Relato: Despedida de soltero en el sof� verde





Relato: Despedida de soltero en el sof� verde


DESPEDIDA DE SOLTERO EN EL SOF� VERDE




Esa noche mi amigo Miguel ten�a la �ltima oportunidad de
divertirse en libertad con los amigos. El pobre, desde el d�a siguiente, pasar�a
a ser un hombre casado y cazado. Para colmo de males, a M�nica no la aguantaba
nadie. Producto de tener un cuerpo de lujo, se acostumbr� desde peque�a a
dominar a todos los hombres, humillarlos y torturarlos sicol�gicamente. En m�
ella no ten�a ning�n efecto porque no me gustan las minas. Y menos de ese tipo.
Pero segu�a siendo mi amigo. Si quer�a cagar su vida con la arp�a, all� �l. Yo,
por mi parte, le organizar�a la mejor despedida, para que le fuera inolvidable.


Hace muchos a�os, cuando est�bamos en el colegio, tuve un
leve roce sexual con Miguel. Mientras yo estaba en las duchas, �l se acerc� por
atr�s y me bes� en la boca. Luego, me jal� la verga hasta que explot�. De ah� se
retir� y nunca volvimos a hablar del tema.


Adem�s de nosotros, tambi�n acudir�a a la celebraci�n
Benjam�n, un jud�o amigo de pelo rubio, crespo y corto, y pectorales gigantes;
Ren�, un mestizo de labios anchos y miembro descomunal, y Tommy, un descendiente
de ingleses con cara de ni�o, de baja estatura y profundos ojos azules. Yo, por
mi parte, el �nico gay del grupo, aunque no declarado, soy un hombre alto, de
ojos verdes, cara de malo, corte de pelo como melena y f�sico preparado en
muchas horas de gimnasio, ciclismo y nataci�n. Mi nombre es Antonio. Todos
hab�amos sido compa�eros de colegio, del cual salimos hace menos de un a�o. Mis
compa�eros estudian diferentes carreras y subsisten del suministro de sus
padres. Yo, en cambio, poseo un peque�o departamento y una renta mensual,
herencia de una t�a vieja. Hay que se�alar que siempre fui considerado el l�der
del grupo y el que organizaba los carretes del fin de semana.


Como Miguel me pidi� que yo organizara la fiesta, compr�
varias latas de cerveza, algunas bebidas y muchas botellas de pisco. Luego, me
acerqu� al centro de eventos para ver que me suger�an. La propuesta b�sica era
un set de tres vedettes de grandes senos de silicona. Pero en el mismo folleto
que ve�a aparec�a un muchacho de unos veinte a�os, vestido con un soutien de
tigre y corbata humita. Pregunt� a la encargada por �l y me dijo que el paquete
de los cuatro ser�a bastante conveniente econ�micamente. Entonces me decid� y
prepar� la t�ctica y la estrategia de lo que mi maquiav�lica mente me suger�a.
Total, al momento final ya todos estar�an borrachos...


Yo tranc� con la agencia de espect�culos una condici�n de
"sin l�mites", en relaci�n con el muchacho de la piel de tigre, lo que me cost�
un palo m�s en billetes. Pero confi� en que ser�a una buena elecci�n.


A las doce comenzaron a llegar los comensales a mi
departamento que, si bien no era excesivamente amplio, estaba bien para un
peque�o show. Ten�a pocos muebles, excepto un gran sof� forrado en terciopelo
verde, que ven�a con el inmueble. Pronto empezaron las tallas y, a medida que
corr�a el alcohol, las lenguas se soltaban. Yo, sin embargo, a pesar de que
todos cre�an que tomaba piscola, s�lo beb�a gaseosas, para estar plenamente
consciente de la situaci�n. A la una ya estaban mis cuatro amigos borrachos y
declarando lo mucho que se apreciaban mutuamente. A la una y media llegaron
ellas. Mis amigos aullaban como lobos mientras las minas les pasaban las tetas
por la cara. Yo, s�lo sonre�a y me relam�a con lo que iba a suceder seg�n mis
planes. Miguel se acariciaba la bragueta y babeaba sobre una rubia. La m�sica
contribu�a a crear el ambiente de atontamiento que yo necesitaba. Pero las
vedettes ten�an que seguir con sus negocios y se fueron prontamente.


Los comentarios sobre lo calientes que estaban y lo buenas de
las minas fueron creciendo.


-Se acuerdan cuando est�bamos en el colegio y nos corr�amos
la paja con unas revistas viejas �dijo Ren�, uniendo los comentarios de
a�oranzas a lo que ahora sent�an.


-Claro �dijo Miguel,- �qu� tiempos aquellos!


-Pero no tienen por qu� morir �asent� y todos se quedaron
mir�ndome.


Sin decir ninguna palabra saqu� afuera mi culebra, mientras
ellos me observaban fijamente. En eso, son� el timbre. Me arregl� y dej� entrar
a Valent�n, el joven striper.


-Muchachos, les presento a Valent�n, un artista que tiene
mucho que mostrar.


Todos saludaron efusivamente. El muchacho en cuesti�n era un
rubio bastante alto, de rostro agradable, afeitado al ras, con ojos caf�s y
mirada hipnotizadora. Vest�a deportivamente y llevaba un bolso de mano. En su
ceja se ve�a un aro de oro.


-�D�nde me cambio?


Lo dirig� hacia el ba�o y me enfrent� a mis amigos, que por
borrachos que fueran ya deb�an estar sospechando algo distinto.


-Lo que viene ahora es un espect�culo mucho m�s fuerte �les
dije.- El que no est� preparado puede retirarse, porque lo que sigue es solo
para valientes.


-�Yo me quedo! �dijo el novio acariciando su bragueta.


No s� si estaba excitado por las minas o por el huev�n que
reci�n hab�a llegado, pero el bulto era notorio en sus jeans. Y como el
festejado se quedaba, todos decidieron que eran del mismo parecer.


Los sent� en el sof� y les dije que no deb�an moverse de ah�.
Decid� ante su pasividad, entonces, que ser�a bueno esposarlos al fierro que
pasaba por atr�s del mueble. As�, los cuatro quedaron con las manos unidas por
detr�s, en una posici�n algo inc�moda. De izquierda a derecha, estaban Ren�,
Benjam�n, Tommy y Miguel. La situaci�n me estaba calentando a m�. Abr� la camisa
de Ren� y acerqu� la lengua a su pez�n oscuro. Entonces sent� que la puerta del
barrio se abr�a, por lo que conect� el equipo de m�sica mientras aparec�a
Valent�n vestido como un obrero de la construcci�n.


Sobre su hermoso rostro hab�a un casco de color amarillo. Su
torso estaba cubierto por una ajustada camisa de franela escocesa roja con
verde, a la que le hab�an sacado las mangas para que lucieran los m�sculos de
los brazos. Ten�a puestos un par de bototos y unos jeans gastados y con
agujeros. Yo me sent� en un brazo del sof� y continu� acariciando un pez�n de
Ren�, que no pod�a evitar maullar. �l era el que siempre aparentaba ser m�s
heterosexual, pero estaba cayendo redondito en mi juego. Ante la luz indirecta
de la l�mpara de pie, Valent�n se mov�a erotizando el ambiente, meneando sus
estrechas caderas y prominentes nalgas. Se sac� el casco y lo puso sobre el
desordenado cabello negro de Miguel. Introdujo su mano por la polera de mi amigo
y apret� fuertemente un pez�n, sin dejar de moverse y provocar. Yo ve�a c�mo
trataban de soltarse de las esposas para participar del juego con el tacto, pero
tambi�n sab�a que, al impedir el roce de las manos, cada poro de sus cuerpos se
prender�a m�s. Miguel peg� un gritito agudo y vi c�mo Valent�n, que se hab�a
sentado en su falda, sacaba la mano con unos cuatro pelos del pecho del
festejado. Nuevamente el bailar�n se alej�, seguido de las bocas y ojos de mis
cuatro amigos, y se desprendi� lentamente de su camisa. El tono de su piel era
dorado por el contacto con el solarium. Su pecho prominente no ten�a ni un solo
vello. Los ojos del muchacho ard�an en la danza. Se acerc� entonces a Tommy, el
peque�o ingl�s, y atrajo su cabeza hasta su pez�n. El rubiecito mamaba como
loco, llenando de saliva el pecho del danzante, creando un juego de luces
interesante entre la humedad y la l�mpara. Nuevamente Valent�n tom� distancia
para, de un solo tir�n, deshacerse del jean que estaba unido con velcro.
Entonces pude ver en directo lo que ya hab�a visto en fotograf�as: el soutien de
piel de tigre. Era muy rebajado, formado una v desde sus caderas hacia su pito.
Por atr�s, se introduc�a entre sus nalgas. Ahora acerc� su bulto a Benjam�n, que
era el �nico presente que podr�a competir en el tama�o de sus pectorales con los
del bailar�n, aunque todos est�bamos bastante bien formados. Mi amigo israelita
sac� la lengua intentando lamer los cubiertos pelos de Valent�n, pero s�lo
lograba un peque�o roce, por tener las manos amarradas. Pens� que destruir�a el
sof� por los intentos que hac�a de liberarse. Pero este artista ten�a otros
planes, por lo que acerc� su culo al moreno Ren�, que logr� bajar la prenda con
los labios.


Ante nosotros se bamboleaba ahora un gigantesco m�stil de
carne alba. En el pubis, un bigotillo corto de pelos rubios daba un aspecto de
magia de grandes dimensiones al tronco. Los huevos, grandes y de color claro,
estaban depilados. Pero lo que m�s me llam� la atenci�n era que un aro, similar
al de la ceja, cerraba el prepucio. Se notaba que el bailar�n se asoleaba con el
soutien puesto, por las marcas que quedaban. La m�sica �un tema de onda disco de
los a�os setenta- termin� y se produjo un silencio templado.


-�Quieren seguir adelante? �pregunt� a mis camaradas seguro
de que la respuesta ser�a afirmativa.


-Esto es bajo su responsabilidad �dije y me acerqu� al enorme
miembro de Valent�n.


S� que soy un gran mamador, lo que me llena de orgullo. Lo he
aprendido en muchas noches de estudios te�ricos y pr�cticos. Por eso, no me fue
dif�cil relajar la tr�quea y sumergir el tremendo faro en mi garganta. Los
muchachos dieron entonces v�tores; no pudieron aplaudir, l�gicamente.


Pens� que ya era el momento de sacar del ba�l los juguetes.
As� que me acerqu� al o�do de Valent�n y le propuse algo.


Ten�a listo cuatro instrumentos: un consolador negro de
tama�o real (gigante), un set de bolas chinas medianas de color rojo, unas
pinzas anales, transparentes, y un verdadero, com�n y corriente pl�tano. Vi en
los ojos de los chicos que iban a protestar y que ya querr�an terminar el juego;
pero yo no estaba dispuesto a dejarlos.


-�No se van a acobardar ahora! �Alguno puede decir que lo ha
pasado mal!


Ninguno respondi� ante mi grito, pero prefer� amordazarlos. A
Ren� y Miguel les puse unas bolas pl�sticas dise�adas para ello; en cambio con
Benjam�n y Tommy prefer� la tradicional mortaja de cuero negro. Las ropas de los
cuatro las arrancamos lentamente con unas afiladas gilletes que tambi�n hab�a
guardado en el caj�n. La aprensi�n de ser en cualquier momento heridos aguzaba
m�s sus sentidos. Sab�a que la ropa de los cuatro era cara, pero no me importaba
para nada.


Valent�n tom� en sus manos el pl�tano y jug� con �l en los
pezones mulatos y apetecibles de Ren�, mientras que con un dedo ensalivado se
divert�a con el virgen ano de mi amigo. Luego, acerc� la fruta a sus labios
gruesos de antecedentes africanos. El negro intentaba morder, pero el
profesional de la seducci�n lo alejaba a tiempo. En un pote de crema, unt� el
pl�tano para luego, de un envi�n, mandarlo hasta su intestino... As�, para que
se lo comiera con c�scara y todo.


Mientras tanto, yo tomaba las pinzas y con ellas iba abriendo
el agujero de Benjam�n. Siempre me hab�a gustado su pico sin circuncidar, por lo
que mientras trabajaba el ano, le manten�a erecto con besos y lamidas suaves.
Las pinzas anales, al contrario de las comunes, tienden a abrirse y no a
cerrarse. Al ser transparentes, permiten ver las paredes del ano. Con una
linterna de bolsillo, observ� el mundo interior de mi amigo jud�o. El sudor le
ca�a por la frente y las mejillas y jadeaba como un gatito peque�o. Con una
pistola de agua jugaba a tirarle agua a presi�n hacia su pr�stata y hacia su
rostro y pecho. El choque de agua fr�a con su temperatura la provocaba espasmos
el�ctricos, que hicieron que se fuera cortado sin poder tocarse. Lam� su glande,
est�mago y pecho, limpi�ndolo de semen. Luego, le saqu� las pinzas para dejarlo
descansar un momento mientras me acercaba al festejado de la noche, el novio
olvidado de su compromiso al d�a siguiente.


Mientras, Valent�n hab�a abandonado el mete y saca del
pl�tano en el cuerpo de Ren�, dej�ndolo dentro, y, bolas chinas en mano, decidi�
jugar con el gringo Tommy. Cabe se�alar que, si no fuera por las dimensiones
superlativas del miembro viril de mi amigo, cualquiera dir�a que tiene catorce
a�os en lugar de los diecinueve reales. Como casi todo en �l es peque�o, sus
nalgas parecen dos manzanas muy coloradas y paraditas. El bailar�n gir� a mi
amigo dej�ndolo pompas al aire y comenz� a jugar con su dedo me�ique lleno de
lubricante. Poco a poco, con un trabajo profesional, fue abriendo su peque�o
agujero, mientras le daba peque�os mordiscos en el l�bulo de la oreja izquierda,
parte especialmente sensible de este ni�o-hombre. Con el ano ya algo resbaloso,
acerc� la primera de las bolas de color rojo al agujero. Tuvo que hacer fuerza
para que penetrara, pero lo logr�. Que las otras dos cupieran fue m�s f�cil.
Algo de l�stima me daba ver as� a mi amigo. Cuando �ramos m�s peque�os yo lo
proteg�a de los otros compa�eros. Pero pronto mi sentimiento cambi� al escuchar
que ped�a m�s. Valent�n sac� las bolas de un envi�n, quit� el piercing de su
prepucio e introdujo su propio y gigante pene, que resbal� como si nada.


Puse el gran consolador ante la vista de Miguel y luego le
cubr� los ojos. Quer�a que todos sus sentidos se centraran en la entrada de su
ano. Acerqu� el artefacto que, ante mi sorpresa, se introdujo de lleno y de un
viaje en las entra�as del novio. Una de dos: o mi amigo era un fan�tico de los
dildos o tomaba por el culo muy a menudo. Empec� a meter y sacar el artefacto,
mientras giraba la palanca que activaba las pilas. Mientras, Benjam�n chillaba
con el palo del striper taladr�ndole la raja; Ren� utilizaba el propio sof� y el
esf�nter para hacer que el pl�tano entre y salga, y Benjam�n acariciaba sus
fuertes pezones contra el pecho del moreno.


Cre� que ese era un buen momento para soltar las esposas de
Ren� y Benjam�n, quienes, vi�ndose liberados, comenzaron a morderse y ara�arse
bruscamente. Pronto, el circuncidado miembro del jacobino estaba reemplazando al
pl�tano que, ya sin c�scara, devoraba el negro como un fest�n sexual. Mientras,
el �rgano gigante de Ren� se sacud�a en el aire, impregnado de exquisito olor a
hombre.


Record� la experiencia de algunos a�os atr�s en las duchas
del colegio, por lo que, sacando la mordaza de Miguel, le introduje la lengua en
su hermosa boca. Sent� que �l me respond�a, as� que quit� sus esposas recibiendo
un apretado abrazo. Vi que, luego de un minuto, intentaba separarse, por lo que
prev� lo peor: me acusar�a de abusar de �l y me abandonar�a ah�. Con una l�grima
cayendo, decid� dejarlo actuar y quit� mis labios de los suyos.


-Te quiero m�s que a nadie en el mundo �me dijo.


La noche continu� con mi enculamiento por parte de mi nuevo
enamorado. �l estaba all� tendido mientras yo sub�a y bajaba apresando su
miembro en mi agujero feliz. Miraba su rostro de ni�o obediente, con su pelo
negro enmara�ado, su hoyuelo en la barbilla, el color fresco de sus p�mulos, las
gotas de sudor en su frente, y me sent�a feliz, pellizcando sus tetillas.


El sof� verde acog�a a las tres parejas, que repitieron
sucesivos orgasmos. Al final, nos rendimos y quedamos all� revueltos en una
batahola de brazos y piernas.


-Hey �dijo Miguel,- Tommy a�n est� maniatado.


Era cierto. Nunca solt� a mi amiguito ingl�s. Los comensales
se miraron entre s�. Miguel arranc� cinco plumas del sof� y las reparti�. As�,
comenzamos a acariciar las axilas, los huevos, los pezones, los labios, los
p�rpados y el cuello del atractivo rubiecito, que se deshac�a entre las
cosquillas y el placer. Su miembro se erect� nuevamente, pero el juego se
trataba de no tocarlo ah�. Suplicaba piedad; no la tuvimos y explot� en una
descarga genial, como si no se hubiera ido cortado ya cuatro veces esa noche.
Miguel recogi� el l�quido en un vaso y, agreg�ndole un poco de az�car y hielo,
lo bebi�.


-Semen on the rocks, mi bebida favorita �dijo y la bebi� de
un sorbo.


Pero el gringo no disminu�a su potencia. Su hermoso pico
segu�a ah� parado y �l continuaba restreg�ndose contra el sill�n.


-Parece que el chico quiere m�s acci�n �dijo Valent�n,
mientras chupaba la �nica parte de dimensiones de mi amigo.


Siempre me hab�an atra�do sus pezones peque�os, inflados y
rosados, por lo que me apliqu� en mordisquearlos. Mientras, Ren�, Benjam�n y
Miguel se iban quedando dormidos en un abrazo y enredo de presas, desnudos,
apoy�ndose cada uno en el otro. Cog� una cuerda de cuero y se la pas� a
Valent�n, quien inmediatamente supo qu� hacer con ella. Los huevos y el miembro
de mi amigo adquirieron un color m�s morado producto de la falta de irrigaci�n
en la zona. El striper sab�a hacer nudos apretados en los test�culos. Vi que
Tommy estaba a punto de irse cortado.


-�No! �Te lo proh�bo! �le grit� y, para mi sorpresa, dio
resultado.


El inglesito qued� en el sof� retorci�ndose de placer y
desesperaci�n. Cuando su verga crec�a m�s, Valent�n tiraba de las cuerdas que,
provoc�ndole un agradable dolor, imped�an la eyaculaci�n, pero no el orgasmo.
Tuvo innumerables esa noche, pero el definitivo lleg� m�s tarde.


Como el sue�o me estaba venciendo, decid� terminar el juego.
Con un gui�o de ojo Valent�n entendi� mis intenciones. Le mostr� una pluma a
Tommy quien, s�lo con mirar el objeto eyacul�. No s� de donde sacaba tanta carga
el peque�o hombre, pero cada uno de sus t�rminos era de pel�cula porno. Solt�
por fin las esposas de mi amigo y le agradec� con un beso en los labios. En dos
segundos estaba dormido.


Deben haber sido las tres de la tarde cuando despert�. Sent�
un aroma desagradable y abr� los ojos. Ante m� ten�a el calcet�n de Ren�, que
hab�a usado esa ma�ana para salir a trotar. A pesar de ello, mi pija dio un
saltito con ese est�mulo. Trat� de desperezarme pero no pude. �Ahora era yo el
que estaba atado!


-El show no se ha acabado �escuch� la voz de Miguel, pero no
vi su cara.


Un potente foco me enceguec�a. Cuando lo movieron, comenc� a
divisar una sombra contra la cortina de la ventana. Comenz� una conocida melod�a
y la sombra se movi� al ritmo. Me di cuenta de que el hombre estaba sumamente
elegante, como de pel�cula de Hollywood. Mir� su rostro y reconoc� a Valent�n.
Ten�a un sombrero al�n, corbata roja, terno negro con chaleco, faja del mismo
color de la corbata, zapatos brillantes, camisa blanca.


-�Qu� prenda deseas que pierda? �pregunt� Miguel, de quien
a�n no ve�a el rostro.


Opt� por los pantalones. El striper se quit� los zapatos y
baj� su prenda. Si hay algo que me excita son los sujetadores de calcetines. Una
l�stima que los el�sticos hayan desplazado esa prenda, pero me agrad� el
reconocerla. Tanto el sujetador, como las medias y el ajustado b�xer eran
negros. El dise�o del calzoncillo apretaba las piernas, destacando la
musculatura, y realzaba poderosamente el paquete. Las alas de la camisa se
mov�an ocultando y permitiendo la vista alternativamente. Cuando Valent�n gir�,
not� cerca de m� las paradas y amplias nalgas, apretadas en la �ntima prenda. Me
hubiera gustado soltarme para morderlas, descubrirlas, chuparlas y besarlas.
Pero estaba preso en el mismo juego que yo hab�a inventado.


-Otra prenda �sugiri� Miguel.


Obviamente, mi sed de pezones opt� por la camisa. Valent�n se
dej� puesta la corbata, que ca�a entre sus dos marcados hemisferios. Se acerc� a
m� lo justo para que pudiera rozar con mi lengua uno de sus pezones. Pero en ese
momento la m�sica se detuvo, la luz volvi� a la normalidad y vi acercarse a mis
cuatro compa�eros, bien vestidos y ba�ados.


-Se�ores, el show ha concluido �dijo Miguel.- El caballero no
merece m�s.


-�C�mo? �Por qu�? �protest�.- Siempre me he portado bien con
ustedes.


-Eso no es cierto �dijo Tommy.


En su voz no not� rencor, sino s�lo actuaci�n. Sab�a que en
el juego nuevo a m� me tocar�a ser la v�ctima y me prepar� para gozarlo. Siempre
es entretenido un cambio de perspectivas. As� que baj� la vista y evit� mirarles
a los ojos.


-�Est�s dispuesto a ser un ni�o bueno? �pregunt� mi verg�n
amigo Ren�.


-S�, aceptar� lo que me digan.


-Pues hoy no te has ba�ado �dijo Benjam�n.


-Y tienes demasiado largo el pelo en el pubis �acot�
Valent�n.


-Pues vamos por parte �orden� la conversaci�n Miguel.-
Partiremos por la propuesta de Valent�n.


El striper parti� a la cocina y luego al ba�o, volviendo con
una bolsa pl�stica con objetos dentro. Sac� de ah� una crema chantill� y me la
unt� sobre mi verga, que ya hab�a despertado completamente.


-Siempre he preferido la crema chantill� a la pasta de
afeitar �dijo el hermoso artista de espect�culos.


La sensaci�n del fr�o de la crema fue agradable. Cre� que
all� llegaba al orgasmo. Pero Valent�n apret� fuertemente mi miembro, clavando
las u�as y amenaz�ndome con un "ni te atrevas". Por supuesto, el dolor provoc�
el decaimiento de mi miembro. Pronto, la crema tambi�n alcanz� a los huevos.
Tommy pidi� permiso y pas� la lengua por uno de ellos. Sent� en m� la rugosidad
de su lengua, su temperatura y el nivel de humedad. As� estaba de sensible
frente al ambiente.


Vi entonces aparecer una navaja grande. Tuve miedo. Cre� que
se les estaba pasando la mano. Pero Valent�n, viendo mi cara, me puso un dedo en
los labios y me dijo que parara, que no era para tanto. Miguel, mientras, atr�s
de m�, masajeaba en c�rculos mis sienes. Eso logr� relajarme. No mir� cuando la
cuchilla se acerc� a mi sexo, pero s� sent� su fr�o lamer. En pocos minutos ya
no ten�a ni un vello en las bolas, ni en el pubis, ni en el camino que va del
ombligo al pico. Me hicieron mirar y me gust� el espect�culo. Mi miembro, ahora
nuevamente parado, parec�a m�s grande al no estar rodeado de pelos. Era como un
ni�o chico. Valent�n me acariciaba y sent�a la suavidad de sus dedos en mi piel.


Para los pocos pelos que tengo en el pecho, el striper
utiliz� otro m�todo. Trajo unas cintas de gran absorci�n y las peg� a mis
pezones, tirando luego de ellas bruscamente. Nunca hab�a sentido tanto dolor, ni
cuando me penetraron por primera vez ni cuando lo hicieros dos camioneros al
mismo tiempo. Grit� fuertemente, lo que pareci� excitar m�s a mis amigos.


Valent�n unt� el resto del frasco de crema en mi cuerpo y
todos comenzaron a comer. Cada uno chupaba distintos sectores. Pero el bailar�n,
inventor del juego, se reserv� la guinda del postre. El rubio artista sab�a c�mo
chupar pico. Si no me lo hubiera prohibido y no tuviera tan cerca sus dientes,
habr�a eyaculado ya.


Relamido entero mi cuerpo, Miguel anunci� que vendr�a la
segunda parte del programa, a cargo de Benjam�n, mi jud�o favorito. No pude
evitar pensar que su matrimonio estaba planificado para esa noche, en pocas
horas m�s. ��l pensar�a lo mismo?


Me soltaron las esposas, pero las cerraron luego en mi
espalda. Me llevaron al ba�o y el israelita me orden� sentarme en el escusado.
La verdad, era un alivio porque yo acostumbro a cagar en las ma�anas y ya era
bastante avanzada la tarde. Sentado, con el miembro parado y las manos atadas,
no pude orinar bien y manch� las piernas de Benjam�n.


-�Oh, mierda! �exclam�- Esto lo vas a pagar. Pero tampoco
not� verdadero rencor ni odio en sus palabras. Sab�a que quer�an asustarme para
que gozara m�s.


Defecar fue un placer. Tanto como me gusta que entren cosas,
me gusta que salgan otras. Pero no sab�a qu� hacer para poder limpiarme.


-�Est�s listo? �me pregunt� y yo asent� con la cabeza.


-Bien, ag�chate.


Me qued� echado e inclinado, levantando el poto al aire.
Benjam�n se puso unos guantes quir�rgicos y frot� el papel higi�nico por mi
culo. Cuando ya estuve m�s limpio, introdujo el dedo �ndice en el agujero. Se
desnud� tras de m� y me arremeti� de nuevo en forma digital. Quer�a mirarlo pero
no me atrev�a. Al ponerme de pie me dirigi� como un mono de ventr�locuo hacia el
espejo. Por intermedio de �ste pude apreciar su parcial desnudez. Ten�a puesto
un soutien calipso con broches a los costados. Yo nunca le hab�a visto con algo
similar. Pens� que deb�a hab�rselo conseguido con Valent�n. Pero le quedaba
fant�stico. Le realzaba m�s a�n sus hermosos atributos.


D�ndome vuelta con el dedo me dirigi� hacia la ducha. Abri�
el agua caliente con la mano desocupada y ambos entramos all�. Mientras, ve�a
c�mo mis otros amigos tomaban tribuna en el ba�o para observar mi lavado.
Benjam�n recuper� su dedo para poder frotarme la esponja de l�quenes australes
por todo el cuerpo. Me enjabon� cada poro. Yo solamente levantaba los brazos
para dejar actuar mejor la esponja sobre mis axilas. Yo ten�a ocultos unos
jabones peque�os con forma de pico. Los hab�a tra�do de un viaje a Argentina y
los guardaba en el botiqu�n. Pero ellos los descubrieron y pensaron que era la
mejor forma de limpiarme. El mete y saca comenz� a volverme loco. Pero sab�a que
no deb�a eyacular. Cuando el jab�n sali� de mi culo me sent� vac�o, pero pronto
el circuncidado pene de Benjam�n lo reemplaz�. No me doli� porque ya estaba
dilatado y lubricado con el jab�n.


-Este es tu castigo �me dijo y dese� que me castigara con m�s
fuerza.


En vez de eso, s�lo dej� su miembro dentro de m�, sin moverse
lo m�s m�nimo. Ten�a que ser una tortura para �l tambi�n. Intent� cabalgarlo yo,
pero �l me acerc� las caderas y no me dej� moverme.


-�Este es tu castigo! �repiti� y entend� el verdadero
significado de las palabras. A veces hab�a practicado con un dildo puesto cuanto
aguantaba sin moverlo y nunca pasaba de los veinte segundos.


Deben haber sido como cinco minutos de angustia, pero para m�
fue una eternidad. Luego, me sacaron de la ducha y me secaron con una toalla
gruesa y suave.


De vuelta en el sof� verde, Miguel pregunt� si estaba
realmente limpio, a lo que todos en coro gritaron que no. Trajeron una batea y
una perita para lavados estomacales. Ya sab�a lo que vendr�a.


-Eres un ni�o peque�o �me dijo.- Y tendremos que empezar a
educarte.


Nuevamente con las manos esposadas en el fierro del sof�, fui
vendado. El no poder ver lo que pasaba hac�a que contara cada segundo de espera.
Un agua tibia se introdujo en mi cuerpo. Mi pico creci� hasta llegar a sentirse
en su superficie las palpitaciones del pulso. Segu�a entrando m�s agua. Mi
est�mago se puso duro. Sent�a una mano acariciarlo. Estaba como un globo que ya
no puede m�s. Luego supe que las caricias eran de Miguel. No s� por qu� pero en
ese momento yo pensaba en que mi propia mano peinaba los crespos desordenados y
morenos de su cabellera. Me dieron la orden de evacuar y solt� toda el agua.
Hab�an puesto un pl�stico en el sof� y una bacinica para evitar derrames. Debo
haber soltado una gran cantidad de excremento viejo.


Unos labios se acercaron a los m�os y escuch� en mi o�do un
t�mido "gracias". Supe que era mi tierno amigo Tommy. Pas� su lengua por el
caracol de mi oreja y chup� suavemente el l�bulo.


Alguien levant� mis piernas y las puso sobre unos hombros.
Supe que era Miguel por el pelo que me rozaba. Mi culo se abri� para recibirlo
feliz. Me cabalg� violentamente, mientras mis otros amigos me acariciaban en
todas mis zonas er�genas. Entre ellas, me fascina el que me toquen el l�bulo de
la oreja, y ahora Tommy me lo mord�a. Miguel asi� mi verga con ambas manos y
descorri� el prepucio violentamente, caus�ndome dolor, en tres ocasiones. A la
tercera me fui cortado, al mismo tiempo que mi amigo lo hac�a dentro de m�.
Pronto, una lluvia de semen cay� en todo mi cuerpo, el que fue esparcido con las
manos.


Cuando recuper� mi libertad y los sentidos, me sirvieron una
deliciosa cena con torta de chocolate como postre. El peque�o Tommy, con la boca
manchada de bet�n, me bes� en los labios tiernamente, introduciendo una delgada
lengua.


-�Alg�n d�a me permitir�s met�rtelo? �me pregunt�.


-Claro, me encantar�a. Qu� te parece esta noche �respond�.



De Miguel, debo aclarar que, en efecto, no era sus primeras
relaciones gay y que, adem�s, pose�a una envidiable colecci�n de juguetes
er�ticos. Hab�a pensado en una de las dos opciones cuando el consolador resbal�
en el culo del que hoy es mi amante; pero nunca pens� que fueran ambas.


Tommy viene cada vez que puede. Estudia veterinaria y me ha
presentado algunos compa�eros suyos que parecen borricos por lo desarrollados.
Vive feliz y explota su sensualidad de hombre grande en cuerpo de ni�o.


Benjam�n cre� un concilio sionista gay. Ha tenido relaciones
con respetables rabinos padres de familia y largas patillas. Cree que puede
cambiar el mundo y sigue estudiando antropolog�a.


Ren� se convirti� en un afamado modelo fotogr�fico y de
pasarela. Su colecci�n en tanga en Jamaica es sorprendente. Muchas mujeres
suspiran por �l y porque se imaginan lo que oculta el negro entre los
pantalones. Pero �l s�lo se lo muestra a los dise�adores y fot�grafos.


De m�s est� decir que Miguel jam�s lleg� a la boda. Se
traslad� a mi departamento, donde de vez en cuando hacemos entretenidas org�as.
A veces contratamos a Valent�n, que es casi como nuestro amigo y que ha venido
con m�s chicos que trabajan con �l. Normalmente trata de que no le paguemos,
pero sabemos que con eso cancela sus estudios de enfermer�a.


Y todos seguimos contentos. Sabemos cuando trabajar o
estudiar y cuando pasarlo bien. A lo mejor, un d�a de esto tambi�n te invitamos
a ti a alguna de nuestras org�as...


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Relato: Despedida de soltero en el sof� verde
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