Relato: Mam� Z (I)





Relato: Mam� Z (I)

Las normas sociales dicen que soy una degenerada, pero yo
disfruto de mi cuerpo y me encuentro satisfecha como nunca en la vida. Por la
cantidad de cartas de mis admiradores, al tiempo que soy dichosa, entrego placer
a otros. Me explicar�:



Teniendo ya dos hijos de 15 y 13 a�os, me encontr� pre�ada, a
mis 42 de edad de aquel que dicen el del descuido. M�s que del descuido, ser�a
el de la Ley de Murphy, porque hace falta mala suerte de quedarse embarazada de
tu marido cuando te folla una vez cada tres meses y adem�s se rompa el cond�n.
No utilizaba la p�ldora por innecesaria para tan poca frecuencia.



Este embarazo fue diferente a los dem�s, me encontraba
siempre extra�amente desasosegada y extra�aba mi propio cuerpo, sobre todo
cuando la barriga, a los seis meses me comenz� a agobiar.



En esas me encontraba cuando estando de baja en el trabajo
por mareos y nauseas, aburrida me met� en el ordenador de mi marido. Por una
casualidad, ya que no domino la inform�tica abr� un documento que era la foto de
una muchacha en avanzado estado de gestaci�n que, a cuatro patas. mamaba la
polla de un hombre mientras la follaba un perro.



Aquella foto me turb� y excit� inexplicablemente. Me qued�
cerca de media hora mir�ndola sin comprender la raz�n de mi excitaci�n. Yo
siempre fui una mujer de moral conservadora, lo que se encuadra cat�lica de
derechas y reaccionaria. No pod�a comprende qu� me colg� de aquella foto.



Esa noche no dorm�. Como una pesadilla, aquella imagen no
sal�a de mi cerebro pese a los continuos intentos de eludirla. Las dos noches
siguientes fueron similares, con el agravante de despertarme ba�ada en sudor y
con mi pubis empapado, pero con el borroso recuerdo de sue�os placenteros aunque
descarriados y obscenos.



Una ma�ana, estando los ni�os en el colegio y mi esposo en el
trabajo no resist� la tentaci�n de volver a examinar la turbadora foto. Ya no
estaba donde la encontr�, pero en mi frenes� por buscarla par� en " Mis
favoritos" y encontr� el nombre de una p�gina denominada "cazadores de
zo�filas". La abr� y comenc� a navegar. No pod�a concebir que lo que ve�a fuese
cierto: Que existiesen tantas mujeres, con cuerpos m�s corrientes y comunes que
el m�o, con apariencia de amas de casa, que se prestasen a ser folladas por
perros, a mamar o introducirse penes de burro o caballo y que, adem�s mostrasen
semblantes sonrientes de felicidad.



Me pas� seis horas navegando y masturb�ndome pese a mi
estricta educaci�n en tal sentido. En esas seis horas obtuve m�s orgasmos que en
mis 42 a�os de vida. Solo sal� del trance cuando llegaron los ni�os del colegio,
que inmediatamente apreciaron en mi una extra�a conducta. Les dije que tenia
fiebre, les prepar� algo de cena a ellos y a mi marido y me acost� con la excusa
de una segura gripe.



Fiebre si que tuve, y durante dos d�as en que cada minuto no
paraba de reflejar implacablemente en mi cerebro las im�genes de mujeres
folladas por perros y toda otra clase de fauna. Mi marido se trag� lo de la
gripe, habida cuenta de que hab�a, por suerte, una epidemia que cursaba con
s�ntomas parecidos a los m�os. Si me hubiera examinado mi vagina o mis pezones
inflamados no hubiera pensado lo mismo. Mis manos no pararon de masturbarme y
solamente cesaron cuando la irritaci�n lleg� a causar excoriaci�n en esas mis
pudendas partes.



Cuando la imposibilidad de masturbarme me sac� del trance
f�sico me enganch� al vicio de la b�squeda de toda clase de documentaci�n y
relatos sobre la zoofilia. Se convirti� en mi obsesi�n a toda hora. Cuando sal�a
a la calle mi mirada buscaba obsesivamente perros evaluando sus capacidades de
satisfacci�n sexual conforme a la informaci�n de las obscenas lecturas que hab�a
frecuentado por la red.



Sonde� opiniones en todos los chat de zoofilia de la red,
encontrando que todas las mujeres que hab�an copulado con perros se encontraban
enormemente satisfechas y volver�an a repetir. Si alguna no lo hac�a reconoc�a
que era por falta de oportunidad o por temor a engancharse para siempre en el
vicio.



Fue un atroz combate el que hubo entre mi reprimida
mentalidad y mi l�bido, pero venci� esta. Mediante la opci�n de contactos de la
p�gina web de "cazadores de zo�filas" me inform� de las condiciones para que me
facilitasen la coyunda con un perro. No fue tan f�cil como promet�an. Primero
una foto desnuda, que hice con la polaroid de mi marido, despu�s, cuando
comuniqu� que era virgen en ese sentido, los intentos de desviarme a su filial
"cazadores de pre�adas", despu�s la negociaci�n de "honorarios" �est�pida de mi.
No pens� que nadie me pagase por aplacar mi necesidad- en la que, como despu�s
supe, me estafaron.



Por fin me dieron cita en una direcci�n del centro de Madrid
para hacer unas fotos y videos preliminares y la entrevista con una psic�loga
para deducir si era apta para lo que pretend�a. Acud� puntual a la direcci�n
donde me recibieron cuatro personas, tres eran hombres de alrededor de 25 a�os y
una mujer que rondar�a los 50, dos eran el fot�grafo y ayudante de iluminaci�n,
otro era el gerente del "site" y la otra la psic�loga, mujer �sta de aspecto
sudamericano, mestiza y tirando a opulenta.



Tras las presentaciones y unos sondeos que no resulta
necesario contar pero que dir� eran relacionados con problemas legales derivados
de mi condici�n de mujer casada y del conocimiento de mi marido, me invitaron a
desnudarme para la sesi�n fotogr�fica. No era obviamente ninguna experta, pero
haciendo de tripas coraz�n y comi�ndome la verg�enza me desnud� ante las c�maras
con el mayor desparpajo que pude. O� comentarios entre la psic�loga y el gerente
relativos a mi estado de conservaci�n para mi edad, a la tersura de mi piel en
todo el cuerpo, a mis espl�ndidas tetas con amplias ar�olas y arrogantes
pezones, a mis robustos y ahusados muslos, y a mis recias nalgas desafiantemente
destacadas en sentido contrario a mi ya voluminosa y prominente barriga.
Escuchar esos comentarios me produjo un orgullo indescriptible. De mi marido
solo hab�a o�do que era bonita.



M�s me afirm� en mi autoestima los alabadores comentarios
cuando me sugirieron que mostrase mi entrada vaginal separando mis labios y
descubriendo y destacando el cl�toris, y despu�s la anal separando las nalgas.
Estando en esas posiciones imp�dicas mi vagina comenz� a chorrear ante mi
sorpresa, ya que nunca me hab�a ocurrido, y el asombro de los cuatro
espectadores. Me puse a llorar de verg�enza y la se�ora acudi� a calmarme y
explicarme que no era extra�o descubrir la propia sexualidad y su potencialidad
a edades avanzadas, cont�ndome sus causas originadas por la represi�n cultural y
religiosa. Mientras la se�ora me contaba eso y me acariciaba, yo estaba atenta a
los comentarios de los tres hombres:





  • �sta se nos raja en cuanto vea a un perro.



  • Est� calentorra y con ganas de follar como sea, puede que
    resulte todo lo contrario. Desde luego no le falta capacidad ni �nimo. Si ha
    llegado hasta aqu�. Todo depende de c�mo la maneje Lucrecia.



  • Buenorra est� y no le faltan recursos para empalmar a quien
    sea, pero esta nos falla. Es una pija recatada a la que le ha dado un subid�n
    hormonal con el embarazo pero incapaz de hacer lo que piensa que puede.



  • Si no entra por la zoo podemos convencerla por "cazadores
    de pre�adas" o por "cazadores de maduras", en cualquier caso encaja. Creo que
    es la s�ntesis de todos los casos. Esta mam� es un negocio y no podemos
    dejarla escapar.



  • ....



No me pude escuchar m�s ya que los consuelos y caricias de
Lucrecia hab�an bajado hasta mi cl�toris con su mano y despu�s su lengua. Me
proporcion� el mayor orgasmo que hab�a tenido en mi vida. Entonces tuve
conciencia de que el placer depende m�s de la mente que del cuerpo. Mi orgasmo
se debi� fundamentalmente a la situaci�n: Verme exhibida obscenamente y filmada,
evaluada sexualmente por tres hombres y acariciada inesperadamente por una
mujer. Y todo ello cuando estaba pretendiendo que me admitiesen a ejercitar una
perversi�n. Me percat� de que mi naturaleza era depravada y viciosa en aquel
momento, y si no lo hab�a sido antes era por ignorante y est�pida.



Pasada mi crisis todo sigui� bien. Lucrecia pidi� una toma
del flujo que brotaba a raudales por mi vagina y varias m�s con sus hermosas
manos de cuidadas y lacadas u�as en rojo amasando mis tetas y abriendo mis
labios vaginales. Tambi�n bes�ndome con la lengua, que me impuls� a sacar
tambi�n la mia contra la de ella, enzarzadas en un combate de quien la mete en
la boca de quien. Gan�, o me dej� ganar, no s�, y me encontr� con mi lengua
dentro de la boca de una mujer. Quien me lo iba a decir a mi, que hasta hacia
una hora solamente hab�a sido follada por un hombre, de forma r�pida y para
obtener hijos.



Lucrecia me invit� sol�cita y delicadamente a follar con
alguno de los hombres, pero yo ya me encontraba demasiado desconcertada con mi
conducta como para aventurarme a la novedad del adulterio. No percib�a entonces
que su mamada de cl�toris ya lo hab�a sido ni que mi firme intenci�n de ser una
perra tambi�n lo era. Declin� cort�smente la invitaci�n ante la cara defraudada
del gerente y me pasaron a la firma unos papeles que ni le�. Me abreviaron que
eran una serie de puntualizaciones sobre higiene de los animales, higiene
propia, difusi�n de los v�deos o fotograf�as, derechos de propiedad y otras
consecuencias legales. Como me daban una copia ya los leer�a en casa.



Tras vestirme me fui despidi�ndome de todos con un beso en
los labios que antes me hubiera parecido inconveniente.



En casa le� los papeles, de ellos, con palabras de aspecto
muy legal, se deduc�a que yo aceptaba libre y conscientemente una explotaci�n
sexual muy parecida a la de una prostituta, por tiempo limitado al hecho de mi
parto y extendida a seres no humanos, eximiendo al explotador de cualquier
efecto indeseado en mi salud. No me importaba. Yo solamente quer�a ser follada
por un perro, al precio que fuera. Me parec�a absolutamente improbable, en mi
febril calentura l�brica que me privaba totalmente de la consciencia, que mi
marido supiese alg�n d�a de este lance. Est�pida de mi.



Dos d�as despu�s me llam� Lucrecia para citarme a la primera
sesi�n con la recomendaci�n de depilarme el pubis totalmente e igularme y
lacarme las u�as ya que cualquier defecto de ese tipo se notaba mucho en fotos y
filmaciones. Quedamos de acuerdo en que mi primer coito ser�a con un pastor
alem�n y que ella ser�a mi ayudante, o "partenaire" como dec�a, dada mi
inexperiencia.



Le dije a mi esposo que ten�a que hacerme unos an�lisis
cl�nicos y despu�s ira al toc�logo, y tras ello hacer unas compras, as� no se
extra�ar�an ni el ni los chicos de tanto tiempo de ausencia de casa estando de
baja laboral. No me preocup� la depilaci�n del pubis habida cuenta el caso que
me hac�a mi marido. Si por casualidad lo advert�a le contar�a que con el
embarazo me picaba. Total, caprichos de pre�adas.



Mis manos, ya bonitas de siempre quedaron preciosas con la
laca roja que les puse, nunca me hab�a pintado las u�as as� que met� en el bolso
un frasco de acetona para quitarme la laca antes de regresar a casa. No me
maquill� porque supuse que ellos lo har�an o, en todo caso, el esfuerzo y
sudores de la follada me deshar�a todo el maquillaje y ser�a peor. Desde luego
acert�.



Temblando como un flan llam� al timbre del chalet donde me
hab�an citado. Era en las afueras de una localidad cercana a Madrid, estaba
alejado de otras edificaciones por lo menos dos kil�metros y tapiado hasta tres
metros de altura. Me recibieron en la cancela de la tapia Lucrecia y el gerente
quienes despu�s besarme largamente en la boca como saludo me acompa�aron al
edificio principal ya que hab�a otras dependencias menores, de una de las cuales
surg�an ladridos caninos.



Me asust� cuando entramos en la casa. All� hab�a infinidad de
gente. Ante mi confusi�n Lucrecia me explic� que la mayor�a era personal
t�cnico: Director, c�maras, iluminadores, maquilladores, ... En total habr�a
unas veinte personas, de las cuales solamente cinco mujeres, incluidas Lucrecia
y yo.



Sin darme tiempo a expresar alg�n inconveniente Lucrecia me
condujo a una habitaci�n en el piso alto de la casa. All� intent� tranquilizarme
exponiendo las razones de tanto p�blico:





  • Mira cari�o: uno es el director de la pel�cula, tambi�n
    est�n presentes el productor para comprobar la eficacia de su inversi�n y el
    realizador, despu�s est�n los dos c�maras � si tienes �xito y quieres repetir
    sesi�n ser�n tres � y sus iluminadores, que son imprescindibles, los dos
    fot�grafos para ilustrar la sesi�n de trabajo, que a veces vende m�s que los
    v�deos y es imprescindible para la promoci�n mediante p�ginas web de libre
    acceso. Hay una maquilladora que actuar� para auxiliarte seg�n haga falta, m�s
    que nada para enjugarte el sudor y aplicarte cremas, la entrenadora de los
    perros que te socorrer�a en el improbable caso de que uno se mostrase
    agresivo, otra chica que ya ha sido follada por ellos y te suplir�a en
    previsi�n de que eres principiante o bien aliviar� con sus agujeros a los
    hombres cuando alcancen demasiada calentura. Y por �ltimo est� el capitalista
    de la empresa y alg�n amigo invitado por puro morbo de ver follar con un perro
    a una principiante. Cari�o, de �stos hay pocos porque lo he pedido yo sabiendo
    que eres casada y tu educaci�n conservadora, cuando las "cazadas zoo" para
    iniciaci�n son prostitutas profesionales o chicas con los agujeros ya muy
    trabajados, aqu� se concentran m�s de veinte invitados morbosos. Pero anda,
    ponte esas prendas.




Mientras ella se desnudaba examin� las "prendas" que deb�a
ponerme: Se reduc�an a unas medias de malla muy ancha con liguero de presi�n a
medio muslo y un collar de cuero para el cuello. Cuando me estaba quitando mi
alianza matrimonial, ella, que se hab�a preparado en un instante �menuda
experiencia deb�a tener- me lo impidi�:





  • No cari�o, resulta m�s morboso que la puta pre�ada est�
    casada. La clientela de este negocio aprecia esos peque�os detalles en una
    mano. Es importante que la puta de la pel�cula parezca casada, lo est�
    realmente o no.




Lucrecia, un lince de psic�loga, tuviera o no el t�tulo de
tal, se percat� inmediatamente de mi gesto de desagrado por ser mencionada como
puta.





  • Cari�o, no me acord� de dec�rtelo: Cuando se dirijan a ti o
    a mi mientras estamos actuando nos llamar�n indistintamente perra, zorra,
    puta, co�o pelao, y otras cosas peores. Pero no te ofendas por ello. Es el
    argot del oficio. Si decides seguir la carrera te acostumbrar�s e, incluso,
    llegar� a gustarte.




Mientras guardaba en mi memoria para analizarlo despu�s la
expresi�n "si decides seguir la carrera" analic� el aspecto de Lucrecia: Pese a
su edad era una mujer monumental. Unos pechos tan voluminosos como los m�os
aunque l�gicamente m�s ca�dos, pero en una curva deliciosa que mostraba
frontalmente grandes y oscuras ar�olas y pezones de enorme calibre. Barriguilla,
aunque muy perceptible bastante lisa, unas nalgas m�s gordas que las m�as,
muslos fenomenales y pierna gruesa. Ni un s�ntoma de celulitis. Lo m�s
sorprendente para mi eran sus aditamentos y prendas: Gruesos anillos en pezones
y labios vaginales y atractivos tatuajes en el pubis, barriga, nalgas, muslos,
tobillos y brazos. Luc�a un collar de cuero similar al m�o del que ataban sendas
cadenas a los anillos de los pezones, sujetador de cuero sin copas, que elevaban
y empujaban hacia fuera sus pechos, ancho cintur�n tambi�n de cuero tachonado
con argollas, brazaletes y pulseras de acero y medias con ligueros a medio muslo
de l�tex, de donde estiraban cadenas enganchadas a los anillos de sus labios
vaginales dejando su agujero totalmente expuesto. Impresionante para mi.



Un poco bruscamente me tom� de la mano y me condujo a la
salida de la habitaci�n. En lo alto de la escalera que descend�a al gran sal�n
se detuvo conmigo y, ante las cegadoras luces de los focos de filmaci�n me
present�:





  • Amigos y amigas, tengo el honor de presentaros a la nueva
    inmunda ramera que se incorpora a nuestra l�brica afici�n: FOLLAR O SER
    FOLLADOS COMO SEA Y CON QUIEN SEA.





  • ( en sordina) Saluda cari�o, brazos en alto. (Aplausos
    desde abajo)





  • Pero ella no ser� cualquiera. Ella supera a la perra m�s
    lasciva que haya sido vista aqu�. Ella no viene por dinero ni por oficio, ella
    es una ama de casa con dos hijos y el que tiene en camino, que en su vida ha
    tenido m�s orgasmos que los obtenidos en estos �ltimos d�as cuando descubri�
    que era una sucia viciosa del sexo.






  • -(m�s aplausos desde abajo) - (en sordina) -Sonr�e cari�o y
    contonea tu apetitoso culo, Saluda y muestra tus atributos.




Yo, hechizada, saludaba y sonre�a a aquellas cegadores luces
y aplausos. Fuera de mi cordura comenc� a balancearme, a mostrar mi culo, a
adoptar posturas incitantes sobre los pelda�os y termin� abriendo mis labios
vaginales mientras pasaba la lengua por mis labios de forma incitante. Acab�
poni�ndome de espaldas, separando mis nalgas y ense�ando mi, hasta entonces,
secreto agujero, a todos los espectadores.



Me hubiera quedado all� mostr�ndome a todo el mundo hasta el
fin de mi vida, mi vagina comenzaba a expedir flujo que me humedec�a y hac�a
brillar mis muslos. Era feliz . Lucrecia me volvi� a la realidad continuando la
presentaci�n.





  • Amigos y amigas. Esta zorra, Elena, mujer madura de 42 a�os
    y, como dije, esposa, feliz mam� de dos criaturas, y pronto de una tercera,
    por su propia y libre voluntad hoy quiere follarse a un perro ante todos
    vosotros, y solamente porque su incontinente lujuria se lo pide. Demos la
    bienvenida a nuestra nueva furcia, esperando que se quede entre nosotros mucho
    tiempo deleit�ndonos con su magn�fico cuerpo y que desarrolle todas sus
    habilidades para sacarnos nuestro semen y flujo hasta que nos lleve a la
    extenuaci�n.






  • Amigos y amigas. Elena, esta puta incontinente, para
    nosotros y los adictos de nuestra web ser� MAM� Z. ... (Aplausos y v�tores que
    me llevan a la euforia)




No hizo falta m�s que una ligera se�al de Lucrecia para que
descendiese las escaleras contone�ndome con las manos ofreciendo mis pechos ya
duros y de pezones inflamados. Al llegar al pie de la escalera not� un tropel de
manos sobando mis nalgas, mis tetas mi entrepierna y, sobre todo mi hinchado
vientre, entre silbidos y "piropos", prometiendo la mayor�a ampliar las
dimensiones de los cuernos de mi marido y ofreci�ndose como mejores amantes que
un perro.



Lucrecia me condujo a un estrado del sal�n indic�ndome que
empezaba el n�cleo de la actuaci�n. Se hizo un silencio absoluto mientras ella
me extend�a suavemente una crema por mi entrepierna procurando facilitar la
vista de mis partes pudendas y toda la maniobra a las c�maras que ya rondaban a
nuestro alrededor. La aplicaci�n de la crema se fue prolongando con la
introducci�n de dos de sus dedos en mi vagina, la abertura de labios y agujero,
la exhibici�n de mi agujerito estrecho y sus besos y lamidas en toda la zona. No
me pude contener y alcanc� un espl�ndido orgasmo.



El silencio se rompi� por un estrepitoso aplauso y gritos
enardecidos. O� a Lucrecia ufanarse:





  • Ya os lo dije. Esta zorra no fallar�a. No encontrar�is
    muchas que se corran en un plat� como lo ha hecho ella, y solo comenzando.





Sigamos, o� al director. Mis ojos se iban acostumbrando a la
iluminaci�n y hab�a visto a un lado del estrado a la adiestradora de perros con
un magn�fico ejemplar de pastor alem�n. No pod�a contener mi ansia por tener,
por primera vez en mi vida, un amante. Por mi mente desfilaba toda la
informaci�n sobre zoofilia obtenida en la red, pero sobre todo flotaban las
im�genes de las mujeres albergando en su vagina aquellos penes caninos. Lucrecia
debi� notar mi ansia por el coito porque me calm� record�ndome que primero se
requer�a una preparaci�n del can.



Lucrecia maniobraba sabiamente sobre mi cuerpo para excitarme
cada vez m�s y por otro lado, incoherentemente, intentaba calmarme. Intent�
conducir mi cara a su sedoso pubis, pero yo me resist�a ya que mi vista estaba
clavada en las manipulaciones que la adiestradora hac�a sobre el pene del perro,
que ya comenzaba a erguirse. El chucho olfateaba mientras unos trapos que
reconoc� como mi propia ropa.



Un cambio en los focos me hizo perder la visi�n del animal y
Lucrecia consigui� su objetivo, mi cara se hundi� en su ingle y mi lengua,
instintivamente, se puso a trabajar sus labios y cl�toris. Era la primera vez �
parec�a que en un par de semanas todo en mi vida era la primera vez- que com�a
un co�o. Me pareci� delicioso y mi boca se abri� intentando abarcar su otra
boca. Su sabor me pareci� delicioso y excitante y me sum� por entero en el
intento de penetrar toda mi lengua en ella. De cuando en cuando percib�a como
algunas manos me mov�an, unas veces para levantar mis nalgas, la mayor�a para
retirar mi melena hacia atr�s, otras para limpiar mi sudor, para torcer mi
cabeza y permitir la filmaci�n de mi mamada de co�o. Tambi�n Lucrecia se
deslizaba y mov�a sin duda para facilitarme la tarea de mamar su co�o, colocarse
m�s c�moda o facilitar la visi�n de las c�maras. En uno de los �ngulos vi c�mo
la chica de suplencia le mamaba la polla a uno de los c�maras muy agitadamente.
Sin duda pretend�a terminar r�pido para que al muchacho se le pasase el calent�n
y se concentrase en su trabajo.



No me di cuenta de cu�ndo el perro estaba entre Lucrecia y
yo, pero ella si. Con gran habilidad lo domin� y le oblig� a olerla y a olerme,
haci�ndose con su confianza a base de caricias en su lomo. Me indic� que
comenzase a acariciarle el pene que ya la adiestradora se hab�a encargado de
hacer aflorar, Sent� una maravillosa descarga por toda mi columna vertebral
cuando tuve en mis manos aquel rojo ap�ndice. Comenc� a pajearlo suavemente y
nadie me tuvo que indicar pasar a otra fase porque pronto me lo introduje en la
boca. Ah� la cosa se puso algo dif�cil porque los c�maras encontraban
dificultades para enfocar mi trabajo. Lucrecia interven�a frecuentemente para
sosegar mi fren�tica mamada y retirarme la boca lo suficiente para que las
c�maras registrasen que efectivamente ten�a el pene del can en mi boca y no
estaba simulando. Fue ella quien decidi� pasar a la penetraci�n. Me levant�
lentamente para no perturbar al perro y me puso a cuatro patas, no hizo falta
colocar al animal, inmediatamente se coloc� sobre mi, aferrado con sus
enguantadas patas delanteras a mi cintura, e intent� excitadamente penetrarme.
Lucrecia poco tuvo que hacer, salvo dirigir el pene a mi vagina evitando una
entrada equivocada en mi ano y sujet�ndolo para que no llegase a entrar el
bulbo. Se notaba la experiencia del chucho, creo que casi sab�a como hacer para
que las c�maras pudiesen ver bien la penetraci�n. Yo estaba en la gloria. Por
fin consegu�a mi anhelada meta. Asombrosamente relajada me entregu� al coito con
la certeza de que era una perra sometida a su macho. Olvid� que era un ser
humano. Dos orgasmos me llegaron antes de la gloriosa inundaci�n de mis entra�as
que me condujo al tercero y a la p�rdida del conocimiento. Cuando me recuper�
escuch� una atronadora ovaci�n, el descorchar de botellas de cava y el brindis
por la perra m�s puta que hab�an filmado. Mientras me resbalaba el semen del
perro por los muslos me encontr� con una copa en la mano, rodeada de gente
sob�ndome, y brindando por mi propio talento como perra salida y l�brica. Todo
el mundo me profetizaba un gran porvenir en la "carrera", dando por sentado que
me dedicar�a a follar con perros profesionalmente. Debo reconocer que, en lo m�s
�ntimo de mi, mi mente batallaba contra mi cuerpo, oponiendo aqu�lla a �ste los
inconvenientes de tal proceder y desliz�ndose �ste por el camino de la lujuria.
Dej� esa batalla para otro instante sumi�ndome en el placer que la chica de
suplencia me proporcion� cuando en homenaje me limpi� con su lengua el semen del
perro que chorreaba por mis muslos y me rog� que la mease en la boca para
recoger el resto que permanec�a en el interior de mi caliente cavidad. Para mi
propia sorpresa no dud� en hacer lo que me ped�a ante un nuevo aplauso de los
numerosos congregados.



Tras el fin de la fiesta, Lucrecia y la maquilladora me
administraron una lavativa desinfectante en la vagina - No necesaria, pero
conveniente, seg�n ellas, ya que los perros estaban sanitariamente garantizados
- y despu�s de ducharme Lucrecia me llev� cerca de casa en su coche.



Aquella noche no pude dormir, excitada por lo acontecido. Me
tuve que levantar varias veces a masturbarme recordando mi actuaci�n.
Curiosamente lo que m�s me excitaba no era recordar mis sensaciones cuando me
entregu� al perro, sino el hecho de hacerlo tan p�blicamente y el desparpajo con
que descend� por la escalera hacia una aventura que me atemorizaba y ante tanto
espectador. Decididamente me hab�a topado con la seducci�n del exhibicionismo.



Al d�a siguiente, m�s calmada fui consciente del peligro que
hab�a corrido y de la imposibilidad de volver a hacerlo. De enterarse mi marido
mi vida entera se descompondr�a. Di por sentado que aquello fue un
acontecimiento extraordinario que jam�s volver�a a suceder.



Pero como dicen, la carne es d�bil. D�as despu�s me llam�
Lucrecia para invitarme a ver el v�deo ya montado. La cinta constaba de tres
episodios con argumento -en lo que cabe- protagonizados por otras mujeres, que
me fueron calentando a tope. Al final ven�a mi actuaci�n filmada en forma de
presentaci�n de nueva estrella, con todo el personal que presenci� mi
desvirgamiento zoo. Me puso al borde del paroxismo la escena de mi exposici�n en
lo alto de la escalera y mi indecente descenso por la misma ante toda la masa de
espectadores. Lo que m�s me calentaba era el hecho de mi voluminosa barriga.
Cuando protagonic� la escabrosa escena era consciente de lo absurdo de querer
parecer atractiva y sexi con semejante lastre, pero me di cuenta, vi�ndome desde
fuera, que era algo brutalmente fascinante: Ver a una mujer pre�ada dispuesta a
someterse voluntariamente al coito con un animal.



Por si fuera poco los subt�tulos y la voz en off me
presentaban como la ardiente mujer casada, madura, con dos hijos y de vida
conservadora, dispuesta a renunciar a todo con tal de satisfacer sus m�s bajas
pasiones carnales entreg�ndose a extremas coyundas con animales de todo tipo.



No pude m�s y, ante Lucrecia y el operador del equipo de
v�deo, me baj� las bragas y comenc� una en�rgica masturbaci�n. Lucrecia se
apresur� a cooperar desprendi�ndome del resto de mi ropa mientras mamaba y
amasaba mis tetas haciendo una se�a al hombre. Poco despu�s se incorporaba al
grupo otro hombre joven y muy musculado que, seg�n supe despu�s era actor porno.
Lucrecia maniobr� para que el joven recien llegado tuviese su polla en mi co�o
antes de que pudiera darme cuenta. No me import�, lo necesitaba. A lo que me
negu� es a que el operador de video me metiese su ap�ndice en al boca. No porque
no me apeteciese mamar una polla, sino porque me imped�a ver las im�genes de la
pantalla. La escena era: Yo con las manos apoyadas en la mesa consola del
operador y el musculitos foll�ndome desde detr�s, Lucrecia bajo la mesa lamiendo
mi cl�toris y el chico despreciado por mi decidi� consolarse amasando mis
colgantes tetas y acariciando mi enorme barriga. Dos orgasmos me llegaron y la
astuta Lucrecia, comprobando que yo no me apaciguaba aprovech� para hacerme
avanzar en mi camino de perversi�n. Comenz� por acariciar e introducir poco a
poco un dedo en mi ano, .... despu�s not� como me lo lubricaba con algo viscoso,
.... su dedo entr� totalmente, ..... a�adi� otro dedo que tambi�n engull�
totalmente. .... Con dos dedos dentro empez� a girarlos y estirar de mi
esf�nter. ... El Chico operador de v�deo hab�a relevado a Lucrecia en la tarea
de lamer mi cl�toris que adem�s pellizcaba de cuando en cuando. La pantalla
comenz� a mostrarme brindando por mi trabajo con el perro mientras su semen se
me deslizaba por los muslos ... Lucrecia ya ten�a tres dedos manipulando mi
esf�nter anal .... La polla del musculitos segu�a trabajando mi vagina ... El
chico de abajo, quiz� cansada su lengua, estiraba mis labios exteriores como si
fueran de goma ... La pantalla muestra como la chica suplente me limpia el semen
del perro con la lengua .... el chico de abajo deja mis labios y me estira
dolorosamente del cl�toris ... la pantalla muestra mi meada en al boca de la
chica suplente y .......





  • Cari�o, �Quieres que te desvirguen el culito?



  • SI, POR LO QUE M�S QUIERAS, SI. QUE ME ROMPAN EL CULO. QUE
    ME ROMPAN LA TRIPA.



  • QUIERO QUE ME FOLLEN EL CU ....




Instant�neamente mis intestinos albergaron la polla de
musculitos, qued� sin aliento moment�neamente, pero vi en la pantalla mi propia
cara sudorosa, desencajada, reflejando lujuria. No me cost� adquirir conciencia
de que era yo y ahora. Cuando cambi� el plano a una toma lateral en que se me
ve�a enculada y viendo la pantalla, me percat� de que el chico operador estaba
filmando con la c�mara conectada al monitor .... un primer�simo plano de mi ano
perforado ... para comprobar la realidad llevo mi mano a mi culo y all� aparece,
en pantalla ... �c�mo?, veo al chico de reojo lejos ... es Lucrecia con otra
c�mara ... mis dedos separan los labios exteriores .... veo perfectamente mi
culo relleno mientras mi oscuro agujero frontal se muestra .... es demasiado
.... otro orgasmo ... dos minutos y otro ...mi vagina comienza a soltar chorros
blanquecinos ... musculitos no puede m�s y se vac�a en mi interior .. noto
perfectamente su semen invadi�ndome ... otro orgasmo ... musculitos saca su
miembro con un sonoro �floopppss! Y yo protesto, poco, porque el chico operador
cambia papeles con �l. Ha dado tiempo para que parte del semen de musculitos se
escapase de mi negro agujero y resbalase hacia mi otra gruta ... observo
obnubilada como se desliza ese l�quido lechoso mezcl�ndose con mi propia
producci�n vaginal ... de pronto un chorro .... Dios m�o, me estoy meando ... la
c�mara de musculitos muestra a Lucrecia bajo mi ba��ndose y bebiendo mi orina
... otro orgasmo descomunal que me lleva a la inconsciencia.



Cuando despierto estoy encima de musculitos que me tiene
ensartada la vagina. El chico operador, sobre mi espalda, me ocupa el culo.
Lucrecia, ante mi se trabaja su enjoyado co�o con la mano casi entera dentro. La
escucho avisar �ya!. Los dos sementales comienzan a bombearme al un�sono. Estoy
siendo doblemente penetrada y viendo una follada de pu�o. Incre�ble ... otro
orgasmo ... y �cu�ntos llevo? ... mi criatura se va a salir de la tripa. El
chico del culo se vac�a y poco despu�s se sale con el agradable sonido
�floooppss!. No veo a Lucrecia. Cuando musculitos me inunda la vagina detecto
donde est� ella, me est� meando el culo y el co�o, mientras el chico suelta su
carga. Nuevo y monumental orgasmo.



Lucrecia me cont� que dorm� durante dos horas, y hubiera
seguido de no despertarme ella para llevarme a casa. Excus�ndome con mi marido y
mis hijos por molestias del embarazo dorm� hasta mediod�a del siguiente. A�n as�
me levant� reventada de la cama.




CONTIN�A




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Relato: Mam� Z (I)
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