Soy un hombre que acaba de cumplir 39 a�os. Estoy casado y
tengo una hija de 11 a�os, una de 2 y uno q nacio hace unos pocos meses. Ya casi
llegando a los 40, me mantengo en buena forma. Salgo a correr, voy al gimnasio y
me cuido en las comidas.

A mi siempre me gustaron las mujeres, a�n despues de casado.
No soy un esposo fiel, ni un padre excelente, pero llevo una vida normal, y mi
reputaci�n no tiene ni una mancha. Tengo un trabajo respetable y una familia
grande y unida.

Y es de mi familia sobre lo que trata esta historia. Mas que
nada sobre mi sobrina, la hija de la hermana de mi esposa.

Ella tenia entonces 14 a�os, aunque siempre aparento ser
mucho mas grande debido a su f�sico: morocha con una carita hermosa muy dulce
pero unos ojos que te hacen pensar en todas las cosas que queres hacerle,
bastante alta para su edad, con una cinturita que te dan ganas de no soltar
nunca, un culo que al verlo solo imaginas como se sentiria al tacto, pero lo que
mas loco me vuelve de su cuerpo son sus tetas. Muy grandes, firmes, y redondas.

Una delicia de mujer. Que digo mujer! Una delicia de nena...

Creo que siempre tuve ganas de que sea m�a, pero al ser su
t�o y mucho mayor que ella, sabia que eso era imposible. Ella nunca lo
consentir�a. As� que la �nica manera de poseerla era a la fuerza.

Unas vacaciones en que estuvimos de visita en su quinta por
Navidad y A�o Nuevo se me present� la ocasi�n perfecta. Como todo adolescente
ella se llevaba muy mal con su familia. Una noche se peleo con su madre y se
escap� para llorar a alg�n lado donde nadie pudiera encontrarla, pero yo la
segui.

Me sente con ella y trate de consolarla, abranzandola fuerte.
Nunca perd�a oportunidad para tocarla, as� que en eso momento tampoco. Verla ah�
tan fr�gil, tan a mi disposici�n y al alcance de mi mano hac�a que me excitara
de sobremanera. Pase mis manos por su culo, por su espalda, por su pelo, por sus
piernas. Ella trataba de evitarlo, pero estaba muy confundida por la situaci�n y
trat� de no darle tiempo a que reaccionara. Entonces no aguante mas, tom� su
cara entre mis manos y trat� de darle un beso en la boca, pero ella se quedo
inm�vil, agachando la cabeza para que no lo hiciera. Despues de intentarlo un
par de veces desist�, igualmente no me faltar�a oportunidad para hacerlo.

Decid� dejarla y volver a la casa.

Cuando todo termin� y estaban todos durmiendo, yo me levante
y fui hasta su cuarto. Como era verano y hac�a muchisimo calor, dorm�a nada m�s
que con una remera y la parte de debajo de la bikini.

Me acoste desnudo en su cama tratando de no despertarla, pero
cuando pegu� mi cuerpo al de ella se despert� y se sobresalt�. Yo enseguida me
puse encima de ella y le tap� la boca para que no gritara. Entonces comenc� a
besarla en el cuello y m�s abajo tambi�n.

Ella empez� a llorar. Le dije que si no se quedaba quieta y
hac�a ruido iba a ser peor para ella, que si colaboraba conmigo todo iba a
terminar m�s r�pido y le iba a doler menos.

El saber que pod�a hacer con ella lo que yo quisiese me
calentaba como nunca antes. En lo �nico en que pensaba era en estar adentro de
ella, hasta que no aguante m�s y le arranqu� la ropa.

Ah� estaba ella, totalmente desnuda a mi entera disposici�n.
Tom� mi pija que estaba totalmente dura y se la introduje. Cost� al principio,
pero una vez que le tom� el ritmo sent�a que iba acabar en cualquier momento.
Estuve metiendo, sacando y volviendo a meter todo mi pene hasta el fondo un rato
largo que fue el mejor en todos mis a�os de vida sexual. Lo que m�s me excitaba
era saber que ella no quer�a que eso ocurriera pero que no pod�a hacer nada para
evitarlo. La estaba lastimando y se quejaba en sollozos, pero eso no hac�a m�s
que aumentar mi placer.

Entonces aument� la velocidad de mis estocadas, hasta que
acabe adentro de ella de una manera descomunal. Me qued� agitado dentro de ella
un rato hasta que por fin saque mi pene de su concha y le dije que no dijera de
una palabra de esto a nadie. Volv� a mi cama y dorm� so�ando que se la met�a por
atr�s.

Al otro d�a decid� que mi sue�o deb�a hacerse realidad. A la
hora del almuerzo me mandaron a hacer unas compras y le dije a ella que me
acompa�ara, Obviamente se neg�, pero sab�a que yo la iba a obligar de alguna
forma as� que se subi� conmigo al auto y partimos.

En el mercado compr� lo que me hab�an pedido y adem�s una
crema para el cuerpo que sab�a que me iba a resultar �til.

Una vez que estuvimos de vuelta en la ruta conduje un rato
largo hasta que encontre un lugar apartado lejos de toda construcci�n por donde
parec�a que no pasaba ni un alma.

En el auto llevaba siempre una navaja profesional en caso de
alguna emergencia. La saqu� y le dije que si hac�a todo lo que yo le ped�a no
iba a salir lastimada. Ella estaba muy asustada y no sab�a que hacer, pero esta
vez no llor�. Me pidi� que no le hiciera nada, pero yo le dije que yo no iba a
hacer nada, que la que ten�a que hacer lago era ella. A todo esto se iba notando
como crec�a el bulto entre mis pantalones.

Le dije que me la chupara hasta que acabara en su boca (iba a
conformarme con eso, aunque solo por ahora).

La hice desabrocharme el pantal�n y sacar mis erecto pene que
estaba tan duro como una piedra y ten�a un tama�o que iba a hacer que se
atragantara.

La agarr� del pelo y agach� su cabeza hasta que qued� su cara
frente a mi entrepierna. Entonces introduje todo mi pene en su boca. Desde la
punta hasta la base, se lo trag� todo. Se le hac�a casi imposible respirar y
unas l�grimas empezaron a caer de sus ojos. Yo no hac�a mas que deleitarme ante
esta imagen. Entonces empec� a meterlo y sacarlo de su boca. A veces hac�a que
se ahogara, pero no me importaba, estaba a punto de acabar. Cuando no daba m�s
le dije que se lo tragara todo, y mi leche sali� disparada dentro de su boca.
Fue lo m�s placentero que haya hecho. Me mareaba del placer que sent�a al
acabarle en la boca. Cuando levant� la cabeza todav�a le chorreaba un poco de mi
semen por la comisura de sus labios.

Una vez satisfecho volvimos a su casa para que no sopecharan
nada porque hab�amos tardado bastante.

Pero todav�a me quedaba algo por hacer: sodomizarla.

Esa noche promet� hacerle otra visita. Cuando llegu� a su
cuarto estaba sentada en su cama con la espalda contra la pared. Me caus� mucha
gracia, parec�a que se esperaba lo que estaba por venir.

No fue necesario que le diga mucho. Apenas quise subirme a su
cama se alej�. No me quedaba otra que emplear la fuerza. La tom� del cuello y la
forz� a arrodillarse y reposar la parte de arriba de su cuerpo sobre la cama. Le
saqu� la remera y con eso le ate las manos por atr�s de su espalda.

Viendola as� desde atr�s con su culito mirandome hac�a que mi
verga se pusiera a mil. Le arranqu� la bombachita y us� la crema que hab�a
comprado en el mercado.

Le unt� todo el culito con eso y tambi�n me puse un poco en
la pija. Ya hab�a hecho esto antes y sab�a que siendo ella una virgen anal iba a
necesitar lubricaci�n.

La tom� por la cintura y compenc� a introducirme en su culo.
Se sent�a apretadisimo, hasta dol�a. Le dije que se relajara aunque sab�a que
eso era imposible por como se quejaba del dolor. Sus gemidos hac�an que quisiera
metersela con fuerza, as� que empec� a sacar y meter mi pene en su culo. Cada
vez que entraba en ese culo virgen ella largaba un gemido de dolor que hac�a que
quisiera meterselo todav�a con m�s fuerza.

El placer fue en aumento hasta que despu�s de muchas metidas
y sacadas y los gritos ahogados de ella, saqu� mi pija de adentro de ella y
termin� el trabajo a mano para que ver como mi leche ca�a sobre su culo y su
espalda. Cuando acab� esparc� todo el semen por su culo, tocandolo y
recodiendolo hasta llegar a su conchita. Le dije que seguro que eso le gustaba,
pero solo contesto con un quejido.

Entonces me levant� y fui a lavarme. Cuando volv� ella estaba
acostada boca abajo sobre la cama. Se asust� al verme volver, pero todav�a
estaba dolorida y no se movi�.

Me acerqu� y le dije al oido que nos veriamos el proximo
verano...