Greta, mi ama de llaves, hab�a congeniado con ella desde el
primer d�a. Era la adolescencia que siempre hab�a faltado en la casa y que ella
tanto hab�a echado de menos en la �poca que estuve casado. Mi ex mujer nunca
quiso tener hijos, en primer lugar para no estropear su figura. Desde el primer
d�a, Greta y yo mismo ve�amos como jugaba, como discut�a con nosotros, como se
mov�a cantando por la casa.

La llevaba a comprarse ropa, toda la que quer�a, y no le
faltaba nunca la comida que mas le gustaba. Por eso, Greta se mostraba muy
arisca conmigo cada vez que hac�a el amor con Angela. No se si le contaba algo,
o solo se lo imaginaba, pero mi enorme pene hac�a estragos en ella, y aunque
nunca me neg� hacer el amor, se que cuando se lo propon�a su piel se erizaba,
pensando en la proximidad del dolor. Este d�a, Greta estaba especialmente
enfadada conmigo.

Cuando hab�a subido a nuestra habitaci�n a servirnos el
desayuno, yo todav�a ten�a el monstruo introducido hasta las entra�as de Angela.
Nos hab�amos quedado dormidos as�, pero ahora hab�a vuelto a crecer
desmesuradamente, como me ocurr�a siempre por las ma�anas. Al sac�rselo para
poder desayunar, le hizo tanto da�o que se puso a llorar desconsoladamente. Y
Greta me hubiera fulminado si en sus manos hubiera estado la posibilidad.

Angela sigue boca abajo. De vez en cuando se aparta la braga
que se cuela traviesa entre sus nalgas. Me excita mucho verla hacer eso. Me
levanto y le acaricio el pelo, se gira y me regala con una sonrisa. La beso en
los labios y mira con suplica para detectar mis ganas de hacerle el amor.

La veo y empiezo a rememorar exactamente el momento que la
conoci. Estaba con mi mujer en uno de los viajes que hac�a a Tailandia por
asuntos de negocios. Mis gustos por los travest�s, cuanto m�s j�venes mejor,
hac�an dif�cil mi fidelidad marital, debido a la cantidad de Lady-boys, que
existen en ese pa�s.

Me acost� con muchos, hasta que mi mujer me sorprendi� con
uno en la cama, estando mi pene completamente ensartado en su culo. Me pidi� el
divorcio y acto seguido cogi� el primer avi�n para Holanda, de donde era ella.
Una semana despu�s, estaba desesperado. Necesitaba urgentemente una raci�n de
sexo. No la hab�a tenido, pensando que quiz�s mi mujer volver�a.

Ese d�a, despu�s de comer, llam� a Michael, el mayordomo del
Hotel. El se encargaba de buscar quien aliviara las necesidades de los clientes
y yo ya hab�a utilizado sus servicios anteriormente. Le dije que quer�a una
Lady-boy, pero si era posible muy joven. Me dijo que esperara que la iba a
conseguir.

Me desnud� completamente y me di una ducha. Envuelto en un
albornoz, me tumb� en la cama, conecte el televisor, pero no pod�a concentrarme
en nada, debido al grado de excitaci�n que ten�a en esos momentos. Estaba
qued�ndome un poco dormido, cuando llamaron a la puerta.

All� estaba mi angel. Me volv� loco por ella en cuanto la vi.
Llevaba un vestidito blanco muy corto. Sus piernas eran preciosas y el culo
parec�a muy prometedor, pero lo que m�s me impresion� fue su escasa edad, su
candidez, su t�mida sonrisa y por encima de todo eso, su belleza.

La mujer que la acompa�aba me cobr� la cantidad acordada y me
dijo que en 1 hora volver�a a buscarla. Cuando cerr� la puerta, la vi en el
centro de la habitaci�n, de pie, esperando mis ordenes. Le pregunt� si hablaba
ingl�s, y me respondi� que un poco. Le dije que fuera a darse una ducha que yo
la esperaba en la cama.

Al cabo de un momento sali�, completamente desnuda. Ten�a un
pene tan diminuto que ni siquiera colgaba, y sus caderas anchas y sus pechitos
en punta, me ofrecieron un espect�culo tan excitante que enseguida mi pene se
abri� paso, asomando por la abertura del albornoz.

Tom� un frasco de lubricante de su bolsito, y se aplic� una
raci�n generosa en su ano, solo superficial, no parec�a que la introdujera en su
interior, y se dirigi� hacia mi, sonriendo de forma angelical, hasta que me lo
vi�. No dijo nada, pero en su cara se reflejaba la preocupaci�n que el tama�o le
causaba. Lo tom� entre sus manos y empez� a lamer el glande, con dulzura, sin
introducirlo en la boca.

Al cabo de unos instantes, la tom� en brazos, me tumb� en la
cama boca arriba, y la mont� encima de m�, con mi pene en la puerta de su ano.
Ella se sujetaba con mis dos manos, palma con palma, mientras intentaba bajar
empal�ndose en mi estaca, pero le dol�a, estoy seguro, y sus sollozos y
lagrimas, causaron un efecto todav�a mas excitante en mi.

Cuando empec� a profundizar lo suficiente, ella estaba en
trance. No mov�a ni una pesta�a y un rictus de dolor aparec�a reflejado en su
rostro. De momento me sal� de ella, la volte�, puse un almohad�n bajo su
vientre, y le mand� toda mi tranca de un solo golpe, hasta el fondo de su culo.

Ella empez� a gritar y llorar de nuevo, pero sin hacer ning�n
gesto de apartarme. Comenc� una fren�tica follada, y al cabo de unos segundos le
regu� los intestinos con una abundante cantidad de semen. Estuve un rato quieto,
esperando que bajara un poco el tama�o para sacarla.

Cuando lo hice, me encontr� con un ano totalmente abierto e
irritado. Se lo estuve examinando durante un rato, hasta que unos golpes en la
puerta me indicaron que el tiempo hab�a acabado.

En cuanto sali� por la puerta, ya estaba deseando volverla a
tener. Volv� a llamar a Michael y le dije que quer�a tenerla conmigo hasta que
me fuera. Hasta el d�a siguiente por la ma�ana no tuve noticias. Fue alguien
allegado a su familia quien vino a negociar. Entre las posibilidades estaba la
compra para siempre.

Llegamos a un acuerdo para tra�rmela a mi pa�s, pero lo que
de verdad quer�a era tenerla ahora en mis brazos.

Sali� el enviado, y al cabo de unos minutos estaba all� con
Angela. Me sonre�a como si el d�a anterior no le hubiera roto el culo, como si
pensara que hoy me iba a abstener de volver a hacerlo. La desnud�, y solo le
permit� que se lubricara con su cremita. Enseguida la penetr�, y all� de lado,
mientras mi pene entraba inexorable en su flor, mis manos acariciaban todo su
cuerpo.

Ella lloraba y gem�a, lo ha hecho siempre desde que est�
conmigo, pero aquello no la libr� de hacerlo 3 veces aquella tarde. Llam� a mis
contactos, y a los 4 d�as vol�bamos hac�a mi pa�s.

Ahora la veo all� boca abajo, pero mi excitaci�n rememorando
aquello, ha crecido paralelamente a lo que lo ha hecho mi polla. La tomo de la
mano, se levanta y me la llevo a la habitaci�n. Greta me mira de forma asesina
cuando pasamos a su lado en el pasillo. Lo va a pasar mal, en mi estado seguro
que Angela llorar�.