Relato: Las jovencitas



Relato: Las jovencitas

Mi nombre es Berta, tengo veinte a�os y lo que os voy a
contar me sucedi� hace tan s�lo unos d�as. Soy una chica de pelo casta�o, en una
melena ondulada que me


cubre los hombros, y ojos marrones. Soy bastante delgada,
pero con un cuerpo del


que me siento muy orgullosa. La verdad es que tengo muchos
fans entre mis compa�eros de estudios. Mis caderas son bastante anchas y tengo
un culito muy redondito. Mis pechos no son muy grandes. Se parecen al de las
modelos de la tele, as� de redonditos.



Lo que voy a contarles me sucedi�, como digo hace unos d�as.
Tengo una hermana de diecisiete a�os. Es rubia y de ojos azules. Es como una
cabeza y media m�s baja que yo. Delgada y con un cuerpo femenino, pero todav�a
poco desarrollado.



Yo, hasta ahora, la hab�a podido llevar muy bien. La verdad
es que como soy la hermana mayor, siempre la he visto como mucho m�s peque�a que
yo, por eso, me llama m�s la atenci�n lo que les voy a contar.



Est�bamos en la playa. Yo no me lo paso bien en la playa,
porque me cuesta hacer amigos. En eso me saca ventaja mi hermana Julia, que
r�pidamente hace amigas. Esta situaci�n me obliga a ir con mis papis casi
continuamente. Julia, en cambio, se iba con unas chicas que ya conoc�a de otros
a�os. Sus amigas Fina y Nadia, tambi�n de diecisiete a�os, me han parecido
siempre unas chicas normales.



Este a�o, sin duda por la edad, sin embargo, parec�an ambas,
en especial Fina, que es un poco mayor que ellas, parec�an un poco
extravagantes. Mi hermana no tiene mucha personalidad, as� que pronto se le
contagi� la forma de hablar y todo eso.



Como quiera que yo estaba un poco colgada, comenc� a salir
con ellas, lo que no se me hubiera ocurrido hacer nunca en Valladolid. �Yo? �Con
esas peque�ajas? Me llam� mucho la atenci�n la forma en que mi hermana hablaba
de los t�os con sus amigas. Lo cachas que estaba aquel, el pito tan largo que
deb�a tener el otro...



Me parec�a incre�ble que hablaran as�. Un d�a est�bamos las
cuatro en la playa y comenzaron a hablar de aquella manera y les llam� la
atenci�n. Mi hermana se enfrent� a m� y me llam� estrecha. Discutimos las dos, y
yo, para demostrar que no era una estrecha, me quit� la parte de arriba del
bikini. Mis pechos quedaron al aire, entre las chicas, a la vista de los chicos
que de vez en cuando paseaban por la orilla.



Me hac�a la liberal, pero me estaba dando verg�enza. Mir� a
mi alrededor a ver si alguien me ve�a. No hab�a nadie, por que era ya tarde,
pero me llam� la atenci�n la mirada penetrante de las amigas de mi hermana,
sobre todo de Fina, y de mi propia hermana. Pens� que hab�a dejado claro que no
era una estrecha, y hab�a demostrado, como correspond�a a mi mayor edad, que
sab�a m�s que ellas.



Fina llam� por el m�vil a mi hermana aquella tarde. La
escuch� hablar. Me doli� que s�lo quisieran hablar con ella. Quedaron durante la
siesta, no s�lo sin invitarme, sino d�ndome a entender, taxativamente que no
pod�a ir con ella aquella tarde, pues ten�an cosas privadas de las que hablar.
Yo no sab�a de que hablar�an. Se lo pregunt�, y mi hermana Julia me respondi�
que quer�an organizar el cumplea�os de Fina. Me intrig� saber si me invitar�an o
no, y se lo pregunt� a Julia, que me contest� diciendo que yo formar�a parte
importante de la fiesta, seguramente.



No comprend� en ese momento lo que me dec�a. Desde esa
reuni�n, durante todo el resto del d�a not� a mi hermana como distante conmigo.
Cuando salimos otra vez las cuatro, las not� distantes a las tres, como si me
ocultaran alg�n secreto.



En Levante es normal que se produzcan tormentas en verano.
Esa noche, los truenos sonaban aqu� y all�. Me despert� sintiendo que Julia se
met�a en mi cama. -�Qu� haces aqu�? - Es que tengo miedo, est�n sonando muy
fuerte - Me contest�.



-Pero si ya tienes dicecisiete a�os, C�mo vas a tener
miedo?-�Pues s� lo tengo �- En verano solemos dormir las dos s�lo con las
braguitas puestas. Mi hermana se me meti� as� en la cama. Me di la vuelta y le
di la espalda. No le di gran importancia sentir su mano en mis nalgas. Pero me
empez� a mosquear cuando su mano se deslizaba bajo mis nalgas hacia el toto.



- �Julia! �Qu� est�s haciendo? - �Ay! �Hija! �Nada!.- Quit�
su mano un momento, pero comenz� de nuevo, a la vez que me besaba el cuello y la
espalda. No me pod�a creer que mi hermana fuera de la otra acera. �Tan joven!.
Me fui de la cama de un salto y me met� en su cama, esperando librarme de ella.



Me qued� dormida. Me volv� a despertar al sentir sus labios
mojados sobre mi pecho. Se hab�a vuelto a meter en la cama conmigo, solo que
esta vez estabamos en su cama. -C�llate o me chivo. �C�mo le vas a explicar a
pap� lo que hac�as en mi cama? - Me replic�.- Le dir� que eras t� la que me
follaba.-



Lo hab�a pensado muy bien. Se hab�a quitado las bragas por si
gritaba. No podr�a explicar que mi hermana estuviera con las bragas quitadas.
Sin duda, parecer�a yo la agresora, adem�s, por ser de m�s edad que ella.



Julia estuvo durante un largo tiempo lami�ndome las tetas. Me
las besaba y las lam�a. Se entreten�a especialmente en mis pezones. Le deb�a
llamar la atenci�n la manera en que se endurec�an. Me puso la mano sobre el
sexo, que me empe�aba en no mojar, a pesar de que la realidad era que por m�s
que negara que aquello me produc�a placer, me lo estaba produciendo. Me tocaba
el toto como si fuera una breva. Evidentemente no ten�a experiencia. Yo creo que
era la primera vez que lo hac�a.



No consigui� que me corriera. La verdad es que ten�a remilgos
a que me masturbara mi hermana menor, a pesar de la excitaci�n que me produc�a.
Pero cuando volvi� a la cama y me qued� sola, me met� los dedos como nunca lo
hab�a hecho. Cuando termin� de hacerlo, la mir�, y una sonrisa p�cara aparec�a
dibujada en su cara. Seguro que la hab�a despertado y me hab�a estado espiando.



Julia sal�a a solas con sus amigas. Yo no pod�a quedar con
ella. Me daba verg�enza. Adem�s, intu�a que Fina hab�a tenido mucho que ver en
la extra�a transformaci�n de mi hermana. En el piso, cuando no estaban nuestros
padres, Julia me acosaba como si fuera un muchacho. Aprovechaba para tocarme el
culo, se restregaba continuamente contra m� e intentaba arrancarme un beso de
novios. Tuve que empezar a cambiarme y ducharme con la puerta cerrada por
dentro. Y en la playa, me ten�a que poner a metro y medio cuando nos ba��bamos.



Un d�a, paseaba sola cuando vi que estaban las tres sentadas
en un apartado del parque. Cuando me vieron se pusieron muy nerviosas. En
especial Nadia, una chica muy morena y gordita, m�s desarrollada que las otras
dos, que estaba sentada en medio. Toda su obsesi�n era ponerse bien la falda. No
sab�a qu� hacer �Deb�a chivarme a mi papi? �O a mi mami?



Pero el peligro me ven�a de noche, Lo intent� esquivar como
pod�a, pero una noche, estaba muy cansada. Me acost� de cara a la almohada. Mi
culo deb�a de ofrecer un aspecto muy apetitoso, por que me despert� sintiendo el
fr�o de la noche en todo el cuerpo. Julia me hab�a quitado la s�bana. Su boca me
besuqueaba las nalgas, que sal�an extraordinariamente por el borde de mis
bragas. Su boca ten�a especial inter�s en las partes bajas de las nalgas. Yo me
estaba excitando


de verdad.



-�Julia! �Vale ya! - No me hac�a caso. -�Se lo voy a decir a
pap�! - Me contest� con cierto cinismo - �Seguro que te van a hacer caso! - No
me pod�an hacer caso, ya que se o�a el ruido r�tmico del balanceo de la cama en
la habitaci�n continua. Estaban haciendo el amor. �Dale que te pego!. La dej�
por segunda vez que me tomara.



Hab�a mejorado mi hermanita la t�cnica. Se ve que hab�a
practicado mucho con Nadia. Despu�s de calentarme con los besitos en las nalgas,
hundi� la cara entre ellas, y me meti� la lengua, lami�ndome la parte trasera de
mi almeja. Con las manos me apartaba las bragas y me separaba las nalgas, para
poder lamerme mejor.



No le daba asco ni mis jugos, ni mis pelos ni nada. Me agarr�
con las manos al cabecero de la cama cuando sent� pasar sus dedos por mi sexo,
para rozar mi cl�toris ya excitado. Julia no ten�a un gran repertorio de
caricias, pero lo que hac�a, lo hac�a muy bien. El tacto de las s�banas contra
mis pechos me electrizaba. Tuve que hundir mi cara contra la almohada para
evitar que un gemido de placer rompiera el silencio de la noche, mientras me
corr�a.



Julia me bes� en la cara. Parec�a orgullosa de m� y de ella.
Al d�a siguiente me coment� que si quer�a ir a la fiesta de cumplea�os de Fina.
Estaba muy indecisa. No quer�a participar en las amistades de Julia, pero era mi
oportunidad de rega�arlas a las tres. Hab�an quedado para planificar los �ltimos
pormenores de la fiesta y me invitaban a ir despu�s de unas semanas sin contar
conmigo.



Ese d�a Julia me pidi� insistentemente varias veces que le
entregara mi boca. Me negu� en rotundo al principio, pero despu�s de que me
cogiera el culo un par de veces, me entr� tal calentura que dej� que me besara
por primera vez. Sus labios tiernos se clavaron en los m�os. Un escalofr�o
caliente me recorri� toda la espina dorsal y unas cosquillitas me recorr�an el
vientre. Empec� a sentir la excitaci�n en mi sexo. Reaccion� interrumpiendo el
beso.- �D�jame ya!- Y me apart�.



Pero Julia me persegu�a y volvi� a conseguir, unos minutos
despu�s lo que hab�a interrumpido yo. Esta vez el beso fue largo y apasionado.
Me negaba, por un lado a aceptar lo que hac�a, pero por otro tengo que reconocer
que me gustaba un mont�n.



Est�bamos las cuatro solas, en casa de Nadia. Hablamos de
tonter�as y beb�amos demasiados cubatas mientras las tres jovencitas se miraban
y me miraban sin atreverse a dar el primer paso. De repente, mir� a Nadia y la
encontr� d�ndole un beso en la boca a Fina. No sab�a que hacer, ped� que me
tragara la tierra. Mi hermana me miraba orgullosa. Creo que sin duda, el alcohol
nos estaba haciendo efecto. Mi hermana quiso besarme y la rechac�.



Pero a la segunda vez, y al ver lo entregadas que estaban las
otras dos chicas, no s�, me dej� besar en la boca pero en seguida la apart�.
Luego todo vino de corrida. Me meti� la mano bajo la camiseta para tocar mi
pecho y me fue calentando. Beb�a constantemente, pues mi baso siempre estaba
lleno. Poco a poco me fue importando menos que me vieran hasta que me entregu�
totalmente a la boca de mi hermana y permit� que Julia me acariciara los muslos
con sus manos suaves.



La bebida comenz� a hacerme un efecto fulminante y ya no puse
oposici�n a que Julia metiera sus manos bajo mi camiseta, buscando el calor de
mis senos. Puse t�midamente mis manos en su cintura pero no me atrev�a a tocarla
mucho, por mi propios tab�es, y lo m�s que hice es dejarla descansar sobre sus
caderas.



Ya me dejaba llevar por lo que decid�an entre las tres, pero
principalmente, mi hermana y Fina, que al ausentarse un momento, dej� que mi
hermana probara la dulzuras de los senos de Nadia. Me vi, sin darme cuenta ni
pensarlo, convertida en una espectadora de la propia Julia. Sus manos
acariciaban ahora a Nadia que no opon�a resistencia ninguna, y s�lo a la ma�ana
siguiente, cuando aparec� en la cama sin bragas y comenc� a recordar lo
sucedido, me d� cuenta de mi desnudez y del espect�culo incre�ble de mi hermana,
cosas ambas que s�lo pude aceptar bajo los efectos del alcohol.



Fue entonces, a la ma�ana siguiente cuando me acord� que tras
aquellos besuqueos, quedamos las cuatro desnudas de cintura para arriba y
comenzamos a tocarnos los senos, aunque eran mi hermana y Fina las principales
beneficiarias de aquello y tras aquellas caricias vinieron sus besos sobre
nuestros pechos y nuestros pezones.



No me acuerdo como ni cuando me desnud�, pero s� que lo hice
delante de ellas y animada por la visi�n de mi propia hermana y Nadia Me
recreaba viendo a mi hermana comi�ndole las tetas a Nadia. Mi verg�enza se hab�a
transformado poco a poco en atracci�n y tras volver Fina, y regresar mi hermana
a m� y sentir sus labios sobre mis pezones me excitaba enormemente.



Tambi�n recordaba que tras aquello, mi hermana decidi� que
era el momento de regresar a casa y Nadia se qued� con Fina. No comprend�a como
Julia interrump�a la fiesta en lo mejor. Mi resaca no me permit�a imaginar hasta
donde llegar�an esa noche las amigas de mi hermana, pero en cambio recordaba que
al llegar a casa, mi hermana me orden� que me acostara, pues realmente estaba en
un estado lamentable. Mis padres no llegar�an hasta tarde, as� que si me
pillaban durmiendo, podr�a pasar inadvertida mi borrachera.



Pero antes de dormirme, mi hermana estaba entre mis piernas,
subi�ndome el camis�n y estirando de mis bragas hasta el suelo, sent� su mano en
mi conejo, y su boca sobre mi raja, lamiendo el cl�toris excitado y excit�ndome
todo el cuerpo mientras met�a la mano debajo de mi camis�n hasta recorrer todo
mi vientre y pellizcarme los pezones.



Julia estuvo comi�ndome el co�o hasta que consigui�
arrancarme un orgasmo que me tard� en llegar por los efectos del alcohol.
Recordaba aquello contradici�ndome, pues no sab�a si sent�a cierto rechazo por
la resaca que sent�a o por mis propios prejuicios, pero a la vez deseaba volver
a sentir aquella lengua rozar r�tmica pero met�dicamente los bordes de mi sexo y
mi cl�toris.



Ahora recordaba c�mo deseaba que su lengua se estrellara
contra el centro de mi raja y me penetrara con ella o con sus dedos o con lo que
fuera y c�mo escuch� mis propios gemidos de placer mientras acariciaba el pelo
de Julia y abr�a mis piernas cuanto pod�a, Y sin embargo, al levantarme y ver a
Julia ya en ba�ador, mirarme p�caramente y saludarme con un "buenos d�as,
chochito" me dio tanta verg�enza...



Despu�s de lo sucedido en la velada anterior pens� que lo
mejor era no subestimar el poder de seducci�n de Fina y de Julia y estar un poco
precavida. Por un momento decid� no ir a la fiesta, pero mi hermana no dejaba de
ped�rmelo y al final, decid� ir a la fiesta que se celebrar�a aquella tarde en
casa de Fina, proponi�ndome que nada de lo sucedido la noche anterior ocurrir�a
durante la fiesta. Los padres de Fina pasar�an toda la tarde fuera, y ya hab�an
avisado que volver�an tarde. A Fina, me dec�a Julia, le hab�a costado
convencerles un mont�n.



Le dije a Julia que hab�a que comprar algo de regalo -�No te
preocupes por eso! �Ya hemos pensado en todo! - Me dec�a mientras yo me divert�a
viendo su pecosa nariz enrojecida por el sol.



Fina era una chica casta�a clara. Ten�a el pelo corto y era
la m�s alta de las tres, aunque era muy delgada. Era de tez blanca, que el sol
apenas enrojec�a. Sus ojos negros se me clavaron cuando me vio aparecer junto a
Julia. Fuimos con las manos vac�as. Estaba, como dec�a Julia, todo previsto. En
medio de la mesa del sal�n hab�a vasos altos , unas botellas de refrescos y una
de ginebra. En el centro, una tartita que parec�a muy rica, cubierta de nata. El
pelo se me eriz� al ver la botella de ginebra, recordando la noche anterior.



Fina nos recibi� en ba�ador. Un ba�ador de una pieza que era
muy elegante. Julia iba vestida con una camiseta que se le pegaba al cuerpo y
dejaba adivinar sus pechos pueriles, y unos pantaloncitos cortos vaqueros. Yo me
hab�a puesto una sandalias de tiras muy delgadas y una falda vaquera. Llevaba
una camiseta ajustada que me dejaba ver los hombros, y me hab�a dejado la parte
de arriba del bikini. Pronto apareci� Nadia con la boca y los ojos pintados, y
un trajecito de una pieza, que se abrochaba por delante con botones. Tra�a un
paquete que s�lo pod�a ser un regalo.



Nos tomamos un combinado. Ellas se lo pusieron muy flojo,
pero a m� me lo echaron bien cargado, por ser de mayor edad. Lugo tomamos otro.
Lleg� el momento de tomar la tarta. No ten�a velitas, as� que Fina cogi� una
vela de esas de cuando se corta la luz de noche. La encendimos y la sopl�
mientras la cant�bamos el cumplea�os feliz.



Volvimos a beber. Yo ya estaba mareada. No se me hab�a
quitado la resaca del d�a anterior y estas copas hac�an que lloviera sobre
mojado. Ellas se miraban con miradas c�mplices. En ese momento, Fina dijo de
bailar. Puso m�sica r�pida y luego rom�ntica. Comenzamos a formar parejas. Nadia
se puso con Fina. Yo bailaba con mi hermana.



Fina besaba a Nadia sin miramientos, en la boca y en el
cuello, cada vez m�s apretadas. Sus manos agarraban el trasero de Nadia con
fuerza. No importaba que yo las viera. A m� ya no me extra�aba aquello. Pronto
comenc� a sentir las manos


de mi hermana en mi trasero. No llegaba a darme besos en la
boca, as�, de pi�, pero al bajarme el tirante, me los daba en esa zona
indeterminada que ni es hombro, ni axila ni pecho. No pude oponerme. No quer�a
dejarla mal y adem�s, ya fuera por el alcohol o por lo que fuera, me gustaba.



Julia comenz� a desabrocharme la falda. Mir� asustada, pero
me conform� al ver a Fina, que se hab�a bajado la parte de arriba del ba�ador,
dejando sus pechos al descubierto. Nadia, bastante m�s baja, los besaba mientras
se desabrochaba el traje, que ca�a al suelo, dejando ver un cuerpo moren�simo en
el que destacaban las bragas blanqu�simas y unas tetas gorditas, blancas y un
pez�n oscuro en medio, que Fina ara�aba con suavidad.



Mi hermana se hab�a deshecho de su camiseta, dejando ver sus
pechos desnudos, pueriles, y se hab�a bajado los pantaloncitos, debajo de los
que no llevaba nada. Nadia y Fina rieron al verla desnuda y ver su toto con un
vello rub�simo apenas perceptible.



Yo era la �nica m�s vestida, pues llevaba las bragas y la
camiseta, que Julia se empe�� en quitarme. Apareci� entonces la parte de arriba
del bikini, que Julia desabroch� y me quit�.



Volvimos a bailar. Sus manos se hincaban en mis nalgas, y mis
pechos se sosten�an sobre sls hombros. Fina hab�a desaparecido. Volvi� al cabo
de un rato con el ba�ador puesto de nuevo, y con Nadia cogida de la mano. -Esas
dos ya se han aviado-. Dijo julia. Entonces propuso que cambi�ramos de pareja.
Era s�lo una excusa para que mi hermana y Fina me vieran bailar con Nadia.



Nadia no se anduvo por las ramas y se agarr� a mi pez�n como
si fuera un beb�. Aquella chica era muy sensual, y me agradaba su carita redonda
y sus labios gorditos puestos sobre mis senos Me puso la mano en el toto, por
encima de las bragas, entonces intervino Julia -�Eso no! Est� reservado esta
noche!-



Mir� a Julia, que no estaba sino sentada junto a Fina,
acarici�ndose la almeja. Fina me miraba fijamente. Confieso que me ruboriz�.
Luego, mi hermana y Fina comenzaron a besarse. Mi hermana me pareci�
hermos�sima, y confieso que tuve unos pocos celos al verlas. Mientras, Nadia me
lam�a como un cachorrillo mamando.



Julia me sorprendi� diciendo que era la hora de los regalos.
�Pero si me hab�a dicho que no me ocupara de los regalos. Nadia le entreg� unas
bragas mon�simas. Las festejamos mucho. Fina mir� a Julia p�caramente:



(Fina a Julia) - �Y tu que me has tra�do de regalo?- Julia de
responde- �Pues lo


que tu me hab�as pedido!-



-�Ya veo! �Ya!- Replica Fina mir�ndome a m�, mientras Nadia
se r�e nerviosamente. Julia me cogi� del brazo y me dio a Fina, que me miraba
riendo picaronamente.



Julia me orden� - Ponte las bragas que ha tra�do Nadia -. Me
daba verg�enza, pero Julia comenz� a bajarme las que llevaba. Nadia se re�a y
dec�a -�Va a ser una fiesta de verdad!-



Me tuve que cambiar, y terminar de quitarme mis bragas para
ponerme aquellos que apenas me cubr�an los pelos del monte de venus. Por detr�s,
los cachetes del culo me quedaban fuera. Las bragas me apretaban. -Ahora vas a
bailar conmigo- Me dijo Fina, agarr�ndome.



Fina me agarraba con fuerza y me besaba con mucha pasi�n. Sus
labios me mord�an, y sus manos me cog�an los cachetes del culo, mientras su
pierna, delgada y suave se met�a entre las m�as. Miraba hacia Julia. Ella se
hab�a ido a un sof� con Nadia. Me observaba sentada con las piernas abiertas,
mientras Nadia estaba de rodillas frente a su sexo, saboreando lo que deb�a
parecer cabello de �ngel.



-Te amo - Me dijo Fina .-Hoy vas a ser m�a- Y comenz� a
acariciar mi sexo. No quise hacerlo, pero comenc� a besar tiernamente las sienes
de Fina, y a besarle en la oreja. No s� por qu� lo hice, sabiendo lo cachonda
que yo me pongo cuando me lo hacen. Su mano se clav� en mi sexo. Sus pechos, por
debajo de los m�os.



Mir� a Julia. Estaba disfrutando mucho corri�ndose en la boca
de Nadia. Fina, al darse cuenta que las observaba me dijo - T� tienes que
aprender de las dos; a tu hermana le encanta ser masturbada, y a Nadia, que la
utilicen sexualmente-



Seguimos bailando. Fina me coloc� de espaldas a mi hermana.
Al poco sent� una boca lamerme las nalgas y por detr�s, mientras Fina me
separaba las nalgas. Era una boca golosa, m�s sensual que la de Julia, as� que
era Nadia, que me agarraba de la cintura para tenerme con m�s seguridad. Me dej�
caer sobre la pierna que Fina manten�a entre las m�as, entrando mi raja en
contacto pleno con su muslo.



La boca de Nadia me hac�a desfallecer de placer. Sent�
entonces el aliento de Julia a mi espalda, que se acercaba por detr�s para
sostenerme, agarr�ndome de los senos. Fina se baj� de nuevo el ba�ador, y
restregaba sus tetas contra las m�as.



Decidieron llevarme hasta un sof� en que me tendieron,
desembaraz�ndome definitivamente de las bragas, lo que fue para m� una
liberaci�n, pues la tela, tan ajustada, se me clavaba en el sexo.



- Mira que puta- Re�a Julia - Si est� chorreando-. Y se puso
detr�s m�a, sosteni�ndome las dos manos, mientras Fina se echaba a mi lado,
comi�ndome las tetas y abri�ndome los labios del toto con los dedos. Nadia no
renunciaba a participar, y meti� la cabeza entre mis piernas y se puso a lamer
la h�meda rajita.



Me sent�a a punto de estallar, as� que le ped� a Fina
-�M�teme el dedo de una Vez! -Julia se re�a y le dec�a a Fina -�Te gusta tu
regalo de cumplea�os? �Pero s�lo te la dejo esta noche! - Fina no dejaba de
mamar de mi pecho y comenz� a meter el dedo �ndice, al principio c�modamente,
luego, sin contemplaciones, cada vez m�s r�pido. Julia le dijo a Nadia con tono
nervioso -�Deja eso para Fina y t� l�mele el bot�n! - A lo que Nadia obedeci� y
empec� a sentir su lengua raspando mi cl�toris.



Me corr�a como corre un caballo por el campo, desbocadamente
y sin importarme ya nada ni que pudiera pensar nadie. Las muy cabronas no ten�an
piedad, y no dejaron de prodigarme en caricias hasta que el orgasmo no pod�a dar
m�s de s�.



Me qued� descansando, as� desnuda, sobre el sof�. Mientras,
observ� que Julia cuchicheaba con Fina. Despu�s de eso, Julia se acerc� a mi
o�do y me dijo -Espero que no seas virgen, hermanita - No lo era en efecto, pero
aquello me llen� de excitaci�n.



Vi que Julia cog�a la vela con la que hab�amos celebrado el
cumplea�os. Se re�a de nuevo y fue con ella al interior de la casa. La trajo
embadurnada en una crema que dijo que era vaselina. Julia volvi� a sostenerme de
los hombros y sent� como aquello comenzaba a introducirse con m�s suavidad de lo
esperado dentro de m� empujada por los h�biles dedos de Fina, mientras Nadia
separaba mis labios vaginales y besaba mis pezones. Julia comenz� a besarme la
boca con una pasi�n asfixiante. Me sent�a sin poderme mover, mientras el placer
se manifestaba en todo mi cuerpo.



Para colmo, Fina comenz� a lamerme el otro seno, y a
acariciarme con las u�as de los dedos entre las nalgas. Fina me dec�a -�As� que
no eres virgen? �Eh?,- Y luego me dec�a- �Y del culito? �Eres virgen? -



Me meti� la vela como siete dedos en el toto, y de paso,
junto a la vela, alg�n dedo m�s, de afuera adentro, de afuera adentro. Ni que
decir tiene que me corr� como una loca, dando chillidos que mi hermana ahogaba
dentro de su boca, hasta que qued� extenuada.



O� entonces dirigirse Fina a Nadia -�Y t�? �Eres virgen? -
Fina se llev� a Nadia hacia el interior de la casa. Era gracioso verlas a una
tan delgada y blanca y la otra tan morena y bien formada. Desde el sal�n
escuch�bamos a Fina convencer a Nadia, que cedi� al final. Luego o�mos unos
gemidos contenidos y no volvieron a aparecer hasta pasadas unas horas. Por su
parte, Julia se coloc� sentada en el sof�, poniendo mi cabeza sobre sus piernas
y acarici�ndome el pelo y jur�ndome que nunca m�s me compartir�a con nadie.



Ya hemos vuelto de las vacaciones. Hoy he hecho la cama de mi
hermana. Al levantar el colch�n he descubierto una vela como la que utilizamos
en el cumplea�os de Fina. Creo que est� deseando hac�rmelo desde entonces. Creo
que le voy a dar una sorpresa y esta noche no me voy a poner el camis�n.




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Relato: Las jovencitas
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