaba cada vez mas fuerte hasta que se vio forzada a aparentar un aut�ntico
despertar.


Candorosa como es me pregunt� con cierto cinismo: "�Qu� le
pasa a mi beb�, por que se queja, le duele algo � tiene pesadillas?".


" Ay, .... ay t�a Pamelita me duele, por favor, has que
regrese mi pap� para que me lleve al policl�nico"


"Pero ni�o dime de que se trata, �l ya se ha ido a trabajar,
tal vez yo pueda ayudarte"


"Ay t�a linda, me da verg�enza dec�rtelo", le dije, mientras
manten�a la mano en la pelvis, como indicando de donde proven�a el dolor.


"Mi amor, no tengas verg�enza, soy tu t�a, anda dime que te
ocurre, que te duele"


Le contest� haciendo una mueca de dolor " Ay ti�ta, desde
hace mucho rato me est� doliendo mi cosa y se me ha puesto muy dura y roja, ya
no aguanto mas, no vaya a ser que se me reviente una venita y me muera
desangrado".


La not� que se iba poniendo nervios y agitada, me dijo: "ay
no se que podr�a hacer yo, tal vez tenga que llamar a mi hermano, pero .......me
da pena hacerlo"


Su excitaci�n es mas que evidente y lo �nico que la puede
estar refrenando es su impertinente pudor.


Decidido una nueva iniciativa, me levanto sigilosamente de la
cama y el desenlazado pantal�n de dormir cae casi hasta mis rodillas.


Aparentando inocencia, puse ante sus desorbitados ojos la
plenitud de mi erecci�n en todo su esplendor y le dije: "Mira ti�ta, no vayas a
pensar que estoy exagerando, mira tu misma como est�, parece que se me van a
reventar las venas"


Mi t�a se encuentra frente a frente ya no caben mas
indecisiones. Es evidente su severa excitaci�n, queda inm�vil por un instante,
pensativa, pero a la vez muy conmocionada, casi fuera de s�.


Las dimensiones jalan sus ojos, mas aun, el desproporcionado
b�lano que luce sumamente cabez�n


Su lucha termin�, se rindi� ante la lib�dine y se puso de
rodillas ante �l y lo tomo entre sus tr�mulas manos, calientes y un poco
sudorosas y finalmente habl�, dijo con palabras entre cortadas: " Esta muy, ....
, muy caliente", mientras tragaba una bocanada de saliva.


Yo, adrede contra�a y relajaba repetidamente el m�sculo, para
que latiera entre sus manos, como si se tratase de contracciones involuntarias.


Quedamos mir�ndonos fijamente a los ojos por un instante,
estaba claro que los dos lo dese�bamos, todos los s�ntomas nos delataban, la
viscosidad de nuestros ojos, la agitada respiraci�n, nuestros acelerados latidos
y hasta gem�amos casi sin darnos cuenta con los labios h�medos y entreabiertos.


Con olfato de perro, pod�a percibir con claridad inequ�voca
el aroma embriagador de su lubricaci�n genital, que ya se lo conoc�a.


Apret�ndolo con dulzura pero tambi�n con firmeza, me susurro:
" Papi que garrote te traes encima y est� con fiebre, d�jame, creo que yo puedo
con esta enfermedad, pero eso s�, de esto ni una palabra a nadie, me lo tienes
que jurar". M�sica celestial en mis o�dos.


Decidida a la copulaci�n, se levant� el camis�n para quitarse
el calz�ncito, presurosa y con nerviosismo.


Yo hac�a lo propio y jubiloso repet�a como un disco rayado
"Si, te lo juro ti�ta, de esto ni una palabra a nadie , te lo juro , si , ni una
,..........., palabra, ni....."


Quit�ndose el camis�n por completo y con su voluptuosa figura
totalmente ante mis desesperados ojos, me dijo : "Papi, tu tambi�n s�cate toda
la ropa que te quiero calatito"


Nos tumbamos sobre la cama, como adivinando mis deseos, se
acomod� sobre mi en posici�n 69, me permite total acceso a su intimidad, es
justamente lo que yo le hubiese pedido.


"Ricurita yo tambi�n quiero que te comas mi conchita" , me
dijo y sigui� haci�ndome un trabajo maestro con la lengua.


Yo hac�a lo que pod�a, estaba muy lejos de ser un experto
pero algunas pocas experiencias hab�a tenido , adem�s por intuici�n y
temperamento no me quedaba,


De todas formas era ella la que ten�a la batuta y dirig�a muy
bien, me iba diciendo lo que quer�a que le haga. Yo actuaba como obediente y
esmerado alumno.


Estaba en completo celo, de su raja brotaba abundante baba,
su inquieto ano se esmeraba en mostrarme sus intermitentes contracciones.


yo no me cansaba de recorrer con la lengua su mas rec�ndita
intimidad, desde el botoncito delantero, hasta el hueco de su carnoso trasero.


Por momentos, me deten�a en su tremendo cl�toris para
abofetearlo repetidamente con la lengua y luego succionarlo entre mis labios
acarici�ndolo suavemente.


Su carne huele delicioso a hembra en celo, pero bien limpia.
Llama mi atenci�n su tupida pelambrera, yo ah� no tengo casi nada.


Todav�a no se la hab�a metido y ya le est� llegando su primer
orgasmo acompa�ado de estertores y aullidos de placer, puede gritar a sus
anchas, a esa hora ya no hay vecinos.


Sacarle un orgasmo me excit� tanto que se me escap� el primer
chorro de semen en su boca y los siguientes fueron a parar en su cara, cuando lo
hab�a sacado para ver la salida de mi licor seminal, que aun es ralito pero
abundante.


Ambos relajaditos permanecimos encamados, me cobijaba entre
sus piernas con la cara sobre su pecho, acarici�ndonos en una fugaz tregua.
Estoy impresionado con sus caderas, contrastan notoriamente con su magra
cintura.


Me confes� que la abstenci�n sexual forzada por la muerte de
su marido, la hab�a tenido al borde de la locura y que se tuvo que masturbar no
se cuantas veces, por que su difunto le daba casi diario y el estaba haciendo
falta.


Tambi�n me dijo que yo era un regalito que le hab�a mandado
su marido desde el cielo, por que yo fui siempre su engre�do y que en vida el me
quiso mucho. Que est� feliz por que el regalo vino con sorpresa, dec�a eso
mientras me lo sacud�a.


No se por que me dijo que algunas de sus amigas se pondr�an
muy contentas con esto, casi no entend�, tal vez por que segu�a inquieto y con
ganas.


Tieso nuevamente y mi muchacho tan curioso, empin�ndose ya
hurgaba entre los empapados labios genitales de mi consangu�nea, que r�pidamente
se puso a tono.


Mi Pamelita ya est� quemando nuevamente, si que resulto
calentona la t�a, agitada y haciendo c�rculos con la cintura se esmera por
empalarse.


Se estira hacia abajo para recibir al cabez�n, tan dilatada y
con tanta baba que trae entre las piernas no habr� dificultad, ninguna cabeza,
por grande que sea dejar� de resbalarse.


Est� impaciente, tiene la cabeza adentro pero le urge mas, el
picor el exige fricci�n, pero fricci�n profunda, ah� donde le pica.


Ya todo est� en saz�n, y no puede esperar mas, se prende de
mis nalgas y me jala hacia arriba, un poco tosca pero no importa, comprendo su
desespero y lo disfruto.


Ya le entr� mas de la mitad y el muchacho recibe una calurosa
bienvenida, los m�sculos vaginales se encargan de abrazarlo efusivamente y con
vigor.


Yo cumplo con mi parte y empujo lo qua falta, ella duda que
pueda soportarlo pero acepta el reto y afloja, finalmente constatamos que si
cabe completo aunque con las justas, ella puja un poco y se pone a gozar como
loquita.


Que fuerza en los muslos, tiene las ancas en el aire
dibujando ochos y conmigo encima, cintura magistral que fricci�n tan acelerada
produce su batir.


El acompa�amiento musical no se hace esperar, el catre cruje
como arpa vieja, la pared y la cabecera hacen los tonos graves, y la tiple que
me estoy comiendo se encarga de los agudos con gorgoritos y todo. Yo solo hablo
alguna cojudez y me dedico a disfrutar.


Tratando de sujetarme, le meto un dedo en el ojete y le mamo
una teta y los censores me indican que se le viene un orgasmo tremendo, mas que
eso es un huayco.


La opereta ingresa a su etapa crucial, la interprete alcanza
las notas mas altas del pentagrama, me va a dejar sordo pero no importa, esto
est� demasiado rico.


Se viene, no, me vengo, no, nos venimos, si. Los orgasmos
nuevamente llegaron a la vez, no puedo contenerme cuando siento que ella esta
goz�ndola y me chorreo todito, la liberaci�n fue torrencial.


Nueva escala, nos acariciamos con dulzura, no solo por que
estamos muy cachondos , tambi�n nos queremos mucho, creo que la quiero desde que
nac�.



Nos miramos a los ojos incr�dulos aun de lo que nos esta
sucediendo, nunca cre� poder comerme de verdad a mi t�a y ella me cont� que
nunca se imagin� que yo la pudiese hacer gozar tanto.


La pausa fue necesaria pero indeseada, no queremos
detenernos, deseamos seguir copulando hasta el fin de nuestros d�as sin
interrupciones, nuestro apetito es voraz e insaciable.


Estamos listos para la siguiente ronda, me la constata a
punto y sin demora se pone en cuatro, con la cabeza abajo, apunta al techo con
el culo y separa las nalgas con las manos.


Tengo esa imagen tallada en mi disco duro, as� como la
expresi�n de su cara en ese instante, mirada estr�bica, labios entre abiertos, y
un chorrito de saliva colgando de su boca.


Con voz irreconocible me pide: " Papito, ......... papi, la
quiero por el culo, dame duro por atr�s te lo imploro", mientras su acceso
posterior jugueteaba coquet�n, palpitando sin comp�s.


Ansioso me dispuse al fest�n, me arrodille en el suelo, sobre
una almohada y acarici� apasionadamente con la lengua su agujero pedil�n, ya lo
tiene bien traficado, ha recibido tupido y el mismo me lo indica por que est�
mucho mas flojito que otros.


Creo que si le va a poder entrar, de todos modos le chorreo
mas saliva mientras me lo como, Pamelita insiste ansiosa con su invitaci�n: "
ya, ........., ya no me hagas esperar, lo quiero ahora, m�temelo de una vez".


Adopt� la posici�n tirador de rodillas detr�s de ella y la
apuntale, est� bien lubricada y lista a recibir, sigue jugueteando con el ano
invitando al cabez�n, presiono un poco, hurga con media cabeza adentro, la t�a
puja pero debe aflojar mas, yo la aliento para que no deponga.


Con una mano le froto el cl�toris unt�ndole su propia baba,
eso la estimula y empuja hacia atr�s, le entra toda la cabeza y chilla, queda
abotonada, lo que falta tiene menos calibre y la incursi�n est� garantizada,
solo hay que tener paciencia, la sigo masajeando con los dedos en la yema del
gusto.


Gira el culo con destreza pero sin ejercer presi�n, como para
que se le abra un poco mas, sabe aflojar bien el esf�nter, lo suelta y cede, el
muchacho acepta la bienvenida y penetra, se desliza suavemente, lo mas
voluminoso que est� adentro ya abri� paso.


La encul� al tope, hasta la empu�adura, movi� el trasero con
frenes� una eternidad, no nos cansamos de gozar, el apetito voraz, insaciable,
parecemos viciosos, tenemos gesto depravado, ya no tengo leche y ella ya no
puede mas.


Hemos tenido incontables orgasmos, por fin lleg� la
saturaci�n y nos tranquilizamos.


Desde ese d�a Pamelita se engolosin� con migo, por la noche
sufrimos la abstinencia por la bulla que hace cuando copula, pero de d�a no
dejamos pasar oportunidad, cada vez nos comprendemos mas, me ha ense�ado a
chuparle el cl�toris mientras le masajeo el punto "G", eso le encanta.


Me cont� que su marido sin tenerla tan grande la hac�a gozar
bien, pero no se satisfac�a tanto como con migo, al difunto le gustaba hacer
tr�os y que alguna de sus mejores amigas participaban de muy buena gana, a ella
eso tambi�n la excita tremendamente.


"Mis amigas te van a adorar", me dijo, "Espera que te ense�e
todo lo que debes saber"


Pamelita despu�s de resolver todos sus asuntos legales se
mud� a su propio departamento, a pocas calles del nuestro, es como mi segunda
casa.


Me ha ofrecido presentarme a sus amigas �ntimas, he visto
fotos y son casi tan ricas como ella, dice que le va a encantar verme dejarlas
exhaustas de placer, con mis diez a�os reci�n cumplidos.


Mi muchacho ya no cabe en su pellejo y esta ansioso esperando
que le cumplan el ofrecimiento.


OCTOPUSI, 13/05/2004




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Relato: La hermana de mi padre (tia/sobrino)
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